Prólogo: Una nueva aventura ¡Aquí vamos!

"Niños Estelares": Ese fue el nombre que se le dio a aquellos infantes creados y elegidos por las estrellas mismas, para albergar un gran poder cósmico en su interior. Entre dichos infantes se encontraba un pequeño bebé regordete con una nariz exageradamente grande que traía consigo una gorra roja muy grande para el tamaño de su pequeña cabeza, con un circulo blanco en el centro y "M" de color rojo impresa entro del mismo. Dicho bebé estaba destinado a la grandeza y estrellato, con el poder de librar grandes batallas y salir victorioso, no importa cuán grande o complejo sea el desafío.

Otro de estos niños era un ser de una extraña raza de tortuga-dragón conocida como los «Koopa»: Una piel escamosa tan dura como el diamante, un pequeño mechón rojo fuego atado con una pequeña liga, un set de poderosas garras situadas en sus manos y patas, reemplazando los dedos; Una gran mandíbula que en futuro esconderá una gran hilera de afilados dientes que dejaba ver por ahora un pequeño diente chimuelo que sobresalía y, al final, un enorme caparazón de tortuga con púas situado en su espalda, capaz de aguantar cualquier ataque imaginable y por imaginar. Dicha cría estaba destinada a liderar un abundante reino de criaturas feroces, además de poseer un legendario poder que rivalizaría con el del primer bebé.

¿Lo curioso? Ambos infantes estaban destinados a rivalizar uno con el otro: Ya sea por la mano de una doncella, por el destino del universo o un simple partido deportivo; los bebés deberán probar su fuerza uno contra el otro para demostrar que es la verdadera Super Estrella en este universo.

¡MAAAARIOOOO! —se escuchó por todo el lugar.

Situado dentro de un castillo construido sobre lo que parece ser un lago de lava ardiente dentro de un área volcánica, un gran monstruo dragón con un caparazón de tortuga gritó a los cuatro vientos el nombre de su eterno adversario.

El monstruo estaba parado en un puente construido sobre otro pozo de ardiente roca derretida: Ya sea porque a estas creaturas les agrade el calor por ser en parte lagarto o simplemente para intimidar, la lava siempre estaba presente por la mayoría de los rincones de este palacio.

Al otro lado del puente, se encontraba un hombre bajito de piel blanca, ojos azules como el cielo, bigote esponjoso, nariz desproporcionalmente grande y cabello castaño que era cubierto por una gorra roja con un circulo blanco al frente que tenía una "M" roja impresa dentro del mismo. El hombrecito también vestía un overol azul, camiseta roja y botines sin cordones color marrón.

—Ya sabemos cómo terminará esto, Bowser —expresa lleno de confianza y con un acento italiano el hombre bigotudo a la gran tortuga—. Deja ir a la Princesa Peach.

Terminada su orden, el hombre ahora conocido como Mario señala a una dirección por encima de Bowser en donde se encontraba una jaula colgada del techo; y dentro de ella, a una mujer de piel blanca, larga melena rubia y ojos azules que vestía un vestido de una pieza color rosa, zapatos con tacones de igual color, guantes largos hasta el codo color blanco, una corona dorada con varias joyas incrustadas y un broche color azul cielo ajustado en el pecho.

La mujer tenía un semblante de preocupación en su rostro al ver a su noble caballero arriesgar su vida una vez más por ella al enfrentarse al feroz Rey de los Koopas.

—¿Uh? ¡¿Te atreves a venir a mi castillo a darme órdenes, enano?! ¡¿A mí?! ¡¿El Rey de los Koopas?! —ruge Bowser ante la orden de Mario—. ¡Ven aquí para que te ponga en tu lugar!

Sim embargo, Mario no flaquea por la amenaza del monstruo; todo lo contrario: El hombrecillo toma carrera hacia la gran tortuga a velocidad sobrehumana, totalmente confiado de que podrá sobrellevar cualquier ataque por parte de su enemigo.

Al ver a su enemigo venir hacia él, Bowser pega un rugido y se prepara, separando y flexionando un poco sus piernas, lo que genera un gran estruendo y un ligero temblor con cada pisotón.

Una vez Bowser ve que Mario se acercó lo suficiente, ataca con un zarpazo directo a la cara del hombrecito. Pero éste, con reflejos antinaturales y una agilidad demasiado grande para un hombre de su complexión, pega un salto de unos tres metros de altura, superando en su totalidad al monstruo tortuga.

—¡YIPIEEEEEE~! —exclama extasiado el hombre mientras giraba con un mortal en su trayecto hasta caer sobre sus pies del otro lado como un gimnasta profesional.

Con su oportunidad lista, Mario voltea hacia atrás para ir a por el hacha mágica que destruirá el puente y le dará a Bowser un buen baño de lava. Pero para su sorpresa, el hacha ya no estaba ahí. Tal perece que el Rey Koopa al fin había aprendido algo de sus miles de batallas anteriores; De hecho, Mario siempre se preguntó por qué su enemigo dejaba a su alcance una forma de destruir el puente, pero ahora no era tiempo para entrar en esos detalles.

Mario salta para esquivar un puñetazo de Bowser, respondiendo con un pisotón en la nuca que lo desestabilizó y aturdió un poco.

A simple vista, parecía que ese ataque no era muy fuerte, pues sólo logró que el monstruo flaqueara un poco. Pero la verdad, era que las piernas del hombre tenían la fuerza suficiente para hundir una torre entera en el piso con sólo unos cuantos pisotones por lo que, si alguien común hubiera recibido ese ataque, estaría sin duda hecho un panqueque.

Mario pegó un suspiro al ver que su ataque de salto no había funcionado. Habría atacado a la cabeza, pero los grandes cuernos que se asomaban por la melena roja de la tortuga le decían que no debía golpear allí a menos que quisiera terminar con las piernas empaladas.

Una vez Bowser se recupera de su aturdimiento, mira al su enemigo con molestia en lo que respira hondo y deja salir de una ardiente llamadera directo hacia él.

—¡MAMAMIAAAAA~! —exclama Mario en pánico antes de pegar un mortal hacia atrás para llegar a una distancia en que las llamas se disipen, y así salvarse de convertirse en Mario rostizado.

Pero no acabó allí, ya que la tortuga comenzó a escupir bolas de fuego que tenían mayor alcance que su llamarada; siendo estas esquivadas por Mario, haciendo uso de una agilidad increíble mientras acortaba distancia entre su enemigo y él.

En su trayecto, Mario saca aparentemente de la nada un gran mazo que se comenzó a cargar con lo que parecían ser pequeñas estrellas hechas de energía, y una Bowser está a su alcance, el martillo pega un destello de luz para indicar que la carga está lista, justo a tiempo para que Mario balancee su arma hacia abajo y aplaste la mejilla de la tortuga con toda la fuerza de las estrellas.

—¡GROOAAAAAHRG! —ruje Bowser de dolor mientras su cuerpo se tambalea cerca del borde del puente.

Bowser logra estabilizarse y detenerse antes de caer por el borde del puente, quien luego mira a Mario con una sonrisa confiada a pesar del obvio moretón en su mejilla, diciendo:

—¡Ja! ¿Eso es todo lo que tienes, enano?

—Oh, chico. Aquí vamos de nuevo —expresa Mario con una sonrisa cansada mientras blandía su martillo, listo para otro round.

En la basta inmensidad del cielo, se encontraba una isla flotante en forma de estrella que brillaba con la misma luminosidad de las mismas, y en ella, siete pilares de algo parecido al mármol que formaban un circulo alrededor de un pedestal dorado que tenía en su interior una especia de varita mágica con el bastón dorado, y la punta con forma de una estrella.

Sobre los pilares estaban posados unos seres translúcidos de forma redonda con ojos de caricatura, zapatos suspendidos bajo ellos al igual que una estrella sobre sus cabezas, y un bigote bien formado que desafiaba toda lógica imaginable sobre un ser vivo.

De pronto, la punta de estrella de la barita mágica comienza a desprender un brillo color arcoíris, cosa que no pasa desapercibida por los seres espirituales que vigilaban el artículo.

—¡¿Qué está pasando?! ¡¿Por qué el Star Rod está reaccionando de tal manera?! —expresa uno de ellos, alarmado.

—Hmm. Tal parece que está recibiendo una enorme cantidad de energía de deseos —explica otro.

—Ese parece ser el caso, pero: ¿De dónde vendría tanta energía de deseos? Es demasiada —cuestiona otro más.

—¡Señor! —interrumpe una voz que no parecía provenir de ninguno de estos seres.

De la nada aparece una pequeña mota de luz parpadeante que se acerca presuroso hasta uno de los espíritus, quien demuestra conocer a la pequeña luz intermitente.

—Ah, Geno, justo lo que necesitábamos —expresa aliviado el espíritu—. ¿Puedes explicarnos de dónde viene tanta energía?

—Sí, señor Espíritu Estelardice sorprendentemente la luz parpadeante—. Estamos recibiendo muchos deseos desde otro mundo.

—¡¿Otro Mundo?! —exclaman todos los espíritus con sorpresa.

—Así es: Dicho mundo está siendo azotado por un fenómeno que despliega monstruos y amenaza las vidas de sus habitantes, por lo que todos en ese mundo tienen fuerte energía de deseos; tan fuerte que traspasó la barrera entre los mundos y llegó hasta aquí.

—Hmm, ya veo —expresa el espíritu comprensivo, suponiendo después—. E imagino que el deseo de esas personas es que ese fenómeno desaparezca.

—No, la mayoría de los deseos enviados piden que los Héroes los salven de las olas —explica la luz parpadeante—. Y ahora mismo, el Star Rod está verificando para ver si esos deseos merecen ser cumplidos.

Convenientemente, la varita comienza a desprender una cegadora luz, bañando todo el firmamento con su potente luminiscencia.

—Y tal parece que ya tomó su decisión —concluye un espíritu.

De vuelta en el castillo: Bowser se tambalea hasta caer sobre una rodilla, observando a un Mario prácticamente ileso a excepción de unas manchas negras en su ropa, señal de quemaduras.

Desesperado, Bowser escupe otra bola de fuego al hombrecito, pero Mario simplemente batea su mazo y desvía el proyectil devuelta a su remitente, quien no tuvo más remedio que recibirla directo en la cara; y al ver a su enemigo algo cegado por su propio ataque, Mario empuña su martillo una vez más para asestar, lo que él espera, sea el golpe de gracia. Pero de pronto, una luz blanca que desprendía pequeñas partículas en forma de estrella comenzó a envolverlo.

Mario se extrañó por este repentino acto de luces, desconcertado cuando tanto él como su enemigo estaban siendo bañados por este desconocido fenómeno, y de repente, un enorme flash se hace presente, lo que provoca que la princesa atrapada en la jaula proteja sus ojos con su brazo y gire la cabeza, sólo para ver al final cómo su captor y su héroe habían desparecido sin dejar rastro.

—¿Mario? ¡¿Dónde estás?! ¡¿Qué acaba de suceder?!—exclama la princesa, confusa y asustada de que acaba de pasar.

Las olas del mar chocaban contra el acantilado bajo el esplendor de un cielo azul y la luz del sol. El viento soplaba con fuerza que, junto con el retumbar de las olas y el graznido de las gaviotas, formaban la sinfonía clásica de un área costera.

El Rey de los Koopas se despierta sobre este acantilado y se sienta con dificultad mientras se sobaba la cabeza para intentar calmar la inminente jaqueca que se hizo presente.

—(¡Aaaargh! ¿Qué demonios pasó?) —piensa para sí mismo—. (Estaba en una batalla contra Mario, la cual definitivamente estaba ganando, cuando de pronto…)

Rápidamente, el Koopa notó varios factores que le hicieron dar cuenta de que estaba en una ubicación diferente: Entre ellos el olor a agua de mar, la brisa fresca y los rayos de sol que le pegan en la cara.

Bowser volteó de un lado a otro de forma exhaustiva para intentar encontrar un elemento reconocible que le permita datar su ubicación, pero todo lo que encuentra son un montón de casas destruidas y edificaciones hechas polvo, algunas incluso aún estaban humeando.

—(Hmph, un tornado debió pasar por aquí o algo así) —piensa analítico.

Mientras Bowser estaba notándose a sí mismo para buscar una posible lesión, nota que ahora en sus manos, más específicamente en sus antebrazos, estaban presente un par de garras gemelas que parecían estar hechas de un material similar al metal, además de una gema color narajana incrustada en la zona dorsal.

—¿Hmm? ¿Y esto qué? —se pregunta el koopa, examinando curioso el elemento equipado en sus garras de forma minuciosa.

En lo que observaba el elemento, el koopa agita sus brazos para ahuyentar a un molesto mosquito que se ha estado apareciendo en la esquina superior de su campo de visión. Hasta que puso más atención y se dio cuenta de que, de hecho, no era un mosquito, sino una especie de ícono de tres puntos que había aparecido de la nada, y estaba flotando en su vista periférica de forma inexplicable.

Pero la palabra "inexplicable" resaltó más su significado cuando de la nada, apareció una especie de pantalla virtual translúcida opacando toda la visión del monarca, quien pegó un brinco de sorpresa ante este repentino suceso.

—¡Argh, ¿qué de…?! ¡¿Qué rayos es esta cosa?! —gruñe la tortuga, comenzando a atacar a todas las letras, números y símbolos flotantes frente a él. Menos mal que parecía que no había nadie cerca, porque sería vergonzoso que alguien te viera intentando darle zarpazos al aire.

Entre los desesperados pensamientos de querer librarse de esa molesta pantalla transparente frente a él, el rey koopa se alivió un poco cuando dicho elemento pareció cerrarse, trayendo de vuelta el extraño símbolo de tres puntos en su vista periférica el cuál, es enfocado de nuevo, apareciendo otra vez la pantalla holográfica y dando luces al koopa de cómo era que funcionaba esta cuestión.

Curioso e intrigado, Bowser comienza a leer atentamente la información que se plasmaba frente a él, quedando algo anonadado de encontrar datos como su nombre ahí, además de otra información cuyo significado era desconocido para él:

Nombre: Bowser Morton Koopa

Especie: Koopa de sangre real.

Nivel: 1

Equipo:

Brazaletes del otro mundo – básico.

Stats:

VIT: 85 pts.

MANÁ: 12 pts.

ATQ: 64 pts.

DEF: 31 pts.

MATQ: 22 pts.

MDEF: 15 pts.

AGI: 10 pts.

Habilidades:

Ninguna.

Hechizos:

Ninguno

Inventario:

Martillo arrojadizo x ¿infinito?

Salsa picante x 1

Foto de la Princesa Peach x 1

Era singularmente extraño, pero no había tiempo de detenerse a analizar lo que sea que sea esto, no, lo primordial era descubrir dónde estaba, cómo había llegado aquí y la forma de volver; ya habría tiempo de desenmarañar todo el asunto de la pantalla virtual.

El Rey de los Koopas se pone de pie y empieza a caminar con retumbantes pasos hacia las edificaciones destruidas para ver si encontraba algún letrero o algo que le de algo de información, pues ésta zona no se le hace conocida para nada.

—(Este lugar no se parece en nada a alguna de las playas del Reino Champiñón. ¿Estaré en el Reino Haba o algo así?)

—¡Muévete, maldito semihumano! —se escuchó una voz autoritaria llena de desprecio y enojo.

Al voltear la cabeza en dirección a esa voz, Bowser encuentra una escena que no es capaz de describir: Varios humanos armados con armaduras y lanzas estaban azotando, encadenando y metiendo en una especie de jaula unida a una carroza a lo que parecían ser otros humanos, pero con una característica diferente:

—(¿Todos esos humanos tienen un Hoja Tanuki? Si es así, son unos tontos. ¿Por qué no vuelan lejos de sus captores? Si tienen un Power Up, es estúpido no usarlo) —piensa Bowser al ver las orejas y colas de aquellos humanos.

Luego Bowser se tragó sus propios pensamientos, pues él mismo había pecado de no usar Power Ups cuando es perfectamente capaz, sólo con la excusa de que puede derrotar a Mario con su propia fuerza.

Pero poniendo atención nuevamente en la escena de los tipos con armadura: Parecía ser que estaban tomando como prisioneros a todos humanos tanuki, niños y aldeanos incluídos.

Por un momento, el Rey de los Koopas sintió algo de empatía por los niños capturados, pues al ser él mismo un padre, no era capaz de imaginarse a su hijo encerrado en una de esas jaulas, temblando de miedo. Pero rápidamente descartó esos pensamientos al reconocer que no sabía el contexto de esta situación, además de que no era su problema. Ahora mismo, está en un lugar desconocido, por lo que tiene que encontrar una forma de volver a casa.

Pero, por otro lado, no pierde nada en acercarse hasta ese grupo y pedir algo de información de su paradero.

Uno de los caballeros había cerrado la puerta de las jaulas, llenando otro carruaje de lo que, a sus ojos, eran despreciables bestias que no tenía ni siquiera el derecho a vivir. Pero al sentir el rítmico retumbar del piso, se da vuelta y se sorprende al ver a lo que parece ser un semihumano hombre bestia tortuga caminando hacia él.

—Oye, humano. Dime, ¿dónde me encuentro? —habla el semihumano tortuga.

El guardia no pudo evitar sentirse intimidado por el semihumano: Su intensa y firme voz, gran altura, grandes músculos y la presencia de espinas por varias partes de su cuerpo le daban un aspecto nada más que intimidante. Aun así, no dejaría que eso le interrumpiera de hacer su deber y mandar a estas sucias bestias donde pertenecen.

—¡Tú, semihumano, súbete a un carruaje ahora mismo! —expresa el soldado enardecido

—¿Uh? ¿me hablas a mí? —cuestiona Bowser.

—¡No te hagas el gracioso conmigo, apestoso semihumano! ¡Entra en el carruaje, ahora!

—… ja, ja, ¡BWAJAJAJAJAJA! —explota Bowser en carcajadas, llamando la atención de los otros soldados y hasta de los niños en las jaulas.

Al ver dicha reacción, el soldado chista la lengua y expresa con disgusto:

—¡¿Qué es tan gracioso, asqueroso animal?!

Antes de responder, Bowser seca una lágrima de su ojo con su garra debido a la intensa risa.

—¡Ja! El hecho de que no tengas la mínima idea de con quién estás hablando es lo que me parece gracioso, pequeño humano.

—¡Tks! ¡Tú, maldito-! —el soldado meneó su lanza para atacar a este obstinado semihumano, pero de repente un puño metálico se enterró en su cara, mandándolo a volar y noqueándolo al instante.

Los demás soldados jadearon al ver cómo su compañero fue vencido de un solo golpe, pero de pronto retoman su postura y cargan contra el Rey de los Koopas para matarlo o capturarlo.

—Ja, ja, ja. Entonces, ¿todos contra mí? Está bien, necesito desesterarme de todas formas —expresa Bowser con emoción.

Un soldado llega hasta el Koopa con la intención de apuñalarlo con su lanza, pero esta se rompe al tener contacto con el férreo caparazón de su enemigo, quien se había volteado para que su coraza reciba el ataque, al mismo tiempo que usó su cola para tumbar al soldado que también le abrió una herida en la espinilla debido a la presencia de dos espinas al final de esta.

Bowser patea al soldado para que se choque con otros dos que estaban a su caza, al mismo tiempo que agarra a otro soldado por la cabeza para usarlo como garrote en cualquier otro soldado que se acerque hasta él.

Bowser de repente siente algo chocar contra su caparazón. Cuando se voltea para ver qué es, se encuentra con una flecha tirada en el piso y con un grupo de soldados arqueros a los lejos que intentaban disparar más flechas hacia él.

Pegando un salto descomunal, el Rey de los Koopas cruza varios metros en cuestión de segundos y aterriza justo al lado de los arqueros, cuyo terremoto causado por su aterrizaje fue suficiente para desestabilizar a todos ellos soldados, que no tuvieron nada que hacer frente los golpes y patadas de la gran tortuga que los dejó noqueados.

Un extraño sonido —como de alguien rezando— alerta al Koopa que, al voltear su cabeza, visualiza a varios soldados en una posición extraña y recitando alguna especie de credo, pero luego se sorprende ver que una bola de fuego sale de las manos del soldado directo hacia él.

Moviendo su cabeza hacia un lado, el Rey de los Koopas no tuvo problemas en esquivar el proyectil, pensando en el acto:

—(Estos humanos, ¿utilizaron magia? Pero, ¿cómo lo hicieron sin una Varita Mágica?)

Los soldados siguieron disparando bolas de fuego hacia Bowser, quien sólo se escondió en su caparazón para que todos los proyectiles rebotaran o desaparecieran al contacto con su defensa impenetrable.

Una vez sale de su coraza, Bowser muestra una sonrisa engreída a los solados y expresa:

—¡Já! Conque quieren jugar con fuego, ¿eh? Está bien.

Tomando un hondo respiro, Bowser escupe varias bolas de fuego que hace que las mandíbulas de los soldados lleguen al piso, sólo para que cada uno sea embestido por cada proyectil y caigan al piso fuera de combate.

Mirando a su alrededor, el Rey de los Koopas observa que sólo quedaba un soldado quien, al ver a todos sus compañeros vencidos, decido mejor irse a lo seguro y correr para huir de ese poderoso semihumano.

Pero un proyectil que cayó del cielo y generó un temblor provocó que el soldado cayera sobre so trasero. Y cuando levantó la vista, observó al semihumano tortuga con una sonrisa victoriosa y cruzado de brazos.

—¡Responderás a mis preguntas, humano! —ordena Bowser con tono firme, tomando al soldado por la cabeza para tomarlo frente a frente, quien no paraba de gritar y retorcerse—. ¿Dónde me encuentro? ¿Cuál es el camino más rápido al Reino Champiñón? ¿Y cómo fueron capaces esos sujetos de usar fuego sin un Varita Mágica o una Flor de Fuego? ¡Responde!

El soldado no respondía, sólo balbuceaba y tartamudeaba mientras usaba sus manos para librarse del agarre del Rey del Koopas, lo que colmó su paciencia y terminó por arrojar al soldado hacia el acantilado como si fuera un pedazo de basura.

Bowser también vio que otros soldados se recuperaban y ponían de pie, así que empezó a caminar hasta ellos para interrogarlos, pero estos corrieron para escapar del semihumano.

—(¡Bah, inútiles! Tal vez los humanos tanukis sepan algo) —piensa para sí mismo, comenzando a caminar hasta las carrozas.

Bowser se acercó hasta una jaula y preguntó en voz alta:

—¡Oigan, humanos tanuki, responderán a mis preguntas!

Además de intimidarse por la gruesa voz de su supuesto salvador, el grupo de semihumanos comenzó a mirarse unos a otros en confusión por cómo el sujeto les había llamado.

Al ver sus reacciones, Bowser se pellizca el puente de la nariz, sin ser capaz de creer que todos en este lugar sean tan inútiles que no puedan responder ni una simple pregunta, cuando de pronto:

—¿S-Sí? —expresa una voz temblorosa que venía desde dentro de la jaula.

Bowser alza la vista y ve que entre la multitud enjaulada se abría paso una niña de pelo castaño, ojos rojos y piel blanca que tenía en su cabeza dos orejas redondas, y en la retaguardia una cola pomposa que le hizo recordar con disgusto a Mario cuando usaba el Power Up de la Hoja Tanuki.

La niña también usaba un atuendo de campesina al igual que todos los demás, lo que le hizo suponer a Bowser que todos estos sujetos eran posibles habitantes de este pueblo destruido.

—¿Q-Qué desea? —pregunta la castaña nerviosamente.

—¿Y tú qué, mocosa? ¿Acaso te llamé específicamente? —expresa Bowser.

—B-Bueno, usted dijo: "Humano tanuki", así que creí que se refería a mí.

Bowser puso los ojos en blanco al ver que, de entre todos los presentes, sólo una niña le hacía caso. Pero era mejor que nada, así que decidió trabajar con eso. Aunque en realidad, todos en el carruaje interpretaron que el poderoso hombre tortuga sólo quería interactuar con esa chica mapache.

—Bien, entonces, ¿dónde me encuentro? —pregunta el Rey Koopa, intentando no sobrecargar con preguntas a la niña y confundirla.

—Uh, usted está en la Aldea Lurolona, dentro del Territorio de Seaetto, en el país de Melromarc —responde la niña claramente, a pesar de su edad.

—(Hmm, ¿Melromarc? Nunca he escuchado de ese Reino en mi vida. ¡Cuernos! Puede que esté mucho más lejos de casa de lo que imaginé. ¡Ese maldito Mario! ¡Usó algún truco para enviarle lejos del Reino Champiñón!) —piensa Bowser en su cabeza, expresando después —. Bien. Dime, niña: ¿Sabes cómo llegar al Reino Champiñón?

La niña, así como todos en la jaula ladearon sus cabezas al escuchar el extraño nombre de ese reino del que no sabía de su existencia.

—Esto… Nunca he oído de ese lugar, señor. Lo siento —expresa la niña con miedo de que su respuesta negativa haga enojar al hombre frente a ella.

La pesadilla de Bowser se volvió realidad: Al parecer, se encontraba en un lugar tan lejano que no sabían ni de la existencia del Reino Champiñón.

—(¡Maldita sea, tenía razón! Estoy demasiado lejos de casa, y ni siquiera tengo mi Helitroopa para volar de vuelta a mi castillo. Ni siquiera he visto una condenada tubería para regresar) —piensa Bowser, ahora más estresado que nunca.

—Uh, señor, ¿está bien? —pregunta la chica preocupada, al ver la cara de estrés del señor tortuga.

—¡Qué te importa, mocosa! —responde agresivamente, asustando a la chica y a los otros del carruaje.

Bowser inmediatamente se da la vuelta y comenzar a dar pisotones para caminar lejos de esa jaula, pero un grito de desesperación lo detiene.

—¡S-Señor, espere!

Al voltearse, Bowser se da cuenta de quien la llamaba era la misma niña tanuki que respondió a sus preguntas, quien extendía un brazo fuera de los barrotes de la jaula con desesperación.

—¡Por favor, no se vaya! ¡Sáquenos de aquí!

—¿Por qué debería hacer eso?

—¡Si nos deja aquí, otro grupo de soldados vendrá y nos llevará! ¡Por favor, señor, no quiero ser una esclava, por favor!

Lo que dijo la niña desconcertó un poco a Bowser: "Esclavo". Lo que confirma que, sí que en este reino existe la esclavitud. Esto le hizo darse cuenta de que podría estar en un territorio mucho más hostil: ya que un reino que permite la esclavitud hasta de niños no parecía nada amigable. Pero una vez más, no era su problema.

El corazón de la chica mapache se llenó de desesperación al ver que el hombre tortuga sólo se dio la vuelta y comenzó a caminar lejos del lugar. Ahí fue cuando recordó que el tipo le había preguntado sobre su ubicación, lo que la hace suponer que probablemente está perdido y no sabe cómo llegó aquí, y eso le dio una idea:

—¡S-Señor, espere! ¡Podemos ayudarlo! —grita la chica mapache.

Bowser para su caminar y mira de reojo hacia atrás para responder:

—¿Ah, sí? ¿De qué forma?

—¡Podemos darle toda la información que sabemos de este reino y de los demás! ¡Además, podemos darle hospedaje y comida hasta que encuentre una forma de regresar a casa!

—¿Hospedaje? ¿En esas pocilgas hechas polvo? ¡Bah! Tendré más comodidad durmiendo sobre una roca.

—¡Reconstruiremos la aldea, y-y le haremos una casa muy cómoda! ¡Pero, por favor, no se vaya! —grita la niña, suplicante.

Bowser se detuvo a pensar por un segundo: Está perdido, aparentemente muy lejos de casa, y este parece ser un reino algo hostil así que, a pesar de su poder, no sería prudente ir caminando por ahí sin ningún cuidado, por lo que era conveniente encontrar un lugar seguro en el qué establecerse.

Una luz de esperanza abunda en el pecho de todos los semihumanos capturados cuando ven al hombre tortuga darse la vuelta y caminar hasta ellos.

Bowser de pronto usa sus garras para aplastar los candados de las jaulas, lo que permite que las puertas sean abiertas y todos los semihumanos salgan de su prisión entre vítores y suspiros de alivio, quienes no dudan en ubicarse alrededor de Bowser e inclinarse en el piso para demostrar su sumo agradecimiento.

—¡Gracias Tortugón-sama! ¡Gracias por salvar nuestras vidas!

—¡Estamos totalmente agradecidos con usted!

—¡Es usted un hombre muy fuerte, Tortugón-sama! —expresan agradecidos los aldeanos.

—¡Bwajajajaja! ¡Eso es! ¡Así me gusta! ¡Finalmente me tratan con el respeto que merezco! —se jacta Bowser, con sus manos en las caderas y riendo exageradamente! —. Ahora, humanos tanuki…

Los semihumanos se incorporaron y luego miraron hacia la chica mapache de antes, quien no paraba de preguntarse por qué el señor tortuga sólo desea hablar con ella.

—S-Sí, ¿qué desea, Tortugón-sama? —expresa tímida.

—¿Qué? ¿Acaso sólo esta mocosa es la que sabe hablar aquí? No importa. ¿Quién es el líder de esta aldea?

—Esto… El dueño de estas tierras era Seaetto-sama, pero lamentablemente falleció durante la primera Ola.

—¡Bien! No sé qué diablos es una Ola. Pero eso significa que esta tierra está ahora sin gobernante: Entonces, yo, Bowser: Rey de los Koopas, reclamos estas tierras como mías a partir de ahora…

¿Rey? ¿El sujeto que los acaba de salvar a todos era un rey? Eso sí que les cayó como balde de agua fría a todos los semihumanos presentes, aunque nunca escucharon de un pueblo o raza llamada "Koopas", pero todos se imaginaron a un ejército de hombres tortuga igual que Bowser.

También está el hecho de que éste sujeto, Bowser, será su nuevo gobernante, lo que es preocupante al no saber qué esperar de la forma de gobierno del hombre tortuga frente a ellos.

Pero lo que más desconcertó al grupo fue que su salvador dijera que no tenía ni idea de lo que era una Ola. ¿Acaso no fue consciente de los sucesos que pasaron no hace mucho? ¿O es que viene de un lugar tan lejano, donde ni siquiera las Olas son una cosa?

—…Así que, yo seré su gobernante, y como tal: ¡Ordeno que se pongan a reconstruir esta pocilga del inmediato!

—¡S-Sí Bowser-sama! —exclaman obedientes, comenzando una carrera en busca de recursos y herramientas para reconstruir sus hogares, además de aprovechar y reciclar las cosas en buen estado que sobrevivieron de las Olas, dejando a los niños y ancianos alrededor de Bowser.

—¡Tú, mocosa! —expresa Bowser, señalando a la chica mapache.

—¡S-Sí! —responde sobresaltada.

—Necesito que respondas todas las dudas que tengo. Pero primero, ¿cómo te llamas?

—R-Raphtalia —responde sin más.

—¡Já! Qué nombre tan gracioso. Ahora, dime…

Y así, Bowser pasó haciéndole preguntas a la chica mapache ahora conocida como Raphtalia, la chica cuál estaba intrigada de que el salvador de su aldea esté haciendo preguntas de información básica que hasta un niño puede saber. Pero a su vez, la niña era auxiliada con los ancianos del pueblo con aquellas preguntas que no era capaz de responder o albergaban temas fuera de su comprensión.

Mientras más y más información Bowser obtenía acerca del lugar en donde se encontraba, más se exasperaba debido a todo lo que tenía que procesar.

—(Así que: Tal parece que me encuentro en un Reino supremacista humano llamado Melromarc, en donde los "semihumanos" —quienes yo creía que eran simples humanos usando la Hoja Tanuki—, son discriminados y esclavizados. A su vez, existen varios reinos dentro de este continente, destacando entre ellos: Un imperio semihumano llamado Siltvelt que se supone que es el inverso de Melromarc con supremacistas semihumanos y humanos discriminados; además de otros reinos poderosos como Faubrey, Zeltobe y Shieldfreen. Pero lo más importante de todo, es acerca de estas supuestas "Olas de Calamidad" y esos "Héroes Cardenales". ¿Tendrá eso algo que ver con que esté aquí?)

Y una vez más, todas las preguntas que el Rey Koopa hacía sobre el Reino Champiñon eran respondidas con la inexistencia de ese reino para variar.

Bowser para un momento de interrogar a los semihumanos al ver que otros aldeanos estás teniendo problemas para levantar una viga de madera, por lo que éste camina hasta ellos y con una sola mano levanta la pieza y la ubica de forma vertical para que esos aldeanos puedan seguir trabajando. No lo hizo por bondad ni solidaridad: Lo hizo porque un rey es diligente con su pueblo, y ahora esta aldea de semihumanos lo es, de una forma u otra.

Y así, con la ayuda de Bowser y toda la aldea cooperando entre sí, los semihumanos lograron construir un par de chozas pequeñas para que al menos los niños y ancianos puedan refugiarse durante la noche.

Paralelamente cuando Bowser despertó en esa aldea semihumana, Mario despertaba de su inconsciencia lentamente, viéndose éste sorprendido de que hace un momento estaba luchando contra Bowser para rescatar a la Princesa Peach, pero ahora se encontraba dentro de lo que parecía ser una celda de un calabozo

—(Oh, mi cabeza) —se queja Mario mientras se sobaba la sien.

El héroe rápidamente se pone de pie y empieza a mirar alrededor para tener mejor consciencia de su entorno, cuando de pronto avista en el lugar junto a donde estaba sentado, a una especia de martillo extraño: Era un gran mazo de mango largo color blanco, empuñadura negra con anillos dorados en ella; en la zona de unión había una parte hundida en forma de hexágono que retenía en el fondo una especie de joya redonda color rojo incrustada. Ambos lados de las caras y una cuña que sobresalía por el tope tenía la forma de una bocina, además del mismo patrón de colores de la empuñadura. El cuerpo era de color blanco, con dos "L" laterales color rojo con bordes dorados que bajaban en forma de arco hasta unirse en la base, dejando las áreas sobrantes pintadas de color negro.

—Mamamia~, ¿qué tenemos aquí? —expresa Mario, agarrando el martillo.

El arma no pesaba nada en sí —aunque es difícil definir qué es "pesado" para un sujeto que puede levantar fortalezas con sus manos desnudas—, lo curioso era que Mario podía sentir una especie de conexión provenir del arma hacia él.

Luego, el hombre bigotudo se da cuenta de que cierto ícono de tres puntos suspensivos había aparecido en su visión periférica, el cual hizo saltar de la sorpresa a Mario cuando éste se enfocó en él, e hizo aparecer una especie de ventana con muchas letras frente a él.

—¡W-Wow! ¿Qué es esto?

Mario de pronto comienza a leer toda la información que apareció en esta misteriosa ventana, llevándose otra sorpresa al descubrir que de hecho era información sobre él, además de otros misteriosos datos que de alguna forma se le hicieron muy familiares:

Nombre: Mario Jumpman Mario

Nivel: 1

Equipo:
Ropa del otro mundo – básico.

Gorra del otro mundo – básico.

Zapatos del otro mundo – básico.

Martillo Superestrella de Acero – épico.

Martillo de las Siete Estrellas – único.

Stats:

VIT: 50 pts.

Maná: 20 pts.

ATQ: 45 pts.

DEF: 25 pts.

MATQ: 35 pts.

MDEF: 15 pts.

AGI: 30 pts.

Habilidades:

Ninguno.

Hechizos:

Ninguno.

Inventario:

Superchampiñón x3

Flor de Fuego x1

Flor de Hielo x2

Hoja Tanuki x1

Champiñon 1-UP x1

Superestrella x2

—Vaya, ¿qué será todo esto? —cuestiona el hombrecito—. Parece como si estuviera en uno de esos videojuegos que había en la tierra, cuando vivía en Brooklyn. Entonces, ¿esto se llama "Martillo de las Siete Estrellas"? ¿Qué tendrá de especial?

En cuento Mario dijo eso, otra ventana con la leyenda "Ayuda" y mucha información escrita apareció frente a él, comenzando a leer paciente y detenidamente todas las páginas de información que se mostraban.

—Está bien —expresa Mario al terminar—: Entonces, este martillo es una de las Armas de las Siete Estrellas, las cuales son herramientas legendarias hechas para luchar contra las Olas de Calamidad. Dichas armas tienen la capacidad de volverse más poderosas a medida que el portador lucha con ella y adquiere eso llamado "puntos de experiencia" para subir de nivel; lo que a su vez significa que mis estadísticas —que son esos números que aparecieron en mi campo de visión—, se volverán más altas; lo que da como resultado que yo me vuelva más fuerte en el proceso. ¡Mamamia~! Todo esto es muy confuso.

El fontanero primero se vio abrumado por la ola de información que se le vino encima, pero al final de todo, sólo era otro día en la vida de Súper Mario; Pues no era la primera vez que se ve envuelto en una nueva aventura de un momento a otro. De hecho, ni siquiera era la primera vez que estaba en prisión.

—Bueno —expresa mientras se incorpora—. Todavía hay mucho que no sé sobre este lugar, pero supongo que lo descubriré en el acto. Y el hecho de que algo me haya traído aquí y me haya dado un arma mágica significa que hay alguien en problemas, por lo que debo ayudar con eso de las Olas de Calamidad.

En ese momento, Mario recordó una fracción de la información que leyó hace poco: Algo sobre la capacidad de copiar un arma de la misma clase. Decidió probar dicha habilidad sacando su propio mazo y poniéndolo junto al Martillo de las Siete Estrellas para ver qué pasaba, teniendo como resultado que una pantalla de estado se mostrara frente al fontanero con la leyenda:

«Capacidad de copiado de arma: Activada»

E inmediatamente el martillo comenzó a brillar y hacerse más pequeño hasta ser una copia casi exacta de la vieja arma confiable de Mario, con la única diferencia que este poseía la gema roja en el mismo lugar.

«Martillo Superestrella de Acero: Condiciones cumplidas»

ATQ +4

MATQ +2

MANÁ +2

«Habilidad, Carga Estelar, desbloqueada: Permite cargar el martillo con el Poder de las Estrellas para causar el doble de daño en un ataque»

—¡Mamamia~! Esto sin duda es interesante —opina Mario impresionado.

Otra de las características que tenía dicho martillo que Mario tuvo la oportunidad de leer: Era la capacidad de absorber materiales para poder así desbloquear nuevas variantes de esas armas, que a su vez desbloquearán nuevas habilidades y aumentarán sus estadísticas.

El fontanero quería probar esta cuestión, pero no tenía nada que pudiera considerar "material" a la mano como para hacerlo. A menos que…

—¡Ajá! —expresa Mario victorioso, sacando de entre sus ropas un pequeño Superchampiñón: Un pequeño hongo redondeado de tallo beige, cabeza roja con estampado de lunares blancos y un par de ojos caricaturescos en el tallo.

A primeras, el fontanero no sabe muy bien cómo hacer eso de la absorción de materiales, pero luego no se le hizo difícil suponer que tal vez tenga que ver con esa extraña joya redonda en la unión del mazo.

Con esta idea en mente, Mario acerca el hongo a la pequeña gema, la cual empieza a brillar y se traga el Superchampiñón, para que luego el martillo muestre otra metamorfosis: Ahora era incluso más pequeño que el mazo original de Mario, con el mango y cuerpo color beige, con las caras ahora abultadas hacia afuera y un color rojo con estampado de lunares blancos.

«Martillo Superchampiñón Pequeño: Condiciones cumplidas»

VIT +15

Impresionado de que dicho martillo tomara las características del power up al absorberlo, Mario continúa echando cada uno de los objetos que tenía para ver qué resultado sacaba:

«Martillo Flor de Fuego: Condiciones cumplidas»

VIT +1

MATQ +6

MDEF +3

«Habilidad pasiva: Resistencia al fuego en un 4%»

«Habilidad, Bola de Fuego, desbloqueada: Permite al usuario lanzar hasta dos bolas de fuego simultáneas sin necesidad de recitar un hechizo»

El Martillo de Flor de fuero era un mazo de mango color verde, cuerpo blanco, caras de forma ovalada con doble borde sobresalientes de colores naranja y amarillo; y dos hojas asomándose de la parte superior.

«Martillo Flor de Hielo: Condiciones cumplidas»

VIT +1

MATQ +4

MDEF +7

«Habilidad pasiva: Resistencia al hielo en un 9%»

«Habilidad, Congelación, desbloqueada: Permite al usuario congelar en un bloque de hielo dos objetivos a cinco metros de diámetro»

Su diseño era igual al del Martillo de Flor de Fuego, pero con los bordes de las caras color azul y cian.

«Martillo Hoja Tanuki: Condiciones cumplidas»

VIT +1

ATQ +2

AGI +5

«Habilidad, Tanuki, Desbloqueada: El usuario obtiene la transformación de Tanuki que le permite volar por un período de tiempo limitado y planear en el aire. Si el usuario recibe daño, transformación se apagará y no se podrá volver a usar hasta luego de un enfriamiento de diez minutos»

Este martillo tiene el mango un poco doblado que va aumentado de grosor descendentemente, simulando la cola de un mapache. Esta afirmación se intensifica cuando se observan los patrones de rayas por toda el arma, incluyendo las dos orejas redondas que sobresalen del tope.

«Martillo 1-Up: Condiciones cumplidas»

VIT +8

«Habilidad pasiva: Permite al usuario volver a la vida una vez»

Se trata de una copia exacta del Martillo Superchampiñón, pero en color verde.

Mario estaba maravillado con todas las variaciones que tuvo esta arma mágica a partir de sus power-ups, pero cuando intentó meter la Superestrella, algo extraño sucedió:

«Nuevo Martillo, desbloqueado, condiciones incompletas: El usuario no es de nivel suficiente para utilizar este martillo».

—(Vaya, ahora esto es raro) —piensa Mario confuso—. (Parece que no soy de nivel suficiente para utilizar el martillo que me otorga la Superestrella, y si bien recuerdo: Se sube de nivel al combatir contra monstruos, así que supongo que tengo que luchar si quiero descubrirlo. Pero dejaré eso para más tarde. Por ahora, necesito saber dónde estoy y cómo salir de aquí. Tal vez si espero lo suficiente, alguien venga y me ayude).

Y dicho y hecho: No pasó mucho tiempo hasta que el fontanero escuchó unas voces venir desde el otro lado del pasillo.

—¡Vamos, muévete! —ordena de forma agresiva una de las voces.

El tono con el que hablaba aquella voz le hizo pensar a Mario que tal vez las personas que se acercaban no eran del todo amigables, pero aun así se mantuvo expectante para ver si aquellas personas le podían ayudar.

Dentro un gran castillo en el Reino Champiñón, se estaba llevando a cabo una importante reunión que involucraba al principal mandatario del reino y a todos aquellos directamente adjuntos a este asunto.

Sentada a la cabeza de una mesa de reuniones, se encontraba la Princesa Peach; y alrededor estaban ubicadas pequeñas personas que parecía mitad humanas, mitad hongo, además de un sujeto con vestiduras parecidas a las de Mario, pero en color verde. Él era en sí más delgado y alto que Mario y tenía un bigote más liso de forma curva.

Otra de las entidades curiosas en ese salón era un ser igual a los espíritus que vigilaban el Star Rod, pero mucho más pequeño, de color amarillo y con una pestaña sobresaliendo de cada ojo.

—Así que, Aurelia —expresa la Princesa Peach, refiriéndose al ser estelar—. Recapitulando lo que me explicaste: ¿Mario y Bowser fueron enviados a otro mundo, gracias a que los habitantes de este deseaban héroes que los salven de unas supuestas "Olas de Calamidad"?

—Sí, así es —confirma esta—. El Star Rod aprobó el deseo de los habitantes de ese mundo, por lo que no hay forma de traer a Mario y Bowser hasta que cumplan con su cometido.

—¡Eso es ridículo! —interrumpe una de esas personitas hongo, cuya cabeza era de color marrón, tenía un bigote canoso y utilizaba un bastón para apoyarse—. Quiero decir: Entiendo por qué se envió al maestro Mario para lidiar con esa travesía. Pero, ¿Bowser? Es lo último que se me viene a la cabeza cuando pienso en un héroe. Al menos hubiera enviado al maestro Luigi con él —y señala al hombre similar a Mario, pero más alto, delgado, de bigote liso y vistiendo en verde—.

—Entiendo que ese método puede ser poco ortodoxo, señor Toadsworth, pero entienda que es decisión del Star Rod, así que él sabrá por qué fue que lo eligió a él —se defiende Aurelia.

—Tiene razón —agrega Peach—. Lo único que podemos hacer ahora es desearles suerte a los dos y esperar que vuelvan sanos y salvos. No me agrada Bowser, pero espero que este viaje le haga recapacitar y volverse mejor persona.

—¡Já! Cuando los Cheap-Cheap vuelen —opina Toadsworth en tono irónico.

De entre toda la reunión, Luigi se encontraba cabizbajo y con una cara preocupada. No era la primera vez que Mario se iba de aventuras para ayudar a la gente, pero era la primera vez que se veía envuelto en un viaje sólo con Bowser, por lo que era incierto para él el saber cómo iba a terminar todo esto.

—Vuelve pronto, hermano.

Fin del capítulo.

A/N: Bueno, aquí está esta tontería que se me ocurrió porque sí. La verdad es que me atrevía a hacer esto debido a dos factores: Uno era que había leído un fanfic de Mario en Re:Zero de un autor angloparlantes que dejó abandonado, lo que me frustró a gran medida ya que la historio era buena. Y la otra razón es que no hay muchos crossovers de estos personajes que no sean con Sonic u otras franquicias de Nintendo, así que me atrevía a hacer esto.

Puede que casi nadie lea esto, pero si veo que esta cosa tiene más o menos buena recepción, la continuaré. Soy prácticamente nuevo en la escritura, así que por favor ten paciencia de mis errores y faltas gramaticales.

En fin, espero que hayas disfrutado el capítulo.

Actualización 2 de marzo 2023: Okay, supongo que tengo que dar unas explicaciones, entonces: ¿Por qué borré esta novela y porqué está de vuelta? Simple: En ese tiempo planeaba continuarla, pero la inspiración se me había ido en su totalidad, además de que la universidad y otras cuestiones me tenían muy ocupado, por lo que, decidí mejor quitar este fanfic por ahora, ya que sé cuán frustrante es encontrar un fanfic que te guste y enterarte que hace tiempo que no recibe actualizaciones hace mucho tiempo. Pero ahora creo que sí soy capaz de continuarla, y espero seguir actualizando tan constantemente como pueda.

Ah, sí. Y otras cosas que tengo que decir es que, avanzando en la novela de la obra original, descubrí que el Martillo Vasallo tiene una dinámica muy innecesariamente complicada y confusa, por lo que me tomaré la libertad de cambiar eso, al igual que detalles como que le di a Bowser la Garra Vasalla desde el inicio por una razón que se explicará más tarde. Pronto subiré los otros capítulos, ya que ando haciendo ediciones y correciones. Ahora sí, ¡que tengan buena tarde!