Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.

Gracias por leer y nos veremos después.

Bebés... amo los bebés, y mas entre mi OTP suprema uwu.


El nacimiento de un bebé era hermoso.

La vida era hermosa.

Pero como se concedió su hijo seguía siendo un enigma. Y un gran enigma.

Pero vaya que quería a su familia con todo su ser.

Fue una noche tranquila en la que se dio la noticia. Aomine había regresado de su patrullaje nocturno junto con Kagami cuando el olor a quemado lo recibió de frente.

-¿Ryou?- se asustó al ver la comida quemada en la estufa y la lumbre prendida. La apago y tapó su nariz, olía horrible pero más importante.

¿Dónde estaba Ryou

¿Por qué dejo la comida quemándose?

-¡Ryou!- volvió a llamarlo pero nadie respondió ¿acaso fue a ver a Tetsu? No, acababa de salir del templo donde vivía Kagami pero no lo vio ¿entonces? -¿Ryou, dónde estás?- grito buscando desesperado al humano.

Apenas podía detectar, muy sutilmente, el aroma de su pareja.

Busco con su olfato al castaño y el aroma de este y su rastro estaba en la habitación que compartían.

-Oh no- murmuró temiendo lo peor. Abrió la puerta y su Ryou no estaba ahí, abrió la puerta del baño y la imagen que vio ahí no le gusto para nada -¡Ryou!- corrió a auxiliar al castaño quien estaba desmayado en el suelo, toco su rostro y estaba húmedo. Sakurai estaba sudando frío.

Detecto el aroma de otra persona en el cuerpo de su humano. Pero ese aroma era una combinación de él y su castaño.

Acaso...

-¡Es imposible!- pensó mientras colocaba delicadamente el cuerpo de su pareja en la cama, puso por instinto la oreja en el vientre del castaño esperando que sus hipótesis fueran falsas, repentinamente oyó algo, muy bajito, casi imperceptible pero nada que no pudiera oír con su oído.

Ese algo se estaba moviendo y vivía en el vientre de su humano.

-¿Daiki-san?- pregunto el castaño acariciando los cabellos de su lobo quien separo su oído de su vientre y ahora le veía con atención -¿qué me paso? ¿A qué hora llegaste?-

-Tiene diez minutos que llegue. Te encontré desmayado en el piso del baño ¿qué paso?- preguntó Aomine acariciando el vientre de su pareja, lo que se movía dentro del castaño estaba reaccionado al contacto de su mano.

-N-no lo sé- respondió asustado -estaba hablando con Tetsuya-san en la sala, lo despedí y después me puse a preparar la cena. No estoy seguro de lo que paso después, solo recuerdo que iba al baño debido a que empecé a sentir ascos y ganas de vomitar y después nada. Estoy en blanco- explico temiendo lo peor. No quería asustar a su lobo.

Aomine trataba de asimilar lo que estaba pasando y lo que el castaño iba a vivir de ahora en adelante.

-Ryou...- le llamo seriamente -tu... tu dijiste que eres doncel ¿cierto?-

-Sí, fue lo primero que te dije la primera vez que lo hicimos- contestó sonrosado.

-Y solo un doncel se puede embarazar de otro humano ¿cierto?-

-Si... ¿A qué quieres llegar con esto, Daiki-san?- acaso estaba sospechando algo de él.

-Nunca nos hemos cuidado, al menos yo no. Me gusta correrme dentro de ti y muchas veces cuando lo hacemos. Ósea que... solo hay una respuesta para todo esto- Ryou le vio fijamente.

-Eso significa que-

-Estas embarazado, de mi Ryou-

Silencio.

El castaño se quedó callado, no supo que decir. No sabía que decir.

Oh.

Ahora entendía sus síntomas anteriores.

-¿Es eso posible?- preguntó, el moreno se alzó de hombros.

-No lo sé Ryou- respondió sincero Aomine -pero lo que está aquí dentro- acariciando el vientre del castaño quien se mostraba tranquilo en toda esa situación -es muy real. Tanto que puedo oír los latidos de su corazón y puedo sentir como reacciona con mi toque, puedo asegurarte que estaba muy emocionado de que tú seas su madre y ya quiere conocerte- el castaño estaba en blanco.

¡¿Cómo era posible todo eso?!

Un bebé.

Tenía un bebé en su vientre.

Su hijo.

Su primer hijo con Aomine.

Fueron demasiadas emociones que término desmayándose asustando otra vez al moreno que no dudó en acostaste a su lado y abrazarlo protectoramente.

Todo eso también era nuevo para él.

Pero iba a cuidar a ese chico y a su hijo aun a costa de su vida.

Y claro que iba a cumplir esa promesa.