DISCLAIMER: Digimon y sus maravillosos personajes no me pertenecen y esta historia es uno de mis tantos delirios creativos que surgen en mi mente de camino al trabajo.

.01. El Prodigio Y Su Decadencia.

Engreído. Egocéntrico. Rebelde. Idiota.

Desde el inicio todo parecería predestinado al fracaso para aquel jovencito insolente, al menos ante los ojos de los demás.

Con sus jóvenes dieciséis años y con la impunidad propia de la rebeldía adolescente sintió que aquello no iba a poder jamás con él.

Tildó de cobardes a sus compañeros, y se jactó de tenerlo todo bajo control. Él había nacido para arriesgarse, para darlo todo, para vivir con intensidad.

Qué niñato ingenuo había sido.

El joven Yamato Ishida era un prodigio de la música, todos lo sabían, todos lo habían escuchado hacer maravillas con varios instrumentos musicales en el auditorio escolar, todos se habían quedado fascinados alguna vez con su destreza y oído excepcionales.

Pero todos conocían también su lado más oscuro.

Y la conjunción de sus actitudes, que despertaban admiración y desdén a partes iguales, hacían que se le acercaran aduladores o personas con falsas intenciones en todo momento, atraídas por su aparente éxito.

Sin embargo no tardaban en notar que el joven pronto advertía sus intenciones y tenía una maravillosa capacidad de hacer enfurecer a todos a su alrededor.

Esos problemas de conducta y rebeldía adolescente le hicieron adentrarse e un camino de abuso de sustancias. Él podía con todo el mundo cuando consumía.

Había logrado que su banda se posicionara desde ese entonces.

Años después, como vocalista de la banda de rock del momento, nada parecía haber sido inalcanzable para Yamato Ishida. Había llegado a sentir varias veces el mundo a sus pies, pero aquello quizás no era más que una simple imagen perfecta que se había esmerado en construir con el paso de los años.

Toda una farsa.

Su verdadera vida cotidiana era muy diferente a eso, y las malas decisiones ya eran parte de su forma de ser. A menudo sentía que sus acciones le definían, y que él era el malvado en su propia historia.

Al menos cuando su última novia lo dejó, harta de los excesos con el alcohol y las drogas, pensó que realmente lo había conseguido, ser la persona más nefasta sobre el planeta. Y por primera vez tocó fondo.

Allí descubrió lo vulnerable que era, lo solo que se sentía en realidad, lo mal que le hacía la compañía de algunas personas.

Recordaba cada una de las verdades hirientes que ella le había gritado antes de marcharse dando un portazo.

Egoísta, narcisista, ignorante. Cada palabra clavándose una y otra vez en su pecho como una daga, las recordaba y se mareaba.

Le llevó tiempo asumir que ella tenía razón.

Había sido todo eso y más.

Y la salida era dejarse caer al vacío, ya nada le importaba. Quería morir abandonado a su suerte como sentía que se merecía.

No hubo canción o carta que ayudaran a que ella lo perdonara. No esta vez.

Ella le recibió una última vez en casa de su madre y lo único que hizo por él fue darle el poco amor que le quedaba hacia su desastrosa persona en una simple frase:

"Cambia por y para ti".

Fueron las palabras más hermosas que le dijeron alguna vez.

Así que finalmente se abandonó a su destino, hundiéndose en el pútrido lodo de sus adicciones para perderse de una vez por todas.

Juraba haberlo intentado, quería morirse a causa de sus excesos, no se atrevía a acabar conscientemente con su vida. Pero aunque se llevaba al límite cada noche, el dolor regresaba a habitar su cuerpo todas las mañanas, con cada resaca, con cada vómito en el que su maltratado organismo liberaba toxinas.

Hasta el día que su propia banda le dio un ultimátum.

Había llegado una ambiciosa propuesta y se trataba de la una gira mundial, serían varios meses alrededor del globo. Pero para eso debía dejar toda la estupidez de lado y decidirse a estar bien. Era la sobriedad o quedar fuera de lo único por lo que había trabajado de verdad, la única cosa a la que le había dado tanto de sí mismo.

Sus compañeros Akira y Hayato fueron unánimes en ese aspecto. Dejar las drogas o dejar Knife of Day.

Algo del escaso amor propio que le quedaba le motivó a hacer el esfuerzo.

Se la pasó unas semanas en un centro de rehabilitación mientras que la discográfica despidió a quien era el representante de la banda hasta el momento – y también el mayor proveedor de drogas para Yamato- y el vocalista venido a menos tuvo que hacer varias sesiones de terapia antes de poder anunciar al mundo el primer tour mundial.

Llegado el momento, su familia organizó una despedida teñida de tristeza la noche anterior a la partida. Sus padres, su hermano menor, Takeru; la novia de aquél, Hikari; y su mejor amigo, Taichi.

Ellos habían sido el apoyo más incondicional durante los últimos tiempos sombríos, y aunque no estaban de acuerdo con dejarlo ir a medio camino de rehabilitarse, tanto los chicos de la banda como la discográfica se comprometieron a mantenerlo por una senda de rectitud y responsabilidad, siendo vigilado por el grupo, el nuevo representante y la contención terapéutica a distancia. Los beneficiaría a todos.

Así que al día siguiente estuvieron temprano en el aeropuerto.

Yamato llegó con su hermano y distinguió a lo lejos a Hayato, el baterista, junto a sus padres. No tardaron en acercarse a ellos y todo el estrés previo vivido durante las últimas semanas parecía haberse esfumado.

Sonreían como niños que van por primera vez al parque de diversiones de sus sueños y no podían contener la emoción.

- ¿Dónde estará Akira? – preguntó Yamato buscando a su colega entre la gente del hall de aeropuerto, era conocida la impuntualidad del guitarrista de la banda.

- Creo que llegaría con la nueva mánager. -dijo Hayato.

- ¿Nueva?

- Si, los de la discográfica se comprometieron a traer a alguien que se manejara con experiencia y con un impecable currículum para evitarnos problemas, es de las mejores del continente. – Asintió sus propias palabras con aprobación. El vocalista recién estaba adentrándose en los detalles de la gira, entendía que no le hubieran comentado sobre las últimas novedades y condiciones contractuales, sabían que era algo delicado para él.

-Con esos detalles ya me aburrí de ella sin conocerla – mencionó Yamato riendo. Nunca habían trabajado con una mujer, pero sabía que ella se haría cargo de los asuntos más engorrosos de la gira, como pelearse con organizadores para que les dieran lo que habían prometido, asegurarse de que los shows salieran de la mejor manera y discutir con las aerolíneas por vuelos atrasados si era preciso. También debería estar vigilándolo y acompañándolo durante los momentos fuera de los escenarios.

Ciertamente Yamato no quería ahondar en la manera en la que probablemente se manejarían las cosas a partir de ese momento. Había sido muy difícil que los médicos y psicólogos autorizaran su salida de la internación y sabía que el trato incluía prohibirle ciertas situaciones como fiestas y libertad de movimientos. Todo era por su bien.

Pero le fastidiaba enormemente.

Se preguntó como sería la mujer, imaginaba que con el carácter y la inteligencia necesarias para lidiar con tantas presiones. Adivinaba que no se llevaría bien con ella.

Pero la pesadilla sería peor si quedaba por fuera de esta oportunidad de seguir triunfando con la banda. Jamás se perdonaría a sí mismo si les fallaba. A juzgar por lo que mencionó su colega, la historia laboral de la mujer era intachable y también representaba a bandas del extranjero. Yamato se imaginó a una vieja cascarrabias.

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