Estaba agotadísimo, no veía las horas que se terminara la campaña a la que estaba abocado. Trabajar bajo las órdenes de otras personas era francamente horrible, necesitaba aire, necesitaba salir del caos de la rutina, de los lineamientos impuestos, de seguir los preceptos fijados.
Su creatividad bullía en su interior como el magma de un volcán a un paso de hacer erupción. Necesitaba dejarla salir o le iba a explotar por dentro hasta convertirlo en un desastre interno. Afortunadamente ya venía haciendo planes para su próximo receso, solo tenía que aguantar dos semanas más y podría ser un hombre libre otra vez.
Farlan soñaba con ser su propio jefe, con tener un renombre propio, con poder poner el sello de su talento a sus creaciones. Sabía que su instinto lo guiaría por el camino correcto que justo estaba apuntando hacia Japón, parecía como si existiera una energía invisible que lo empujada hacia el oriente con una fuerza que era irresistible. Más ahora que había vuelto a reactivar su relación con Mikasa.
Era un sentimiento extraño, pero a la vez agradable, una dualidad entre la adrenalina de sumergirse en una cultura diferente y a la vez reencontrarse con viejos afectos de la infancia, de cualquier manera que lo explorara, tenía muchísimas ganas de concretar aquel viaje. Como si el universo hubiera leído sus pensamientos, notó que la pantalla de su móvil comenzaba a titilar una llamada entrante, de nada más y nada menos que Mikasa. Una sonrisa aterrizó sobre su rostro de manera espontánea antes de contestarle.
Hacía poco habían pasado de los mensajes a las llamadas por whatsapp. No se podían comparar los cientos de mensajes con los matices de una verdadera voz humana.
—¿Mochi Mochi?
Sintió la delicada y natural risa de su amiga al otro lado de la línea y se sintió un tanto avergonzado.
—Disculpa, Mika, aún no me amigo del todo con el japonés, vas a tener que darme una mano con esto.
—Es mucho más simple de lo que parece, ahora escribirlo y leerlo es otra cosa diferente.
—Siempre fuiste la inteligente del grupo, la más rápida, la más fuerte...
—Me alegra que me recuerdes tan positivamente.
—Y oye, ¿a qué debo el honor de tu llamado?
—¿Estás ocupado?
—No, ya sabes que a esta hora suelo venir a mi cueva a arrebujarme y ver si puedo descansar un poco antes de iniciar otro ajetreado día.
—Ya veo, lamento interrumpir tu descanso.
—No, no, para nada, la verdad me hace bien conversar con mis amigos, en serio.
—Igual seré breve, te estaba llamando para pedirte consejo. Hace mucho que no hablo con Levi y ya sabes que nunca he sido muy cercana a su prometida, así que me he visto en figurillas para elegir un regalo apropiado para el casamiento. Sé que falta bastante, pero no soy de las que salen a última hora, quisiera pensarlo adecuadamente y en vista de que eres su mejor amigo y has tenido contacto estrecho con ellos en el último tiempo, se me ocurre que lo mejor sería consultarte a ti.
—A buen puerto viniste por leña, bonita. La verdad es que soy un desastre para los regalos y no lo digo por hacer aspaviento, es que es la purita verdad. Te cuento una anécdota, el año pasado me olvidé del cumpleaños de Levi, y eso que es en Navidad, pero como sea para compensarlo le compré un par de runners rojas, pues resulta siendo que odia el color rojo, así que imagínate su cara. Desafortunadamentedamente pudo ir a cambiarlas, pero es que siempre he sido tan despistado para los detalles.
—Oh, qué pena, Farlan, realmente pensé que podía contar contigo.
—Lamento decepcionarte, Mika. Pero si necesitas alguna información como por ejemplo, talle de calzado, o de ropa, o... ¡cierto! Acabo de recordar que Levi estaba renegando el otro día porque Han había quemado la licuadora por sobrecargarla. Aunque ahora que lo pienso hasta el casamiento es probable que compren otra.
—No te preocupes, Far, no te hagas un quebradero de cabeza, creo que mejor hago una lista de cosas y luego iré descartando.
—Ahora el afligido soy yo, que debo pensar como le cumpliré a mi amigo.
—No, no, tú debes descansar, por lo que mejor te dejo, otro día conversamos.
—Espera, espera. En realidad tu llamado me viene justo, porque quería comentarte algo en lo que he venido pensando por mucho tiempo. Como ya sabes tenemos vidas muy complejas, llenas de compromisos, y como en dos semanas en la agencia vamos a terminar un proyecto para una empresa conocida, se me ocurrió que puedo pedir una licencia finalmente.
—¿Cómo así? ¿Una licencia laboral?
—Sí, tengo una buena cantidad de ahorros y unas ganas terribles, que me consumen y me devoran constantemente, por lanzarme a realizar un proyecto personal. No más rutinas, no más horas plagadas de sacrificio, siento que tengo mucho para dar, para explorar, para ofrecer al mundo. Y bueno, entre un par de temas que tenía apuntalados en mi agenda, hay uno que ha cobrado relevancia y que me tiene con los pensamientos en la estratósfera la mayor parte del tiempo.
—Siempre tan enérgico, es tan agradable escucharte entusiasmado en algo tan importante, ¿se puede saber de qué se trata?
—Justamente, te involucra a ti.
—¿A mí?
—Pues sí, verás, yo quisiera hacer un documental sobre la vida de las geishas, quiero un enfoque genuino, un ángulo más humano, sentimental. Hay demasiados mitos, mentiras, cosas de leyendas que rondan alrededor de esto, quisiera desmitificarlo y a la vez elevar la figura de la mujer geisha a un nivel superior, no a un arte puramente erótico o comercial. ¡Ah! Es que es difícil explicarlo telefónicamente.
—Ya veo, suena interesante, sin embargo acceder a determinada información no es tan sencillo como crees, incluso si quisiera ayudarte debo tener el permiso de mi superior aquí, además de hacer una presentación formal de tu parte, e incluso si todo eso pudiera lograrse, van a supervisar y auditar tu trabajo de una manera minuciosa, aquí son muy recelosos con la información.
—Lo entiendo, pero creo que si logro transmitirles mis verdaderas intenciones, estoy casi seguro que querrían ayudarme.
—Mmm, ¿pero de cuánto tiempo dispones para realizar un trabajo así?
—Bueno, yo no me tomo nada a la ligera, la verdad es que estoy dispuesto a dedicar todo el tiempo que sea necesario, incluso si son varios meses. Quiero viajar a Japón, de hecho lo necesito.
Mikasa apretó sus labios al sentir como su corazón brincaba ante la voz decidida y segura de su amigo.
—Entiendo, Far. Pero la verdad me gustaría saber detalles más específicos de lo que piensas hacer, ¿sería cómo un compilado de entrevistas?
—De todo un poco, algunas partes irán relatando las tomas con una voz en off, explicando detalles, vestimentas, tal vez opiniones de la gente local, también entrevistas, o si lo prefieren podemos pre acordar una serie de preguntas y luego editar las respuestas para que quede en un formato tipo relato.
—Creo que lo mejor sería que hicieras una presentación digital de los que deseas hacer, los recursos con los que cuentas, cuánta gente estaría involucrada en la producción, si te representa algún medio, mmm... Una hoja de vida sería importante, tal vez algún portfolio de tus últimos trabajos, no olvides indicar dónde quieres presentar ese documental.
—Prometo hacer una presentación lo más detallada posible.
—Si quieres puedo revisar tu presentación y sugerir los cambios que crea convenientes. Ten en cuenta que esto no es Inglaterra, Farlan. Las personas son reservadas, mesuradas, hay un enorme respeto por el otro, todo se consulta, todo se pregunta, el ritmo de las cosas y la disciplina, aquí son factores indispensables. Por lo que es probable que tengas que mentalizarte que tal vez rechacen tu propuesta... varias veces.
—Lo entiendo, ¿pero vas a ayudarme, Mika? Oye, no te sientas obligada, ¿de acuerdo? No quiero que pienses que volví a hablar contigo por esto. Si es algo que te incomoda o te pone en una posición difícil, solo dime y freno todo. A mí me da gusto volver a conversar contigo, de verdad, con eso es más que suficiente.
Mikasa sonrió con suavidad ante las explicaciones del hombre, ¡vaya que había madurado mucho! Incluso las últimas veces que lo había visto antes de partir a Japón, Farlan siempre le había parecido un muchachito torpe, con falta de tacto, impulsivo. Muy diferente de la persona con la que estaba hablando, lo había notado en las conversaciones por mensajes y fue justamente eso lo que le dio la confianza para aceptar hablar a través de llamadas.
—Quédate tranquilo, que te diré si me siento incómoda o algo, por lo pronto puedo ayudarte al menos a elaborar la presentación del proyecto, en realidad prefiero aconsejarte, como una asesoría de acuerdo a mi experiencia. No quiero ser demasiado invasiva, solo facilitarte un poco el camino para que ellos lo puedan tener en consideración al menos, espero ser de ayuda.
—¿Pero qué dices? Al contrario, Mika, tu aporte es invaluable para mí, yo no sabría ni siquiera por dónde empezar. Aunque vengo investigando hace ya un tiempo, todo lo que sé es lo que se puede encontrar en internet, que aunque es bastante, no se compara con el mundo real, que tú me puedas brindar un visto bueno, es importantísimo. De hecho, yo... no sabría cómo agradecértelo, por lo que estuve pensando que me gustaría que arregláramos un honorario por esto.
Por primera vez Mikasa frunció su seño.
—¿Honorario? Farlan, me ofendes.
—¿Qué? ¿Por qué?
—¿Cómo podría cobrar por ayudar a un amigo? ¡No, eso es impensable!
—Ay, caray, Mikasa, no te alteres, de verdad yo, lo siento, soy precipitado a veces. Es que no me parece justo que tengas que apartar tiempo de tu descanso para ayudarme en esto, además cuando redacte el proyecto será bastante extenso y no sería propio que me aprovechara así. Te juro que hablo desde mi lado más profesional, te aprecio mucho, Mika, pero la amistad es la amistad y el trabajo, el trabajo.
La joven suspiró entendiendo el punto de Farlan, pero no dejaba de parecerle inapropiado.
—Mira, no quiero ningún dinero por ayudarte, por esto mismo tampoco puedo garantizarte que vayan a aprobarlo, me sentiré muy presionada si debo recibir un pago, ¿entiendes?
—Y yo me sentiré un aprovechado si no puedo compensarlo de alguna manera.
—Uf, parece que estamos en un problema —dijo risueña la chica y Farlan se contagió de su buen humor—. Ya veremos de qué manera me lo puedes compensar, tal vez cuando vengas a Japón me puedas llevar a comprar algunas telas para unos kimonos, nada excesivamente costoso, lo prometo.
—Siento como si me hubiera ganado un premio o algo así, de verdad —le respondió con honesta gratitud.
—¿Qué puedo decirte? Para mí es bastante divertido todo este asunto, es algo nuevo, fresco, en realidad me entusiasma bastante, así que no sientas como que te estás aprovechando. Realmente espero que puedas lograr hacer un documental que valga la pena, es una lástima que la mayoría de los que existen sean tan superficiales, y como lo mencionaste antes, comerciales o con demasiada carga sexual. Realmente quisiera leer lo que tú esperas de esto.
—Seré lo más sincero posible, apenas finalice el proyecto que tengo en la agencia me pondré de cabeza con esto. Y oye, también voy a investigar que tanto están necesitando Levi y Hange, de esa manera podemos ayudarnos mutuamente en la elección de los regalos.
—Ahora que lo pienso, ¿tendrás el tiempo suficiente para llevar adelante el proyecto y terminarlo a tiempo para poder asistir a la boda?
—No lo sé, pero en caso de que no esté terminado le pondré una pausa, ¡no dejaría de ir a la boda de mi mejor amigo así fuera el fin del mundo!
—Me alegra saber que ambos valoramos la amistad como para ponerla en la cima de nuestra lista de prioridades.
—Además, no creo que sea adecuado que la boda se lleve a cabo sin el padrino.
—¡Oh! No lo sabía, ¿así que eres el elegido? ¡Qué bueno!
—Y te cuento algo más, no sé cómo, lograron comprometer a Isabel —le contó mientras se dejaba llevar por una sonora risotada—, a que, a que llevara los pétalos de rosas.
—¡Ay, no! —dijo Mikasa pero se contagió de su amigo y lo acompañó en las risas.
Casi que podía ver la cara de molestia de Isabel porque la seguían tratando como a una niña pequeña, sería todo un espectáculo.
—Ah, esta conversación ha removido tantos recuerdos en mí. De niños éramos tan unidos...
—Bueno, es que yo creo —dijo sentándose en la cama y relajándose un poco, cuando conversaba con Mikasa se dejaba llevar, dejaba de mirar el reloj y de pensar en todas sus obligaciones, escuchar su voz era como ingresar en un pequeño oasis de calma—, que fuera de las posesiones, o la presencia de uno, la belleza alrededor, las cuentas bancarias, tarde o temprano todas esas cosas se arruinan, son inconsistentes, lo único que nos queda de la vida son los recuerdos, las risas, los momentos compartidos. La amistad es lo que más perdura. Mira nuestro caso, llevamos años sin hablarnos, pero un par de conversaciones y nuestros lazos se han renovado con tanto fervor... Oh, quiero decir, al menos yo lo siento de esa manera. ¿Me explayé demasiado en el tema? —continuó hablando luego de dejar escapar una risilla pícara—. Siento haberme adueñado de la conversación, a veces divago demasiado.
—Para nada, en realidad te estaba escuchando atentamente y debo admitir que estoy muy de acuerdo con tu discurso. Ya podremos hablar con mayor profundidad, pero aprovechando el momento te diré que cuando vine a Japón por primera vez, extrañé mucho a mis amigos, a mi familia. Mi situación económica era estable, sin embargo... me sentí sola. Así que comparto tu sentir, a fin de cuentas solo nos quedan aquellos momentos que compartimos con nuestros afectos, esos son los verdaderos tesoros de la vida.
—Ojalá podamos generar muchos de esos tesoros en el futuro —largó Farlan con espontaneidad y Mikasa sintió que su corazón se llenaba de calidez.
La conversación no se extendió mucho más, Mikasa era consciente que Farlan estaba cansado y que si bien era divertido hablar, él necesitaba reposo. Se quedó mirando el atardecer mientras estaba sentada en el borde del aljibe que tenían en el fondo del patio viejo. Algunas de sus compañeras decían que no les gustaba ese sector de la residencia, que se sentía una energía extraña, sin embargo ella encontraba calma y tranquilidad cuando necesitaba conversar o revisar sus redes sociales, cosa que hacía una vez al día.
Se preguntó cómo sería su encuentro en algún futuro, el cual parecía más cercano de lo que ella hubiera supuesto. Farlan era todo un hombre hecho y derecho, con seguridad causaría alboroto entre sus compañeras, que si bien sabían mantener guardados al exterior sus arrebatos sentimentales, cuando estaban en la privacidad de la mansión dejaban escapar todas aquellas expresiones de las que parecían carecer cuando se trataba de atender clientes.
A Mina le gustaban los hombres europeos, aunque no se lo hubiera contado, ella se había enterado que estuvo encontrándose un par de veces a escondidas con un gran comerciante de Alemania. Sería lo lógico esperar que le pidiera referencias o algún tipo de acercamiento a su amigo, pero eso no estaría bien, no para una geisha. El cuidado de la imagen era un trabajo casi obsesivo, ya que tristemente en el pasado muchas prostitutas habían mentido haciéndose pasar por geishas auténticas solo para conseguir la atención de clientes extranjeros o adinerados, lo que por mucho tiempo había mancillado el honor de las verdaderas. Por este motivo, ellas debían resguardarse y actuar de la forma más neutral posible, pero a la vez lograr que los clientes se sintieran a gusto en su presencia.
Sin dudas poder equilibrar la imagen honorable con el deleite de los visitantes, era un arte que podía tomarles toda una vida perfeccionar. Mikasa sabía que tenía aún un largo camino por recorrer, pero estaba muy a gusto con todo lo que había conseguido hasta el momento.
Los haces rojizos de la tarde se le metieron dentro de las pupilas y disfrutó de las suaves caricias de los últimos rayos solares. El clima era tan agradable y caluroso, tan diferente de su helada, húmeda y vaporosa Inglaterra. Había ciertos momentos en que parecía tener cientos de hilos conectados por dentro del cuerpo, hilos invisibles que aún seguían unidos a sus afectos, a su amor por su país natal, por su familia, por sus amigos de la infancia, cuando los evocaba tiraban y pulsaban dolorosamente como si quisieran traerla de regreso, buscando regresarla a las tierras de sus orígenes. Pero entonces bastaba recordar esa grotesca sonrisa burlona, aquella que en el pasado, cegada por el amor y las mentiras, le había parecido la expresión más hermosa sobre este mundo. De solo recordarla sentía terror y nauseas, el mundo se volvía agrio, oscuro y su corazón se encogía hasta esconderse en las profundidades de su alma, tan lejos y distante que nunca más, ninguna estúpida flecha de cupido sería capaz de alcanzarlo de nuevo.
Inspiró y soltó el aire con angustia, sintiendo que el *obi se volvía más y más pequeño y le comprimía el cuerpo como un cinto de cuero. Claro que eso no sucedía en realidad, simplemente eran los resabios de haber recordado aquella espantosa experiencia que había lacerado sus sentimientos con la precisión mortal de un monstruoso bisturí de cirujano.
—Mikasa —se giró al escuchar que la invocaban y de inmediato se puso de pie, con firmeza, de un segundo se recompuso y recuperó su fuerza.
Kiyomi caminaba a pasos cortos y rápidos, observándola con esa arrulladora frialdad a la que ya se había acostumbrado tanto. Tal vez la mujer no fuera una persona cariñosa a un nivel físico, pero sin duda era una figura materna para todas las que acuñaba en el seno de su mansión.
Cuando estuvieron a una distancia prudente, la directora se detuvo y Mikasa hizo una reverencia mostrando todo el respeto posible.
—¿En qué puedo servirle, señora?
—Estamos teniendo un enorme contratiempo —expresó en ese acompasado, anodino tono de voz que la caracterizaba tanto y sin embargo el mismo estaba teñido de una enorme ansiedad—. El equipo de fotografía que se había contratado, el que nos iba a acompañar al festival de Gion, para el importante evento donde las maikos se convertirán finalmente en geishas, nos ha fallado.
Mikasa abrió sus ojos a su máxima capacidad y sintió que su pulso se aceleraba, eso era realmente un enorme problema.
—¡Pero cómo! ¿Han cancelado sin explicaciones?
—No, en realidad el señor Kiyamoto ha caído gravemente enfermo, al parecer una especie de virus estomacal que lo tiene muy dolorido.
—¿Y no disponen de un plan de respaldo para poder ayudarnos?
—Me han recomendado dos lugares de confianza, pero en uno no dispondrán de personal para hacer el trabajo hasta por lo menos dentro de un mes, lo cual ya no nos serviría, y en el otro lugar nos quieren cobrar casi el triple de lo que habíamos acordado con Kiyamoto. Ah, en el peor de los casos me veré en la obligación de aceptar si no encuentro otro reemplazo adecuado. El problema es que debido al festival todas las casas de fotos están exigidas, es en extremo difícil conseguir disponibilidad.
—No entiendo como no pudieron avisar antes.
—Al parecer iba a ser algo pasajero, no contaban con que la salud del hombre desmejoraría tanto. El señor Kiyamoto es un gran aliado de nuestra casa, y también me importa mucho que pueda recuperarse.
—¿Acaso no cuentan con sus asistentes o el personal del negocio que pueda afrontar el proyecto.
—El hecho es que no tienen la experiencia suficiente para manejar todo esto, lo había pensado y ellos ofrecieron hacerlo sin la dirección de Kiyamoto, pero lo cierto es que es arriesgarnos a un trabajo mediocre, no dudo que saben lo que hacen pero si las cosas no salieran bien sería poner en riesgo la buena relación que hemos mantenido por años, aunque en caso de que no quede absolutamente ninguna posibilidad, supongo que podríamos considerarlo. El problema es que el tiempo no nos acompaña, debería confirmarles antes de este mismo viernes, pues estoy segura de que ellos también deben estar llenos de pedidos debido a todo este movimiento, no puedo mantenerlos en suspenso y cancelarles luego, si nos esperan demasiado, ellos también perderían la oportunidad de trabajar con otros grupos. Mientras tanto tenemos que ver cómo resolver esta situación por nosotras mismas, hay tantas cosas de las que encargarse, no tenemos tiempo que perder, si tú tienes alguna idea que pueda sernos de utilidad...
Mikasa pensó un poco. En sus breves visitas al pueblo, aquellos días que tenía libres, nunca fue de relacionarse demasiado con la gente, dentro de Kyoto no tenía grandes contactos, más bien todos internacionales. De pronto sintió como si el destino estuviera atando dos cabos sueltos, observó con determinación a Kuyomi quien al notar el cambio en su expresión la miró con sumo interés.
—De hecho, conozco a alguien de mi mayor confianza que es un profesional en el arte de las fotos y la edición.
—¿De verdad? —dijo la mujer madura mostrando cierto alivio—. ¿Y tú crees que esta persona podría venir a visitarnos para una entrevista en estos días?
—Bueno, él está terminando un proyecto, aún tiene dos semanas muy ocupadas.
A Kiyomi se le oscureció la mirada.
—Vaya. Entonces ya sería demasiado tarde.
—Sin embargo, nada perdemos con preguntarle, tal vez pueda cancelar sus obligaciones antes, solo hay un pequeño problema.
—¿Cuál es?
—En este momento se encuentra en París, aunque estoy segura de que viajar no sería un impedimento.
—Ya veo, ¿es alguien de tu confianza?
—Sí, señora, es una migo de la infancia y un gran profesional.
—Entonces, en caso de que él estuviera dispuesto a ayudarnos, antes de pedirle que haga un viaje tan largo, ¿puedes solicitarle que nos dé una muestra de sus trabajos? Entiéndeme, no es que desconfíe de tu criterio, pero no quiero asumir riesgos ya que yo no conozco a esta persona.
—Es perfectamente entendible, señora, su nombre es Farlan Church y ha estado trabajando con una empresa de mucho renombre en Inglaterra y luego en Europa. Voy a comunicarme con él para que me pase archivos y los links de su página para que usted misma pueda evaluarlo, personalmente creo que su visión del arte y la composición gráfica son excepcionales.
—De acuerdo, ponte en contacto cuanto antes y apenas tengas novedades al respecto házmelas saber, querida.
—Así lo haré, madam —dijo poniéndose de pie y haciéndole una reverencia respetuosa al ver que la mujer se retiraba.
De inmediato le escribió a Farlan, probablemente ya estuviera durmiendo, pero no tenía tiempo que perder, trató de ser lo más precisa posible, tal vez esta fuera una oportunidad invaluable para ganar una buena reputación a los ojos de la directora.
"Far, nuevamente yo molestando, pero es que ha surgido un problema en la Casa y pensé que tal vez tú fueras la persona indicada para poder ayudar. Verás, dentro de poco tendremos un festival muy importante en Kyoto, se llama Festival de Gion, se celebra una vez al año y es un evento de mucha importancia social y cultural para la ciudad, vienen personas de todas partes del mundo y los medios locales estarán a la orden del día con todo esto.
Pues resuelta que el servicio que habíamos contratado no va a poder cumplir con el compromiso, debido a razones de fuerza mayor y realmente estamos en un gran aprieto, puesto que necesitamos de un servicio profesional que sea capaz de cubrir las exigencias de la casa. Un trabajo artístico, de calidad, confiable y que tenga altos estándares. Hay algunas opciones aquí, pero al verse desbordados con tanto trabajo han puesto unos precios exorbitantes, realmente estamos en un aprieto.
Sé que me dijiste que aún falta bastante para que termines el proyecto con la empresa, pero me preguntaron si conocía alguien que pudiera dar una solución a esto y no pude pensar en otra persona más que en ti. Pero, por favor, no te sientas en compromiso, solo que debo consultarte ya que en caso de que nos ayudaras, pensé que sería más fácil luego pedirle a la Madam, la directora de nuestra casa, que accediera a colaborar para el documental que quieres realizar.
Cuando tengas un momento te pido me respondas así podemos hablar al respecto, por supuesto que los gastos estarían cubiertos y el pago de los honorarios sería muy bueno. Perdón por recurrir a ti en un momento tan complicado de tu vida laboral, pero por algún motivo creo que sería bueno que supieras de esta oportunidad.
Espero que cuando leas esto hayas podido descansar lo suficiente, te mando un saludo, Far y que estés bien".
Farlan durmió hasta las diez de la mañana, se despertó, se dio una ducha reparadora antes de volver a la computadora y puso a cargar su celular que se había quedado sin batería. Avanzó mucho en la edición de unos videos y demoró bastante para encontrar una taza limpia, de hecho no había ninguna, todas estaban desparramadas por los rincones del departamento con restos de té o café, por lo que no tuvo más opción que lavar una. Si Levi supiera en el estado que se encontraba su hogar se arrancaría los cabellos y lo pondría culo arriba a poner orden, pero por suerte estaba ocupado, además él no tenía tiempo ni de comer con todos los compromisos a cumplir.
Se preparó café en un termo ya que necesitaría mucha cantidad para afrontar el día y continuó trabajando. Después de la hora de almuerzo, en la que se zampó un sándwich de atún y mayonesa y alguna cosa de un tupper que había en su heladera, agarró su celular para informar a su jefe que estaba subiendo los archivos con las modificaciones preliminares. Recién entonces notó revisó rápidamente los mensajes de su whatsapp. Pasó por alto una docena que habían sido enviados por su ex y se sorprendió de encontrar nuevos de Mikasa, a quien leyó de inmediato.
Su boca formó un cero perfecto al asimilar las novedades y su mente comenzó a trabajar a toda máquina. Primero decidió hablar con su jefe, porque esto era una oportunidad invaluable, su amiga tenía razón, si era capaz de causar una buena impresión en la regente de la casa de Geishas, entonces prácticamente tendría un pase asegurado para poder llevar a cabo su documental, además que buena oportunidad para poder empezar a tomar contacto real con el objeto de su estudio.
Le respondió a Mikasa que estaba interesado y que cuándo podría llamarla para poder hablar sobre los detalles del trabajo. Por el cambio de horario era posible que allá fuera de noche justo en el momento en que él estuviera escribiendo (o madrugada), por lo que al cabo de media hora, se dio cuenta que tal vez Mikasa le respondería más tarde, entonces lo ideal sería que empezara a averiguar por su cuenta. Abrió una página de Chrome y puso "Festival de Gion" para interiorizarse sobre el mismo. Luego marcó la fecha en su calendario, primero de Julio que era cuando iniciaba, duraba todo un mes, pero lo más importante eran las celebraciones del 14, 15 y 16 del mismo mes y luego el desfile de carrozas, sin dudas era un evento multitudinario y del que podría enriquecerse a nivel educativo, social y cultural de una forma monstruosa.
Apretó los dientes porque en caso de que pudiera hacer el trabajo debería estar viajando a Japón en una semana, lo que complicaba terriblemente todos sus planes. A menos que trabajara a destajo como esclavo y terminara todo lo que tenía planificado para dos semanas en una, ¿podría hacerlo? Pero es que si no podía aprovechar esa oportunidad, luego sería realmente difícil poder conseguir el permiso de ese lugar, Mikasa tenía razón, debía hacer todo lo posible para ganarse el favor de la dirección-
Aunque aún no hablaba con su amiga, impulsivo como era, decidió ir allanando el camino y llamó a su jefe para ir viendo la situación.
—Hola, Michael, sí, es urgente, no tomará mucho. Sé que tenemos fecha de finalización del proyecto para dentro de dos semanas, pero verás, tengo una situación muy compleja en curso y no creo que pueda acompañar el proyecto hasta entonces. No, no estoy diciendo que voy a abandonar, Dios, creo que sería mejor si fuera ahora a la agencia y lo discutiéramos en persona, te prometo que no dejaré tirado todo lo que hicimos hasta ahora, por eso quisiera proponerte una cosa. Veamos, sí, espera que lo anoto —dijo buscando una hoja limpia—. Si, ya lo tengo "Les Deux Magots", entendido, si, no te preocupes pido un Uber, te veo allí en una hora. Gracias, Michael. Oh, ¿ya los viste? ¿Qué te parecieron? Si, si, eso iba a decirte, no sé si pudiste leer el email, de acuerdo, estamos en la misma página. Nos vemos.
Cortó la comunicación sintiendo a su corazón yendo a toda marcha, no podía contener la emoción, por algo se daban las cosas y aunque probablemente estaría ocupado a morir, valía la pena el riesgo.
Se sentó frente a la computadora, si salía en treinta minutos llegaría perfecto al destino donde se encontraría con su jefe, lo que le daba el tiempo necesario para terminar con el email y los links a todos los archivos que había comenzado a preparar para Mikasa, claro que era en vista a pedir el permiso para el documental, de manera que modificó algunas cosas, de todas maneras ya tenía experiencia para presentarse profesionalmente a los clientes y otras empresas por lo que en pocos minutos tuvo el material listo y lo envió.
"Mika, sé que tenemos pendiente la llamada, pero hasta entonces te voy enviando los links a los portfolios y algunos videos promocionales en los que he trabajado para dar cuenta del tipo de nivel de servicio que podemos ofrecer, cruzo los dedos que sea del agrado de tu directora. La verdad es que tengo mucho trabajo, pero creo que podría ajustarme a las fechas requeridas, aunque probablemente necesite ayuda para conseguir alojamiento porque por lo que veo los hoteles están a tope con su disponibilidad, supongo que mucha gente ya comenzó a reservar por lo del festival con anticipación. Pero bueno, son detalles menores, ahora me voy a una reunión con mi jefe para poder ver cómo podría acelerar el tema del proyecto aquí. Hay muchas cosas que puedo terminar on line de todas maneras. Gracias por tenerme en cuenta, aprecio muchísimo eso, cualquier otra información que necesites, avísame, estaré atento a los mensajes"
—Caray, le mandé un testamento —dijo divertido mientras comenzaba a revolver en su ropero donde parecía que había explotado una granada, ropa decente para ir al encuentro con su jefe.
Salió a la hora programada y aunque había un poco de tráfico logró llegar cinco minutos antes de lo acordado, Farlan podía ser desordenado en su intimidad pero jamás llegaba tarde a una cita, menos una tan importante. Mientras iba en el auto pensaba si no se estaría precipitando, aunque rechazaran tomarlo para el trabajo, de todas maneras era bueno informarle a su jefe sobre sus planes en el futuro inmediato, era ideal ponerlo en conocimiento de sus planes.
Tuvieron una charla muy aflable pero rápida, debido a que ambos tenían mucho trabajo, pero aprovecharon para comer unos sándwiches porque era normal no tener tiempo ni de hacer eso. Michael escuchó atentamente a su empleado, lo tenía en alta estima porque siempre era cumplido y sus trabajos eran realizados de una manera impecable, lamentaba en verdad tener que perderlo, aunque presentía que iba a suceder más temprano que tarde, debido a que Farlan tenía mucho potencial y muchas ganas de crecer profesionalmente. No es como si pudiera retenerlo tampoco, ya que no tenían un contrato sino simplemente un pago de servicios que se iba renovando a medida que surgían las exigencias.
Acordaron que de confirmarle el trabajo, acelerarían la edición trabajando en la agencia de manera presencial para hacer las confirmaciones de los cortes y arreglos en directo, eso podría facilitarles terminar antes y si quedaban cosas en el tintero, simplemente Farlan asistiría a la producción de manera on line desde el extranjero.
Michael era un gran hombre, trató de facilitarle las cosas e incluso le dijo que si necesitaba una recomendación de la empresa, con gusto se la daría.
Cuando estaba regresando al departamento, listo para trasnochar y trabajar sin parar, recibió un mensaje de Mikasa, acordaron que se llamarían en unos quince minutos, por lo que apresuró el paso, tomó el subterráneo y pronto estuvo corriendo por la avenida principal que llevaba a su domicilio.
Llegó casi con la lengua afuera, lo que le demostró que necesitaba hacer ejercicio, tantos meses frente a la computadora y alimentándose mal le estaban pasando factura y la juventud no era para siempre. Cuando joven nunca había prestado verdadera atención a su apariencia, sin embargo cuando llegó a París tuvo un duro aprendizaje al respecto, Levi le ayudó bastante a escoger ropa formal y cómoda para poder estar presentable para asistir a reuniones, visitas a clientes e incluso realizar tomar y otras actividades dentro de las oficinas. Uno podía ser muy profesional, pero si no tenías una buena imagen mucha gente te subestimaba.
Atendió de inmediato y sonrió naturalmente al escuchar esa voz que se le hacía cada vez más familiar.
—¿Moshi moshi?
—Hola, Farlan, espero no interrumpir tu cena o tu descanso.
—Para nada, de hecho esta noche voy a trabajar muchas horas.
—Lo primero es darte las gracias por responder con tanta celeridad, si te soy honesta pensé que ibas a rechazar esto y estoy un poco mortificada pensando en que tal vez te estás exigiendo demasiado.
—Bueno, qué puedo decirte, cuando las buenas oportunidades se presentan hay que aprovecharlas, siento que las cosas se están encaminando, sería un necio si desistiera de hacer un trabajo tan interesante. En verdad estoy entusiasmado y espero que la señora Kiyomi acepte mi colaboración.
—Sí, ya le he enviado la información que me pasaste por email, muy completa por cierto, pero Far, ¿en verdad vas a poder cumplir con todo? Sé que te entusiasma y que sería bueno por el proyecto que quieres llevar a cabo más adelante, pero es mucho trabajo.
—No te preocupes, Mika, puedo con esto, además no es como si fuera a ser por un tiempo tan extenso, será una semana y luego si hay que hacer otras revisiones, como te puse en el mensaje, lo podré hacer conectado on line en los tiempos que me queden libres allá.
—Bien, si tú lo dices —dijo soltando un suspiro, en verdad le preocupaba que Farlan se presionara tanto que fuera a comprometer su salud, por ejemplo.
—De paso podremos intercambiar ideas para el regalo de casamiento —agregó divertido.
—¿Aunque eres pésimo?
—Oye, tendré una semana para mejorar.
—¡Sí, qué alivio! —ambos terminaron riendo divertidos, cada vez era más y más fácil crear un buen ambiente y se sentía bien poder tener esa complicidad—. Por cierto, no he visto que hayas pasado tus honorarios.
—Oh, respecto a eso, lo haré ad honorem.
—¿Qué? No, Farlan, eso no.
—Eso sí, escucha Mika, realmente quiero la colaboración de la señora Kiyomi para cuando haga mi proyecto, me conformaré con que pueda tener un poco de comida de tanto en tanto y que me ayuden a conseguir alojamiento.
—Pero Far-
—Pero nada, para mi será un gran paso en mi carrera.
—Tú no entiendes, aquí se toma muy en cuenta el trabajo ajeno, le informaré a la madam, pero creo que sería mejor que fueras preparando un presupuesto de todas maneras, tal vez no les agrade que sea gratis porque entonces no podrán quejarse si algo sale mal, ¿entiendes?
—Ya veo, es necesario para poder regañarme —soltó con picardía.
—Bueno, pero eres el mejor y eso no será necesario, ¿cierto?
—Y luego dices que no quieres agregarme presión, Mika.
—La amistad es la amistad y el trabajo es el trabajo, lo escuché por ahí.
—Eres una oponente dura.
—Lo soy. Por cierto, si llegas a ver a Levi en estos días, por favor trata de sacarle información que nos pueda ser de utilidad para elegirle un regalo adecuado.
—Lo haré, cuenta con eso. Mika…
—¿Sí?
—Gracias por todo esto, sé que surgió este problema para ustedes, pero si no fuera por ti, yo no podría haber tenido la posibilidad de que me consideren.
Mikasa sonrió del otro lado de la línea, hablar con Farlan siempre era tan divertido y le daba cierta paz.
—Pediré a Buda que la señora acepte tu propuesta.
—Yo también lo haré, aunque no sé quién es Buda —volvieron a reír como dos adolescentes.
—Espero que todo salga bien, así puedes conocer Kyoto, te va a encantar, lo presiento.
—Ya me está gustando desde ahora —soltó sin pensárselo mucho pero se hizo una pausa y se dio cuenta que sus palabras podía malinterpretarse por lo que se apresuró a aclarar—. Qui-quiero decir, Kyoto, yo, estuve investigando mucho sobre el festival de Gion y bu-bueno, se ve lindo, colorido, eso.
Se escuchó una sonrisa discreta de parte de la hermosa mujer.
—Bueno, te dejo Far, sé que debes tener mucho trabajo y yo ya tengo que ir a ayudar en los preparativos del salón para el show de esta noche o van a regañarme. Apenas me avise la madam qué es lo que decide, te escribo o te llamo, ¿sí?
—Sí, claro, Mikasa, espero que todo salga muy bien para ti hoy.
—Gracias, ¡oyasumi, Farlan-kun!
Farlan se quedó mirando la pantalla de su celular por unos instantes y la sonrisa que había nacido en su rostro permaneció allí por muchas, muchas horas.
Final del tercer capítulo.
Hola.
Perdón por estar desaparecida estás semanas.
Pero a pesar de cuidarme mucho cuando iba a trabajar, termine con el virus del covid.
Por el momento no tengo síntomas graves, pero no me puedo confiar, así que debo de cuidarme.
Lo más importante es quitarme todas las preocupaciones actuales y futuras.
Cómo por ejemplo las elecciones presidenciales de mi país.
En fin
Espero que el capitulo les haya gustado, en lo personal a mi me encantó.
Si es así, voten y comenten.
Es también un capítulo por comisión.
Perdonen las faltas ortográficas.
Tal vez me demore en actualizar por mi cuenta, ya que debo de cuidar mi salud y también tengo un pequeño bloqueo creativo.
Nos vemos en este o en algún otro fic.
Nos vemos.
Bye.
