Capítulo 25

Cuando la camioneta roja de Rust se detuvo ante el motel de Beaumont y ambos salieron del vehículo, Sally tuvo que controlarse para que su suspiro de alivio no fuera percibido, dando gracias porque aquel viaje de casi total silencio tras la incómoda conversación, hubiera acabado.

Siguió al hombre hacia la entrada del pequeño establecimiento, contemplándolo mientras su mente maldecía. Era realmente odioso verlo siempre tan tranquilo, inmutable pasara lo que pasara. Sintió envidia al instante, pero pronto su mente la contradijo al recordar que aquello que reflejaba no era la verdad, al menos no la única; la melancolía y la amarga resignación al abrazar el autocastigo y la soledad era lo que recubría aquella actitud.

Sally salió de su abstracción mental cuando cruzaron el umbral de la puerta de entrada, encontrándose con el desconocido recepcionista tras un pequeño mostrador de madera. El joven los miró tras apartar su vista de la pantalla del ordenador, hablando con un tono monótono.

-¿Una habitación?

-No venimos a eso. -Agregó la mujer con una sonrisa fingida, haciendo que Rust pasara a tomar la palabra, tendiendo la mano hacia Sally para que le diera la carpeta con las fotos de la camioneta.

-Verá, somos detectives privados. Estuvimos aquí hace unas semanas tras la muerte de aquella mujer que hallaron en el lago Charles ¿lo recuerda?

-Sí, claro. ¿Qué buscan por aquí de nuevo? Nadie vio nada raro, también hablamos con la policía.

-Lo sabemos. Simplemente queríamos preguntar si alguien por aquí había visto esta camioneta; es posible que pertenezca al que se llevó a esa mujer. Quizás las cámaras de seguridad podrían haberla captado si la secuestraron al salir de aquí aquella noche.

El chico respondió tras negar con la cabeza varias veces, dedicando unos segundos más a mirar las fotos.

-Nosotros no vemos los coches; casi todos aparcan detrás, y ya pueden ver lo que desde aquí se ve del delantero. Ningún compañero atiende a eso. En cuanto a las cámaras, ya saben que no puedo enseñarles nada, pero sí puedo decirles que la policía se llevó las cintas y le dijeron a mi jefe que no habían visto nada. Al parecer la chica salió de aquí sola y nadie la atacó en las inmediaciones.

-Bien, gracias por la información y su tiempo.

El recepcionista asintió a la pareja, quien salió del local tras una lacónica despedida, de vuelta al coche del camarero. Sally rompió el silencio mientras se introducían en el vehículo.

-Debía saber lo de las cámaras. Sabía que ella tenía una aventura con un casado, así que no saldrían juntos y cada cual seguiría su camino a casa, así que tuvo que esperarla en algún sitio cercano desde donde la viera y seguirla hacia casa, esperando el momento propicio.

-Sí, y eso mismo vamos a hacer nosotros ahora. Preguntemos por la zona donde vivía. Él tuvo que vigilarla varios días; puede que alguien viera la camioneta.

Ambos guardaron silencio cuando el motor cobró vida. Sally buscó en el GPS de su móvil la dirección de la fallecida, indicándole al hombre el lugar a donde debía dirigirse.

El trayecto volvió a estar presidido por el silencio, esta vez libre de tensión mientras observaban aquellas zonas desiertas de carretera donde el asesino debía haberla asaltado tras sabotear su coche, el cual había sido abandonado en una de las cunetas la fatídica noche de su desaparición.

En cuanto se adentraron en la ciudad, el paisaje comenzó a cambiar hasta llegar al barrio donde había vivido. Era un lugar de clase media donde primaban bajos bloques de pisos y algunas casas bajas a lo largo de la avenida principal, salpicada por tiendas.

-Es aquí; número 54. -Murmuró Sally, contemplando el que había sido el bloque donde la mujer había vivido.

Rust no dijo nada, pasando a aparcar en el primer sitio que vio, prácticamente enfrente de aquel bloque de viviendas.

Tras salir del coche, los dos contemplaron a su alrededor, pensando en la tarea ardua que tenían por delante. No obstante, el rubio habló tras unos segundos, haciendo que la morena lo mirara.

-Justo enfrente de la casa hay un banco. Las cámaras del cajero podrían haber visto algo… Habrá que averiguar qué sabe Papania de eso, si es que han mirado las grabaciones. Marty podrá ocuparse de eso. ¿Nos dividimos para preguntar? -Preguntó mientas sacaba el tabaco.

-Sí, será lo mejor. ¿Me ocupo de este lado de la calle y tú del de enfrente? -Dijo a la vez que le pasaba la carpeta de fotografías, ya que ella las llevaba en el teléfono.

-Vale. Nos vemos aquí en una hora. Llámame si ocurre algo.

Sally asintió levemente evitando sonreír, sin saber muy bien por qué, viendo a Rust alejarse con parsimonia mientras fumaba.


-Gracias por su tiempo.

Rust se despidió de aquella mujer mayor, mirando el reloj de su muñeca tras que cerrara la puerta de su pequeña casa baja al final de la calle. Contempló que ya era la hora indicada, con lo que deshizo sus pasos hasta el punto de encuentro, repasando la información útil obtenida en aquella hora.

Tras alcanzar una distancia razonable, el hombre divisó a Sally esperándolo apoyada en el capó de su camioneta, fumando mientras parecía abstraída en sus pensamientos. No supo cómo interpretar su ceño levemente fruncido.

-Hola ¿Has averiguado algo?

La morena se levantó de su improvisado asiento, y exhalando el humo de su última calada respondió a la par que ambos se metían dentro del coche del camarero.

-Sí, aunque no demasiado; Por aquí hay mucha gente mayor que sale poco. He encontrado dos testimonios interesantes. El primero un vecino de la víctima, justo el de al lado de su piso. Trabaja de noche y dice que la chica solía salir tarde también, que coincidía con ella al irse a trabajar a eso de las once. Vio la camioneta en esta calle al menos una vez por esas horas. Quien también la vio fue una chica que vive en el bloque de al lado. Dice que aproximadamente una semana antes de que encontraran el cuerpo, vio la camioneta de madrugada al volver de fiesta aparcada a unos metros del bloque. El muy hijo de puta estuvo paseándose por aquí.

-Sí, nuestra teoría encaja muy bien… Yo no he encontrado nadie que asegure cien por cien haber visto la ranchera, pero sí algunas personas a las que les suena. Lo interesante de esto es que no solo parece que ha pasado por aquí de noche, también de día. No obstante, analizando la información que tenemos, también parece que es sólo de noche cuando se ha quedado apostado para vigilar, pasando de largo de día. Alguna cámara ha tenido que ver algo, así que nos centraremos en eso ahora con Marty.

La mujer asintió y murmuró su aprobación del plan, sintiendo que de nuevo aquella horrible sensación de culpa y angustia la quemaba por dentro. El rubio lo percibió ante su nueva rigidez e intranquilidad, con lo que preguntó si estaba bien, no despegando la vista de la carretera para no incomodarla más.

-Sí, no pasa nada, en serio. Gracias. -Mintió, tratando de sonar indiferente, aunque sabía que él sabría la verdad, pero agradeció que no insistiera y lo dejara correr.

Ante aquella situación de ocultar la verdad y fingir, a la chica le vino algo a la mente que había surgido en una conversación con Marty que no se llegó a ahondar, y ante la curiosidad nuevamente avivada y sus ganas de distraer la mente, se atrevió a hablar tras un leve carraspeo.

-Oye, Rust… ¿Puedo preguntarte algo personal?

-¿Qué? -Preguntó mientras se encendía un cigarro. Sally trató de no dudar mucho, sonando firme.

-¿Qué pasó en el 2002? He hablado con Marty y me dijo que vuestra relación se rompió; pero no parecía muy cómodo, así que dejamos el tema sin entrar en él. Tú renunciaste a la estatal y te marchaste sin dejar rastro.

El expolicía tomó una nueva calada antes de responder, ignorando los ojos de la chica clavados en él con total detalle.

-No estábamos ninguno en nuestro mejor momento, no… A mí el jefe me había suspendido unos días por ir tras Tuttle, Marty estaba cabreado por sus movidas y eso repercutió en nuestro trabajo juntos, así que estábamos cabreados, y para rematarlo todo me acosté con su mujer.

Sally se tragó una palabrota de asombro, tomándose un segundo antes de hablar nuevamente.

-¿Te acostaste con ella? ¿Cómo es posible? Quiero decir, nadie apostaría por que algo así pasara conociéndote un poco, con todo eso de la moral, el saber la verdad y ser tan reticente con la gente.

-Ella quiso utilizarme para hacer daño a Marty y librarse de él tras varias infidelidades. Yo estaba cabreado y sabía que Marty se merecía aquello, así que pasé de mis convicciones. Siempre hay otra opción, ya sabes.

-Vaya… Quién lo diría, también eres humano. -Susurró con un deje de burla, abandonándolo al volver a hablar. -Me alegro que hayáis superado todo eso; parece que os va mejor.

-Supongo que sí.

A la respuesta del rubio, la mujer sonrió levemente para volver a sentarse mirando al frente.