Del amor y otras molestias
Capítulo II
En un campo de glicinias
Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto, esta historia es de mi total autoría no está permitida su publicación en otros sitios sin previa autorización. -Azulen-
Ooc (Un poco, por el bien de la trama xD)
Nota: Esta es una colección de capítulos no lineales algunos largos, otros tipo viñeta, en este universo la masacre Uchiha y el ataque del zorro no ocurrieron.
•••
El sol brillaría inusualmente fuerte ese día, lanzó una piedrecilla hacia el río viéndola rebotar un par de veces antes de desaparecer en el agua, este era uno de esos rarísimos días libres después de tanto tiempo trabajando duro.
Un brote de una extraña epidemia de origen desconocido atacó a casi todos los niños menores de 13 años en la aldea y uno que otro adolescente, afortunadamente no era mortal pero consiguió saturar el hospital y provocarle una enorme migraña por el estrés, el evento mantuvo a todo el personal médico de la hoja encerrado en el hospital durante casi tres meses atendiendo niños sin descanso y al mismo tiempo investigando una manera de frenar la enfermedad cosa que consiguieron a costa de perder muchas horas de sueño y en su caso personal, muchas horas de sueño y entrenamiento, por esa razón aunque era su día libre y se suponía que debería estar durmiendo a pierna suelta, eran las 7 de la mañana de un fresco día de otoño a finales de octubre en donde el sol la acompañaba aunque todos los pronósticos indicaban que llovería y ella había decidido ir a entrenar.
Aunque había caído rendida antes de las 10 y a pesar de todo el cansancio acumulado su cuerpo no había podido dormir más allá de las 4am, hora a la que solía despertar normalmente para iniciar su día y este no sería la excepción, por primera vez en su vida estaba tan agotada que llevaba sentada las últimas dos horas contemplando el amanecer en un claro no concurrido del bosque por donde pasaba el río Nakano en completa soledad. Era uno de sus sitios preferidos para entrenar en aislada y este era uno de esos preciados momentos de introspección en donde se permitía estar en paz, escuchar el canto de los pájaros y contemplar los hermosos tonos de azul y violeta pintando el cielo mientras clareaba con intensidad.
Se quitó las botas ninja agradeciendo ese día haber optado por sus shorts y falda de entrenamiento deseando ir ligera de ropa, le agradaba el frío y a pesar del cálido baño de sol que estaba recibiendo con los primeros rayos de la mañana, en ese momento podía sentir el agua helando sus pies desnudos, el contraste de temperatura que estaba sintiendo en ese momento le daba una sensación tan relajante y agradable que percatándose de que no hubiera ninguna firma de chakra cerca se quitó la chaqueta y la camiseta quedándose con el sujetador deportivo y los shorts, se soltó la coleta alta liberando su largo cabello rosa hasta la cadera, jamás lo había cortado, en alguna ocasión en medio de su sufrimiento y frustración por su debilidad y hambrienta de sentir un cambio drástico más allá de un cambio de actitud estuvo a punto de cortarse las coletas que usaba en esos días para sentirse un poco más cerca de su maestra con un kunai, pero cuando estuvo a punto de hacerlo Shizune tomó su mano y le dijo que no merecía la pena sacrificar algo que le gustaba tanto por el discurso ignorante de un niño engreído.
Confió en sus sabias palabras y desde ahí solo retocaba las puntas de vez en cuando, acarició el largo cabello que tanto amaba sintiendo el aroma floral que desprendía y se dejó caer en el agua sumergiéndose por completo, soltó todo el aire de sus pulmones permitiendo a su cuerpo hundirse en las aguas sin ningún temor, unos minutos después cuando el oxígeno comenzó a faltar nadó con calma hasta la superficie tomando una profunda bocanada de aire reiniciándose por completo.
Los sonidos de la naturaleza la conmovían al grado de sentir ganas de dejarse llevar y llorar de alegría sintiéndose completamente libre después de meses escuchando llantos infantiles durante insufribles horas al grado de considerar seriamente jamás tener hijos porque sentía que si volvía a escuchar el llanto de un solo niño más la cabeza le iba a explotar tan fuerte que trozos de su cerebro aterrizarían en Suna.
-¡Buaaaah!
Ahí estaban ¡Las alucinaciones! Abrió los ojos invadida por el pánico que le provocó escuchar repentinamente el llanto de un niño a lo lejos, cuando de repente el ruido fue volviéndose más fuerte.
Entonces lo vio.
A lo lejos sujetándose con todas sus fuerzas a un trozo de madera roto se acercaba un niño de no más de cinco años siendo arrastrado por la afortunadamente suave corriente, pero el agua estaba demasiado fría para el cuerpo de un niño tan pequeño y ese trozo de madera no resistiría la caída por la cascada al final del río y eso no pintaba para nada bien.
Y hasta aquí llegaba su día de relax…
- ¡Ayuda! ¡Por favor! – el grito desesperado del menor aferrándose con sus diminutas manos al objeto que lo mantenía a flote, niño listo.
Vio al pequeño acercarse y usando sus reflejos desarrollados en años de entrenamiento se lanzó al rescate, nah no había corriente, tampoco es que fuera tan difícil.
- ¡Te tengo! - exclamó victoriosa al sujetarlo con fuerza por los brazos, el niño asustado y desesperado comenzó a dar manotazos y patadas en cuanto soltó su salvavidas improvisado, resistió con todo lo que le quedaba de paciencia mientras terminaba de remolcarlo hasta la orilla.
En cuanto sintió su pequeño cuerpo tocar tierra firme se recogió en un ovillo llorando completamente traumatizado por haber visto la muerte tan de cerca. ¿Cuánto tiempo llevaba así? ¿Y si ella no hubiera estado ahí en ese momento? Un escalofrío recorrió su espina al pensar en el riesgo que corría ese pequeño y eso consiguió renovar su paciencia y empatía.
-Hola- le tocó el hombro con suavidad para que el niño notara su presencia consiguiendo tener su atención, su redondeado rostro bañado en lágrimas giró ligeramente para mostrarle dos profundos ojitos verdes que casi le recordaban a los suyos, aunque eran más oscuros y estaban inundados de temor, el niño trató de recomponerse haciéndose el valiente aunque temblaba de pies a cabeza y esto hizo gracia a Sakura que le sonrió con algo de la ternura que aún le quedaba hacia los niños.
-Gracias, oneesan- murmuró avergonzado el pequeño haciendo un intento de reverencia que hizo reir a Sakura, bueno era un niño bastante educado en modales para su edad.
-No es nada, estas empapado si no te secas rápido sufrirás una hipotermia- dijo con preocupación haciendo sellos e invocando una maleta gigantesca con implementos médicos, objetos de aseo, capas, toallas, mantas y algunas prendas neutrales para emergencias bajo la mirada asombrada del niño, llevaba todo un hospital móvil en ese pergamino.
- ¡Eres un ninja! - exclamó con admiración el niño con un profundo sonrojo extendiéndose en sus mejillas y una enorme sonrisa que reemplazo por completo el terror que estaba sintiendo hace apenas unos segundos, ah… niños, son tan volátiles.
-Así es, mi nombre es Sakura, Sakura Haruno ¿Cómo te llamas? – preguntó comenzando a secarlo con una toalla, el niño confiando plenamente en su salvadora simplemente dejó que lo seque e inspeccionara su pequeño cuerpo en búsqueda de heridas o golpes encontrando un par de moretones a la atura de las costillas y algunos raspones, frunció el ceño percatándose de que el niño no podía haberse autolesionado y que el rio no podría haberle causado ese tipo de moretones que claramente fueron hechos a propósito.
-Me llamo Nagisa Sasaki- sonrió, pero soltó un leve quejido cuando pasó sus manos cerca de sus costillas, aunque el dolor desapareció rápidamente mientras la chica frente a él lo sanaba con el brillo verde que emergía de sus manos de manera hipnotizante- wow oneechan ¿Eso es ninjutsu médico? ¿Eres un ninja médico? - preguntaba emocionado.
-Que nombre tan bonito- sonrió y en los ojos del niño se instaló un brillo especial- lo soy y noto que te gustan mucho los ninjas ¿verdad? - rio suavemente terminando de tratar al niño después de ayudarlo a sanar y regular su temperatura con chakra, le extendió una pequeña bata unitalla que llevaba para casos de rescate, lo único similar a una talla infantil que llevaba en su maleta y su chaqueta que a ella le quedaba grande y al niño por supuesto le quedaba casi en los talones dándole una visión bastante graciosa del pequeño.
Se colocó una camiseta sin mangas y su falda sobre la ropa que había usado para nadar aprovechando que era tela hidrofóbica y no necesitaría cambiarse en ese momento, guardó todo a su lugar deshaciendo la invocación bajo la curiosa mirada de Haruka, necesitaba conseguir algo de ropa para el desconocido infante y averiguar cuanto antes como regresarlo a su hogar, no podía llevarlo río arriba desconociendo desde donde había estado siendo arrastrado, por la voz algo desgastada, el agotamiento del niño y su estado casi en hipotermia calculaba que llevaba mucho tiempo en el agua tal vez unos treinta minutos, pero preguntarle sería en vano por su corta edad.
-Bien Nagisa, tenemos que salir de aquí- se echó el cabello sobre sobre su hombro derecho despejando su espalda indicándole con un gesto al niño que suba, sin pensarlo dos veces el pequeño subió felizmente al dorso de la kunoichi y se aferró a su cuello dejándose descansar.
-Dime ¿Cómo fue que caíste al rio? ¿Estabas jugando? – cuestionó cautelosa para no hacer sentir temor al chico.
Lo sintió removerse y luego negar suavemente- Yo estaba jugando solo… y ellos me empujaron- murmuró con tristeza.
- ¿Quién te empujó? - eso era una acusación seria, pudo haber muerto por esa mala broma.
-Los chicos del pueblo… me golpean porque dicen que tengo nombre de niña y soy débil… ellos pronto irán a la academia ninja y yo no…- el niño se abrazó a su cuello y sintió la cálida humedad de sus lágrimas bajar por sus hombros desnudos.
¿El pueblo?
Claro que entendía lo que se sentía ser despreciado por ser débil, era algo que la había acosado durante años.
-Eso no es cierto, eres un niño muy fuerte, ningún niño de tu edad habría podido sobrevivir de ese modo en este río, resististe porque eres muy valiente Nagisa, los que se aprovechan y hacen de menos a los demás solo intentan cubrir con arena sus propias debilidades - declaró con voz tranquila y el viento sopló suavemente haciendo que el niño se acurruque un poco más contra su cuerpo temblando de frío.
Decidió no insistir más con las preguntas, él ya estaba lo suficientemente abrumado por casi ahogarse en el río por culpa de unos acosadores.
Caminaron en silencio durante unos minutos hasta salir por completo del bosque hacia un sendero que llevaba a los campos de entrenamiento de la policía militar a cargo del Clan Uchiha, primero necesitaba conocer si ya había reportes de niños perdidos ese día, era posible que llevase unas dos horas perdido, extraño, hace dos horas aún no eran ni las 6 de la mañana, o tal vez lleva una hora… En fin, lo importante era confirmar si alguno coincidía con la descripción física del pequeño, su cabello de un color castaño claro ligeramente ondulado, tez clara y profundos ojos color verde oliva llevando a Nagisa a su espalda no podía ponerse a correr a toda velocidad así que lo tomó con calma, esperaba que el niño la abombara de preguntas sobre ninjas a penas recuperase un poco de energía, pero se equivocó, el pequeño ahora iba en total silencio y de forma totalmente comprensible durmiendo profundamente, atravesaron los campos de entrenamiento y veinte minutos después se encontraba con el cabello aún empapado, con la nariz roja y con el niño en sus brazos en las puertas del cuartel de la policía siendo observada por varios pares de ojos ónix incrédulos y un par en especial que la observaban divertidos desde un altillo a medida que se acercaba al mostrador de los oficiales de recepción.
Estornudó arrepintiéndose de no haberse secado el cabello un poco sabiendo que el frío del otoño estaba empezando a calar y el niño llevaba puesto su abrigo.
-Buen día Izumi-san ¿Han tenido algún reporte de niño perdido con esta descripción? -señaló a su espalda con un movimiento de su cabeza, la morocha la contemplaba con preocupación observando al niño.
-Hola Sakura-san ¿Qué les pasó? Por Kami… estás empapada- se levantó rodeando el escritorio.
Izumi Uchiha era una mujer muy noble, hermosa y dentro de su clan una mujer exitosa y poderosa, a corta edad había llegado a ser capitana de un escuadrón de la policía y Fugaku le tenía mucho aprecio y confianza, sentía cierto injustificado recelo hacia ella considerando que hasta hace no mucho se decía que había estado en una relación con Itachi Uchiha, las causas de su rompimiento aún eran desconocidas, pero ella no parecía muy afectada por ello y eso no le daba muy buena espina ¿Acaso alguno de los dos había sido infiel? ¿Se aburrieron? Ninguno de los dos se veía propenso a ponerle el cuerno al otro, es verdad que su relación era algo tan privado que jamás se habían visto cariñosos uno al lado del otro ni siquiera las pocas veces que se dejaron ver juntos por la aldea y eso que se conocían desde la infancia, un aspecto malvado de si misma por alguna razón se regocijaba en que esa relación haya llegado a su final, como si ella tuviera alguna posibilidad con Itachi Uchiha, rio internamente con ironía, si claro, se vale soñar.
Nada bueno espera a quien se alegra de la desgracia ajena, Sakura, se dijo a si misma.
- ¿Te sientes bien Sakura-san? ¿Sakura-san? - Izumi la removió suavemente para sacarla de su ensoñación.
- ¡Sakura! - la voz profunda de Shisui que hasta ese momento solo se había mantenido como un espectador silencioso terminó de despertarla con un respingo, observó a Izumi con el niño aún dormido, se había quedado en blanco durante un rato y no había escuchado nada de las preguntas de la chica Uchiha.
-Perdón, estoy agotada, no se dónde tengo la cabeza…- suspiró.
-No te preocupes- Izumi le sonrió comprensiva y ella trató de devolverle la sonrisa, pero su cuerpo la traicionó y terminó componiendo un puchero inusual en ella pensando en la inconmensurable belleza y delicadeza de la chica en su delante y la imposibilidad de que Itachi la hubiera dejado ir, seguramente todo lo que decían era solo un rumor de callejón, además ella le caía muy bien, era una chica tan dulce, a diferencia de ella que era una persona horrible por haber mirado al menos por un momento con otros ojos a su novio, o exnovio o lo que sea.
Sacudió la cabeza para espantar los pensamientos inapropiados de su mente intentando concentrarse en el pequeño problema que había estado cargando en su espalda hasta hace unos minutos.
-Su nombre es Nagisa Sasaki, lo encontré en el rio Nakano a la altura de un claro del bosque en el que suelo entrenar, estaba nadando y el venía aferrado a un trozo de madera arrastrado por la corriente…
- ¿Nadando? Está helando Sakura-chan ¿Te volviste loca o Sasuke te hizo enfadar otra vez? - rio Shisui picándola con dobles intenciones.
Inspiró llenándose de aire buscando la poca paciencia que le quedaba para no hacer una escena en medio cuartel de la policía, reprimiendo sus ganas de pegarle un par de puñetazos al pelinegro mayor para callarlo.
Izumi le lanzó una mirada seria a Shisui haciéndole callar y retomando el tema principal.
-Salvaste su vida Sakura-san- su suave voz cargada de admiración y su mirada cálida la hundieron más en el desprecio que sentía hacia si misma por los pensamientos que estaba teniendo, cuestionándose sobre una relación ajena, que horror.
-Velar por el bienestar de Konoha y su gente es el deber de un shinobi- respondió con una sonrisa sincera mirando al pequeño niño que se removió inquieto entre los brazos de Izumi comenzando a despertar.
Ah… a estas alturas no lo podía negar, trataba de hacerse la dura, pero adoraba a los niños…
-Hola, Nagisa-chan soy la oficial Izumi Uchiha, Sakura-san me dijo que te encontró perdido en el río, queremos ayudarte a volver a casa ¿Cómo se llaman tus padres? - lo dejó de pie en el suelo acuclillándose para estar a su altura, el niño la miraba fijamente sonrojado.
-uhm… no lo sé… m-mi mamá es… es… mamá…- murmuró nervioso con los colores subiendo por su rostro, tímidamente se escondió detrás de Sakura sujetándola del bordadillo de la falda como si su vida dependiera de ello.
Izumi le dirigió una mirada confundida a la pelirosa que le miró con la misma expresión, su mirada jade viajó de la oficial Uchiha a la cabellera del niño que se aferraba a ella retraídamente intimidado por la mujer.
- Hola ¿Qué están haciendo? ¿Sakura?
Itachi apareció por la puerta con un palillo de dango entre sus labios relajadamente y con un bento en sus manos, llevaba su ropa de civil así que asumía que también tenía el día libre.
-Buenos días, Itachi-san- saludó con respeto, a fin de cuentas, el no dejaba de ser su superior.
Este era el momento.
El momento de… completar el chisme.
-Buenos días Itachi-kun- saludó amablemente la joven también respetuosa, pero con algo de afecto en su voz.
-Hola Itachi, voy de salida chicos, me toca guardia- saludó y se despidió Shisui con una sonrisa ladina, guiñando un ojo y dando un golpecillo en el hombro a Itachi con la palma de su mano quien le lanzó una mirada incomprensible enarcando una ceja a lo que Shisui respondió ensanchando su sonrisa, a veces Sakura pensaba que ellos tenían una extraña comunicación telepática, Itachi frunció el ceño ligeramente y retomó su rostro relajado y sin expresión con una ligera exhalación resignada.
-Buenos días- respondió a ambas chicas- ¿Quién es él? - preguntó refiriéndose al niño que contemplaba con temor la imponente figura de Itachi.
-Sakura-neesan- tiró suavemente de su falda consiguiendo que tres pares de ojos se ciñeran sobre él intimidándolo más- hace mucho frío aquí- inventó una excusa rápida para poder salir del cuartel de la policía.
-Oh… es verdad, debes cambiarte la ropa, seguro te estas congelando con eso puesto, quédate con los oficiales en lo que voy a buscarte algo más cómodo ¿sí? Puedes tomar un delicioso desayuno aquí en la cafetería con la oficial Uchiha – sonrió para tranquilizar al niño.
Izumi asintió sonriéndole dulcemente y extendió su mano hacia el niño quien dudó de tomarla.
-N-no- se negó nervioso- quiero estar con Sakura-neechan, por favor- pidió tímidamente las primeras lágrimas y un puchero comenzaron a formarse en su rostro infantil a punto de hacer un pequeño berrinche.
Izumi la miró con una disculpa impregnada en su expresión, sabía lo que eso significaba así que solo asintió resignada, haría de niñera en su día libre mientras ellos trabajaban buscando a los padres de niño investigando cuanta familia Sasaki hubiese en Konoha.
-Ya veo…- murmuró Itachi ganándose la atención de las chicas y un vistazo nervioso del pequeño niño- le llevaré esto a mi padre y te ayudaré con eso, espera aquí- dijo a Sakura con una pequeña sonrisa amable.
Todas las alarmas se encendieron en la mente de Sakura apretando sin querer la mano del niño que le miró sobresaltado por el repentino cambio de actitud y fuerza ¡Que descarado! Tratarla de ese modo pasando totalmente de Izumi, seguramente ella estaba pensando que era una resbalosa y una harpía que intentaba robarse a su novio utilizando a un niño pequeño, que horror de persona- lloriqueó internamente y volteó a mirar a Izumi buscando alguna señal de rechazo o aversión en su precioso rostro de porcelana pero solo se encontró con su mirada dulce y expresión risueña extendiéndole un chocolate a Haruka para hacerlo sentir más en confianza, al parecer lo ponía nervioso su posición como oficial de policía, tal vez había tenido una mala experiencia o había visto algo que le dio una mala impresión de los policías y su miedo se debía a eso.
-G-gracias- murmuró tímidamente el niño.
La joven castaña le acarició suavemente el cabello ganándose una tímida sonrisa del niño que empezaba a bajar la guardia lentamente, al parecer no le había importado ni un poco el que Itachi pasara de ella.
-Izumi-san es muy bonita- murmuró sonrojado el niño, ahhh entonces por eso lo intimidaba tanto, lo abrumaba su belleza.
¡Mocoso traidor!
Izumi rió suavemente con la gracia de una princesa y le revolvió un poco el cabello al niño en un gesto cariñoso- muchas gracias, Haru-chan, Sakura-san también es muy hermosa ¿verdad? Y también es muy muy fuerte debe ser por eso que Itachi va tras ella.
El niño asintió emocionado.
Sakura se atoró con su propia saliva.
¿Qué?
¡¿QUÉ?!
- ¿Estás bien Sakura-san? - Izumi se apresuró a apoyarla dándole suaves golpecitos a su espalda para ayudarla a desatascarse.
- ¿Qué dijiste? - preguntó atropelladamente dominada por los nervios.
-Dije "es muy fuerte y por eso Itachi entrena con ella"- aclaró con una mirada confundida.
Si, por supuesto, era eso, había escuchado mal debido al cansancio, su mente estaba agotada y a penas eran las 8 de la mañana.
-Listo, vamos a mi casa, tenemos ropa de cuando Sasuke era pequeño que puede servirle- dijo con su habitual tono tranquilo y profundo- ¿Pasó algo? – preguntó ante el rostro pálido de la pelirosa y la expresión preocupada de Izumi.
-N-nada, hay que moverse, Nagisa-chan debe tener hambre- su voz escapó más acelerada y temblorosa de lo que le gustaría, pero no había de otra, en el camino se relajaría como siempre, no es como si estuviera incómoda alrededor de Itachi.
•••
- ¡Oh! ¡Pero que lindura! - sonrió ilusionada la matriarca Uchiha apretando suavemente el moflete de Nagisa quien se sonrojó tímidamente.
-B-buenos días, señora- hizo una leve inclinación con respeto- me llamo Nagisa- se presentó.
Sakura se dejó llevar por la ternura que sentía al ver al niño dirigirse con tanto respeto hacia la mujer dejando salir una gran sonrisa, Itachi lo observaba ligeramente sorprendido, y no era para menos, tenía modales impecables para su edad era como un pequeño aristócrata.
- ¡Si es un pequeño príncipe! - Mikoto coincidió en ideas con Sakura mirándola con emoción- ¿Dónde lo tenías escondido? ¿Es tu pequeño primo o hijo de algún pariente? pasen por favor, deben estar congelándose.
Era una situación difícil de explicar.
-Solo estamos cuidando de él por hoy, madre, no te preocupes- se adelantó Itachi para evitarse el interrogatorio.
¿Estamos?
¿Dijo estamos?
Las miradas confusas de Mikoto y Sakura se cruzaron, ónix emocionados, jades perplejos.
-Vamos Nagisa-chan, te prepararé algo de chocolate- la mujer tomó la mano del niño con extrema delicadeza guiándolo hacia el interior de la casa.
No, esta vez no había escuchado mal.
Ingresaron a la casa sin más dilación y esperaron en la salita del té, la madre de Itachi y Sasuke insistió en servirles el desayuno y ante la mirada casi suplicante del niño fue imposible negarse, seguramente se estaba muriendo de hambre, en lo que la mayor preparaba y servía el desayuno y el chocolate prometido al infante, Itachi regresó con una muda de ropa infantil que había pertenecido a Sasuke en el pasado.
-Gracias por esperar, creí que sería incómodo o confuso para él si le traía ropa con el bordado Uchiha así que esto fue lo único que encontré que no lo llevaba- le extendió la ropa delicadamente doblada hacia Sakura.
-Oh, no debiste esforzarte tanto, con algo con qué poder abrigarlo era suficiente- sonrió agradecida llamando con un gesto y una sonrisa al niño que miraba completamente hipnotizado a los peces koi nadando en el estanque del jardín.
-También encontré estos zapatos, espero sean de su talla, por lo que escuché lo suyos deben de estar mojados, si continua descalzo enfermará.
Suspiró internamente, ver al normalmente frío y cordial Itachi Uchiha preocupado por el bienestar de un niño desconocido le daba un aire totalmente distinto, seguramente sería un padre grandioso…
Pero Itachi siempre había sido la persona más amable y considerada que había conocido.
Haru se aproximó corriendo a su lado sentándose tranquilo y en actitud obediente, era obvio que el niño había sido criado en un buen hogar, era muy inteligente, podía leer mejor que otros niños de su rango de edad y conocía modales formales, Sasaki… no conocía a ninguna persona de apellido Sasaki.
-Asumo que puedes vestirte sin ayuda ¿verdad? ¿Quieres que te acompañe al baño para que puedas cambiarte?
El niño asintió avergonzado.
Sakura rio suavemente ante la actitud tan tierna del pequeño.
-Vamos, te esperaré fuera de la puerta y si necesitas ayuda no temas pedirla ¿sí? - le acarició con ternura la mejilla, ya había empezado a encariñarse con el pequeño.
Al cabo de pocos minutos el niño salió ya vestido, pero con el suéter de lana en las manos- ¿Me ayudas a ponerme esto Sakura-neechan? - preguntó encogido y en voz bajita, intentando ser discreto.
Itachi no pudo evitar reír un poco al ver esto, con esa ropa y esa actitud le había recordado a Sasuke de niño, cuando le daba vergüenza solicitar ayuda y lo hacía de forma muy discreta, la escena se le hizo totalmente tierna y no despegó sus ojos de la forma tan dulce y delicada en que Sakura deslizó la prenda por el torso del pequeño acomodándola maternalmente mientras reía.
Ella nunca tuvo hermanos pequeños, pero se le daban realmente bien los niños.
- ¿Cuántos años tienes, Nagisa? – acertó a preguntar ganándose la atención de dos pares de ojos verdes.
-Cuatro- el pequeño sonrió ampliamente enseñando cuatro dedos de su mano con orgullo- gracias por la ropa oniisan, es muy bonita- hizo una pequeña reverencia que extrañó aún más a Itachi y Sakura.
¿Solo tiene cuatro años? Cruzaron miradas llenas de incertidumbre preguntándose mentalmente lo mismo.
Era mucho más pequeño de lo que Sakura creía, por su forma tan despierta de hablar y actuar le parecía un niño de 6 años, seguía siendo casi un bebé.
-Bien, Nagisa-chan, seguramente quieres volver a casa con tu familia- hablo Sakura a lo que el niño asintió enérgicamente.
-Tengo un perrito, se llama Kai- informó- mamá dice que también es familia.
-Si, también es familia- le sonrió Itachi removiéndole el cabello- ¿Hay algo que te guste cerca de tu casa? ¿Una tienda? ¿Un restaurante? ¿Algo en particular que recuerdes?
-uhmm…- el niño se llevó un dedo al mentón mirando al cielo con gesto pensativo, a Sakura casi le dan ganas de no devolverlo y criarlo ella- hay muchos arboles morados de camino a casa- sonrió- me gustan mucho en primavera.
¿Arboles morados?
-Arboles morados…- susurró Sakura- ¿Glicinias? - preguntó a Itachi.
- ¡Chicos, el desayuno está listo! – la voz de la madre de Itachi llegó desde el comedor y Nagisa les lanzó una mirada emocionada y una gran sonrisa, pero no se movió de su sitio hasta que Sakura con un gesto de su mano le indicó que podía adelantarse.
Glicinias… considerando que no era primavera, sería muy difícil dar con el sitio, y aunque lo fuera, en Konoha había muchísimos caminos repletos de glicinias en primavera, así que, si eso era lo único que Nagisa recordaba, sería muy difícil dar con sus padres o su casa.
El niño tomó su desayuno en silencio manteniendo la postura con un aire de dignidad, era sorprendente que a tan corta edad tuviera mejores modales en la mesa que ella misma, solo tenía cuatro años… mientras más tiempo pasaba con él más se preguntaba ¿Quién es? ¿Quiénes son sus padres? ¿Qué hacían los niños en el río tan temprano por la mañana? Y definitivamente seguirían llegando preguntas a su mente.
Terminaron el desayuno agradeciendo a la matriarca Uchiha por su generosidad, se sentaron en la salita del té con vistas al jardín para descansar un poco, Mikoto trajo un par de juguetes que guardaba de la infancia de Sasuke e Itachi para que el niño se mantenga distraído un momento.
-Considerando la dirección desde la que venía, tengo una leve idea de donde vino, pero primero necesito confirmar un par de cosas- mencionó Sakura a Itachi quien asintió con seriedad.
-Nagisa-chan ¿Recuerdas que hora era cuando despertaste? – El niño desvió su atención del peluche de dinosaurio con el que jugaba para mirar a Sakura dubitativo.
- Siempre despertamos a las cinco de la mañana- asintió.
- ¿Las cinco de la mañana? - Itachi recordó que de niño solía despertar antes de que saliera el sol, pero eso ya era exagerar.
- ¿No eres muy pequeño para despertar a esas horas? - cuestionó Sakura en un tono más profesional y serio.
-Todos despiertan a las cinco de la mañana, y yo tengo que estudiar- mencionó con normalidad dirigiéndoles una mirada confundida- ¿Pasa algo malo oneechan? – el pequeño pestañeo varias veces había genuina inocencia y confusión.
-Esto es muy extraño…- murmuró Itachi para sí mismo- ¿Nagisa-kun que hacen tus padres cuando trabajan?
-Pues van a los campos de arroz, como todos en la aldea…- dijo esta vez girando ligeramente su cabeza hacia un lado.
¡Sembríos!
Itachi y Sakura cruzaron miradas asombradas mutuamente por lo que aquello significaba, los orbes del Uchiha se expandieron ligeramente cuando pareció recordar algo, de repente se levantó acercándose a una estantería tomando en sus manos un viejo álbum de fotos, se acercó al niño bajo la atenta mirada curiosa de Sakura mientras le acercaba el objeto señalando una fotografía haciendo que la pelirosa deseara acercarse a husmear.
-¿De casualidad las flores que mencionaste eran así?
¿Las flores?
-¡Si! ¡Es ese árbol!- el niño saltó emocionado en su sitio contemplando la fotografía, esta vez Sakura no pudo más y se acercó curiosa.
Su mirada se suavizó cuando notó los rostros sonrientes de un pequeño Itachi y un aún más pequeño Sasuke sonrojado y feliz sobre los hombros de su hermano, ambos posando para la cámara frente a un árbol de glicinias.
Era la imagen más dulce que había visto en su vida que involucrase a Sasuke, era tan malhumorado que a veces olvidaba que alguna vez él también fue un niño, del mismo modo Itachi no siempre fue el prodigioso y admirado shinobi que era en la actualidad, alguna vez fue un pequeño niño que sonreía ampliamente ante la lente de una cámara frente a un árbol cargado de glicinias y una mirada que reflejaba inocencia.
Perdida en sus pensamientos su mirada se desvió del rostro feliz del niño en la fotografía al rostro afilado del joven sentado a su lado, contempló su perfil, su rostro anguloso, una que otra pequeña cicatriz de antiguas batallas cruzaba su mejilla, la nariz era recta y sus pómulos marcados, sus labios finos pero carnosos… apetecibles.
Itachi era un hombre hipnóticamente atractivo, se sonrojó al contemplar la profundidad de esos letales ojos negros ligeramente rasgados y no pudo contener un suspiro.
Los ojos de Itachi se movieron hacia ella de reojo sin despegar su atención del niño a quien seguía haciendo preguntas y aquella pequeña acción la sacó de sus pensamientos sonrojándola violentamente, desvió su rostro hacia otro sitio completamente avergonzada.
¿Ahora como iba a excusarse? Había sido tan obvia como solo una estúpida podía ser.
Una sonrisa ladina se extendió por el rostro de Itachi sin que Sakura pudiera notarlo mientras tosía "disimuladamente", ganándose la mirada extrañada de Nagisa y una ceja enarcada de Itachi que volvió a centrar su atención en el niño mientras continuaba su ronda de preguntas.
- ¿Nagisa tienes alguna idea de que hora era cuando caíste al agua?
El pequeño guardó silencio mientras pensaba, mantenía su mirada fija en ambos jóvenes, viajando de una sonrojada Sakura a un divertido Itachi sin poder entender que sucedía entre ellos, y por qué sentía que estaba perdiéndose de algo, pero si podía entender lo mucho que intentaban ayudarlo, se sentía agradecido porque en el fondo estaba muy asustado y quería ver a su madre otra vez.
Konoha le parecía un lugar aterrador.
Desearía saber el camino para volver a casa, pero ni siquiera tenía idea de donde estaba con exactitud.
Sus ojos se llenaron de lagrimas por el recuerdo de su madre y de repente todo volvió a su mente colapsando como un pequeño castillo de cartas, rompió en un irremediable llanto que hizo a la madre de Itachi apresurarse al salón para ver lo que estaba ocurriendo.
- ¡Quiero a mi mamá! – el quejido fue ahogado entre los brazos de Sakura que se apresuró a abrazarle protectoramente saliendo de su estado avergonzado de repente.
-Oh no no, cariño está bien, todo está bien pronto volverás a casa, no llores ¿sí? Te ayudaremos a regresar- apoyó al niño en su regazo acunándolo en sus brazos para transmitirle su calor mientras limpiaba las lagrimas que rodaban por sus mejillas con delicadeza.
Podía ser un niño muy listo, pero al final del día no era más que eso… un niño.
-Seguramente estás muy cansado ¿Por qué no duermes una siesta en lo que esperamos a que tu madre venga a buscarte? Los niños pequeños necesitan dormir bien para crecer – Sakura apretó suavemente el moflete del niño que escondía su rostro contra su pecho avergonzado.
-No quiero dar más molestias- susurró bajito.
-No es ninguna molestia- rio Sakura acariciando el cabello castaño del niño con cariño bajo la atenta mirada enternecida de la madre de Itachi.
Itachi contemplaba la escena con curiosidad, nunca creyó ver una faceta tan dulce y maternal nacer de aquella chica que por su reconocida fuerza monstruosa resultaba más imponente de lo natural, su semblante que en servicio parecía de piedra tenía un leve sonrojo sobre sus mejillas y una pequeña sonrisa extendiéndose mientras acunaba en sus (en apariencia) delicados brazos a ese pequeño, con su dura mirada jade derritiéndose de amor, por algún razón que desconocía algo en su interior pareció encenderse de repente como la luz de una vela y una suave sonrisa se dibujó en su rostro sin querer.
Acompañó a su madre al pasillo para explicarle la realidad de la situación con esa autoasignada misión mientras Sakura seguía consolando al infante.
El llanto del niño se fue transformando en pequeños gimoteos a medida que el sueño y el cansancio terminaban por vencerlo en los brazos de la kunoichi que contemplaba el jardín acariciando distraídamente los cabellos castaños.
Sabía que estaba excediéndose, pero no podía evitar que ese extraño instinto protector naciera de ella al ver a ese indefenso niño quebrarse en llanto, lo contempló profundamente dormido en sus brazos y detalló lo pequeño que era, su forma de hablar tan elocuente y esos modales recatados le daban el aire de un niño mayor en edad, pero solo tenía cuatro años, viéndolo dormir no era más que un indefenso bebé, ahora sabían que tenía una madre, una madre que seguramente estaba buscándolo con desesperación.
Decidió adelantar un poco las cosas, no había tiempo que perder.
¿Glicinas eh?
•••
-No hace falta que se vayan, Nagisa-chan puede quedarse durmiendo aquí durante la investigación- ofreció la madre de Itachi amablemente.
Sakura acomodó al niño aún dormido en sus brazos.
-No se preocupe, Mikoto-san, ha sido realmente amable y no me gustaría abusar de ello- hizo una leve reverencia con su cabeza en agradecimiento- creo que tengo una idea de donde proviene Nagisa y para eso necesito ver unos mapas que tengo en casa, seguramente su familia está muy preocupada, Nagisa cayó al río y es cuestión de tiempo para que el llamado de auxilio llegue a Konoha, pero no quiero esperar a ello.
Mikoto asintió con una suave sonrisa comprensiva.
-Muchas gracias por su hospitalidad, hasta luego Mikoto-san, capitán- se despidió Sakura dando la vuelta y empezando a caminar.
Mikoto le lanzó una significativa mirada insistente a Itachi que le devolvió una mirada confundida, por lo que su madre con un suspiro resignado lo empujó fuera para que acompañase a la chica.
Itachi se encogió de hombros exhalando con resignación, no había que ser muy listo para entender lo que quería decir su madre con esa mirada, comenzó a caminar detrás de la joven pelirrosa bajo la atenta mirada de Mikoto Uchiha que sonreía ligeramente orgullosa.
-Sakura espera.
Vio a la pelirosa detenerse y voltear hacia Itachi quien le alcanzó el paso, se veían muy bien juntos.
Suspiró soñadora y entrelazó las manos ilusionada sin despejar sus ojos ónix de la espalda de su hijo.
Sasuke era un caso perdido, pero Itachi no se le iría de las manos.
•••
Había dejado a Nagisa dormido en su habitación, y bajó con algunos libros, mapas y lápices dispuesta a dar con el lugar de origen del niño.
Sentado en uno de los sillones de la sala vio a Sakura extender y acomodar un gran mapa de Konoha y sus al rededores sobre la mesa de centro y a su lado un mapa hidrográfico del país del fuego miró con interés el contenido de aquellos mapas en silencio, no habían cruzado palabra desde que llegaron, pero tampoco es como si él fuera la persona más habladora de Konoha y Sakura se notaba totalmente sumida en su misión.
Su ceño estaba ligeramente fruncido y su mirada totalmente concentrada, parecía haber olvidado completamente su presencia, una pequeña sonrisa nació de sus labios viéndola trabajar, encerró algunas locaciones en el mapa en círculos, sus ojos verdes se desviaron a uno de los libros nuevamente y trazó sobre el mapa una X en rojo en un punto que asumió era el lugar en el que había encontrado a Nagisa.
Entonces ese era su lugar secreto de entrenamiento, rio internamente.
Ella respiró profundamente y exhaló inflando las mejillas distraídamente, una mueca de confusión se dibujó en sus labios mientras descartaba sitios.
Ahora estaba seguro de donde vivía Nagisa, era poco profesional no interrumpirla y decírselo para ahorrar tiempo, pero había algo adictivo en los gestos de su rostro mientras trabajaba, además deseaba ver su expresión cuando finalmente diera con esa aldea.
-¡Bingo!- ella dio un brinco emocionado sobre su sitio cuando terminó de trazar la ruta más fiable que había hecho el niño por el rio, y que coincidía con un sitio cercano a los campos de arroz y donde florecieran glicinias.
Volteó a mirarle con esos grandes ojos verdes emocionados y una gran sonrisa, algo se removió inquieto en su interior e Itachi se sintió acribillado, pero de algún modo maravillado y enmudecido.
Le sonrió satisfecho sin despegar sus ojos negros de los verdes femeninos.
Sakura se sonrojó rompiendo el contacto visual con los colores acalorando su piel sin poder evitarlo.
-Hay un pequeño poblado de no más de 100 habitantes rio arriba, forma parte del conjunto de poblados colindantes con Konoha, pero solo este- señaló en el mapa- es conocido por el florecimiento de glicinias en primavera, es un sitio turístico.
-Si, es donde hicimos la foto que le mostré a Nagisa, tenía esa teoría, pero gracias por confirmarlo, Sakura- su sonrisa satisfecha se ensanchó haciendo a Sakura sentirse intimidada.
-Si… eh… deberíamos-enmudeció sin saber que decir para romper aquel ambiente tenso, se sentía como una presa a punto de ser devorada por el depredador ¿Qué carajos le estaba pasando? Que poco profesional- Iré por Nagisa.
No se dieron cuenta del paso del tiempo hasta que el reloj de la salita sonó anunciando el medio día.
-Su madre debe estar volviéndose loca- habló Sakura intentando no sonar nerviosa mientras se ponía de pie acercándose a las escaleras dispuesta a ir por el niño.
-Tienes un sólido instinto materno, seguramente la entiendes mejor que nadie- Itachi intentó no sonar divertido, pero no pudo reprimirlo.
Había algo en Sakura que lo orillaba a emitir comentarios que no podría con nadie más, su presencia era relajante.
Ella se sorprendió y sin poder responder a aquel comentario tan extraño simplemente atinó a casi correr escaleras arriba, antes de cometer el error de indagar más en las intenciones del Uchiha.
Había confianza entre ellos, Itachi era su capitán, pero a pesar de todo y para extrañeza de algunos, ellos tenían una sólida amistad, aunque Sakura elegía conservar el respeto que imponía Itachi Uchiha y tratarle de ese modo, era alguien con quien gustaba de charlar de vez en cuando caminando por la aldea, porque siempre podía contarle lo que sea, una casi incomprensible relación de confianza y camaradería que para Sakura significaba sentir a Itachi como uno de sus mejores amigos, aun si él a ella solo la veía como una compañera y amiga más, su confiable médico de escuadrón.
•••
No quisieron despertar a Nagisa, lo bueno de los niños pequeños es que cuando decidían dormir la mayoría tenía el sueño realmente pesado.
Después de desentrañar el misterio del origen de Nagisa, regresaron a la estación de la policía militar para averiguar si alguien había reportado ya la desaparición de Nagisa, pero considerando que el lugar estaba a más de una hora a pie para ellos como ninjas, dudaba que la madre del niño hubiese llegado a pedir ayuda a Konoha a estas alturas.
- ¡Itachi-kun! ¡Sakura-san! - llamó Izumi- estaba a punto de enviar a alguien a buscarlos, en el puesto de control norte tuvimos un reporte de niño perdido que coincide con la descripción de Nagisa-chan- ella sonrió ampliamente con genuina felicidad.
Sakura e Itachi intercambiaron una mirada cómplice. Habían dado con el clavo, eso terminaba de confirmar sus sospechas.
-Estuvimos investigando un poco basándonos en la información que nos dio Nagisa-kun y sabemos su procedencia- comenzó Itachi.
-Vinimos para avisarte que lo escoltaremos hasta su casa así que no hace falta que su familia venga hasta aquí, el camino es largo y peligroso- aseguró Sakura.
Izumi acomodó el comunicador en su oído derecho sin perder la sonrisa.
-Si, Kazuki-san, un equipo se dirige al puesto de control escoltando al niño, informa a la familia- confirmó por el aparato.
-Bien, les encargo esta misión extraoficial- Izumi les dedicó una última sonrisa relajada guiñando un ojo antes de hacer una corta reverencia y volver a sus labores despidiéndose de Nagisa con una suave caricia a su cabello castaño y desapareció tras una puerta con el archivo en sus manos.
Sakura se sentía contrariada, ella en serio se veía muy feliz alrededor de su exnovio ¿Será que regresaron? Miró de reojo a Itachi de forma sospechosa para ver si había alguna reacción en él pero solo le vio bostezar disimuladamente detrás de su mano a la par que empezaba a caminar perezosamente hacia la puerta de la estación.
- ¿Qué pasó taichou? ¿No estás tomando en serio esta misión? - la pelirosa le sonrió con picardía chinchándolo por su gesto perezoso.
-Ya lo oíste, es una misión extraoficial- se limitó a responder con una pequeña sonrisa- ¿Lo echarás de menos? - preguntó lanzándole una mirada al niño que Sakura llevaba dormido en su espalda.
-Bastante más que a los niños del hospital, si- respondió acompañada de una ligera risa.
El pequeño se removió inquieto despertando de su siesta.
- ¿Oneechan? - restregó sus ojos suavemente aún adormilado y mirando hacia todas partes tratando de reconocer donde estaba- ¿Qué pasó?
-Te dormiste- Itachi le miró divertido con una pequeña sonrisa queriendo emerger.
El pequeño se sonrojó avergonzado pidiendo que le dejen caminar, lo cual Sakura refutó.
-Tu madre te está buscando, hemos recibido un reporte del puesto de control- anunció Sakura- hay bastante camino por delante así que cuando te canses avísame ¿sí? – se puso de cuclillas con el ceño fruncido tratando de sonar seria.
El niño asintió en silencio con una mirada preocupada y tomó la mano que Sakura le ofrecía con una sonrisa que fue devuelta por la pelirosa.
Aquel cuadro le estaba dando a Itachi ideas indebidas, decidió desviar la mirada al frente y pronto sintió un suave tirón en el costado de su camiseta y volteó observando la pequeña mano que Nagisa le ofrecía sonrojado y con una sonrisa inocente.
Caminaron varias cuadras así, vio de reojo el rostro suavemente sonrojado de Sakura con su mirada fija al frente, había tensión en el ambiente, pero el niño parecía ajeno a ello, iba tomando la mano de ambos saltando a ratos y pidiendo que lo mecieran a ratos, jugueteando entre ambos.
Esa alegría infantil le recordaba tanto a Sasuke en su niñez que le hacía sentir melancólico, como una invocación divina a poca distancia pudo vislumbrar Ichiraku Ramen próximos a la calle principal de la aldea, donde su hermano menor ya crecido estaba rompiéndole la cara a golpes a su rubio mejor amigo de la infancia por razones desconocidas creando un pequeño revuelo en una escena cotidiana que ya no sorprendía a nadie.
Era casi poético.
¿No estaban en una misión de reconocimiento con Shikamaru Nara?
Su hermano y él cruzaron miradas, Sasuke frunció el ceño profundamente cuando vio a Sakura e Itachi tomar la mano de ese sonriente niño desconocido paseándose por la aldea jugando a la familia feliz, el estómago se le revolvió y pateó a Naruto a un lado con intenciones de acercarse a averiguar quién era el mocoso, tenía una ceja rota y un enorme moretón en el labio, Naruto no tenia mejor aspecto mientras se levantaba del suelo sacudiendo su ropa poniéndose pálido cuando vio a Sakura acercándose furiosa.
Tomó la mano del niño decidido a ignorar los tristes pensamientos viendo a Sasuke aproximarse y deteniendo sus pasos cuando vio a Sakura en acción, ya sabiendo lo que seguía.
-Espera- detuvo a Nagisa que pensaba seguir avanzando detrás de Sakura- es peligroso, Nagisa, tu observa desde una distancia segura.
- ¿¡PERO POR QUE CARAJOS SE ESTÁN PELEANDO AHORA!?- El estruendoso grito de Sakura resonó por toda la calle haciendo temblar al niño y a lo lejos los ninjas de puesto de control de la entrada voltearon para observar el espectáculo.
Itachi sonrió orgulloso y divertido por la fama de la chica.
¿Qué Sakura era la flor de Konoha? corrección, la salvaje flor furiosa de Konoha.
- ¡No te quedes ahí imbécil! - gritó Naruto antes de correr por su vida al ver a Sakura aproximarse iracunda y tomarla contra él, la chica lo alcanzó sin dificultad dándole una patada que tumbó al rubio al suelo y levantándolo del cuello de la chaqueta como si fuera un muñeco de trapo, todo bajo la atenta mirada asustada de Nagisa y la divertida de Itachi.
- ¡Sakura-neechan es muy fuerte! - exclamó sorprendido el pequeño.
Sasuke ahora solo a unos pasos rodó los ojos al escucharle decir eso al niño.
-Los mocosos se impresionan por cualquier cosa- escupió malintencionado.
Sakura volteó al instante, casi no le dejó terminar la frase que se lanzó a su ataque dejando a Naruto caer inconsciente en la calle, un escuadrón de la policía militar se acercaba desde el otro lado de la calle e Itachi levantó su mano con un gesto de dejarlo estar llamando su atención en seguida cuando le reconocieron como el hijo del capitán.
Sasuke detuvo el puño con una sonrisa arrogante sujetándola firmemente de la muñeca.
-Muy lenta Sa-ku-ra- le susurró al oído.
- ¿Por qué estaban peleando y por qué no debería romperte la cara ahora mismo? - preguntó desdeñosa.
A Sasuke le recorrió un pequeño escalofrío involuntario, no le asustaba Sakura, por supuesto que no.
Se relajó, soltó la muñeca de la joven encogiéndose de hombros para restarle importancia a la situación en un mudo acuerdo de paz- Tonterías de Naruto, como siempre- ¿Ya te relegaron a niñera? – la provocó lanzándole una mirada fría al niño.
- ¿Envidia? – respondió arrogante sosteniéndole la mirada desafiante.
- Sabes que no soporto a los mocosos, Itachi es el mandilón, no yo- sonrió triunfante comenzando a caminar.
Itachi le miró con una ceja enarcada, pudo haber crecido, pero definitivamente no dejaba de ser un niñato, rodó los ojos decidiéndose a pasar de sus provocaciones infantiles para iniciar una riña con él.
Sasuke era demasiado conflictivo.
-Vámonos Sakura, debemos llevarlo al puesto de control- habló serio y reanudó el paso con Nagisa aún tomando su mano firmemente.
El pequeño cruzó brevemente una mirada con Sasuke siendo intimidado por esos penetrantes ojos gélidos y su ceño fruncido, se escondió disimuladamente tras Itachi aferrándose a su mano instintivamente.
-Quita esa cara de perro guardián, lo estas asustando- le dijo Sakura burlonamente y pasó su dedo pulgar por el ceño fruncido del Uchiha haciendo que este le dirija una mirada confundida y bufara.
Sakura le guiñó un ojo.
- Así me gusta ¿Ves? Manso gatito- Reanudó su camino sonriendo victoriosa y sacándole la lengua al Uchiha menor que la miró con total indignación anunciando que eso no se quedaría así y desapareció en una nube de humo dejando a Naruto tirado en medio de la calle.
•••
Una mujer vestida con ropas tradicionales muy elegantes se lanzó a abrazar al Nagisa de forma desesperada con el niño rodeándola con sus pequeños brazos mientras lloraba de emoción.
Sakura se sintió enternecida por el reencuentro del pequeño con su madre, agradeció en silencio haber evitado una tragedia salvando su vida.
No tardaron en enterarse de la verdadera identidad de Nagisa. Era el hijastro de un rico terrateniente y su segunda esposa, la madre y el niño habían llegado hace pocos meses al lugar lo cual convirtió a Nagisa en un blanco fácil para los abusos de uno de sus hermanastros y los pocos niños del pueblo dejándole sin la posibilidad de hacer amigos, esa mañana mientras caminaban al campo de entrenamiento donde su maestro privado les enseñaría esgrima una broma pesada de su hermano se salió de control terminando con uno de los acosadores empujando al pequeño al rio, desafortunadamente el rio sufrió una crecida repentina que arrastró a Nagisa quien solo atinó a sujetarse de un trozo de madera de un árbol roto y así fue como llegó hasta Sakura.
-Por favor, permítanme recompensarlos por salvar la vida de mi hijo- la mujer se inclinó en una profunda reverencia.
-Fue Sakura quien salvó su vida, yo simplemente la he acompañado hasta aquí- Itachi sonrió negando suavemente con las manos.
Sakura se tensó a su lado con una sonrisa nerviosa.
-Es el deber de un shinobi velar por la seguridad de todos los habitantes de la aldea- Sakura también negó nerviosamente- no puedo aceptar una recompensa, no es una misión oficial.
-Permíteme agradecerte de alguna manera, al menos por favor acepten pasar a nuestro hogar a tomar algo y descansar, han recorrido un largo camino a pie hasta aquí.
Ante la insistencia de la mujer y el niño que no quería despedirse aún de Sakura e Itachi, ambos terminaron aceptando.
Sakura contempló sorprendida el camino de entrada al predio, los arboles de glicinias formaban un hermoso arco dorado permitiendo pasar algunos rayos de luz entre las hojas, si bien en primavera las flores colgantes moradas debían darle un aspecto hermoso al lugar, sin dudas en pleno otoño con las hojas doradas formando un manto a lo largo del camino su aspecto era sencillamente mágico, el viento mecía suavemente las ramas dejando bailar algunas hojas en el ambiente al son de la brisa que se quedaba, volteó a su lado observando la mirada maravillada de Itachi mirando lo mismo que ella, tenía una pequeña sonrisa en su rostro varonil.
Y pensar que estos pequeños detalles de la naturaleza podían gustarle tanto.
- ¿Es precioso verdad? - la mujer de cabellos igual de castaños que su hijo volteó sonriente hacia ellos- deben volver en primavera, nosotros llegamos aquí en la primavera de este año y Nagisa se sintió maravillado por las glicinias ¿Verdad cielo?
- ¡Si! - Nagisa asintió enérgicamente saltando sin soltar la mano de su madre- por favor vuelvan a visitarme Sakura-neechan, Itachi-niichan- sonrió con inocencia.
A Sakura se le humedecieron los ojos sin poder evitarlo, se había encariñado con Nagisa a pesar de haber pasado menos de un día con él, era el niño más tierno y dulce que había conocido, asintió en silencio por temor a romper a llorar frente a Itachi por una razón tan sentimental.
Cuando llegaron a la entrada de la mansión varias criadas y tres niños de diferentes edades los esperaban ansiosos, el más pequeño de ellos lloraba y se acercó corriendo apresurado cuando vio a Nagisa tomado de la mano de su madre.
-Nagisa, perdóname, nunca fue mi intención lastimarte, fue una broma- comenzó- perdón Sayuri-san, no me castigue por favor- suplicó entre lágrimas.
La mujer que hasta el momento había tenido una actitud dulce se tensó componiendo una mirada severa.
-Pusiste la vida de tu hermano en riesgo, está vivo por un milagro Hiroki-kun, si algo peor hubiera pasado… no quiero ni imaginarlo- la voz de la mujer se quebró y suspiró con una mirada decepcionada hacia el niño- yo no voy a castigarte, será tu padre quien discuta eso contigo- avanzó hacia el interior de la casa pidiendo a las criadas que por favor guíen a los invitados hacia el salón del té mientras ella preparaba algunos aperitivos personalmente.
Las criadas rodearon a Nagisa llenándolo de abrazos de alegría, aliviadas por verlo volver sano y salvo, Sakura e Itachi aceptaron con algo de incomodidad las reverencias y agradecimientos.
Sakura no pudo evitar lanzar una mirada reprobatoria hacia el niño más pequeño, los dos chicos mayores también los reverenciaron en agradecimiento escoltándolos al interior de la enorme casa.
-Pasen por favor- los llamó la mujer con un gesto de su mano antes de internarse más en la casa.
-Pueden tomar asiento- invitó uno de los chicos, el que parecía más alegre- mi nombre es Arata, soy el mayor- sonrió ampliamente- gracias por salvar a mi hermano pequeño Sakura-san.
Sakura le devolvió la sonrisa.
-No es nada, era mi deber…- volvió a explicar con suavidad, se notaba que el chico había estado llorando hasta hace poco, pero sonreía a pesar de todo.
-Hiroki no es un mal niño…-explicó tímidamente- es solo que Sayuri-san y Nagisa llegaron hace poco a nuestras vidas y a él le ha costado acostumbrarse a vivir sin nuestra madre, Sayuri-san nos quiere como si fuéramos sus hijos… pero no lo somos y a mi hermano aún le duele la pérdida de mi madre, su berrinche ha llegado demasiado lejos- concluyó.
Sakura e Itachi le escucharon con atención la declaración comprendiendo un poco mejor la situación, pero no quitaba que el niño había cometido un error garrafal.
Sakura se aclaró la garganta antes de llamar al niño pequeño.
-Hiroki-kun- habló con voz firme- espero esta situación te haya enseñado una lección importante.
El niño asintió en silencio con el rostro mirando hacia el suelo y no se había movido de la entrada- y-yo lo siento mucho- las lagrimas cayeron sobre sus zapatos.
-Te perdono- dijo Nagisa sonriendo- estoy vivo y puedo perdonarte- entró a la sala ya vestido con su ropa, extendió sus brazos hacia su hermanastro en un gesto conciliador que el niño aceptó apretándolo.
-Perdóname hermano, no volveré a molestarte por tu nombre- lloró.
Nagisa rio abiertamente, feliz de poder hacer las pases con su hermanastro, los otros dos niños observaban la escena de pie cerca de la ventana y la madre de Nagisa se acercó acuclillándose para abrazar a ambos niños con dos lagrimas traviesas rodando por sus mejillas.
Sakura se limpió una lagrima traviesa disimuladamente.
Recuerdo de la infancia inundaron la mente de Itachi al recordar las peleas esporádicas que solía armar Sasuke en sus berrinches, le dieron ganas de reir pero lo reprimió decidiendo guardar los recuerdos para él.
•••
El atardecer estaba cayendo y pintaba el cielo con cálidos tonos de naranja y amarillo, dándole un aspecto aún más mágico si era posible al arco de glicinias, el largo cabello de Sakura se movía con el viento mientras caminaba unos pasos por delante, con las manos cruzadas en su espalda dejándose ir alegremente casi dando saltos entre el manto dorado de las hojas.
Era una de esas visiones que Itachi guardaba en silencio en un rincón apartado de su mente, ella volteo con una sonrisa sincera hacia él quien le devolvió la sonrisa con una mirada cálida.
-Creo que serías un buen padre- le dijo con confianza cuando él le alcanzó el paso.
-Estaba pensando lo mismo- rio el Uchiha.
- ¿Qué serás un buen padre? - ella le contestó riendo- que arrogante- sonrió burlona volteando hacia el mientras caminaba hacia atrás para mirarle.
-No, que tu serías una maravillosa madre- Itachi le dedicó una mirada indescifrable y una pequeña sonrisa.
Sakura se sonrojó profundamente sintiendo su corazón taladrarle el pecho bajo la atenta mirada del chico, dio un par de pasos hacia atrás trastabillando y tropezó.
Antes de que su trasero impactara contra el suelo por la inminente caída, Itachi sostuvo su mano tirando de ella hacia él y apoyando su brazo en la cintura de la chica para darle más soporte.
Se miraron fijamente, las mejillas de Sakura ardieron al percatarse de la posición en la que estaban y la cercanía de sus rostros, entreabrió sus labios, pero las palabras no salían.
Estaban solos.
Si ella decidía dar un paso más… hizo el amague de acercar su rostro un poco más invitándolo a besarla, Itachi estaba estático se había perdido en esos ojos jades, sus respiraciones se entremezclaron por la cercanía.
No supo cómo, o por qué, pero el impulso de sellar esos centímetros que los separaban ganó a su firme autocontrol por una vez y se inclinó sobre el rostro sonrojado de la pelirosa al borde del desmayo probando la suavidad de sus labios rojos en un delicado roce.
¡Oh!
¡Por!
¡Dios!
Ni en sus mejores sueños Sakura Haruno alguna vez pensó que el siempre serio Itachi Uchiha se sentiría tentado por ella, por ¡ELLA!
Gritó de emoción internamente, el sonrojo en sus mejillas inundó su rostro mientras rodeaba el cuello del peligro con sus brazos tímidamente correspondiendo al beso que él mismo decidió profundizar afianzando sus manos en la cintura femenina.
Desde que conoció a Sakura, Itachi nunca entendió por qué su hermano se aferraba tanto a la idea de rechazarla.
Pero gracias al cielo lo había hecho.
Sakura le empujó suavemente.
- ¡Espera no podemos hacer esto a Izumi-san! - gritó alterada.
Esta vez Itachi rio abiertamente dejándose envolver por el ambiente y la graciosa expresión asustada de Sakura.
-Izumi es mi mejor amiga de la infancia, Sakura, va a casarse en diciembre- sonrió.
- ¿Qué? – le miró como si le hubiera salido otra cabeza.
-Ven aquí- Itachi volvió a reír como pocas veces en su vida.
.
.
.
¿Fin?
NOTAS DE LA AUTORA:
Quiero empezar por agradecer sus comentarios, tuve muy en cuenta el que quisieran que esta historia tenga ItaSaku así que decidí escribir este capítulo, tenía esta idea hace muchísimos años, creo que incluso llegué a escribir un fic corto similar a este, pero no recuerdo si lo llegué a publicar, perdí todos los archivos de mis fics antiguos cuando mi primer portátil explotó hace muchos muchos años jajaja, pero bueno digamos que saqué esto del baúl. También quiero recordarles que la historia no es lineal, los capítulos no están necesariamente conectados son más bien como conjuntos de one shots que se desarrollan en un mismo universo, no siguen una línea de tiempo, así que un capitulo puede ser en época "shippuden" y otro en época gennin, unos capítulos estarán centrados en una pareja de personajes, otros en un solo personaje, unos serán cortos, otros largos, utilizaré este espacio para subir relatos cortos, sin embargo como todos los capítulos se desarrollan en un mismo universo el primer capítulo es importante para el contexto. xD
