Ya habían pasado 2 increíbles meses desde que finalmente reunió el suficiente coraje para pedirle a su Ángel personal Pip Pirrup, que fuera de una vez por todas, completamente suyo, a lo cual fue gratamente bien correspondido por parte del delicado rubio.

-Maldita sea... ¿cuando será el día que el señor Garrison se jubile?- Refunfuñaba el azabache mientras dejaba caer su cabeza en una de las mesas del comedor, realmente no tenía ningún apetito de la basura de comida que servían en esa pocilga de escuela.

—Oh Damien, no creo que el sr Garrison sea tan malo, q-quiero decir... Si es mucha tarea pero n-no veo que sea tan complicada.— El rubio intentaba apaciguar el odio tan profundo que le profesaba su novio al profesor, como cosa regular de todos los días.

Angel, en serio, entiendo que seas muy... Amable con todo el mundo y bla bla bla. Pero ese tipo es un idiota, solo porque es un fracasado en la vida y ha cometido tantos errores no le da derecho a torturanos con esta mierda llamada "tarea".—Damien finalmente levantó su cabeza para mirar fijamente a su adorable novio, sintiendo una frustración por el asunto que sabía que él no compartía.

—Ademas está puta mierda no nos va a enseñar nada que nos sirva. Es solo conocimiento basura que se acumula y que olvidaremos la próxima semana cuando nos bombardee con más conocimiento basura, total perdida de tiempo... Maldita sea y justo para nuestro fin de semana.—

Todavía le costaba un poco a Pip acostumbrarse al lenguaje tan grosero y hostil con el que se expresa el azabache con los demás, al menos agradecía que no fuera dirigido hacia su persona. —Esta bien Damien, t-tal vez no sea muy útil para el futuro... P-pero igual tenemos que hacerlo, constituye demasiado puntaje de la calificación final y-y no quiero sacar mala nota...—

El pelinegro solo se limitó a rodar sus ojos, sabía que el pequeño ángel tenía toda la razón, pero eso no impedía que se sintiera exasperado por la situación. —Todo es culpa del maldito culo gordo de mierda, nunca sabe cuándo cerrar su bocota y la estúpida de Wendy que lo provoca.— Nuevamente dejo caer su cabeza en la mesa metálica metiendo sus manos en el gran bolsillo de su sudadera negra. Cerró sus ojos esperando que aquella situación desapareciera apenas abriera los ojos, pero esa era una fantasía muy irreal.

—T-tal vez podríamos hacerlo juntos, t-te ayudaré para terminarlo más rápido ¿Que dices?— Se podía notar el nerviosismo en la voz del rubio mientras se atrevía a subir su delgada y un tanto fría mano para acariciar la salvaje melena negra de su novio, en un intento de disipar sus frustraciones.

Y vaya que a este le gustaba aquel atrevimiento, porque nunca era malo sentir aquellas suaves manos jugar con su cabello o masajear su cuero cabelludo, de hecho era realmente placentero cosa que le ocasionaba un gran problema y debate interno.

Si, aquellos tortolitos llevaban dos meses siendo oficial y públicamente novios, y si ya habían compartido muchos besos, algunos más intensos que otros, pero jamás habían llegado a la famosa "segunda base". Es muy difícil para Damien puesto que él realmente quería revolcar a ese adorablemente sexy ángel en su cama, pero sabía lo tímido y lo obscenamente inocente que era Pip, de hecho le había costado lograr que aquellos inocentes besos subieran un poco de tono a algo más... Francés, irónico lo sé.

La inocencia de aquel deslumbrante Ángel, era una maldición y al mismo tiempo una dulzura, algo con lo que el anticristo no paraba de fantasear, arrebatar aquella pura inocencia. Pero era algo bastante complicado porque el británico se ponía realmente nervioso con cualquier interacción física entre ambos, causando a veces accidentes vergonzosos que terminan acabando el momento; realmente no culpaba a Pip, culpaba a sus malditas hormonas y mente tan perversa por no dejarlo en paz cada vez que su ángel estaba cerca, cualquier interacción entre ellos, hasta el contacto más inocente, provocaba una reacción nefasta en él.

Cómo por ejemplo ahora, solo era la inocente mano de su pequeño novio acariciando tiernamente su cabello para aliviar sus molestias y preocupaciones, pero en su mente no podía sacar la idea de tomar al rubio por su adorable moño y acorrarlarlo entre su cuerpo y la fría mesa metálica pensando en cualquier tipo de obscenidades que haría con él. Esa línea de pensamientos estaban causando una prontamente evidente reacción en su cuerpo, por lo que soltó un suspiro cansado y trató de volver a la conversación. —Si, lo que sea... De todas formas no me importa mi maldita puntuación.—

—O-oh, está bien, pensaba que entonces podríamos ir a mi apartamento después de clases y terminar la tarea del sr Garrison juntos, a-asi tendrás tu fin de semana libre y-y podríamos hacer algo... Talvez...— Aquella última frasea fue prácticamente balbuceada por el británico quien no pudo evitar aquel profundo color carmesí que se posó en sus mejillas tras insinuar que queria tener una cita con su nuevo novio. Todo era muy nuevo para él y realmente a veces no sabía que decir o hacer cuando estaba en presencia del pelinegro, este lo ponía demasiado nervioso y provocaba que su corazón latiera tan fuerte que ni siquiera podía escuchar sus propios pensamientos.

Ante aquella propuesta por parte del rubio, Damien levantó su cabeza de aquella, probablemente muy sucia, mesa y dirigió una mirada un tanto incrédula a su contrario. Era la primera vez en sus dos meses de novios que Pip lo invitaba a su apartamento, generalmente le gustaba más conservar sus interacciones en lugares un poco más públicos, tal vez por el mismo temor a que el azabache lleve aquellos besos intensos a algo más apasionado. Estaba realmente impresionado, tal vez estaba interpretando mal las señales pero talvez... Pip se estaba sintiendo más cómodo con la relación.

Pero no creo que el ángel esté listo para que le dé la mejor revolcada de su vida.⟩

—Esta bien Ángel, realmente no iba a hacer este montón de basura llamado tarea pero me convenciste, iremos a tu casa.— La enorme y maliciosa sonrisa que se estaba formando en el rostro del anticristo, ciertamente le provocó un poco de pánico y nervios al británico, estando a punto de retractarse pero algo en su interior le hizo ver que realmente quería pasar tiempo a solas con Damien en un lugar un poco más privado, dónde las miradas indiscretas no lo podrían tan nervioso. —O-okay Damien.—

La conversación terminó allí puesto que el sonido de la campana indicando el término de su receso los hizo pararse de sus asientos para continuar con sus muy aburridas y monótonas clases. Pero aquella idea de que podría pasar en su primer momento a solas juntos, no podía disiparse en la mente de ninguno de los dos, convirtiéndose en pensamientos insistentes de que podría pasar, claro está que algunos un poco más perversos que otros.

Continuará...