Capítulo 15

Marty y Rust dejaron de hablar cuando llamaron a la puerta de la casa del camarero, cosa que no les extrañó en absoluto al haber quedado allí con Sally a esa hora exacta.

El detective privado se levantó del sofá para abrir mientras Cohle tomaba dos cervezas de la nevera, contemplando a la pareja saludarse con unas amigables sonrisas, a la vez que ella entraba en la estancia principal del hogar.

-¿Quieres cerveza? -Preguntó de forma indiferente el dueño de la casa, haciendo una añadidura ante el gesto que le dirigió la mujer. -Oh, es cierto; no bebes.

-Sólo en ocasiones especiales, por si acaso. Lo que si te agradecería es un cigarro; me he olvidado el tabaco.

Rust, tras dejar los dos botellines sobre la mesa, sacó el paquete de Camel del bolsillo de su camisa, pasándoselo a Sally. Acto seguido tomó su cerveza, a la par que invitaba a sus compañeros a que se sentaran en el sofá con un gesto de mano, haciéndolo él en una silla frente a ellos.

-Bueno, Marty. Cuéntanos qué traes. Hemos visto las noticias, ¿no, Sally?

La joven asintió a la par que daba una calada, haciendo que el mayor de los hombres tomara la palabra tras un leve carraspeo.

-Sí, al parecer no lo iban a hacer público hasta mañana, pero ha habido alguna filtración a la prensa y ya han comunicado que los restos son de Elisabeth… Me encontré en el escenario a nuestra pareja favorita -agregó mirando a Rust, refiriéndose a los detectives que los habían interrogado hacía ya más de un mes. -Para mi sorpresa, Papania habló un poco, aparte de decirme que dejemos de meter las narices dónde no nos llaman, porque ya hemos tenido toda la suerte que podíamos para esta vida. Total, que lleva la investigación, y teniendo en cuenta lo que Sally le dijo del violador, va a tirar por ahí. Llevaron el cuerpo hasta la zona y la quemó allí. Hay una cabaña abandonada cerca, pero no han encontrado nada, al menos de momento. Quizás podría conocer el sitio. Volverán a hablar con el padre y también buscan a Jackson. No tienen aún nada, es muy pronto.

-Puede que, si es nuestro tío, no viva muy lejos de esta zona. Al menos está por aquí, eso es evidente.

-Sí, pero, ¿y qué hacemos para buscarlo? No podemos preguntar a todas las tías de esta parte del estado por un salido raro entre millones, Sally. -Agregó Martin con un aspaviento de su mano libre, haciendo que ella asintiera antes de echarse el pelo hacia atrás, para responder.

-Lo sé, no tenemos nada para ubicarlo. Pero va a seguir matando chicas, joder; está desatado: nunca había matado tan seguido. Si pudiéramos tenderle una trampa, avisar a diferentes chicas en distintos puntos…

-Oye, oye, para el carro. Eso se nos va de las manos, te recuerdo que estamos irrumpiendo en una investigación policial en curso y eso es un delito. No podemos no ser discretos, Sally, lo siento mucho.

-Entonces salgamos ahí fuera a buscar respuestas, no esperemos más, Marty. -Respondió con premura, mostrando el ansia por avanzar que cada día la obsesionaba un poco más.

-Vamos a tranquilizarnos, chicos. -intervino Rust, inclinándose para dejar el botellín sobre la mesa. -Marty tiene razón, aunque nos joda es lo que hay, pero vamos a hacer nuestra investigación aparte. Vamos a esas dos direcciones más que tenías, a ver si damos con ese tal D.

-¿Tú estás como para eso? -Preguntó el antiguo policía con tono serio, a la vez que posaba su mirada en él.

-Sí, puedo moverme bien. La herida está cerrada. Venga, vámonos ya; será una noche larga.

Marty resopló con discreción mientras el rubio se levantaba, pasando a mirar a la camarera, quien parecía de acuerdo con aquella opción, tal y como le demostró con su mirada suplicante. Finalmente, el hombre se levantó con un suspiro, siguiéndolos al exterior.


El silencio se había hecho imperante dentro del coche de Hart, tras no haber hallado información útil en aquellas 3 horas recorriendo bares y antros de mala muerte en una de las peores zonas de la ciudad.

A pesar de que las personas a las cuales habían estado preguntando, tanto por separado como juntos, del modo más discreto posible, habían fingido no conocer al tal D, ni a Jackson, o sólo de haberlos visto de refilón, todos sabían que aquello no era verdad. No podían culpar a ninguna de esas personas, puesto que por lo poco que sabían el gran camello de la ciudad no era alguien a quien le sentara bien perder el anonimato.

El grupo se había resignado a tener que encontrar información por otros medios, aunque empezaban a ser escasos teniendo detrás a la policía. Quizás esta vez podrían hacer un buen trabajo y les ahorrarían esfuerzos, pero desde luego aquello no era lo que pensaban todos dentro de aquel coche, con lo que no se volvió a discutir el tema.

Marty frenó suavemente al llegar frente a la casa de Sally, volviéndose levemente para mirarla cuando el vehículo paró del todo.

-Te llamaré si averiguo algo más. Intentemos seguir el plan que hemos hablado, ¿vale? Tú no te preocupes, no te desmoralices.

-Tranquilo, esta no es la primera vez que las cosas no salen bien. -Comentó con una sonrisa calmada, a pesar de que no podía evitar sentir la frustración dentro. -En fin, buenas noches, chicos. Estamos en contacto. Gracias.

Tras que los hombres se despidieran al unísono, la chica salió del coche y se dirigió con paso cansado hasta la entrada de su pequeña casa, escuchando de nuevo el motor revivir a sus espaldas.

-Esto va a ser jodido, y no tengo un buen presentimiento. -Susurró Marty mientras daba la vuelta para poder circular en dirección contraria, habiendo visto a Sally meterse en la casa.

-No se va a venir abajo, ni a liarla. Es más fuerte de lo que creemos, pero no muy obediente, eso es verdad.

El susurro de Rust se desvaneció mientras fruncía el ceño al observar por el espejo retrovisor de su lado, entonces habló enseguida, con tono serio.

-Marty, gira en cuanto puedas y para el coche cuando lo hagas.

-¿Qué pasa? ¿por qué?

-Un tío estaba esperando a que nos fuéramos para ir a por Sally. Estaba escondido detrás de la casa de al lado; va encapuchado y lleva una navaja o algo así.

En cuanto el coche se detuvo el camarero salió, ignorando las palabras de Marty para que se quedara allí y él fuera en su lugar, con lo que apagó el motor y salió veloz del vehículo para seguir al rubio.


Sally salió del baño tras haberse desmaquillado y lavado los dientes, caminando a su pequeño dormitorio para ponerse el pijama que esperaba sobre la cama; un pantalón corto gris y una camiseta de tirantes del mismo tono apagado.

La joven se quitó el pantalón de la calle, tirándolo sobre la cama para después ponerse el corto, pasando después a quitarse la camiseta cuando escuchó un sonido en la estancia principal.

Caminó con la camiseta del pijama en la mano, aún en sujetador hasta salir del cuarto, pero no tuvo tiempo siquiera de gritar del susto cuando un hombre encapuchado se abalanzó sobre ella, tapándole la boca con la mano contraria a la vez que la empujaba contra la pared para retenerla, amenazando su cuello con una navaja.

-Si gritas será lo último que hagas, Sally. No voy de farol.

La joven no movió un músculo, reconociendo aquella voz a pesar del tiempo trascurrido. Trató de no dejarse dominar por el miedo y respirar con menos celeridad, contemplando como el hombre se alzaba el pasamontañas para dejarse ver antes de hablar otra vez.

- Cuánto tiempo, ¿verdad? Yo tampoco pensé que volveríamos a vernos después de todo lo que pasó, pero resulta que me he enterado que andas por ahí preguntando por mí y por mi socio. No sé qué coño quieres, pero no voy a dejar que me jodas la vida otra vez, ¿lo entiendes? Tengo bastante con que la poli piense que he matado a esa chica; supongo que me pasa por follar con drogatas y putas. Nunca cambiamos, ¿eh?

-Me da igual en qué andes metido, no quiero nada de ti, Jackson. Es por Elisabeth, por eso te buscaba. -Consiguió murmurar la morena lo más firmemente que pudo.

-No sé nada de lo que le ha pasado. Dejé de verla antes de que desapareciera, así que olvídate de mí o voy a ser yo quien te joda a ti. -Amenazó mientras apretaba los dientes para contenerse y no clavarle la navaja más a la chica, quien encontró pronto en su semblante crispado y ojos de pupilas dilatadas, que iba drogado. Sally sacó la poca valentía que le quedaba para hacer reflexionar al hombre.

-Jackson… lárgate y no hagas gilipolleces. Te dejaré en paz, no quiero nada de ti, en serio.

-Cómo son las cosas… antes te venía muy bien cuando te ponías hasta el culo de meta. ¿De repente te has vuelto recatada? ¿Tienes moral? ¿Quieres que te siga recordando lo que hacíamos, Sally? ¿Lo que pasó con Jess y cómo escondiste la puta cabeza para salvarte el culo dejando que su asesino se fuera de rositas?

La camarera sintió cada palabra como un golpe fatal, removiendo su atormentada consciencia ante todos aquellos terribles recuerdos y se dejó llevar por las emociones, golpeando al chico con la rodilla para tratar de correr en busca del arma que llevaba en el bolso.