Capítulo 4
Después de tantos años he vuelto a este castillo, en el que alguna vez viví. Toco la puerta y me recibe el mayordomo quien me hace pasar hasta la oficina de mi padre pidiéndome que espere por él: me siento incomodo por los momentos que pase aquí. Recuerdo a la duquesa cara de cerdo insultándome cada segundo, espero no toparme con ella por su propio bien, porque estoy seguro que desataría en ella todo el mar de sentimientos negativos que tengo. Escucho la puerta cerrarse y me giro. -Buenos días duque- saludo cortante.
-Me alegra que vinieras hijo- Me sorprende, su tono es cariñoso y su apariencia ha cambiado desde la última vez que lo vi, podría decir que se ve ¿feliz?
-Antes de saber por qué necesita mi presencia debo encontrar a Candy- directo al grano y sin rodeos.
-Es por eso que te he hecho venir, quiero que conozcas a una señorita- Debí imaginarlo, este hombre jamás cambiará...
-No me haga perder el tiempo- le gritó mientras golpeo fuertemente el escritorio, estoy furioso y solo me… ¿sonríe? ¿Acaso se ha vuelto loco?
-Hijo, se que tienes motivos para odiarme, pero solo esta vez confía en mí, cuando veas a esta persona entenderás todo- No se si deba hacer lo que me dice pero por alguna razón me siento aliviado, así que acepto silenciosamente. Me tomó del hombro y juntos caminamos hacia la biblioteca, justo antes de abrir la puerta habla -Debes mantenerte en calma- todo esto me está resultando de lo más extraño, este hombre es diferente al de antes, lo miró con desconfianza pero al final accedo a su petición. Al entrar no puedo creer lo que mis ojos ven, sentada frente a la chimenea está ella, mi pecosa.
-¿Es usted Richard?- oigo la voz que pensé nunca volver a oír.
-Así es pequeña, quiero que conozcas a alguien- Se pone de pie con la ayuda de una mujer mayor y se gira quedando frente a mi. -Es mi hijo Terrence Grandchester-
-He escuchado mucho de usted, es un placer conocerlo por fin- Me dice con una sonrisa, quiero responder pero las palabras no me salen -Mi nombre es Candice, pero usted puede decirme Candy- dice mientras levanta su mano.
-Terry- Es lo único que puedo pronunciar, tomo su mano y la beso. En este momento tengo sentimientos encontrados, me alegra que siga con vida pero verla así…
-Duque, ya llegó el médico- Anuncia el mayordomo, yo no puedo salir del trance en el que estoy. Pasa el galeno y sienta a la pecosa en el sillón, comienza la examinarse, cuando retira la venda de su rostro, mis lágrimas comienzan a brotar, toda la piel alrededor de sus ojos está enrojecida, jamás la había visto tan indefensa, tan vulnerable
-Ha mejorado bastante, es posible que recupere su vista señorita, sus pulmones están bien, y el tratamiento para su piel ha dado excelentes resultados. Ahora dígame, ¿ha recordado algo?-
-No puedo recordar nada aún- Baja su cabeza
-No debe preocuparse señorita, eso podrá tomar un poco más de tiempo, no se desespere- Sus palabras y la expresión de su rostro dicen cosas diferentes, le coloca un vendaje nuevo y se retira del lugar. Aun no logro articular una sola frase, ni siquiera puedo moverme un centímetro para abrazarla, es como si me hubiera quedado clavado al suelo.
-Pequeña, debo hablar con mi hijo, así que darás tu paseo con la señora Masters-
-Espera, yo quiero acompañarla- Interrumpo
-Puedo esperarlos aquí Richard, no se preocupe- dice en nuestra dirección con su bella sonrisa.
-¿Cómo?- Estando de nuevo en su oficina, dejó mi pregunta sin terminar.
-Fui a hacer una donación al hospital Saint Thomas, ahí la encontré, los doctores me explicaron que el gas había afectado sus ojos, piel y pulmones, además de tener amnesia, deshidratación y desnutrición. No podía dejarla en ese lugar, así que la traje a casa y desde entonces ha estado recibiendo los mejores tratamientos, la señora Masters es su dama de compañía, la ha cuidado desde el instante en el que llegó, sobre todo cuando yo no estoy. Aunque debo advertirte que tal vez su memoria no regrese- Vuelvo a llorar pero esta vez con más fuerza, y en un impulso abrazo a mi padre. No se cuanto tiempo estuve así hasta que me calme
-Gracias papá, nunca podré pagarte- cuanto trabajo me ha costado hablar
-Hay una forma en la que puedes hacerlo- Lo miró extrañado, estoy tan feliz y aliviado que no me importa nada lo que me pida. -Se feliz con la mujer que amas, no cometas mis errores- No se que es lo que más me ha hecho feliz el día de hoy, el apoyo de mi padre o ver a mi amada de nuevo. Sin darme cuenta mis lágrimas vuelven y solo asiento como un niño pequeño. -Muy bien, ahora deja de llorar como un crío y no hagas esperar más a la señorita. Solo te pido que tengas paciencia, no recuerda ni su nombre así que no tiene ni la menor idea de quién eres-
Me tomo un tiempo para recomponerme, no quiero asustarla. La paciencia nunca ha sido mi fuerte pero puedo intentarlo. Nunca más me separaré de ella, al diablo Susana y todo lo demás. -Ahora si podemos dar ese paseo Candy- digo al entrar de nuevo a la biblioteca. Tomo su mano para que se sostenga de mi brazo, mientras caminamos me doy cuenta de que conoce el lugar.
-Su padre dijo que nos conocimos en el colegio- Sonrió al escuchar su voz suave y dulce.
-Así es,, desde entonces hemos sido amigos- No es mentira, solo es una verdad a medias, quiero omitir los últimos años, por ahora.
-Debe disculparme, pero no lo puedo recordar- Me parece ver un suave sonrojo
-No te preocupes- Pensé que al reencontrarnos tendría mucho que decir pero mi mente se ha quedado en blanco.
-La brisa de hoy es muy fresca, ¿a usted le gusta el aire libre?-
-Como no tienes idea y por favor, no me trates con tanto formalismo, somos de la misma edad y hablándome de usted me haces sentir muy viejo- Quiero embromar un poco pero para mi sorpresa se sonroja más.
-Lo siento mucho, Terry… ese es un nombre hermoso- Ahora soy yo el ruborizado.
Pasamos un buen rato en el Jardín, su presencia detiene el tiempo y tranquiliza mi interior. Sigue siendo la misma, risueña y alegre, solo que con actitud más infantil, es como una pequeña que juega y se divierte con todo. Estuvimos platicando de cuanto le gusta el castillo y nos reímos como hace tanto no lo hacía. En la cena y nos sentamos todos juntos, mi padre, a su izquierda Candy y a su derecha estoy yo. Observo con detenimiento, me alegra ver que continua siendo la mujer independiente de toda la vida, sus movimientos son más elegantes y suaves. La miro completamente embelesado, su semblante se ve tranquilo y destruye la oscuridad en la que he vivido estos cuatro años...
-¿No vas a comer?- Mi padre me saca de mi mundo, ahora me siento avergonzado -A propósito, quisiera saber si tienes contacto con la familia de Candy- Es verdad, desde que la vi olvide que existían los demás. -Así es padre, tengo que decirles que se encuentra bien-
-De verdad conoces a mi familia, ¿Cómo son? ¿Cómo se llaman?-
-Bueno… Te criaste en un orfanato en américa, tus madres son dos buenas mujeres: la señorita Pony y la hermana María, después fuiste adoptada por Albert Andley, es muy amigo de ambos, todos están preocupados por ti-
Por fin Terry decidió dejar a Susana uwu, fue muy emotivo escribir este capítulo, espero que les guste. Una disculpa por dejarlas queriendo leer más.
Saludos.
