Capítulo 10: La segunda Ola
Naofumi se sentó sobre un tronco posado sobre el césped, dejando salir un suspiro de cansancio por todos los problemas que azotaban su cabeza, dándole la migraña de un asalariado que está meses atrasado en el pago de su renta.
Llevando su mano a su frente para intentar calmar sus preocupaciones y dejando salir otro quejido, el héroe comienza a pensar:
—(¡Agh, maldición! ¿Cómo puede ser que yo tenga tanta mala suerte? Primero: Rifana ya no puede subir más de nivel, ya que necesitan hacer esa molesta subida de clase que me va a costar un ojo de la cara. Y para colmo, ese vejestorio de la iglesia junto con esas perras monjas tuvieron el descaro de decir que no tengo permitido subir a mis compañeros de clase en esa iglesia; por lo que ahora debo ir a otro maldito país para hacerlo).
—Naofumi-sama, ¿está bien? —pregunta Rifana que estaba sentada frente a él.
—Uh, sí, lo estoy. Simplemente estaba pensando un poco —responde sin más.
—Sabe que puede contarme lo que sea, Naofumi-sama. Yo… estoy aquí para usted —expresa con actitud amable, con un ligero sonrojo adornando sus mejillas.
—Sí, sí, como sea —dice de vuelta.
—¡Amooo, hay algo por alláááá! —grita Filo a lo lejos, señalando con su ala a una dirección en específico.
Pensando que con lo que sea que esté molestando pueda distraerse un poco, Naofumi se incorpora junto con Rifana, yendo ambos hasta Filo y luego siguiendo en conjunto la dirección en donde ella apuntaba, que después de pasar entre unos cuantos arbustos y árboles, encuentran otra pradera con muchos filoliales reunidos en un sólo lugar, como cuando estás sentado en el parque y arrojas maiz para dar de comer a las palomas.
—Esas aves se ven deliciosas —expresa Filo, limpiándose la baba que le escurría por el pico con la lengua.
—¡¿Qué no son de tu misma especie, Filo?! —pregunta Rifana, alarmada por las tendencias alimenticias de su amiga.
Pero dicha conversación fue lo suficientemente ruidosa como para que las aves se percataran de la presencia de los tres, pasando a huir despavoridas del lugar para salvar sus vidas.
—¡Nooo, están escapandooo! —se queja Filo al ver cómo su comida literalmente salía corriendo.
—Ya basta, Filo. Ya has comido suficiente —regaña Naofumi.
—¡Pero amooooo! —se queja el ave.
—Ya vámonos, debemos continuar el viaje —ordena Naofumi, dispuesto a darse la vuelta e irse. Hasta que…
—M-Muy grande —se escucha una femenina voz infantil que salió de la aparente nada.
—¿Hm?
Cuando tanto Naofumi como las demás bajaron su mirada en dirección a la voz, descubrieron la presencia de una niña de entre los 12 a 15 años de edad: Piel blanca tirando a pálida y ojos color azul marino que hacía juego con su cabello, quien usaba un vestido de volantes azul y blanco, una pequeña cinta azul amarrada en el cuello, y su cabello estaba peinado con dos largos mechones gemelos al frente, y un par de coletas amarradas a grandes lazos color azul.
—¡Es tan grande! ¡Nunca había visto a un filolial de ese tamaño! —exclama la extraña niña emocionada. Hasta incluso extasiada, se podría decir.
—Filo es muy grandeee —expresa apuntándose a sí misma.
—¡Oh, ¿puedes hablar?! ¡Siempre soñé con hablar con un filolial! —declara con la misma emoción de antes.
—¡Tsk! ¡Filo, ¿qué te he dicho de hablar frente a extraños?! —regaña Naofumi.
Pero poco o ningún caso le hicieron a su correctivo, pues la niña sacó un pedazo de carne seca de los bolsillos de su vestido y se la ofreció a Filo, quien la aceptó con gusto y la devoró en un instante.
—¡Un gusto conocerte, Filo! ¡Soy Melty! —dice con una gran sonrisa, inclinándose cordialmente.
—(Ese tipo de ropa y comportamiento: Debe de ser un noble. ¡Maldición! ¡Debemos irnos de aquí antes de que me identifique como el Héroe del Escudo!) —piensa Naofumi, quien luego ordena—. ¡Filo, nos vamos!
—¡Espere! —salta Melty de forma instantánea, evitando que el héroe se largue del lugar—. Son aventureros, ¿verdad? ¿Serían por favor tan amables de escoltarme hasta la capital? Pues durante mi camino hacia aquí, me distraje y me separé de mi escolta. Por favor, los compensaré económicamente.
Aunque la idea de ser acompañados por una noble le hacía vomitar, la palabra "compensación económica" hacía que al héroe se le activara la neurona. Deteniéndose a pensar por un momento si es que valía la pena ponerse en riesgo por algo de dinero, llegando luego a la conclusión de que, si es un noble, podría pedir una cantidad ridícula de dinero; Y si no estaban dispuestos a pagar, siempre estaba el plan "B": Extorsión.
—Está bien, pero será mejor que no me causes problemas —declara, haciendo que tanto Melty como Filo se pongan alegres, y Rifana deje salir una pequeña sonrisa al ver que su amo está dispuesto a ayudar a un necesitado, a pesar de que desconoce sus intenciones más profundas.
El camino a la capital y el alojamiento en la misma fueron lo que Naofumi podría describir como: "Un dolor en el culo". Pues ni bien llegaron, un soldado se le abalanzó contra él, obligando al grupo a largarse rápido para esconderse, descubriendo después que en realidad era un conjunto de soldados y magos que querían unirse al grupo, puesto que la valentía que mostraron el héroe y su grupo en Riyute los inspiró; a lo que Naofumi respondió que, la única forma de unirse a su grupo era comprándole un collar a un precio exorbitante.
Después, mientras paseaba por la plaza sólo junto a Rifana —pues le había dado permiso a Filo de acompañar a Melty—, de pronto, alguien lo atacó.
—¡Toma ésto! —exclama una persona con una lanza, Motoyasu, que abalanzó su arma hacia Naofumi, quien logró esquivarla a tiempo y quedó clavada en el piso.
—¡¿Qué diablos?! ¡¿Cuál es tu maldito problema?! —exclama Naofumi al reconocer a su atacante.
—¡Naofumi, monstruo! ¡No puedo creer que sigas comportándote como un animal! ¡Libera a la chica que tienes esclavizada, ahora! —ordena el héroe, apuntando su lanza contra Naofumi.
—¡Ugh! ¡¿Otra vez con esa tontería?! ¡¿Qué acaso tu cerebro de ardilla no puede procesar que Rifana está conmigo VOLUNTARIAMENTE?! —expresa Naofumi enardecido por el mismo chiste otra vez.
—¡¿Cómo que "cerebro de ardilla", idiota?! —reclama Motoyasu.
—Tienes razón, perdón. No debería insultar a las ardillas de esa forma. ¿Y a qué demonios te refieres?
—¡Me refiero al dulce ángel rubio que llevas contigo como tu esclava. He oído rumores de que la mantienes cautiva y la obligas a hacer todo tipo de actos atroces. ¡Pero yo la liberaré! —expresa Motoyasu, haciendo todo tipo de movimientos exagerados que, en uno de ellos, la cola frontal de su vestimenta se levanta un poco, dejando ver una serie de placas de metal que cubrían toda la zona pélvica del héroe.
—¡Pff! ¡¿Qué diablos?! —escupe Naofumi, reprimiendo una risa.
—¿Eh? ¡Ah, es verdad! ¡¿Dónde está ese maldito pájaro gordo que se atrevió a herir mi orgullo?! ¡Lo desplumare vivo, y luego iré a por esa maldita tortuga parlante!
—¡Ugh! No tengo tiempo para ésto. Rifana, vámonos —ordena el héroe.
—Sí —responde la mencionada, siguiéndole la pista.
Pero Motoyasu no lo permitió y lanzó otro ataque que tanto Naofumi como Rifana esquivan, provocando que el mismo le diera a varios locales comerciales y puestos de vendedores que se encontraban en su trayectoria.
—¡Oye, ¿quieres dejar de lanzar ataques a lo idiota?! ¡No puedes simplemente iniciar una pelea aquí en donde puedes causar muchos daños colaterales y lastimar a gente inocente!
—¡Falso! —expresa una nueva voz femenina que hizo que Naofumi ponga una cara de asco en cuanto la escuchó, pues se trataba de Mein, quien continúa mientras enseñaba un escrito—. Según este decreto emitido por el rey, el Héroe del escudo está obligado a luchar en el lugar que al Héroe de la Lanza le plazca.
Naofumi sintió cómo se le estaba formando una úlcera por el coraje. No podía creer que, una vez más, las artimañas de ésta mujer le estaban haciendo pasar un mal rato.
Por un momento pensó en usar el Superchampiñón y mandar a Motoyasu a volar de un golpe en la entrepierna como lo hizo Filo, pero no quería gastar un recurso tan importante en alguien como él, por lo que simplemente se resignó a escapar por ahora, acción que no tuvo la necesidad de hacer al presentarse una nueva integrante a todo éste quilombo.
—¡Alto! —expresa llena de autoridad, porte y elegancia.
Escoltada por un grupo de soldados del reino —entre ellos una cara conocida—, surge Melty, caminando hasta el centro del ajetreo con la frente en alto.
Cuando pudieron vislumbrar quién era, cada uno de los presentes tuvo diferentes reacciones ante la presencia de la adolescente: Mein hizo una cara que era una amalgama extraña entre frustración, odio y asco; Motoyasu miraba a la recién llegada con extrañeza, y tanto Naofumi como Rifana miraban a la chica con confusión, como preguntándose qué pintaba ella en todo ésto.
—¡Yo, Melty Q. Melromarc, segunda princesa del reino de Melromarc, no permitiré que dos Héroes Cardenales inicien una pelea! ¡Y menos aún cuando hay gente inocente a los alrededores! —ordena Melty.
—(¡¿Princesa?! ¡Ésta mocosa era una princesa! ¡Maldición! ¡Ahora sí que metí la pata!) —piensa Naofumi.
—¡Es Seaetto-sama! —avisa Rifana, apuntando a la entidad que venía detrás de Melty, lo que da a entender que ella era la escolta de quien se separó.
—Héroe del Escudo-sama, Rifana-san; no esperaba verlos aquí —expresa Eclair.
—¡Mel-chan! —se escucha otra voz llegar, y los ojos de Motoyasu se llenan de brillo cuando ve a Filo incluirse en el escenario.
—¡Oh, eres tú, mi ángel rubio! —exclama el héroe, saltando directamente a tomar las manos de la chica y decirle—. Tranquila, he venido a rescatarte de ese monstruo de Naofumi. Dime, ¿por qué clase de perversiones te ha hecho pasar ese diablo? ¡Juro que lo castigaré de las peores formas posibles!
—Hmmm. ¡A Filo le gusta tirar del carro! —declara alegre e inocentemente.
—¡¿Q-QUÉ?! ¡Ese idiota te obliga a hacer las mismas tareas que ese pájaro gordo! ¡No te preocupes, mi amado ángel, puesto que yo… ¿uh?!
Pero cuando el héroe volvió a ver a su "ángel", descubrió que tenía los ojos ensombrecidos por su cabello, y una mueca de enojo adornaba su rostro.
—¡¿"Pájaro gordo"?! ¡Acabas de decirle a Filo…! —Y se transforma en su forma filolial, dejando al héroe mudo por la sorpresa—. ¡¿PÁJARO GORDO?!
Y de un sólo patadón, Filo manda a volar las placas de metal que protegían el tesoro sagrado de Motoyasu, y con ellas toda posibilidad de dejar descendencia en un futuro.
El héroe terminó surcando el cielo nuevamente, cayendo sobre unos establecimientos que ya estaban destruídos de por sí, con Mein gritando de pánico y ordenando que lo curen de inmediato; Y Naofumi a punto de descojonarse —nunca mejor dicho—, de la risa de nuevo.
—¡Dios mío! —expresa Eclair, llevándose la mano a la boca por la preocupación del bienestar del héroe.
—Estará bien —dice Naofumi, preguntando luego—. ¿Y qué haces tú por aquí? ¿No deberías estar con el grupo de Mario?
—Pues… De hecho planeamos ir a tener una audiencia con Bowser-san, pero antes de ello Melty-sama quiso…
—¡Deseo tener una audiencia con usted, Héroe del Escudo-sama! —solicita Melty, firme pero respetuosamente.
Naofumi estaba a punto de negarse de inmediato, pero por alguna razón pensó en que al menos debería escuchar lo que tenía que decir; puesto que evitó que el idiota de Motoyasu causara un alboroto en primer lugar.
—Ugh, está bien. Pero vamos a un lugar en donde podamos hablar —expresa comenzando a caminar, con el resto siguiéndole la pista.
…
—¡Más rápido! —ordena Bowser, obligando a uno de los soldados prisioneros a martillar más rápido la madera dentro de una estructura que tomaba forma de un gran barco—. ¡Bwajajaja! ¡Bien! ¡A este ritmo, estará listo dentro de unos cuántos días más!
—Es una lástima que no esté listo antes de la siguiente Ola, nos sería de gran ayuda —expresa Mario, comenzando a caminar junto a él hacia más adentro del poblado.
—Sí, bueno, las cosas tienen que ir a su ritmo. Es preferible esperar un poco más a arriesgarse a que salga defectuosa en pleno combate… ¡Espera, ¿quién te dijo que podrás siquiera subirte en él?! ¡Cada vez que pones un pie en una de mis aeronaves, termina explotando!
—Hey, no es mi culpa que tus naves sean tan fáciles de destruir —se excusa Mario—. Y al final, ¿cómo harás que vuele?
—Hay distintas formas: Al inicio iba a hacer que vuele a propulsión. Pero como ahora tenemos una varita mágica koopa, podré hacer que vuele con un simple hechizo —explica el koopa.
—Creo que te estás olvidando de un pequeño detalle, paisano.
—Si es tan pequeño como tú, entonces no debe importar tanto —bromea, haciendo que el fontanero ponga los ojos en blanco por el insulto, pero explicando de igual forma.
—No puedes manejar la varita mágica: Tu Arma Vasalla no te lo permitirá, ¿recuerdas?
Con su mente haciendo sinapsis por lo que dijo su enemigo, las pupilas de los ojos del koopa se contraen en sorpresa, pasando luego a sacar desde detrás de su caparazón la varita que su hijo le había enviado. Y al intentar utilizarla para lanzar un hechizo, ésa estalló en chispas azules de electricidad, provocando que Bowser la suelte y aparezca una leyenda en su campo de visión, advirtiéndole de que no tiene permitido usar armas que no sean de su clase.
—¡Argh, cuernos! —maldice el koopa, tanto por el dolor como por el enojo—. ¡¿Cómo se supone que usaré magia koopa si ni siquiera puedo menear la estúpida varita sin que me electrocute?!
—Hmm, ¿y si buscas a alguien que le use por ti? —sugiere Mario.
—¡No seas ridículo, gordinflón! ¡¿Crees que la magia koopa puede ser aprendida por cualquier donnadie?! ¡Es un arte complejo y amplio que requiere años de maestría y dedicación!
—Pues a mí me parece que sólo menean la varita y gritan —opina Mario.
—Pues claro. Un cerebro de pulga como tú nunca lo entendería.
Luego de decir aquello, Bowser se agacha para recoger de nuevo la varita que tiró, pero grande fue su sorpresa al descubrir que el artefacto ya no se encontraba ahí.
—¿Uh? ¡¿Dónde diablos…?!
Cuando Bowser levantó la mirada, descubrió a un grupo de niños, corriendo y riendo mientras uno de ellos los perseguía con la varita.
—¡Soy Maito-sama, el hechicero más poderoso del mundo! ¡Si no se arrodillan ante mí, los convertiré en globos naranja! —expresa uno de los niños.
—¡No, no, basta! ¡Jajajaja! —dice una de las niñas, quien resulta ser Wyndia, disfrutando del momento de juegos con sus nuevos amigos.
—¡Oigan, mocosos! ¡Eso no es ningún juguete! ¡Devuélvanlo! —regaña Bowser a lo lejos.
—¡Niños, esto no es ninguna broma, ese objeto es peligroso! —agrega Mario, igual de alarmado.
Pero los niños estaban tan inmersos en su juego que hicieron caso omiso a las advertencias de los dos héroes, siendo que Wyndia, en un intento por arrebatarle la varita de las manos al otro niño, ésta aplica una fuerza mayor y logra quitársela. Pero en el proceso, de la punta de la varita comienzan a chisporrotear pequeñas motas de magia, que después comienza desprender una mayor cantidad de energía junto con variadas formas geométricas, que es liberada en una bola de magia que salió disparada hasta chocar contra una roca cercana; La cuál comenzó a brillar y moverse erráticamente para luego sufrir una metamorfosis: Se volvió más grande y adoptó la forma de un cuadrado. Por todos sus bordes se formó una hilera de filosos picos y, al final, le salió una cara de semblante malhumorado; con frente pronunciada, ojos de mirada filosa y una gran boca.
—¡Mamamía, un Twomp! —declara Mario sorprendido.
—Esa mocosa… —expresa Bowser igual de anonadado, quien luego forma una siniestra y triunfante sonrisa en su rostro.
Mientras tanto, con los niños, éstos, llenos de impresión y sorpresa por la peculiar criatura que nació de la roca, comenzaron a acercarse más a él para saciar su curiosidad; y se sorprendieron aún más cuando la roca viviente cerró los ojos y puso una expresión serena, comenzando a levitar en línea recta hasta alcanzar cierta altura, en donde se quedó suspendida desafiando todo tipo de ley de la física.
—¡Wow, ¿tú hiciste eso, Wyndia?! —pregunta uno de los niños, impresionado.
—Y-Yo, no sé… —responde la chica, mirando la varita en sus manos y preguntándose internamente cómo fue que le dio vida a una roca.
—¡Es increíble! ¡Oeeee, ¿me escuchas?! —grita otro niño, poniendo sus manos alrededor de la boca para amplificar su voz.
Y al ver que la roca no reaccionaba a su llamado, éste se puso justo debajo e intentó llamar su atención de nuevo; Mala elección. Puesto que ni un segundo después, el Twomp puso una mirada agresiva, mirando hacia abajo con odio mientras se impulsaba quién sabe cómo en dirección a aplastar al niño.
Reaccionando al instante, Mario sale disparado a la velocidad del rayo, dejando una estela de polvo a su paso y provocando una corriente de viento; pegando un salto y dando una voltereta justo a tiempo para agarrar al niño y sacarlo del camino un segundo antes de que la roca lo aplaste.
—¡URGH! —expresa la roca una vez impactó con el piso, resquebrajando todos los alrededores y levantando una nube de tierra.
—¡¿Estás bien?! —le pregunta Mario al niño en sus brazos, quien luego de que se le pasara el shock por la situación, asintió levemente.
Mario deja salir un suspiro de alivio y pone al niño en el césped, en donde todos sus amigos se acercan hasta él para comprobar si estaba bien.
—Mamamía, qué poco ha faltado. ¡Niños, eso fue muy peligroso! ¡A la próxima, obedezcan a los adultos cuando les dicen algo, ¿okay?! —regaña Mario, firme pero sin ser agresivo para no hacer sentir mal a los niños.
—¡Sí! ¡Lo sentimos, Mario-niisan —responden los niños.
—M-Mario-niisan —expresa Wyndia, acercándose temblorosamente a Mario con la varita en mano, sintiendo toda la culpa de lo sucedido y cargando unas cuantas lágrimas en los bordes de sus ojos—. Y-Yo… no quería hacer eso. Maito-kun casi se lastima, l-lo siento.
Pero Mario simplemente pone una sonrisa tranquila y sacude suavemente el cabello de la niña, quien lo mira con impresión.
—Descuida, nadie salió herido al final, es lo importante. Sólo ten más cuidado la próxima vez, ¿sí? Ahora, por favor, dame la varita —solicita, extendiendo su mano libre.
—¡Nada de eso! —expresa Bowser, llegando de la nada—. ¡Es tuya, mocosa!
—¿Qué?/¿Eh? —expresan Mario y Wyndia, respectivamente.
—¡Felicidades, pasaste la prueba! ¡Ahora serás reclutada como el primer magikoopa en mi Koopa Troopa de éste mundo!
—Magi… ¿qué? —cita Wyndia confusa.
—¡Bowser, ¿hablas en serio?! ¡Es sólo una niña! —reclama Mario.
—¡No te metas en lo que no te importa, bigote! ¡Éste es mi pueblo, y hago lo que me plazca con sus habitantes! ¡Vamos, mocosa, tu entrenamiento comienza ahora!
—Yo… esto… No sé si papá me dejará. Mejor voy y le pregunto —expresa Wyndia, dudosa.
—No es necesario, lo apruebo —expresa Galeón, llegando desde el cielo y aterrizando junto al grupo—. Pude escucharlo todo, y me intriga saber más de esa magia extranjera. Si mi hija tiene oportunidad de aprenderla, entonces por mí está bien.
—Ugh, eres un mal padre —opina Mario.
—¿Eso crees? Bueno, Héroe del Martillo, supongo que tu mundo no es tan hostil como este, por lo que tiene sentido a que estés tan adverso a dejar que los niños aprendan artes de combate y supervivencia a tan corta edad. Pero ese no es el caso aquí; Aprender a pelear es una necesidad más que una opción, y entre más joven aprendas sobre tu lugar en el mundo, más oportunidades de sobrevivir tendrás. Entre más rápido lo asimiles, mejor será para ti —aconseja Gaileón.
—Bueno, supongo que tienes razón —expresa Mario luego de reflexionar las palabras del dragón—. Por cierto, ¿no crees que andar libremente por el cielo es algo "llamativo"? No sería conveniente llamar la atención con un dragón dando vueltas por ahí.
—Oh, ¿es así? En ese caso…
Ante la sugerencia de Mario, Gaileón comienza a desprender una cegadora luz por unos segundos hasta que se apaga, dejando ver que, en el lugar en donde estaba el dragón emperador, ahora no había nadie.
—¿Papá? —expresa Wyndia.
—¿A dónde se fue? —pregunta Mario.
—Por aquí.
El grupo se ve obligado a bajar la mirada en dirección en donde vino la voz, descubriendo a una versión encogida del dragón emperador, recordando más a un pequeño lagarto con alas.
—¡¿P-Papá?! ¡¿Q-Qué te pasó?! (Q-Qué lindo)—pregunta Wyndia sorprendida.
—Aunque solemos usar nuestras formas verdaderas para intimidar, a veces podemos adoptar ésta forma para pasar desapercibidos y evitar ser molestados —explica Gaileón en lo que tomaba vuelo, posándose en el hombro de Wyndia.
—Todo decidido entonces. Prepárate, mocosa, porque la maestría en la magia koopa no es moco de pavo. Estudiarás hasta que te explote el páncreas —declara Bowser.
—"Cerebro" —corrige Mario.
—Sí, eso.
—¡Bowser-sama…!
Antes de que cada quien se retire a realizar sus respectivas actividades, una Raphtalia acompañada de dos personas más acuden hasta el Koopa, llamando la atención tanto de él como de los otros presentes.
—¡Oh, es Eclair! —expresa Mario, identificando a una de las personas que acompañaban a la semihumana.
Pero Mario ladeó la cabeza en confusión por la tercera persona que acompañaba a las chicas, tratándose de una adolescente de cabello azul y vestimenta fina, quien expulsaba un aire de nobleza y clase.
No sólo eso, sino que Mario también notó que, por donde pasaba, los aldeanos en los alrededores la miraban con curiosidad, sorpresa y confusión, como si de por sí ya la conocieran y se estuvieran preguntando qué hacía ella aquí.
—¡Bowser-san…! —expresa Eclair.
—¿Hm? —dice el Koopa.
—¡...Déjeme presentar ante usted a la princesa Melty Q. Melromarc: Segunda princesa y heredera directa al trono de Melromarc!
En ese instante, todas las alarmas sonaron en la cabeza del fontanero, pues cuando juntas las palabras "Bowser" y "princesa" en un sólo lugar, el resultado es una catástrofe. Por lo que, temeroso de lo que verá, gira lentamente su cuello en dirección del koopa, descubriendo que, efectivamente, el koopa tenía en su cara una sonrisa llena de malicia.
—Conque, "princesa", ¿eh? —expresa Bowser, dando un paso hacia adelante para proceder a realizar lo que todos ya sabemos.
Hasta que Mario le interrumpió el paso poniendo su martillo en el camino, quien luego pasa a intercambiar miradas con el koopa, diciéndole con los ojos que mejor no intente lo que estaba a punto de hacer, pasando unos incómodos minutos en su duelo de miradas hasta que el koopa finalmente cede, desinflándose de hombros al resignarse de que su rival no lo dejará salirse con las suya tan fácilmente.
—¿Y eso qué fue? —pregunta Gaileón al ser testigo de la peculiar situación.
—Nada importante —responde Mario.
—*Coff*, *coff*. Como iba diciendo, Bowser-san, la princesa Melty acudió a éste lugar para dialogar específicamente con usted. Así que, si es tan amable, solicito un poco de su tiempo para que pueda atenderla como se debe —dice Eclair.
—Saludos —expresa Melty, dando un paso adelante e inclinándose cordialmente—, Héroe de las Garras-sama y Héroe del Martillo-sama. Es un honor para mí tener la oportunidad de conocerlos; He venido aquí en representación de mi madre, la reina de Melromarc, para tratar ciertos asuntos que han acontecido en el reino desde su llegada.
—(Vaya. Pese a su edad, habla con mucho porte y elegancia) —piensa Mario.
—Uh, pues dile a tu mami que yo no tengo ningún asunto que tratar con nadie. Ahora, puedes irte, que estoy ocupado con los preparativos para la segunda Ola —expresa Bowser con actitud desinteresada.
—¡Oh, vamos, tortuga sobrealimentada! ¡Sé más amable con la señorita! —corrige Mario, palmeando al caparazón del koopa y luego avanzando hasta Melty, tendiéndole la mano—. ¡Mucho gusto, señorita! ¡Por aquí me conocen como el Héroe del Martillo, pero usted puede llamarme simplemente Mario!
La princesa, un poco nerviosa por la excentricidad del pequeño hombre frente a ella, titubea un poco antes de sacudir la mano del fontanero, dejando salir una suave sonrisa por haber tenido una buena impresión de al menos uno de los tres héroes que conoció hoy día.
—M-Mucho gusto, Héroe… digo, Mario-san —dice Melty.
—Entonces, ¿qué te trae por aquí, pequeña?
—*Coff*, *coff*. Mario-san, por favor no trate a la princesa de forma tan informal —corrige Eclair.
—N-No, está bien. Y respondiendo a su pregunta, Mario-san, estoy aquí para tener una charla tanto con usted como con el Héroe de la Garra-sama, debido a todo lo que ha sucedido con ustedes en éste transcurso de tiempo —informa Melty.
—Hmm, entiendo. Entonces, ¿por qué no vamos a un lugar más cómodo? —sugiere Mario.
Con todos de acuerdo, el grupo de chicas comienza a seguir la pista del fontanero, y Melty mira hacia atrás para ver a Bowser yéndose en dirección contraria, junto con esa chica semihumana de pelo naranja y el pequeño dragón; poniendo la princesa un semblante de decepción al no haber logrado entablar conversación con el que era su principal objetivo.
Durante su caminata, la princesa Melty observó a varios aldeanos semihumanos haciendo trabajos de reconstrucción, lo que no fue ninguna sorpresa al estar ella ya enterada de lo que fue de la aldea Lurolona luego de la Ola, lo que en su tiempo le hizo sentir enferma al pensar en lo que hubiera pasado si el Héroe de la Garra no hubiera intervenido en el secuestro de los aldeanos.
También observó a otros lugareños trabajar en sembríos de unas extrañas plantas blancas que parecían tener ojos y boca, así como otros sembradíos de unas flores de pétalos rojos que parecían brillar como el fuego; de pétalos azules que resplandecían como la escarcha, una especie de hongos de cabeza roja y otros azules, y pequeños brotes de árboles de hojas marrón.
Una vez llegaron a una pequeña casa más adentro de la aldea, Mario invitó a las chicas a pasar y posteriormente les ofreció asiento en una pequeña mesa, sentándose él al final y comenzando con la conversación:
—Entonces, princesa, ¿de qué quieres hablar? —pregunta Mario.
—Uh, sí. Como dije antes: Vengo en representación de mi madre para ver cómo podemos resolver éste asunto de la Aldea Lurolona —declara Melty.
—Sí, es algo que ya me imaginaba. Escucha, princesa, entiendo que lo que hizo Bowser estuvo mal, pero actualmente no se puede hacer nada para que Bowser desista de tener ésta aldea como su territorio —dice Mario.
—¡Pero éstas tierras le pertenecen a la familia Seaetto! —exclama, mirando a Eclair—. Por más que esté agradecida de haber detenido a los esclavistas de llevarse a todos los niños y matar a los adultos, no puedo dejar que simplemente tome éste lugar bajo su posesión. Podría llevarlo a una guerra contra el reino.
—Ugh. Créeme, princesa, que si fuera sólo por mí, le patearía el trasero de vuelta al Reino Champiñón y me encargaría de las Olas yo sólo. Pero es que, aparte de no saber cómo volver, él también tiene un Arma Vasalla, además de que todos los aldeanos en éste lugar lo siguen y lo admiran. ¿No cree que si de un momento a otro, vienen y lo echan de la aldea —si es que pueden, claro—, no se convertirían en los malos de la película? Sobre todo cuando la mayoría de aldeanos ya no tienen buena imagen del reino al casi haberlos esclavizado.
La princesa analizó las palabras del héroe durante unos segundos, no encontrando ningún contraargumento válido para sus palabras, finalizando con derrumbarse sobre la mesa en decepción y agotamiento.
—¡Argh! No sé qué hacer… —se queja Melty.
Mario frunció el ceño ante la acción de la muchacha, pues se notaba que se estaba comiendo la cabeza por resolver ésta situación.
Él aún se preguntaba por qué tenía que pasar por semejante estrés mental siendo sólo una niña, recordando luego las palabras de Gaileón: De que cada uno debe aprender cuál es su lugar en el mundo y afinar sus habilidades desde muy jóvenes.
—Bueno, entonces supongo que no hay nada qué hacer —suspira Eclair, continuando—. Creo que podremos tratar este asunto cuando su majestad esté aquí. Pero por ahora, creo que la aldea Lurolona se ha convertido en una especie de "embajada" del Reino de las Sombras que gobierna Bowser-san.
—¡Seatto-san, ¿está segura?! Es el territorio que mamá otorgó a su padre —exclama Melty.
—Sí, pues yo no lo hubiera sabido administrar desde un principio; no soy buena para esas cosas. Y Bowser-san lo puede proteger mejor que yo —responde la caballero con seguridad.
—Pero entonces, ¿qué pasará si decide expandir su territorio y conquistar más poblados? —pregunta Melty con preocupación en su voz.
—¡No te preocupes, princesa, para eso estoy yo! —declara Mario lleno de confianza.
La princesa ladea su cabeza al no entender a lo que Mario se refiere, acción que obliga a la caballero a tomar la palabra y explicar:
—Mario-san se encarga de mantener a raya a Bowser-san. Puede que no lo parezca, pero es muy fuerte. De hecho, creo que es el único capaz de hacerle frente a Bowser-san en todo el reino —explica.
—Sí, así es… ¡Espera, ¿cómo que "no lo parezca"?!
Eclair se encogió de hombros, un poco avergonzada de su descarada declaración, y Melty puso una sonrisa tranquilizadora al saber que, aunque no logró dialogar con el Héroe de la Garra, al menos tiene la seguridad de que las cosas no se saldrán de control.
…
Terminada la conversación, Melty se despidió de Mario y el resto, yéndose escoltada por una legión de soldados en dirección al castillo, para que posteriormente nuestros héroes pudieran empezar con los preparativos con la Ola que estaba apunto de acontecer.
Y luego de varios días, la aldea Lurolona se prepara nuevamente para la nueva Ola. Ésta vez se puede ver a varios aldeanos con armas y armaduras como si fuera un mini-ejército comandados por Sadina, quien se aseguraba de que todo esté en orden para que ninguna vida se pierda durante éste fenómeno.
—¿Todo listo? —pregunta Bowser en lo que camina hacia ella.
—Todo listo, pequeño Bowser. Creo que los soldados son lo suficientemente fuertes como para sobrellevar la Ola. Además… —y procede a sacar un súperchampiñón desde debajo de las vendas que cubrían su pecho—. Tenemos el apoyo de todos los objetos mágicos de su mundo.
—¡Bien! Protejan a toda costa la construcción de la nave. No quiero llegar y tener que construirla desde cero.
—Por supuesto, pequeño Bowser. ¿Qué tal si, cuando ésto termine, me acompaña en una competencia de bebidas~? —sugiere juguetonamente mientras guiñaba un ojo.
—Uh. Sí, como sea. Dejo todo en tus manos, mujer con cola.
—Vaya, qué malo eres, pequeño Bowser~. Tanto tiempo juntos y aún no me llamas por mi nombre~ —expresa, fingiendo estar ofendida.
—Hmph. Cumple con tu misión y lo consideraré.
—Uff, está claro que no está interesado en mí ni un poco, pequeño Bowser.
—Tengo la edad suficiente como para reconocer cuándo alguien sólo está jugando. Ahora, concéntrate, mujer —ordena el koopa, dando media vuelta y largándose sin darle tiempo a Sadina de responder.
Pasando por los caminos de su aldea, el rey de los koopas observa a todos sus subordinados semihumanos alistarse para la batalla, ya sea evacuando o alistando armas para pelear. También vio que los campos de plantas pirañas ya tenían varios especímenes germinando, mostrando gran variedad de especies: Habiendo pirañas pirómanas, plantarinas, pirañas venenosas, pirañas cactus, entre otras; pensando el koopa que podrían ser una muy buena defensa contra hordas de enemigos.
—Bowser… —escuchó el koopa la voz de su rival, bajando la mirada para encontrarse cara a cara, junto con el resto del equipo: Forest, Eclair y Raphtalia—. ¿Listo?
Sin responder y limitarse solamente a expulsar vapor por sus fosas nasales, tanto el rey de los koopas como la superestrella del Reino Champiñón son envueltos en un halo amarillento una vez el temporizador de sus armas llegó a cero, haciéndolos desaparecer sin dejar rastro y trayéndolos de vuelta en otro lugar: Una zona rocosa y montañosa de poca vegetación.
—¿Es la zona del jefe? —pregunta Raphtalia.
—Eso parece, pero no lo veo por ningún lado —comenta Eclair.
—¡Yoshi! (¡Tenemos compañía!) —Avisa Forest, apuntando con su dedo.
Cuando el grupo sigue la dirección del dedo del yoshi, descubren a una horda de esqueletos con vestimenta pirata acercándose hacia ellos de forma amenazante.
—Supongo que es el comité de bienvenida —opina Mario.
—¡Bien, servirán para calentar un poco! —expresa Bowser emocionado.
La horda de pronto acelera el paso y atenta contra el grupo, tomando cada uno su propia distancia para pelear lo suficientemente cómodo sin interrumpir o estorbar al otro, comenzando con Mario: Usando su martillo con el poder de las estrellas para apalear a cada pirata esquelético que se le acerque, pasando a esquivar un zarpazo de una especie de loro demoníaco que salió de la nada, obligándolo a dar varias volteretas hacia atrás para tomar distancia, apuntando su mano hacia el perico asesino destructor de mundos y recitar:
—Yo, Héroe del Martillo, Súperestrella del Reino Champiñón, te lo ordeno: Descifra las normas naturales y concédeme el poder de las llamas para abatir a mis enemigos. ¡Doble Llamarada Zweite!
En ese instantes, dos torrentes de llamas —uno rojo y otro azul—, salieron de la mano del fontanero, alcanzando al perico macabro que dejó salir un chillido ensordecedor al sentir cómo sus plumas se convertían en cenizas, en donde Mario usa su martillo para batearlo hacia otro montón de esqueletos que se acercaban a modo de proyectil improvisado, venciéndolos a todos de un sólo tiro.
—¡Je,je! ¡Nada mal! Valió la pena haber practicado esa Magia. Aunque sigo prefiriendo la Flor de Fuego —celebra Mario, sobando la parte inferior de su nariz con un dedo.
Por otro lado, Bowser rebanaba a los monstruos con sus garras a diestra y siniestra sin descanso, expulsando después una llamarada desde sus fauces que calcinaron a una fila entera de piratas no-muertos.
De repente, un ligero temblor hizo sacudir la zona, y el koopa pudo ser testigo de cómo, desde la tierra, se alzaba una especie de tortuga caimán de gran tamaño, posando su mirada en el koopa al que identificó como una presa.
—Conque, pelea de tortugas, ¿eh? —expresa Bowser con una sonrisa desafiante.
La tortuga caimán ataca estirando su cuello para darle un mordisco al koopa, quien pudo quitarse del camino a tiempo moviéndose hacia un lado y dejando que la tortuga muerda nada más que aire.
Bowser lanzó un zarpazo para contraatacar, pero la tortuga se metió rápidamente en su caparazón que sorpresivamente aguantó el ataque del koopa.
La tortuga sale de su coraza, comenzando a regurgitar por todo el lugar una especie de líquido morado que echa humo al contacto con una superficie. Era ácido.
—¡Cuernos! —exclama el koopa al dar con las justas un salto hacia atrás para evitar que el líquido le salpique.
Bowser intenta contraatacar con unas bolas de fuego, llamaradas y lanzando martillos, pero todos esos ataques rebotaban contra el grueso caparazón del enemigo.
—(¡Grrr! Ninguno de mis ataques le hace daño. Debe tener una enorme defensa. ¿Qué puedo hacer?) —piensa Bowser.
En ese momento, una de las lecciones de magia de Sadina le resonó en su cabeza, haciéndolo recordar un dato importante sobre su aptitud mágica:
—("Escuche, pequeño Bowser: Aunque la magia de oscuridad es muy versátil para atacar, en lo que realidad se destaca, en es debilitar oponentes. La magia de éste tipo es llamada "debuff", con hechizos capaces en reducir ya sea la capacidad defensiva, ofensiva, mágica, movilidad o hasta difuminar los sentidos de tus oponentes") —resuena la voz de Sadina en la mente del koopa.
A Bowser sinceramente hubiera preferido un tipo de magia destructiva para arrasar grandes hordas de enemigos, pues él era el tipo de persona que prefiere regodearse en la gloria de vencer a sus enemigos en la máxima de sus capacidades, a tener que debilitarlo para poder vencerlo.
Pero, como villano que es, tampoco está en contra de usar artimañas sucias para hacerse con la victoria. Así que recordando el hechizo perfecto para ésta situación, el Koopa pone otra sonrisa siniestra, apunta hacia la tortuga caimán con su palma y recita:
—¡Cómo máxima autoridad, yo, el gran y poderoso Bowser, rey de los koopas y gobernante del reino de las sombras, te lo ordeno: Descifra las normas naturales y trae el poder de las tinieblas a mi mano! ¡Rompebarreras Zweite!
De la palma de Bowser comenzó a emanar una clase de halo púrpura ennegrecido, para que luego, el mismo halo caiga sobre todo el cuerpo del enemigo, sintiéndose este de un momento a otro más vulnerable que tortuga marina recién salida de su caparazón.
—¡Bwajajaja! ¿Cómo se siente, primo? Este hechizo baja la defensa del objetivo, por lo que ya no puedes contar con tu protección para salvarte de mí. Ahora… —energía carmesí revolotea en las garras del koopa, anunciando su siguiente ataque—. ¡Toma ésto! ¡Zarpa del Rey!
Bowser abanicó sus garras hacia dentro, disparando desde sus manos un par de ataques de energía en forma de garra que viajó por el espacio hasta chocar contra la tortuga, que dejó salir un potente grito cuando el ataque dejó un montón de zarpazos por todo su caparazón y la mandó a volar.
—¡Bajajaja! ¡Soy el mejor! —celebra Bowser.
El yoshi azulado volaba por los aires a gran velocidad, realizando maniobras evasivas para evitar varias flechas por parte de esqueletos piratas con equipamiento de arquero, así como también para huir de tres más de esos pericos demoníacos que lo perseguían por el cielo.
Viendo una oportunidad, Forest cambia su trayectoria hacia los pericos asesinos, tomando a uno con su larga lengua y tragándoselo entero, expulsando desde su trasero un huevo bala que usa para abatir al segundo perico, terminando por interceptar al tercero con un aluvión de patadas que lo dejan fuera de combate.
Pero no tuvo tiempo a celebrar, pues los arqueros piratas seguían atentando contra él, lo que lo lleva a recitar en su mente uno de los hechizos que le enseñó Sadina, con su cuerpo bañado en electricidad azul que luego expulsa en forma de una potente cadena de rayos, calcinando a cada uno de los piratas esqueléticos.
—¡Yoshi! —exclama el dinosaurio azul.
Usando cada una su habilidad con la espada, Raphtalia y Eclair formaron un dúo improvisado, usando sus espadas para dividir en partes a todos los esqueletos piratas que se atrevieran a acercárseles.
Imitando a sus compañeros en sus demostraciones de sus dotes mágicos, Raphtalia usa un hechizo de ilusión que genera varias copias de ella misma para confundir a sus rivales, para que Eclair pudiera lanzar un hechizo de apoyo sobre ella misma, aumentando su velocidad y terminando con todos los enemigos restantes.
—¡Fiuu! Creo que ya limpiamos la zona —expresa Raphtalia.
—Sí, y ganamos mucha experiencia. Es una lástima que ni Mario-san ni Bowser-san ganaron experiencia —dice Eclair.
—Oh, pero si yo sí la obtuve —declara Mario sin más.
—¡¿Qué?! ¡¿Pero cómo es posible?! ¡Dos usuarios de Armas Vasallas deberían obstaculizar su crecimiento si están en la misma zona! —cuestiona Eclair.
—Supongo que durante una Ola, esa restricción se levanta. Bowser, ¿qué crees? —pregunta Mario.
—Me da igual. Sólo busquemos a ese estúpido jefe y terminemos con ésto rápido —expresa el koopa.
—Pero, ¿dónde puede estar? —se pregunta Raphtalia.
—Hmmm. No sé ustedes, pero en mi experiencia, creo que tiene que ver con ese barco volador a lo lejos —señala Mario.
Todo el grupo sigue la dirección en donde apuntaba al fontanero, encontrando a lo lejos a una especie de barco fantasma que surcaba los cielos.
—¡HEY, LO DEL BARCO VOLADOR ES COSA MÍA, COPIONES! —salta Bowser, ofendido.
—¡Vamos, andando! —ordena Mario, con todo el grupo iniciando carrera hacia el barco volador.
…
—¡Su sombra! ¡Ataquen a su sombra! —ordena Naofumi a los otros tres héroes que también estaban presentes.
Resumiendo: Naofumi y su grupo llegaron hasta al barco pirata, encontrándose a los tres héroes y sus respectivos grupos discutiendo sobre cómo matar a otro de esos zombies piratas que tenía pinta de ser el capitán del barco.
¿El problema? Que por tanto que lo atacaban, el monstruo simplemente no moría, hasta que Naofumi notó cierto detalle que le hizo emitir la orden anterior a los otros portadores de Armas Cardenales.
—¿Huh? ¿Y desde cuándo estás a cargo, Naofumi? Mejor retrocede y deja que los héroes de verdad se encarguen—expresa Motoyasu burlonamente.
—Es verdad. Estamos en una pelea contra un jefe, no tenemos tiempo para tus juegos, Naofumi —agrega Itsuki.
Pero Ren, recordando los sucesos anteriores en Lurolona y la conversación que tuvo con Naofumi, decidió hacerle caso al héroe escudero y lanzó un poderoso ataque a la sombra del capitán, la cuál hacía movimientos antinaturales de por sí. Y cuando recibió el ataque de Ren, ésta se despegó del piso y luego tomó la forma de una especie de espectro blanco con cara siniestra y dientes afilados, expulsando un aura púrpura y mirando a la multitud de forma amenazante.
—(«Devorador de Almas. Nv.60») —se lee en el HUD de las armas.
—¡Ataquen, chicos! —exclama Motoyasu.
Todos tres usuarios de Armas Cardenales se lanzaron hacia el espectro, lanzando habilidad tras habilidad, hechizo tras hechizo; Pero la barra de vida del monstruo bajaba tan poco que hacía parecer que no le habían hecho daño en lo absoluto.
—Naofumi-sama, ¿qué hacemos? —pregunta Rifana.
Miles de posibles medios de acción pasaron por la cabeza de Naofumi, tratando de encontrar una solución al cómo poder derrotar a éste jefe; Pues si ni tres usuarios de Armas Cardenales pudieron hacerle mucho, ¿qué podrán hacer ellos?
Fue entonces cuando el cerebro de Naofumi pensó en dos posibles alternativas, haciendo que el héroe saque desde sus ropajes un par de los Power-ups que Mario les regaló.
—(¿Será que es tiempo de usarlos? No, nada me asegura que la magia del mundo de Mario le afecte a esa cosa) —piensa el héroe, guardando de nuevo los objetos en su inventario—. (Entonces, ¡¿qué debo hacer?!)
De entre su frenesí de pensamiento, Naofumi recordó aquella habilidad que desbloqueó durante su enfrentamiento con aquella bruja, planteándose en el acto si valía la pena o no intentar utilizar dicha variación de su Arma Cardenal. Hizo una comparación fugaz de los pros y contras de intentarlo, destacando entre ellos que no sabía si sería efectivo, que no podía controlarlo y, además, que en lugar de ayudar, podría volver aún más grave la situación al posiblemente quemar todo el arco.
—Vaya, pero qué aburrido —comenta una nueva voz que resuena en todo el lugar, haciendo que Naofumi detenga su análisis y, junto con los demás, levante la vista hacia el cielo para intentar descubrir al autor de dichas palabras.
En ese instante, varias flechas de luz cayeron como lluvia sobre el Devorador de Almas, apuñalándolo en distintas zonas de su espectral cuerpo y acabándolo en un instante, dejando a toda la multitud presente con la boca abierta y en estado de shock.
Descendiendo lenta y elegantemente desde el cielo, aparece una mujer joven de piel tan pálida que parece casi transparente y le daba un aspecto fantasmal; ojos color carmesí que hacían juego con sus labios pintados, y largo cabello negro cortado en un flequillo en la parte del frente.
Vestía un conjunto tradicional japonés compuesto de un yukata, un obi, un corset de metal color morado con bordes y diseños de rombos ovalados color dorado, adornado con un hilo rojo y una hebilla con el diseño de un ojo, colgando de él un adorno con una perla púrpura y dos cuerdas sobresalientes.
El detalle más característico de dicha mujer, era una especie de abanico afilado que portaba en su mano, con una de las hojas siendo adornadas por una gema color violeta que ya había sido vista antes.
La mujer miraba a todo el grupo analíticamente, como si estuviera planificando en su mente todo tipo de estrategias y planes para un fin en específico. Hasta que finalmente, decidió hablar:
—Estaba esperando que alguien de ustedes hiciera algo para derrotar al jefe de ésta Ola, pero decidí actuar ya que estaban tardando demasiado y no puedo permitirme perder más tiempo…
Por su parte, Naofumi también estaba analizando a la recién llegada, dudando de sus intenciones y levantando la guardia mientras el HUD mostraba un nametag de la invasora:
—«Glass. Nv. ¿?» —cita Naofumi.
—¡Oye, ¿quién se supone que eres tú?! —pregunta Ren.
—Mi identidad no es relevante ahora mismo, héroes. Todo lo que tienen que saber, es que estoy aquí para acabar con su vida —declara la invasora.
Todos en ese instante se pusieron tensos ante la declaración de la mujer, tomando posiciones defensivas para la inminente batalla.
—¿Ah, sí? Bueno, no me siento a gusto peleando contra dulzuras como tú, pero no voy a tomar tales declaraciones a la ligera. ¡Vamos, chicos! —ordena Motoyasu, con los otros dos héroes asintiendo en confirmación y lanzándose en trío al ataque.
—¡Espada Meteoro! —recita Ren.
—¡Flecha Relámpago! —agrega Itsuki.
—¡Estocada Caótica —termina Motoyasu.
Los potentes ataques de los tres héroes chocan en conjunto, provocando un gran estruendo y levantando una nube de polvo y humo, con los héroes esperando a que se disipe para mostrar los resultados de sus esfuerzos que, cabe mencionar que no eran lo que esperaban cuando se mostró a Glass parada en el centro de la nube, totalmente ilesa.
—Vaya, pero qué decepción —declara Glass con un suspiro.
La multitud no tuvo tiempo de expresar su sorpresa cuando, en un movimiento imperceptible, Glass abanica sus manos y genera una devastadora corriente de viento, arrastrando a todo el grupo presente como si fueran nada más que hojas de papel.
—¡NGHH! —expresa Naofumi mientras se mantiene todo lo firme que puede, evitando que el vendaval lo arrastre como a los demás.
Cuando el ataque cesó, se vio a toda la multitud, menos Naofumi y su grupo, tumbados en los bordes del navío como muñecos de paja, tratando forzosamente de levantarse luego de sufrir grandes daños con sólo un simple ataque.
—(¡¿Los derribó a todos de un sólo golpe?!) —piensa Naofumi alarmado.
Mientras tanto, la mujer con yukata fijó su atención en los tipos que lograron resistir su ataque a duras penas, captando su interés de inmediato.
—Lograste resistir mi ataque, estoy ligeramente impresionada —expresa Glass de forma condescendiente, continuando—. Si no me equivoco, eres el Héroe del Escudo, ¿no?
—¿Qué te hizo adivinarlo? —bromea Naofumi con una sonrisa nerviosa mientras pensaba desesperadamente en un plan de acción.
—Puedo sentir que tienes algo más que mostrar a diferencia de los otros héroes. Veamos qué tan bueno eres.
Y en un instante, Glass desaparece de su posición, y Naofumi inmediatamente siente una presencia tras de él, siendo demasiado tarde cuando se gira sólo para recibir un corte a lo largo de su torso por parte de Glass que lo hizo retroceder.
La defensa de Naofumi hizo su trabajo y el héroe no recibió más que rasguños no tan profundos. Aún así, estaba anonadado por la velocidad a la que su adversario se movió, haciendo parecer como si se hubiera teletransportado.
—¡Naofumi-sama! —reacciona Rifana al instante, corriendo hacia la invasora y atacando con sus hachas, con Glass interceptando el ataque con sus abanicos y luego empujando a la semihumana para tomar distancia.
Pero Rifana no se rinde y arremete de nuevo, siendo que Glass se eleva en el aire y le lanza una serie de ataques cortantes de energía a la semihumana, quien se ve obligada esquivar varios de los proyectiles e interceptar uno con sus hachas, que tuvo la fuerza suficientes para tumbarla en el piso.
Glass toca tierra, e inmediatamente es asaltada con un centenar de patadas por parte de Filo, logrando bloquearlas todas.
—108 patadas en cinco segundos. Impresionante —opina Glass, lanzando otro ataque de su abanico y mandando a volar a Filo—. ¿Eso es todo lo que pueden hacer tú y tu grupo, Héroe del Escudo? Esperaba que al menos me hiciera sudar un poco, vaya decepción.
Y ahí estaba de nuevo: El desprecio, la subestimación, la burla. Cada vez que alguien lo hacía menos por sus capacidades hacía que al héroe se le revolviera el estómago. Por un momento, pensó en activar la Serie Maldita y quemar a esta mujer hasta la cenizas. Pero nuevamente, no quería arriesgarse a utilizar un poder que no puede controlar. Por ende, optó por una alternativa mucho más fiable:
—¡Tsk! No hay de otra —expresa, metiendo las manos dentro de sus ropajes y avisando— ¡Rifana, Filo; atrapen!
En cuanto dijo eso, el héroe saca sus manos, lanzando en el aire dos objetos que, cuando los vio, a Glass le invadió la curiosidad por la extrañeza de estos, pues uno era una especie de cereza y el otro era una flor de pétalos azules; y se confundió aún más cuando pareció notarle un par de ojos a cada cosa.
Reaccionando al instante, las chicas antes mencionadas se incorporan y pegan un salto en el aire, con Filo abriendo su gran pico para engullir de un mordisco el par de cerezas, que provoca que sea cubierta por un humo rosa brillante; y Rifana toma la flor azulada por el tallo la cuál, una vez toca tierra, la aplasta con sus manos, provocando que la semihumana sea envuelta en una luz que desprendía una aura de escarcha que era acompañada de un extraño sonido.
Cuando la luz se disipa, se muestra a una Rifana con sus ropajes alterados, pues las partes beige de su vestido de combate se mantenían, pero las zonas rosadas se habían vuelto celeste brillante. Y cuando Filo tocó tierra, se vio que estaba acompañada por una copia idéntica de ella.
Mientras observaban el espectáculo a lo lejos, las mandíbulas de los héroes tocaron el piso cuando vieron al clon de Filo. También se preguntaron qué significaba el cambio de tonalidad en la ropa de la chica comadreja.
—Hmm, interesante. ¿Qué clase de magia es esa? Me resulta muy curiosa—pregunta Glass, genuinamente interesada.
—Yo de tí tendría cuidado —avisa Naofumi, luciendo una sonrisa cretina en su cara, y un pequeño champiñón rojo en su mano—. Pues como dicen: "La curiosidad mató al gato".
Dicho ésto, Naofumi se lleva el champiñón a la boca, masticándolo y tragándolo para que la habilidad del Power-up haga efecto, haciendo que el héroe crezca en tamaño hasta duplicar su altura.
—¿Qué diablos…? —pregunta Itsuki al aire mientras se incorpora junto a los demás.
—Entonces, ¿lista para el segundo round? —pregunta Naofumi amenazadoramente.
—Hmph, como desees. Espero que este espectáculo de luces no sea mero alardeo —expresa Glass, lanzándose al ataque con Naofumi como su objetivo.
El héroe intercepta el ataque con su escudo, siéndole ahora mucho más fácil resistirlo gracias al aumento exponencial de fuerza gracias al champiñón.
—(¡Lo resistió!) —piensa Glass sorprendida durante el choque.
Y aprovechando que tenía a su enemigo al alcance, el héroe pone una sonrisa de malicia y lanza su puño hacia atrás, acción que es notada por los héroes espectadores quienes no tardan en opinar:
—¿Piensa golpearla? —pregunta Ren al aire.
—Es una broma, ¿verdad? Él no tiene ni un sólo punto de ataque, ¿cómo espera hacerle siquiera una pizca de daño? —opina Motoyasu de forma burlesca.
Pero el héroe tuvo que tragarse sus palabras cuando Naofumi lanzó su puño hacia el frente, con Glass apenas alcanzando a cubrirse con sus abanicos, y tanto ella como los espectadores jadearon de sorpresa cuando le invasora fue mandada a volar hasta estrellarse con el otro extremo del barco.
—...
—...
—... ¡¿QUÉ CARAJO?! —grita Motoyasu a todo pulmón por la barbaridad que acaba de presenciar.
Ni un minuto pasó cuando Glass sale disparada de los escombros que provocó su choque, mirando a Naofumi con los ojos de un depredador mientras preparaba un ataque devastador para él. Desafortunadamente, Rifana se entromete en su camino, chocando hachas contra sus abanicos y luego separándose para tomar distancia.
Glass ataca de nuevo de forma elegante, como si estuviera realizando una especie de baile mientras intentaba cortar a la semihumana con sus armas, quien se limitaba a esquivar y bloquear sus ataques como podía. Pero la habilidad de la invasora era claramente superior, terminando con ella mandando a volar las hachas de la semihumana de un sólo tajo.
Creyendo que tiene vía libre para terminar con su adversario, Glass lanza un última estocada con sus abanicos, con Rifana esquivando con las justas y respondiendo, sorpresivamente, con dos proyectiles gélidos que dispara desde sus manos. En ese momento, la invasora sacó dos jadeos de sorpresa: Uno cuando la chica semihumana disparó magia sin la necesidad de recitar un hechizo, y la otra cuando los proyectiles de hielo chocaron contra ella, congelando uno la mitad de su cuerpo, y la segunda terminando el trabajo al encerrarla en un bloque gélido.
—¡I-Imposible! —exclama una de las chicas del grupo de Motoyasu. Específicamente, una vestida de bruja.
—¡¿Qué?! —reacciona otra de las compañeras del héroe.
—¡L-Lo que hizo esa semihumana va en contra de toda lógica en cuanto a magia! Primero, no recitó ni un sólo hechizo para evocar esas bolas de hielo; Y segundo, el hechizo de "Bola de Hielo", sólo te da un pequeño efecto de lentitud y no hace más de cubrirte con un poco de escarcha, ¡no te encierra completamente en un bloque de hielo! El hechizo que hace eso se llama "Prisión de Cristal", ¡y es un hechizo nivel Drifa! ¡¿Cómo es que una simple bola de hielo tiene tanta potencia?! —explica alarmada la bruja.
Luego de escuchar su explicación, el resto de los espectadores quedaron anonadados gracias a la extraña magia que ahora el Héroe del Escudo poseía, con ciertos individuos enojados al pensar en ello como una especie de "trampa"; y con otra más deseando entender los secretos de dicha magia para tenerlo para ella sóla.
—¡Filo, ahora! —ordena Rifana.
—¡Sí! —responden el ave y su copia en coro, corriendo hacia la estatua congelada de Glass que no tuvo más opción que ver cómo ambas aves se le acercaban a gran velocidad, plantándole ambas una patada conjunta que rompió su prisión de cristal y la mandó a estrellarse nuevamente contra el extremo del barco.
Lo siguiente fue un espectáculo de Glass tratando de defenderse de los feroces ataques de las aves gemelas, siendo que antes podía seguirle el ritmo sin ningún problema; Ahora, con dos de ellas, era una historia completamente diferente.
La invasora logra bloquear una patada frontal de la primera gallina, pero la otra ataca su costado y la hace flaquear, dejándola sin otra opción más que elevarse en el aire y retroceder.
Pero el grupo de Naofumi no iba a permitir que su adversario recupere fuerzas, y Rifana lo demuestra acribillándola con bolas de hielo que Glass evita con movimientos aéreos evasivos, viendo cómo éstas congelaban las zonas del barco en donde chocaba. Hasta que por fin, Glass logra ver una abertura en los ataques de la semihumana, lo que aprovecha para usar de nuevo ese ataque en donde se posiciona detrás de ella rápidamente.
Rifana se da la vuelta de inmediato al sentir la presencia de su enemigo en la retaguardia, reaccionando por instinto al lanzar una bola de hielo para defenderse, sin pensar que dicha acción fue anticipada por su enemiga: Pues en el momento que disparó, Glass se elevó de nuevo para que la bola de hielo siguiera de largo, dándole de lleno a una sorprendida Filo que planeaba un ataque furtivo, quedando congelada en un bloque de hielo suspendido en medio del aire, que luego cae y se rompe, haciendo desaparecer esa "copia" de Filo en una explosión de humo rosa.
—¡Hermana! —se queja Filo al ver que su hermana se cargó sin querer a su gemela.
—¡Lo siento! —expresa Rifana.
—¡No te distraigas! —advierte Naofumi, al ver que la invasora cargó de nuevo contra una distraída Rifana, recitando—. ¡Escudo de Aire!
La habilidad de Naofumi se activó, generando un escudo de energía translúcido color verde que flotaba en medio de Glass y Rifana, salvándola justo a tiempo del ataque de la invasora. Dicho escudo tenía la singularidad de que se veía diferente: Era más grande de lo normal y la envergadura era más ancha, lo que daba a relucir que también era más resistente de lo normal.
Pensando en un momento el por qué de éste cambio, Naofumi llegó a la conclusión de que tal vez tenía que ver con el efecto del Power-up del champiñón, lo que lo llevó a probar su teoría de inmediato a recitar otra habilidad con Glass como su objetivo:
—¡Prisión de Escudo!
La clásica habilidad de escudos hechos bola y amarrados con cadenas se activó, encerrando a Glass en el proceso, y la teoría del héroe resultó ser cierta, pues ésta habilidad también parecía haber sufrido una especie de buff con el color de los escudos cambiando de metal negro, a una especie de color plata.
—(Entonces, los efectos de los Power-ups también afectan a mis habilidades. ¡Ésto es genial! Cada vez me estoy enamorando más de la magia del mundo de Mario. Pero ya celebraré más tarde) —piensa el héroe antes de ordenar—. ¡Filo!
Ante la orden, el gran ave se apresura y patea la bola de escudos con todas sus fuerzas hacia una Rifana que recuperó sus hachas, calculando el tiempo perfecto en que la habilidad cesó para mostrar a Glass en una posición vulnerable, lista para ser cortada.
Ese hubiera sido el caso si tanto el héroe como la semihumana no hubieran olvidado el hecho de que su enemiga es capaz de volar. Habilidad que sacó a relucir una vez más al evadir el corte de la semihumana de forma elegante, y luego contraatacando con ataques cortantes de energía que la semihumana no fue capaz de evadir gracias a la corta distancia, sufriendo el impacto de lleno que le hace perder su efecto gélido al mostrarse cómo sus ropajes volvían a la normalidad.
—Hmm, tu atuendo volvió a la normalidad. Lo que me hace concluir que perdiste el acceso a esa poderosa magia de hielo, ¿me equivoco? —concluye Glass, y Rifana deja salir un quejido de frustración al haber sido descubierta—. Entonces, un golpe es suficiente para cancelar esas extrañas habilidades. En ese caso.
Glass de pronto desaparece de la vista de la semihumana, apareciendo al instante detrás de Naofumi que se gira de inmediato al sentir su presencia justo a tiempo para cubrirse de nuevo de un ataque de sus abanicos, intentando responder con otro puñetazo, pero Glass lo evitó elevándose en el aire, y luego lanzando otra lluvia de cortes de energía hacia el héroe.
Para sorpresa de Glass y de los observadores, el Héroe del Escudo logra evadir cada proyectil cortante con desplazamientos, saltos e incluso volteretas, demostrando que el poder del champiñón no sólo lo hace más fuerte, sino también más ágil y aumenta sus reflejos.
Pero Glass ya estaba cansada de todo éste juego absurdo y, con una demostración superior de poder, abanica sus brazos hacia afuera para lanzar un gran corte de energía en forma de "X", tomando al héroe por sorpresa que apenas alcanzó a cubrirse con su escudo. Pero la potencia del ataque fue tanta que mandó al héroe a volar hacia atrás, rompiendo en su trayecto el mástil del barco y luego rodando por el piso, volviendo en consecuencia a su tamaño normal.
—¡Naofumi-sama! —expresa Rifana preocupada.
Pegando un par de quejidos de dolor, Naofumi se pone de pie entre tambaleos y mete su mano por debajo de su capa y sacando otro objeto que, cuando lo ve, deja salir un quejido de frustración al ver que el Power-up en su mano no le será nada útil en ésta situación.
De repente, alguien arrebata el objeto de las manos de Naofumi, quien giró la vista rápidamente para identificar al autor del robo, siendo éste Motoyasu.
—¡Oh, así que son éstos ítems los que te daban éstos poderes, ¿eh?! —expresa el Héroe de la Lanza, mirando el pequeño champiñón de talla beige y cabeza azul con lunares blancos que reposaba en su mano—. Bueno, gracias por tu obsequio, Naofumi. Le daré un buen uso y derrotaré a ésta mujer.
—¡Oye, espera! —exclama Naofumi.
Haciendo caso omiso al héroe, Motoyasu se lleva el champiñón a la boca, tragándolo luego de masticar un par de veces y sintiendo como un extraño poder comienza a expandirse por todo su cuerpo.
—¡Bien, aquí voy! ¡Yaaaaaargh! —exclama el héroe extasiado.
Motoyasu tomó posición de carga con su lanza y se abalanzó hacia la mujer, justo cuando una luz extraña lo envolvió y una extraña melodía resonó en el lugar; Y todos de repente bajaron la vista cuando el cuerpo del héroe se encogió en un instante, pasando de medir más alto del promedio a no mucho más que una cucaracha.
—¡Yaaaaargh…! ¡¿Uh?! —expresa Motoyasu, su voz como si hubiera inhalado helio o estuviera configurada con esos filtros de ardilla.
Extrañado, confundido y asustado; el héroe gira de un lado al otro, mirando estupefacto cómo todo alrededor parecía mil veces más grande.
Una enorme bota hace retumbar el piso a centímetros del encogido Motoyasu, haciéndolo rebotar por el impacto y provocando que caiga de trasero. Y cuando levantó la vista, el héroe tragó saliva en preocupación por ver a un titán Naofumi, mirándolo desde el cielo con un semblante sombrío y una sombra cubriendo sus ojos.
—¡N-Naofumi, amigo mío! ¿P-Podrías ayudar a un compañero de armas y decirme cómo vuelvo a mi tamaño norm-? ¡Ugh!
La petición de Motoyasu fue interrumpida cuando Naofumi toma al héroe diminuto en su inmensa mano, mirando su puño con desinterés mientras poco a poco aplicaba más y más fuerza, hasta que un quejido de dolor le indicó que debía parar, no porque quisiera, sino porque no sabía con exactitud qué tanto daño debía hacer para que el efecto del hongo se cancele y Motoyasu vuelva a su tamaño normal, y definitivamente no quería eso. Así que, imitando a un lanzador de baseball profesional, Naofumi lleva su cuerpo hacia atrás y lanza al mini-Motoyasu lo más lejos que puede, escuchando cómo éste suelta un grito devastador que se va haciendo cada vez más lejano mientras el héroe se pierde en el horizonte.
—¡MOTOYASU-SAMAAAAAAA! —grita Mein en total pánico por el héroe.
Naofumi sacude sus manos para limpiarse la suciedad y luego vuelve a poner la cabeza en el juego, volviendo a prestar su atención en Glass, que por alguna razón dejó de atacar para que Naofumi pudiera realizar su travesura.
—Así que, supongo que hemos vuelto a donde empezamos —señala Glass—. Sin esas extrañas habilidades que le otorgan esos objetos mágicos, son igual de débiles a cuando nuestra pelea comenzó.
Aunque parecía que estaba serena y confiada, la verdad era que se sentía muy ansiosa por ésta situación ya que, si bien en cuanto a poder supera por mucho a sus oponentes, hay un factor clave que puede determinar quién es el ganador de ésta batalla: Y es el tiempo de la Ola.
Si el contador de ésta Ola de Calamidad llega a cero, ella se verá obligada a regresar por donde vino. Y viendo cómo sus adversarios poseen poderes extraños que duplican su fuerza, no puede darse el lujo de permitirles más tiempo para que sigan evolucionando y volverse más poderosos hasta la próxima Ola. Así que, decidida, Glass arremete una vez más hacia Naofumi con intenciones de acabar con ésta batalla, pero la semihumana comadreja se interpone en el camino una vez más, aunque no fue gran problema para Glass al simplemente mandarla a volar con un tajo poderoso de sus abanicos.
La gran gallina también se lanza al ataque con un torbellino mágico, pero Glass evade el ataque con gracia y le dedica un tajo de energía que esparce varias plumas por doquier y hace que Filo caiga inconsciente.
—¡Filo! —grita Naofumi preocupado.
—Deberías preocuparte más por ti mismo —advierte Glass de forma fría, volando hacia Naofumi, rompiendo su guardia con un abanicazo y dejándolo abierto para conectar un tajo directo a su cuello.
El tiempo se ralentizó para Naofumi, viendo segundo por segundo cómo las hojas filosas del abanico se acercaban cada vez más y más a su cuello mientras pensaba desesperadamente en algo que le ayude a salir con vida. No tenía tiempo de activar ninguna habilidad, ni terreno para moverse o fuerzas para bloquear; estaba totalmente frito.
O eso se podría decir si no fuera porque una sombra pasa de manera fugaz sobre ellos, y de un instante a otro, Glass siente como si un camión se estrellara contra su mejilla derecha; enviándola por otro tour turístico a lo largo del barco hasta estrellarse con una pared de tablones.
—¡Fiuu, esto estuvo cerca! —suspira el recién llegado, tratándose de Mario, quien luego se voltea hacia Naofumi y pregunta— ¿Estás bien, amigo?
—¡Mario-niisan! —exclama Rifana con alegría mientras atendía a Filo.
—¡Ugh! ¡¿Dónde demonios estaban?! —se queja Naofumi.
—Jeje, lo siento, pero no teníamos forma de subir, y Forest sólo puede cargar a una persona —explica Mario, señalando al yoshi alado que aterriza junto a ellos.
—¡Oye, maldita lagartija, vuelve aquí y llévame hasta esos copiones para que pueda darles su merecido! —ordena Bowser desde el lejano piso, con una Raphtalia y Eclair que intentaban calmar sus humos.
—Como sea —vuelve a hablar Mario, pasando de los gritos del koopa—, no suelo golpear primero y preguntar después, pero te veías en serios problemas, amigo. ¿Y quién era ella?
—Bueno, verás…
Naofumi no tuvo tiempo de concluir con su explicación, pues Glass emerge nuevamente desde los tablones, con su cabello desordenado y sus finas ropas cubiertas de polvo, astillas y algunas rasgaduras.
—¡Ugh, ha aparecido otra molestia! ¡¿Se puede saber quién eres tú?! —pregunta Glass, ya con la paciencia colmada.
—Alguien a quien no le gusta que degollen a sus amigos, madame —responde Mario, recargando su martillo en la espalda.
A pesar de su amigable sonrisa, actitud serena y postura despreocupada, Glass siente que no hay que tomar a este hombre a la ligera. Sobre todo cuando un sólo golpe del arma de ese sujeto fue capaz de mandarla a volar con semejante potencia que, ahora que se fija bien, logra descubrir que éste hombre con bigote también resulta ser un portador de un Arma Vasalla. Pero decide dejar la sorpresa para después y comenzar con un nuevo ataque, pues el tiempo se le acaba.
—¡Naofumi, déjame el resto! ¡Forest, cubre a los demás! —ordena Mario al ver a la mujer acercarse.
Glass se posiciona a mitad de vuelo para atacar con tajos gemelos, y Mario toma posición de bateo, resultando con ella intentando conectar su ataque cortante y fallando en el proceso, pues él rechazó el ataque con uno propio, haciendo a la mujer retroceder.
Insistente, Glass desaparece de su posición y reaparece detrás de Mario, quien se da cuenta a tiempo y pega un gran salto vertical, esquivando así el corte de Glass que queda en la posición perfecta para que Mario le dedique un pisotón en la nuca, enterrando la cabeza de la mujer en los tablones del piso.
Más irritada que nunca, la mujer se eleva de nuevo y ataca con otra ráfaga de viento devastadora que, para su sorpresa, no logra mover ni un centímetro al fontanero; preocupándose éste sólo de que su gorra no salga volando por lo que, ansiosa, arremete con otra lluvia de cortes de energía que el fontanero esquiva con volteretas y saltos, con tanta fluidez que parece antinatural. Y en medio de una de éstas volteretas, Mario apunta y con gran precisión, lanza su arma con gran fuerza, que gira en el aire hasta chocar con una desprevenida Glass, devolviéndola al piso y luego haciéndo aparecer su martillo en su mano.
—(¡M-Maldición!) —se queja Glass en su mente mientras se levanta—. (¿Es acaso este el nivel de los héroes de éste mundo? Y yo que creí que sería un trabajo sencillo. Pero no puedo darme el lujo de perder. Me queda poco poder espiritual pero si puedo ejecutar ese ataque, yo…)
Pero sus pensamientos son detenidos cuando la invasora nota que, involuntariamente, se está elevando en el aire. Y adivinando inmediatamente lo que ésto significa, exclama:
—¡Parece que vivirás un día más, Héroe del Escudo! ¡Nos volveremos a ver, y no será para nada como en ésta ocasión! ¡Y tú…! —se dirige ahora a Mario—. Eres el combatiente más formidable al que me he enfrentado, pero que no se te suba a la cabeza. La próxima vez, te superaré.
Y dicho ésto, uno de los portales multicolores del cielo se traga a Glass, para después disiparse junto con el color sangre del cielo, marcando la culminación de esta Ola de Calamidad y una victoria para nuestros héroes.
—Bueno, eso fue… Interesante —opina Mario.
—Vaya, nos salvamos por poco —suspira Naofumi, recordando en el acto el estado de una de sus compañeras y yendo de inmediato a ayudarla.
—¿Está bien? —pregunta Mario, preocupado por la chica pájaro.
—Sí, tenía un corte algo profundo, pero ya lo arreglé con algo de magia de curación —expresa Naofumi.
—¡Mamamía! Lo siento compañero. Habríamos llegado antes, pero nos distrajimos con…¡Forest! —regaña Mario, descubriendo a su amigo parado sobre una pierna y apuntando su esfínter hacia la desmayada Filo, como si fuera un perro.
—Supongo que te debemos una —declara una voz, que cuando Mario se voltea a ver quién es, descubre a Ren y su grupo.
—¡Oh, eres tú! ¡Y no pasa nada, estoy para ayudar! —dice Mario.
A la fiesta también se une Itsuki y su grupo, que no pierde ni un segundo e interroga a Naofumi:
—¿Qué fue lo que hiciste? —pregunta acusatoriamente.
—¿Huh? —expresa confuso.
—Para obtener tanta fuerza. ¿Qué fue lo que hiciste? Se supone que no puedes atacar, pero el que alguien como tú tenga acceso a ese tipo de magia es un peligro. ¡Responde!
—¡Tsk! ¡No tengo por qué decirte una mierda, piérdete! —exclama Naofumi, ofendido.
—¡Ya, ya, tranquilícense! —expresa Mario, poniéndose en medio y apaciguando las aguas—. Entonces, Naofumi, ¿fueron útiles los Power-ups que te di?
—Mentiría si dijera que no me salvaron el trasero.
—¡Qué bien! Y siempre puedes pasar a Lurolona por más. Siempre es un gusto ayudar a un amigo.
—"Amigo", ¿eh? —suspira Naofumi, comenzando a creer genuinamente que tiene a quienes llamar de esa forma.
—(Así que él es quien provee esos objetos) —piensa Itsuki.
A la escena también acude Rifana, algo cabizbaja porque, a pesar de que todos resultaron salir con vida, no le gustó cómo se desempeñaron las cosas.
—Naofumi-sama, yo… No fui más que una carga; y casi lo derrotan un par de veces por mi culpa; no fui lo suficientemente fuerte, lo siento.
Pero en lugar de una reprimenda, la semihumana nota una suave sensación en su cabello, viendo cómo el héroe sacude su cabeza suavemente y le dedica una sonrisa tranquilizadora.
—Descuida, a la próxima lo haremos mejor y seremos más fuertes —expresa tranquilamente.
—¡Así es! —agrega Mario.
Y todas las preocupaciones y sentimientos negativos de la semihumana se desvanecen cuando escuchó las palabras de su amor platónico, con un suave sonrojo adornando sus mejillas que desaparece cuando se le viene una idea a la cabeza.
—Esto, Naofumi-sama, Mario-niisan…
—¿Hm? —expresan ambos en respuesta.
—Verán, estamos en un barco volador que era efecto de la Ola, ¿no?
—Sí, ¿y qué? —expresa Naofumi confuso.
—Entonces, ahora que la Ola terminó, eso significa que…
La insinuación de la semihumana hizo que la mente de todos los presentes hiciera sinapsis, abriendo los ojos en contemplación y en estado de shock cuando se dan cuenta de la dura realidad. Y como si las palabras de la chica activaran una especie de interruptor, la nave flotante se desploma abruptamente, levantando una gran cortina de polvo y provocando un gran estruendo por todo el valle rocoso.
Y así, con un final poco ortodoxo, la segunda Ola marcó su fin, marcando a nuestros héroes como victoriosos una vez más.
Fin del Capítulo
¡HORA DE LOS COMENTARIOS!
Guest: Sí, de hecho, quisiera darle al rey algo más que un desarrollo abrupto y forzado más que: "Oh, —spoiler— mataron a mi espoza y ahora soy bueno". Ya tengo más o menos una idea del cómo hacerlo, y espero poder lograrlo.
Y pues como se ve, Mario pudo ir fácil contra Glass, pero no quiero que siempre sea así. Quiero que hayan villanos que se sientan como peligros reales que pongan a los protagonistas contra las cuerdas, y para eso está Cackletta.
Sobre lo del poder de la estrella, no quiero que éste sea un Deux-ex-Machina, así que habrá que usarlo de forma prudente, ya me las arreglaré. Y la batalla contra el T-rex se acerca, ¿cómo será? Lo descubriremos pronto.
Gracias por tu apoyo.
Kinoki 64: Lastimosamente, Bowser no tiene a sus viejas tropas, y creo que el que lance a sus soldados semihumanos de cabeza a sus enemigos no creo que se vea bien XD. Pero estoy pensando en cómo aplicar la dinámica tándem al grupo, ojalá pueda lograrlo.
Ellageado: Thank u for reading.
angrypotatoe: Thanks, I hope I could keep it up.
DEADKILLER69: Me alegro que te guste. Y pues no quiero sobresaturar la obra con villanos para que al final ninguno de ellos tenga la importancia que se merece. Además, villanos como los Shroobs son antinaturales aquí, Antasma es literalmente un calco de Cackletta y la estrella oscura no sirve si no hay alguien que se quiera apoderar de ella, así que tendré que ver. Pero ya tengo elegido al "villano" que viene después de Cackletta, y creo que van a amarlo.
Roni: Me alegro que te guste y emocione mi historia. Y bueno, he pensado en sacar pequeños Omakes u Ovas sobre lo que pasa en el Reino champiñón en una sección aparte, pues si meto mucho del reino champiñón aquí, puede que los protganonistar pierdan el foco que necesitan. Y por ahora el grupo principal se queda así, no quiero tener muchos personajes en escena al punto de no ser capaz de manejrlos a todos.
hazzz05: Me alegra que te guste. Y sí, en un futuro haré algo original, pero primero quiero terminar ésto.
DarkBleeding2: Bueno, eso ya es exagerar un poco, pero gracias igualmente, jeje.
...
Bueno chicos, otro cap más terminado. Una vez más, lamento la tardanza, y me gustaría informar que he culminado con todas mis materias universitarias y sólo me queda mi proyecto de graduación por lo que, pronto me incorporaré al gran mundo del desempleo laborar.
Pero no se preocupen, terminaré ésta historia, lo prometo.
Tengo un poco más de tiempo libre, así que puede que haya otro cap pronto. Claro, si es que no se lo lleva todo el Bloodborne, jeje. ¡Hasta la próxima!
