Capítulo 29
Sally ya empezaba a acostumbrarse a la velocidad extrema tras tantas situaciones como aquella, a pesar de que nunca creyó que ni se inmutaría con algo que le había asustado antes tanto. Desde luego si no se daba prisa, lo que sucedería sería mucho peor, y sólo con pensarlo el temor la atenazaba.
Al menos dio gracias al cielo porque su móvil hubiera aguantado para llamar a la policía, pero no se fiaba de que acudieran con la premura necesaria. No sabía cuándo habría salido Jackson para allá, aunque no debía haber sido lejos de aquella hora, puesto que no se arriesgaría a hacerlo de día, o eso quería pensar.
La camarera evitó perderse en pensamientos, y optó por apagar la mente y pisar a fondo el acelerador, escuchando el sufrimiento y esfuerzo de su motor en aquel corto trayecto que restaba.
Derrapando entró con un giro cerrado en el pequeño parking frente al bar, saliendo con el arma en la mano sin siquiera apagar el motor o cerrar la puerta; sólo podía fijarse en lo que ocurría dentro.
Sin dudar un instante corrió hacia la entrada y abrió abruptamente, a sabiendas de que no era buena idea tras su poco discreta entrada.
Jackson había aprovechado aquellos segundos para sujetar a Rust por detrás, apuntándolo directamente a la sien ante la entrada de la morena, quien guió el arma hacia su ex sin dudar. En el bar no había nadie más.
-Suéltalo, Jackson. Él no tiene nada que ver contigo. Tú sólo te has jodido, tío ¿no lo entiendes? -Habló con un deje de exasperación, manteniendo firme el agarre de la pistola.
-¿Prefieres ocupar su lugar? Nunca fuiste muy lista, Sally; ni tan generosa con nadie. ¡Los dos me habéis jodido y no pienso dejarlo estar, coño!
Sally luchó contra el miedo cuanto pudo para mantenerse firme y no dudar, pero todo cambió cuando Rust se movió bruscamente y se zafó del agarre de Jackson. Entonces todo ocurrió en un segundo de vorágine incomprensible.
La mujer disparó en cuanto tuvo un tiro certero para ayudar al rubio, hiriendo a Jackson levemente en un omóplato cuando pegaba un puñetazo tras enzarzarse en una pelea contra Cohle.
Jackson había caído al suelo al recibir la bala, haciéndolo cerca del lugar donde reposaba su pistola. No dudo en actuar velozmente, alzando el arma para disparar varias veces contra el expolicía, quien con la premura que pudo saltó tras la barra para cubrirse.
-Rust…
El leve susurro temeroso de Sally rompió el tenso silencio recién creado tras el tiroteo. Obviando que comenzaban a escucharse sirenas lejanas, y Jackson se ponía en pie para huir, la mujer repitió el nombre de su compañero, esta vez gritando mientras corría tras la barra con el corazón detenido en seco.
Aquellos tres segundos fueron los peores que recordaba en mucho tiempo, de un pánico tan real que cortaba la respiración, pero todo aquello se esfumó tan rápido como había venido.
Cohle se hallaba tirado en el suelo sobre los cristales de lo que habían sido varias botellas y vasos, simplemente herido por la pequeña pelea y la aparatosa caída. Sally corrió a arrodillarse frente a él, tomando su rostro en sus manos al hablar.
-Oh, Dios… ¿estás bien, Rust? Estás sangrando.
-Tranquila; sólo me he cortado con alguna botella… -Dijo con un leve quejido, observando el corte en una de sus manos y muñeca.
Apenas pasó un segundo tras su respuesta cuando se vio sorprendido por el abrazo de Sally, quien lo aferró con fuerza contra sí misma. La morena emitió un suspiro de alivio antes de murmurar de forma quebrada cerca de su oído.
-Por un momento pensé que te había matado.
-Estoy bien, en parte gracias a ti también. -Susurró con suavidad, notando que ella se agitaba levemente porque estaba llorando.
-Lo siento mucho Rust, perdóname.
-Tranquila, Sally. No pasa nada.
Tras la respuesta del hombre ella dejó fluir con ganas su llanto, liberándose del miedo y la tensión sufridas, a pesar de que un nuevo pensamiento y emociones atenazaban el interior de su pecho.
Rust notó aquello y se atrevió a rodearla con los brazos, abrazándola con cuidado hasta sentirse cómodo con aquello, haciendo que pronto la sombra del miedo y la duda afloraran en su interior.
Después de unos instantes, tras los cuales Sally pudo calmarse y controlar su llanto, se separó lentamente del rubio volviendo a susurrar que lo sentía.
La camarera se puso en pie y ayudó a Rust a levantarse, sujetándolo del brazo sano mientras ponía todo su esfuerzo en evitar sus ojos azules con un nerviosismo interior irritante. No obstante, aquello no fue nada comparado con lo que sintió cuando él insistió en que lo mirara, quedando sólo a unos pasos de ella.
-¿Estás bien de verdad? No te preocupes por la policía, no has hecho nada por lo que puedan ir a por ti, y el arma es mía. Les contaré todo.
Ella asintió con un nudo en la garganta, bajando la mirada al suelo mientras inspiraba con profundidad. Tuvo que volver a alzar la vista hacia los ojos del hombre cuando este le dio un pequeño toque en la barbilla.
-Todo irá bien.
Sally sonrió a media asta tras su frase, sintiendo que su interior se revolvía en cuanto Rust posó su mano sobre su mejilla unos segundos antes de que una pareja de policías entrara en el desbaratado local.
Apenas habían pasado unos minutos desde que Sally le había contado a Marty lo sucedido con Jackson, allí sentados en la sala de espera del hospital más cercano, esperando a que cosieran a Rust.
Ni siquiera sabía por qué había llamado al exinspector a aquellas horas. Sentía una necesidad interna que no sabía identificar con un nombre tras la escena vivida; aquello le había hecho comprender algo que trataba de dominar, y no era posible. Deseaba verbalizarlo en voz alta, confesarse.
Hart guardaba un prudente silencio después de haber escuchado la historia, observando en el rostro de la mujer que las cosas no iban bien. Desde luego el shock de la situación no era para menos, teniendo en cuenta la suma de las últimas semanas de altercados. No obstante, parecía más triste que asustada.
-No puedo con esto, Marty. No puedo fingir que me da igual. -Rompió el silencio la camarera, suspirando al instante. El hombre se tomó un segundo antes de hablar.
-Están siendo unos días jodidos, es normal que estés asustada y harta de todo, pero te prometo que pasará y acabaremos con esto, juntos.
-No me refiero a eso, y ahora que lo pienso es jodidamente ridículo, porque es lo que debería preocuparme.
-¿Qué es, Sally? ¿Qué pasa? -Preguntó con tacto, haciéndose el loco mientras veía que ella bajaba la mirada para ocultar las lágrimas.
-Que quiero a Rust… no puedo dejar de pensar en él, Marty; al igual que sólo pienso en tratar de reconfortarlo y ayudar a que se sienta mejor, porque no puedo soportar ver su dolor. Fui una ingenua al pensar que podría controlarlo, dejar de pensar en él de ese modo. No es verdad, y después de creer que lo habían matado ha sido como muy claro, ¿sabes?
Él no supo qué responder, todo le parecía inútil, con lo que susurró un ya, y posó su mano sobre la espalda de la morena para frotarla con cariño.
-Siento no ser de ayuda, Sally. Aunque creo que, aunque él sepa a rasgos generales qué pasa, deberías decírselo todo con sinceridad. Tú necesitas ese desahogo, y él escucharlo, porque sé que le gustas y es un terco de cojones.
-No, Marty, yo… No sé si sería peor, no sé nada, joder. Lo siento, y gracias por venir, pero tengo que salir de aquí.
El expolicía no pudo agregar nada cuando ella se levantó veloz, saliendo de la estancia mientras dejaba de luchar contra su llanto. Hart suspiró pesadamente y se pasó la mano por la nuca, pensando en que aquello era una putada para la mujer, aunque tuviera una solución fácil que Rust se empeñaba en no admitir.
