16. Culpas y Deseos.
La joven huía del desastre. Pero las piernas no soportaban la sobre exigencia. Pronto la gran masa de gente la alcanzaría, y probablemente se perdería entre el disturbio.
Se había topado con la peor parte de algunas protestas que se sucedían por todo el país, y todo por salir a llevar unos apuntes a su compañero que se ausentaba desde hacía un par de semanas en el instituto.
De algún modo dio con la calle que buscaba, y vio aliviada que las personas que protestaban se alejaban en otra dirección.
Llegó a una bonita casa mientras buscaba el número de la puerta.
Era allí.
Aguardó a que la atendieran luego de haber tocado el timbre.
Vio abrirse la puerta principal de la casa, a varios metros de la cerca que daba a la calle, y una hermosa mujer de cabello rubio se asomó, sonriendo y que a continuación le indicó que ingresara al jardín del recinto.
Sora así lo hizo, luego de inclinarse dos veces con respeto.
La mujer se veía decaída, como si estuviera saliendo de un estado gripal.
-Hola, ¿Buscabas a Yamato?
-Así es, solo traigo algunos apuntes de las clases que se ha estado perdiendo. Se los dejaré por aquí, no es necesario que me reciba.
La mujer sonrió. Sora pudo apreciar que tenía un rostro muy bonito, pocas veces había visto a alguien tan hermoso. Pero todo en ella emanaba la sensación de absoluta fragilidad.
-¿Tu nombre? Así le diré a Yamato que has sido tan amable de haber venido.
-Oh, no es por nada en especial, me corresponde como la delegada de su clase. No tiene importancia, sólo dígale que deseamos que pronto se recupere y regrese a sus actividades con buena salud.
La mujer asintió, la chica le resultó encantadora.
-Muchas gracias, jovencita. Aunque lo hagas desinteresadamente, te lo agradezco mucho.
-Takenouchi Sora, señora – se inclinó hacia adelante – si necesita algo, pueden contar conmigo.
No sabía porqué lo había dicho, pero se sentía extraña allí.
-Yamato se quedará tranquilo teniendo esto, se lo alcanzaré más tarde. Muchas gracias, joven Takenouchi, eres muy amable.
-Descuide, señora Ishida.
-Takashi. Muchas gracias.
Sora asintió confundida, pero se alejó finalmente en dirección a la calle para volver a su casa.
Por alguna razón no se había sentido muy bien estando allí, como si la estuvieran vigilando.
Se alejó con la tranquilidad de haber cumplido.
Lo que Sora ignoraba, era que su compañero de clase había visto y escuchado toda la conversación desde la ventana de su habitación, en el piso superior.
Se recuperaba de la peor golpiza de su vida. Su padrastro había fallecido hacía dos semanas, y aún no podía volver a sus actividades normales, su psiquiatra aún no lo permitía.
La melancolía se apoderó de él cuando recordó la simpatía de Takenouchi.
Era perfecta para alguien noble como su amigo Taichi, con su vida perfectamente corriente y alejado de los problemas que el mismo Yamato tenía.
Una chica así jamás se fijaría en un imbécil como él.
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En el camerino, Sora aguardaba a que la banda terminara su prueba de sonido previa al show, centrada en planificar la gira Norteamericana, porque aún le faltaba terminar con algunos detalles.
Había decidido que esa misma noche hablaría con Akira sobre toda la situación.
No quería esconderse, no quería sentirse en falta todo el tiempo.
Si la banda conocía la situación, ya podría estar más tranquila ante la perspectiva de que se reunieran con el equipo médico.
Así que en esos momentos, sin saber qué pasaría más tarde, y aunque su percepción le hiciera sentir que era un hecho que se quedaría sin trabajo, al menos quería dejar todo preparado para simplificar la gira para el representante que la cubriría en el peor de los casos.
Escuchó las voces de los jóvenes mientras se acercaban, pero no los miró ingresar, simplemente continuó con su computadora portátil tecleando para hacer todas las reservas que necesitaba.
Le llevó unos minutos descubrir que Yamato estaba sentado a su lado, curioseando lo que ella hacía en silencio mientras Hayato se entretenía con algunos bocadillos y Akira daba vueltas alrededor mientras se probaba algunas chaquetas para el show.
Pronto los compañeros de la banda se alejaron en dirección al vestuario y Yamato se acercó un poco más a la joven, inclinándose un poco para hablarle en susurros.
-Creo que en estos hoteles podrías reservar una habitación para los dos, ¿Te parece?
Ella se ruborizó y lo observó escandalizada.
-Yo la pagaré con gusto -agregó él, riendo burlonamente, aunque encantado ante la reacción de Sora.
-Tengo que decirte algo – dijo ella, bajando aún más la voz y estando muy atenta a que los otros miembros de la banda no regresaran de improviso.
-¿Qué ocurre? – Yamato estuvo completamente atento a la joven, parecía haberse recuperado rápidamente de su broma y ahora lucía preocupada.
-Esta noche me reuniré con Akira, ¿De acuerdo? – vio que el músico asentía – Y aunque me parece que en otro contexto no debería dar explicaciones sobre lo que sea que pase entre tú y yo, necesito hacerle saber lo que está sucediendo aquí, para que cuando el equipo médico lo contacte, no se lleve una sorpresa desagradable. Imagino que no lo tomará muy bien, pero ya quiero dejar de martirizarme por todo este asunto.
-Me gustaría poder estar allí - interrumpió Yamato muy serio.
-¿Por qué? – fue todo lo que ella atinó a preguntar.
-Porque esto no es solamente sobre tu situación laboral, ¿Cierto? – él desvió la vista desde la pelirroja hasta la puerta que comunicaba el camerino con la zona de los vestuarios - Es algo entre nosotros, y también quiero decirle que ninguno provocó esto ni hemos llegado a profundizar nada, porque hemos respetado el contrato. Definitivamente no voy a permitir que te enfrentes sola a todo, además es mi responsabilidad también.
-Pero…
-¿Ibas a aceptar ir sola para que toda la culpa recaiga sobre ti?
-No, en realidad él me pidió que fuera una conversación privada. Pero te agradezco mucho la intención de hacerte cargo de esto.
-Claro que quiero hacerme responsable de esto, déjame reconocer algo bueno en todo lo que he vivido estos meses - Yamato le sonrió – entiendo que quieras solucionar el asunto cuanto antes, pero recuerda que no es solamente tuyo. Quisiera estar presente en la reunión, pero seré respetuoso si decides que es mejor mantenerla en privado con él.
Sora le sonrió con dulzura.
-Eres un encanto.
-Por algo te enamoraste de mí, ¿Cierto? Algo bueno debo de tener.
Ella solo sonrió, lo hubiera besado, pero escuchó algunos pasos que se dirigían hacia la sala donde se encontraban.
Yamato se levantó y caminó hacia la mesa repleta de bocadillos para tomar uno, mientras aparecía Hayato, algo contrariado por sufrir un desperfecto en su vestuario.
Luego de dar algunas vueltas por la sala maldiciendo, Yamato se ofreció a corregir el defecto de la prenda, para eso, el baterista debía quitarse los pantalones, así que Sora aprovechó la situación para retirarse discretamente y salir al exterior del auditorio.
Hacía tanto que no podía tener una de sus caminatas en paz.
Estaba nerviosa, por supuesto, pero aún esa ansiedad se sentía más leve que toda la angustia con la que había cargado durante las últimas semanas, cuando los sentimientos hacia el músico comenzaron a aflorar sin que ella pudiera hacer algo para evitarlo.
Algunos recuerdos habían comenzado a llegar a su consciencia.
Él había sido su compañero de clase durante la mayor parte de la secundaria y preparatoria. Pero como nunca antes le había interesado relacionarse con Yamato, esos detalles del pasado habían quedado muy ocultos en algún rincón de su mente.
Había comenzado a revivir varias escenas y unirlas con la información que el músico le había brindado.
Sí era cierto que muchas veces, Yamato había aparecido en alguna clase con moretones en brazos o el rostro. Pero todos asumían que se trataba de peleas callejeras, todos se convencían de que era un busca pleitos, de que muchas veces salía con chicas que tenían novio, o que aquel era el precio a pagar por llevar una vida tan alocada y cargada de excesos.
Ahora sentía pena.
Con frecuencia había escuchado comentarios maliciosos, incluso había prestado atención a los chismes respecto al consumo de drogas, y muy a su pesar, debía admitir que ella misma había juzgado al joven en lugar de prestar un oído u ofrecer ayuda.
Después del último ataque de pánico que había sufrido el cantante en aquel lejano parque de París, había sentido curiosidad y buscó en viejos titulares la noticia sobre la tragedia.
Y lo que había leído allí le había impactado.
La crónica relatada por la prensa había protegido la identidad de la familia, pero había sido un asesinato en defensa propia, y ningún párrafo se refería a un adolescente matando a su padrastro.
En realidad, quien había provocado la muerte de aquel hombre había sido realmente la madre de Yamato.
Con un arma.
Por eso ella había pasado por un juicio, y había cumplido una condena menor.
Quizás él no lo recordara, debido al fuerte trauma que había experimentado, pero Sora se preguntó porqué nadie le había dado esa información tan crucial a un chiquillo que se mortificó para siempre cargando con esa culpa a sus espaldas.
¿Nadie se había ocupado de él después de aquel lamentable hecho? ¿Nadie se tomó el tiempo de decirle que él no era culpable?
Recordó vagamente que él comentó algo de aquel entonces en el parque, Sora creyó recordar que él no quiso saber nada del hecho retratado en los medios, ni siquiera había estado presente en los juicios y tampoco se había querido informar sobre ello.
Pero era inocente.
La pelirroja sentía una gran tristeza al pensar en eso, quizás todo lo sucedido no hubiera cambiado la realidad actual de Yamato, porque él había admitido consumir sustancias antes de aquel desenlace, sin embargo, la culpa que le carcomía por dentro tenía que ver con algo que no era cierto.
¿Y si se lo decía?
No, quizás no sería lo adecuado.
Podría dejarlo en manos de su terapeuta para que ella lo contuviera.
No estaba segura.
Volvió a la realidad bruscamente.
Se había alejado bastante del lugar donde se haría el show, así que volvió en silencio, intentando centrarse en la conversación que tendría lugar esa misma noche.
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Después de un show que les dejó la sonrisa grabada en sus rostros, la banda se dirigió al hotel.
Iban en una espaciosa camioneta van.
Yamato observó de reojo a Sora, quien iba bastante callada.
La había besado en dos ocasiones aquella tarde.
La primera había sido al retirarse antes del encore del concierto, como en cada show, antes de finalizar la presentación, se retiraban a los lados del escenario para que el público exigiera más canciones, antes de salir y tocar las últimas tres.
En esa ocasión, se encontró a Sora, que estaba en una escalera por irse hacia los camerinos.
Él se estiró hasta alcanzarla, mientras ella reía e intentaba zafarse. No había sido su intención quedarse allí, solo había ido a curiosear casualmente la canción que estuvieran tocando, y había visto a Yamato aparecer ante ella.
El bajista logró atraerla hacia su cuerpo y sin reparos, tomó el rostro de la joven entre sus manos para dejar un fugaz beso en su boca.
Ella se retiró riendo como una idiota, aunque encantada con aquel momento que no imaginaba vivir.
La segunda vez fue en los camerinos, cuando Yamato salió del vestuario luego de su ducha, y mientras el resto de la banda aún estaba dándose un baño, se acercó a una risueña Sora que lo esperaba cerca de uno de los espejos que allí había.
El joven se había ubicado detrás de ella y luego de rodearla con sus brazos, se había ocupado de besar cada porción del cuello de la chica que estuviera a su alcance, para finalmente ubicarse frente a ella y besarla con un intenso deseo.
Se detuvo unos segundos para mirarla a los ojos y contemplar su belleza.
-Quédate conmigo esta noche. – le susurró.
Ella lanzó una risita suave.
-¿Para quedarnos dormidos otra vez? – respondió muy traviesa.
-Para lo que sea que quieras hacer. – hizo otra pausa estando atento a los sonidos que llegaban del vestuario – Y no me desafíes, que me encantará quitarte el sueño con otras técnicas.
Ella se separó de él con un suave empujón y el rostro levemente ruborizado.
Se mordió el labio de manera inconsciente y se alejó más cuando sintió la voz de Hayato, quien entonaba la melodía de una de las canciones más conocidas del grupo.
La mente de Yamato volvió al presente.
Se moría de ganas de pasar la noche con Sora, hacía muchísimo tiempo que no se sentía así con una chica. Le encantaba todo lo que ella generaba en él.
Pero recordó la seria reunión que ella mantendría con Akira.
Sora le había agradecido su intención de estar presente, pero prefería tener la conversación en los términos que el guitarrista le había solicitado.
Cuando arribaron al hotel, se dirigieron a las habitaciones para dejar sus pertenencias y prepararse para cenar.
Sora se sentía particularmente nerviosa mientras observaba su reflejo con semblante preocupado.
¿Y si todo tenía que terminar ahora?
¿Y si la despedían?
Respiró hondo.
Si aquella fuera su última noche al servicio de Knife Of Day, solo había una manera de hacerla memorable.
Tomó el celular entre sus manos y escribió un escueto mensaje.
"Nos vemos en la cena, y después de la reunión, creo que tus técnicas me ayudarán a sentirme mejor pase lo que pase."
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