La rebelión de los Olvidados
Todo lo que reconozcas pertenece a Rick Riordan
Aviso: estoy actualizando esta historia porque me di cuenta releyéndola de que había muchas cosas mal y faltas de ortografía. Así que estoy volviendo a subir los capítulos pero ahora mejor escritos y demás, así que a lo mejor hay algunos repetidos. Si ya leíste la historia es la misma, en ese aspecto no cambia, pero quería arrglar mis errores porque me he dado cuenta de que podía hacerlo mejor.
Introducción
-Supongo que ustedes son los padres de Nerea Rodríguez-dijo alguien.
-Sí, lo somos-respondió una voz de mujer- . Yo soy Beatriz y este es mi marido Martín.
-Un placer-continuó la primera voz-. Soy Andrés Barreiro, el tutor de su hija, y también su profesor de Biología.
-El placer es nuestro-aseguró otro hombre, seguramente Martín-. ¿A que se debe esta tutoría?
Nerea, agachada tras una pared, esbozó una sonrisa silenciosa. Esa pregunta era la razón por la que escuchaba la conversación y su padre había ido directo al grano. Como siempre. Estaban ya en junio y aquella era la primera vez en el curso que su tutor se reunía con los padres de alguien. Y justo era con sus padres.
-Lo primero que quería decirles es que deberían estar orgullosos de su hija-dijo el profesor-. Ya tenemos las notas finales y, a pesar del TDAH y la dislexia, Nerea lo a hecho muy bien. Empezar la ESO no siempre es fácil y se nota que se ha esforzado.
-Gracias por decírnoslo-contestó Beatriz, la madre de Nerea-. Pero está claro que no hemos venido solo por eso.
-No se equivoca. Verán, muchos profesores no hemos dado cuenta de que su hija acostumbra a estar sola. Se queda en una esquina en el patio, nunca nadie la quiere de compañera en los trabajos grupales y lo raro es verla hablando con alguien.
-No lo entiendo-dijo Martín-. En casa siempre es muy sociable.
-Le creo. Nerea nunca ha rechazado a la gente, sino que la gente la rechaza a ella.
Andrés siguió hablando, pero Nerea dejó de escuchar. Si la tutoría era para contarle a sus padres que la gente la odiaba sin razón, prefería no escuchar. Así que se levantó y se fue. Por suerte era sigilosa y se le daba bien escuchar sin ser vista. Pero como se fue no pudo escuchar lo que el profesor propuso a sus padres.
- Esa tarde -
Nerea estaba en la cocina de su casa con sus dos hermanas pequeñas cuando sus padres llegaron.
-Laura, Andrea, id a jugar a vuestro cuarto un rato, ¿vale? Tenemos que hablar con Nerea.
Las dos niñas, d años, se fueron corriendo y su madre continuó hablando:
-Hoy tu profesor nos ha contado que no tienes muchos amigos en el instituto.
-Eso es una manera muy suave de decirlo-contestó Nerea.
-¿Por qué no nos lo contaste?-intervino su padre.
-No quería preocuparos.
-Nos preocupamos más si no nos lo cuentas-respondió Beatriz-. Algunos profesores opinan que lo que pasa es que el resto de compañeros te menosprecian por tus problemas (TDAH y dislexia).
-No lo sé. No estoy en su cabeza.
-La cosa es que tu tutor nos ha propuesto que vayas este verano a un campamento en el que hay gente de tu edad y que también tiene esas dificultades. ¿Que te parece?
-Me encanta la idea. ¿Cuándo empieza?
-Este viernes acaban las clases y te vas el domingo.
-Genial.
Nerea estaba emocionada de verdad. Le gustaba la idea de pasar el verano con otros chicos y si además no la iban a tratar como a un bicho raro e ignorarla... Era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo. Ya se iba a su habitación cuando su padre dijo:
-Una última cosa Nerea.
-¿Si?
-El campamento es... en Nueva York, en Estados Unidos.
