Durante varios días, Elizabeth estuvo muy triste y deprimida. Al principio, Darcy quiso darle tiempo para procesar todo lo que la señora Younge les había dicho, pero con el paso de los días sintió que se formaba una barrera entre ellos y era necesario derribarla a toda costa; necesitaba recuperar la confianza y la intimidad con su esposa que habían logrado alcanzar en los últimos meses. Entonces, al quinto día después de la visita de la señora Younge, después de hacer el amor, decidió que era el momento.
"Mi amor, por favor, háblame. Siento que se está formando un muro invisible entre nosotros y no quiero eso. ¿Qué estás sintiendo? ¿Qué estás pensando?" Le acarició el rostro con ternura. "Te amo tanto, Elizabeth. Quiero ayudarte. Sabes que puedes confiar en mí."
Elizabeth suspiró con tristeza. "Ese es el problema, no sé exactamente cómo me siento ni qué debería sentir. Mi vida y la de mis hermanas cambiaron mucho debido a lo que hizo Lydia. Durante meses la odié, especialmente cuando nuestros vecinos comenzaron a tratarnos como si fuéramos mujeres de baja moral. Me sentía impotente al ver la tristeza y la humillación diaria en los rostros de Jane y Mary y Kitty. Tuve que escuchar las interminables quejas de mi madre sobre los insultos y censura de nuestros vecinos. La odié tanto en ese momento… Pero debido a lo que hizo Lydia, me fui a América y tengo a Isabella. Jane, Mary e incluso Kitty se casaron con buenos hombres y son felices. ¿Seríamos igual de felices si la indiscreción de Lydia no hubiera ocurrido?" Elizabeth comenzó a sollozar incontrolablemente, y Darcy la abrazó con fuerza.
"Siempre dices que debo pensar sólo en el pasado cuando los recuerdos me producen placer. Las acciones de Lydia cambiaron por completo tu vida y la de su familia…, y también la mía. Tú y tus hermanas sufrieron humillación y dolor por la indiscreción de Lydia y, naturalmente, sentiste enojo y sentimientos negativos hacia tu hermana. Lamentablemente no podemos cambiar lo que ocurrió y debemos vivir con las consecuencias de nuestras decisiones y comportamiento. ¡Ojalá hubiera encontrado a tiempo a Lydia! ¡Ojalá no hubiera desperdiciado siete años de mi vida sin ti!" Los dos se abrazaron con fuerza hasta que Elizabeth finalmente se calmó y se quedó dormida en sus brazos.
Con el paso de los días, Elizabeth poco a poco se fue recuperando de su melancolía y, poco a poco, todo volvió a ser como antes…
Durante las semanas siguientes, siguieron llegando invitaciones a bailes y fiestas a casa de los Darcy. Para la alegría de Lady Matlock, Richard decidió quedarse dos meses más de lo que había previsto originalmente, aunque tenía que ir cada dos o tres semanas a Rosings por un par de días para supervisar su negocio de cría de caballos, pero intentaba regresar a Londres lo antes posible.
Lo irónico de la situación era que el motivo principal del cambio de planes de Richard no fue a causa de una de las jóvenes debutantes que Lady Matlock tenía en mente para que fuera su futura nuera, sino debido a la hija de su ex general.
Los Darcy, y especialmente Elizabeth, notaron el interés de Richard en la señora Harper y comenzaron a prestarle atención a la dama. Como Elizabeth tenía la misma edad y un temperamento similar a dicha dama, pronto se hicieron buenas amigas.
Después de un cortejo informal de unos dos meses durante el cual Richard tuvo la oportunidad de conocer mejor a la señora Harper, concluyó que era la mujer perfecta para él. Posteriormente, le propuso y ella aceptó gustosa. Quizás Richard no sentía el mismo amor apasionado y la devoción que Darcy sentía por Elizabeth, pero sí sentía un profundo afecto y respeto por la Sra. Harper, que estaba seguro que crecería aún más con el tiempo.
Irónicamente, varios años atrás, cuando la señora Harper hizo su debut en la sociedad, se había sentido atraída por el ex coronel Fitzwilliam. Pero como en ese momento estaba cortejando a otra dama, no le prestó atención. Debido a que su primer matrimonio fue con un militar, la señora Harper sabía que los soldados a menudo tenían pesadillas sobre los horrores de la guerra e incluso solían tener sentimientos de culpa. Con su incondicional apoyo, con el tiempo Richard logró dejar atrás los recuerdos tan tristes y horribles de la guerra.
Durante los pocos meses que estuvieron en Londres, Darcy y Elizabeth iban con frecuencia al teatro, librerías y museos, aunque también disfrutaban mucho de estar solos en casa.
En algunas ocasiones, los Thompson y los Gardiner se unían a ellos en cenas y fiestas. Isabella era cada día más feliz con su nuevo "papa" y lo adoraba. Darcy también estaba muy contento con su papel como padre; le encantaba leerle cuentos de hadas todas las noches, llevarla a Hyde Park para alimentar a los cisnes y escucharla cuando lo llamaba papá. Nunca pensó que ser padre podría ser tan gratificante.
Si bien esas semanas, Darcy fue muy feliz en Londres, lo fue aún más cuando llegó el día en que regresaría a Pemberley con su amada familia. Como Hertfordshire estaba de camino a Pemberley, y los padres de Elizabeth, querían ver a Elizabeth y a Isabella, decidieron quedarse en Longbourn por dos días.
Al pasar por Meryton, la gente miraba con curiosidad el lujoso carruaje y se preguntaban quién estaba dentro, y muchos de ellos se sorprendieron al ver al señor Darcy con quien antes era Elizabeth Bennet.
A las pocas horas, todos en Meryton sabían que el señor Darcy - que era uno de los hombres más ricos de Inglaterra y tenía conexiones con la nobleza - se había casado con Elizabeth Bennet.
Hasta ese momento, pocas personas en Meryton sabían del matrimonio de Elizabeth con Darcy. La ironía de esta situación fue que antes del incidente de Lydia, la señora Bennet seguramente se habría jactado sobre el gran logro de su segunda hija.
Los vecinos quisieron felicitar a la feliz pareja, pero Darcy no olvidó que algunos de ellos, en particular, los Lucas y los Goulding, habían sido malos y difundieron mentiras odiosas sobre su esposa y familia.
Entonces, al día siguiente de su llegada a Longbourn, Darcy y Elizabeth fueron a Meryton a comprar libros para Isabella. Cuando salieron de la librería, la señora Lucas y la señora Goulding los saludaron con sonrisas falsas. Darcy simplemente las miró de arriba abajo y en voz alta y clara, para que todos los que estaban cerca pudieran oírlo, le dijo a Elizabeth: "Mi amor, ¿tienes alguna relación con esas mujeres? Me parece recordar que eran chismosas y mentirosas. Lo siento mucho por sus maridos que tienen la desgracia de tener mujeres tan despreciables como esposas".
"Hace unos años tuve la mala suerte de tener relación con ellas, pero afortunadamente ya no tengo ningún trato con ellas..."
La feliz pareja continuó caminando hacia su carruaje, dejando a las dos mujeres petrificadas. En muy pocos minutos, todos hablaban de lo que había sucedido, y aquellas personas que habían sido víctimas de los chismes de Lady Lucas y la señora Goulding se reían de buena gana poque al fin alguien les había dicho a estas dos mujeres lo que muchas de ellas pensaban.
Además, la mayoría de vecinos comentaba la buena suerte de la familia Bennet: El Sr. Darcy tenía conexiones con la nobleza y era un hombre muy rico. Nadie en Meryton se acordó, ni quería ni recordar que años atrás los Bennet habían sido considerados una familia de baja moral.
Además, nadie sabe exactamente cómo, pero en Meryton se extendió el rumor que Lydia Bennet había estado viviendo en Américo todos esos años, y cuando Elizabeth y los Gardiner regresaron a Inglaterra, ella decidió quedarse allí con su marido...
