Capítulo 16

Los últimos días han sido muy diferentes para mi, recuperar mi vista es algo increíble, todo ha sido perfecto, bueno, casi perfecto. No puedo dejar de pensar en lo que ocurrió en el teatro, en la mujer que me miró con odio y en la otra chica que parecía asustada. Terry se molestó mucho cuando se enteró de lo sucedido, casi sale de casa para confrontarlas de nuevo pero lo convencí de que no tenía sentido hacer eso. Me dio miedo saber de lo que es capaz cuando está enojado pero al mismo tiempo me alegra conocer más rasgos de su personalidad, no imaginaba que fuera tan apasionado e impulsivo. ¡Ah! son los mejores días de mi vida, me siento muy afortunada por tenerlo a mi lado.

Miro mi reflejo en el espejo contemplando cómo mis emociones se ven en mi rostro, suspiro profundamente antes de mirar la caja frente a mi. Son mis pertenencias de Europa que llegaron hace tres días, ahí está una parte de mi vida, no lo he visto porque ya no me importa recordar nada, soy feliz ahora y eso es suficiente. Pero la curiosidad de ver me está llamando, dudo un poco más antes de abrirla, en el interior hay un uniforme de enfermera, apuesto a que me vería linda en el, sonrío ante mis pensamientos. También hay una cajita con cartas y libros de medicina, hay uno que me llama la atención así que lo tomo para leerlo. Al abrirlo, algunas hojas caen al suelo: notas de medicina y más cartas, al parecer me escribían mucho.

"Nueva York" es la única de la ciudad, así que la comienzo a leer... ¿Qué es esto? No entiendo nada, trato de analizarlo pero me siento abrumada, como si me encontrara en medio de una neblina que me impide ver lo a mi alrededor. Entonces siento un dolor punzante en mi cabeza que se hace más intenso, mientras miles de escenas aparecen en mi mente, trato de enfocarme y de pronto todo se vuelve claro. Mi infancia en el hogar, Anthony, el colegio san pablo, la escuela de enfermeras, la gira en chicago, Susana, todo regresa a mi.

-Señorita Candy, está muy pálida ¿se encuentra bien?- rápidamente tomo la carta y la escondo -No es nada, estoy bien- sonrió para bajar la guardia de la mucama.

-El señor Terrence me pidió que le informara que hoy estará más tiempo en el teatro- Dice tranquilamente mientras me ayuda a vestirme -También recibió una invitación- agrega mientras me extiende una nota con dirección, hora y un nombre. Ahora que recuerdo todo dudo en asistir, no quiero repetir la historia pero debo dejar las cosas en su lugar. Antes de que llegue el tiempo me abrigo y salgo de la mansión sin decirle a nadie.

-Hola- Respondo el saludo a la chica que jamás creí volver a ver. Está en silla de ruedas y luce casi igual que hace tanto tiempo en el hospital. -Supe que fuiste a la guerra, y de los problemas que eso te ocasionó, lo siento mucho-

-Ha sido difícil, pero estoy segura de que no viniste para hablar de eso- Ella baja la mirada, sé muy bien de quien quiere hablar realmente. -¿Para qué me citaste aquí Susana?-

-Bueno, sé que perdiste la memoria pero hay algo que tienes que saber- hace un silencio dejando claro que no es fácil lo que tiene que decir pero la aliento a continuar. -Hace cuatro años hubo un accidente en el que perdí mi pierna por salvar a Terry, entonces fuiste a verme en el hospital y me prometiste que te alejarías de él… Siempre has cumplido tu promesa y espero que siga siendo así-

A pesar de que sabía que esto iba a suceder siento como si una bomba cayera sobre mi, me vuelven a embargar los sentimientos que experimente en ese tiempo imposibilitando hablar. El dolor y la tristeza que sentí al dejarlo en las escaleras de ese hospital, las lágrimas en sus ojos azules, los años de soledad que tuve y el amor que siento por Terry me regresa a la mayor angustia que he experimentado; contrario a los últimos meses que no quiero que se escapen entre mis dedos. Impulsada por todo esto, saco la carta y se la entregó a Susana, ella la abre y me mira sorprendida y confundida.

-Esta mañana la encontré y al leerla recordé todo… La recibí en los primeros meses que estuve en Europa, trate de entender pero no pude hacerlo. Como tu dices, cumplí mi promesa cada día a pesar de que quería saber de él. Cuando desapareció de Broadway lo encontré en Rock Stone, ebrio y actuando en el peor lugar, al verlo tenía tantas ganas de abrazarlo y decirle que no sufriera más, que no estaba solo, pero no lo hice por ti. ¿Por qué entonces me escribiste esto?- las lágrimas comienzan a salir de mis ojos, nunca fue fácil haberlo dejado y jamás sentí remordimiento por Susana, pero ahora es diferente.

-Eh, yo… solo no quería que te hicieras esperanzas porque habíamos logrado entendernos- Desearía creer que es verdad, que Terry llegó a ser feliz con ella pero se que es mentira.

-Era innecesario que lo hicieras, tus palabras volvieron a abrir la herida que con tanto trabajo había conseguido anestesiar-

-Lo siento…-

Tomo aire antes de continuar. -La guerra cambia a las personas ¿sabes?… Es difícil soportar lo que sucede en un lugar así, pero te hace reflexionar sobre cómo ha sido tu vida, ver la muerte de cerca te hace ver las cosas que has hecho mal y las oportunidades que has desperdiciado. Y estar justo frente a ella, pensar que no vas a seguir respirando al siguiente minuto te hace ver lo que en realidad quieres. Cuando sucedió el accidente tomé decisiones fáciles sin considerar las consecuencias que tendría, también me dejé llevar por el deseo de que todo el mundo fuera feliz y en mi estupidez dañe a la persona más importante y especial para mi. Me gustaría decirte lo mismo de hace cuatro años, pero no puedo hacerlo. Esta vez, no le diré que hacer, el mismo lo decidirá y si te elige a ti, yo no me interpondré- Digo lo último para calmarla un poco mientras la miro a los ojos pero sé que él ya ha tomado su decisión y también yo, no permitiré que vuelva a sufrir. -Debo irme, adiós- Salgo de ahí lo más rápido que puedo, me asfixia estar cerca de ella.

Mientras camino me siento más tranquila, mi corazón se siente ligero, como si hubiera arrojado lejos un peso innecesario. Aunque no me alegra haberle dicho todo eso a Susana, me gustaría que ella fuera feliz, tal vez, algún día logre serlo. Camino hacia la mansión Grandchester, no sé como decirle a Terry que recupere todos mis recuerdos. Pero lo más difícil será aclarar todo con él, confesar sentimientos y hablar de situaciones nada gratas para ninguno. Médicamente es bueno recordar quien soy, a las personas que me importan y mi vida, pero no me siento tan feliz como creí que lo haría. Viendo las dos vidas que he tenido, pienso que era mejor no recordar ciertas cosas. He sido inmensamente feliz los últimos meses y saber que lo puedo perder me aterra.

El cielo siempre ha sido el mismo, los colores nunca cambian, pero se ven diferentes. Nunca le di importancia a las cosas malas que me sucedieran, el rompimiento con Terry le quitó color a las cosas, la guerra tiñó de rojo la vida de los que presenciamos esa masacre y la amnesia me dio la oportunidad de ver el mundo más colorido y el cielo más hermoso sin preocuparme por lo que podría suceder ya que tenía todo lo que quería conmigo.

Al llegar a casa entro y una melodía hermosa llena mis oídos haciéndome soltar mis pensamientos. Me dirijo al lugar del que procede la música y lo veo ahí, sentado frente al piano como hace tantos años en el colegio. Se ve tan apacible y mucho más apuesto que nunca, fácilmente podría pasar por una bella ilusión, la ilusión que mantuve en mi mente cada día y que anhelaba volver a ver. Me recargo en el marco de la puerta disfrutando de la visión más perfecta y sonrío. Es el mismo Terry que ha estado conmigo desde que llegó a Londres, es el mismo que me ha consolado en las noches de desesperación pero en este momento se ve diferente. Hace cuatro años aún era un muchacho, casi un niño y ahora es un hombre, más alto, más guapo.

Lo observo y me parte el alma ver que la tristeza aún se refleja en su mirada pero al mismo tiempo parece más sereno.

-Pecas, ¿Te gusta lo que ves?- Me dice al dejar de tocar con esa sonrisa arrogante que me obsequiaba desde el colegio. Me acerco hacia él y tomo asiento a su lado. -¿Sucede algo?- Me pregunta preocupado, yo solo puedo darle la sonrisa más dulce y me arrojo a sus brazos sin poderme contener.

-Te extrañe mucho, "chiquillo engreído"- Digo aferrándome a su cuello.

-Solo son unas horas en las que no nos vimos…- Se detiene al comprender mis palabras y separa el abrazo. -Candy, ¿tu...?-

-Así es, recuerdo todo- Respondo a su pregunta con lágrimas en los ojos, lágrimas de felicidad y nostalgia mezcladas. Me vuelve a abrazar con más fuerza que antes.

-Bienvenida, amor mío- su voz es tan dulce, y la manera en la que acaricia mi cabello me llena de paz.


¡Lo que muchas esperábamos en el anime! (realmente me hubiera encantado que le dejara claro que no iba a dejar a Terry) Cuéntenme, ¿Qué les pareció? ¿Qué opinan? ¿Cómo están?

Ha sido un capítulo muy esperado por ustedes, me han escrito que esperaban que Candy recuperara la memoria y por fin se los traigo, espero que les haya gustado mucho.

Saludos a todas :)