Holaa! Buenas noches.

Por fin les traigo el capítulo 3 de esta extraña historia.

Disculpen la tardanza; mi intención es actualizar cada fin semana, pero por mi trabajo se me hace un poquito complicado. Además de que en esta semana, acá en México, tenemos la tradición del Día de Muertos, lo que me mantuvo más ocupada de lo que pensé. Pero al fin, logré terminar; espero que no les decepcione éste capítulo.

Quiero agradecer por sus reviews a Carli89, , Susanisa y Cbt1996. Sus palabras son una motivación más para continuar con este fic.

También agradezco a todos aquellos que le dieron Seguir y a quienes agregaron como historia favorita. Les agradezco con todo el corazón.

Sin más, aquí les dejó el capítulo.


CAPÍTULO 3: ¿CÓMO HAS ESTADO, PEQUEÑA?

NARRA INUYASHA

El elegante restaurante estaba lleno de luz y bullicio, creando un ambiente perfecto para celebrar nuestro gran éxito al conseguir a los inversionistas para nuestro nuevo una botella de Champagne para brindar por nuestro gran é mesero, amablemente nos sirvió las copas.

-Bien… -tomé la copa mientras carraspeaba un poco- Después de días y noches de arduo trabajo, finalmente conseguimos captar a los mejores inversionistas para nuestro proyecto. Esto no lo habría logrado sin el apoyo de ustedes

-Inuyasha, tu eres la mente maestra en todo esto -dijo Sango emocionada

-Así es amigo, sin tu ingenio y tu liderazgo, no estaríamos aquí- agregó Miroku con una sonrisa.

-Gracias chicos. Aun así, debo reconocer el gran trabajo que realizaron -expresé con gratitud-. Así que… -Levanté mi copa, con una sonrisa sincera mientras miraba a mis amigos- Deseo que tengamos muchos más éxitos juntos y que nuestra amistad siga fortaleciéndose. ¡Salud!

Brindamos con entusiasmo, celebrando no solo nuestro éxito profesional, sino también la fortaleza de nuestra amistad y el espíritu de equipo que nos había llevado tan lejos. A pesar de que era una noche llena de alegría, llegaban a mi mente pequeños pensamientos fugaces sobre Kagome; algo dentro de mí albergaba una tenue esperanza de volver a verla.

-Chicos -La voz de Sango me sacó de mis pensamientos- ¿Qué les parece si para seguir celebrando nos vamos a un bar aquí cerca? -comentó con emoción

-Me parece perfecto -continuó Miroku- ¿Tú qué opinas, Inuyasha?

-Es una excelente idea, nos lo merecemos después de tanto trabajo. -respondí entusiasmado con la idea, permitiéndome olvidar por un momento los pensamientos que habían estado ocupando mi mente.

El mesero llegó con nuestra comida, la cual disfrutamos mucho. Luego, pedimos la cuenta y salimos del lugar con el ánimo en alza y nos dirigimos a mi auto. Iba distraído con mi celular cuando, de repente, tropecé con una chica. Por el impacto estuvo a punto de caer al suelo, pero logré sostenerla de la cintura para evitar que se lastimara. El contacto con ella me hizo sentir una corriente eléctrica recorriendo mi espalda. Cuando nuestras miradas se encontraron, una oleada de emoción y curiosidad me embargó.

-Gracias por ayudarme, Inuyasha. -dijo la chica con una tímida sonrisa

-¡Kagome! -dije sorprendido

Estaba lleno de emoción al encontrarme frente a Kagome en un momento en el que había perdido la esperanza de volver a verla. Miroku y Sango se quedaron asombrados por mi reacción, pero eso pasó a un segundo plano en ese instante; lo que realmente anhelaba era poder hablar con ella. No obstante, a medida que mi mente procesaba la escena, empecé a notar sutiles diferencias que no coincidían con mis recuerdos: su sonrisa, su voz e incluso la expresión de sus ojos, todo parecía distinto. Sacudí la cabeza y, en ese momento, la verdad se hizo evidente: no era Kagome, sino Kikyo. La solté de inmediato y retrocedí unos pasos.

- ¿Quién es Kagome? -Exclamó con furia- ¿Cómo te atreves a llamarme por ese nombre?

-Tranquilízate, Kikyo -mencioné con una profunda decepción en mi voz.

- ¿Que me tranquilice? Hace mucho que no nos vemos, y la última vez me rechazaste, probablemente por estar con esa tal Kagome -respondió con una gran amargura en su tono. No podía permitir que los celos infundados de Kikyo arruinaran nuestra velada de celebración.

-Entre tu y yo no hay nada. Te lo dejé muy claro la última vez -exclamé alejándome de ella. Lo que menos quería era iniciar un discusión que no tendría sentido-. Además, no tengo por qué darte explicaciones si salgo con alguien o no.

-Inuyasha -el tono de su voz hizo que se me erizara la piel- No puedes olvidarte de mí tan fá aunque estés con muchas mujeres podrás hacerlo.

Vi a Miroku intentando calmar a Sango, conociéndola, estoy seguro de que quería decirle unas cuantas verdades a Kikyo. Por suerte que Miroku la detuvo, de lo contrario, se hubiera armado un escándalo.

-¿Me estás escuchando? -la rabia era más evidente en la voz de mi ex. Estaba acostumbrada a ser siempre el centro de atención, y el que la hubiera ignorado, lastimaba su orgullo.

-Haz lo que quieras, Kikyo -avancé hacia mi auto para salir de ahí.

-Tú me perteneces, Inuyasha -siguió gritando- Sólo a mí, y si no eres mío, no serás de nadie, ¿entendiste?

Sus palabras resonaron en el aire y, a pesar de mis esfuerzos por mantener la calma, un escalofrío recorrió mi espalda. Era consciente de la naturaleza complicada y tóxica de Kikyo, por lo que su amenaza me dejó sumamente inquieto. Se mostraba como una persona extremadamente inestable, y eso era motivo de preocupación. Esta era la primera vez que la veía comportarse de esa manera. Solo espero que todo quede en una advertencia y no llegue a algo más serio. Mantener distancia y evitar cualquier otro encuentro parecía ser la única estrategia sensata para lidiar con su comportamiento volátil.

Tanto Miroku como Sango estaban perplejos por lo que acababan de presenciar, pero ninguno de los dos se atrevió a pronunciar palabra. El incómodo silencio que llenaba el automóvil se volvía casi insoportable, así que decidí romper con la tensión.

- ¿No piensan decir nada? -pregunté frustrado

Ambos se miraron, hasta que finalmente Sango rompió el silencio

-Inuyasha, esa mujer está loca. No necesitas a alguien así en tu vida -Su rostro mostraba demasiada preocupación, y la comprendía ya que yo también me sentía nervioso por la amenaza de Kikyo.

-Así es, Inuyasha -intervino Miroku, igualmente preocupado- Ella parece estar fuera de control. Será mejor que tengas mucho cuidado.

-Es cierto que su comportamiento no es nada normal -respondí con un nudo en el estómago-. Pero, por ahora, no hay necesidad de preocuparse. Trataré de mantener la distancia y espero que esta situación se calme con el tiempo.

Miroku y Sango asintieron nuevamente, pero sus ojos aún reflejaban una mezcla de preocupación y nerviosismo.

-No te confíes demasiado, Inuyasha. Mantente alerta, por favor -insistió Sango, y su voz se escuchaba con mucha seriedad debido a la situación.

-Está bien, tendré mucho cuidado con esa loca -Les aseguré, lo que pareció dejarlos un poco más tranquilos.

El resto del viaje transcurrió en silencio, cada uno de nosotros perdido en sus propios pensamientos hasta que llegamos al bar que nos había dicho Sango. Estacioné el auto frente al lugar, se veía luminoso y animado. La música se filtraba desde el interior y se podía escuchar la risa de la gente. A pesar de la tensión previa, estábamos decididos a disfrutar de la noche. Bajamos del auto y nos adentramos en el bar, el lugar estaba a reventar. Después de un breve recorrido, finalmente encontramos una mesa disponible. Nos acomodamos, pedimos algunas bebidas y comenzamos a relajarnos.

-El bar está increíble, Sango. ¿Cómo supiste de este lugar? -preguntó Miroku, admirando el ambiente.

-Vine con unas amigas hace unas semanas -respondió Sango con una sonrisa- Y ahora que estábamos comiendo en el restaurante me acordé del lugar… Me pareció perfecto para seguir celebrando- encogió lo hombros.

-Te luciste, Sanguito -mi amigo le guiñó un ojo, lo que hizo que las mejillas de Sango tomaran un ligero color é cubrir mi risa con mi mano, pero ambos se dieron cuenta. Sango me miró con ojos asesinos y Miroku la miró extrañado- ¿Pasa algo?

-Eh… No… -río nerviosa. Respiró profundamente y volvió a mirarme, está vez con curiosidad- Por cierto, Inuyasha, tengo una pequeña duda -dijo entrecerrando los ojos- ¿Por qué llamaste Kagome a la loca de tu ex?

-Es cierto -añadió Miroku con gran curiosidad- ¿En verdad creíste que era esa chica?

-Bueno, ahora que lo pienso, tienen un ligero parecido. -respondí tomando un pequeño sorbo de bebida.

Les describí físicamente a Kagome. A pesar de que fue un breve encuentro, aún recordaba claramente cada uno de sus rasgos. Sorprendentemente, Kagome y Kikyo compartían notables similitudes físicas; ambas tenían cabello largo y liso de un tono azabache, aunque el de Kagome tenía un ligero brillo azulado que lo hacía particularmente llamativo. Sus ojos eran grandes y expresivos, pero los de Kikyo tendían a tener un matiz más frío. Sin embargo, lo que las hacía destacar era su presencia, ambas irradiaban una belleza que no pasaba desapercibida.

-Ahora entiendo por qué la confusión… -interrumpió Miroku muy sorprendido- aunque sea un leve parecido, tus ansias por ver a la chica te hizo confundirlas

-Eso significa que aún deseas encontrarla, ¿verdad, Inuyasha?-La pregunta curiosa de Sango me provocó una punzada en el corazón.

-No lo sé, Sango. -dije decepcionado-. Lo que sucedió hoy con Kikyo, me hizo darme cuenta de que será complicado dar con Kagome; es como tratar de encontrar una gota de agua en un océano; así que he decidido dejar de buscarla -respondí con un matiz de melancolía en mi voz. Mis amigos me observaban algo extrañados.

-Vamos, Inuyasha -dijo Miroku, colocando su mano en mi hombro- No te habrás enamorado, ¿verdad?

-No, por supuesto que no. Simplemente sentí curiosidad por ella -afirmé con seguridad.

-¿Estás seguro? -Sango volvió a hacerme dudar con sus preguntas, pero no podía cambiar de opinión tan fácilmente. El verdadero Inuyasha Taisho no se dejaba llevar por simples emociones pasajeras.

-Déjalo, Sango, ya lo conoces bien. Inuyasha no es de los que se dejen llevar por el amor a primera vista. -Miroku intentó reconfortarme, y esa afirmación era completamente cierta.

Conforme avanzaba la noche, el ambiente en el lugar se volvía cada vez más emocionante. La música de fondo creaba un ritmo vibrante que invitaba a la gente a moverse al compás de la melodía. Sango y Miroku se dirigieron al centro de la pista de baile junto con otros asistentes, sumándose a la diversión. Por mi parte, me quedé en la mesa, observando detenidamente a todas las chicas desde la distancia; necesitaba urgentemente la compañía de alguien para olvidar y continuar con mi vida de casanova.

De pronto, mi mirada se encontró con la de una chica rubia, con un cuerpo verdaderamente espectacular; levanté mi vaso para saludar, a lo que ella respondió de inmediato con una coqueta sonrisa. Bingo. Esa era la señal para tener una noche de diversión. Caminé en dirección a ella, pero me detuve en seco cuando detrás de ella, pude ver a unas chicas, y una en particular llamó poderosamente mi atención.

-Esa chica… -entrecerré los ojos para enfocarla mejor- ¡No puede ser! -exclamé, sintiendo cómo mi corazón comenzaba a latir descontroladamente.


NARRA KAGOME

El sol comenzaba a ocultarse, dando paso a la noche. Me gustaba admirar desde el balcón, el hermoso panorama que las luces de la ciudad ofrecían, mientras sostenía una taza de té en la mano. Después de tres semanas arduas de trabajo, por fin podía descansar, y mi mejor plan era ver películas toda la noche. Al terminar mi té, me dirigí a la cocina para preparar palomitas, cuando tocaron la puerta. De mala gana fui a ver de quien se trataba.

-Chicas -dije sorprendida- ¿Qué hacen aquí?

-Nosotras también estamos felices de verte, Kagome -comentó sarcástica la chica pelirroja.

-Ayame, no la molestes. -La reprendió su acompañante- No le hagas caso Kag, ya sabes que es algo exagerada.

-Rin, Ayame - No pude evitar sonreír y abrazarlas a ambas. Después de todo, no las veía desde hace tres semanas.- Es tan bueno verlas. No esperaba que vinieran.

Las invité a pasar; habían traído algunos bocadillos y cervezas. Me sentía feliz por contar con unas amigas tan dedicadas. Ayame, de cabello pelirrojo y ojos color miel, es una chica alegre y enérgica, con un espíritu libre y valiente. Su entusiasmo y vitalidad son contagiosos, y su personalidad la convierte en alguien agradable de estar cerca. Rin, por otro lado, tiene cabello negro y ojos marrones y es una chica más tranquila en comparación con Ayame. Aunque es más reservada, su presencia es serena y reconfortante.

-Eres increíble, Kag -exclamó Ayame- Si no venimos a verte, tú no eres capaz de dar señales de vida.

-Lo siento, pero de verdad estuve demasiado ocupada preparando el proyecto para el Simposio Educativo en Osaka. -Me excusé

-Entendemos que tenías mucho trabajo -dijo Rin con calma-, pero también necesitas tiempo para relajarte. No puedes estar trabajando todo el tiempo.

-Si, lo sé. -Suspiré con frustración.- Pero esto es muy importante, si logró ser aceptada como expositora, significaría mayor reconocimiento y un mejor puesto en la Institución. Desde niña, mi sueño fue ser maestra de educación preescolar, y me esforcé en mis estudios para ser aceptada en la mejor universidad. Esa pasión es lo que me impulsa a dar lo mejor de mí en cada oportunidad que se presenta. -Las chicas asintieron en señal de comprensión.

-Qué les parece si, para celebrar que por fin pudiste terminar tu proyecto, nos vamos a un bar que conocí hace unos días. -La emoción de Ayame destilaba por todos sus poros.

Aunque no tenía muchas ganas de salir, las conocía perfectamente y sabía que no dejarían de insistir hasta hacerme salir con ellas, así que acepté de inmediato.

-Bien, me parece una buena idea. -dije sin darle tantas vueltas

-¿Estás segura? -preguntó Rin

-Si, solo voy a cambiarme y nos vamos. -respondí.

Caminé hasta mi habitación, busqué en mi closet y me decidí por utilizar un vestido negro de tirante que llegaba justo por encima de las rodillas; tenía un escote modesto, lo que lo hacía adecuado para la ocasión sin ser demasiado revelador. Lo complementé con unos zapatos de tacón bajo y cómodos. También llevaba una chaqueta ligera del mismo tono negro en caso de que la noche se enfriara. Luego, añadí algunos accesorios sutiles, como un collar sencillo y unos pendientes pequeños.

-Estoy lista -dije llamando la atención de mis amigas- Podemos irnos. -Las chicas estaban sorprendidas al verme

-Te ves hermosa, Kag -expresó Rin

-Si, Kag, todo lo que te pongas te hace ver encantadora. -añadió Ayame con una sonrisa de aprobación.

-Gracias -respondí un poco apenada.

Tomé mi bolso y guardé las llaves y el celular. Ayame se ofreció a llevarnos en su auto. Durante el trayecto, platicábamos amenamente, todo era bromas y risas hasta que Ayame hizo un comentario que me sorprendió demasiado.

-Kag, ¿quién era el chico con el que estabas en el parque hace algunas semanas?

-¿Qué? -exclamé casi atragantándome.

-¿A qué chico te refieres, Ayame? -preguntó Rin con gran curiosidad

-Verás… Hace como tres semanas, un amigo que conocí por ahí, me invitó a salir. Más o menos en la tarde-noche pasamos por el parque y alcancé a ver a Kagome platicando con un chico.

No podía creer lo que estaba escuchando, en una ciudad tan grande, Ayame tenía que haber pasado con su cita por el parque, justo en el momento en que estaba con ese tal Inuyasha.

-¿Estás segura que era Kagome? -dijo Rin incrédula

-Si, estoy segurísima que era ella. -afirmó Ayame sin quitar la mirada del frente mientras manejaba

-Yo… bueno… -Estaba algo nerviosa, y no entendía por qué. Además, no había vuelto a ver a ese chico; tampoco es que quisiera verlo.

-Kag -ambas llamaron mi atención.

-No es nadie en particular, solo un chico con el que tropecé accidentalmente.

-Mmm, estaba demasiado cerca de ti -aseguró la pelirroja con voz pícara.

-Uff, bueno… lo que pasó fue que…

Comencé a relatarles mi encuentro con esa persona y su actitud arrogante. Solo de recordarlo, una sensación de incomodidad me invadía, haciendo que me sintiera ligeramente nerviosa. Tras escuchar la historia, Rin me miró con una expresión de desaprobación en el rostro.

-No puedo creerlo, Kag ¿Cómo te atreviste a omitir tus datos de contacto?

- ¿Qué querías, Rin? Que le dijera: "Soy Kagome Higurashi, éste es mi número de celular, puedes llamar cuando quieras. Vivo a una cuadras de aquí, soy maestra en una escuela de nivel preescolar y vivo sola" – respondí de manera sarcástica.

-Te faltó mencionar que eres soltera– las chicas comenzaron a reír a carcajadas mientras yo las fulminaba con la mirada.

-En serio, amiga, -continuó Ayame- No es que le tengas que dar tu biografía completa, pero debiste ser un poquito más cortés. Pudieron intercambiar números para seguir en contacto

-Entiéndanme, estaba muy nerviosa. -me quejé- Además…

-¿Cómo era? -me interrumpió Ayame

-¿Qué? -pregunté sorprendida

-Si, Kag, lo que escuchaste, dinos cómo es él -insistió

- Mmmmm, es un arrogante -Comencé a decir mientras recordaba la forma en la que Inuyasha intentaba acercarse a mí. Solo pensarlo me ponía un tanto molesta- Es de esos hombres que piensan que tendrán a todas las mujeres a sus pies.

-¿De verdad? -Rin levantó una ceja- Al menos, ¿Es guapo? -Me sonrojé al escuchar la pregunta- Jajaja, por tu reacción, estoy segura de que sí lo es -sonrió emocionada

-B-bueno, no lo voy a negar, sí, está muy guapo. Tiene unos ojos muy lindos, una mirada seductora. Su sonrisa es increíblemente atractiva y sus labios...- No pude seguir hablando; solo de recordar a Inuyasha, sentía que mi rostro ardía.

-¡Amiga! Así como lo describes, el hombre debe ser todo un Adonis y de seguro buenísimo en la cama

-Estas loca Ayame. Además no le tomé atención a su físico, no creas que voy por las calles buscando al chico más guapo para acostarme con él -respondí con fastidio

-Exacto. -Rin apoyó mi comentario- Además, Kag no está tan loca como tú

-Ay, chicas, la vida se hizo para disfrutarla, y mientras llega el correcto, debemos disfrutar del equivocado – dijo con bastante picardía.

-Tú nunca cambiarás – suspiré resignada.

A Ayame le gustaba disfrutar de su soltería. Por su personalidad, le gustaba vivir la vida al máximo sin preocupaciones, como si fuera su último día. Además, mantenía una vida sexual activa, coleccionando experiencias y aventuras con la misma pasión que abordaba cualquier otro aspecto de su vida. Su actitud desinhibida a menudo nos hacía reír y nos recordaba la importancia de disfrutar el presente. Era una amiga que siempre añadía un toque de diversión y emoción a nuestras vidas.

Sin darnos cuenta, habíamos llegado a un lugar que lucía bastante animado. La iluminación exterior pintaba el entorno con tonos cálidos y acogedores, creando una atmósfera festiva. Un letrero luminoso con colores llamativos destacaba sobre la fachada. La entrada estaba decorada con plantas en macetas que añadían un toque de frescura y color al lugar.

-Hemos llegado -dijo Ayame estacionando cerca de aquel lugar.

Bajamos del auto y nos adentramos en aquel lugar. En su interior, una multitud de personas disfrutaba del ambiente vibrante y la música electrónica que sonaba en ese momento. La energía del lugar se sentía intensa; realmente estaba lista para relajarme y olvidarme de tanto estrés en mi vida.

Buscamos una alguna mesa desocupada, hasta que encontramos una cerca de la barra.

-Siguiendo con nuestra platica -Ayame me miró con especial atención- ¿Lo has vuelto a ver, Kag?

-¿A quién? -Sabía perfectamente que se refería a Inuyasha, pero tenía que hacerme la desentendida.

-Como si no supieras, -respondió en tono burlón- Me refiero al chico con el que te vi

-Claro que no -mi voz sonó de repente algo alterada.

-¿Por qué no, Kag? -la curiosidad de Rin era algo que a veces deseaba que no fuera tan aguda.

-No me interesa volver a verlo, solo fue un desafortunado incidente entre ambos

-Amiga, -el tono de Rin ahora era más serio- El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos. Deberías darte la oportunidad de conocerlo, ser amigos…

-No quiero tener nada que ver con él. Saben que no estoy interesada en ningún tipo de relación con los hombres. -dije con melancolía

-Sigues… -Ayame se mostró demasiado preocupada- Sigues con la tonta idea de no volver a enamorarte, ¿cierto?

-Juré jamás volver a sufrir por nadie. Eso incluye no tener ningún tipo de relación amistosa con alguien que se cree todo un casanova

-Aunque no quieras admitirlo, -intervino Rin- Ese hombre te hizo sentir cosas. No lo niegues.

-Rin tiene razón, Kag. Nadie se pone nerviosa al describir a una persona a menos que le haya gustado.

En ocasiones, detestaba que mis amigas tuvieran razón. No podía negar que Inuyasha dejó una profunda impresión en mí. Claro, es extremadamente guapo, pero había algo más que me intrigaba, que iba más allá del físico, algo que aún no había logrado descifrar.

-Kagome… -Rin me miró nuevamente con preocupación- Por favor, no te cierres al amor solo por una mala experiencia, además no todos los hombres son como… -Vi cuándo Ayame le dio un golpe con el codo cuando se dio cuenta de que iba a mencionar el nombre de quien me hizo tanto daño. Rin tosió levemente y continuó- No todos los hombres son iguales. Es cierto que existen hombres que son unos verdaderos idiotas, eso no lo voy a negar.

-Pero también hay chicos dispuestos a dar su corazón y cuidar de la mujer de sus sueños -prosiguió Ayame mientras tomaba mi mano- Kag, de verdad, no todos los hombres son unos imbéciles, solo debes darles la oportunidad de demostrarlo. No puedes vivir con miedo de lo que ocurrió en el pasado. A veces, el amor puede ser complicado, pero también puede ser hermoso.

-Lo sé, chicas, créanme que lo sé -apreté los ojos tratando de evitar que las lágrimas comenzaran a salir- pero mi corazón aún tiene heridas que no se han podido cerrar. Por eso insisto, en que lo mejor es no volver a enamorarme.

-Y tal como te dije en ese entonces: No te creo…

Rin y Ayame fueron una parte muy importante para mi cuando me rompieron el corazón. Sin ellas me hubiera sumido más en la tristeza y la soledad; tal vez, ni siquiera seguiría aquí con ellas. Una lágrima rodó por mis mejillas.

-Kag… -dijeron ambas con ternura en su voz cuando me vieron llorar.

Las tres nos unimos en un abrazo. A pesar de nuestros caracteres nada similares, éramos las mejores amigas, y nos complementábamos a la perfección. Nuestra amistad era un tesoro que atesorábamos y que nos hacía enfrentar juntas las alegrías y tristezas de la vida.

-El corazón suele hacer sus jugadas cuando menos lo esperas. -Cada vez que Rin hablaba con demasiada seriedad, significaba que un interrogatorio venía en puerta- Quiero que seas sincera, Kag. Sea cual sea tu respuesta, no te vamos a juzgar, pero promete que nos dirás la verdad.

-Ok, Rin, creo que estás asustando a Kag -exclamó Ayame

-No, por supuesto que no. ¿Qué es lo que quieres saber, Rin?

-¿Aún… -respiró hondo- ¿aún amas a… esa persona?

Cuando dijo "esa persona," entendí claramente que se refería a mi ex, lo que me sorprendió sobremanera. La mención de su nombre, o incluso de su recuerdo, era algo que rara vez ocurría entre nosotras; es más, se había convertido en una palabra prohibida.

-Kagome, estamos esperando que respondas -intervino Ayame- ¿Aún lo amas?

-No, no lo amo. No siento nada por él. Ni siquiera puedo decirles que lo odio, porque les estaría mintiendo. Pero tengan por seguro que ya no pienso más en él.

-Lo ves -dijo Rin, un poco aliviada-. Entonces olvídate de todo lo que ocurrió y comienza a abrir tu corazón. No sé, tal vez ese chico que conociste sea la persona indicada que llegue a sanar todas tus heridas.

-Te agradezco tu preocupación, amiga, en verdad. Pero... -en ese momento una molesta Ayame me interrumpió

-Pero, pero, pero -exclamó molesta. El rostro de Ayame mostraba mucho fastidio-. Siempre tienes un pretexto cuando se trata de temas del corazón.

-No es eso, solo que... -solté un suspiro melancólico-. Solo déjenme superar todo, ¿sí?

-Siempre es... -Rin colocó su mano en el hombro de Ayame, por lo que ésta se quedó callada.

-Ok, amiga, vamos a respetar tu decisión. -Enfatizó la frase observando a Ayame que solo rodó los ojos.- Haz lo que creas conveniente, pero no nos pidas que dejemos de preocuparnos por ti.

-Sí, Kag, eres nuestra amiga y queremos lo mejor para ti.

-Y en verdad, se los agradezco. -las lágrimas volvieron a resbalar por mis mejillas- Son las mejores amigas que he podido tener.

-Te amamos Kagome y sólo queremos lo mejor para ti -Expresó Ayame con ternura.- Olvidémonos de esto por ahora.

-Sí, además venimos a relajarnos, no a llorar como tontas. -Comencé a limpiar mis lágrimas entre pequeñas risas- En seguida regreso, voy al baño.

-Está bien – respondieron al unísono

Tomé mi bolso y me dirigí hacia el baño, tratando de abrirme paso entre la bulliciosa multitud. Llegué a un pasillo con muy poca iluminación, donde pude distinguir a algunas parejas besándose con desesperación, incluso había otras que parecían demasiado excitados y con desesperación por encontrar un lugar más privado para una noche de sexo sin control.

Finalmente, encontré la entrada al baño. En su interior, un par de chicas se hallaban ocupadas retocando su maquillaje, y me observaron detenidamente de pies a cabeza al entrar, lo que me hizo sentir incómoda. Decidí ignorar sus miradas y centrarme en lo que tenía que hacer, mientras ellas se retiraban murmurando quién sabe qué cosas.

Tras lavar mis manos, me encontré con mi reflejo en el espejo. A pesar de las lágrimas, mi delineador permanecía intacto. Suspiré, recordando las palabras de Rin que resonaban en mi mente: "No te cierres al amor solo por una mala experiencia". Sentía en el pecho un cúmulo de emociones que intenté controlar; después de todo, había venido aquí para disfrutar de la noche, y no quería que unos desafortunados recuerdos arruinaran el momento.

Di un último vistazo a mi apariencia en el espejo y salí del baño con una sensación de mayor tranquilidad. La noche prometía ser inolvidable, y estaba decidida a disfrutarla al máximo en compañía de mis amigas. Para mi sorpresa, mientras regresaba a la mesa con ellas, un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando un chico se acercó a mi oído y susurró mi nombre.

-Hola, Kagome -Era una voz profunda y ligeramente ronca, denotando demasiada seguridad en él.

-Esa voz… -Susurré tratando de descifrar a quién pertenecía esa voz.

Giré rápidamente para ver de quién se trataba. Al verlo, quedé completamente paralizada, como si el tiempo se hubiera detenido solo para nosotros. Por un momento, el bullicio y la música del lugar se desvanecieron, y solo existíamos él y yo en ese espacio.

-¿Cómo has estado, pequeña? -una sonrisa se dibujó en su rostro mientras yo me perdía en el dorado de su mirada.

-Inu… Inuyasha

Mi corazón dio un vuelco mientras miraba a Inuyasha con incredulidad. De todos los lugares posibles, tenía ser justo en este bar donde tendría que encontrarme nuevamente con él. Intenté moverme, quería salir corriendo de ahí, pero mi cuerpo no respondía, no podía apartar mi mirada de la suya, se veía sumamente apuesto. Vestía una camisa negra bien ajustada que resaltaba su esculpido torso y unos pantalones oscuros que le daban un aspecto sofisticado. Su cabello caía desordenado y le daba un toque de rebeldía. Sus ojos dorados parecían brillar en la penumbra del lugar, y su expresión estaba llena de seguridad y confianza; me miraba fijamente a los ojos, y en ese instante, un tormenta de emociones me invadió. No podía entender por qué el destino nos había reunido en ese momento y en ese lugar.


¡Sorpresa! Jejeje

En esta historia tendremos a Kagome en el rol de Maestra de Preescolar, algo muy, muy, pero muy distinto a los roles que le han puesto en otros fics.

Ahora, cuéntenme, ¿Qué les pareció este capítulo?

Tenía ganas de hacer que Kagome corriera a los brazos de Inuyasha, pero, si lo hago, la historia llegaría rápido a su fin, además, no coincidiría con lo que ella ha expresado sobre su miedo a enamorarse. Así que espero a ver como se va desarrollando la relación entre estos dos.

Nos vemos en el siguiente.