Disclaimer: ©Shingeki no Kyojin/進撃の巨人, sus personajes y trama son propiedad de su autor, Hajime Isayama. Yo tan solo realizo este FanFic por diversión, sin ánimos de lucro.

Advertencia: Universo Alterno (AU)| Uso superdescarado delOoC | ErenxLevi | Ereri |De desconocidos para amantes | Herido/Confort | Feliz final

Notas iniciales: Este es un FanFic autoindulgente para mí. Espero les guste.

Dedicado a mis hermosos bebés que cumplieron junto a las flores amarillas.

Por favor lean las notas finales.


Flores amarillas

(...)


Hay un vagabundo en el parque.

Todo greñudo y hediondo.

Hay un vagabundo en el parque cerca de la casa de Levi.

La gente de la comunidad dice que está loco.

Así que hay un vagabundo loco en el parque cerca de la casa de Levi.

Hay un vagabundo loco en el parque cerca de la casa de Levi, que le gusta fastidiar a Levi.

Siempre que pasa por las tardes rumbo al bar donde trabaja, el tipo lo persigue, con la mano extendida y un chst, chst, chst, eh, eh pequeñito, una monedita por favor para esta alma hambrienta .

Pequeño mi culo, imbécil. Solo soy un poco bajito , le sisea siempre Levi y apura el paso, dejando al tipo con la mano extendida.

Entonces sí, hay un vagabundo loco en el parque cerca de la casa de Levi, que le gusta fastidiar a Levi por las tardes siguiéndole para pedirle monedas y que Levi siempre insulta y le deja con la mano extendida.

Apareció por allí algunos años después de que Levi regresó a su ciudad natal. Nadie sabe bien que es (y Levi no lo recuerda de su infancia), pero hay muchos rumores sobre él.

Algunos tristes y otros muy sórdidos. Aunque el más común es que el tipo era de familia adinerada pero que luego cayó en la ruina y eso los destrozó. El tipo se había trastornado debido a ello y se marchó a vagar con sus delirios. Pero que ha vuelto.

Porque igual que los fantasmas, los locos vuelven al último lugar que recuerdan y se arraigan allí, aunque ya no sepan el porqué, son los chismorreos de las gentes que pasan por allí mientras le lanzan miradas de lástima al tipo que apostado en su banco habitual. se echa la siestecita de media mañana.

Levi siempre ignora estos susurros, porque no son más que chismes o conjeturas, igual que lo son todos los relacionados con gente como el vagabundo loco en el parque cerca de la casa de Levi, y al que Levi siempre le deja un par de monedas después de regresa del trabajo como a eso de las 10 de la mañana.

Para que se compre un pan de la panadería de la avenida a dos calles del parque.

Una vez Levi le vio pelearse con una paloma por uno de esos paneles, el cual se le había caído al pobre repartidor que pasaba por allí en su diaria carrera apurada.

Son buenos panes.

Levi entendió a la paloma por intentar robarlo al tipo. Pobre, acabo medio desplumada y sin una miga de pan.

Así que sí, hay un vagabundo loco en el parque cerca de la casa de Levi, que le gusta fastidiar a Levi por las tardes siguiéndole para pedirle monedas y que Levi siempre insulta y le deja con la mano extendida. Pero que por la mañana le deja un par de monedas para que se compre pan para él (y la paloma que ahora es su fiel compañera de mendingueo) cuando pase el repartidor en su diaria carrera apurada.

Es que Levi tiene sentimientos por el vagabundo loco en el parque de su casa. Peña y mucha empatía por su situación.

Él también perdió (se lo arrebataron) toda una vez. Casi enloqueció y echó su vida por la borda.

Solo que él si lo superó. Regresó a su antiguo hogar y volvió a empezar. Despacio, un paso a la vez. Cada día una rutina de construcción, de respirar un poco mejor y sanar las heridas invisibles en su cuerpo y corazón.

A veces Levi desearía que el tipo hubiera tenido también su oportunidad. Quizás se hubieran encontrado, y hubieran sido amigos del mismo dolor; se habrían sanado mutuamente.

Pero no fue así.

Lastimosamente sus líneas de vida no concedieron. Nunca tuvieron el tiempo.

Apurando el paso mientras el vagabundo loco del parque cerca de su casa lo persigue como todas las tardes, piensa nuevamente en esto y finge ignorarlo mientras su corazón se aprieta de anhelos que se quedan nada más que en eso. En tal vez.

El viento frío que sopla de frente en la calle de la Iglesia le desordena el cabello. Echando la cabeza hacia atrás para que se acomoden por si solos sus ojos se posan en el cielo opaco. Las últimas lluvias del invierno han estado cayendo. Pronto se irá la estación y la primavera llegará y pintará de flores amarillas y rosas los árboles de roble del parque y las avenidas.

A Levi le gusta mucho ese momento. Le gusta ver los robles florecer y luego ver sus flores caer en una lluvia de color. Una que baña de color la triste figura del vagabundo loco del parque cerca de su casa.

Un espectáculo muy hermoso de contemplar.

Oh.

Quizás no solo sea pena y empatía lo que siente Levi por el tipo. Pero que se le va a hacer. Echando una mirada de reojo hacia atrás donde el vagabundo se ha quedado resignado en medio del parque (como todas las tardes), metiéndose las manos en los bolsillos de su arapiento abrigo para luego regresar a su banca habitual, Levi deja ir nuevamente ese pensamiento.

Así es la vida.


...


El invierno se va, y la primavera llega. Los robles florecen y su lluvia de amanecer baña las calles y avenidas de la ciudad.

Pero en el parque cerca de la casa de Levi, parece más un opaco atardecer.

Porque el vagabundo se ha ido.

Desaparecido.

Como si nunca hubiera estado allí.

La rutina se rompe.

La vida continúa.


...


Un invierno y dos primaveras han pasado; y él se ha convertido en un pensamiento en el fondo de la mente de Levi, una mirada de reojo a las bancas y una línea fina en su boca que ya no profiere insultos cada tarde; cuando el vagabundo vuelve a aparecer.

Nuevamente es finales de invierno.

Un noviembre más frío que el último.

Y está lloviendo a cántaros.

Levi casi lo pierde en su carrera apurada para ir al trabajo. El paraguas limitando su visión y marcando una sombra como un guiño a la oportunidad que casi se le escapa.

Otra vez.

Pero sucede. El aire cargado de gotitas sopla, agita el paraguas hacia atrás. Y entonces.

Allí está.

Es él.

Apostado en su misma antigua banca, con su ropa harapienta y su cabello todo greñudo cubriéndole el rostro.

Solo que.

Oh.

Oh

La lluvia ha dispersado las hebras castañas, revelando un rostro que no solo paraliza el andar de Levi; sino que también le provoca un salto a su corazón.

Sus mejillas se sonrojas. Y no es por el frío o la agitación de su paso anterior apurado.

Atraído como la tierra al sol, él corta la distancia que lo separa del vagabundo, lo cubre con su paraguas y estira su mano libre para alcanzar una de las del tipo.

— ¿Quieres venir conmigo a casa? —pregunta, como si fuera la cosa más natural del mundo, como si no fueran dos extraños sino dos viejos conocidos que acaban de reencontrarse.

El hombre lo mira. Su mirada siguiendo la línea de sus manos unidas a su rostro.

Lo mira como si él le estuviera colgando las estrellas y el cielo.

La expresión melancólica de su figura se rompe y su boca se abre. Pero no brota ningún sonido de entre ellos, en cambio lo que sucede es.

Sonríe.

Sonríe como si Levi estuviera dándole el mundo, regalándole el mayor sueño de su vida.

Es la jodida sonrisa más bonita que Levi haya contemplado jamás.

El vagabundo aprieta su mano. Un apretón fuerte que acaba con los dedos entrelazados. Luego hurga de entre sus harapos con su otra mano y de entre ellos saca una casi deshojada florecilla amarilla y se la ofrece.

¿Una margarita arruinada?

¿Un diminuto girasol?

¿Un brote de caléndula?

Levi no puede distinguir que flor es, pero se ríe, una risa suave de carámbanos, aprieta más sus manos unidas y usa tal unión para darle un tirón hacía sí al vagabundo. Se ven por otros largos segundos sin que la sonrisa que cada uno tiene en los labios vaciles.

No hay palabras entre ellos.

Sin embargo; la respuesta está dada.

Se acomodan bajo el paraguas y ambos caminan sobre los pasos de Levi. Devuelta a su casa.


...


En el imaginario de Levi, el vagabundo loco del parque cerca de su casa, era un anciano de unos 70 y tantos.

Un viejo sabio que podría haber sido su amigo. Unos labios que le brindaran consejo, un hombro en el que pudo haberse refugiado.

Pero este hombre. Su nombre es Eren. Eren Jeager. Lo que más podría tener son unos 40, y es ridículamente puesto para ser un vagabundo.

De líneas masculinas, labios llenos y ¡unos ojos! Hermosos ojos verdes oceánicos moteados de vetas dorados.

Después de un baño, con ropa limpia y los cabellos peinados hacia atrás, Levi también descubre que no solo su rostro es atractivo.

Levi ya no puede pensar en él como un amigo.

El hombre, Eren, parece tímido de pie en su sala de estar, mirando a todos lados, con aire de nerviosismo tal cual sería un fan a punto de cenar con su mayor ídolo.

Pero cuando Levi le ofrece un lugar a su lado y un plato de alimento, todo nervio parece diluirse de él y nuevamente le da esa sonrisa espléndida. Y cuando toma el plato ofrecido y suelta un suave 'gracias', a Levi le salta otra vez el corazón.

Y puede ponerle nombre a lo que está sintiendo.

Definitivamente Levi ya no puede imaginarlo como un amigo.

Ha sido flechado.


...


Cualquiera pensaría que es la estupidez más grande recoger a un vagabundo tachado de loco y llevar a vivir a tu casa.

Pero aunque Levi descubre que es la cosa más extraña que ha hecho, no se arrepiente de ello. Así mismo se entera que los chismorreos de la gente tenían cierta verdad en ellos, pero también grandes mentiras.

El vagabundo, Eren, no está loco. Nunca lo ha estado. Es perfectamente funcional, es bueno en la cocina y en cuidar la casa, le gusta tararear mientras hace los quehaceres y siempre tiene una sonrisa en los labios. Pequeña, triste pero conforme.

Una sonrisa que solo cambia cuando Levi está orbitando cerca de él, frente a él o presencialmente con él.

Llena de afecto y gratitud.

Llorando felicidad.

Eren no habla mucho, es más bien retraído en ese aspecto. Es más de escuchar que otra cosa.

Solo que, a Levi le encanta la voz de Eren, de barítono y cadenciasa. Humo de tabaco fino y miel goteante. Así que le sonsaca pláticas cada vez que se sientan a desayunar cuando regresa del trabajo.

La gente tenía razón. Eren una vez fue de familia adinerada. Pero un día se quedaron si nada y su vida se arruinó. Eren era muy joven entonces, quince años nada más y dos hermanos menores de los que tuvieron que hacerse cargo en cuanto se hizo mayor. Porque su padre los abandonó y su madre (se suicidó) murió de tristeza, le confiesa él, con un sollozo cerrándole la garganta.

Eren luchó por sus hermanos, los permaneció a flote lejos del infierno en lo que su vida se convirtió. Lo hizo tan bien, que cuando ellos se fueron de su lado, dejaron atrás para siempre el último vestigio de ese oscuro pasado.

Se olvidaron de él.

Ni una palabra, ni un mensaje, ni una carta ni una llamada. Nada. Simplemente lo dejaron. Que navegara entre las sombras de una vida rutinaria repleta de sus sueños rotos.

Así que un día se marchó de allí y empezó a vagabundear, acompañado de las melodías en su cabeza que le habían proporcionado un pequeño respiro en sus días más miserables.

Las canciones de su banda favorita de la adolescencia.

Así es como había llegado hasta allí.

Luego se había quedado sencillamente porque sintió que había llegado donde debía llegar.

—Finalmente había llegado al hogar de mi paz—dijo, viendo directamente a sus ojos; y en los suyos un silencioso "te encontré a ti" parecía decir.

Levi le había dado un beso. Solo una roca de labios. Pero cargando de todo lo que había en su corazón. De su historia que quería contarle, de los anhelos que había sostenido todos esos años sobre él; que sencillamente no pudo poner en palabras y tuvo que hacerlo así.

Lo había tomado de la mano y llevado a su habitación, metido bajo sus sábanas y acurrado entre sus brazos.

Han dormido así, juntos, desde ese día.


...


Levi no tiene radios, ni televisión, ni ningún aparato que reproduzca música.

Su hogar había estado silencioso desde su regreso.

Porque la música le trae un sabor amargo a su alma, y recuerdos que realmente no quiere revivir.

Pero ahora, siempre hay melodías en si casa. Sonidos y letras entrecortadas de canciones que brotan de la boca de Eren, y le hacen sentir menos amargura por la música.

De la boca de Eren, saben a dulzura...a amor.


...


Hay noches en que Eren balbuceara dolor entre sueños y lágrimas saladas se derramarán por sus mejillas, y Levi lo despertará suavemente, acariciándole el cabello, y llenándole de besitos el rostro hasta que Eren abrirá los ojos y lo verá de la misma manera que lo hizo. la primera vez que sus ojos se encontraron.

Como si Levi fuera su salvación, su esperanza y su fe. Su todo.

Levi le susurraría infinitos 'está bien, está bien', lo abriría contra su pecho y tatarearía las melodías que Eren suele cantar durante el día. En perfecto tándem como si tales canciones hubieran sido interpretadas por él.

Otras noches será Levi quien despertase violentamente de sus pesadillas, un grito atascado entre los labios, los músculos agarrotados y el corazón un tambor desenfrenado entre sus costillas. Las horribles sensaciones lamiéndole el alma y la piel. Y Eren lo abrazaría fuerte, sosteniéndole entre sus brazos como si fuera un escudo contra las malacias que lo acechan entre las sombras. Lo sostendría así, contra su corazón, para que los latidos constantes y cadenciosos le sacaran el estupor y el miedo, suave, suave hasta que su propio corazón se alineara al de él.

Entonces Levi le pediría a Eren que le hiciera el amor. Que plasmará con sus besos y caricias la realidad sobre el regusto odioso de los recuerdos de su atormentador sueño.

Saciados y relajados, con los pensamientos y el calor compartido, encontrarán nuevamente el sueño. Entrelazados, respiraciones y latidos en una sola armonía.

Una canción de amor.


...


En la actualidad, Eren prácticamente no sale de casa. Permanece allí, todo tranquilad, una presencia constante que a pesar de que Levi cada tarde y lo recibe cada mañana.

Pero cuando llega la primavera suele esperarlo en su vieja banca del parque. Las flores de los robles cayendo suavemente sobre su figura, y él recogerá cada una que caiga sobre su cabeza y regazo, hará un pequeño ramillo que luego le entregará invitándolo a sentarse a su lado. Algo que Levi aceptará sin segundas palabras. Se sentará allí, con una mano entrelazada con la de Eren y la otra acariciando los pétalos amarillos sedosos de las flores de su ramo improvisado.

Se quedarán así, en silencio, con el aire fresco revolviéndoles el cabello mientras ven la gente pasar, sin que nadie les dedique una mirada.

Ajenos a todos.

En su propio mundo.

La melodía de la primavera llenándoles los pulmones de la fragancia de sus flores amarillas.

Juntos.

En paz.


Notas finales:

Esta es la segunda parte de "El tiempo que nunca tuvimos"

¡Y Señor Jesús! Realmente tarde casi dos años para darle una segunda parte de esta historia. Desbloquear todo me costó tanto como me costó la primera parte. Pero me siento realmente satisfecho de finalmente darle su "Final Feliz" a estos dos. Porque es un final feliz lo visto.

Ahora. Sé que saldrán algunas dudas si siguen la línea de su primera parte. Pero también se pueden quedar solo con esta parte. Bien funciona como un FanFic aparte. Pero…debo aclarar lo siguiente siguiendo la línea original de esto:

1. Los dos están muertos. Este es un FanFic de Halloween y Día de muertos.

2. Verdaderamente Eren nunca estuvo loco. Al principio él estaba vivo, pero veía a Levi (que si ya estaba muerto) y la gente creyó estaba loquito. Cuando desapareció es porque sus hermanos volvieron por él, y lo internaron en un psiquiátrico. Eren se escapó de allí y tuvo un accidente. Murio.

3. Levi siempre fue un fantasma que regresó al lugar que fue feliz. Fue feliz cuando no era una súper estrella de la música. Tan solo una persona normal. Entonces, ¿el lugar feliz de Eren sería su antigua casa? No. Es Levi. Así que.

4. El título es por dos cosas: el cempasúchil y la cancioncita de Floricienta. Sin embargo, cada flor mencionada tiene un significado de peso para la trama.

Muchas gracias por leer hasta aquí.

Por favor déjame un comentario sobre lo que les pareció este trabajo. Estaría muy agradecida.

Con amor.