Los personajes de ccs no me pertenecen, la historia es de mi autoría.

Advertencia: contiene temas sensibles, esto es ficción sin intención de herir la susceptibilidad de nadie.

Invítalo a salir.

capítulo 4.

Tomoyo Daidouji golpeó la mesa con las manos y tiró la silla en el proceso de ponerse en pie, sus compañeros giraron las cabezas para centrar su atención en ella y su pequeño ataque de histeria mientras que el inocente Eriol terminaba de escribir el nombre de su pareja en el pizarrón con letra tan minúscula que inclusive el profesor tuvo que acercarse para leer de quién se trataba.

-¡No voy a trabajar con este tipo! -impugnó.

Su mayor temor había sido confirmado, Tomoyo supo casi desde el momento en que Hiraguizawa tomó el marcador con las manos temblorosas que cabía la probabilidad de trabajar juntos. El resto de chicas pensaron que estaba loca por rechazar tremenda oportunidad, ya que el sujeto que tanto despreciaba resultaba ser uno de los más guapos de clase.

Tomoyo tenía malas calificaciones, era un hecho innegable, pero ni siquiera estaba interesada en ir a la universidad, motivo por el cual defendería su dignidad hasta el final.

-No creas que yo estoy encantado con la idea -señaló Eriol con el ceño fruncido.

-Finalmente estamos de acuerdo en algo, no nos soportamos -argumentó ella echando su larga cabellera hacia atrás antes de cruzar sus brazos sobre el pecho en un gesto desafiante.

Eriol podía sentir su rostro colorado por la furia, esa niña estaba humillándolo en público, cada vez que sostenían el mínimo contacto era la misma historia.

-Debe ser porque nuestros coeficientes intelectuales son demasiado diferentes.

-¿Me llamaste tonta? -reclamó ofendida.

-Puedes interpretarlo como quieras.

-¡Suficiente! -interrumpió el profesor levantando los brazos ante ambos extremos-. Los dos se acaban de ganar una hora en detención durante una semana, las cuales pienso supervisar yo mismo.

Los chicos abrieron la boca para protestar sin embargo el maestro los acalló con un gesto.

-Sobra decirles que no admitiré permutas entre las parejas ya establecidas para esta actividad.

Tomoyo golpeó el suelo con su zapato lanzando un grito para calmar a sus demonios internos; Eriol por su parte caminó enfurecido hasta su supuesto mejor amigo estrellándole el marcador en el pecho, Syaoran pudo evitar esa tragedia en su vida y le haría pagar muy caro el no haberlo hecho.

-¿Por qué te molesta tanto Daidouji? -susurró Li en tono burlón, fingiendo atarse los cordones del zapato para ganar tiempo-. No me digas que te sigue gustando.

-No te atrevas a mirarme de nuevo antes que se oculte el sol -refunfuñó Eriol recostándose sobre su escritorio.

La diversión de Syaoran duró tan poco como la luz de un cerillo, en cuanto se puso de pie todos en el salón comenzaron a cuchichear acerca de su pareja y lo afortunada que debería sentirse esa persona. Tomando un respiro profundo escribió en el pizarrón el nombre de Sakura. Al darse cuenta varios se decepcionaron mientras que Kinomoto no logró articular ninguna palabra, sus miradas se cruzaron un instante y el tiempo pareció detenerse hasta que Li por fin llegó de vuelta a su asiento.

La actividad finalizó con las indicaciones del profesor quien revisaría los avances del proyecto cada semana, se retiró dándoles el resto de la hora de orientación para acercarse a sus respectivas parejas y ponerse de acuerdo.

Rápidamente Eriol se puso de pie alegando sentirse enfermo para correr a la enfermería bajo la mirada acusadora de Tomoyo siguiéndolo hasta que desapareció en el pasillo.

-Vaya cobarde -gruñó Daidouji, sacando un espejo de su bolso para acomodar su flequillo-. El otro día nuestras familias se encontraron en el restaurante de Hill's y sus padres nos invitaron a compartir la mesa con ellos, de inmediato él tiró su copa de vino sobre su pantalón y se escapó del lugar alegando que debía cambiarse de ropa porque su piel es demasiado sensible.

Sakura trató de prestarle atención al parloteo de su amiga y ocultó sus manos sudorosas debajo de la mesa-. Debes admitir que tú lo intimidas, siempre que lo ves tratas de insultarlo y de apuñalarlo con los ojos, cuando te pones así me das escalofríos, no me gustaría estar en los zapatos de Eriol.

-¿Por qué dices su nombre con ese tono? -reclamó Tomoyo frunciendo el ceño.

-¿De qué hablas?

-Lo llamas Eriol con tanta naturalidad que podría jurar que ustedes son cercanos.

-Bueno yo… -Un ruido metálico sobresaltó a las chicas quienes parpadearon sorprendidas al notar que Syaoran Li situó una silla en medio de ellas, recargándose en el respaldo de su asiento para unirse a la conversación. Le indicó a Sakura que continuara hablando con un asentimiento de cabeza. Ella dudó un segundo sin embargo prosiguió-. No diría que somos precisamente cercanos, lo ayudé a encontrar a su perro y desde entonces nos tratamos con más naturalidad.

-Y tú, guapo geniecillo, ¿qué haces aquí? -inquirió Tomoyo alzando una ceja, dado que no era habitual que Li se acercara a platicar con alguien.

Syaoran carraspeó avergonzado, si bien tenía claro que él era el interés amoroso de Sakura no le gustaba que ella tuviese opiniones positivas de otros chicos. Sacó su teléfono móvil y lo arrastró sobre la mesa acercándoselo a la belleza de ojos verdes.

-Guarda tu contacto…

-No me digas que finalmente invitarás a mi amiga a salir -chilló Tomoyo, dejando caer la lima de uñas que sostenía.

Syaoran se sonrojó de inmediato.

-¿De qué hablas? Somos compañeros de proyecto.

Tomoyo hizo un gesto exasperada, con la rabia que le produjo el inútil de Hiraguizawa y su castigo en detención no había prestado atención al resto de nombres escritos en el pizarrón. Esos dos eran unos lentos, ella sabía desde hacía años que eran el uno para el otro, pero las circunstancias no habían favorecido un acercamiento y si lo pensaba bien, quizás no fuese tan buena idea que ellos terminaran convirtiéndose en pareja. Se mordió el labio culpándose por su indiscreto comentario.

Sakura se sintió decepcionada al escuchar la negativa tan efusiva por parte de Syaoran. Claro, él solo estaba siendo amable esa mañana, aunque muy en el fondo aspiraba a que sus elogios hubiesen sido ciertos. Eso la llevó a caer en la realidad, Syaoran era un estudiante y atleta destacado, no tenía el mismo tiempo libre que el resto de la clase y ella menos que nadie deseaba interferir en su desempeño.

-¿Estás seguro de esto? -preguntó mirándolo fijamente-. Si hablo con el profesor estoy segura que harían una excepción contigo, yo puedo unirme a Tomoyo y Eriol…

-Estoy seguro -le interrumpió Syaoran-. Quiero hacer esto contigo. Quizás no pueda dedicarle al proyecto el espacio suficiente, pero te prometo que haré lo posible por hacer las cosas bien.

Syaoran no pudo esconder la satisfacción que le produjo la brillante sonrisa de ella, hacía tanto que no la veía así de feliz. Suspiró suavemente mientras Sakura guardaba su número en el teléfono con un tropel de ideas en la cabeza, esa tarea implicaba tener un contacto constante y tenía miedo de exponer sus sentimientos e incluso el secreto que guardaba tan celosamente.

-Te escribiré -anunció dispuesto a retirarse para buscar a Eriol en la enfermería.

Sakura asintió, dándose cuenta que una persona indeseable había estado observándolos todo ese tiempo. Akiho Shinomoto era una piedra en su zapato desde que fue transferida al instituto, era maliciosa e hipócrita pero nadie parecía darse cuenta de ello. Se aprovechó de la reputación en caída de Sakura para suplantarla en cada una de sus actividades, tomó su lugar en el equipo de porristas, en la mesa de la cafetería donde solían almorzar e inclusive se entrometió con sus amigas hasta hacerla a ella a un lado.

-Es la primera vez que siento celos de alguien con bajo promedio -ironizó la chica, intentado acariciar el brazo de Syaoran, quién lo apartó en el acto. Akiho ni se inmutó por el desplante, sostuvo su gesto desafiante contra Sakura-. ¿No te parece que tú y tu familia ya le robaron lo suficiente a Li como para venir a distraerlo en un momento tan importante de su vida?

-¿A qué te refieres? -retó Sakura levantándose de suasiento.

-No quieras hacerte la ingenua conmigo -susurró Akiho sosteniendo a Sakura del mentón-. ¿No sabías que tu papi le robó una fortuna a la familia de Li?

Tomoyo y Syaoran intercambiaron miradas de angustia ante semejante revelación e intentaron silenciar a la chica quien se negó a moverse. La expresión cruel de su rostro ante la confusión de la castaña era aterradora.

-Eso no es cierto -No podía ser cierto cuando después del fallecimiento de su padre la familia de Li se había preocupado por ella dándole una beca para terminar sus estudios. Nadie haría eso por la hija de un criminal.

-Ahora piensa un poco en la historia que creaste para escapar de tu verdadera realidad…

-Ya basta, Shinomoto -gruñó Syaoran. El aula estaba en completo silencio, la atención de todos se centraba en esa discusión y varios de los chicos estaban grabando los acontecimientos. Era un verdadero desastre.

-Cállate tú si quieres -gritó la chica-. Sakura tiene derecho a saber por qué todos la rechazan. Al parecer soy su única amiga verdadera en este recinto.

Las lágrimas quemaban por salir de los ojos de Sakura, pero no le daría a Akiho el placer de verla llorar.

-Tu padre intentó hacerlos creer que era un tipo romántico que se quitó la vida por la muerte de su amada, pero no fue así, solo era un cobarde que prefirió morir antes que ir a la cárcel.

Una oleada de críticas estalló en los oídos de Sakura, la sangre de sus venas ardía y todo el dolor y la rabia que había estado conteniendo brotó de su cuerpo cuando se abalanzó sobre Akiho haciendo que cayeran al piso una sobre la otra tirándose del cabello, involucrando uñas y dientes para defenderse de los ataques contrarios.

Fue demasiado para ella asimilar que su padre los había abandonado a su suerte como para soportar esta nueva verdad. Todo tenía que ser un invento de Akiho para acabar con la poca dignidad que le quedaba. No sabía por qué esa chica se había ensañado tanto con ella pero le dejaría claro a todos los que la criticaban que Sakura Kinomoto no era un blanco fácil.

Para Tomoyo y Syaoran era complicado separar a las chicas sin lastimarlas, pero después de varios esfuerzos Li consiguió capturar a Sakura entre sus brazos mientras Tomoyo levantaba a Akiho del piso.

-¡Suéltame! -pidió Sakura agitada. Syaoran la liberó lentamente de su agarre, mandando una señal a Daidouji para que estuviera al pendiente de Akiho. Sakura se apartó el cabello del rostro con una mano dejando ver un pequeño rasguño en su pómulo-. Dime si lo que dijo Akiho es cierto, ¿mi padre le hizo eso a tu familia?

La voz quebrada de Kinomoto le rompió el corazón. Li sabía que la atención estaba en ellos, no quería avergonzar más el nombre de Sakura pero le era imposible alegar lo contrario. Así que tomó la decisión de callar y fue un silencio que ella interpretó perfectamente. Recogió su mochila del piso y salió a toda velocidad del salón.

-¿Qué ganaste diciéndole todo eso? -reclamó Li.

Shinomoto limpió un hilo de sangre de su rostro con la manga de su chaqueta lanzando una irónica sonrisa.

-Detesto a las de su clase, no es más que una zorra con piel de oveja, ¿por qué la defiendes tanto? Déjame adivinar, te paga tu beneficencia con otro tipo de favores…

-Cierra la boca -amenazó Li apretando los puños-. Si vuelves a meterte con ella haré que te expulsen de esta escuela también. Todos ocultamos una verdad que no deseamos que se sepa y yo sé muy bien cuál es la tuya.

Akiho titubeó con la amenaza, pues su verdadero propósito era provocar a Sakura para finalmente deshacerse de ella, quería guardar evidencia de su agresión por lo que le había pedido a algunos chicos del salón que grabaran el ataque e hicieran correr la noticia.

Syaoran comenzó a tomar los teléfonos de cada uno de sus compañeros para borrar los vídeos que incriminaban a Sakura. Tomoyo empujó con el hombro a Akiho y comenzó a imitar la acción. Una vez terminada su requisa salieron del salón en busca de la castaña.

Revisaron todos los lugares posibles sin ningún éxito, Tomoyo estaba ya sin aliento sintiendo que los ligamentos de sus piernas se romperían por el esfuerzo y a pesar del dolor decidió continuar con su búsqueda castigándose a sí misma por haber sido tan mala amiga.

Si bien intentaba estar en comunicación con Sakura las cosas entre ellas no eran iguales desde la llegada de Akiho, Tomoyo al igual que el resto se dejó deslumbrar por el parecido físico que tenía con Sakura en sus mejores épocas, además era tan sofisticada y sabía tanto de las distintas ciudades del mundo que cayó en sus redes como la clásica pueblerina que era.

La riqueza de la familia Shinomoto solo podía competir con la de los Li, era un verdadero misterio el por qué personas tan influyentes como ellos terminaron residiendo en un sitio tan pequeño como Tomoeda.

En medio de sus cavilaciones llegaron hasta las tribunas del estadio donde Sakura lloraba abrazando sus rodillas. Ninguno de los dos la había visto condolerse de esa forma, ni siquiera en el velorio de sus padres.

-Debería ir con ella -susurró Tomoyo.

Syaoran la detuvo sosteniéndola del brazo.

-Déjala sola un rato, necesita desahogarse. Cuando esté un poco más tranquila entrégale esto de mi parte, por favor -pidió, poniendo un pañuelo en las manos de Daidouji, no se sentía correcto intervenir más en ese asunto. Él no era la persona más adecuada para hablarle sobre los detalles que rodearon la muerte de Fujitaka.

Tomoyo guardó distancia hasta que los sollozos y lamentos de Sakura perdieron fuerza. Se sentó junto a ella en silencio observando el cielo claro y cálido del día, el cariño que le profesó a Sakura todo ese tiempo se había convertido en algo frágil ante la primera dificultad. No podía creer que el valor de su amistad se basara en pláticas superficiales y discusiones sobre quién tenía los mejores accesorios.

Ni una vez se detuvo a pensar cómo se sentía Sakura realmente. No había notado sus ojos agotados enmarcados por oscuras ojeras ni su cuerpo delgado cubierto con un uniforme que ya no era de su talla. Ni siquiera se tomó la molestia de visitarla desde que se cambió de casa.

-Soy una imbécil, apesto como mejor amiga -se regañó.

Sakura bajó las piernas de la silla dejando al descubierto su rostro brillante por las lágrimas.

-Estás en tu derecho de alejarte -susurró sorbiéndose la nariz-. En la época antigua se decía que los hijos de las personas que se habían quitado la vida se convertían en fantasmas también. La sociedad les daba la espalda quitándoles el apellido y cerrándoles las puertas a cualquier oportunidad. Y sin darme cuenta yo misma ayudé a que todas estas cosas me sucedieran.

Tomoyo se limpió el rostro con las manos en un movimiento fugaz, no le gustaba mostrarse frágil ante los demás. Le dio un suave empujón a Sakura con su hombro e intentó sonreír.

-Vaya, ¿desde cuándo te volviste tan inteligente?

Sakura emitió un ruido parecido a una risa sin embargo aun no podía dejar de llorar.

-Toda mi vida se convirtió en una mentira, mis padres no fueron las buenas personas que yo creí y no sé si pueda seguir soportando esto… A veces quisiera dejarlo todo y huir donde nadie me conozca para comenzar mi vida desde cero.

-Podemos hacerlo juntas, si quieres -propuso Tomoyo, tomando las manos de su amiga-. Después de graduarnos podemos mudarnos a la gran ciudad y hacer realidad nuestros sueños. Yo me convertiré en una gran diseñadora y tú lograrás entrar a la universidad, triunfaremos tal como nos prometimos en el pasado… Eso si eres capaz de perdonarme por haberte hecho a un lado todo este tiempo. De verdad lo siento, fui una estúpida egoísta.

Las lágrimas seguían brotando de manera espontánea de los ojos de Sakura, estaba cansada, su único deseo en ese justo instante era ir a casa y dormir muy profundamente para olvidar sus penas. Pero se había prometido no cometer los mismos errores de su padre, ella tenía un hermano que se esforzaba día a día para mantener su hogar a flote, lo mínimo que Sakura podía hacer era recomponerse y mostrarse invencible y orgullosa frente a todos.

-Está bien, te perdono con una condición.

Tomoyo chilló eufórica por la noticia apretando a Sakura en un fuerte abrazo.

-Pídeme lo que quieras, tus deseos son órdenes.

-Quiero lucir bonita -dijo tomando un mechón de su cabello sin brillo. Dentro de su nuevo ritmo de vida olvidó incluir tiempo para cuidar de su salud y aspecto. Una de las maneras de demostrarle al mundo que no estaba derrotada era volver a coronarse como la chica más hermosa del instituto. Así haría que Akiho se intoxicara con su propio veneno.

-Cuenta conmigo -prometió Daidouji con una sonrisa maléfica-. ¿Qué tal si comenzamos desde hoy? Podemos escaparnos a mi casa y tener una mañana de chicas.

-Pero tú estás castigada, tienes que ir a detención después de clases.

-¡Maldición! Todo por culpa de Hiraguizawa -se quejó frunciendo los labios en busca de una solución-. Ya sé, le diré a mi madre que me fui a casa porque tengo cólicos muy fuertes y ella se encargará del profesor.

Se levantó de su asiento muy sonriente dando brinquitos, tenía tantas ideas en mente, era una ventaja ser la consentida de la familia.

-Li me pidió que te entregara esto, parecía muy preocupado por ti -relató colocando el pañuelo en el regazo de Sakura-. Amenazó a Akiho para que deje de meterse contigo, se encargó de borrar los vídeos que los chicos tomaron de la pelea y después salió a buscarte por todos lados como un loco.

Esas palabras parecían salidas de un cuento de hadas para Sakura, ese pañuelo significaba una bandera de paz entre ellos y eso era maravilloso. Tomoyo se puso en cuclillas para mirarla a los ojos con el rostro serio.

-Esta mañana me preocupé al notar cierta cercanía entre ustedes debido a la situación entre sus familias pero Li no parece estar afectado de ninguna manera por eso. Sospecho que está verdaderamente interesado en ti, ha sido así desde que éramos unos niños.

-Syaoran es una persona noble, solo está conmovido por mi trágica historia -dijo cabizbaja, tenía miedo de hacerse falsas ilusiones.

-Deja de buscar excusas y enfrenta la realidad, ¡tú le gustas a Li Syaoran por todos los cielos! -gritó Daidouji, haciendo que su voz resonara en el estadio vacío. Sakura le tapó la boca con las manos con el rostro sonrojado.

-Cállate, pueden oírte -siseó la castaña echando un vistazo a su alrededor.

Tomoyo protestó sujetando a Sakura por las muñecas con un gesto intimidante.

-Tienes que escucharme, esta semana te demostraré que Li sí está interesado en ti y si las señales resultan ser positivas, lo invitarás a salir.

Era un día soleado y cálido como cualquier otro sin embargo el cuerpo de Sakura hervía de expectativa ante una propuesta que no quería rechazar. Todo encajaba a la perfección en su nuevo proyecto de renacimiento.


Syaoran dejó caer su chaqueta al piso y se aflojó la corbata antes de dejarse caer sobre la cama, se metió bajo las sabanas y se dispuso a abrazar a la persona que se encontraba recostada.

-Te juro que si se hubiese tratado de cualquier otra persona te habría evitado a toda costa este problema -susurró levantando la cabeza para ver el rostro enfurruñado de Eriol.

-¿Habré roto un espejo o pasé debajo de una escalera sin darme cuenta? -dramatizó Hiraguizawa sacando los pies de la cobija, comenzaba a tener calor-. Esto es una especie de maldición o confabulación cósmica. Esa chica va a matarme.

Syaoran soltó una carcajada terminando su mágico momento al romper el abrazo para pasarse las manos debajo de la cabeza y mirar el techo al igual que su amigo.

-Sé sincero al respecto, ¿sientes algo por Daidouji? -inquirió Li. Eriol no era demasiado abierto con sus sentimientos, conocía sus líos y aventuras de una noche con las mujeres pero hasta ese momento no había tenido ninguna relación seria.

Eriol suspiró con la vista pegada al ventilador que se movía lentamente sobre sus cabezas.

-Daidouji es una chica dominante y salvaje, me hace sentir intimidado en todo momento, ¿eso es atracción?

Syaoran resopló, no tenía ni idea, esos sentimientos no se parecían en nada a lo que Sakura le despertaba.

-Tienes que averiguarlo, supongo -aconsejó.

-Mientras eso sucede, por favor no me dejes solo con ella -rogó Eriol, posando su cabeza en el pecho de Li-. Te prometo no robarte ningún segundo de tu tiempo fuera de la escuela, pero ten en claro que te llevaré conmigo como Dango siempre que deba encontrarla.

Syaoran pensó que era un trato razonable. Al fin y al cabo, él también necesitaría ayuda durante ese proyecto para no levantar sospechas.


Hola antes que nada una disculpa por el retraso, pero quiero que sepan que no abandonaré este proyecto, disfruto mucho escribiendo y sus comentarios y opiniones me animan mucho más. Ahora ya dimos un vistazo al panorama completo en la vida de Sakura, quería que entendieran el porqué de su comportamiento y debilidad, pero más adelante las cosas irán cambiando. Me gusta el drama, pero también mantener el buen humor en la historia. Los leo...

PD: Nunca me cayó bien Akiho, siempre pensé que Sakura y ella debían ser enemigas y heme aquí realizando mi sueño jaja