Descargo de responsabilidad: Fate y sus derivados, no me pertenece, toda su historia y personajes pertenecen a Type moon y Honaki impact pertenece a Mihoyo.
Buscando Trabajo
Hakuno
«¿Qué?». Miré hacia abajo y, además de la cabeza de Shirou, observé mis pechos, los cuales, tal y como había dicho Kiana, habían crecido considerablemente. «¿En qué momento pasó esto?». Me pregunté.
Estaba segura que, antes de entrar a bañarme, mi figura era la misma de siempre, así que, ¿cómo es que habían crecido de un momento para otro? Además, ¿no debería de sentir algún cambio? Era cierto que, actualmente, mis estadísticas físicas eran las de una sirvienta, así que, tal vez por eso, no sentí el aumento de peso que significaba el crecimiento de mi busto.
—Hey… Hakuno… —Alcé mi mirada y vi a Tachie y a Kiana mirándome de una forma que me hizo querer retroceder un par de pasos. Y fue la primera la quien me había llamado la atención—. ¿Durante cuánto tiempo piensas seguir abrazando a bakaShirou entre tus pechos?
—¡Ah! —exclamé. Tenía razón, aun lo mantenía abrazado.
Rápidamente, solté a mi compañero, quien se alejó al ver el claro disgusto en el rostro de Tachie, y el ceño ligeramente fruncido en el rostro de Kiana. Esta última, había pasado de mostrarse sorprendida y curiosa, a mostrar un ceño fruncido junto con sus brazos cruzados al escuchar la pregunta de Tachie.
Por otro lado, Mei-san también había tenido el ceño fruncido, pero luego de que Kiana y Tachie se acercaron, su ceño de… ¿molestia? ¿enojo? No lo sabía exactamente, pero, fuese la emoción que fuese, cambió a curiosidad al escuchar el grito de Kiana y acercarse para ver lo sucedido. Finalmente, observé momentáneamente a mi compañero, quien desvió su mirada, tanto de la mía, como de la de las otras chicas, pero… había visto, ¿un sonrojo? No sabía porque, pero eso me hacía sentir una sensación cálida en el pecho, ¿orgullo? No lo sabía, pero no se sentía mal.
—¿Por qué estás sonriendo? —me preguntó Tachie.
Y en ese momento, me di cuenta de que, efectivamente, estaba sonriendo.
En ese momento, mil y una excusas pasaron volando por mi mente; no obstante, tuve suerte, pues Kiana respondió por mí.
—Bueno, yo también estaría sonriendo sí, de repente, me creciesen los pechos —expresó Kiana—. Creo que ninguna mujer estaría triste por eso.
—Kiana —expresó Mei avergonzada—. No lo digas así, ten un poco más de… recato.
Kiana sonrió un poco avergonzada—. Perdón, Mei-senpai.
—No creo que todas estuviesen felices —le contestó Tachie—. Muy grandes también pueden ser problemáticos, ¿no es así, Mei-san?
Mei-san se avergonzó un poco, pues, de todas, ella tenía el busto más grande de las tres, con 87 CM, y tal vez podría podrían crecer un poco más, pues ella estaba a punto de cumplir los diecisiete años. Kiana había cumplido los dieciséis hacía un par de meses, y tenía un busto de 84 cm, y seguramente crecería un poco más. Tachie era una especie de extraña anormalidad para una japonesa, todavía tenía quince, y le faltaban unos meses para cumplir los dieciséis, pero, aun así, ya tenía un busto de 85 cm, razón por la que, Kiana, al parecer, había intentado manosearla en el pasado, diciendo que no se debía desperdiciar un busto como ese. Yo… bueno, desgraciadamente, no había sido una anormalidad; sin embargo, no significaba que no tuviese busto, solo que eran menos preponderantes, 79 cm no estaba mal, pensé, pero luego escuché a Kiana, y me sentí un poco desanimada, también tenía dieciséis, así que seguramente podía crecer un poco más, pero estaba segura que no sería capaz de competir con ninguna de estas tres.
—Bueno… puede ser un poco molesto, el dolor de espalda… aunque, desde que me convertí en una Demi, no lo he sentido tanto… —Empezó a divagar Mei, aunque era cierto que yo tampoco lo había sentido hasta ahora—. Aunque también puede ser molesto para blandir una espada, hay veces en que llegan a estorbar… —Bueno, no creo eso sea un problema para mí, es decir, casi siempre estaría en la retaguardia.
—Chicas… —habló Shirou en voz baja, hasta ahora se había mantenido callado, y considerando la reacción de esas dos, probablemente fue la mejor opción.
—¿Sí? —respondí rápidamente, pues Tachie puso mala cara con solo escuchar su voz, así que me imaginé lo que ella le respondería, y decidí ayudarlo a escapar, a fin de cuentas, también era mi culpa.
—Tus ojos… —expresó mi compañero.
—¿Mis ojos? —pregunté, ¿le pasaba algo a mis ojos?
Shirou asintió—. Tus… no fueron lo único que cambió.
—Ahora que lo dices… ¿no tienen una coloración más rojiza? —preguntó Mei.
—Sí —confirmó Tachie—. Antes eran de color ocre, ¿no es así?
—No te quedan mal… —dijo Kiana mientras me veía fijamente—. Pero vamos con lo más importante, ¿Cuánto has crecido?
Esto me hizo sudar, ¿eso era lo más importante? Y más importante aún, ¿de dónde sacó esa cinta de medir?
—Hmm… 82,5…—susurró Kiana, efectivamente, no pude resistirme, en el fondo, yo también quería saber—. Son casi 4 cm, no está mal Hakuno.
—¿Podríamos centrarnos en lo importante? —preguntó Shirou.
—¿Hmm? Pero ya la medí —respondió Kiana,
—Me refería a porque aparecieron estos cambios físicos en Hakuno de un momento a otro —aclaró Shirou, con el ceño fruncido.
—¿Tal vez fue Hechicería? —pregunté.
—Ah, es cierto, tú tienes circuitos mágicos, ¿no es así? —preguntó Shirou, a lo que yo asentí—. Entonces, ¿eres una magus, Hakuno?
Negué con mi cabeza—. Me enteré de que poseía circuitos mágicos cuando me convertí en una Demi sirvienta, así que no sé nada sobre la Hechicería, más allá de lo que nos han explicado hasta ahora.
—Hmm… —Shirou frunció el ceño—. ¿Y tus padres lo saben?
Ladeé mi cabeza—. Yo… no lo sé. Y ya… no puedo preguntarles.
Shirou bajó ligeramente su mirada—. Mis disculpas —Negué con mi cabeza, y le invité a continuar, siendo sincera, ni siquiera podía recordarlos—. Generalmente, los padres instruyen a sus hijos desde muy jóvenes, así que no sé me ocurre una razón por la que no te hayan instruido. A menos que… ni ellos mismos lo supiesen.
—¿Eso es posible?
—Bueno… no es imposible, aunque sí muy extraño, tal vez una familia decadente con mucha suerte o algo así… o tal vez seas un milagro genético —expresó mi compañero con dudas.
—Entonces, ¿es posible que sea Hechicería? —pregunté interesada.
Mi compañero ladeó con su cabeza—. Hmm… ¿podrías darme la mano un momento? —Estaba un poco insegura, pues no sabía que podría querer, pero mi curiosidad superó mi inseguridad, así que extendí mi mano—. Esto puede sentirse un poco extraño, pero no te resistas, solo… deja que fluya.
Iba a preguntar a qué se refería, pero la sensación que atravesó mi cuerpo poco después de que sus palabras saliesen de su boca me evitó hablar. Solo una palabra vino a mi boca, caliente, una energía desconocida comenzó a entrar en mi sistema, no era un aumento de temperatura muy elevado, pero se sentía muy… extraño. Era como si mi sangre comenzase a ser bombeada rápidamente, pero en un sentido opuesto al que debería recorrer.
—Shirou… —exclamé, un poco preocupada.
—Sé que no se siente bien, pero no hagas ningún movimiento raro, es algo muy delicado —me contestó. Shirou frunció el ceño y, finalmente, dejó de hacer lo que fuese que estuviese haciendo—. No, creo que es imposible que sea Hechicería.
—¿Lo averiguaste con eso? —le pregunté sin entender.
—Sí, es imposible que hayas utilizado hechicería sin tener un mínimo conocimiento de esta, a menos que poseas una Cresta Mágica, y lo que hice fue buscar el sí poseías una, lamentablemente, ese no fue el caso.
—Comprendo… —Bajé mi mirada—. Pero si no es Hechicería, entonces cómo…
«¿Podrías dejar de darte méritos que no tienes?».
«¿Me hablaste?», pregunté anonadada.
«¿Hmm? ¿Por qué suenas tan sorprendida? Recuerdo haberte hablado la primera vez que nos conocimos. No volviste a perder la memoria, ¿o sí?».
Fruncí el ceño, «Mi memoria está bien, gracias», contesté tajantemente.
«Entonces no te impresiones por cosas que ya has visto, no tiene sentido».
«Estaba impresionada por el hecho de que decidieses hablarme, no porque pudieses hablar». Me estaba molestando, ¿verdad? «Además, dijiste que no me otorgase méritos que no tengo, ¿quieres decir que fue obra tuya?».
«¿De quién más si no?», exclamó ella con molestia, «Bueno, técnicamente, fue culpa tuya, a fin de cuentas, en esta forma, soy incapaz de hacer algo así».
«¿Mía?»., pregunté extrañada, «Pero yo no hice nada…».
La escuché suspirar, «Bueno, ya que la lograste activar, creo que tienes los méritos suficiente como para que te diga que hace».
«¿Es una habilidad o algo así?» pregunté, pues, si la había activado, debería de ser una habilidad.
«Así es, es una habilidad que me permite cambiar mi apariencia».
«¿Entonces, puedo transformar mi apariencia en lo que yo quiera?».
«No, no te confundas, esto no es Cambio de Forma».
«¿Cambio de Forma?».
«Es la habilidad que te permite cambiar tu apariencia a cosas completamente diferentes a ti mismo; sin embargo, mi habilidad no es de esa naturaleza, porque nunca tuve tal habilidad en vida».
«¿Entonces cómo es que puedes cambiar tu apariencia?».
«Recuerdas la historia del honkai Parvati y como por su nombre obtuvo sus garras?», a lo cual, yo asentí, «Bueno, pues algo similar pasó conmigo. Mi imagen fue distorsionada por mis enemigos en vida, y esta habilidad es la manifestación de esa distorsión».
«Entonces… ¿tus enemigos te veían como una mujer de gran busto?», pregunté confundida.
«¿Quieres ser quemada viva, idiota?», me respondió notablemente enojada. «Y no, no es el caso… o al menos, no exactamente. Verás, si tu imagen es distorsionada en vida, distorsión que generalmente es hecha para difamarte, y dicha distorsión es lo suficientemente fuerte como para que afecte tu vida y sea recordada a través del tiempo, entonces obtienes una habilidad que representa tal distorsión, esta es llamada como Monstruo Inocente, y es una habilidad permanentemente activa».
«¿Y esa es la habilidad que posees?».
«No, porque yo no luché contra esas distorsiones, sino que, en cambio, acepté esa imagen distorsionada de mí misma, y la hice mía».
«¿Eso cambió algo?».
«¡Por supuesto!, gracias a eso soy capaz de recibir los beneficios de la distorsión sin los deméritos que conlleva, y puedo activarla o desactivarla de acuerdo a mí, o bueno, a tu, voluntad. Pero como dije, el cambio solo se limita a la distorsión de mi propia imagen, así que no me permite transformarme en algo completamente ajeno a mí misma. Además, no es solo un cambio de forma, pues también mis habilidades cambian junto con la distorsión».
«¿Mis habilidades cambiaron?».
«No, solo aplicaste un poco la distorsión, así que el cambio es solo superficial, pero una si la utilizas en toda su expresión, cambiarás radicalmente. Te lo pondré fácil, esta habilidad te permite transformarte en otra versión de ti, o de mí, misma, con todo lo que eso implica».
«Pero… ¿en qué momento la activé?».
Ella chasqueó su lengua, «¿Acaso no estabas deprimida por tener menos que esas vacas? ¿Y no estabas pensando tonterías en el baño de que te gustaría tener algún rasgo especial como mis ojos?».
«¿Fue, por eso…?», pregunté desanimada, pensar que esas lamentables ideas habían producido la activación de la habilidad era bastante… penoso.
«Veo que lo entiendes…».
«¿Hmm?».
«Obtuve esa habilidad al adueñarme de los ataques hacia mi persona y al sacar ventaja de estos. Dicho de otra forma, tomé las cosas detestables que pensaban sobre mí, la distorsión, y la convertí en una ventaja contra el resto del mundo. Tú, por otra parte, quisiste distorsionarte a ti misma para encajar con los demás, es justamente lo opuesto a lo que yo hice, y es lamentable».
«Lo sé…», bajé mi mirada, y me sentí algo culpable hacia mí misma.
«Entonces no lo vuelvas a hacer», me reclamó ella, «Te lo dejaré pasar por esta vez, porque fue tu primera vez y porque fue una tontería, pero si vuelves a distorsionarte a ti misma por esas mismas razones lamentables, te abandonaré, ¿entiendes?».
Asentí con mi cabeza, «No volverá a pasar».
«Más te vale».
«Y… ¿cómo la desactivo?».
Escuché su risa, era bastante molesta, «Averígualo por ti misma».
«¡P-Pero!». Nada, no me volvió a contestar.
—Hakuno…
—¿Kishinami-san?
—¿Estás bien?
—¿Hmm? —exclamé, volviendo a la realidad.
—Te quedaste como paralizada durante un rato, así que imaginamos que estabas hablado con el Espíritu que te posee —me explicó mi compañero.
—Ah, sí —confirmé—. Se comunicó conmigo para explicarme el porqué de mi cambio de apariencia.
—¿Entonces, fue el espíritu heroico el causante? —preguntó Mei.
A lo cual, asentí. Y posteriormente comencé a explicarles de qué se trataba esta habilidad, obviamente, excluí ciertas partes de nuestra conversación, como la razón por la que la habilidad se había activado.
—Yo… no entendí muy bien, pero, básicamente, porque a tu espíritu la llamaron mujer de grandes pechos en vida… ¿ahora puede transformarse en una? —preguntó Kiana.
«¿¡Qué tipo de espíritu heroico tendría una habilidad tan inútil!? ¡Explícaselo bien!».
Sudé frio, ninguna de mis suplicas podía hacerla hablar, pero al parecer, la inconciencia de Kiana si podía.
—No exactamente… siendo sincera, no sé cómo la llamaron en vida para que pudiese cambiar su apariencia y habilidades —Luego giré mi mirada hacia el chico—. ¿Alguna idea de quien podría llegar a ser?
El chico ladeó su cabeza, y Mei, por otro lado, se animó—. Creo que-
—Mei-san… —la interrumpió el chico—. No se lo digas. Tengas o no tengas razón, no se lo digas.
Ella se giró consternada hacia mi compañero, al igual que el resto de nosotras—. ¿Por qué? —preguntó Mei.
—¿Ella dijo que lo descubrieses por ti misma, no es así? —A lo que yo asentí—. Entonces creo que es mejor que sea así, al menos, si quieres ganarte su ayuda. Ya tienes todas las piezas para averiguar quién es, solo basta que investigues un poco.
—Ella habló de méritos… —susurré, tal vez él tenía razón, tal vez fuese mejor que yo la descubriese por mi cuenta—. Sí, tal vez sea lo mejor. Yo también creo saber quién es, pero investigaré un poco para estar segura.
—Bueno, ahora tienes que descubrir cómo usar esta nueva habilidad, ¿no es así? —preguntó Tachie.
A lo cual, yo asentí—. Por lo que veo, tal vez porque, en un origen, debía de ser una habilidad constantemente activa, o porque la estoy utilizando de un modo muy superficial, que no me está constando mucha energía mágica. Así que no corro el riesgo de agotarme, incluso si la mantengo activa por largos periodos de tiempo —expliqué—. Creo que es algo bueno, considerando que no sé cómo apagarla.
—Hmm… me preguntó si Charlie tendrá una habilidad como esa, sería increíble… —susurró Kiana.
—Lo dudo, pero… ¿por qué la necesitas? —preguntó Tachie, para luego burlarse—. ¿No estabas orgullosa de tu supuesto "super sexy" cuerpo?
—¡Por supuesto que lo estoy! —exclamó ella—. Pero un poco de ayuda extra no hace mal.
—¿Un poco o mucha? —se burló Tachie.
—Quien necesita ayuda para llamar la atención, es otra —le replicó Kiana.
—¿Podríamos ir a buscar trabajo? —pregunté, no quería saber cuánto tardarían si esta conversación iba por allí—. Se nos está haciendo tarde.
—Oh, tienes razón, ¡deja que terminemos de asearnos y saldremos de inmediato! —exclamó Kiana mientras se dirigía hacia el baño—. ¿Eh? —exclamó mi compañera al intentar abrir la puerta—. ¿Hakuno, la dejaste con seguro?
—¿Hmm? No —contesté.
—¿Y Shirou? —murmuró Tachie.
—De hecho, mientras empezaban a discutir, Shirou entró en el cuarto de baño —explicó Mei-san, un poco nerviosa.
Al escuchar esto, Tachie comenzó a reír, mientras que Kiana empezó a jalar la puerta.
—¡BakaShirou, abre, yo iba primero! —gritó la cenicienta—. ¿No has escuchado eso de, las damas primero?
Sin embargo, él no abrió, y el sonido del agua cayendo, empezó a resonar desde el baño.
—¡Hey, necesito más tiempo que tú!
—K-Kiana, no tires con tanta fuerza, eres una demi-sirviente, podrías romper- —Muy tarde, en el momento en el que Mei dijo esto, Kiana cayó sobre su trasero.
—¿Eh? ¿Qué pasó? —preguntó, y luego observó su mano donde, efectivamente, estaba la manilla de la puerta.
Mei
Finalmente, los cinco partimos de la escuela. Actualmente, nos encontrábamos caminando por los alrededores.
—¡Oh vamos! —exclamó Kiana, giré mi mirada y vi cómo se encontraba hablando con Shirou, quien tenía el ceño ligeramente fruncido—. Ya me disculpé, y lograste repararlo, así que no seremos regañados por los profesores, de modo que, todo está bien, ¿no es así?
El chico suspiró, y finalmente contestó—. Tú, más que nadie, deberías saber cómo controlar tu fuerza, incluso antes de transformarte en una Demi sirviente, ya tenías la fuerza monstruosa de los Kaslana, Kiana.
Mi amiga se sonrojó y evitó su mirada—. Bueno, sí, pero creí que… bueno, ya sabes, en una escuela para demis… las cosas deberían de ser más resistentes, ¿no lo crees?
—Idiota… —exclamó Tachie.
—Perdimos un poco más de tiempo al repararla, así que será mejor que nos apresuremos —murmuró Hakuno.
Esto no sonaba como un regaño, pero considerando por quién habíamos perdido más tiempo, para Kiana, parece que se sintió como uno—. ¿T-Tu también Hakuno? —susurró Kiana deprimida—. Lo siento…
Sonreí compasivamente, e intervine para ayudarla—. Creo que Kiana ya aprendió la lección, ¿no están siendo demasiado duros con ella?
—¡Mei-senpai! —Kiana se abalanzó sobre mí, llorando lágrimas de cocodrilo, a lo que yo sonreí y la tranquilicé dándole unas suaves palmadas es su cabeza—. ¡Sabía que tú me entenderías!
—Ya, ya…
—No la consientas demasiado… —expresó Tachie con el ceño fruncido.
A lo que Shirou asintió con una sonrisa amarga—. No es la primera vez que rompe la manija de una puerta. Los Kaslanas tienen una fuerza inhumana e innata, por lo que, están obligados a controlarla para no provocar daños colaterales —me explicó Shirou.
—Obviamente, Kiana fracasó en ese entrenamiento, ha sido un peligro para la propiedad privada desde que tengo memoria —dijo Tachie.
Al escuchar esto, Kiana saltó de mi pecho y exclamó—. ¡Están exagerando! Solo fracasé un par de veces…
A lo que vi como Shirou entrecerraba sus ojos y la miraba inquisitivamente—. Kiana… ¿Quieres saber por qué me volví tan bueno utilizando la hechicería para reparar cosas? ¿Acaso necesitas que te recuerde por qué aprendí a reparar desde puertas hasta microondas?
Kiana bajó su mirada al escuchar las palabras del chico y suplicó—. Podríamos dejar las cosas así, por favor…
Los dos suspiraron y aceptaron, y Kiana, por su parte, retomó su comportamiento normal y enérgico un instante después. Parecía como si fuese una dinámica común y corriente entre ellos…
«Otra vez… ¿por qué estoy sintiendo esta sensación amarga en mi pecho? Antes no me pasaba…». Intenté no volver a fruncir el ceño, pero últimamente esta sensación incomoda y amarga se hacía presente en mi pecho.
—Hakuno… —Escuché decir a Kiana.
—¿Sí?
—¿Tu eres quien ha estado durante más tiempo en St Freya, ¿no es así?
Observé a mi compañera asentir—. Al menos, en comparación con ustedes, sí.
—Entonces, ¿A dónde crees que deberíamos ir primero?
—Hmm… Creo que, por el bien de nuestro tiempo, lo mejor sería buscar empleos cerca de la institución —expresó Hakuno.
—Eso suena razonable —le contestó mi compañero.
Luego de que dijo eso, Hakuno nos mostró una imagen en su celular de los negocios más cercanos de St-Freya.
—¿Eso es una tienda de Halloween? —pregunté.
—Creo que es una tienda de utilería —explicó Hakuno—. Por eso creo que tiene esa apariencia.
—¿Por qué no vamos aquí? —pregunté, mientras señalaba a una tienda con un gigantesco anuncio de un hot dog—. Es un negocio de comida rápida, así que es probable que estén contratando empleados, ¿no lo creen?
—¡Como se esperaba de Mei-senpai! ¡Tan lista! —halagó Kiana.
—Más que lista, yo diría que tiene sentido común —dijo Tachie—. Es algo de lo que tu careces, así que es normal que te parezca impresionante.
—¡Pues tú-!
—¡Ouch! —gimió Tachie—. ¿¡A qué se debe eso, bakaShirou!?
—Está bien que la molestemos cuando se lo merece, pero si empiezas a molestarla por todo, entonces perderemos más tiempo, ¿entiendes?
Tachie hizo un lindo mohín, pero asintió, aunque frunció el ceño cuando Kiana le sacó la lengua.
—¿Entonces, nos dirigimos hacia el puesto de comida rápida? —nos preguntó Hakuno, a lo que todos asentimos.
…
—Miren, miren, vamos con suerte —nos señaló Kiana, todos dirigimos nuestra mirada hacia donde nos estaba señalando y pudimos ver un afiche que decía: Se buscan empleados.
—Genial, tuvimos suerte a la primera —expresó felizmente Tachie.
—No contemos los pollos antes de que nazcan, primero hablemos con los contratadores, luego veremos. —Las tranquilizó mi compañero.
—Tiene razón, somos cinco personas, ni siquiera sabemos si tendrán suficientes ofertas de empleo —expresó Hakuno, cosa que desanimó un poco a las dos.
Yo les sonreí—. Vayamos con mente positiva.
Todos asentimos y entramos al establecimiento. Una vez que entramos, pudimos ver como se encontraba, ligeramente vacío, algo extraño para estas horas, en las cuales ya los estudiantes habían terminado con sus actividades. En cuanto a cómo lucía el establecimiento, era un contraste extraño, por fuera, parecía ser un establecimiento de comida rápida, pero por dentro, parecía un establecimiento japones tradicional… ¿esto tenía sentido? No lo sabía, pero, en todo caso, tenía varias mesitas donde cuatro personas podrían sentarse a comer tranquilamente, y también una barra de comida.
—¡Oh, oh! ¡Clientes, clientes! —gritó emocionada una chica que se encontraba limpiando unas mesas.
Ella era una linda niña de cabello rosado, de un color similar al de los flamencos, y tenía cejas espesas del mismo color. Poseía grandes ojos cian, los cuales habían sido resaltados por un delineador de ojos rosa. Tenía unas extrañas pupilas ovaladas de color blanco en el medio y bordes de color rosa neón.
«¿Será algún efecto secundario por ser una demi?», me pregunté.
Su ropa era en su mayoría blanca, con distintos tonos de color rosado. Además, llevaba un adorno con forma de estrellas en el lado izquierdo de la cabeza.
Ella dio una rápida voltereta y, con un giro y una reverencia, nos dijo—. Bienvenidos a Kotomine's fast food.
—Eso fue bastante teatral… —susurró Hakuno.
Kiana sonrió—. A mí me pareció lindo.
—¿Kotomine? Me suena a algo… —susurró Shirou.
—Ahora que lo dices, a mí también me suena… —susurré, pero no recordaba exactamente de donde, aunque, la imagen de una bata blanca, rondaba mi mente.
—Kotomine, es el apellido de Caren-san —nos informó Hakuno.
—Oh, ¿entonces este es su restaurante? —preguntó Kiana.
—¿Trabaja como enfermera además de tener un restaurante? —preguntó Tachie—. Realmente es una obsesionada del dinero.
—¡Oh! ¿Ya conocen a la hija del dueño? —nos preguntó la niña animada.
—¿El dueño? —preguntó Kiana—. ¿El dueño es el papá de Caren?
—Supongo que podrías decir que sí —exclamó una persona detrás de nosotros.
Todos nos giramos y podemos ver a un hombre extremadamente alto, de casi dos metros de altura, cabello castaño y ojos apagados, el cual vestía un pañuelo azul y un delantal azul.
«Este hombre… me da mala espina». Pensé después de verlo.
Y parecía que no había sido la única, Tachie, Shirou, Hakuno e incluso Kiana se veían un poco incomodos ante su presencia.
—Mi nombre es Kotomine Kirei, el propietario de este humilde local —se presentó el hombre con voz apagada—. ¿Y ustedes son?
—Ah, ¡cierto! —exclamó Kiana—. Nosotros somos estudiantes de St Freya, estamos buscando trabajo y vimos el anuncio.
—Oh, así que ese es el caso —expresó el hombre sin mayor emoción—. En ese caso, Rozaliya, enséñales el lugar, y pruébalos para ver si son actos.
Dicho esto, el hombre se retiró, dejándonos solos con la chica.
—¡Déjemelo a mí! —exclamó ella vivazmente.
—Espera, ¿¡eres una trabajadora!? —preguntó Tachie consternada, y no fue la única.
—¿Hmm? Sí, ¿por qué?
—¿No eres muy joven?
—¡Hey! —Parece que la chica no se tomó eso muy bien—. Ya soy toda una señorita, y ustedes no parecen mucho mayores que yo.
—¿Qué edad tienes, por casualidad? —pregunté preocupada.
—Catorce años —nos respondió.
—Oigan… ¿deberíamos llamar a la policía por explotación infantil? —susurró Kiana.
—¡No soy una niña! —gritó la chica.
—¿Alguien sabe cuál es la edad mínima para trabajar en St Freya? —susurró Shirou, ignorando el grito de la pequeña.
—De hecho, son catorce años, así que, mientras sea bajo la supervisión de un adulto, no sea una actividad demasiado extenuante, y tenga el permiso de sus padres, puede trabajar —nos explicó Hakuno.
—¡Exactamente! —expresó la chica con sus manos en su cadera y sacando pecho—. Al menos hay una persona informada entre ustedes.
—Entonces… ¿nos entrevistarás para los puestos de trabajo? —preguntó Tachie.
—Hmm… Creo que mi hermana es mejor para esto que yo… además, todavía tengo cosas por hacer… —nos dijo la chica—. Por cierto, me presento, mi nombre es Rozaliya Olenyeva, encantada. Déjenme y buscó a mi hermana para que los entreviste.
Dicho esto, La chica se dirigió hacia detrás del mostrador.
—Rozaliya Olenyeva… Eso suena a ruso, o algo por el estilo, ¿verdad? —le preguntó Tachie a Kiana.
—Probablemente…
Unos instantes después, Rozaliya volvió acompañada por otra chica. Esta chica tenía el cabello largo, de color menta pálido, sus ojos eran de color azul bígaro con pupilas claras y piel igualmente clara. En resumen, se podía decir que era extraordinariamente parecida a su hermana, solo que con otros colores.
«¿Mellizas?».
—Encantada, soy Liliya Olenyeva.
—Sí, definitivamente ruso… —susurró Tachie.
Luego de echarnos un vistazo, ella se giró hacia su hermana—. ¿Les dijiste que solo podemos contratar a tres como máximo?
—¿Hmm? ¿Solo podemos contratar a tres? —preguntó Rozaliya.
Liliya suspiró—. Eres una idiotka.
—¿Así que solo tienen tres puestos de trabajo? —preguntó Hakuno, a lo que Liliya asintió.
—Primero los entrevistaré, luego haremos una prueba de campo, esos nos ayudará a determinar si son actos para los puestos. Y, en el caso de que más de tres sean actos para los puestos, tendrán que decidir entre ustedes. ¿Les parece bien?
Todos nos miramos entre nosotros y asentimos.
—Bien, en ese caso, comencemos…
Las entrevistas transcurrieron rápidamente, siendo yo la última. Y, cuando esta estuvo a punto de terminar, me entró una duda:
— Olenyeva …
—Llámame Liliya, si nos llamas por nuestro apellido, nos confundiremos.
Asentí—. ¿Por qué tienen tan poco personal? —pregunté—. Para un negocio como este, es normal que les falte algún puesto, pero, ¿no es mucho tres?
A lo que Liliya asintió—. Sí, es que los cinco empleados anteriores renunciaron simultáneamente, por eso nos falta personal, o al menos, eso nos dijo el dueño, nosotras solo llevamos un par de días más que ustedes trabajando.
Esto me pareció sospechoso, así que pregunté—. ¿Y sabes por qué pasó eso? ¿Hubo algún problema?
La chica frunció ligeramente el ceño—. Hmm… según el dueño, no se trató de ningún altercado, sino de algo natural que ocurre en este negocio.
—¿Algo natural?
—Sí, la instrucción en St Freya dura tres años, y, durante ese tiempo, los estudiantes pueden optar por trabajos a tiempo parcial, pero, una vez que se gradúan, reciben un salario por parte del Schicksal, y, además, son enviados a misiones por, como mínimo, todo el continente de la rama que tengan asignada, así que, para un o una graduada, es imposible mantener el empleo.
—Entonces, ¿los puestos disponibles pertenecían a cinco estudiantes que ya se graduaron?
—Sí —me explicó ella—. Este establecimiento está muy cerca de la institución, así que es normal que estudiantes quieran trabajar aquí, los puestos que mi hermana y yo tomamos también les pertenecieron a estudiantes ya graduados.
—Hmm… Comprendo.
—Bueno, ya terminamos las entrevistas, vayamos al área práctica.
Y efectivamente, eso fue lo que hicimos. Los tres puestos que estaban libres eran los siguientes: ayudante de cocina, mesero(a) y repartidor(a). Todos nos turnamos para probar los distintos puestos, y los resultados fueron variados. Tachie era apta para los tres puestos, su peor puesto era el de repartidor, pues era la menos veloz de entre nosotras y no poseía ninguna habilidad para aumentar su velocidad, aunque claro, todavía seguía siendo una demi, cuya velocidad base podía hacerle competencia al auto más rápido del mundo. Kiana era apta para el trabajo de mesera, aunque no era muy buena ordenando, y era probablemente la mejor de nosotros para el trabajo de reparto, y la peor para el trabajo de ayudante de cocina.
—En serio, no puedo entender como cocinas tan mal… —expresó Tachie—. Cecilia-san cocina muy bien.
—Yo… no aprendí a cocinar de mi mamá —contestó Kiana avergonzada, había quemado un plato de curry—. Fue mi papá quien me enseñó a cocinar…
—¿Es tan malo cocinando? —preguntó Tachie con curiosidad.
—Bueno…
—Tachie —intervino Shirou—. Una vez vi a Siegfried-oji-san intentar tostar unas lonjas de pan utilizando al Juicio de Shamash.
—¿Sus pistolas? —A lo que Shirou asintió, lo cual hizo que ella se girase hacia Kiana y colocase una mano de forma consoladora sobre su hombro—. Discúlpame, no es culpa tuya.
—¡T-Tampoco es tan malo!
No pude evitar sonreír al ver como los tres interactuaban, aquella sensación una vez más se hizo presente, pero al menos esta vez fue mucho más débil, esperaba que no se tratase de nada malo.
Shirou no solo era apto, sino que era perfecto para prácticamente todos los puestos. El que menos se le daba, era el de repartidor, y no porque fuese malo, sino por los mismos motivos que con Tachie. Esa sensación creció un poco.
—¡Mei-senpai! ¡Eres increíble! —exclamó Kiana.
—Gracias… —sonreí un poco avergonzada.
—Realmente es buena en todo lo que hace —escuché susurrar a Tachie.
A lo que Shirou asintió—. Encaja perfectamente en lo que debería de ser una yamato nadeshiko.
Al escuchar sus palabras, me sentí aún más avergonzada.
Yo también había podido cumplir con los tres puestos de trabajo.
Finalmente, estaba Hakuno, quien, si bien podía ejercer como mesera, era, para nuestra sorpresa, más desordenada que Kiana. Como repartidora podía hacer bien su función, de hecho, sin contar habilidades, ella era tan veloz como Kiana. Y como ayudante de cocina, sus habilidades no estaban en negativo, como el caso de Kiana, pero si eran nulas.
—Bueno, los cinco pueden cumplir con, al menos, uno de los tres puestos de trabajo, así que tendrán que decidir entre ustedes —nos recordó Liliya.
Debido a esto, los cuatro nos quedamos callados, sin saber quiénes deberíamos tomar los puestos.
—Disculpa, ¿podrían esperarnos un poco? —preguntó Shirou.
—¿Esperarlos? —preguntó Rozaliya.
Shirou asintió—. Los cinco necesitamos trabajo. Así que buscaremos trabajo en otros lados para los dos restantes, los tres que no consigan trabajo, pueden tomar los puestos, ¿les parece justo?
Las dos chicas se miraron entre sí durante unos segundos, y luego Rozaliya se encogió de hombros, por lo que, su hermana se giró hacia a nosotros y nos dijo—. Bien, pero no se demoren demasiado, porque no podremos guardarles los puestos eternamente.
—En ese caso, ¿podrían darnos vuestros números? —pregunté—. Así podremos informarles sobre quien tomará los puestos lo más rápidamente posible.
—¡Claro! —respondió Rozaliya, sin dejarle contestar a su hermana.
Con esto dicho, nos despedimos de las dos hermanas, y seguimos buscando trabajo.
—¿A dónde vamos ahora? —preguntó Tachie.
—Hmm… ¿Qué tal aquí? —nos preguntó Shirou, mientras nos señalaba hacia un local con un gigantesco anuncio de un control de videojuegos.
—¿Esto es…? —pregunté confundida.
—Tal vez… ¿Una zona de juegos? —sugirió Kiana.
—También podría ser un Ciber Café —agregó Tachie.
—¡En cualquiera de los dos casos, Shirou podría obtener un trabajo allí! —exclamó Kiana.
A lo que Tachie asintió.
—¿Por qué lo dicen? —pregunté, interesada.
—Supongo que, por mi habilidad para reparar —argumentó nuestro compañero.
—¿Realmente sabes reparar de todo? —pregunté.
—Bueno, no todo, pero sé reparar muchas cosas —me explicó.
A lo que Tachie sonrió—. Lo cual es bastante irónico, considerando la poca cantidad de tecnología con la que has convivido hasta ahora.
—¿Hmm? —exclamé.
—Bueno, mi padre es muy tradicionalista, no es el fanático más grande de la tecnología —me explicó el pelirrojo—. No es que no tuviéramos nada de tecnología, pero en comparación con el resto de familias, supongo que apenas teníamos lo justo y necesario.
—Eso es sorprendente —expresé—. Mi padre también valora mucho las tradiciones; pero nunca me limitó en ese sentido.
—¿Tu padre? —me preguntó, a lo que yo asentí.
—¿Es tan extraño?
El chico ladeó su cabeza—. Bueno, debes admitir que es algo sorpresivo que el expresidente de la corporación ME fuese alguien tradicionalista.
Sonreí—. Supongo que tienes razón, no era tan extremo como tu padre; pero si valoraba las tradiciones. Gracias a él aprendí a blandir una espada. —Luego una duda vino a mi mente—. Pero si tu padre mantuvo la tecnología a tu alcance tan limitada, ¿cómo aprendiste a reparar tantas cosas?
—Bueno, todo comenzó con un demonio ceniciento extremadamente destructivo. —Al escuchar sus palabras, Kiana se sonrojó y ocultó su mirada—. Aunque mi padre no permitía un exceso de tecnología en nuestra casa, cuando viajábamos a la casa de Kiana, pues, era diferente, y Kiana era igual de destructiva en su casa que en la mía.
—No estaba tan mal… —volvió a susurrar ella.
—Además, luego me uní al consejo estudiantil de mi antigua preparatoria, y bueno, tenía que ahorrar tanto del presupuesto como pudiésemos, lo cual se traduce en intentar reparar todo tipo de cosas antes de tener que reemplazarlas. Eso me dio mucha experiencia.
—Comprendo.
Así, mientras conversábamos, nos dirigimos hacia el establecimiento.
—Wow, sí que es grande —exclamó Tachie.
A lo que yo y Hakuno asentimos, Shirou se mantuvo en silencio y Kiana parecía una niña a la que estaban a punto de llevar a una tienda de dulces, o a un parque de diversiones.
—¿Frecuentas estos lugares? —le pregunté.
A lo cual, ella respondió animadamente—. ¡No, pero si tengo varias consolas en mi casa, y he jugado con Shirou cuando ha venido de visita!
—Es bastante buena —expresó el pelirrojo—. Sobre todo, en juegos de pelea.
—¡Puedo ganarte nueve de cada diez veces! —presumió ella.
Y entonces, ambos comenzaron a discutir con sonrisas en sus rostros.
Pinchazo.
Allí estaba, leve, fugaz, pero certero. Esa sensación molesta en mi pecho, algo que no había sentido hasta ahora, como un pinchazo en mi pecho.
Lo ignoré, sentía que, si le daba importancia, entonces realmente se volvería importante, así que decidí ignorarlo. Solo era un pinchazo.
—¿Entramos? —nos preguntó Hakuno, a veces se mantenía en silencio durante tanto tiempo, que tendía a olvidar que se encontraba con nosotros, anoté mentalmente el intentar ayudarle a ser más participativa en el grupo.
—¡Vamos, vamos! —Esperaba que fuese Kiana quien respondiese con esa vivacidad, pero, para mi sorpresa, se trató de Tachie.
Los cinco entramos, y nos dimos cuenta de que nuestras suposiciones eran correctas. El primer piso tenía una recepción, y un área con máquinas de comida rápida, como el ramen, y el resto estaba dividido en áreas con filas de muchas computadoras.
—¡Miren, miren! —Esta vez, si fue Kiana quien respondió con su vivacidad habitual. Kiana señaló hacia una escalera que ascendía hacia el segundo piso—. ¡Ambas suposiciones fueron correctas!
Efectivamente, pegados a la pared, se encontraban varios posters de consolas.
—Oye, la idiota de cabello ceniciento —sonó repentinamente una voz.
—¿Eh? ¿Yo? —respondió Kiana señalándose a sí misma—. Espera, ¡Quien mierda me llamó idiota!
—Aquí, aquí —Giramos nuestra mirada hacia la recepción, allí, una chica nos estaba haciendo señas, por lo que, nos acercamos—. Podrían no hacer tanto ruido, puede que el ambiente sea animado, pero no pueden estar gritando.
La chica era… ¿inusual? No sabría como decirlo exactamente, pero en cierta forma, se parecía a Hakuno, al menos, en algunos aspectos de su actitud. Tenía una apariencia delgada, con ojos penetrantes de color plateado, mismo color que compartía con su cabello, el cual era largo, y se encontraba amarrado por un moño, teniendo un peinado de cola de caballo. En cuanto a su ropa, era estrambótica, por decir lo mínimo. Gafas azuladas sobre su cabeza, una especie de doble sostén deportivo, el cual era cubierto por una chaqueta extremadamente corta, la cual tenía abierta y en ella tenía puestas varias chapas. Tenía una gargantilla, guantes desiguales, botas altas, y una especie de combinación entre un mini short con una falda, o algo así.
Al entender el porqué del regaño, Kiana le respondió—. Disculpa, me emocioné un poco… ja, ja…
—Bueno, mientras lo entiendas… —expresó la chica—. Entonces, ¿han venido a jugar en las computadoras? ¿O han venido a jugar en las consolas del segundo piso?
—De hecho, ninguna de las dos, hemos venido a buscar trabajo —expresó Tachie.
—¿Trabajo? —nos preguntó extrañada, luego, se giró hacia un lado—. ¿Tenemos puestos vacantes?
Nos acercamos y pudimos ver que ella no se encontraba sola, a su lado se encontraba otra chica. Ella se veía mayor que la chica de ojos plateados, de hecho, incluso se veía un poco mayor que yo. No era una experta, pero la primera chica se veía de la misma edad que Tachie y Shirou, mientras que la otra se veía un poco mayor que yo, seguramente tenía diecisiete. Ella era una mujer con cabello largo, de color púrpura brillante recogido en una larga cola de caballo, piel blanca y ojos morados. Su vestimenta consistía en una falda blanca, zapatos y medias moradas, y una blusa blanca con un chaleco morado. Además, tenía un birrete y un monóculo.
La chica no contestó, estaba utilizando audífonos.
La chica de ojos plateados suspiró, y le quitó una de las orejeras—. Tierra llamando a Last.A, ¿Sigues en este mundo?
—¿Qué ocurre? —preguntó ella sin desviar su mirada—. Estoy en una clasificatoria.
—Te acabo de preguntar, ¿tenemos vacantes?
—Una, mi senpai renunció antes de que llegases, se graduó —Una vez dicho esto, ella intentó retomar la orejera, pero la chica de cabellos plateados la detuvo.
—Voy a entrevistarlos, encárgate sola de la recepción por ahora.
—¡Pero-! —Sin embargo, ella la ignoró, y salió de la recepción.
—¿Sus nombres? —nos preguntó.
Instantáneamente, miré a Kiana, quien sintió tanto mi mirada como la de Shirou, pero parecía no entender, al menos, no hasta que Tachie le dio un ligero codazo.
—Ah, soy Kiana, este es Shirou, Mei-senpai, Hakuno, y Tachie —nos presentó.
—Bien, yo soy Silver Wolf.
—Y yo caperucita roja… —expresó Kiana, con los ojos entrecerrados.
—¿No puedes leer el ambiente? —le preguntó la chica de forma burlona, y tuve que colocarme a su lado para evitar de que hiciese algo precipitado—. Bueno, parece que eres del tipo energética, así que me imagino que la inteligencia no es tu punto fuerte.
—¿El ambiente? —preguntó Shirou, impidiéndole a Kiana contestar.
—Todos los trabajadores nos presentamos con nuestros nombres virtuales, es algo así como una tradición, mantiene el ambiente que tiene este sitió.
—¿Cómo un maid café? —preguntó Kiana, a quien había logrado calmar después de unas palmaditas en la espalda, y de que Shirou le tomase la mano. Pinchazo.
Ante esto, Silver Wolf tembló—. Por supuesto que no, idiotka, no volveré a ese lugar en mi vida.
—¿Idiotka? ¿Espera, a qué lugar te refieres?
Para nuestra sorpresa, la chica se mostró incomoda—. Hay un maid café a una cuadra de distancia, cerca del muelle, pregunté por trabajo allí antes de trabajar aquí, no fue una bonita experiencia, pero de todas formas tengo que buscar a mi hermana allí todos los días, para mi desgracia. —Inmediatamente después de decir eso, ella recupero su expresión estoica original—. Entonces, ¿quién quiere postularse para el puesto?
—¡Bien, vamos otra vez! —exclamó Kiana, aunque esta vez, moderó su tono de voz.
—No creo que sea necesario. —La detuvo Tachie—. Solo necesitamos que uno tome el trabajo y… no creo estar capacitada para trabajar aquí.
—¿Oh, en serio? —preguntó mi amiga con tono burlón. Suspiré, ojalá estas dos no peleasen tanto.
A lo que Tachie entrecerró sus ojos—. ¿Qué, acaso crees que trabajar aquí es jugar videojuegos? —Parecía que Kiana quería decir que sí, pero al sentir la mirada de Silver Wolf, decidió no hacerlo—. Además, tampoco creo que tu seas buena para esto.
—¿Y eso por qué?
—¿Recuerdas esa vez que viste un anuncio de chocolates en la televisión después de haber visto la película de la Fábrica de Chocolates e intentaste tomarlo como en la película? —preguntó Tachie—. Ese día tuvimos que mandar a reparar el televisor…
—¡Era una niña en ese entonces! —se defendió Kiana—. ¡Y no es mi culpa que las pantallas de los televisores sean tan frágiles!
—Tú… —dijo Silver Wolf.
—¿Hmm?
—A dos metros de cualquier monitor —expresó la chica.
—¡Pero-!
—¿Quiénes no van a intentar tomar el trabajo además de Kiana y Tachie? De preferencia que no sea una tonta —preguntó la chica de cabellos plateados, ignorando a Kiana.
—¡Oye! —exclamó mi amiga, y yo le di unas palmaditas en la espalda para tranquilizarla.
Alcé mi mano—. Creo que yo tampoco me postularé.
Esto pareció sorprender a Kiana, quien me miró sorprendida—. ¿No vas a intentarlo, Mei-senpai? No eres mala con las computadoras.
Negué con mi cabeza—. No soy mala, pero, sabes, siempre he tenido un cierto problema con la electricidad estática, y las computadoras tienen componentes muy frágiles, si tuviese que abrir una y tocar algo, puede que acabase dañando algo. —Mientras le decía esto, le intenté mostrar, sutilmente, mi celular, el cual tenía un forro hecho de goma.
Sí, antes esto no me ocurría, pero desde lo ocurrido en Nagazora, las cosas habían cambiado. Mis poderes sobre la electricidad no provenían de Minamoto-sama, sino que provenían de ella, de hecho, Minamoto-sama me estaba ayudando a contenerla, pero eso no significaba que, a pesar de su ayuda, el control sobre mis poderes no fuese completamente estable. Considerando esto, creo que lo mejor que podía hacer era mantenerme alejada de cualquier elemento delicado ante la electricidad.
—Comprendo… —susurró Kiana un poco entristecida, supongo que se dio cuenta de a que me refería.
—Hablando de eso, Shirou es bastante bueno en reparar prácticamente cualquier cosa —dijo Tachie al aire, obviamente, no para que nosotros la escuchásemos, sino para que Silver Wolf la escuchase.
—Entonces, ¿serán ustedes dos? —preguntó la chica de cabellos plateados, dirigiéndose a Shirou y a Hakuno.
Shirou miró a Hakuno, y ella asintió—. Sí, seremos nosotros dos.
—En ese caso, síganme, quien lo haga mejor, tendrá el puesto, ¿les parece? —Vi como ambos asintieron, y luego Silver Wolf se giró hacia nosotras—. Puede que sea un poco aburrido para ustedes, así que, si quieren, pueden ir a la recepción y comprar algo de tiempo en las consolas del segundo piso.
—¡Perfecto! —exclamó Kiana alegremente—. ¡Voy a patearte el culo, Tachie!
—¡Ja! ¡Ya quisieras! —contestó esta última.
—¿Nos acompañas, Mei-senpai?
—Ah… —Sinceramente, tenía curiosidad de ver las habilidades de Shirou y Hakuno, pues uno parecía que no había podido interactuar mucho con la tecnología, y sobre Hakuno… bueno, no sabía casi nada. Pero no pude evitar sentirme muy feliz cuando Kiana me preguntó, así que no dudé mucho en mi respuesta.
—Claro. —Y con eso, nos separamos en dos grupos—. Nos vemos cuando terminen.
A lo que Hakuno y Shirou asintieron.
Shirou
—Te deseo suerte —le dije a Mei mientras se alejaba siguiendo a Kiana y a Tachie—. Si vas a mediar entre esas dos, la vas a necesitar —susurré; no obstante, si la risita de Hakuno era una indicación de algo, ella me había oído.
—Las dos son idiotas, ¿verdad? —me preguntó Silver Wolf.
Sinceramente, me parecía asombroso lo directa y tajante que podía llegar a ser esta chica—. Sí, pero dos tipos de idiotas diferentes —respondí.
—Ah, entiendo…
—¿Lo entiendes? —preguntó Hakuno, interesada.
Silver Wolf asintió—. Sí, entre mis hermanas, también hay dos tipos de idiotas diferentes.
Así que hermanas, si yo hubiese sido Kiana, o incluso Tachie, hubiese preguntado por su familia; pero sentía que no era mi asunto, y al parecer, Hakuno pensaba igual.
—Tú… Shirou, ¿cierto? —A lo cual, yo asentí—. Vamos a ese almacén. —Tal y como había dicho, nos llevó cerca de una fila de computadoras, donde cerca se encontraba una puerta. Pero, antes de que pudiésemos alcanzarla, un chico nos interceptó.
—¡Silver! —exclamó este mientras se nos acercaba.
Él era un chico seguramente mayor que todos nosotros, de cabello castaño, ojos claros y piel clara. Usaba lentes y vestía una chaqueta blanca azulada sobre una camisa de iguales colores, a su vez, vestía un pantalón negro y botas blancas.
—Storyteller, ¿qué ocurre? —preguntó Silver Wolf.
—Es mi computadora, no quiere funcionar —explicó el chico—. Abro el Launcher del juego, pero cuando empieza a cargar, se queda pegado.
—¿La reiniciaste?
El chico asintió—. Lo hice,
—Perfecto —contestó Silver Wolf.
—¿Perfecto? —preguntó el chico confundido, para nuestra gracia, que sabíamos a que se refería.
—Ah, ve a la recepción y pídele a Last.A que te cambie de computadora, también dile que yo me encargo de repararla.
—¿Okey? —respondió el chico extrañado, pero asintió y se dirigió a la recepción.
La computadora en la que estaba sentado el chico estaba cerca del lugar al cual nos dirigíamos, así que no tuvimos que desviarnos mucho.
—Eres Hakuno, ¿no es así? —preguntó, volviéndose a mi compañera, quien asintió—. Bien, esta es la computadora donde estaba Storyteller, no te pediré que la repares, pero necesito que, como mínimo, me des un diagnóstico.
—Y tú… —se dirigió hacia mí—. Quiero que veas esto.
Ella abrió la puerta del almacén y, dentro de esta, había múltiples piezas de computadoras, además de las computadoras en sí mismas. Es decir, estaba lleno de cases, monitores, ratones, teclados, etc.
De entre todas estas, Silver Wolf sacó una en específico—. Last.A es buena reparando cosas al igual que tú, pero por sus estudios no suele tener tiempo, y cuando lo tiene, prefiere ponerse a jugar en vez de ganarse un extra.
—¿Ganarse un extra? —preguntó Hakuno.
Silver Wolf asintió—. El trabajo en sí mismo es el de un recepcionista, lo que deben hacer es recibir a los clientes, cobrar, configurar el tiempo que pagan por las computadoras, registrar los ingresos, y, en el caso de que alguno de los clientes los llame para pedirles algo de la zona de máquinas de comida, llevárselo y cobrarle, eso es todo —nos explicó Silver Wolf—. Como es un trabajo relativamente sencillo, el dueño suele buscar a trabajadores que puedan hacer un poco más, y a los cuales les paga un extra por esto.
—¿Y eso que significa? —preguntó mi compañera.
—Significa que, si pueden evitar que tengamos que llamar a un técnico, ganarán más, y si no tienen ni un mínimo de habilidades para hacerlo, entonces, no serán contratados. Así de simple.
—En resumen, ¿le gusta ahorrar? —pregunté.
—Puedes decir que sí, aunque yo lo consideraría una subestimación —me contestó.
—¿Eso significa que ustedes dos también saben reparar?
—Si se trata de software, no le tengo miedo a nada —me respondió ella—. Last.A, por otro lado, es una genio tanto en software como en hardware.
—Entonces, ¿quieres que repare esta? —pregunté.
Ella asintió—. Last.A ya la revisó, y dijo que tenía reparación, pero no ha tenido tiempo de encargarse de repararla. —Luego de decir esto, ella sacó algo más del almacén, una caja de herramientas—. Puedes usar esto.
—Entiendo, gracias.
—Si necesitas algún repuesto o algo, puedes sacarlo de esa pila de allí —me contestó ella mientras señalaba a la pila de computadoras, antes de dejarnos solos.
Sin más que decir, me puse en acción. Primero, conecté la computadora, nada, no daba imagen en lo absoluto, de hecho, ni siquiera aparecía el logo de la tarjeta madre. Bien, luego de esto, la desconecte, la abrí, y comencé por ver la memoria RAM…
…
Pasaron los minutos, había solucionado un problema solo para que uno mayor apareciese, y me vi en la obligación de tomar el cautín. Mientras esperaba a que el cautín se calentase, giré mi mirada hacia Hakuno, y, para mi sorpresa, ella se encontraba muy concentrada, mirando fijamente la pantalla, pero, sorprendentemente, con una sonrisa en sus labios.
—¿Ocurre algo? —Para mi sorpresa, Hakuno bajó su mirada hacia mí.
—Oh, nada, es que es la primera vez que te veo sonriendo —expresé.
—¿Estaba sonriendo? —me preguntó, aunque casi parecía que se lo preguntaba así misma.
—Sí.
—Hmm… bueno, tal vez es porque creo que estoy en el camino correcto —me contestó.
—Oh… —me acerqué, y observé como un programa estaba corriendo en la computadora.
«Hmm… creo que es un programa de análisis de discos», pensé, parece que Hakuno tenía conocimientos en estas áreas.
—Y tú, ¿Cómo vas? —me preguntó, al ver el cautín conectado.
—Tendré que hacer un par de reemplazos —contesté—. ¿Hay problemas con el disco duro? —pregunté.
Hakuno tardó unos instantes en contestar, pero finalmente asintió—. Sí, eso parece.
—Ojala no sea demasiado grave, tendrás que reemplazarlo si está muy dañado.
Dicho esto, me dispuse a continuar con mis reparaciones; sin embargo, Hakuno me detuvo.
—¿Cómo sabes eso? —me preguntó.
—¿Hmm? —exclamé—. ¿A qué te refieres?
—¿Cómo sabías que era un programa para revisar el disco duro? —me preguntó—. Es la única forma de saber que hay problemas con el disco duro.
—Oh… —Cierto, lo había dicho de forma tan natural que no me había dado cuenta de que, en efecto, no debería de tener este tipo de conocimientos.
—Creía que habían limitado la tecnología en tu hogar, así que, ¿cómo sabías que había problemas con el disco duro?
Eso era correcto, no debería de tener estos conocimientos, pero los tenía, en su mayoría, gracias a Atlas, pues las computadoras eran relativamente nuevas, así que, ni siquiera en mi última vida antes de esta, durante los años mil ochocientos, pude interactuar con alguna de ellas.
—Yo… bueno, aunque no lo parezca, soy bastante terco cuando algo me llama la atención, y… mi amigo tenía una laptop, así que… —me mostré un poco nervioso, no porque Hakuno descubriese que estaba rompiendo las reglas de mi viejo, sino porque no sabía si esta mentira colaría—. Bueno, le pedí en más de una ocasión que me dejase utilizarla.
—¿Tanto que empezaste a utilizar este tipo de programas?
—Soy bastante terco cuando algo me interesa —me defendí—. De otra manera no hubiese aprendido a reparar tantas cosas, y no me hubiesen llamado el Falso Conserje, ¿Y tú?
—Yo… —Para mi sorpresa, ella se detuvo, y pude ver como fruncía el ceño ligeramente.
—Sí es algo personal, no necesitas decírmelo, simplemente tenía curiosidad…
Ella negó con su cabeza—. Sí, es algo personal, pero considerando que, a partir de ahora, somos un equipo, no creo que sea bueno ocultarlo.
—Puede que eso sea cierto; pero un equipo no se construye de la noche a la mañana, la confianza es algo que se genera con el tiempo, así que, si te sientes en la obligación de decírmelo solo porque estamos en el mismo equipo, entonces es mejor que no lo hagas —me expliqué—. Prefiero que lo hagas cuando no te pese.
Ella se quedó en silencio durante unos instantes, pero finalmente asintió—. Gracias, lo haré. Y… perdón, no quería presionarte.
Sonreí—. No hay problema.
Tomé el cautín y me dispuse a terminar el trabajo, y, después de unos minutos, Silver Wolf volvió para evaluarnos.
—¿Terminaron? —nos preguntó.
—Por mi parte, sí —contesté, y miré a Hakuno.
—Yo también…
—Entonces, primero con Shirou, ¿qué ocurría? —me preguntó.
—Una memoria RAM dañada y un corto producto de unos cuantos transistores abombados —expliqué—. Tenían reemplazos de ambos, así que tomé los transistores también de allí; no obstante, no es lo mejor, pues lo mejor hubiese sido comprar unos nuevos, además, una tarjeta que ya ha sido sometida al calor no estará nunca en las misma condiciones que las originales. En resumen, aguantará un tiempo más, pero eventualmente, tendrán que reemplazarla.
Mientras me encontraba explicando todo, encendí la computadora, demostrando que, nuevamente, se encontraba operativa.
—Hmm, bien, en ese caso, le informaré al dueño —dijo Silver Wolf—. Y Hakuno, ¿terminaste?
Hakuno asintió—. Sí, había un problema con algunos sectores del disco duro, tuve que utilizar un programa para repararlos y luego comprobar la integridad de los recursos del juego, una vez que estuvo hecho, todo volvió a la normalidad.
—¿Eran muchos los sectores dañados?
—No muchos, pero el número de sectores reasignados y horas de encendido son preocupantes.
—Hmm… lo tendré en cuenta. Hakuno, ¿sabes reparar hardware?
Hakuno negó con su cabeza.
Silver Wolf se giró hacia mí—. Imagino que tienes conocimientos en software, ¿verdad?
—No… —Negué.
—¿Eh? —exclamó Hakuno.
A lo cual, yo contesté—. Bueno, ya sabes, solo aprendí a reparar cosas por circunstancias especiales, nunca tuve una computadora propia, así que me es imposible saberlo.
—Pero tu dijiste que-
Sin embargo, la interrumpí—. ¿Dije qué?
—Dijiste qué…
—¿Ocurre algo? —nos preguntó Silver Wolf, inquisitiva.
—Nada, realmente no tengo conocimientos en el software.
—Hmm… eso es lamentable, si supieras, serías como Last.A —expresó Silver Wolf—. Desgraciadamente, la mayoría de los problemas que ocurren, son más de software que de hardware, así que eso es imprescindible. No sería muy problemático enseñarte, aunque tomaría algo de tiempo, y…
—Creo que deberías contratar a Hakuno —expresé.
—¿Hmm?
—¿Qué estás diciendo? —me preguntó Hakuno confundida.
—¿Por qué lo dices? —me preguntó Silver Wolf.
—Pues… porque ella disfruta estando en este sitio —me expliqué—. Estoy seguro que trabajará con más ánimo de lo que yo podría hacerlo.
—Hmm… ya veo —Para mi sorpresa, y creo que la de Hakuno también, Silver Wolf sonrió levemente—. En ese caso, Hakuno.
—¿Sí?
—¿Tienes un nombre que uses constantemente en línea? No importa si ese nombre tienen variaciones, lo importante es la base. —Hakuno negó con su cabeza—. En ese caso, tendremos que escogerte uno.
—Hmm… —Hakuno se giró hacia mí.
—¿Ocurre algo?
—Ya que es debido a ti, hazte responsable —me contestó.
Más o menos entendía a que se refería—. Bueno… Que tal… Zabiko.
—¿Zabiko? —peguntó mi compañera—. ¿Tiene algún significado?
—Tal vez… pero creo que sería aburrido revelarlo —me excusé.
—Entonces, Zabiko será —confirmó ella.
—Ustedes… —susurró Silver Wolf.
—¿Hmm?
—¿Sí? —pregunté.
—De casualidad, ¿son pareja? —nos preguntó, y, una vez más, debía de reconocer, aunque no admirar, la gran capacidad de Silver Wolf para ser certera y directa.
—¿Disculpa? —pregunté un poco consternado, y algo avergonzado, pues a mi mente vino el recuerdo del accidente que tuvimos antes de salir.
—Estoy preguntando si son pareja.
Parecía que no había sido el único que recordó dicho accidente, pues un ligero sonrojo también había cubierto las mejillas de mi compañera, aunque respondió inmediatamente—. No, no lo somos.
—Hmm… comprendo. —Luego, ella se giró hacia a mí—. ¿Cuánto te debo por la reparación?
Negué con mi cabeza—. Fue parte de la prueba, así que no pienso cobrar por eso.
Ante esto, ella sonrió ligeramente—. En ese caso, dame tu número.
—¿Eh? —exclamó Hakuno, sorprendida por el cambio de dirección en la conversación.
Yo estaba más o menos igual, solo que no exclamé palabras—. ¿Para qué lo necesitas?
—Como dije, Last.A no suele tener mucho tiempo para dedicarse a la reparación de las computadoras, y, de entre los cinco, ahora seis, que trabajamos aquí, es la única que tiene dichas habilidades, conocemos a varios técnicos, pero venden sus servicios a precios bastante elevados, así que, mientras no ofrezcas tus servicios a precios injustificados, no tendríamos problemas en llamarte cuando necesitemos que repares algo.
—Ah, comprendo, entonces…
Le di mi número a Silver Wolf, quien luego se giró hacia Hakuno—. Falta hacer el papeleo, pero de una vez, intercambiemos números de teléfono, seguramente lo necesites. —Hakuno asintió y ambas intercambiaron números—. Bien, ah, y en el nombre del directorio, coloquen Bronya.
—¿Es tu verdadero nombre? —preguntó Hakuno.
—Sí, aquí debes llamarme Silver Wolf, y yo te llamaré Zabiko; no obstante, afuera llámame Bronya, y yo te llamaré Hakuno —aclaró ella.
—Entiendo, es un placer —expresó mi compañera, sin pronunciar su nombre—. Tengo una pregunta sobre el trabajo…
—¿Hmm? ¿Cuál? —preguntó Bronya.
—¿Tengo que vestir de esa forma? —preguntó Hakuno señalando a la vestimenta de Bronya.
—Bueno, no necesariamente. Mi vestimenta, como la de Last.A, son cosplays de dos personajes de juegos populares en el ciber café, así que tendrás de donde elegir —explicó Bronya—. ¿Por qué, luzco mal?
—No, no, no —negó apresuradamente Hakuno—. Es solo que… —Hakuno no parecía tener palabras para explicar, así que dirigió su mirada hacia mí, lo cual produjo que Bronya hiciese lo mismo.
Desgraciadamente, me vi forzado a responder—. B-Bueno, no, no luces mal, Bronya. De hecho, creo que es todo lo contrario… ese conjunto es bastante revelador, deja tu abdomen y tus piernas completamente descubiertas, lo cual, sumado a tu atractivo natural, bueno… no me sorprendería si me dijeses que recibes miradas de los chicos cuando pasas cerca de ellos, eres… bastante atractiva.
Bronya no cambió su mirada estoica de siempre, pero por un momento, abrió su boca antes de cerrarla, y luego de que un ligero sonrojo adornase sus mejillas, giró rápidamente su rostro—. Yo… no elegí este traje pensando en eso, las gemelas y Seele me dijeron que me veía linda, así que… —la observé negar con su cabeza—. No importa, vayamos a la recepción para formalizar tu inscripción, Hakuno. Iniciarás el próximo lunes, y tomarás el turno de la tarde junto conmigo.
—Entendido —Ni yo, ni Hakuno, decidimos presionar sobre este tema, mucho menos al ver que Bronya nos ocultó su rostro hasta que llegamos a la recepción.
Los tres nos reencontramos con Last.A, quien nos recibió con el ceño fruncido—. Me hiciste perder una clasificatoria.
—Todavía te quedan 5, si las ganas, no perderás rangos —contestó Bronya, restándole importancia.
Pero Last.A frunció el ceño—. Hazte responsable.
Bronya suspiró—. Bien, jugaré contigo después de terminar la contratación.
—¡Oh! ¿Encontraste a alguien bueno? —preguntó Last.A.
—Creo que los dos lo son, aunque uno necesita de trabajo en el área de software, tiene buenos conocimientos en el área de hardware, mientras que la otra, no tiene conocimientos en hardware, pero parece tener buenos conocimientos en software.
—¿Oh? ¿Y a quién contrataste? —le preguntó Last.A con una pequeña sonrisa.
Bronya se hizo a un lado—. Ella es Kishinami Hakuno, como dije, tiene conocimientos en software, tomará el turno de la tarde junto conmigo.
—Hmm… ¿y por qué la elegiste a ella? —le preguntó.
—Hmm… intuición —contestó Bronya.
—Así que intuición, ¿eh? —se preguntó ella—. Esa es una extraña palabra, al menos, viniendo de ti.
—También contraté a Shirou —contestó Bronya, presentándome—. Muramasa Shirou.
—¿Eh? Pero te dije que solo teníamos una sola vacante —contestó Last.A—. Los turnos de la noche y de la mañana ya están ocupados.
—No como encargado —explicó la chica de cabellos plateados—. Él tiene habilidades para reparar hardware, así que podemos llamarlo como reparador, pues parece que tiene una valoración de su trabajo menos usurera que el resto.
—¿Oh? ¿¡En serio!? —exclamó ella con una sonrisa muy animada, y, velozmente, me tomó de las manos—. Finalmente, un aliado. Me desanimo cada vez que Silver Wolf me obliga a mirar el almacén.
—Sería mucho más fácil para todos si no tuviese que obligarte a mirar el almacén —contraargumentó Bronya.
—Pero si hiciera eso, entonces no tendrías razones para hablarme —contestó Last.A.
—¿Y? —preguntó Bronya.
Ante esto, Last.A suspiró—. Esta niña… —Luego dirigió su mirada hacia nosotros—. Puede que parezca una loba solitaria que no disfruta de la compañía, pero realmente disfruta estar en manada, a pesar de que lo oculte bajo un semblante de hielo. Así que, por favor, llévense bien con ella, ¿sí?
—¿Okey…? —contesté desconcertado, y Hakuno asintió levemente.
—Es irónico que seas tú la que me lo digas, Last.A… —respondió Bronya con el ceño fruncido—. Tu más que nadie, eres así.
A lo que Last.A respondió con una sonrisa—. Sí, pero a diferencia de ti, yo si lo admito, eso es lo que diferencia a una superior de una novata de primer año, mi linda Little Wolf.
Ambas se miraron fijamente, y si la realidad fuese como un anime, se estarían disparando rayos desde sus ojos.
—Pff… Little Wolf —escuchamos el sonido de una risa ahogada, y todos nos giramos para ver a Kiana, Tachie y Mei descender del segundo piso—. Sin duda le queda.
Bronya frunció el ceño, y contestó—. Me alegro que tu inteligencia sea la suficiente como para entender un apodo, Kiana Idiotklana.
Kiana frunció el ceño—. ¡Sabes que! A ti te queda mejor… te queda mejor… —Kiana, quien no sabía el nombre de Bronya, solo pedía pensar en modificar su apodo, y parecía que no estaba teniendo mucha suerte con ello.
—¿Hmm? ¿No se te ocurre nada más? —sonrió ligeramente Bronya—. Supongo que hasta allí llega tu inteligencia, Idiotklana.
—¡C-Cállate! ¿¡Br-Bratnya!? —dijo Kiana entre una exclamación y una pregunta.
Yo, que sabía ella estaba en desventaja, le "dije" un apodo a Kiana. Realmente, lo que había hecho era colocarme detrás de Bronya y decirlo en silencio, sabiendo que Kiana era buena leyendo los labios, y, cuando ella me notó, simplemente repitió lo que yo había dicho.
Bronya, obviamente sabía que, de los presentes, solo tres conocían su verdadero nombre, así que, velozmente, giró su mirada hacia nosotros con el ceño fruncido. Para mi sorpresa, Last.A fue la primera en responder, aunque no con palabras, en cambio, giró su mirada hacia un lado, sin disimular su sonrisa. Ante esto, decidí seguirle el juego, e hice exactamente lo mismo, y, para mi sorpresa, Hakuno también decidió seguirnos el juego, y así, en fila, los tres giramos nuestras miradas mientras "intentábamos ocultar" nuestras sonrisas.
Bronya entrecerró sus ojos, y susurró—. Idiotas…
—Así que, Bratnya, ¿cómo fueron las entrevistas? —preguntó Kiana, remarcando el apodo que le había dado.
Bronya, por su parte, se giró hacia ella, y, más que una respuesta, comenzó una discusión bastante cómica entre ambas. Y, mientras todo esto ocurría, pude notar como Tachie se acercaba a Mei.
—Sabes, Mei-san…
—¿Hmm?
—Mis papás siempre me dijeron que no jugase demasiados videojuegos, porque me volverían idiota —explicó mi amiga—. Al principio, no les creía, pero viendo todo esto, tal vez tenían algo de razón.
—Pff… —A lo que Mei intentó disimular una risa.
Unos minutos más tarde, efectivamente, Hakuno fue contratada, y nosotros finalmente abandonamos el recinto.
—Bueno, es un poco sorprendente que no te contratasen, pero no es tu culpa, nunca has tenido muchas oportunidades de aprender en profundidad sobre las computadoras —intentó consolarme Tachie.
Hakuno frunció el ceño, he hizo un ademán de querer decir algo, pero la detuve con un pequeño gesto, y le contesté a Tachie—. Gracias, haré lo mejor para obtener un puesto en algún otro lugar.
—¡Ese es el espíritu! —me animó Kiana.
A lo que Mei asintió con una ligera sonrisa.
—En ese caso, ¿por qué no vamos al muelle? —preguntó Tachie—. Estoy segura de que allí habrá más oportunidades.
—¿El muelle? —preguntó Kiana—. No me gustaría trabajar allí, y… ¿No está demasiado lejos? Hay que cruzar el puente e ir al otro lado de la ciudad.
—Hay un muelle en esta parte de la ciudad, creo que no es tan grande como el que hay en la otra parte, pero seguramente habrá trabajo —explicó Tachie—. ¿Verdad, Hakuno? —No obstante, nuestra compañera no contestó, seguía ensimismada en sus pensamientos—. ¿Hakuno? —Volvió a preguntar mi amiga.
—Ah, ¿sí? —nos preguntó sorprendida.
—Hay un muelle en esta parte de la ciudad, ¿verdad? —preguntó nuevamente Tachie.
—Ah, sí —respondió ella—. Hay un muelle en la parte sur de la ciudad. Y es probable que haya trabajo allí.
—Bien, entonces, ¿Qué les parece? —nos preguntó mi amiga, a lo cual, yo asentí.
—Me parece una buena idea —apoyó Mei, a lo cual Hakuno también asintió.
—Entonces, vamos —confirmó Kiana, desanimada.
…
Pudimos sentir el cambio en el aire, algo que, si bien se podía sentir incluso desde los dormitorios, estos estaban, junto con el resto de St Freya, en una de las partes más alejadas a la playa, así que, a medida que nos acercábamos, el cambio era cada vez más palpable.
—Que malo que no trajimos unos trajes de baño —expresó Kiana.
—Bueno, no vinimos para eso —contestó Hakuno.
—¿Tienen trajes de baño? —pregunté, es decir, no habíamos llegado a St Freya en situaciones donde se nos permitiese traer equipaje.
—Ahora que lo dices, más allá de las varias mudas de uniformes que nos brindaron, de la ropa que obtuvimos al volvernos Demis, y de la ropa que traíamos, no tenemos muchas más ropa —expresó Mei.
—Bueno, Shirou y yo fuimos de compras antes de que armásemos el equipo, pero tampoco tenemos mucha variedad —complementó Kiana.
—¿Cuándo fueron de compras? —me preguntó Tachie.
—Mientras estabas durmiendo —le expliqué.
—Debemos ir de compras —expresó Kiana, a lo que Mei asintió.
Pero inmediatamente, Hakuno las cortó—: Primero necesitamos dinero, pues, a menos que dependamos de la familia de Kiana, ya hemos gastado una cantidad considerable de nuestro capital.
A lo que Kiana bajó la cabeza, una vez más desanimada—. No creo que eso sea posible, incluso si lo quisiese.
—¿Cecilia-san? —pregunté, a lo que ella asintió.
—Oh, ¡miren! —nos señaló Tachie.
Allí se encontraba el muelle, con varios pequeños barcos.
Nos acercamos y pudimos ver un recinto con un gigantesco letrero de un pez.
—¿Hmm? —Una hermosa mujer de cabello corto color magenta y un lunar justo debajo del ojo izquierdo, salió de este, y, al mirarnos, la poca expresión que tenía en su rostro, cambió radicalmente, volviéndose enormemente expresiva, al mismo tiempo en que se nos acercaba efusivamente—. ¿¡Vienen por un paseo en barco!? —nos preguntó animadamente.
—¿¡E-Eh!? —exclamó Kiana sorprendida, al ver como la mujer le agarraba las manos.
—Qué raro, normalmente es al revés —susurró Tachie, a lo que yo asentí.
—No, venimos a buscar trabajo —intervino Mei, ayudando a una sorprendida Kiana a alejarse de la mujer.
—¿Trabajo? —se preguntó la mujer—. Hmm, el único que podrán conseguir aquí, sería de pescador, pero no creo que sea un buen trabajo para ustedes, niños.
«¿Niños? No es eso un poco demasiado, tal vez todavía nosotros, pero Mei ya casi cumple los 17… ¿Cuántos años tiene esta mujer? Seguramente no pasará los 25, así que, ¿no es un poco demasiado?».
—¿Por qué lo dice? —preguntó Hakuno.
—¿No hay vacantes? —complementó Tachie.
La mujer negó con su cabeza—. No se trata de eso —expresó ella—. Verán, en este trabajo no te pagan por las horas trabajadas, sino por la cantidad de pescados capturados. Así que, si se pasan toda la tarde sin pescar nada, habrán desperdiciado su tiempo, ¿entienden?
—Pero, aun así, deben de estar pagando bastante, sino, alguien como usted no trabajaría aquí, ¿o sí? —preguntó Tachie.
—¿Alguien como yo? —preguntó ella.
—Es profesora de los de segundo año, ¿no es así? —preguntó mi amiga—. La he visto entrenarlos.
—Oh, sí —confirmó la mujer—. Pero no de los de segundo año, todo depende del rango que tengan, cuando tengan un rango lo suficientemente alto para poder ser desplegados en la retaguardia, entonces comenzaré a enseñarles como su profesora de combate.
—¿Por qué una profesora de St Freya tendría que trabajar parcialmente? —preguntó Kiana—. ¿Les pagan mal?
Estas palabras golpearon a la mujer como una lanza en el corazón, o al menos así la percibí. Ella cayó arrodillada sobre suelo completamente derrotada—. N-No se trata de eso… cometí un par de errores, y, bueno… —Era muy extraño ver como una mujer que demostraba firmeza y confianza, se derrumbaba de un momento a otro hasta el punto de llorar lágrimas—. Perdí gran parte de mis ingresos y no me queda de otra que trabajar hasta el próximo mes…
—D-Disculpe, no quería… bueno… —respondió Kiana apresuradamente, al ver como la mujer estaba casi que llorando de tristeza—. ¿Qué tal si le ayudamos un poco? ¿Estaría eso bien?
Sniff…
—E-El problema es que, últimamente, no es una buena temporada de pesca, así que he perdido tardes enteras sin ganar nada —contestó la mujer, cayendo aún más en la depresión.
Kiana dirigió su mirada hacia Mei, buscando ayuda para consolar a la mujer, pero parecía que ni siquiera ella sabía cómo consolarle. En repercusión, ella giró su mirada desesperadamente hacia mí, pidiéndome ayuda.
—Disculpe, ¿Cuánto está cobrando por un viaje de pesca? —pregunté.
—¿Eh? ¿Viaje de pesca? —preguntó conmocionada la mujer, levantando ligeramente su mirada.
—¿No hacen viajes de pesca? —pregunté—. Ya sabe, llevarnos a todos a pescar, lo que consigamos, nos lo compran, si no conseguimos nada, pues… bueno, al menos disfrutamos la experiencia.
A medida que le explicaba, la mujer comenzó a recuperarse, y, para cuando terminé la explicación, sus ojos le brillaban.
—Eso es muy inteligente… —la escuchamos susurrar.
—Entonces, ¿no hacen viajes de pesca? —preguntó Kiana, siguiéndome el juego.
—¡Sí, sí! —contestó apresuradamente la mujer mientras se levantaba—. ¡Por supuesto, y ya que son un grupo bastante grande, incluso les daré un descuento! —nos ofreció ella alegremente—. ¡Espérenme aquí, voy a alistarlo todo! —Dicho esto, la mujer se marchó apresuradamente.
Kiana suspiró, pero luego sonrió—. Gracias por esa.
—No hay de que —contesté.
—Eres bastante bueno consolando a las personas —expresó Mei, para mí sorpresa.
—No lo es —le respondió Tachie, antes de que yo pudiese decir algo—. De hecho, es bastante malo.
—Eso es un poco grosero —reprendió Mei.
—No —intervine—, ella tiene razón, no soy bueno consolando personas.
—Sin embargo, es bueno ofreciendo soluciones a los problemas —expresó Kiana con su habitual sonrisa.
—Y generalmente está dispuesto a ayudar a las personas con sus problemas —complemento Tachie también con una sonrisa.
—Bueno, supongo que es lo mejor que puedo hacer —finalicé.
—Sin embargo… —intervino Hakuno—. Esto nos ha traído un nuevo problema.
A lo cual, yo asentí.
—¿Hmm? ¿Cuál? —preguntó Mei.
—Bueno, da igual que tan grande sea el descuento que nos haga, un viaje en un barco pesquero no será precisamente barato —explicó Hakuno.
Sonreí—. Tranquila, podremos pagar el viaje, de hecho, tal vez incluso ganemos algo —le contesté, luego, me giré hacia Kiana—. Te lo dejo a ti.
A lo que ella entendió mis razones, y su sonrisa se hizo más grande, sacó pecho, y colocó sus manos en sus caderas—. Está hecho.
—Ya veo… —dijo Tachie sonriendo—. Confiamos en ti, oh, Reina de los Atunes.
—¿Reina de los Atunes? —preguntó Mei, confundida.
Y Hakuno ladeó su cabeza.
—Ya lo verán…
…
Unos minutos después…
—¿¡Están todos listos!? —preguntó animadamente la mujer, quien se dirigía hacia nosotros.
En el momento en el que me giré, me quedé mudo. Corriendo, con piel clara, con un traje de baño de color negro, con… rebotando, rebotando. Se acercaba a nosotros mientras... Uck.
Súbitamente, un codazo, Kiana, quien estaba al lado mío, me había dado un codazo, mire hacia ella y me miró con el ceño fruncido. Súbitamente, sentí una mano en mi hombro, una mano que me apretó con fuerza, giré hacia atrás, y vi la molestia en el rostro de Tachie. Luego, me giré a mi costado, y, para mi sorpresa, las expresiones de Hakuno y Mei tampoco eran particularmente amigables.
Obviamente, bajé mi mirada. Tal vez me quedé… demasiado hipnotizado, o tal vez fui demasiado obvio, pero, ¿se podía culparme? Yo no culparía a ningún hombre en esta escuela si le pasase lo mismo. Soy un hombre en crecimiento rodeado de mujeres atractivas con las que tengo que convivir la mayor parte del día, y, además, la población masculina dentro de esta isla es minoría, sumándole a que, por el efecto de la conversión en demi, todas las mujeres se encuentran en forma y son físicamente atractivas, cualquier hombre que pudiese controlarse completamente en este sitio, seguramente habría alcanzado el Nirvana o algo así.
—Y bien, ¿todo listo? —nos preguntó.
—Sí, señorita… eh… —respondió Kiana.
Esto hizo que la mujer se avergonzase—. Discúlpenme, no puedo excusar mis modales. Mi nombre es Bazett, Bazett Fraga McRemitz.
«¿Fraga?», me pregunté. Creo que escuché ese apellido cuando viaje a Europa para visitar a mis familiares, «¿Será descendiente de una familia de magi?».
—Encantada, Soy Kiana, este es Shirou, Mei-senpai, Tachie y Hakuno.
—Bien, entonces, zarpemos… y en cuanto al precio del viaje…
…
Efectivamente, zarpamos, y estuvimos menos de una hora pescando. Para nuestra sorpresa, el muelle no tenía barcos más grandes que en el que estábamos viajando, pero nuestra guía nos explicó que se debía a que ellos solo tenían que encargarse de surtir a esta parte de la ciudad, así que, tener barcos más grandes era innecesario. Por otro lado, el otro muelle, no era solo un muelle pesquero, era el muelle principal de la isla, así que, era mucho mayor, y recibía barcos más grandes.
—¡Bien, tiren las redes de este lado! —nos indicó Kiana.
Y así lo hicimos, Bazett se mostraba un poco… triste, tal vez avergonzada, probablemente debido a que ya nos había advertido que, en esta temporada, la pesca se había reducido enormemente. De allí la sorpresa de ella cuando levantamos la red completamente llena de pescados, específicamente, de atunes.
Sí, por esto la llamábamos la Reina de los Atunes. Lo descubrimos en un viaje de pesca anterior, el que, por alguna razón, Kiana parecía atraer a los atunes, sin importar donde se encontrase. Era un extraño fenómeno al que todavía no le habíamos encontrado explicación alguna.
—P-Pero ¡¿cómo!? —preguntó Bazett completamente sorprendida—. ¿¡E-Es una capacidad Demi!?
Kiana sonrió, pero no contestó—. ¡Y esto no es todo! —exclamó ella alegremente—. ¡Ahora tiren esa otra aquí!
Y así lo hicimos, y, una vez más, levantamos una red repleta de atunes.
—¡Esto no tiene sentido! —volvió a exclamar la mujer.
…
Menos de una hora, eso era todo el tiempo que habíamos estado en el barco, pues habíamos llenado las redes en ese tiempo. De hecho, habíamos necesitado solo unos minutos, así que el resto del viaje lo gastamos observando el océano y disfrutando el paseo.
—¿¡Estás segura que no quieres trabajar aquí!? —preguntó Bazett a Kiana, completamente abatida.
—Perdón, perdón… —contestó ella, con una sonrisa nerviosa—. Además, ¿no eras tú quien decía que este trabajo no era para nosotros?
Esto hizo que la mujer comenzase a llorar con arrepentimiento—. Tu eres una excepción…
—Perdón… —volvió a responder Kiana.
A lo que Bazett-san asintió con tristeza y se dirigió al puesto de pesca—. Espérenme aquí.
Una vez que Bazett se fue, hice la pregunta que todos nos estábamos haciendo—. ¿Kiana…?
Kiana se giró y me preguntó—. ¿Sí?
—¿¡Por qué demonios no aceptaste el trabajo!? —A lo que Tachie y Hakuno asintieron, e incluso Mei-san esperaba atentamente su respuesta.
—Es por lo que dije, este empleo no es para mí —nos respondió ella, como si fuese algo obvio.
—¿Por qué lo dices, Kiana? —preguntó Mei.
—Sí, incluso si es solo atún, seguramente obtendrás buenas ganancias —expresó Tachie, a lo que Hakuno asintió.
—Bueno… la población de atunes es limitada, eventualmente no podría pescar nada —explicó Kiana.
—Bueno, eso tiene sentido… —comentó Mei.
A lo cual, yo entrecerré mis ojos—. ¿Y la verdadera razón es…? —pregunté.
—¿Eh? —exclamó ella.
—¿Y la verdadera razón es…?
—¿Disculpa? —me contestó un poco nerviosa.
—¿Y la verdadera razón es…? —Kiana desvió su mirada—. Ki-a-na, ¿Cuál es la verdadera razón?
—Bueno… sabes… si tuviese que trabajar aquí, entonces… tendría que gastar mucho dinero en productos para el cabello y para la piel —comenzó a susurrar mi amiga—, además, estaría oliendo a atún todo el rato…
Simplemente, quería golpearme la cara.
—Idiota… —dijo Tachie.
—¡Hey! Lo dices porque tú no tendrías que hacerte cargo de eso —respondió ella.
—Super idiota —complementó Hakuno.
—¿¡Tú también!? —preguntó ella.
—Incluso Mei-san no te está defendiendo. —Eché sal a la herida.
—¿Eh? —exclamó Kiana y dirigió su mirada hacia esta, quien giró su mirada hacia otro lado—. ¿¡Me-senpai!?
—Incluso yo no puedo apoyarte en esto, Kiana… —susurró ella.
—¡P-Pero, Mei-senpai!
Bazett volvió con el pago por la pesca, y antes de despedirse, intentó convencer a Kiana una vez más; sin embargo, ella no cedió.
—Debemos llamar a Liliya antes de que se haga más tarde —nos dijo Hakuno, mientras regresábamos al dormitorio, ya que se estaba haciendo tarde.
—Pero, ¿Quién tomará los puestos? —preguntó Tachie.
Todos nos quedamos en silencio, pero finalmente, lo rompí yo—. Creo que deberían tomarlo ustedes tres.
—¿Hmm? ¿Por qué lo dices? —preguntó Tachie—. Y más te vale que no des una razón estúpida.
A lo que, para mi sorpresa, Kiana asintió—. Sí, que no sea algo como, por la bondad de tu corazón, porque crees que seríamos mejores que tú para trabajar en el restaurante, o algo así.
—No se trata de nada de eso —contesté con el ceño fruncido, ¿Qué imagen tenían estas dos de mí? Me pregunté—. Es simplemente que creo que, entre ustedes y yo, es más sencillo que yo consiga un trabajo —expliqué—. Siempre se necesitará de personas que reparen cosas —aclaré.
—Bueno, eso es cierto —dijo Kiana.
—¿Estás bien, Hakuno? —preguntó Tachie, y al oírla, giré mi mirada hacia mi compañera, quien tenía un ceño fruncido.
—¿Ocurre algo? —pregunté; sin embargo, Hakuno no me contestó, parecía ensimismada en sus pensamientos.
—¿Hey? —expresó Tachie, pero Hakuno no contestó.
—¿Zabiko? —pregunté, y, para mi sorpresa, Hakuno salió de su ensimismamiento.
—¿Eh? —exclamó.
—¿Zabiko? —preguntó Kiana.
Suspiré internamente, si había respondido a ese nombre, seguramente todavía estaba pensando en lo del ciber café.
—Oh, nada —respondió Hakuno—. ¿Qué ocurre?
—Solo te estaba preguntando porqué tenías el ceño fruncido… —repitió Tachie.
—Ah, solo estoy intentando recordar algo que me dijeron hace un tiempo, era sobre algo que los Caster podían hacer, pero no recuerdo exactamente el qué.
—¿Algo que los Caster podían hacer? —preguntó Mei—. ¿Cómo una habilidad especial?
Hakuno negó con su cabeza—. No, no tiene que ver con eso, era otra cosa.
—Mei… —intervine—. Hazlo antes de que se haga más tarde.
—Ah, sí —Mei tomó su celular y realizó la llamada—. Entiendo, bien, no, mañana conoceremos a nuestro líder de escuadrón. Sí, todavía no nos lo han asignado, ¿podría ser pasado mañana? Vale, Gracias.
—¿Qué dijeron? —preguntó Kiana.
—¿Alguien tomó los puestos mientras estábamos buscando más trabajos? —preguntó Tachie.
Mei negó con una leve sonrisa—. No, afortunadamente, no. Empezaremos a partir de pasado mañana.
—¡Bien! —se animó Tachie—. Ahora solo falta uno de nosotros.
—Estás bastante animada… —dijo Hakuno.
—Siempre quise tener un empleo, pero no me dejarían tener uno hasta que me graduase —explicó Tachie.
—Pero, ¿qué haremos con Shirou?
Una vez más, el silencio cayó sobre nuestro grupo.
—Por ahora, no podemos hacer nada, ya es demasiado tarde, y un empleo nocturno será problemático al sumarlo a nuestros horarios, así que, tendremos que seguir buscando otro día —expuse.
—En ese caso, ¿regresamos a los dormitorios? —preguntó Tachie.
—Creo que sería todo por hoy… —dijo Mei.
A lo que Hakuno asintió, todavía molesta.
—¿Cómo que todo por hoy? Todavía tenemos algo importante por hacer —exclamó Kiana, y todos nos giramos para escucharla—. ¿Acaso lo olvidan? ¡No tenemos alimentos en el dormitorio! ¡La nevera está vacía!
—Es… cierto, pero… es realmente impresionante como si te acuerdas de esas cosas… —expresó Tachie.
—Tiene buena memoria, simplemente la utiliza para lo que quiere —expliqué.
—Ja, ja… —se rio incómodamente Mei-san.
—Entonces, ¿rumbo al centro comercial? —preguntó Hakuno.
—¡Obviamente! —contestó Kiana.
Y así, sin admitir ningún tipo de discusión, nos dirigimos al centro comercial más cercano.
…
...
Bolsas, bolsas y más bolsas, esto era normal, al menos, normal si querías alimentar a un ejército.
—¿Les parece si descansamos antes de volver? —preguntó Hakuno. Actualmente, todos teníamos, al menos, dos o tres bolsas.
—Oh, ¿qué les parece si vamos allí? —preguntó Kiana.
Todos dirigimos nuestra mirada hacia donde estaba señalando.
—Eso es, ¿un maid café? —preguntó Tachie con el ceño fruncido.
—¿Qué pasa? ¿Por qué el ceño fruncido?
Tachie la miró inquisitivamente—. No querrás vernos vestidas de maids o algo así, ¿verdad?
—¿Eh? —contestó mi amiga un poco nerviosa—. P-Por supuesto que no, además, ya todas conseguimos trabajo, así que no podríamos pedir un puesto. El único que podría hacerlo es Shirou, y… ¿Quieres verlo vestido de maid o algo así?
—¡Por supuesto que no! Aunque… ver a Shirou con delantal… no queda mal, ¿verdad?
Kiana, desgraciadamente, se lo tomó enserio—. Hmm… no desentonaría.
—Chicas… —intentó intervenir Mei, al ver cómo estaba empezando a fruncir el ceño.
—¿No lo crees, Mei-senpai? —preguntó Kiana—. Puedo imaginármelo perfectamente con un delantal dándonos la bienvenida.
—No creo que… —Aunque parecía querer contraargumentar, luego pareció imaginarse lo Kiana estaba diciendo, quedándose pensativa y en silencio durante unos segundos
«¿En serio lo está considerando?».
—Un perfecto amo de casa… —complementó Hakuno.
—Solo… entremos —suspiré y me adelanté.
…
—¡B-Bienvenidos! —Apenas abrimos la puerta, fuimos recibidos por una maid
Una chica baja y delgada similar a Bronya, con cabello negro corto que se desvanecía en un color azulado en un corte bob, con ojos de un azul profundo, nos dio la bienvenida vistiendo un traje de maid. Y esta chica… tenía la sonrisa más nerviosa que jamás había visto en mi vida, casi parecía que se estaba muriendo por la vergüenza.
Kiana fue la primera en intentar responder, pero la agarré por el brazo—. ¿Eh? —exclamó ella al no entender porque le estaba sujetando.
—Mei-san… —Pedí silenciosamente.
Mei, quien también había captado el nerviosismo de la chica que nos estaba recibiendo, pareció entender mis intenciones.
—Buenas, ¿tendrán una mesa libre para los cinco? —preguntó ella con una sonrisa amigable, manteniendo una cuidadosa distancia de la chica, para no incomodarla.
—A-Ah, no hay una mesa para cinco, pero puedo acomodarlos en una mesa de cuatro, s-si gustan… —nos respondió ella.
—En ese caso, por favor —contestó Mei amablemente.
—Claro, síganme… —respondió la chica, relajándose un poco, y mostrando una sonrisa menos forzada.
Así, la chica nos guio hacia una mesa, donde colocó una silla extra para nosotros.
—Esperen un momento y una sirvienta vendrá a tomar vuestras ordenes —nos informó la chica.
—Muchas gracias —contestó Mei cándidamente.
—D-Disfruten su estadía —respondió ella con una sonrisa, luego de hacer una referencia, y dirigirse hacia la puerta para recibir a más clientes.
—¿Era necesario? —me preguntó Kiana, haciendo un mohín.
—¿Evitar que una explosión de energía como es tu caso saltase sobre una pobre chica, quien es un manojo de nervios? —pregunté sarcásticamente—. Sí, creo que sí.
—¿Por qué estaría tan nerviosa? —preguntó Mei.
—Bueno, yo también estaría nerviosa —expresó Tachie.
—Primero habría que encontrar una forma de que aceptases vestirte de maid —comenté yo.
—Antes muerta —me contestó mi amiga.
—Buenas, ¿ya tienen sus pedido? —Repentinamente, una voz intervino en nuestra conversación.
Gire mi mirada y, si no hubiese sido por la experiencia ocurrida en el muelle, seguramente me hubiese quedado también embelesado en este momento. De piel clara y ojos amatistas, con un bello caballo rubio, y una linda sonrisa armoniosa, junto con un… busto prominente (esto ya se estaba volviendo ley en St Freya), fue la apariencia de la maid que nos atendió.
—Wow, un cambio de 180 grados con respecto a lo inicial… —expresó Tachie sorprendida, y no podía estar menos de acuerdo con ella.
—¿Disculpa? —le preguntó ella, un poco confundida.
—Ah, nada, es solo que la sirvienta que nos recibió se veía un poco nerviosa… —intentó explicarse Tachie.
—Oh, disculpen a Seele, ella acaba de ser contratada, por lo que, no lleva mucho tiempo en el puesto, esperamos que se acostumbre con el tiempo —intentó excusar a su compañera.
—Aun así, ella fue muy amable —intervino Kiana—. Y usted…
—Ah, disculpen mis modales, Laeticia, para servirles —respondió ella inocentemente.
No obstante, tanto yo como el resto, pudimos observar cómo las comisuras de los labios de Kiana se torcían levemente hacia arriba, era obvio que su objetivo era obtener el nombre de la chica.
—Bien, Laeticia, ¿qué nos recomiendas? —preguntó ella, siguiendo con su investigación.
…
Finalmente, terminamos con nuestros pedidos y vimos como Laeticia se retiraba.
Todos observamos con mayor o menor disgusto la sonrisa de nuestra líder mientras observaba atentamente como Laeticia se dirigía a la cocina.
—Que elegancia la de Francia —expresó Kiana mientras se lamía los labios.
—Realmente tienes suerte de ser una chica linda —susurré.
Vi a Mei fruncir el ceño y no opinar, pero se le veía visiblemente incomoda, mientras que Hakuno, de todos, era la más indiferentes a sus acciones.
—¿Era francesa? —preguntó Tachie.
Kiana asintió—. Lo noté por su acento.
—Este lugar es bastante popular… ¿no lo creen? —preguntó Mei, cambiando el sentido de la conversación.
—Sorpresivamente, sí —expresé.
—¿Sorpresivamente? —me preguntó Hakuno.
—El público mayoritario de este tipo de establecimientos son los hombres, y ya que la población mayoritaria en St Freya son mujeres, debe haber una gran competitividad por monopolizar a la población masculina —expliqué.
—Yo diría que no solo atraen a los chicos, aunque no los culpo —expresó mi amiga mientras se comía con los ojos a cada maid que se nos acercaba.
Kiana tenía razón, no solo ella se estaba comiendo con los ojos a las sirvientas; sin embargo, al menos los chicos intentaban disimular, como era el caso de una mesa donde se encontraban un par de chicos rubios, junto a un chico pelirrojo con traje de ¿marinero?, no, por las medallas sería, ¿capitán? No estaba seguro, y otro chico de cabello blanquecino, quienes se encontraban disfrutando de la vista de las sirvientas.
—Cof, cof… —Fingió toser Mei—. Kiana…
Kiana, quien estaba concentrada admirando a las sirvientas, no se dio cuenta del tono frio que Mei había usado para referirse a ella—. ¿¡Sí, Mei-senpai!?
Sin embargo, su emoción habitual se apagó completamente al ver la mirada fría como el hielo de Mei—. Ten más decoro…
—¡S-Sí! —contestó mi amiga completamente nerviosa.
Siendo sincero, esta era la primera vez que veía a Mei mostrarse fría con Kiana, así que era una vista realmente exótica. Aun así, esto no evitó que Kiana siguiese gozando de la vista, solo que lo hizo con cierto disimulo.
—Aquí les traigo sus bebi- ¡Ah!
Salté incluso antes de escuchar el chillido, probablemente, si no estuviese tan embelesada viendo al resto de sirvientas, Kiana hubiese hecho lo mismo, de hecho, ella lo hubiese hecho con más razones. Había visto a Laeticia resbalarse y caer antes de que sucediese propiamente hablando, así que tomé acciones.
Estiré una de mis manos hacia la chica, mientras que la otra la estiré hacia los platos. Rápidamente, hice fuerza para mantener a la chica, al mismo tiempo en que hacía todo lo posible para evitar que los platos y tasas chocasen contra el suelo.
El resultado fue más incómodo de lo que pude haber previsto, me encontraba sujetando a Laeticia por la cintura, extremadamente apegada a mí para no perder el equilibrio, mientras que mi otra mano sujetaba la bandeja de platos.
—¿Estás bien? —pregunté a Laeticia, cuyo rostro estaba a pocos centímetros del mío.
—S-Sí, gracias… —me respondió ella, todavía conmocionada.
—Discúlpame por esto…
—¿Qué? ¿¡Oh!?
Tuve que hacer fuerza para poder levantarnos, porque apenas y podía mantenernos en equilibrio. El resultado fue que Laeticia y yo quedamos completamente pegados, como si la estuviese abrazando desde la cintura.
—¿Qué pasó? —preguntó Kiana.
—¿Eh? —oí exclamar a Hakuno.
Y así, una tras otra, pude escuchar a mis compañeras reaccionando.
—¿Qué están haciendo ustedes dos? —nos preguntó Tachie.
—Eh, discúlpame… —expresé, removí mi mano de la cintura de Laeticia, permitiéndole separarse de mí.
—¿Oh mi…? ¿Qué ocurrió? —nos preguntó una nueva maid, acercándose junto con mis compañeras.
Ella era una mujer atractiva (para variar) de piel clara y ojos rosa rojizo. Tenía el cabello corto, rubio con tonalidades de color miel, el cual le cubría el ojo izquierdo, y poseía un lunar debajo del ojo derecho. Al igual que el resto de empleadas, vestía un uniforme de sirvienta.
—D-Discúlpeme, mayor —se disculpó Laeticia—. El piso estaba mojado y no me di cuenta. Me resbalé y estuve a punto de caer, sino fuese por nuestro estimado… amo, hubiese tenido un accidente… —se explicó Laeticia.
La nueva maid, que parecía ser una senpai de Laeticia, le contestó con una pequeña y sencilla sonrisa—. Comprendo, tranquila Laeticia, no es tu culpa, tendré que llamarle la atención a la última sirvienta encargada de trapear el suelo. —Luego, ella se giró hacia mí, y también me sonrió—. Estimado amo, agradecemos su ayuda para proteger a una nuestras sirvientas, así que… —Sin embargo, ella se detuvo momentáneamente—. ¿Le gustaría trabajar aquí?
—¿Disculpa? —pregunté.
—¿Le gustaría trabajar aquí? —me volvió a preguntar—. Es un poco vergonzoso expresar esto, amo, pero, ¿no tiene usted alma de mayordomo?
—¿Alma de mayordomo? —pregunté.
—¡Exactamente! —exclamó repentinamente Kiana.
Tachie asintió—. Tienes buena vista.
—Oigan ustedes dos… —Parecía que me estaban ayudando, pero metería las manos en el fuego si no lo estaban haciendo por tener la oportunidad de obligarme a servirles vestido de mayordomo.
—En ese caso, acompáñeme por favor —expresó la mujer mientras me agarraba del brazo.
—¡H-Hey! ¡E-Espera! —Sorprendentemente, la mujer me tenía agarrada como una pinza—. Laeticia, ofréceles a nuestras queridas amas un descuento por parte de la casa.
—E-Entiendo… —contestó la chica tan o más consternada que yo.
…
Un traje de mayordomo, sí, no sé de dónde lo sacó, pero lo tenía, justo para mi talla.
—Nuestras amas nos informaron de que están buscando trabajo —habló la mujer, quien se había presentado como Rita Rossweisse, y quien era algo así como la jefa de sirvientas del maid café—. Esta será un buena prueba.
—¿Necesitan personal? —pregunté extrañado.
—No exactamente, pero hay mucha competencia en este sector, ¿sabes? —expresó la maid—. Necesitamos renovarnos cada cierto tiempo para mantener nuestro puesto firmemente asentado.
—Comprendo, y considerando la población de St Freya, incluir un par de mayordomos es una idea bastante atractiva de cara al público, lo cual me lleva a preguntar: ¿Por qué no lo han hecho antes?
Por primera vez vi una leve mueca irrumpir la bella sonrisa de la sirvienta—. Me temo que nos ha sido complicado escoger a… mozos con buena y real disposición para servir.
Ah, eso era todo lo que necesitaba escuchar. Lo había dicho antes, la población femenina de St Freya era mayor a la masculina, sumado al efecto Demi sirviente, todas era mujeres en perfecta condición física, dicho de otra forma, todas era atractivas, por otro lado, y según lo que había visto, la población de St Freya estaba entre los 13 y los 23, siendo aquellos de más edad, o una rara excepción, o profesores de la institución. Es decir, que la mayoría de la población estaba en la adolescencia. Era fácil entender la situación, de hecho, comenzaba a tomarme más en serio las palabras de Kiara-san, por muy preocupante que eso fuese.
—Bien, todo listo —confirmé.
A lo que Rita-san asintió—. Tal y como preví, te queda como un guante. No tengo que decirte que tienes que hacer, ¿verdad?
Negué con mi cabeza—. Para nada.
Salí de la habitación de atrás, pasé por la cocina y tomé una libreta para anotar, preparé mi mejor sonrisa, y entré en este nuevo campo de batalla. Inmediatamente, todos los ojos se volvieron hacia mí, los de los clientes, e incluso los de los empleados, las miradas fueron lo que me esperaba, divididas de acuerdo a quien me observase, obviamente, los hombres no me recibieron con una sonrisa, y las mujeres, bueno, algunas sonrisas no me hacían sentir mejor que los ceños fruncidos. Entre estas, las de ellas.
Tilín, tilín…
¿Nuestra mesa tenía esa pequeña campana? No me había dado cuenta en un principio, pero sabía que no las podía evitar para siempre, así que fui directamente a enfrentarme a ellas.
—Oh, se te ve bien, realmente parece que fue hecho para ti —dijo Tachie con una sonrisa burlona.
—Un mayordomo en toda regla, listo para servirnos, ¿no es así? —preguntó Kiana.
Saben, hay dos tipos de huelga, aquella que se hace negándose a trabajar, y aquella que se hace trabajando más de lo debido. Y sí, a muchos les parecerá extraño este segundo tipo de huelga, pero tiene su propósito: el lograr la sobreproducción, de modo que la oferta sea mucho mayor a la demanda y la empresa no sea capaz de venderlo todo a los precios establecidos. Para mi situación actual, este era el tipo de curso a tomar.
—Por supuesto, my ladies, ¿qué desean? —Bien, parece que logré tomarlas desprevenidas, además, tendría que agradecerle más tarde a Hakuno y a Mei por no sumarse a esto.
—B-Bueno, en ese caso… —Y así comenzó la lluvia de peticiones por parte de Kiana, aprovechándose de ser la única entre nosotros con un ingreso estable, tuviese o no trabajo.
Tachie, por otro lado, fue más cometida.
Manejé todo sin ningún problema, a fin de cuentas, ya estaba más que acostumbrado a atender a estas dos. Por muy molestas que fueron sus peticiones, como, más azúcar, servilletas nuevas, enfriar las bebidas que estaba un poco calientes, cosas que se olvidaron ordenar o cambios en las ordenes por que se les había apetecido otra cosa, manejé todo con una sonrisa en el rostro, sin darles el más mínimo indicio de frustración.
—Espero que lo disfruten, mis encantadoras damas —expresé, y me alejé de la mesa, viendo como ya no eran capaces de incordiarme más con ninguna otra petición. A la vez, reforcé mis oídos, para así poder escuchar que estaban diciendo, de esa manera, estaría preparado para cualquier ataque que pudiesen lanzarme.
—B-Bueno, es sorprendentemente bueno haciendo este trabajo —escuché a Mei decir.
—Tiene alma de mayordomo —dijo Hakuno.
—Hmm… —refunfuñó Tachie—. Lo está soportando bien…
—Tal vez haya encontrado su lugar, ¿nos darán descuentos si trabaja aquí de ahora en adelante? —preguntó Kiana sonriendo—. Sería un ganar-ganar, podemos comer delicias y molestarlo al mismo tiempo —dijo ella, mientras llevaba una tarta de fresa a su boca.
—¿No están siendo un poco duras ustedes dos? —preguntó Mei.
—No, en absoluto —respondió Tachie.
—Este tipo de oportunidades no suelen presentarse, Mei-senpai —explicó Kiana—. Así que hay que aprovecharlas.
Suspiré, y me dirigí a entregar las últimas ordenes—. Estas serían las últimas ordenes de la mesa 5.
El hombre que estaba detrás del mostrador, un hombre de avanzada edad, con orejas puntiagudas, cabello grisáceo y anteojos redondos, asintió.
—Recibidas, buen trabajo —expresó el hombre.
—¿Te están dando mucho trabajo? —preguntó preocupada Laeticia, quien se me acercó poco después.
—Bueno, era lo que me imaginaba —respondí—. No hay ningún problema.
Dicho esto, pronto me vi una vez más solicitado, una chica de cabello castaño ondulado, ojos azul claro y una sonrisa amable.
—Oye, Shirou —escuché a Kiana llamar.
Sin embargo, tenía un pedido que atender primero—. Disculpe, Lady, en este momento estoy con un pedido.
Acabé de atender a la joven, y en ese mismo instante, una nueva llamada. Una ojou-sama de cabello largo y rubio dorado peinado en forma de grandes rizos, como taladros, y ojos de color ámbar.
Tilín, tilín…
—En un momento… —contesté.
Apenas había terminado de atender a la dama de clase alta, y ya estaba siendo solicitado por otra chica, incluso antes de escuchar el sonido de la campana. Era una chica con cabello negro, corto, que se desvanecía en color turquesa en las partes inferiores, sus ojos también eran de este mismo color.
—¡BakaShirou! —exclamó Tachie.
—Disculpe, Lady, iré en cuanto pueda —contesté.
Terminé de atender a una chica solo para ser solicitado por otra, una petición tras otra, una dama tras otra, estaba siendo solicitado por gran parte de los clientes, o, clientas, en este caso.
—Lo está haciendo apropósito, ¿verdad? —preguntó Tachie, amargada.
—Obviamente —contestó Kiana, disgustada.
—No creo que sea el caso —intervino Hakuno.
—¿A qué te refieres? —preguntó Tachie.
—Probablemente, si las esté evitando, pero es cierto que se ha ganado a la clientela —expresó Hakuno, y vi por el rabillo del ojo como me señalaba mientras atendía a otra clienta.
—Se volvió muy popular rápidamente —asintió Mei.
—Las consecuencias de un buen servicio —escuché decir a Rita, quien se había acercado a nuestra mesa—. Dicho esto, ¿les molesta si las atiendo, queridas amas? Nuestro mayordomo parece tener demasiado en sus manos en este momento.
Podía sentir las mirada de Kiana y Tachie perforando mi espalda; sin embargo, las ignoré, y me esforcé por atender debidamente a todos los clientas que me solicitaban. Una tras otra…
Más temprano que tarde, Kiana y Tachie dejaron de llamarme, y observaron con el ceño fruncido como me movía a través del recinto, atendiendo a todas las chicas con una sonrisa, hasta que, finalmente, la jornada acabó.
Me senté, me encontraba agotado, podían haber sido solo un par de horas, pero había sido el empleado más solicitado durante ese tiempo.
—¿Terminaste? —preguntó Tachie, todavía había algo de amargura en su tono de voz, pero parecía que entendía lo cansado que me encontraba en ese momento.
—Sí… —susurré.
—Bien, en ese caso, podemos irnos —dijo Kiana.
—¡Oh! ¿Ya se marchan? —nos preguntó Laeticia, quien todavía no se había cambiado de su uniforme.
—Sí, ya están cerrando, ¿no es así? —preguntó Mei.
—Sí, pero, ¿podrían esperar un momento? —nos preguntó con una sonrisa—. Solo serán unos minutos. —A pesar del humor que rondaba en el aire, Laeticia había sido una de las personas más amables que habíamos conocido el día de hoy, así que pudo disipar un poco del ambiente, y forzó a que ellas aceptasen—. Espérenme un momento, ya vuelvo.
El silencio colmó el salón; no obstante, y para mi fortuna, Laeticia volvió poco después, trayendo un plato con ella.
—No pude agradecerte por lo de antes, así que, ten, yo invito —Era un omelette, el típico omelette con un corazón y un I love you escrito con salsa.
—Oh, eh… gracias —sonreí, un poco cansado y algo avergonzado.
Ella me respondió la sonrisa y me contestó—. Disfrútalo —Luego de esto, se dirigió nuevamente a la cocina.
El ambiente cayó sobre nosotros, pero yo aproveche para centrarme en comer mi omelette y no prestarle atención en absoluto. Fue entonces cuando Rita-san se acercó.
—Debo decir que pasó la prueba con nota sobresaliente —expresó ella con su típica sonrisa—. Si buscas un trabajo, estamos más que dispuestos a contratarte.
Ojalá no me hubiese centrado tanto en comer en aquel momento, si no lo hubiese hecho, entonces hubiese respondido por mi cuenta.
—B-Bueno, es cierto que estamos buscando un trabajo, pero… ¡Shirou ya tiene trabajo! —habló para mi sorpresa, Kiana—. ¡Es Tachie quien está buscando trabajo!
—¿E-Eh? —exclamó sorprendida mi compañera. Yo, por mi parte, intenté intervenir, pero como estaba concentrado en comer, acabé atragantándome.
—¿En serio? —preguntó Rita-san, la cual parecía confundida—. ¿En qué trabaja?
Intenté decir algo, pero la tos era lo único que salía de mis labios.
En ese momento, a Hakuno se le iluminaron los ojos y contestó—. ¡El departamento de creación!
—Oh, ¿eres un Caster? —me preguntó Rita-san, a lo cual, tuve que controlar mi voz, y finalmente asentí—. Comprendo, es una verdadera pena, no creo que la ama Tachie tengas las cualidades necesarias para servir —Tachie frunció el ceño, pero no contraargumentó—. Aun así, si necesitas un ingreso extra, siempre estaremos dispuestas a recibirte, ¿entiendes?
Desanimado, y finalmente tragando la comida, asentí.
Luego de esto, Rita-san se fue, y antes de que pudiese decir algo más, Tachie y Kiana me tomaron de ambos brazos, y me jalaron hacia afuera, así termino nuestro día de búsqueda de trabajo.
Notas de autor:
¡Buenas gente! Aquí con un nuevo capítulo, y esta vez volvimos fuerte, este es el capítulo más largo que he escrito de este fic (Aunque dudo mucho que los proximos se mantengan igual de largos XD). Bueno, realmente no tengo mucho que decir esta vez, así que...
Sin más que decir, agradezco a todos los lectores, a los mecenas para los que los capítulos están listos una semana antes, o incluso antes y por partes, y a todos los que comentan en cada capítulo, no vemos en el siguiente cap.
