Buenod días chicos! Aquí les dejo un nuevo capitulo de esta historia que ya va allegar a los 10 XD Sé que este año y él pasado he tardado mucho en actualizar, pero ahora que he salido de vacaciones pondré todo mi esfuerzo para al menos tener una actualización cada mes y adelantar varios capítulos para que así haga las actualizaciones seguidas ;)

Hoy este capítulo se lo dedico a una gran amiga que me ha ayudado en muchas cosas y con quien puedo hablar de todo... ¡Muchas felicidades Andy! Tarde pero con muchisímo cariño n.n


Impotencia

Fijo la mirada hacía la puerta, observo cómo la gente entra y sale de la estancia, en la que se siente un bochornoso calor debido a la gran multitud instalada en ella, sumado al abrasador tintinear de las velas colocadas alrededor de las cuatro paredes que nos encierran. Discretamente abro el primer botón de mi camisa y desanudo mi corbata, tratando de aplacar tan irritante clima; en eso, siento caer una pequeña lágrima por mi mejilla, así, de la misma forma en que desabotone mi camisa, discreto, sin hacer mucho movimiento coloco mi mano sobre mi rostro y limpio cualquier rastro que demuestre mi estado interno…

Nunca me he caracterizado por exteriorizar mis sentimientos, esos que van más allá de mi mundo, esos que se demuestran a una persona y no a un Pokémon; no soy bueno con las relaciones humanas, con aquellas que no determinen más que una amistad, sin embargo hoy, hoy estoy frente a la persona que me guió en los momentos más difíciles que he afrontado, que me vio derramar cientos de lágrimas al perder una batalla, al oírme despedir de un amigo, a quien me brindó la oportunidad de tener una amistad incondicional. Estoy de pie ante alguien que nunca sabrá lo cuán importante es, era en mi vida y a quien no tuve tiempo de confesarle que fue el padre que toda la vida deseé.

Perdido en mis pensamientos, no noto cuando la puerta se abre de par en par, pero el sonido de unos pequeños golpeteos, producidos por unos finos zapatos de tacón, logran que abandone el mundo en donde he estado las últimas horas y me hagan voltear en dirección opuesta. Apartada por unos pasos de la puerta, se encuentra la esbelta figura de una chica pelirroja con unos bellos ojos agua marinos, que a pesar de ser escondidos por ese flameante cabello no evita que se observe la tinta rojiza que los ilumina… No consigue ocultar el llanto que ha brotado de ellos, manifestando cuanto le ha afectado el terrible suceso que nos ha reunido aquí, que ha causado suceda este reencuentro que ambos hemos evitado por años… Desde aquella última vez en que nuestras miradas se cruzaron.

Más ella no presta atención siquiera a mí mirada desconcertada que la sigue fijamente por el salón, camina rápidamente ignorando cualquier susurro o mirada que reconozcan su bello rostro, sus pasos y su atención se centran únicamente en una persona, la cual está sentada en medio de la habitación, aferrada a su asiento para no entrar en un ataque de histeria, se acerca a aquella persona que llora desconsoladamente como un niño perdido en la bruma de un bosque oculto, se acerca a quien sufre más por adentrarse en la profunda oscuridad que destella en este trágico día, a quien el corazón se le ha roto de mil maneras posibles, a quien carga la prominente agonía de la tristeza.

Él al verla se levanta de su asiento y extiende sus brazos al igual que la muchacha para así fundirse en un abrazo que se ve tan reconfortante, en un abrazo que busca callar los dolores de un corazón herido y que por un momento silencia los sollozos proferidos, tales que mueren cuando él recarga su cabeza en el espacio en donde se unen el cuello y hombro de la chica, espacio que si no mal recuerdo segrega una sustancia embriagante con un aroma peculiar, huele al agua salada del mar mezclada con un toque de menta… Olor que inunda por completo las fosas nasales y extasía los sentidos, causando que se anhele olerlo una vez más.

Su abrazo es más largo de lo debido mas nadie dice nada, ya que observamos ávidamente como ella logra con su magnética presencia ofrecer una paz, que tal vez este lejos de sentir, pero que cada persona contándome estábamos negados a obtener… Porque a pesar de acompañar el llanto del muchacho, sus movimientos, sus actos, sus caricias brindan tanto amor que provocan un efecto egoísta dentro de mi piel, pues deseo ser yo quien reciba tan puro sentimiento. Después de tan largo contacto él la suelta, hecho que desestabiliza a la chica, reflejando su estado en los pocos segundos en que ella contrae el rostro, y así si tan siquiera sentirse segura de sus acciones comienza a saludar a las demás personas que se encuentran en el cuarto, muchas de ellas conocidas de antaño, personas que viven en la constante presencia de la memoria por más que está insista en olvidar.

Sin embargo, al encaminar sus pasos hacía el apartado rincón donde me encuentro un pequeño tintineo resuena por la estancia, lo que hace ella gire su cuerpo y regrese con el muchacho que anteriormente recibía su atención, toma asiento a su lado y le susurra algo en el oído a lo que él responde solo asintiendo; en ese preciso momento todos guardan silencio y se sientan en sus lugares designados, aguardando, atentos a la llegada de un señor de avanzada edad evidenciada en su canoso cabello. Se coloca en el centro del escenario y ofrece un discurso que enlaza palabras que van desde lo hermoso hasta lo más dramático de la esencia, del momento en que nos encontramos, dichas que instalan un sentimiento abatido en el corazón de los presentes.

Mi vista gira en torno al ambiente, tratando de localizar porqué soy el único que no presta la mínima atención a lo que el señor dice, y caigo en cuenta que es por aquella fuerza de atracción a la que me encuentro vulnerable cuando ella se encuentra en el mismo lugar que yo. Así que decido dejar de fingir que me interesan los rostros demacrados de los demás, porque solo hay dos que me conciernen, el mío y el de ella; sin necesidad de seguir buscando, concentro mi atención y mis ojos al lugar que ubique desde que ella llegó, al lugar que genera en mi sentimientos que aplacan los que sentí anoche, después de tan odiada llamada, que pueden acallar los gritos de tristeza que aún no emergen.

Siento envidia e impotencia, porque sí, muero por ser yo quien esté en esos finos brazos, sentir su mano en tan reconfortante gesto en la que sube y baja por mi espalda, tener el apoyo de su otra mano rodeada por la mía, obsequiándome el valor suficiente para enfrentar lo que viene… Simple y sencillamente deseo ser yo el chico al que ella ayuda con tanta devoción, pues a pesar de que nadie lo crea o lo piense al verme marcado de serenidad sin ninguna lágrima serpenteando mi rostro, siento esto de la misma manera en que lo siente él… Me duele de igual forma en que le duele a él y me pesa en sobremedida el saber que jamás estaré en su lugar, porque decidí renunciar a ella.

Tras varios minutos observándolos acompaño a la gente en su lenta agonía aunque sea por razones distintas, mas algo captura mi atención y es, que al igual que ellos también he lanzado llantos al aire sin embargo no sé si sea por un diferente motivo, tal vez a final de cuentas si necesitaba descargar lo que llevo conteniendo desde anoche. El hombre finaliza sus palabras, con lo cual me siento con la libertad de dejar atrás las miradas secretas, levanto mi rostro y veo como mi mamá se acerca al muchacho que recibe las caricias que anhelo fervientemente y lo abraza sin notar que la chica al costado de él agacha la cabeza negándose a ser evaluada por su tan escrutadora y acertada intuición…

Mi madre por fin se percata de esto, la observa y la muchacha alza sus ojos hasta quedar a la altura de los de mi madre, ambas sin ninguna muestra de afecto se saludan con un agarre formal de manos, convirtiéndose ese pequeño encuentro en una lucha forzada, en el que las dos tratan de saber quién es capaz de soportar la presión de fingir una formalidad que están lejos de sentir, porque entre ellas todo acabo pero en su mirada no hay odio o arrepentimiento como lo habría si nuestras miradas se cruzaran más allá de unos segundos. Por un momento dejo de observarlas al comprender que las demás personas me avientan miradas discretas, negando con la cabeza, susurrando a mis espaldas mi supuesta falta de interés hacía la terrible perdida acontecida; cierro los ojos, cuento hasta diez respirando profundamente y me levanto.

Luchando internamente contra el orgullo y arrepentimiento que se anidan en mí pecho, decido acabar con los agitados latidos que palpitan incesantemente en el lugar donde está mi maltrecho corazón, encamino mis pasos hacía ellas, que a estas alturas de mi indecisión ya han dejado de ser lo que pretendían ser, regresando a los largos días en los que se sentaban frente a un extenso campo conversando sobre lo que fue, es y será su vida… Han vuelto a ser la madre e hija que esperaban deseosas el instante en que pudieran ceñir sus brazos una alrededor de otra, sintiendo flotar entre ellas ese sentimiento que une a la gente más allá de los lazos de sangre que las conforma, como lo muestra la tristeza pacífica en su rostro.

Cada paso que doy se siente como cemento fresco, de ese que quiere mantenerte en el piso pero del cual todavía es posible salir, y a tan solo unos pocos metros me detengo, lo que invade de impotencia, ya que iba precisamente a deshacerme de esa horrible emoción, quería dejar de sentir la impotencia que me invade al verla cerca y ser consciente de la distancia tan lejana que marqué. Al ver quien detuvo mis pasos, me percato que alrededor de mí una pequeña barrera humana se construye, me encierran en un abrazo colectivo aquellos seres quien me otorgaron el privilegio de llamarlos amigos.

Al finalizar el abrazo, observo como ellos presentan el mismo aspecto que el pueblo entero, sin embargo, poseen una peculiaridad específica en mi vida, poseen el efecto tranquilizador que requiere mi alma; ellos me conocen de toda la vida, saben cómo me encuentro, comprenden el poco llanto fluyente de mis ojos y entienden todos los problemas formulados en mi cabeza. Los saludo sin la euforia presente de nuestros reencuentros, recibiendo en regreso el mismo saludo amargo, empezando porque cada vez que nos volvemos a ver es para celebrar o revivir con nostalgia los viejos tiempos, mas este es un reencuentro que nadie tenía previsto y finalizando porque en este lugar no hay pie a la efusividad.

Charlamos por pocos minutos hasta que nuevamente el silencio se propaga por el salón, esta vez creado por la llegada de un comité de legendarios ancianos que llegan a despedirse de un tan esplendido amigo, sin importarles cuan alejado está el pueblo de sus vidas rutinarias, llegan para dar el último adiós a alguien que solo en la memoria podremos vislumbrar y para otorgar sus mayores condolencias a la comunidad Pokémon que ayer perdió a un gran líder. Cada uno ocupa el taburete y comienza a dar una breve plática de lo que él logró para que hoy el mundo sea lo que es, y nuevamente decido ignorar su tan sentimental discurso, para así no perderme en el abismo de la soledad.

Mis ojos evaden cualquier persona que se empeñe en cubrir el espacio que las sillas me han regalado para verla fijamente, que me regalan para observar cada pequeño detalle que sobresale de su grácil figura, quieta e inmóvil, pérdida en sus cavilaciones, rechazando mi persistente mirar que grita una y otra vez el obtener una respuesta, ignorando la gran impotencia establecida en cada poro y célula de mi ser por no recibir tan siquiera una mirada huraña de tan extravagantes ojos aguamarinos, ya que solo eso calmaría la tinta de emociones que me provoca su presencia, eso lograría hacerme ver que después de todo no le soy tan indiferente como hace años lo gritó a los cuatro vientos.

El día culmina, consiguiendo que todos se marchen a sus casas, que solo muy pocos nos quedemos en vela y me alegra ver que todos los que estamos aquí somos personas que pudieran crear un libro en el que se contengan las aventuras compartidas, por lo tanto nos encontramos más relajados, dispuestos a demostrar lo que en verdad pasa por nuestro sistema, a ser más nosotros mismos. Mis amigos y yo componemos en medio de la estancia un círculo, sentándonos en el piso como cuando éramos niños, con una melancolía albergada en el centro que nos incita a narrar los sucesos que nos han acontecido desde el tiempo en que no nos hemos visto, sin embargo, dos personas quedan alejadas, dos chicos que no han hecho otra cosa más que invadir mi mente.

Y así como tiene que suceder, la noche nos abandona otorgándole el paso a un nuevo día, en el que el corazón de todos ha eliminado parte de la conmoción que nos invadió ayer y parte de la noche pasada, estamos más tranquilos, pensamos con mayor facilidad, sentimos con resignación. Toda la noche platicamos de todo, absolutamente todo, y fuimos capaces de llorar como si nuestra vida dependiera de ello, aunque no tanto como el chico al que ella se encargó de consolar cada minuto y cada hora de la oscuridad que se diluye con los rayos plateados de la luna, olvidándose por completo de que nosotros también estábamos ahí para apoyarlos.

Cansado y abatido por toda la situación, que no me ha permitido dormir, desde el accidente hasta el ser invisible para ella, salgo del lugar y respiro la fresca brisa matutina, que inunda mis pulmones y me hace desear respirarla más; discretamente me alejo del sitio y encamino mis pasos a la inmensa valla de la reserva, donde veo a los Pokémon corretear libremente, sin preocupación alguna, sin saber que aquella persona que los cuido, a algunos desde su nacimiento, a otros con el paso del tiempo, no regresara. Me recargo en la valla y cierro mis ojos, consintiendo que el aire de Pueblo Paleta penetre mis poros y me haga sentir renovado, sin embargo, después de un tiempo en el aire aparece un aroma que detectaría en cualquier lugar… Huele a mar.

Abro los ojos y me percato que ella está a mi lado, que el viento mueve su cabello consiguiendo que su esencia vuele por los campos y conquiste mi sentido del olfato, sus ojos están fijos al horizonte y sus labios son rígidos, es como si de un hermoso fantasma se tratara, que no busca hablar solo, tal vez, dar a entender que está dispuesto a llevar paz al corazón más turbulento que pueda existir. Trato de hablar pero las palabras se amontonan en mi garganta, inmovilizándome, imposibilitándome para hacer algo más que observarla, para al menos decir "Hola", lo que hace me sienta impotente, porque ella está aquí y no puedo reaccionar.

-Los campos de Pueblo Paleta siempre se han caracterizado por ser hermosos, ¿No es así?- Oírla genera dentro de mí tantas dudas y cosas que estoy seguro no aclarare hasta que… No puedo creer que sea ella quien tenga la intención de platicar conmigo- Estando aquí uno se siente libre, lástima que la muerte del profesor sea lo que nos traiga de regreso… Cuando quieres a alguien nunca piensas que este momento va a llegar…- Veo sus labios moverse mas no pongo atención a lo que dice, solo la observo y me desconcierta- Lo bueno es que descansara en aquí, en su hogar- Voltea a verme, esboza una triste sonrisa y deja caer un suspiro- Creo que te incomoda mi presencia… Será mejor que me vaya…

-Misty, ¿Qué es esto?...- Antes de que comience a caminar y tras yo preguntar, veo como sube una ceja en señal de pregunta, lo que me impulsa a seguir hablando- Es raro que estés aquí, es extraño que me estés hablando con… con tanta facilidad, cuando hace apenas unas horas renegabas de mí, cuando todo el día de ayer ni siquiera cruzaste una mirada… Era como si Gary fuera el único que existiera a tu alrededor, es decir, ni a Brock le hiciste el menor caso… ¿Por qué ahora si?- Ella suspira y me mira directamente a los ojos, mandándome señales que se entienden confusas.

-No es que los ignorara, ¿Crees que me haría de la vista gorda con respecto a ustedes? Tal vez contigo pudiera que sí, realmente llegue con esa intención, llegue decida a desdeñar tu presencia a fingir que no estabas ahí, me fue imposible, digo no es fácil ignorar la mirada de alguien sobre todo cuando la conoces mejor de lo que crees… Sin embargo, todo esto me hizo entender muchas cosas y Gary me necesitaba tanto como yo a él- Oigo su explicación y con cada palabra que me dice me voy haciendo pequeño, me voy sintiendo mal, pero oír aquella última frase que dice, me rompe como no pensé que fuera posible.

-¿Estás saliendo… estás saliendo con Gary?- Sé que mi pregunta no debería ser formulara, que no tengo derecho alguno en inmiscuirme en su vida, sé que ella cuando quiera puede formar esa vida a la que yo no estuve dispuesto a entregarme, además han pasado ya más de tres años desde que la relación que tuvimos termino y todo por la maldita inmadurez de no aceptar que ella logró más en el mismo tiempo en que yo solo logre conocer nuevas ciudades en el mapa… Que ella cumplió los sueños que yo aún no he estado cerca de alcanzar.

-¿Te importaría si fuera así?- Cierro los ojos y respiro, imaginándome una escena bizarra, dañina para mi mente, en donde ellos están sonriendo, donde están felices, caminando tomados de la mano, susurrándose palabras de amor… Donde yo observo su amor desde las sombras, sintiendo como me carcome el corazón… Solo niego a su pregunta, no debería importarme, aunque lo hace. Sin embargo noto que mi negación no le alegra como creí que sería al dar esa estúpida respuesta- Me alegra, pero no… No estamos saliendo, Gary es solo mi mejor amigo.

Asiento y guardo silencio por un momento, procesando cual es la verdad que se esconde tras está plática- ¿Estas saliendo con alguien más? ¿Han podido robarte el corazón?- Ella niega y sonríe, lanzándome una mirada de esas que expresan más que cualquier frase que se pudiera decir… Y lo sé, sé que después mí ha habido varios chicos en su vida, cosa que entiendo a la perfección, ella es demasiado bella, inteligente, divertida, podrá tener un mal carácter pero con todas sus cualidades uno se llega a olvidar de él.- Te ves muy bien… Bueno, sin contar los ojos rojos e hinchados.

-Tú también te ves bien, dejando de lado lo poco que has llorado… Ash, te conozco y sé que desde que estoy aquí te preguntas el porqué…- Asiento para nada sorprendido de lo bien que ella me conoce, me conoce mejor de lo que me conozco yo- Estoy aquí para ayudarte… Estuve en el hospital con Gary cuando el profesor murió y al ver tan abatido a Gary, al ser consciente de que la vida es impredecible, supe que así como él se sentía tu también… Sé que es diferente, él fue su abuelo, pero de igual manera lo fue para ti… Es cierto lo que te dije, quería ignorarte y no puedo Ash… Eres alguien importante en mi vida, a pesar de todo y este suceso me hizo darme cuenta que no importa cuán infantil sea nuestra actitud, lo que en verdad importa es mantener en tu vida a la gente que consideras importante… A pesar de todo eres mi amigo…

-Duele, ¿Sabes?... Duele ver que todo el mundo tenga lindas palabras para él y a mí me vean con indiferencia, duele notar que solo porque no he llorado los demás crean que no me afectó, que soy indiferente… Misty, me siento impotente al ver que no soy capaz de hacer nada bien… Es como si hasta llorar me costara trabajo… Pero, aún no me lo creo, me cuesta creerlo… El profesor y yo teníamos tantas metas que alcanzar y no le dio tiempo…- Sin saber en qué momento las lágrimas se apoderaron de mi rostro, trato de limpiarlas y antes de que mi brazo pueda borrarlas, siento las cálidas manos de Misty impidiendo que lo haga…

-Llora, llora todo lo que puedas… No dejes que los demás te afecten, nosotros lo que siempre hemos estado a tu lado, sabemos que no es así… Eres capaz de muchas cosas, quizás todavía no es el tiempo exacto para que te conviertas en Maestro, tal vez no lo has logrado porque te faltan cosas por vivir… Ash, el tiempo nos persigue pero hay que saber cómo aprovecharlo… Estoy completamente segura que alcanzaras tus metas, pero le has dedicado tanto tiempo que has descuidado los pequeños instantes de otros universos que la vida te ha ofrecido…- Las lágrimas ahora caen fluidamente y sé que no me detendré hasta que sienta la satisfacción de dejar fluir mis sentimientos… Pero si se detienen por un instante, en el que me desconcierta la acción que ejerce Misty, pues me abraza de la misma manera en que suplicaba lo hiciera ayer.

Correspondo a su abrazo y entierro mi cabeza en su hombro, donde lloro como si fuera el niño pequeño que perdió la liga de Kanto hace ya tantos años, en donde me desahogo de todo, desde la muerte del profesor hasta la tristeza y alegría que me causo ver que aún le importo a la chica que sin quererlo lastime por creer que ella se pensaba superior que yo, por considerarme una víctima a su lado. No sé cuánto tiempo pasa desde que estamos abrazados, hasta que siento que ella se aleja y limpia las lágrimas que aun caen de mis ojos, peina mi cabello y sonríe, con esa sonrisa que brinda calidez y confianza.

-Es momento de que entremos, en un par de horas incineraran al profesor y tenemos que estar ahí… Es el momento de decir adiós. Y Ash, si algunas vez regresa a ti esa gran impotencia que sientes, recuerda que los sentimientos son los que nos impulsan a buscar un nuevo camino para que éstos se guarden en nuestra conciencia, para que los eliminemos para descubrir a qué lugar nos han de llevar… Hazte amigo de la impotencia y deja que te lleve a ese sitio donde ya no querrás más y por lo cual estás dispuesto a cambiar- Al finalizar de decir eso, da media vuelta y yo sonrío, sintiéndome mejor conmigo mismo, más tranquilo, con más fuerza para aceptar que aquel hombre al que consideraba un padre ya no está y antes de que ella se aleje más, pregunto lo que en otro tiempo no me hubiera atrevido a formular.

-¿Crees que nuestra relación no progreso porque no era el momento en que debía de darse?- Ella tarda varios segundos en voltear, lo que me hace pensar que mi pregunta la incomodo, pero en vez de eso, voltea, camina y se coloca a lado de mí- ¿Crees posible que podamos volver a intentarlo? O, ¿Deberíamos esperar a nuestros caminos se vuelvan a cruzar? ¿Conocer más gente, tener más experiencias, estar seguros que lo nuestro es algo más allá de todos los obstáculos que hemos enfrentado?- Ella toma mi mano y con esfuerzo, consigue que camine junto a su paso, sin embargo guarda silencio, un silencio que hace me arrepienta de haber hablado.

-Sí, si lo creo… Por meses te culpe de lo que pasó, hasta hace dos días te seguía culpando, ahora ya no lo creo, trato de hacerme a la idea de que no estábamos destinados a ser y tal vez nunca lo seremos… Solo que en han cambiado las cosas, siempre creí que cuando algo se acaba así se tiene que quedar, pero, creo en la vida después de la muerte… Sobre todo cuando llega el momento- Ambos sonreímos y entramos a la estancia. Yo agradezco que a pesar de la terrible pérdida del profesor, pude rencontrarme con la chica de mis sueños y hacer algo más que sentir impotencia con respecto a lo que serán las cosas con ella.


Muchas gracias por haber leído! Espero su comentario n.n Esta vez no me extendere mucho porque ando limitada de tiempo pero cualquier cosa me puden dejar el review o mandame un mensaje por face n.n

Agradezco infinitamente a Sire quien reviso este capítulo ^^

Mislu: Gracias! Los guionistas ya ni saben que hacer con Pokémon

Amy: Si, aunque me desespera que los escritores no vean que la están regando... Yo también amo su relación como amigos y a veces la amistad mata más que el amor :(

Sgtrinidad9: Sé que este también es trite, pero trate de que al menos hubiera un final abierto en el que no sabemos que será de ellos ;) Gracias!

FersitaAD: Yo tambien creo que así pasa en la vida real, al final de cuentas todos cambiamos... Gracias!

Rubiir: Muchas gracias! Si, Ash es un idiota pero lo cortes no quita lo valiente... Algunos finales no tienen que ser felices, cierto?