Fic

Historias de Albert y Candy

Presenta

La Heredera del Clan

Por Mayra Exitosa

Portada imagen de Lorena Montalván

Equipo participante en Octo Bert 2023

Época en el año 1700. La unidad entre escoceses e ingleses es completamente ficticia, no coincide con la historia real.

Los clanes tenían rebeliones constantes, aun no surgía una confianza entre ellos luego de las traiciones entre clanes, por lo que el Clan Andrew estando en las Highlands, lograba tener cierto poder, además que, con los matrimonios convenientes, poseían tierras bajas para cosechas y mejora de sus productos alimenticios y de ganadería, que los hacían aún más poderosos. Cada Clan se había ido mejorando gracias a los enlaces matrimoniales, sin embargo, había ahora un auge diferente, al creer que pronto se elegiría un jefe entre todos los clanes, sospechosamente se pensaba que sería de los hombres más poderosos, el Clan Andrew, el Clan McKenzie, el Clan Campbell, Los del Clan Murray y una gran variedad de clanes que se extendían por todo el país. Con la negociación de unidad entre ingleses y escoceses, aunado a matrimonios entre ambos países, surgían problemas privados que se mantenían tan discretos a tales cotas que se daban desapariciones como apariciones inesperadas, por lo que los matrimonios eran algo muy importante para los escoceses, así muchas damas fueron carnada para atrapar a hombres y otros de manera muy fraudulenta ocasionaban encuentros comprometedores entre damiselas y caballeros para atraparlos, por lo que el único que a la fecha se había escapado de muchas formas era el clan de los Andrew, mientras que el Clan McKenzie, por el contrario poseía descendientes barones continuamente hasta que llegó la tan ansiada heredera del clan, convirtiéndose en la favorita del jefe del clan McKenzie.

El jefe del Clan McKenzie temiendo por la reputación de su adorada hija, fue escondida de muchas formas, incluso todo el personal estaba preparado para protegerla, más con el tiempo lo que sorprendía a todos fue la muerte de la madre McKenzie, dejando abatidos a todo el clan. Los matrimonios de los hombres del clan fueron lentamente dándose para sopesar nuevos convenios y sobre todo protección ante la llegada inminente de ingleses, más las distancias dejaban aislados al castillo de los McKenzie, y así la salida de los hombres en otras tierras con otras propiedades, los iban alejando del cuidado de la más joven y la menor de los McKenzie, quedando a cargo del jefe del clan, que como se podía evaluar, era lo mejor de todos los jefes y el más fuerte por así decirlo.

Lejos de ahí en el Clan Andrew, la pelea por quien sería el jefe de todos los clanes surgía por todos los demás, excepto por los mismos del Clan Andrew, que les quedaba muy claro que ser jefe de todos los clanes sería multiplicar el trabajo y finalizar como un empleado de todos, más que ganar simpatías y ganancias, por lo que muchos de estos no apoyaban la idea de un jefe que los representara a todos, como se había estipulado por años y siendo uno de sus antepasados como jefe de los clanes en antiguos años, se deducía que uno de ellos sería el jefe de todos.

- Lo siento William, te llegaron de nuevo cartas para convenios matrimoniales. - Vamos amigo, estoy muy joven, no deseo contraer nupcias ahora, casa a los demás que para eso ellos ya están cediendo sus favores, antes de que los atrapen mejor enlazados con buenos matrimonios, ¿no le parece abuelo? - No me has dicho a quien elegirás y sabes bien que mi antepasado fue uno de los jefes más importantes, por lo que te querrán encajar el diente a ti, así que cuídate, porque casualmente en la fiesta de la cosecha de este año, tu serás el más asediado. -gracias por el aviso, ¿Cuándo has visto que un Andrew sea un pez? Si nuestro clan tiene un águila en su escudo.

El abuelo sonreía, estaba seguro que su nieto elegiría por su propia cuenta y no se dejaría atrapar por nadie, ninguno de sus hijos cayó en las tentaciones y siempre eligieron bien, así que lo mejor era no presionarlos, los otros nietos ya estaban con las alas extendidas y era seguro que pronto se casarían, más ninguno mencionaba quien era el hijo de William VI, por lo que eran en ese aspecto imposibles y se cubrían los unos a los otros, asegurándose siempre que todos eran descendientes del clan Andrew.

Cuando llegó la fiesta de la cosecha el abuelo estaba siendo invitado por todos a beber, para sacarle la información de quien era William VII, más como un buen bebedor, nunca delataría a uno de los suyos y el viejo se dejaba consentir, para sorpresa de todos, la reunión fue con un festival de mascaras y el ajetreo pro atrapar a los hombres de los Andrew, era lo mejor, pues ahí no había error todos sabían que ellos oficiaban la fiesta.

Lejos de ahí, en un caballo chapetón y peludo, cabalgaba William, sonriente vestido de kilt, a sus veinte años no deseaba ser atrapado prefería ir a ver las llanuras altas y los bosques prolíferos perdiéndose entre sus tierras, asegurando que atraparían a sus primos y sobrinos, más a él, nadie lo había visto salir.

Candy había celebrado la boda de su hermano, estaba feliz y su padre la acompañaba todo el tiempo, hasta que ella, cubriéndose con su velo, se separaba para ir a las cocinas y tomar un trozo de tarta, sin embargo, una pareja estaba en pleno acto y ella había quedado encerrada entre la alacena y la barra principal, sin poder volver a la fiesta o interrumpir el galopeo que traían esos dos. Candy estaba toda avergonzada, tenía a su vista la parte más clara de la unión de la pareja que se fundía en un abrazo donde la dama alzaba sus piernas y el caballero la ajustaba fingiendo bailar, por lo que la rubia que estaba viendo todo desde abajo apretaba los ojos, mientras la mujer gemía ruidosamente y el caballero le aseguraba que ya era tiempo de que, si no le daban su mano, la robaría y al no poder volver junto a su padre se agachaba lo más que podía para no ser vista. Hasta que vio la puerta del trasfondo y salía a los patios traseros del castillo, logrando escapar cuando la culminada de la tercera ocasión por fin se daba. Candy manchada de su vestido se sacudía y notaba el rasgado que se había hecho por tratar de escapar de ese lugar, feliz con su trozo de pastel, caminaba por los patios y escuchaba un caballo galopar a la distancia, pensando que era su hermano, esta corría a buscarlo, para compartir de su botín, para su sorpresa el hombre que galopaba no era Walter, sino un desconocido para ella.

- Buenas noches, mi lady, no quise asustarla. Ella cuidaba de su tarta, tenía apenas catorce años, todavía se veía muy delgada y sus bustos estaban escondidos normalmente, al rasgarse las prendas ahora no estaba tan elegante ni arreglada, por lo que pensaba que no debía llamar la atención del joven. - Soy del Clan Andrew, solo salí a galopar un rato, no era mi intención venir a sus tierras, pero cuando la vi correr hacía mí, pensé que necesitaba ayuda. - Muchas gracias, ¿desea un poco de tarta de manzana? - Sería usted tan gentil. Candy le daba de su plato y este tomaba por comerla, asegurándole que estaba deliciosa y conversaban de la boda del mayor de los McKenzie, quien se había casado con una hija del clan de los Murray. - ¿tu eres del clan McKenzie? La rubia asentía y este dijo llamarse Albert, a lo que ella se presentaba solo como Candy, ambos escondiendo sus nombres completos, buscando protegerse de alguna manera. La partida del caballero no dejaba mucho, más si una idea de que Albert era muy atractivo ante los ojos de la joven y la mirada de la damisela había cautivado de alguna forma misteriosa al rubio de los Andrew.

Continuará…


Gracias por leer y comentar, esperando sea de su agrado Participación para el Octo Bert 2023 con Lorena Montalván

Agradecida por no tomar mis escritos, ni adaptar ni utilizar por ningún medio auditivo o plataforma alternativa, en parte o completa ninguno de estos.

Un Abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa