Open Relationship
Capítulo 6
Comunicación. La comunicación es el componente más importante en una relación. Se podría discutir que la honestidad le era superior rival, pero la honestidad solo puede ser alcanzada a través de la comunicación. Les tomó más de un año llegar a ser honestos los unos con los otros acerca de sus escapadas con las parejas opuestas. Habían sido deshonestos, pero se habían sinceraron. También se habían sido honestos de lo que sentían por la pareja que no les pertenecía, pero solo para sus adentros. Esa es la diferencia entre el valor de honestidad y la comunicación. Eran honestos consigo mismos pero eran incapaces, o más bien reacios, a comunicarlo con el grupo. Y lo que no se dice, de una u otra forma, eventualmente trae problemas.
Naruto y Sakura habían comenzado a pasar las noches juntos. Era producto de los a veces largos periodos de tiempo que Sasuke pasaba fuera de Konoha y de las largas noches que Ino solía pasar entre su trabajo en el hospital y T-I. Cocinaban la cena juntos en un ritmo muy familiar de todos esos años siendo un equipo. Fingiendo pelear, bromeando sin cesar. Se sentaban a comer entre risas. Hacían el amor y caían rendidos entre brazos y promesas de dulces sueños. Para Sakura, era maravilloso tener a alguien tan atento con ella, alguien que la hacía reír tanto que le dolía la barriga, alguien presente, al contrario que Sasuke. A Naruto le gustaba que ella era alguien que aceptaba que él la cuidara, era una mujer fuerte pero no bordaba en la independencia radical, como Ino solía hacerlo. Se balanceaban.
Ino que nunca había podido convencer a Naruto de quedarse sentado por veinte minutos para compartir su amor por las plantas y flores, no podía parar de robar miradas en dirección a Sasuke, encantada. La paciencia con que podaba los pequeños arbustos que vendían en la floristería. Como se arrodillaba en su pequeño huerto, manos y rodillas llenas de tierra, y arrancaba la maleza que plagaba sus frutos. Podían pasar medio día juntos así, a veces hablando de sus fallecidos padres, a veces trabajando en silencio. Sasuke disfrutaba lo difícil que Ino podía ser, casi como un reto. Lo desafiaba de la mejor manera, pero también lo bañaba de afección tan genuina que sentía se podía ahogar en ella. Ella lograba hacerle expresar sentimientos que antes no podía nombrar, él conseguía dominar su abrasiva personalidad. Se balanceaban.
Pero lo que les gustaba de uno de sus amantes, no era lo que les desagradaba del otro. No, de hecho eran las diferencias que se complementaban para crear el balance perfecto. Una sola persona no puede satisfacer todas tus necesidades, en todas las relaciones interpersonales se observa: los niños no solo tienen madre, tienen padre, y tíos y abuelos; cuando van a la escuela no es un solo maestro que les enseña; tienen amigos para distintas actividades. Entonces, ¿por qué se esperaba algo distinto de relaciones románticas?
Y es que ellos no solo eran amantes. Eran amigos. Y la amistad fortalecía su relación. El potencial del amor que podían alcanzar todos juntos sería inmensurable, si tan solo pudiesen hablar de lo que sentían. De lo beneficioso que sería reconocer que se querían, que estar juntos los cuatro les traería tanta felicidad, paz, equilibrio.
Pero decidieron que sería mejor separase. Que su arreglo interfería con la relación que tenían con sus parejas originales, y que era mejor permanecer como amigos, y no amantes. Veían el enamorarse de alguien más que sus novios como un problema que era mejor cortar de raíz. Y así lo hicieron, y sufrieron. Quizás, de haberse comunicado se hubiesen ahorrado el sufrimiento amoroso que siguió.
Xoxo
Era la primera vez en meses que salían así. Los cuatro juntos. El bullicio de comensales, meseros, la música ambiental ahogaba su conversación al resto del restaurante dando una ilusión de privacidad. Era uno de esos lugares hip, comida de fusión, cocktails extravagantes, las luces bajas contrastando con una suave iluminación roja creaban un espacio íntimo. La noche había sido amena, como antes, cuando aún eran solo amigos. Cuando los sentimientos que se tenían para las parejas opuestas estaban sepultados bajo capas y capas de negación, sellados por la promesa de fidelidad y monogamia.
Habían decidido no hablar de sus encuentros. La cena se había pasado entre cuentos de sus otros compañeros, quien salía con quien, quien se había convertido en capitán de equipos genin, sus familias , lugares que habían visitado en sus misiones más recientes. El tiempo se iba al igual que los demás patrones del restaurante iban y venían, llenando las mesas al rededor suyo, uniendo sus voces a la cacofonía del restaurante para luego marcharse y ser remplazada por otro conjunto de voces sin rostros.
Era pasada la medianoche. La tensión sexual lentamente iba asentándose a la mesa. El local pronto cerraría y tendrían que decidir que hacer con el resto de su velada. Podían ir a otro bar, a un antro, a algún club privado con música en vivo. Era viernes por la noche, tenían opciones, mas lo obvio rondaba la mente de los cuatro amigos. A pesar de que habían decidido terminar sus encuentros, estar así como antes traía memorias de esos momentos. Ninguno lo quería decir en voz alta pero la posibilidad se había sentado en sus vientres bajos y disparaba placenteras señales al sur cada vez que había un roce de piernas, de manos, cuando una mirada duraba más de quince segundos.
La mano de Naruto se sentía pesada sobre su muslo, su vestido morado de pronto se sentía muy ajustado -sí, inclusive para ella-, las luces le comenzaron a marear, y sentía que tenía que llorar. Quizás no debió haber pedido ese último trago. El alcohol tenía dos efectos en ella o la desinhibía al punto de poder quedar parada encima de la mesa cantando karaoke o la mandaba en picada bajo un espiral de depresión. Sentía que iba entrando a la segunda opción. No quería arruinar la noche, la estaban pasando bien y había promesa de que se "divertían" aún más después de la cena, los cuarto juntos. Pero algo dentro suyo le decía que algo no estaba bien. Quizás necesitaba tomarse cinco minutos. Se disculpó de la mesa para dirigirse al tocador.
Al parecer lo único que necesitaba era agua fría en la cara. La cabeza no le daba tantas vueltas y la presión en su pecho se disipó. Retocó el brillo en los labios y se miró con confianza, estaba lista para el resto de la noche.
Iba de camino a su mesa, le costó moverse entre la multitud pero tenía una vista clara de su grupo. Viéndolos desde fuera, entendió porque se estaba sintiendo inadecuada. Ahora estaba claro. El problema era el Equipo 7.
Naruto estaba sentado frente a Sakura y Sasuke, inclinado sobre la mesa su atención igualmente dividida entre los dos. Su sonrisa característica permanente en su rostro. Sakura le reclamaba algo pero de manera en juego. Sasuke viraba los ojos pero el esbozo de una sonrisa se dibujaba en las esquinas de sus labios. Los tres estaban en perfecta sintonía. Sakura estaba ligeramente recostada de Sasuke. Sasuke tenía una mano sobre el hombro de Naruto. Naruto agarraba una mano de Sakura. Eran un triángulo y un círculo a la vez. La fluidez de su conversación, la familiaridad entre sus lenguajes corporales, las miradas cargadas de significados que solo ellos podían entender. La coordinación de su dinámica era segunda naturaleza para ellos. Después de todo lo que habían vivido juntos, desde sus días en la Academia. Los horrores que habían enfrentado y siempre amenazaban en separarlos pero que al final los habían unido más que nunca. Era como ver una persona que se había fragmentado en tres. O quizás tres personas que se habían fragmentado en dos cada uno y compartido entre ellos, para siempre llevar una parte del otro dentro. E Ino se vio a sí misma desde afuera, y se vio como una espectadora del trío. Que a pesar de los años que llevaba con Naruto, todavía tenía que pedir que le explicaran una referencia a la que alguno de los tres había aludido, que no podía entrenar con ellos porque no encajaba con su estilo, alguien que no iba a igualar el valor que se tenían para los tres, que nunca podría competir con el lugar que se tenían mutuamente en sus corazones. Era alguien que estaba demás. Que estorbaba.
Se armó de falsa seguridad y finalmente se acercó al grupo.
—Chicos, me van a disculpar pero soy una tonta — con algo de exageración se llevó la palma de la mano a la frente. Fingiendo algo de decepción completó su escape — Había quedado con Chouji, odio tener que dejarlos pero no le puedo cancelar de nuevo. ¡Ustedes diviértanse por mi!
Agarró su bolso reposado junto a la pierna de Naruto y este se movió para entregárselo— ¿Quieres que camine contigo?
—Podemos acompañarte a su apartamento—concordó Sakura.
—No, está bien. Te veo en casa, ¿si? — le dio un rápido beso en la mejilla a su novio y se despidió una vez más de los tres efusivamente y sin dejar espacio para más protestas.
Esperó a estar dos cuadras lejos del restaurante antes de empezar a llorar y rezó por que Chouji estuviese despierto.
Xoxo
—¿Eso fue raro o son ideas mías? — preguntó Naruto algo perplejo.
—Pienso que deberíamos ir tras de ella — sugirió Sakura que pensaba lo mismo.
—Creo que necesita espacio — ojos azules y verdes miraron al Uchiha con extrañeza. Sasuke se encogió de hombros — ¿Qué?
Si hubiera querido quedarse o que fuéramos con ella lo hubiese dicho.
Naruto le dedicó una mirada de sospecha —¿Te peleaste con ella o algo?
—No— respondió algo molesto. ¿Por que tenía que ser el siempre el villano ? — Estaba tratando de respetar lo que quería.
—Pero Sasuke, Naruto tiene razón. Ino no se iría así de pronto por nada.
—¿Y por qué tiene que ser mi culpa? — se cruzó de brazos — Es Ino siendo Ino. Quizás necesitaba más atención
—¡Ey! Esa es mi novia — reclamó Naruto pero empezaba a aceptar el punto que tenía su amigo. —pero tiene sentido. Le preguntaré mas tarde. ¿Pedimos una última ronda?
—Sigo creyendo que deberíamos seguirla. Tomó bastante — Sakura aun sonaba algo preocupada.
—Tranquiiiila Sakura. Ino puede cuidarse sola, es kunoichi, sabes?— Sakura lo pateó por debajo de la mesa y Naruto aulló. Los tres se rieron ante esto. Cerraron la noche con un último shot. Cuando el alcohol entró a sus sistemas las preocupaciones por la rubia se derritieron. Sasuke tenía razón, Ino no había querido que ellos estropeasen la noche.
XoXo
Era como si algo los hubiese poseído. Quizás era el alcohol corriendo por sus sistemas. Quizás era la tensión de haber estado separados por tanto tiempo. Pero habían terminado en casa de Sasuke y Sakura. Con prisa se quitaron los zapatos en la entrada y como en línea recta se dirigieron a la recámara. Las palabras sobraban.
Sakura estaba nerviosa, pero lo más excitada que había estado jamás. Sus dos mejores amigos, sus dos amantes estaban frente a ella, desvistiéndose. Los veía desde su posición sentada sobre la cama sin poder decidir a quien mirar más. De repente su ropa se sentía muy pesada, incómoda, caliente, tenía que sacársela. Llevó una de sus manos al zipper de su vestido, pero una fuerte mano la detuvo. Era Sasuke. Con pecaminosa lentitud bajó la cremallera del vestido cereza oscuro. Besando su cuello y espalda a medida que la prenda se desprendía.
Naruto los observaba con ojos hambrientos, pero no se quedó cruzado de brazos por mucho. La agarró por las rodillas para separarlas y habilidosas manos subieron por sus muslos hasta sus caderas y se enredaron en los encajes de su ropa interior, y la comenzó a deslizar bajo sus piernas. Sakura se estaba quemando por dentro. Los dos estaban encima suyo, tocándola, besándola, desnudándola.
Su vestido y ropa interior cayeron al suelo. Naruto la atrajo hacia él, la besó apasionadamente. La tomó por desprevenida cuando las manos de Sasuke empezaron a estrujar sus senos. Sus pezones que ya estaban endurecidos ahora se sentían como rocas. Hablando de rocas, sintió la dureza de Sasuke presionada contra su espalda. No queriendo jugar un rol tan sumiso tomo las riendas de su propio placer también. Con cada una de sus manos encontró los miembros de Naruto y Sasuke. Escuchar a los dos gruñir en satisfacción le causó una perversa sensación de poder.
Su regocijo no duró tanto, porque pronto Sasuke la separó de Naruto al rodearla por la cintura. La atrajo hacia él y luego la empujó sobre la cama para que quedase en cuatro. Rápidamente la agarró por la cadera y se arrodilló detrás suyo en la cama. Empezó a atormentarla rozando sus sexos juntos. Naruto sin parpadear se puso de pie y rodeó la cama hasta quedar opuesto a Sasuke, su hombría directamente alineada con el rostro de Sakura. Ella no dudó un minuto, y se lo llevó a la boca. Tan solo empezaba a saborear su almizcle cuando Sasuke se hundió en ella. Gimió sonoramente, con Naruto en su boca aún.
Naruto se estabilizó apoyando sus manos sobre su cabeza, sus dedos entre sus hebras rosadas, ligeramente jalándolos cada vez que Sakura lamia la cabeza. Sasuke la penetraba por detrás, encorvado encima suyo, jugando con sus senos. Era demasiado para ella, nunca había pasado tan rápido pero sentía un orgasmo asomándose. Levantó sus caderas para presionarlas más contra la pelvis de Sasuke. Usó la mano que no ma apoyaba sobre la cama para masajear las bolas de Naruto. Sentía que él también se iba a venir pronto.
La noche aún sólo comenzaba, ninguno quería terminar tan rápido. Naruto fue el primero separase. Se acostó sobre las almohadas y apreció la manera que los cuerpos de Sakura y Sasuke se unían y separaban en rápida sucesión. Pero no se quiso quedar por fuera mucho más. Se aclaró la garganta y un par de ojos esmeralda lo miraron de inmediato. Sakura gateó en la cama hasta quedar encima de él. Ahora era el turno de Sasuke de verlos besarse, sus cuerpos rozándose, resbalosos por el sudor. Los dedos de Naruto entrando y saliendo del rosado centro de Sakura. Su lengua en sus pezones. Sakura se posiciono encima del miembro de Naruto y se sentó ahóndalo en su interior. Tiró su cabeza hacia atrás, sus orbes verdes girando hacia atrás. Naruto la embestía con fuerza, sus manos apretando las níveas nalgas que se teñían de rosa. Pronto Naruto se corrió dentro de ella, básicamente rugió al alcanzar el clímax. Sakura estaba cerca, era obvio para Sasuke, pero su instinto competitivo entró en acción. Él le traería su primer orgasmo. Se sentó en la cama, la tomó por la muñeca y la atrajo hacia él. Sakura frunció el entrecejo, claramente molesta de que interrumpiese su orgasmo. Pero sus facciones pronto se contusionaron en placer cuando él se volvió a adentrar en ella.
Naruto lo tomó como una competencia también. Cuando Sasuke la "robó", no perdió tiempo. Encontró lubricante en la mesa de noche, cubrió sus dedos y la entrada posterior de Sakura generosamente. Sintió el apretado círculo contraerse cuando sus dedos la empezaron a preparar. Su espalda se arqueó. Sasuke seguía penetrándola. Naruto no quería esperar, pero quería que Sakura estuviese relajada y lista para una segunda penetración. Sakura volteó su cabeza para encontrar su mirada, y con determinación le dijo:
—Hazlo — su tono de voz fue tan bajo y seductor que Naruto tuvo que obedecer. Se posicionó en la entrada dentro de sus nalgas y se empujó contra la apretada entrada. Sakura soltó un alarido. Él vio estrellas.
Los dos dentro suyo a la vez. De una manera, gracias an ella, a través de ella el trío se había convertido en uno. Este conocimiento la llena de un inexplicable sentimiento de poder, de unidad. Habían alcanzado una altura a la que no habían llegado antes. Tenía sentido. Ellos tres tenían sentido. Desde el inicio habían sido ellos tres. Un choque eléctrico recorrió sus cuerpos yuxtapuestos.
Trabajando en equipo, de una manera totalmente diferente y buena, encontraron un ritmo sincronizado. Para Sakura era una experiencia fuera de este mundo. Se sentía completamente llena, como que por fin estaba llena. Un hueco que no sabía que existía, pero una vez los dos estuvieron dentro suyo entendió lo carente que había estado antes. Físicamente, el placer era cegador. Intercalada entre los fornidos cuerpos de sus dos mejores amigos convertidos en amantes, la calidez de sus cuerpos encapsulandola, haciéndola sentir frágil y protegida. Nunca había sido fan del sexo anal, pero de esta manera, con la estimulación vaginal, con las manos que jugaban con sus pezones, la boca que besaba su cuello y sus hombros, la otra boca que gruñía en su oreja y mordía su lóbulo, era una experiencia transformadora. Su estrecho canal ahora se contraía sobre el miembro palpitante que la penetraba lentamente. Sabía que sus chicos cuidaban de ella, pero había algo desarmador en saber que estaba completamente a su merced, indefensa a sus ánimos, atrapada entre los dos hombres más poderosos de su generación, que ellos decidían que hacía con ella. Debería asustarla, pero su propia sumisión la excitaba aún más. A la vez sabía que ella dominaba la situación. Había perdido noción de quien era quien, a quien le pertenecían estas manos , esta lengua, estos dedos, estos labios, quien gruñía. Dejo de discernirlo porque daba igual, los dos eran uno.
En estas alturas de su vida, Sasuke tenía completo control sobre su sharingan. Sin embargo, esta noche las emociones y sensaciones eran tan intensas que lo sentía activarse a su propia voluntad. Quería capturar y memorizar cada segundo, cada vez que los rosados labios de Sakura formaban una pequeña o, como su pecho subía y bajaba al mismo ritmo de sus embestidas, como sus ojos esmeralda buscan los de él, el aroma a cerezas que lo envolvía, la dureza de sus pezones y la piel erizada alrededor de su aureola, el rubor en sus mejillas del esfuerzo pasional, cada imperceptible contracción muscular del atlético cuerpo de su novia, la presión de sus piernas montando sus caderas, como sus senos rebotaban cuando se ensartaba en él. Buscaba perforar su alma con su mirada de la misma manera que su dureza atravesaba su centro. Naruto la penetraba desde atrás. Era como tener su propio show vouyeristico , como si fueran dos escenarios separados que por casualidad ocurrían simultáneamente. A la vez, era una experiencia abarcadora total. Le excitaba saber que los dos la llenaban. Pensó que los celos lo consumirían, que le incomodaría estar tan cerca de otro hombre desnudo, que no encontrarían un tempo que funcionase para los tres. Se había equivocado. Ellos siempre habían podido leerse, comunicarse sin hablar. En vez de celos lo impulsaba su competitividad varonil, su afán de salir vencedor, de traer el primer orgasmo de Sakura, de causar el mejor orgasmo, de desbordar su deseo dentro de ella y rellenar su estrechez de promesas de un futuro. Pero era un trabajo en equipo, la misión más importante que habían embarcado. Que si sincronizaba su ritmo con el de Naruto, el volumen de los gemidos de placer de Sakura aumentaban. Pronto se iba a correr, las paredes que estrujaban su hombría se estrecharon para indicarle que Sakura también estaba cerca. La agarró de la cintura para atraerla más a él, sus caderas desenfrenadamente embistiéndola. Naruto aumentó su propio ritmo, leyendo la situación. Sakura gemía desesperadamente. Sasuke rompió la presa que los contenía a los tres. Se vertió con fuerza dentro de ella, ni una gota desperdiciada. La sintió sucumbir sobre su endurecido miembro, brotar sobre él y mezclarse con su semilla.
Naruto cerró la movida, gruñó y salió dentro de ella para correrse en su espalda baja, cubrirla con su esencia. Quería verse derramado sobre su tersa piel, bajar por sus nalgas, hasta lo posterior de sus muslos, brillando bajo la luz de luna que se colaba por la ventana. Trazo con besos el relieve de su columna. Aún respirando entrecortadamente tratando de recobrar su cordura. Su mente había explotado en millones de partículas de placer y de amor. Nunca la había tomado por detrás. Habría sido incomparable solo eso. Pero así, los tres juntos, jamás creería que podría recrear la intensidad de lo que acababan de vivir. Sakura se despegó de Sasuke y se dejó caer hacia atrás contra su pecho y buscó sus labios. Un beso que selló con broche de oro la noche, que le transmitía que esto había sido tan épico y especial para ella como lo había sido para él. Cuando rompieron el beso, Naruto arregló un mechón rosa detrás de una oreja y besó sus sienes. Te amo le dijo sin hablar. Toda la comunicación era no verbal. El silencio solo interrumpido por sus agitadas respiraciones. Las palabras sobraban y sabían que en ese preciso momento cualquier cosa que dijeran rompería el encanto, la deliciosa realidad bajo la que se encontraban. Sasuke lo miró desde debajo de Sakura, sus ojos que habían regresado a su estado natural diciéndole bien hecho. Pensó que se le haría raro, compartir a Sakura a la vez, presenciar a Sasuke venirse dentro de ella, escucharlo y olerlo, pero no. Había sido natural. Los dos trabajando juntos para complacer a Sakura, la rivalidad solo haciéndolos mejorar sus atenciones con ella. Se tiró al otro lado del colchón sin soltar a Sakura, la atrajo hasta que quedara en el medio de los dos. Por suerte era una cama grande. Ella se unió de manos con los dos. Los tres mirando hacia el techo, procesando la inmensidad de lo que acababan de hacer, la dicha que le traía. La completa confianza que se tenían. La certeza de que nada se podría interponer entre los tres. Ni siquiera ellos mismos. Los celos e inseguridades de lado, esto era lo que siempre habían necesitado. Eran uno.
Bajaron de las nubes sabiendo que regresarían a esas alturas eventualmente. Algo que se sentía tan correcto no era para una sola noche. Era solo el comienzo. Naruto quería pasar la noche con ellos, no quieres quebrar la conexión, pero explicó que en la mañana del partiría en una misión y necesitaba arreglarse. Se marchó feliz, sintiéndose afortunado. Este era su hogar. Siempre equipo 7.
Xxx
Naruto estaba completamente fuera de combate cuando Ino llegó a casa. Dormia como una roca, placidez adornando su rostro. Ino sabía que no debía. Que era una completa violación de su privacidad, de la confianza que le tenía él a ella, una ofensa de la que su relación no podría recuperarse, pero tenía que hacerlo. La carcomía la incertidumbre. O más bien, el no poder confirmar lo que sabía con certeza. Se arrodilló del lado de la cama de Naruto, sigilosamente movió sus dedos formando uno de sus jutsus de transferencia mental, e indagó la mente de su novio. La abrumó la intensidad y vividez de su última memoria. Cabello rosa, el brillo rojo del sharingan, la sensación de calor, la curvatura femenina de una espalda… su propia mente procesó como en cámara lenta las imagines desarrollándose frente suyo. Un trío. Habían tenido un trío. A pesar de no estar en su propio cuerpo empezó a sentí una presión en su pecho, un hormigueo incómodo en las palmas de sus manos, la sensación de arcadas. Si buscas encontrarás. Y como una niña que no puede dejarse sanar las raspadas en sus rodillas, arrancó la costra que empezaba a sanar. Buscó lo que estaba empeñada en contestar. ¿Ella o Sakura? Y entonces la vio, la memoria que buscaba. Naruto con Iruka, una moneda volando en el aire dando vueltas: cara o sello, sello o cara, Ino o Sakura… Sakura
Salió abruptamente de la mente de Naruto. Supo que la intromisión fue brusca, en los últimos segundos dentro lo sintió despertar. Regresó a su cuerpo para encontrar dos ojos azules que la miraban en blanco. No había enfado, ni disgusto, ni pena en ella. No había nada. Sabía que nunca la iba a perdonar. A principios de su relación. Cuando recién había desarrollado esa técnica, le había prometido que nunca entraría a su mente sin permiso. Que era fantástico estar conectados, pero que solo establecería el vínculo con completo consentimiento de su parte. Como humanos, y aun más como shinobis , lo único que era verdaderamente nuestro, lo más privado y seguro que teníamos eson nuestros pensamientos. Lo que acaba de hacerle a Naruto era innombrable. Más deportable aún era que no podía sentirse culpable, no, ahora lo único que podía sentir era rechazo y despecho. Sakura. Lo sabia, y aún lo fue a buscar. Él la había herido, a pesar de que solo lo hizo en la privacidad de su mente.
—Creo que debes irte — declaró con dureza Naruto. Monótono. Incongruente a él. El irte no era temporal. Era finito. Final. No existe más el tú y yo. Sal de mi vida. Decía su tono.
Ino se puso de pie, lágrimas calientes acumulándose en sus ojos. No sabía si lloraba por el rompimiento, por el descubrimiento de a quien elegía a Naruto, por como los tres la habían traicionado, por haber lastimado a Naruto. Quería reclamarle, gritarle que había desperdiciado su tiempo y sus emociones, que era injusto que la hubiese usado todos estos años su seguía enamorado de su amiga. Pero sabía que no tenía base, había visto que la amabas. Lo había visto de primer plano en su mente. Abrumadoramente la amaba. Pero no tanto como a Sakura. Y si Naruto no le podía perdonar su intromisión mental, esto era algo que ella tampoco podía perdonar. Su relación estaba condenada.
Lo peor es que los tres estarían bien. Se tenían entre ellos. Naruto era el vínculo que los conectaba. Sin él su accesos a ellos quedaba revocado. Sufriría sola mientras ellos se amaban mutuamente. Pero se recordó que ya lo hacían frente a sus narices, y ella pintaba de ridícula de quedarse. Naruto se había dado la vuelta en la cama, dándole la espalda. Ino sabía que no dormía. Que no se volvería a dormir, que pasaría el resto de las horas antes de su misión, enfocando su mirada pero sin ver en un punto fijo de la pared opuesta, quizás lloraría, quizás rompería algo al tirar una de las almohadas, y que cuando sonara su despertador, se levantaría, ducharía y se marcharía en piloto automático, que saludaría a sus compañeros de misión con su jovialidad de siempre, y partiría de Konoha como si nada hubiera pasado. Y pretendería que todo estaba bien, hasta el día que todo estuviese bien, el día que la sacaba de su sistema. Quizás Sakura ayudaría a expedir el proceso. Todo eso pasaría, o al menos una versión de esos hechos, pero Ino sería ajena a ellos una vez y cerrara la puerta del apartamento en el que no vivía oficialmente pero que habían compartido los últimos dos años al salir por última vez.
Xxx
Naruto regresó un mes después. La adrenalina de la misión, combinado con la convivencia con sus camaradas en esta había mantenido a raya los pensamientos sobre la última vez que vio an Ino. En general, sentía que se movía día a día como un actor que imitaba su carácter, personalidad, acento… que no era él el que reía o daba órdenes o comía o jugaba juegos de carta después de una larga sesión. Era una sombra de él que se movía por el mundo mientras su verdadero yo se escondía en la oscuridad que lo sumía todo dentro de su interior. Trató de ponerlo todo bajo llave. Tenía que hacerlo o el sentimiento de pérdida lo iba a ahogar. Una de las mejores noches de su vida se había convertido en una de las peores.
Llegaron a las puertas de Konoha al mediodía. Algo dentro de él se revolvió incómodamente. En la actualidad, en su mundo post guerra, era raro salir en misiones tan largas. Las veces que partía en una así podía contar con que Ino estaría a las puertas y correría a lanzarse a sus brazos y sin importar su cansancio él la levantaría y daría vueltas antes de besarla. Su risa resonaría en sus oídos haciéndole sentir en casa. El calor de su cuerpo y la manera que se pegaba a él sin decoro por estar en público le hacía saber que lo extrañaba y estaba lista para él. Apretó los puños para tratar de mantener la compostura, pero pronto caería en la realidad de que todo había terminado, que no habría más recibimientos en las puertas, ni su comida favorita esperándolo en casa, ni los insaciables labios de Ino en su cuello el minuto que cerrarán la puerta al entrar.
—Ey Naruto, ¿no Ino-chan hoy? — llamó uno de sus compañeros. En sus tres años de relación Ino solo había faltado a recibirlo las veces que ella misma estaba en una misión.
—Debe estar fuera— contestó, no estaba listo para aceptar en voz alta que lo suyo había acabado.
—Ahora que lo mencionas, no la hemos visto regresar — asintió en confirmación uno de los porteros.
Naruto no sabía si las noticias de que Ino estaba fuera de Konoha lo reconfortaba. No tendría que correr el riesgo de encontrársela. Esta era la misma razón que lo decepcionaba.
Como capitán entregó su reporte a Tsunade y mintió cuando ella preguntó si estaba bien. Solo quería llegar a casa, abrir alguna botella, y dejar caer la máscara de que no había ningún problema.
Nada pudo prepararlo para el golpe que lo recibió al abrir la puerta de su apartamento. Estaba vacío. No completamente, todos sus muebles seguían ahí, su ropa, sus pertenencias. Pero todo lo que había pertenecido a Ino faltaba. En dos años sus vidas se habían entrelazado tanto que la ausencia de su presencia resonaba en cada habitación. Había tomado por sentado el color y la vibración hogareña que Ino había traído a su apartamento. Incluso faltaba su aroma a gardenias y lirios y rosas y todas las flores que Naruto había aprendido existían junto an ella.
Pensó en marcharse, en acogerse con Sasuke y Sakura, pero si lo hacía tendría que dar explicaciones. Tampoco quería tener que convivir con una pareja feliz en ese instante. Y egoístamente era algo que quería mantener suyo. Era su relación la que había acabado. Sabía que cualquier arreglo entre los cuatro también se había disuelto, y que Sasuke y Sakura se enfocarían en eso también, que los tres la habían perdido. Pero no era así, él la había pedido.
Quiso llorar, pero no salieron las lagrimas. Se encaminó a la recámara. Se había llevado el cobertor morado oscuro con acentos de flores naranja tostado que Ino trajo un día del País del Té porque era la combinación de sus colores característicos. Sin quitarse la ropa sucia cubierta de lodo seco, sangre seca, sudor se tiró sobre las sábanas crema. No importaba. No había nadie que le reclamase por ello. No había nadie en absoluto.
Notas de autora
¡hola! espero que les guste esta actualización. Quiero agradecer a todos los que han leído todos estos años, espero que no los haya decepcionado.
también perdonen si hay errores- lo escribí en mi teléfono
muchos besitos
