Conversación en Persona: "Día de la Emergencia"
Conversación en Radio: "Día de la Emergencia"
Recuerdos: "Día de la Emergencia"
Narración: Día de la Emergencia
POV Michael
Después de ver a Karn destruir las ventanas, teníamos que empezar a movernos y salir de esta sala.
"Solo hay una forma de salir de aquí" —Decía Baird apuntando a una puerta, que tenía el letrero 'Archivos'—.
"Dos, de hecho. Una es muriendo" —Hablo Paduk tirándome aún más la moral, por si no fuera suficiente mi cansancio e irritación—.
Nos fuimos a la puerta y entramos para luego sellarla, no queríamos sorpresas.
"Paduk, ¿qué puedes decirnos sobre esa cosa?" —Pregunto Sofía al Gorasni—.
"Nada que no sea obvio" —Respondió secamente. Eso no nos sirve nada—.
"¿Cómo fue que TÚ lo conociste?" —Pregunte mientras bajábamos las escaleras—.
"No te incumbe mis asuntos" —Dijo agresivamente el Gorasni—.
"Sí, eso ya lo he escuchado antes" —Susurre a mis adentros, evitando mencionar más—.
"Mis problemas no te incumben anciano" —Era un joven, muy joven, con una perforación en su rostro que acompañaba a su sonrisa burlona—.
"Lo es cuando ella está involucrada" —Mi voz sonaba similar a la de la actualidad—.
"¿Y que si salimos un poco? No eres nadie para decirle que hacer" —Sentí un pequeño empujón en mi hombro, intento apartarme, recuerdo perfectamente que no funciono—.
"Talvez, pero tampoco eres nadie para decirme a mí que hacer. Y mi problema aquí, eres tú" —Mi rostro sentía las manos de alguien, como si intentara apartarse de mí. Mientras que las mías estaban en carne suave, apretando con mucho esfuerzo—.
"¿Sigues con nosotros?" —Sofía estaba en mi cara con una cara confundida, con sus manos tocando mi frente—.
"Sí... sí, aquí sigo" —Digo relajando mi ritmo cardiaco, estaba pulsando como si estuviera corriendo o en pánico—.
"De repente dejaste de responder y frunciste el ceño muy fuerte, también apretaste demasiado a esa tubería" —Agrego Baird señalando mi mano que seguía sosteniendo la barra de metal que se usaba para transportar agua o gas—.
Solté la barra y se veía una abolladura en la misma, intente disimular un poco para no llamar más la atención.
"Es el cansancio. Busquemos la salida" —Digo llegando al último escalón, saltamos unos sacos de arena y ver unos huevos incrustados en la pared—.
"¿Qué es eso?" —Digo con asco apuntando a los bebes de algo—.
"No tengo idea de quién sean, algunos Locust ponen huevos, eso es seguro" —Dijo Baird destruyendo el montón de huevos—.
El sótano estaba bien iluminado, con bombillas potentes, pero tenían demasiadas fugas, entre ellas, Imulsion.
"Cuidado con la Imulsion, no querrán enfermarse o quemarse" —Informo señalando con mi rifle a la fuga en el techo—.
Rodeamos eso y entramos a una habitación que parece un almacén, para luego escuchar pasos, muchos pasos, no eran humanos.
"Esperen ¿Oyeron eso?" —Baird nos susurró levantando la mano para detenernos—.
"Entonces no fui el único" —Susurre de vuelta mirando las entradas—.
De la puerta donde teníamos que pasar salió un miriápodo similar a unos cien pies, con menos extremidades y extremadamente grande. Los había visto, pero nunca de este tamaño.
"¡Serapede!" —Grite disparando a su coraza que solo hacía que mis balas rebotaran, estas cosas están blindadas—.
"¡Oh, no! ¡No quiero bichos!" —Grito Cole, muy disgustado de ver al Serapede y también intentaba matarlo—.
"¡Ponte detrás! ¡Son más vulnerables!" —Baird aconsejo, a lo que Sofía y Paduk empezaron a rodearlo mientras este se encontraba distraído con nosotros—.
El bicho cerraba sus mandíbulas, sacando descargas eléctricas, intentando paralizarnos.
Los chicos fueron más rápidos y con una ráfaga continua, su cola junto con la mayoría de su cuerpo fueron destruyéndose hasta solo quedar su cabeza, era un asco.
Salimos del pequeño almacén para encontrar a OTRO de estos bichos en medio del camino a nuestra salida.
"¡Por favor, ya no quiero ver animales con más de 4 patas!" —Comente asqueado, repitiendo la misma estrategia pasada, pero con la diferencia que por poco me muerde la pierna, sintiendo la chispa de electricidad, rozándome antes de morir el insecto a manos de Sofía—.
"¡Amigo, pensaba que las larvas caminaban con dos piernas, como la gente normal! ¿Podemos irnos ya?" —Agrego Cole arqueando por el olor inmundo de la sangre del Serapede—.
"No podría estar más de acuerdo" —Contesto mientras nos acercábamos a una puerta que llevaba a la sala de Archivos—.
Miro la cadena que mantiene cerrada la puerta y me giro con Sofía que tenía una escopeta recortada de secundaria.
"¿Me la permites?" —Pregunto señalando dicha arma, a lo que la mujer acepta, entregándome el arma—.
Pongo el cañón pegado al candado para luego disparar, volando en pedazos la pobre cerradura, descuelgo perezosamente las cadenas y regreso el arma a Sofía, para luego patear fuertemente la puerta, abriéndola de golpe.
Al entrar lo primero que veo es un cuerpo de un Onyx en el suelo junto a las enormes estanterías llenas de archivos de relacionados con la historia de la COG... y dos chillidos de unos Serapede.
"Esto es absurdo" —Me queje para separar el grupo, evitando que los Serapede nos acorralen, pero no ayudo al ver que tenían refuerzos—.
"¡Desgraciados!" —Paduk decía disparando a dichos Desgraciados que... ¿Brillaban?—.
Mate a uno que se me acerco mucho, para luego explotar, sacándome un susto, ya que unos centímetros más y pudo hacerme daño.
"Mierda, comieron Imulsion los imbéciles. ¡Que no se les acerquen!"
Las balas volaban, llevándose uno que otro archivo en las estanterías, pérdida aceptable.
"¡Como si no fueran suficientes las otras larvas! ¿Todos están bien?" —Pregunto Baird al dejar oírse los disparos, señalando que los enemigos habían muerto—.
"Todo genial hermano, este día no puede ponerse-"
"Cierra la boca Cole, no nos eches la sal" —Interrumpo al jugador de Thrashball antes de que termine su oración, no quiero al mal augurio conmigo—.
Cruzamos la sala entera para no ver ninguna salida, aunque de inmediato, un agujero de la emergencia fue hecho cerca de un muro, que se abrió mostrando nuestra salida.
Sin perder tiempo, lanzo una granada de fragmentación, aprovechando que los hijos de puta apenas iban saliendo, estallando en una lluvia de sesos y sangre.
Baird disparo a unos tanques de gasolina en una pasarela donde estaba un Grinder, un Boomer sin su lanzagranadas triple, sino con una Mulcher.
"Eh, miren. Las larvas nos hicieron una salida" —Paduk dijo lo obvio, haciéndome reír nasalmente—.
"Sí, son muy considerados" —Cole respondió riendo un poco—.
Atravesamos el hueco en la pared para ver la puta puerta que nos llevara a salir del museo.
"Ya no más huevos y cosas que se deslizan. Prefiero disparar a algo que camina erguido sobre dos patas por un rato" —Cole se soltó a decir al ya no ver huevos en el pasillo—.
"Amén" —Sofía contesto, sacándome una pequeña sonrisa. Son unos estúpidos—.
Al abrir la puerta, nos llevó a otra parte que tenía OTRA puerta, junto a un cadáver de un Locust que nunca había visto y una... ¿Markza?
"¿Qué le hicieron a mi Markza?" —Comento Paduk indignado—.
"Un rifle de francotirador sin mira. Qué mentes privilegiadas..." —Cole respondió al comentario diciendo otra de sus estupideces, aunque esta vez tenga razón—.
La munición de esta cosa no es nada similar a la mía, literalmente la modificaron completamente, así que viendo que no me servía, lo deje en el suelo e ignore el cuerpo, continuamos cruzando la habitación hacia la otra puerta.
"Prueba de radio" —Baird hablo rápidamente antes de cruzar—.
"No hay nada" —Respondió Sofía al solo escuchar estática—.
"Esto me da mala espina" —Mencione al hecho de que de todos los Onyx que había en el museo, no hable ninguno—.
Cruzamos una habitación vacía, parecido a una bóveda, para llegar a donde creo, llevaría al exterior, jodido museo es putamente enorme.
"Me alegro de haber salido. ¿Ahora qué?" —Pregunto sarcásticamente Cole al grupo—.
"Bueno. Llamamos y nos aseguramos de que Control sepa qué ocurre" —Baird dijo mientras entrabamos a una puerta que llevaba al ala este—.
Pero la visión no era alentadora. Todo el pasillo tenía cuerpos de Guardias Onyx, todos estos soldados eran Negro-4, sangre por doquier, era desalentador.
"Kilo a Control. Necesito a Loomis" —Baird solicito mientras veía todos los cadáveres—.
"¿Qué pasa Teniente?" —Loomis contesto de mala gana. Su voz me irrita—.
"Ah, coronel, una larva montada en un... monstruo... acabo con los rifles del museo. Solicito instrucciones"
"Maten a la larva. Defiendan el museo" —Contesto Loomis a Baird como si fuera lo más obvio del mundo. Imbécil—.
"Coronel, aquí Paduk. Esta larva... en Gorasnaya la llamaban Karn" —Paduk intervino tratando de razonar con el vegetal—.
"Esto no es Gorasnaya" —Claramente no funciono—.
"Mi ejército le lanzo cuanto tenía" —Hablo devuelto el Gorasni, sintiendo desprecio por el Loomis—.
"Coronel, ¿qué pasa con el misil de masa ligera?" —Pregunto Sofía, con la esperanza que acepte—.
"Cadete, deja la estrategia a los superiores. No quiero oír ni una palabra de ustedes hasta que el monstruo de Paduk este muerto y yo pueda pedir un helado en los restaurantes del museo" —La irritante voz de Loomis ordeno, como si fuera lo más sencillo del mundo—.
"¿Como cuándo defendió la Academia? ¿O el Aeropuerto? ¿O qué tal Seahorse Hills? Para ser un superior, Coronel, no es nada bueno planeando sus estrategias" —Intervine, tirando mierda a Loomis y ganándome una mirada de sorpresa del grupo—.
"Como se atreve a-"
"Siga planificando estrategias Coronel. Kilo fuera" —Corte inmediatamente las comunicaciones, sintiéndome más aliviado, aunque no duro mucho—.
Un rugido monstruoso resonó en todo el edificio, mirando por una ventana, vemos oleadas de Locust marchando, al lado de cuerpos de Gears caídos, exceptuando uno que intento pararse, para inmediatamente ser aplastado por una pata de la araña bestia donde Karn estaba montado y ordenando avanzar, si las señas no son claras.
"Y... ¿Cómo funciona ese misil?" —Cole pregunto seguro de sí mismo—.
"Es confidencial, pero aquí en Halvo hay uno. El inventor da clases en la academia" —Sofía respondió—.
"Sí, el profesor Elliott. Trabaje en su laboratorio de LaCroix antes de entrar al ejército. El misil usa Imulsion refinada. Cuanto más emplee, más fuerte es la explosión" —Explico Baird el uso del mismo misil, que ya había visto anteriormente—.
"Cortesía de tu amiguito" —Paduk señalo su rostro quemado al grupo—.
"Dios..."
"¿Estabas muy cerca del punto de impacto?" —Cole pregunto seriamente—.
"Lo bastante cerca. Esa cosa quemaría esta ciudad entera" —Paduk aseguraba—.
"Concuerdo, yo también estuve presente en un lanzamiento del misil, no fue nada bonito de presenciar... o sentir" —Dije recordando aquel día, hace muchos años...-
"¿Dónde fue eso?" —Me pregunto curioso Paduk—.
"Ramascu"
"Oh. Sé a qué te refieres" —Contesto el Gorasni, no indagando más—.
"Este es de baja potencia. Tras el Martillo del Alba, Elliott dejo de trabajar en él" —Sofía también intentaba asegurar, dejándome la duda de cómo ella sabe eso, aunque no se lo preguntaría ahora—.
"¿Cómo que baja potencia?" —Baird pregunto confundido, pero no recibió respuesta—.
"Baird. Eh, teniente. Para disparar esa cosa, falta la baliza de fijación de tiro, los códigos de lanzamiento, activar personalmente el misil... y que el mando lo aprobara todo" —Baird bajo la cabeza, perdiendo esa pequeña esperanza—.
"¿Control? Aquí Kilo. Vamos a activar el misil de masa ligera y utilizarlo para matar al general Karn. ¿Alguna objeción?" —Paduk intento comunicarse de nuevo, fracasando por las increíbles comunicaciones que la COG tiene. Al no recibir respuesta, solo rio en lo bajo—.
"Bien para mí" —Baird respondió a eso, sintiendo que no perdía nada por intentarlo—.
"Vamos, cadete. Volverás a la academia. Es una orden" —Sofía solo suspiro para agarrar valor—.
"Vamos Sof, será tu primera vez desobedeciendo una orden. Te guiaré por tu camino para que no te pierdas" —Le asegure, empujando ligeramente su hombro, sacando una sonrisa de ella, para luego regresar con el grupo—.
"¿Y cómo carajos llegaremos a la Academia? Si vamos por las calles, tardaríamos horas" —Preguntó Cole intrigado—.
"Iremos por las cloacas" —Conteste ahora, siendo yo quien guiaba al grupo, tomando otra ruta que llevaba al túnel de mantenimiento—.
"¿Las cloacas? ¿Por qué abría un camino que llevaría a la Academia desde aquí?"
"Durante las Guerras del Péndulo, la COG llevaba prisioneros de guerra al museo para presentarlos como propaganda que el enemigo no era invencible. Pero en ocasiones, cuando los prisioneros eran muy importantes, en lugar de llevarlos a los campos de concentración, los movían clandestinamente por las cloacas hasta la academia, donde los llevaban a torturar o como sujetos de prueba o en laboratorios no muy legales" —Explique mi conocimiento mientras levantaba una tapa de alcantarilla y empezaba a entrar—.
"¿Cómo sabes eso?" —Dijo Paduk algo desconfiado—.
"Cuando llevabas tanto tiempo huyendo, tiendes a ver salidas donde no las hay y escuchas conversaciones que te puedan servir. Logre mantenerme en incógnito todo este tiempo, de ese modo, moviéndome de ciudad en ciudad sin que tengan registro de ello, así viví mi vida durante 20 años" —Respondí seriamente, sin darles ninguna mirada, caminando por las viejas cloacas de la ciudad—.
"Papá, ¿es necesario esto?" —Una voz femenina, como la de una adolescente, se hacía notar en los resonantes túneles—.
"Como no tienes idea cariño" —Mi voz, como la de un adulto, como de costumbre, respondió a la pregunta—.
"¿No crees que es una exageración? Ya van 4 años desde que no nos buscan"
"¿Y confiarnos como lo que paso en Jannermont? ¡HA! No lo creo" —Dije mientras mi sombra tomaba un giro en los túneles, siendo seguido por otra figura más pequeña, perdiéndose en la oscuridad del camino—.
"¿Y no se te hizo factible decirnos esto?, en lugar de, no sé, ¿atravesar las calles plagadas de Locust en lugar de venir por aquí en primer lugar?"
"No te incumben mis asuntos Paduk" —Conteste secamente sin detener el paso—.
"¡HA! Touche" —Respondió este ignorando completamente mi tono de voz—.
El camino fue silencioso, no hubo más preguntas, ni de cómo sabía el camino, ni de porque no lo compartí antes y la verdad no tenía la obligación de hacerlo.
Fue unos rápidos 60 minutos, al llegar al sitio, use las paredes del hueco de la alcantarilla para apoyarme y empujar la pesada tapa de acero, luz entrando poco a poco y dando el espacio necesario para salir.
El sol había salido, aún se escuchaban los disparos de anoche, pero estos sonaban más cerca y la razón era obvia.
Al salir todos, rodeamos un local llamado Carmines Life Insurance y vimos en todo su dañado esplendor, la Academia Militar de Halvo Bay.
La COG o mejor dicho, Loomis, quería recuperar la propia Academia después de perderla en el primer contacto, fracasando en cada intento, pero eso no detenía al imbécil de seguir probando.
Bajamos las escaleras que conectaban con el puente central y se veían los intentos de recuperación, con las inmensas cantidades de cadáveres en las escaleras, prácticamente había un promedio de dos Guardias Onyx por escalón, era una masacre innecesaria.
"Esto es una pérdida estúpida" —Mencione recalcando la paliza a la Guardia Onyx y ni siquiera estábamos en la entrada de la Academia—.
Salimos de la zona local para entrar a la boca del lobo, el puente central.
Un campo abierto, el lugar favorito de los Francotiradores, poca cobertura, exceptuando algunas estructuras como estatuas o bajadas con escaleras que llevan a los bordes.
"¡Cuidado con la ametralladora!" —Baird decía lanzándose contra un muro, esquivando la barrida de balas de la Ametralladora Pesada—.
Corríamos a la cobertura más cercana esquivando los disparos de tiradores en el centro del puente junto a la Gatling.
"¡Lanzo granada!" —Uso toda mi fuerza para lanzar una granada de fragmentación a los sacos de arena, teniendo suerte, explotando a 2 tiradores y derribando al artillero—.
"¡Muévanse, muévanse!"
En mi carrera, veo una escopeta Gnasher en el suelo, junto a un Gear caído.
El puente tenía 3 carriles, los 2 laterales y el central, los laterales tenían un desnivel que hacía que los del centro no pudieran ver por esos flancos.
Aprovechando eso, tomo el arma, que se encontraba cargada, subo por unas escaleras laterales hacia los sacos de arena en el centro del puente, usando mi escopeta, destrozo en varios pedazos a uno de los dos Tiradores.
Tomando por sorpresa al otro, golpeo su rostro al restante con mi arma, aturdiéndolo y matándolo de la misma forma que el primero.
Era asqueroso utilizar esta arma, nada relacionada con honor o esas estupideces, si no porque al ser tan potente, la sangre y sesos se disparan por todos lados, manchándote a ti también.
Tenía sangre en mi armadura y el olor se empezaba a impregnar.
"Augh, esto... esto es lo peor" —Digo poniéndome a cubierto, mirando mi pecho manchado con la sangre Locust—.
"¡Reaver!" —Paduk gritaba disparando su Lancer a un monstruo volador, con forma de rata gigante y tentáculos que empleaba para moverse, cosa que no entendía del todo cómo funcionaba—.
Sé que usan un tipo de gas inflable para poder volar, pero más allá de eso, no tenía mucho de conocimiento.
Disparo al Reaver con la intención de matar al piloto, sin mucho éxito, pero sí dándole a la bestia, aunque siguió volando como si no le hubiera tratado de matar.
El Reaver tenía un cañón en la parte frontal donde disparaba una granada de impacto, casi dándome, destruyendo la estatua que estaba encima de mí.
"¡Tenemos que salir de aquí! ¡Los Reavers nos despedazarán!" —Grito mientras me apresuro a llegar al otro lado del puente—.
Nos dispersamos intentando evadir lo mejor que podíamos las granadas de los Reavers, al llegar al final varias torretas estaban fijas cerca de la puerta principal, eran nuestras torretas.
"¡No dejan de venir!" —Detrás de los sacos de arena donde se ubicaban las torretas, salían más Locust, uno de ellos tenía un Lanzallamas—.
"¡Disparen a su tanque de combustible!" —Ordene, intentando dispararle, pero el fuego pesado de la torreta me prohibía poder dar un tiro claro—.
No veía nada, solo a los chicos usando el resto del puente Einfild para moverse e intentar atravesar el muro Locust y poder seguir avanzando.
Varios rugidos se escucharon en el cielo, mirando al cielo estaban 2 Reavers dando una segunda pasada y yo era su blanco.
Mi cerebro fabricó todo tipo de planes y posibilidades de cómo terminaría esto, en cuestión de nanosegundos, y luego decidí hacer una estupidez que, si tenía suerte, me mantendría con vida.
Lanzo con todas mis fuerzas a ciegas una granada, intentando darle al artillero y salgo de cobertura, corriendo justo al momento que los Reavers lanzaron sus granadas.
Como si de cámara lenta se tratara, vi cómo pasaban a centímetros de mí, impactando donde antes yo estaba, pero aunque no me dieron directamente, la onda expansiva sí lo hizo, lanzándome por los aires al carril central de puente.
Mi espalda impactó fuertemente contra el piso, tenía un saco de arena como cobertura, así que no recibía fuego directo.
Me encontraba desorientado, intento levantarme, pero el dolor era abundante.
"¡Vamos, papá, no podemos detenernos ahora, dijiste que me protegerías, que estarías conmigo siempre!" —Mi alrededor seguía ardiendo y mi cuerpo dolía, pero también empecé a sentir calidez, una que llevaba años sin experimentar, gracias a esa angelical voz—.
"No rompas esa promesa" —La voz se hacía cada vez más lejana—.
Había vuelto, a ese horrible lugar, esos desgraciados, enfermos de batas blancas, estaban viéndome cómo un rico miraba a un pobre, disgusto.
"El propósito de este experimento es el total y completo control del sujeto a comandos básicos, otorgándole una maestría física más allá de la capacidad humana, aunque poniéndole un seguro por seguridad, que inhabilite el uso de sus habilidades dadas, prohibiendo que se revele, convirtiéndolo en otra persona más"
"¿Y cuál es ese seguro?"
"Su propia hija"
Mis ojos se abrieron de inmediato, tragándome directamente la luz del sol y mis oídos volvían a recibir el sonido de los disparos.
La batalla no había acabado aún.
El dolor desapareció, como si no hubiera volado 10 metros en el aire e impactado contra el concreto sólido.
Mis nuevos amigos estaban dando todo de sí para cruzar el puente y lo estaban logrando, exceptuando a una persona.
"¡Michael! ¡¿Michael, estás bien!? ¡Responde, por favor!" —Se escuchaba la preocupación de Sofía en sus palabras. Ella estaba en el lateral izquierdo y no podía moverse de ahí, por el fuego enemigo—.
No apacigüe sus preocupaciones, ya que de un salto salí de cobertura con la Gnasher en mano, mi visión era más sensible junto con mi audición.
Mi velocidad se hizo mayor, los disparos de la escopeta eran consecutivos, aunque los Locust no estuvieran juntos.
Se notó el desconcierto Locust al verme dirigirme hacia ellos en lugar de huir y el hecho de que estaba acabando con ellos rápidamente.
Nuevamente, el rugir de los Reavers se hizo presente, con ellos esta vez, aterrizando enfrente de la entrada, usando sus tentáculos para mantenerse.
Sin pensármelo mucho, arranco la ametralladora de su pedestal, abriendo fuego con la munición restante a los 2 Reavers que se interponían en nuestro camino.
El cañón giratorio se calentaba cada vez más por cada ronda que salía, los Reavers no resistían el embate que les daba y se notaba por retroceso de sus pasos hasta que estos cayeron muertos y explotaron por sus gases interiores, dejando solo sangre y vísceras.
Mi mente se calmaba al cese de disparos cercanos, mi respiración se calmaba poco a poco mientras soltaba la torreta al suelo.
"Hermano... ¿cómo demonios hiciste eso?" —La voz de Cole se hacía presente, estando aún alerta, pero no por Locust restantes, sino por mí—.
Suelto la Gnasher de la corredera que tenía, no tenía munición de todas formas, estando desarmado parcialmente, sin contar la Markza en mi espalda.
"Ya es hora de entrar, ¿no?" —Digo ignorando su pregunta, claramente no queriendo decir nada—.
"Eso no fue nada normal" —Paduk se interpuso enfrente mío, bloqueando mi pasada a la puerta—.
"Hay que encontrar esa baliza y-" —Intente desviar esto, pero era claro que no pasaría—.
"¿No responderás la pregunta?"
"¡No!" —Mi respuesta puso a Sofía con su arma en alto... apuntándome—.
Sé que no era su intención, lo sé por su expresión al ver lo que hizo, pero no quita el hecho y eso duele...
"No lo responderé y espero que se quede así" —Dije rodeando a Paduk que no hizo nada para impedir llegar a la puerta—.
Use mi cuerpo entero para mover las pesadas puertas, abriéndolas, entrando todos y cerrándola de vuelta para no tener más sorpresas.
"Ojalá el laboratorio este bien" —Decía Cole mirando por el gran agujero que había en el techo circular, mostrando él edificó central de la Academia—.
La entrada tenía escombros en llamas y algunos cadáveres cerca de ellos.
El pasillo que lleva a la armería de ataque estaba llena de muertos, todos Onyx.
"Lo mismo digo" —Baird murmuro viendo el escenario—.
"Una vez encontremos la baliza y salgamos de aquí, buscarán a Elliott para conseguir los códigos" —Digo viendo que armas quedaban todavía, con munición. La mayoría estaban vacías—.
"¿Buscarán?" —Sofía, pregunto temerosa—.
"Está claro que no confían en mí, no más. Volveré con mi pelotón, al terminar de ayudarles" —Conteste tirando al suelo un Lanzagranadas triple que no tenía balas—.
"No es que no confiemos en ti-"
"Sofía, he visto esa mirada antes. La desconfianza rondará mientras más este con ustedes y no los culpo, pero no me siento cómodo diciendo tales cosas a personas que acabo de conocer" —Aclare dejando claro que no les culpaba por sus acciones en lo absoluto, es totalmente normal reaccionar al verme hacer las barbaridades que realice—.
No quiera mostrar esta parte de mí, quería que me vieran como una persona normal, pero sabía que no era posible, ya no.
"¿Cómo quieres que confiemos en ti, si nos ocultas cosas así?" —Paduk dijo poniéndose enfrente de mí—.
"Si tú supieras al menos una fracción de mi vida, tú también desconfiarías de todos y evitarías hablar con quien fuera"
"Pues hiciste un buen trabajo amigo mío, unirte al ejército fue la mejor idea" —Su sarcasmo me irrito hasta el punto de romper mi último estribo—.
"¡Jamás quise estar en el ejército!" —Mi rabia llevo a empujar con fuerza a Paduk lanzándolo contra un pilar—.
Mi acción llevó a Cole a socorrer al Gorasni mientras que Baird me veía seriamente, junto a una incrédula Sofía.
"¿Crees que lo hice voluntariamente? Logre evitar tomar un rifle durante años, escondiéndome, escabulléndome como una rata, no queriendo que el mundo viera lo que podía hacer en realidad y cuando por fin su guerra estúpida iba a terminar, este apocalipsis llego al mundo" —Sermoneo pateando un rifle Lancer que estaba en el suelo, intentando calmar mi furia que no parecía terminar—.
"Intentando por una vez en mi vida ayudar a alguien más durante esta crisis, ¿sabes a qué me llevo?, a un lunático obsesionado con la UIR, que me tomo a la fuerza del cuello, obligándome a entrar en esta mierda" —Las miradas de Baird y Cole eran de simpatía, la de Paduk era de incertidumbre y la de Sofía... no la podía descifrar—.
"Conociendo a este par de imbéciles que hacían menos miserable mi puta estadía y cuando quería abrirme, pensando que talvez tenía una oportunidad de poder entablar amistad en todos mis años de vida, tuvo que llegar Sofía, besándole los testículos a Loomis, espiándome e intentando averiguar todo de mí" —Las miradas se centraron en ese momento en la chica que no sabía a donde mirar—.
"Así que discúlpame guerrillero de pacotilla, si no estoy muy contento explicando mi vida y mis capacidades con cuál pendejo se me ponga enfrente" —Termino de decir respirando pesadamente, intentando recuperar la compostura—.
"Ahora... tomaremos esa baliza y continuarán solos con esta misión, porque a diferencia de ustedes, yo sí tengo a un señor de la guerra observando todo lo que hago" —Concluyo la conversación pateando la puerta que lleva al patio, observando a unos Locust defendiendo la entrada al Instituto de Ciencia y Tecnología.
Y así vuelve a empezar.
NOTA DE AUTOR: Este sería el Capítulo 10, comento que la subida de capítulos serán de manera irregular, tomando en cuenta el tiempo de realización del mismo o del tiempo disponible que tengo para hacerlos. Solo ténganme un poco de paciencia.
Gracias por leer, ZenthicAlpha fuera.
