12. Nuevas perspectivas.
Sora despertó muy emocionada. Lo que más necesitaba era poder despejar la mente después de tanta información.
Olvidarse un poco de lo que la rodeaba por aquellos últimos tiempos.
Así que a pocos días de su llegada a París, luego del revelador paseo por el parque con Yamato, recibió un mensaje de su mejor amiga indicándole que también se encontraba en aquella ciudad.
Les solicitó a sus clientes uno de los quince días libres que le correspondían por contrato.
Jamás los usaría sin la autorización expresa de la banda, pero realmente necesitaba detenerse y salir un poco de la situación en la que se encontraba, o al menos tener su propio espacio de reflexión en voz alta con un interlocutor externo.
Ellos accedieron de muy buena gana, no había razones para impedirle que disfrutara de su tiempo libre y hasta ahora solo había utilizado uno.
Por supuesto, había programado un itinerario para que Yamato no se encontrara solo, en especial en la delicada etapa del tratamiento en la que estaba.
En aquellos momentos él era muy vulnerable a recaídas, porque las emociones y fuertes recuerdos que habían regresado a su consciencia lo empujaban al temible vacío que podía hacerlo perderse en el dolor para buscar la evasión.
Así que había logrado convencerlo de que hablara abiertamente con su equipo médico de los sucedido, y aunque él accedió con pocos ánimos, comprendía que haber desbloqueado un trauma de esas proporciones tendría que apoyarse más que nunca en su entorno cercano.
También había logrado que Yamato hablara con sus compañeros de banda y les pusiera al tanto de todo lo sucedido en el pasado. Ellos habían quedado visiblemente afectados, habiendo desconocido la verdadera historia durante mucho tiempo.
Ahora tomaban conciencia de la dimensión del problema y podían comprender porqué Yamato había empeorado tanto su consumo en la época de la muerte de su padrastro.
Así que con la promesa de que lo cuidarían y que solo la llamarían en un caso de emergencia, le dijeron que podía irse tranquila a disfrutar del día libre, que bien merecido lo tenía.
Sin embargo, Sora decidió invitar a Mimi al restaurant que tenía el hermoso hotel en el que se hospedaban, para estar cerca en caso de que la situación así lo requiriera.
Encontró a su hermosa amiga en el hall, y se fundieron en un profundo abrazo de amorosa fraternidad.
-Cariño, luces cansada y están un poco flacucha -fueron las palabras de la preocupada Mimi.
-Tú te ves radiante, como es usual -dijo Sora sonriendo mientras se aferraba a su mejor amiga.
Se apartaron para mirarse a los ojos.
-No quería echar abajo tu moral, lo siento – se excusó rápidamente la chica de cabello castaño a la pelirroja - Sabes que soy sincera. De todos modos aún con el mayor cansancio del mundo, siempre te ves hermosa. No quise decir que no lo estuvieras.
Sora se rio de modo relajado.
-No te preocupes, que no me lo he tomado a mal. Y la manera en la que me vea me tiene sin cuidado si considero todo lo que ha pasado -sonrió sinceramente - Necesitaba un día libre para pasarlo contigo, porque necesito a mi mejor amiga y mayor confidente aquí. Necesito que me hagas entrar en razón. Porque toda mi estabilidad emocional y profesional peligra.
Mimi la observó con preocupación. Al fin su amiga estaba siendo completamente honesta. Vio unas lágrimas de desesperación en los cálidos ojos de ella, implorando escucha.
Sora no había sido muy detallista en los últimos meses, se habían mensajeado a menudo pero no sabía exactamente con lo que se encontraría.
Las conversaciones habían sido lo suficientemente alarmantes como para que Mimi se preocupara y buscara un hueco en su apretada agenda para viajar hasta el punto donde su mejor amiga se encontrara trabajando.
-Vine tan rápido como pude. ¿Estás segura de hablarlo por aquí?
-No puedo alejarme mucho, precisamente ahora, la situación de Ishida es muy delicada. Pero ya no puedo más con todo lo que ocurre.
-Ay Sora -Mimi la observó apenada – vámonos a una mesa bien apartada, ¿Qué dices?
La pelirroja asintió y siguió a la otra joven por el pasillo hasta la mesa más alejada. Estaba en un rincón junto a un gran ventanal.
Tomaron asiento y un miembro del personal se acercó a ellas para dejarles las opciones del menú.
Consultaron en silencio sus preferencias antes de empezar su conversación, no querían ser interrumpidas.
Así que ordenaron con rapidez.
-Soy toda oídos. -dijo Mimi Tachikawa.
Sora sonrió antes de hacer una respiración profunda y lanzarse a relatar todo lo que recordaba que había sucedido hasta ahora.
Su mejor amiga la escuchó sin interrupciones, solo asentía de vez en cuando mientras tomaba notas mentales sobre lo que iba aconteciendo en el relato.
-Y ese es el problema -cerró Sora al cabo de varios minutos de monólogo, luego de haber detenido brevemente su historia cuando llegaron los platos que cada una había ordenado. - Estoy pensando en renunciar, porque no me queda otra opción, me estoy sintiendo demasiado atraída por alguien que es sumamente autodestructivo, y no quiero complicarme la existencia con algo así, sumado a que siento que dar un paso más en esa relación me pondría en un lugar de poder respecto a él que no me parece justo, ya que estoy demasiado involucrada en su tratamiento, con su equipo médico. Además de la cláusula que está en mi contrato sobre las relaciones entre cliente y representante. – la joven suspiró, llevando sus manos al rostro y ocultándolo avergonzada.
-¿Nunca te había sucedido esto?
-No así, Mimi. Algunos artistas son guapos y carismáticos, son seductores, pero nunca los llegas a tomar en serio, porque sabes que probablemente sean así siempre. Yamato es muy diferente. Al principio era una persona bastante inmadura e idealista, de mal carácter y malhumorado, y de a poco ha mostrado que está luchando contra sí mismo porque ha tocado fondo, se ha vuelto autocrítico y empático, y más respetuoso. También es afectuoso.
-Y muy guapo, además – interrumpió Mimi con una media sonrisa.
-Y muy guapo -admitió Sora sonrojada.
-Y has dejado muy claro tu dilema.
-¿Tan claro?
-Tu ética laboral es lo que impide que puedas avanzar.
-He estado a punto de perder la cabeza varias veces, te lo aseguro.
-¿Así que es correspondido? -Mimi estaba impresionada.
-Sí. Eso me ha dejado entrever varias veces, incluso me dijo que yo le gustaba en un intermedio de uno de los shows y …
-¡¿Se te declaró?! – la escandalizada amiga de la pelirroja se puso de pie – ¡¡Esa parte no me la comentaste!!
-Siéntate, Mimi – rogó Sora bajando la voz, viendo que algunos otros comensales las observaban.
-No – la chica tomó asiento, visiblemente impresionada – No… no lo mencionaste, ¿Cómo es posible? ¿Cuándo…?
-La noche siguiente a nuestro intercambio de habitaciones.
-Vaya. – Mimi dejó los cubiertos a un lado del plato y observó el paisaje que se vislumbraba en la ventana, pasó varios minutos así, en silencio reflexivo, hasta finalmente volver a mirar a su amiga a los ojos y continuar - Definitivamente, si no estuviera interesado en ti, no lo habría hecho. No tendría sentido, pero es evidente que no solo quiso protegerte, también quiso marcarle el territorio al imbécil de tu ex, para que el mensaje le quede muy claro, que tú ya lo superaste y ahora estás con Yamato.
-¿Qué? ¿Tu crees?
-Cariño, ningún hombre lo haría si no estuviera verdaderamente interesado, te lo aseguro. Crear toda esa historia, hacérselo saber con tal claridad, solo quiso alejar a cualquier potencial contrincante. ¡!Ahora hasta me parece adorable!!
-Me da algo de miedo - replicó Sora.
-Bueno, no puedes pedirle sutileza a un adicto en rehabilitación, ¿verdad? Fue una jugada muy machista, eso hay que admitirlo, pero quizás fue la manera que encontró para dirigirle un ataque directo a otro hombre aun más machista.
-No me gusta ser una damisela en apuros.
-Yo creo que precisamente él no te ve así, te ha confiado muchos secretos y se ha permitido ser vulnerable contigo, creo que él simplemente se abre cuando puede, y el hecho de que se sincere cada vez más, habla de la gran confianza que siente.
-Y por eso siento que no puedo renunciar, en parte no quiero dejar de verlo, y por otro lado, temo que haga que retroceda en su proceso.
-Mi niña, tú no puedes cargarte toda esa responsabilidad. No eres el centro de…
-Sé que no soy un centro de rehabilitación -dijo Sora cortante – pero es lo que siento.
-Mira, seamos claras. Tú no quieres perjudicar su tratamiento, a la vez quisieras involucrarte más como seres humanos en igualdad de condiciones, para construir algo verdaderamente sano para ambos. Para eso, ¿No podrías apartarte de su equipo médico y delegar esa responsabilidad a otra persona de confianza? ¿Sería posible que como representante solo puedas acceder a que te indiquen la medicación que debe consumir o sus cuidados básicos? Así tendrías más posibilidades de obrar desde la igualdad, casi como si fueras uno de sus compañeros de banda.
-No lo había pensado – Sora dudaba.
-Y por otro lado, respecto a la cláusula… ¿Recuerdas cuando comenzaste a utilizarla? ¿Recuerdas por qué? ¿O por quién?
La pelirroja abrió los ojos al máximo.
-Eso fue por…
-Por el imbécil inseguro de tu ex, te exigió que esa cláusula estuviera en todos tus contratos, y tu la adaptaste a partir de ese momento, como algo natural. – Mimi le sonrió con dulzura - Y creo que si cambiaras tu enfoque en el tratamiento de Yamato, si no te involucraras tanto en ser parte del equipo médico y pasaras a desempeñar un rol de representante normal, con el mínimo conocimiento indispensable sobre su tratamiento… ya no deberías hacerte esos líos. Y podrías dar ese paso que tanto anhelas y te sientes impedida de dar.
La increíble Mimi Tachikawa lo había logrado. Desarmando cada uno de los argumentos que Sora había tomado como verdades absolutas.
La pelirroja se echó hacia atrás y apoyó la espalda en el respaldo de su silla. Suspiró aliviada.
-¿Por qué siempre lo ves tan claro?
-Porque no estoy metida en ese lío, es parte de la objetividad. Tú también has logrado sacarme de mis embrollos. -dijo Mimi con dulzura.
-Tendría que hacer un nuevo contrato.
-Háblalo con tu abogado de confianza, pero hazlo.
-¿No sería demasiado evidente que hay un trasfondo…?
-Puede ser, pero ¿Acaso no quieres tener la libertad para ser tu misma y que puedas comenzar a salir con la persona que te interesa?
-Puede ser.
-Piénsalo bien. Quizás lo urgente sería que te apartes del equipo médico, que puedas sincerarte con ellas, me dijiste que ya has trabajado con ambas, a ellas también les aportará saber de esa situación.
-Siento que estoy fracasando como nunca.
-No seas tan exigente, nunca te había pasado, y el hecho de que te hayas paralizado y no hayas querido avanzar, habla muy bien de tu ética. Además, ¿Ese contrato lo firmaste con la discográfica o con la banda?
-En realidad el sello sugirió que trabajaran conmigo, pero el contrato lo firmé con Knife Of Day.
-Lo que hace que en caso de un incumplimiento de esa cláusula, la sanción deba venir de ellos. Y a juzgar por como han mejorado las cosas entre los músicos, dudo que vayan a hacer un drama de esto.
-Al final me estaba rompiendo la cabeza por nada.
Mimi se echó a reír.
-Estabas muy preocupada y por las razones correctas. – la castaña le sonrió - ¿Qué tal si tú y yo nos vamos a recorrer algunos comercios para olvidarnos de todo esto y que a tu regreso puedas actuar con otra cabeza?
Sora asintió.
Nada necesitaba más que salir con su mejor amiga a disfrutar del día luego de tantas ansiedades.
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Regresaron al hotel cerca de la hora de la cena.
Sora les había indicado a los músicos que estaba próxima al lugar y ellos se ofrecieron para esperarla y cenar juntos.
Esa era una de las nuevas costumbres que habían desarrollado durante la gira. Compartir momentos por fuera de los shows o entrevistas.
Así que llegó al restaurante en el que había almorzado más temprano con su mejor amiga, acompañada por ella y las compras que ambas habían hecho aquella tarde, para sentarse a la mesa con los jóvenes de la banda.
-Tú eres Tachikawa – dijo Yamato muy confundido al verla llegar con Sora.
-¿Cómo has estado, Ishida? – dijo ella sonriendo, se inclinó respetuosamente en dirección al grupo. Mimi era una maestra en el arte de caerle bien a las personas, era histriónica, alegra y divertida. Hayato y Akira la observaron atentamente.
-¿Qué tal el día, Sora? ¿Se lo han pasado bien? -preguntó el guitarrista cordialmente.
-Ha sido maravilloso, Mimi justo estaba aquí en París y hacía mucho tiempo que no conversábamos tanto.
La joven de cabello castaño les sonrió al resto de comensales y los estudió discretamente, aunque centró principalmente la atención en el muchacho rubio, que no parecía prestarle atención, se alegró de comprobar que los músicos de la banda realmente apreciaban a su mejor amiga, la escuchaban con atención cunado mencionaba algo y fueron sumamente amables con ambas.
Pocos minutos después, la hermosa Tachikawa ya se había ganado el corazón de los compañeros de Yamato y ellos se reían ante las ocurrencias de la encantadora joven, quien se situó con absoluta naturalidad como el centro de atención del grupo.
Ishida tenía un semblante bastante serio.
Casi no emitió palabra durante toda la velada, y cuando Sora se excusó para dirigirse al baño, su mirada se perdió mientras la seguía, sin percatarse de estar siendo intensamente vigilado.
Parecía ser cierto, Mimi se sintió satisfecha al comprobar que él demostraba genuino interés en su mejor amiga.
No iba a impedir que algo sucediera. Había visto sufrir mucho a Takenouchi durante el año anterior, ella misma la había acompañado en persona a cancelar su boda y ver como las empresas que había contratado para la ceremonia se quedaban con la mitad del dinero que con tanto tiempo y esfuerzo había logrado ahorrar.
La había visto hecha un desastre, llorando en el piso, en estado ausente y completamente inapetente, culpándose millones de veces por una traición que nada tenía que ver con su accionar, sino con el inescrupuloso e irrespetuoso de su ex.
Ahora la veía feliz y animada, entendía muy bien las dudas y miedos con los que llevaba conviviendo los últimos meses en esa gira, esperaba que de verdad aquello funcionara, y a juzgar por lo que estaba sucediendo allí, era evidente que el interés del vocalista de la banda de rock era real. No se opondría a ello.
Aunque no le hacía gracia el problema del consumo de sustancias, con el tiempo había aprendido que no eran seres que merecieran menos respeto que otros, que no tenía tanto que ver con problemas, sino con la escasa gestión emocional y falta de contención.
Los avances de Ishida eran notorios, no se basaba únicamente en Sora, había seguido de cerca todas las noticias respecto a la banda y las notas amarillistas vinculadas a los excesos del joven habían desaparecido. Ante sus ojos veía a un grupo bien consolidado y que pasaba por un momento de crecimiento y apertura.
Hayato y Akira prestaban atención a los detalles a su alrededor, ya no trataban a Yamato como a un ser de segunda categoría, sino que era para ellos una parte esencial de la banda.
Se divirtió bastante durante la velada.
Sora regresó y tomó asiento a su lado, mientras Akira contaba una graciosa anécdota de unas semanas antes, cuando había tenido un problema con su vestuario durante un show y casi había perdido los pantalones durante una actuación.
La mesa estalló en carcajadas, incluso Yamato se unió a las risas.
"Sí, Sora va a estar bien aquí" pensó Mimi complacida.
Llegó la hora de la despedida.
Tachikawa se puso de pie luego de pagar su parte de la cuenta del restaurant, y se despidió con una inclinación ante cada uno de los chicos y caminó con su mejor amiga hacia la puerta principal del hotel, donde se abrazaron durante unos instantes.
-No sé qué haría sin ti, Mimi. Gracias por todo.
-Haría lo que sea por ti, mi adorable Sora -dijo ella - ¿Sabes? Dudaba de todo esto antes de llegar, pero creo que puedo quedarme tranquila, ese Ishida no te ha quitado los ojos de encima, y la química entre ustedes es tan evidente que no entiendo porqué el resto de la banda no lo percibe.
-En realidad esto que dices me perturba -dijo Sora riendo – y yo que creía que sabía disimularlo.
-No creo que ellos se hagan problema, en el fondo se deben sentir aliviados, eres una mujer muy valiosa, recuérdalo.
-Mañana tendremos el último show de Francia, el siguiente paso es Portugal y cerraremos en España.
-¿Portugal? ¿Sabes quién está por allí en estos días?
-Sí, ya hablé con Jean. Estará compitiendo allí y ya me pediré más días libres para verlo a él también.
-Se pondrá muy feliz - Mimi parecía encantada.
-Eso creo, él y Rei siempre insisten en presentarme a sus amigos.
-Pues llévate a Ishida contigo – le guiñó un ojo con descaro a su amiga – que así tendré con quienes poder opinar sobre tu nueva vida amorosa – agregó burlonamente.
Sora se rio, Mimi podía ser tan divertida y mordaz al mismo tiempo.
-Y me voy, que tu admirador no nos quita la vista de encima y no quiero que me deteste por secuestrarte todo el día. - agregó la castaña rápidamente.
-Ya me contarás cómo reacciona tu querido ingeniero cuando sepa que te viniste a París para llevarme de compras con la excusa de conseguir nueva ropa interior – dijo Sora.
Por primera vez en el día, Tachikawa se sonrojó.
-Oye… que tú no puedes decir mucho, espero que pronto puedas estrenar ese soberbio vestido que te obsequié para derretir a tu músico favorito.
Se rieron ruidosamente y se alejaron.
La sonrisa probablemente iba a permanecer en su rostro durante toda la noche, Mimi siempre lograba ese efecto en ella, se habían divertido, habían caminado, comprado y conversado todo lo que habían vivido los últimos meses que llevaban sin verse.
Se giró en dirección al restaurant. Vio que tal como Mimi le había indicado, Yamato la esperaba junto a los ascensores con las compras que ella había hecho. Imaginó que Akira y Hayato habrían subido -ellos habían mencionado algo de una fiesta a la que habían sido invitados – así que probablemente él había preferido esperarla para compartir un momento a solas.
Luego de la experiencia de la última vez, Yamato se había refugiado en ella, se mostraba bastante vulnerable por aquel abrupto contacto con su pasado más traumático.
Quizás este no era el momento indicado para moverse de su rol, debería esperar un poco más para poder hacer una reunión virtual con el equipo médico del músico.
Si había resistido todo ese tiempo, un par de semanas más no iban a hacer la diferencia.
Llegó al lugar donde él la esperaba.
-¿Qué tal te lo pasaste con Tachikawa? -no parecía que lo preguntara por compromiso, parecía genuinamente interesado.
-Me di cuenta de lo mucho que me ha hecho falta, estamos acostumbradas a compartir mucho tiempo juntas, y hasta ahora vivo con ella cuando estoy en Japón.
-Ya veo – le sonrió – tienes mejor cara que los últimos días, espero que no vuelvas a sentirte tan abrumada de nuevo, por favor, pide los días libres que necesites para estar bien. Y podemos obsequiarle dos boletos a tu amiga para el show de mañana por si tiene acompañante.
-¡Oh, es muy amable y atento de tu parte! Pero Mimi parte mañana a primera hora hacia Tokio.
-¿Una visita fugaz?
-Es muy típico de ella.
-Ya veo.
-¿Cómo te sentiste hoy? – le preguntó Sora, el elevador acababa de llegar a la planta baja y subieron.
-Bastante bien. Aunque no pude descansar mucho, me entretuve bastante en el gimnasio. – Yamato presionó el botón del piso de Sora y a continuación, el suyo.
-¿Quieres que te acompañe un poco cuando los chicos se vayan a la fiesta?
Él la observó sorprendido.
-Pero, si estás cansada no es preciso.
-Hoy estaba preocupada por ti - confesó Sora en voz baja.
-¿Ah? – Yamato se había quedado sin saber qué responder, respiró con lentitud – No quise molestarte y me contuve, pero te eché de menos, hacer ejercicio solo es aburrido.
-Lo imagino – ella sonrió apoyando la espalda en una de las paredes del elevador – si me permites, me llevaré las compras a mi habitación, y luego iré a verte si quieres.
Yamato le extendió las bolsas que aun cargaba y asintió al verla salir al pasillo que le correspondía a su representante.
Le gustaba la idea.
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