Hola, Feliz Domingo a todos.

En la ciudad en la que vivo ha estado lloviendo, y eso me inspiró un poco para escribir este capítulo, espero que sea de su agrado.

Agradezco nuevamente sus reviews a Rosa Taisho y Cbt1996, sus palabras me alientan a seguir escribiendo. También agradezco a quienes siguen agregando esta historia en sus favoritos.


CAPÍTULO 4: SIENTO UNA CONEXIÓN

Narra Kagome

-¿Cómo has estado, pequeña? -una sonrisa se dibujó en su rostro mientras yo me perdía en el dorado de sus ojos.

-Inu… Inuyasha

Mi corazón dio un vuelco mientras miraba a Inuyasha con incredulidad. De todos los lugares posibles, tenía ser justo en este bar donde tendría que encontrarme nuevamente con él. Intenté moverme, quería salir corriendo de ahí, pero mi cuerpo no respondía, no podía apartar mi mirada de la suya, se veía sumamente apuesto.

Entre la multitud de personas que bailaban a nuestro alrededor, una de ellas me empujó inesperadamente, haciendo que cayera directamente en los brazos de Inuyasha. Me aparté rápidamente de él, observando cómo se reía de mi reacción.

-Parece que nuestros encuentros están destinados a ocurrir en medio de estos pequeños accidentes.

-Si -respondí tímidamente

No sabía que más decir, seguía en estado de shock. A pesar de la música que llenaba el ambiente, el silencio incómodo se interponía entre nosotros, hasta que Inuyasha rompió el hielo.

-Kagome... Ha pasado tanto tiempo. -Su voz era suave con un toque de nostalgia.- No puedo creer que te encontré aquí, de todas las personas, de todos los lugares. -Sus palabras flotaron en el aire como hojas llevadas por el viento.

-No creí volver a verte -¿En serio sólo eso pude decir?

-Lo mismo pensé, quise contactarte, pero no tenía más información que tu nombre

La expectación en el ambiente era palpable, y aunque quería decir algo más, no podía encontrar las palabras adecuadas. Mi corazón latía con fuerza mientras volvía a perderme en el dorado de sus ojos.

-Lo-lo siento… Tengo que irme

Lo único que podía hacer era escapar de la situación. Me abrí paso entre la multitud hasta llegar a la mesa con mis amigas, quienes me miraban sorprendidas. Seguro habían visto lo que pasó.

-¿Qué les pasa? -pregunté haciéndome la desentendida.

-Era él, ¿verdad? -Ayame estaba emocionada. ¿Era el chico del parque?

-No sé de qué me hablan -respondí, mirando hacia las personas que seguían bailando. Aún sentía que mi cuerpo temblaba debido a los nervios provocados por cierto chico de ojos dorados, y no quería que ellas lo notaran.

-Kagome, sabes muy bien a qué nos referimos -afirmó Rin.

A regañadientes, asentí con la cabeza, admitiendo lo evidente.

-Sí, era él- susurré, con la mirada aún perdida en la pista de baile. Mis amigas intercambiaron miradas cómplices, sonriendo emocionadas.

-Deberías hablar con él, Kagome. -Sugirió Ayame, y aunque quise responderle, Rin me interrumpió.

-Kagome, no quiero asustarte, pero ese chico se está acercando.

-¿Qué? -dije sorprendida al mismo tiempo que me giraba para verlo

Inuyasha estaba a solo unos pasos de distancia, luciendo una sonrisa amigable en su rostro. Su cercanía hacía que mi corazón latiera con fuerza una vez más. De repente, una joven lo tomó del brazo; ella parecía molesta y triste a la vez. Inuyasha se sorprendió y la abrazó dulcemente, y juntos se perdieron entre la multitud.

Mis amigas y yo observábamos la escena, preguntándonos qué estaba sucediendo.

-¿Qué crees que esté pasando? -preguntó Ayame, intrigada.

-No estoy segura -respondió Rin- Aunque la chica se veía un poco mal

-De seguro es la novia -dije sin darle importancia.

Nuevamente comprobaba que todos los hombres eran iguales, siempre interesados en mantener su ego que en el respeto por su pareja, o al menos para mí lo eran. Suspiré con frustración, incapaz de entender por qué se comportaban así. Las desilusiones pasadas y lo que vi me recordaron lo importante que es el respeto y la lealtad en una pareja. Me preguntaba si existiría alguien que realmente valorara una relación y no priorizara su ego sobre los sentimientos de su pareja.

Mis amigas no insistieron en lo sucedido con Inuyasha y aquella chica misteriosa, pero mi mente estaba atrapada en esos pensamientos, lo que me llevó a recordar aquellas últimas palabras de la ruptura que me dejó herido el corazón.

Flash Back

-No, ya no hay nada más que hacer -dije molesta, aguantando las ganas de llorar-. Me largo de aquí. -Caminé lo más rápido que pude hacia la puerta, pero él me alcanzó

-Espera por favor, Kagome -me abrazó por detrás-. Vamos a hablar, te lo suplico. -dijo colocando su frente en mi hombro

-Entiende que ya no tenemos nada de qué hablar -mi voz ya sonaba alterada. Me solté bruscamente de su abrazo y me giré para mirarlo nuevamente a los ojos-. Además, ya no puedo seguir con alguien tan desleal que fue capaz de hacerme esto, y que también se conforma con muy poco en su vida.

-Yo... lo siento, siento no tener la misma maldita suerte que tú -dijo con coraje. Mis palabras habían herido su orgullo en lo más profundo. - Mi vida se ha convertido en un completo desastre y...

-Siempre son pretextos -lo interrumpí- y sabes, ya me cansé. -Tomé mi maleta y puse mi mano en el mango de la puerta. Respiré profundamente tratando de calmarme-. No quiero... -dije sin volver a mirarlo- No quiero volver a verte, ¿me escuchaste? -mi voz reflejaba el dolor y el rencor que sentía en ese momento-. NO QUIERO VERTE JAMÁS -y dicho esto, cerré la puerta de un solo golpe.

Fin Flash Back

Reafirmé mi promesa: no volvería a dejarme llevar por ilusiones, ni por nada ni por nadie. Estaba decidida, sin lugar a duda, a no abrir mi corazón ni a sufrir nuevamente por alguien que no lo mereciera. La voces de mis amigas me sacaron de mis pensamientos, y decidí disfrutar del resto de la noche.


Después de tanto trabajo, finalmente recuperé mi rutina de ejercicios por las tardes. Me preparé para salir, tomé mi celular, mis audífonos y las llaves, y me dirigí al parque. Al llegar, busqué mi lista de reproducción de canciones favoritas para darle ritmo a mi rutina; realicé algunos ejercicios de calentamiento y luego comencé a caminar. Cuando llegué a un sendero rodeado de árboles de cerezo, sentí una mirada extraña posarse sobre mí. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, pero decidí no voltear para ver de dónde provenía esa mirada. Opté por acelerar el paso.

Mi corazón se aceleró cuando sentí que iban detrás de mí. Mi miedo aumentó al darme cuenta de que el camino estaba desierto, así que, sin pensarlo, empecé a correr hasta que quien me seguía me alcanzó y me tomó del brazo.

-SUÉLTAME -grité desesperadamente mientras apretaba los ojos.

-Tranquilízate, Kagome -dijo con gran preocupación mientras sostenía mi rostro-. Soy Inuyasha. -Abrí los ojos y, al verlo, la tranquilidad volvió a mí.

-¿Acaso... ACASO QUIERES MATARME DE UN SUSTO? -exclamé, al borde de las lágrimas.

-Perdóname, no quería asustarte -respondió. Yo seguía temblando, así que me atrajo hacia él y me abrazó, dándome pequeñas palmaditas en la espalda.

Me quedé inmóvil, incapaz de creer que Inuyasha me hubiera abrazado. Era una situación extraña, pero no quería que me soltara. Desde esa cercanía, pude percibir el delicioso aroma de su perfume amaderado. Estaba a punto de corresponder al abrazo cuando recordé a la chica con la que se fue aquella noche, por lo que me alejé de inmediato

-Déjame… por favor. -dije nerviosa

-Ah, sí, lo siento… -me soltó de su abrazo. Él también parecía nervioso- ¿Estás más tranquila?

-Si, ya estoy mejor, pero por favor, no vuelvas a asustarme de esa manera

-De verdad, perdóname. Acababa de llegar cuando te vi, y quise sorprenderte. No era mi intención hacerte pasar un mal rato. -Sus palabras sonaban sinceras. Solo asentí aceptando sus disculpas-. Para compensar el mal rato, déjame invitarte un café.

Sin esperar mi respuesta, Inuyasha tomó mi mano y me llevó casi a rastras hasta una cafetería cercana. Mientras caminábamos juntos, una mezcla de emociones me invadió: estaba feliz y molesta por el abrazo anterior, emocionada y desconcertada por ir tomados de la mano. En otro momento, posiblemente le habría propinado una buena bofetada, pero, de alguna manera, me sentía cómoda en su compañía. Tal vez Ayame y Rin tenían razón, y debía darle una oportunidad para conocerlo mejor.

Sin embargo, en ese momento, la imagen de Inuyasha abrazando a aquella chica volvió a mi mente, y estaba segura de que ella era su novia. Justo cuando estaba a punto de soltarme de su agarre, él lo hizo primero para abrir la puerta de la cafetería.

Entramos en el acogedor local, y mientras nos acomodábamos en una mesa, mi mente divagó entre las emociones encontradas que experimentaba. La curiosidad me impulsaba a conocer más a Inuyasha, pero la sombra de esa misteriosa chica aún rondaba mis pensamientos. Su voz me hizo reaccionar.

-Me contaron que el café que preparan en este lugar está delicioso. -dijo con una sonrisa.

-Buenas tardes -se nos acercó una chica para tomar nuestro pedido, pero al ver a Inuyasha, comenzó a coquetearle-. Hola, guapo -le guiñó un ojo- ¿Qué te gustaría ordenar?

-Para mí, un latte de vainilla por favor -respondió ignorando la coquetería de la mesera.

-Muy bien -hizo la anotación en su libreta. Cuando se dirigió a mi, me lanzó una mirada muy despectiva- ¿Y para tu… amiga?

-También un latte de vainilla… por favor -dije con mucha seriedad. Ella me miró con disgusto y puso los ojos en blanco, mientras Inuyasha intentaba no reírse.

-Mi novia tiene los mismos gustos que yo -dijo tomando mi mano. Lo miré sorprendida cuando tomó mi mano y estaba a punto de desmentirlo cuando la mesera se disculpó.

-Oh, lo siento. En un momento traigo sus lattes. -Ella se retiró apenada.

Mientras la mesera se alejaba, Inuyasha seguía sosteniendo mi mano con una sonrisa, pero mi rostro reflejaba confusión. Cuando él notó mi expresión, solo encogió los hombros y volvió a reír.

-¿Estás loco? -le dije molesta, retirando mi mano de su agarre-. Deja de decir ese tipo de cosas, no quiero tener problemas con tu novia.

-¿Qué novia? -me miró confundido, como si no supiera de lo que hablaba.

-No te hagas el tonto -exclamé-. Tu novia, la chica con la que te fuiste ese día del bar.

-Ah, ¿te refieres a Sango? -soltó una carcajada-. No es mi novia, solo es mi mejor amiga, como una hermana para mí.

Me sentí como una tonta frente a él; sólo pude sonreír tímidamente y comencé a disculparme.

-Te vi abrazarla y después irte con ella, creí que…

-Tranquila -me interrumpió- No pasa nada. Debo confesar que es un halago que te hayas sentido celosa.

Inuyasha sonrió de manera encantadora, y sentí que mis mejillas se sonrojaban.

-Espera… -dije confundida.- Yo no estoy celosa, estás loco

-Kagome, no tienes que avergonzarte, suelo causar ese efecto en todas las mujeres, tú misma lo comprobaste con la chica de hace rato.- Su seguridad era tan evidente, al igual que su ego.

-Bien -dije levantándome de mi lugar- me voy de aquí.

En ese momento, la mesera llegó con nuestros dos lattes de vainilla; Inuyasha me miró con ojos suplicantes para que me quedara. Solamente suspiré resignada y volví a sentarme.

-Gracias por quedarte, Kagome. Prometo no decir algo que te vuelva a incomodar. -dijo sinceramente.

-No es eso, es que… -me miró atentamente esperando mi respuesta- Nada, olvídalo. -sonreí tímidamente.

Realmente no me molestaba en absoluto su forma de ser; al contrario, lo encontraba muy divertido. Mi único defecto eran mis miedos. Sin embargo, por alguna razón, con Inuyasha me sentía cómoda, como si pudiera confiar en él. Era una sensación extraña pero reconfortante.

La situación parecía haberse suavizado, y la plática se volvió amena. Comencé a sentirme con más confianza,

cada gesto y cada palabra de Inuyasha me hacían reír; se sentía como si lo conociera desde hace mucho tiempo.

-Entonces, ¿solías vivir en Kioto?

-Sí, desde que estudié la universidad. Cuando logré obtener un puesto en el mejor Instituto de Tokio, decidí quedarme a vivir definitivamente aquí.

-Wow, imagino que debió ser difícil sin conocer a nadie

-Al principio sí, aunque me acostumbré rápido al lugar. -tomé un sorbo del latte y proseguí con la plática.- Además, el trabajo me mantenía ocupada.

-Ah sí, dijiste que eres profesora, ¿verdad?

-Sí, de Educación Preescolar. Así que me entretenía preparando materiales educativos. -Inuyasha me miraba con ternura, y eso me puso nerviosa, pero esta vez logré disimularlo.- Después conocí a mis amigas Rin y Ayame, y desde entonces tenemos una linda amistad.

-¿Sabes? Tu mirada mostró un brillo muy especial cuando mencionas tu trabajo. -dijo apoyando su cabeza en su mano izquierda.

No dije nada, sólo sonreí. Amaba lo que hacía, desde niña soñaba con ayudar en la educación de los niños y alentarlos a perseguir sus sueño, por eso decidí convertirme en profesora. Estudié mucho día y noche hasta que logré ser aceptada en la mejor Universidad de Tokio.

-Ya he hablado demasiado de mí -dije, volviendo a la realidad. -Háblame de ti.

-¿Qué te gustaría saber? -preguntó, recargándose en su silla.

-No lo sé -me tomé un momento para pensar- ¿Quién es Inuyasha?

-Inuyasha Taisho -dijo, extendiendo su mano hacia mí- Mucho gusto.

-¿Taisho? ¿La empresa...?

-No, InuCode Technologies es la empresa de mi padre y mi hermano -me interrumpió-. Yo decidí independizarme y fundé "TaishoTech".

-Increíble -mi asombro era evidente-. Sí he escuchado de Taisho Tech. ¿Qué se siente dirigir tu propia empresa?

Inuyasha compartió detalles sobre su emprendimiento, y la conversación continuó, revelando más facetas interesantes de su vida y personalidad. Me contó sobre los desafíos y logros que había experimentado desde que fundó TaishoTech, y sus ojos brillaban con pasión al hablar de su trabajo.

Mientras escuchaba sus historias, me di cuenta de que había mucho más en él por descubrir. A pesar de mis miedos iniciales, estaba empezando a sentirme atraída por su carisma y determinación. Continuamos platicando muy a gusto, que nos olvidamos del tiempo. Sin darnos cuenta los minutos se volvieron horas, hasta que miré mi reloj.

-Por Dios, ya es tarde -se puso de pie en un instante- debo irme.

-Espera, Kagome, te acompaño.

-No, no te preocupes -sonreí tímidamente- vivo muy cerca de aquí.

-¿Estás segura? -dijo un poco preocupado- Ya es de noche, creo que no soportarías otro susto como el de hace rato.

-Ja-ja, muy gracioso. -ambos sonreímos- En verdad, estaré bien, gracias por el café y la charla. Adiós.

-Pequeña -me tomó de la mano- ¿Vendrás mañana? Tal vez… podamos hacer ejercicio juntos.

-Yo… -no podía creer lo que acababa de oír, nuevamente el nerviosismo se apoderaba de mí, quise negarme, pero recordé las palabras de mis amigas y preferí ser más accesible- Claro, vengo todas las tardes, pero con una condición

-Lo que quieras -afirmó muy divertido

-Que ya no me digas pequeña

-Me gusta decirte así, pero con tal de verte nuevamente, acepto -dijo mientras ambos caminábamos hacia la salida de la cafetería- Nos vemos mañana a las 5:00 de la tarde-me guiñó un ojo.

-Claro, -me di la vuelta rápidamente para que no notara el color rosa en mis mejillas- nos vemos mañana.

Me alejé rápidamente del lugar, aún podía sentir su mirada por lo que volteé para verlo nuevamente, y él levantó su mano en señal de despedida. Me sentía extrañamente feliz, Inuyasha estaba provocando esa sensación y eso me intrigaba. Sacudí de inmediato la cabeza para borrar esa idea de mi mente, era imposible sentir algo por él. A pesar de haber platicado por un largo rato, seguía siendo un desconocido para mí, o eso era lo que yo quería creer. Además, mi corazón tenía estrictamente prohibido fijarse en alguien; sin embargo, por alguna razón, me sentía ansiosa porque lo vería mañana. Pasaría otra vez la tarde con él, y no voy a negarlo, en el fondo, eso me tenía emocionada.

-Relájate, Kagome Higurashi. -solté un respiro profundo- Solamente vamos a hacer ejercicio. Nada más.

Sonreí como una niña que acaba de recibir algún regalo, y seguí caminando rumbo a casa. Al doblar en la esquina, sentí nuevamente una mirada profunda, tal como lo había sentido en la tarde. Creí que era Inuyasha, giré para verlo, pero para mi sorpresa no había nadie. Entrecerré los ojos para visualizar bien sobre los árboles, pero sólo confirmé que no había nadie cerca; de todas maneras, no quise confiarme y apresuré el paso.

-Al fin te encontré Higurashi.

La persona que me observaba marcaría un camino diferente en mi destino, poniendo de cabeza todo mi mundo.


Llegará un personaje que le pondrá drama a esta historia

Ustedes de quien creen que se trate?

Espero sus comentarios :D