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Me conecté en la sala virtual de reuniones a la hora pactada con Jennifer, poco antes de que se uniera Akira.

Con la muerte de Fuji la prensa había intentado contactarme y yo me había limitado a decir unas pocas palabras respetuosas al respecto, también leí en algunos portales de música las palabras que habían obtenido de Ichiro, quien había estado desde los inicios de Wolves como tecladista, aunque ya hacía varios años que lo habían echado del grupo.

Y por supuesto había leído algunas palabras en un escueto homenaje de Akira en sus redes sociales. Me había causado una extraña sensación ver la foto que había elegido para acompañar el posteo, en ella aparecían cuatro mocosos de quince años, nosotros mismos en alguno de los primeros shows.

Me había generado una extraña nostalgia la imagen, observé nuestros rostros aniñados y sudados, seguramente fue tomada al bajar del escenario. Fuji se destacaba por su altura en ese entonces, con su despeinado cabello castaño y sus ojos oscuros, Akira y yo estábamos en medio, con unas sonrisas enormes y los cabellos empapados de sudor, mi cara particularmente colorada, y en la otra punta, Ichiro, quien parecía ser más niño que el resto, con facciones más redondeadas. Me había hecho mucha gracia recordar que en esa época, nos sentíamos muy mayores, y ahora veía nuestros rostros infantiles y era tan evidente nuestra inmadurez.

Agradecí que nuestros padres en esos tiempos hubieran insistido en cuidar de nuestra privacidad, aunque con la familia Fuji todo se había ido transformando lentamente en una pesadilla de la cual me costó tanto salir, ahora miraba atrás y me daba un poco de gracia pensar en todo.

Jen apareció en la pantalla y me saludó.

-Yamato ¿Cómo estás? – era una joven dos años mayor que yo, de largos cabellos negros y brillantes ojos verdes, piel muy pálida y delicado rostro.

-Jen, estoy bien, ¿Y tú?

-Terminando de grabar nuestro disco, cansada y feliz -dijo sonriendo. Era una chica realmente talentosa y era vocalista en una banda de metal extremo, era increíblemente buena negociando contratos y su fuerte personalidad la hacía una excelente representante. La había conocido poco antes de lanzar mi primer disco solista con la discográfica con la que había firmado mi contrato, y ya llevábamos tres años trabajando juntos. Poco a poco, ella comenzaba a abrirse camino en la industria.

-Pues me alegra mucho. ¿Cuándo será la presentación?

-En un mes. Espero tener suerte.

-Lo harás de maravilla. Ya verás.

Ella sonrió. Vi los tatuajes que adornaban su brazo izquierdo en su totalidad y descubrí uno nuevo.

-¿Belcebú?

Ella se lo miró y asintió.

-Qué observador.

Nos reímos, ya entrando en el ambiente de la reunión próxima a comenzar.

-Bueno, la propuesta tiene que ver con Akira y Knife Of Day – dijo ella tornándose seria.

-¿Partió de él? ¿Qué opinan los otros ex miembros?

-Según lo que me redactó en el correo, quería empezar por ti. Finalizó el contrato con su anterior disquera y su proyecto se disolvió.

-¿Sphinx?

-Si.

Me sorprendió oír eso. Desde que Knife Of Day se separó, él fue el primero en anunciar su carrera en solitario, con una banda de metal. Un género que siempre había sido una gran influencia musical para él, y donde había podido dar rienda suelta a su increíble talento, haciendo todo tipo de maravillas con su guitarra y logrando sonidos increíbles a partir de su búsqueda. Sphinx había sido muy exitosa. Pero sabía que había tenido problemas con sus vocalistas.

-De acuerdo.

-Estoy aceptando su solicitud para unirse a la reunión.

Unos instantes más tarde, apareció en la pantalla mi ex compañero de banda, uno de mis mejores amigos durante años. Le sonreí. Tenía unas gafas de grueso armazón y le vi un tatuaje en el cuello, el cabello negro estaba más largo de lo que recordaba, vi los anillos que adornaban su mano y en sus falanges se vislumbraban algunas letras tatuadas.

-Yamato ¿Cómo estás? Hola Jennifer, al fin puedo hablarte directamente.

Ambos le saludamos y aguardamos a que iniciara su planteo para comenzar a negociar con él y ver si era posible llegar a algún acuerdo.

-Imagino que ambos saben lo que quiero. He finalizado mi contrato con la disquera y mi banda está detenida por tiempo indeterminado, y lo cierto es que con lo sucedido con Hiroki, me puse algo nostálgico y pensé en proponerte hacer una reunión con Knife Of Day, a ver si puede funcionar, mi idea era hacer una gira aniversario, incluyendo canciones de Wolves a modo de homenaje, canciones de nuestras carreras solistas si fueran necesarias, y estudiar la posibilidad de volver a componer. Pero eso sería en última instancia y si todo funciona bien.

Me tomé unos instantes para reflexionar sobre ello, mientras Jen tomaba notas de la propuesta y hablaba sobre mi situación.

-Yamato aun debe cumplir con su contrato, su derecho de imagen está ligado a la discográfica actual, así que antes debería grabar su disco, promocionarlo y poder realizar alguna gira. Entiendo que la propuesta es tentadora, pero dejemos que él opine sobre qué hacer teniendo esto en cuenta.

-Está bien -asintió Akira, ahora ambos aguardaban por lo que yo tuviera para decir al respecto.

Y lo cierto es que la propuesta me había encantado. También sentía que era una buena oportunidad. Aunque mis derechos de imagen no serían cedidos con tal facilidad desde la discográfica, habría que pensar opciones, porque debía cumplir mi parte del contrato en lo referido a la promoción del nuevo disco.

-Me agrada tu idea Akira. Me gustaría negociar sobre mi situación con la disquera, quizás pueda posponer la salida del próximo álbum y hacer la gira en medio, para que haya mayor probabilidad de ventas luego ¿Qué opinas Jen?

-Brillante. Será difícil, pero no podrán negar que Knife Of Day será la mejor promoción que podrían soñar. De acuerdo, me reuniré con la disquera en la próxima semana para acordar y negociar estos puntos del contrato. -le vi hacer varias anotaciones en su libreta.

-¿Esto es un "sí" inicial? – preguntó Akira.

-Puedes tomarlo así si quieres -dije sonriendo -pero de momento, aguardemos a las negociaciones de Jen, es muy buena en eso.

-Ya veo - Akira asintió encantado – bueno, creo que podríamos comenzar próximamente a negociar con Akane y Hayato, ¿Qué me dices?

-Que ya mismo nos estamos tardando con eso.

-Está bien, los contactaré en estos días, tú continúa con el disco y que Jennifer negocie sobre los derechos.

-¿Estamos de acuerdo, Jen?

Ella asintió.

-Por supuesto.

Aquellas palabras sellaron nuestro destino. De pronto me sentí muy animado. Intercambiamos números de contacto con Akira y quedamos en reunirnos personalmente una semana después, en Osaka.

Cuando finalizó la reunión, comprobé que aun no se había ocultado el sol, así que decidí recorrer la ciudad durante el atardecer.

Mis ojos vagaron por el paisaje mientras pensaba en qué cenar, ciertamente no quería cocinar. Solo se me ocurría hacerlo fuera, para celebrar los sucesos que parecían estar a punto de llegar a mi vida.

Sentí la vibración del celular en uno de mis bolsillos, lo extraje sin estar seguro sobre contestar a quien fuera que me estuviera llamando en ese momento, pero vi que era Sora. Contesté de inmediato.

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-No lo creo – dijo Taichi cuando finalmente pudo reaccionar -¿quién eres tú y que hiciste con mi mejor amigo? – sonrió -de todas formas me caes mucho mejor que él, creí que eso nunca pasaría.

-Idiota -no pude evitar reírme.

-¿Cuándo vas a hacerlo?

-No lo sé, tengo una pequeña gira en algunos meses por Norteamérica, aún no lo decidí, no sé si hacerlo antes de irme.

-No estaría mal, es una forma sencilla de hacer que ella se encargue de organizarlo todo a su gusto, aún recuerdo lo mal que se sentía ver a Koushiro padeciendo a Mimi el año pasado antes de su boda. Aunque tampoco ha sido fácil para mí, debo decirlo.

-Qué cruel puedes llegar a ser… apuesto a que Rin no es tan pesada como Mimi. Aunque si comienzo a pensar en todo el lío del año pasado, siento mucha pena por Koushiro. – hice una pausa mientras bebía un sorbo de la cerveza que tenía entre mis manos – Hablando en serio, no quisiera que Sora se encargara de todo, además esto sería como comprometernos, no significa que debamos casarnos de inmediato, ¿cierto?

-Con tu ajetreada vida de rockstar y su excesiva tendencia a resolver los líos en su trabajo en cualquier momento del día… si, creo que en diez años podrán estar casándose.

-Espero que no – aquello ya no me causaba tanta gracia.

-¿Tienes alguna idea de cómo hacerle la propuesta?

-Si. Necesito una confirmación de Akane, ella se está encargando de hacer algunas gestiones.

-¿Kazehaya? ¿Qué tiene que ver ella con todo esto?

-Ya sabrás. Y eso no es todo, necesito tu ayuda.

-¿Mi ayuda?

-¿Por qué crees que te llamé?

Taichi me sonrió.

-¿Voy a poder estar presente? ¿Quieres evitar que Sora huya?

-Quiero que no sospeche nada. Ya te lo contaré.

-¿Habrá alguien más del grupo?

-¿Quieres tener la exclusividad? Pues, no voy a admitir a nadie más. Ni siquiera a mi hermano.

-Cuéntamelo todo – dijo Taichi con una sonrisa triunfal.

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Llegué a casa tarde, como la mayor parte de las veces en las que me encontraba con Taichi y salíamos a beber algo. Esta vez el tema era muy importante, no había querido que nadie supiera sobre mis intenciones al principio, pero Akane me había dado una excelente idea en el viaje, justo luego de comprar aquel anillo en una exclusiva joyería con ella.

Se había conmovido cuando le conté sobre mis planes durante la última gira. Había logrado robarle un anillo a Sora unos pocos días antes de irnos de viaje, y cuando ella preguntó al respecto, solo mencioné que se le podría haber caído en cualquier parte, había quedado apesadumbrada ante la posibilidad y buscó durante tiempo el condenado anillo.

Habíamos hablado algunas veces sobre la posibilidad de comprometernos y casarnos, especialmente antes del último tour europeo de Knife Of Day, luego de que Taichi nos contara que le había propuesto casamiento a su novia Rin.

Encendí la luz de la planta baja y me encontré con la casa vacía. Vi que uno de sus bolsos no estaba junto a la puerta y supuse que habría salido con alguna amiga, lo cual me parecía bien, una de las cosas que más me agradaban de nuestras rutinas -aunque las de convivencia fueran nuevas – era el hecho de que cada uno tuviera su tiempo a solas y sus actividades separadas, no me agradaban las parejas que aparentaban ser como hermanos siameses y sin intereses diferentes.

Pensé en encender la televisión pero finalmente me dirigí al estudio de grabación que habíamos terminado de montar aquella misma semana.

Me encantaba esa habitación de la casa, y era donde me pasaba la mayor parte del tiempo cuando Sora no estaba.

Dentro de la enorme habitación había una pared con gruesos cristales que separaba la sala de grabación -en la que había varios instrumentos cubiertos con mantas y se divisaban paneles aislantes de sonido en cada una de las paredes – de la sala de mezcla.

Me agradaba la disposición de todo allí. Me decidí a conectar uno de mis bajos y comencé a grabar ideas musicales que se me habían ocurrido durante el día sin haber podido plasmarlas antes. Estuve bastante rato así, muy concentrado hasta que mi vista se fijó en la sala aislada, específicamente sobre una guitarra electroacústica que allí había.

Me detuve en seco.

Si. Aquello era lo que necesitaba. Mi cerebro comenzó a trabajar a gran velocidad y me puse de pie para ir a buscar el instrumento y sentarme nuevamente ante las consolas de grabación.

Sonreí. Finalmente tenía la idea clara de lo que quería hacer. Busqué el móvil con la vista hasta que lo divisé cerca de uno de los equipos.

Me apresuré a escribirle a Akane, pensando que a esa hora podría estar durmiendo, no importaba, creía haber dado con la solución que más me convencía. Luego de escribir un mensaje que resultara escueto y a la vez esclarecedor para ella decidí que era buena idea irme a la cama.

Ni siquiera recuerdo haber visto a Sora llegar, seguramente caí rendido, pero al día siguiente ella estaría en su descanso, así que supuse que podría despertarla con un buen desayuno.

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La invitación al exclusivo evento de moda llegó temprano un par de días después. Sora estaba abrigándose para ir a trabajar cuando vio el sobre que había en el suelo con su nombre escrito al dorso.

Observé la escena fingiendo total indiferencia desde el sillón, mientras tocaba algunos acordes en la guitarra clásica que me acompañaba desde la noche del viernes.

-Qué raro - retrocedió hacia la sala donde me encontraba yo, comentando en voz alta mientras curioseaba dentro del sobre y extraía cuidadosamente la hoja del interior - Un evento exclusivo de moda y me enviaron la invitación directamente al nuevo domicilio.

-Quizás fue de la revista y Miyako les avisó del cambio de dirección – dije con el tono exacto para sonar convincente.

-Tienes razón. Ella siempre se encarga de esas cosas, sabes que detesta que alguien que sea de su interés en la redacción se pierda de estos eventos – me sonrió. Había logrado despistarla. Agradecí internamente que Miyako me estuviera ayudando así.

-¿Qué dice la invitación?

-Que es una entrada doble para el evento, aunque no especifica nada sobre el diseñador que expone, dice que será algo sin precedentes -se encogió de hombros – ya indagaré con Miyako. Me voy.

Guardó el sobre y su contenido en su bolso y se despidió de mí con un ademán de su mano.

Sonreí. Ya todo estaba en marcha.

Había tenido que recurrir a varias personas para que estuvieran presentes o me ayudaran a planificar todo cuidadosamente. Incluso había logrado crear coartadas convincentes para otras.

Practiqué durante un par de horas con la guitarra y finalmente me decidí a salir hacia el ensayo en el estudio del señor T.

Recibí un mensaje de Miyako a la hora del almuerzo comentándome sobre lo que había logrado hacer.

Era el turno de Taichi para hacer su aparición especial, así que le escribí.

Todo se ponía en marcha.

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Mi hermano estaba muy estresado con los exámenes que se le acercaban inexorablemente, pero se sintió especialmente feliz cuando pasé a buscarlo para merendar algo.

Fuimos a una conocida tienda en el centro comercial más cercano a su departamento.

Sus ojos me estudiaron durante unos momentos que parecieron interminables hasta que finalmente se decidió a hablar.

-¿Quieres decirme qué diablos te pasa?

-¿Eh? – dije distraído mientras hojeaba las opciones del menú para la tarde.

-Estás raro. No sé, me doy cuenta. ¿Todo en orden? ¿Qué tal la convivencia?

-De maravilla – dije restándole importancia. Me daba gracia que me observara de aquel modo, estando pendiente de cada una de mis expresiones y dudando completamente de mis palabras.

-Soy tu hermano, pedazo de idiota, te conozco demasiado.

-Mocoso insolente – le dije con seriedad mientras lo veía crisparse ante mis palabras – estoy pensando en casarme – dije cerrando bruscamente el menú y actuando como si le hubiera comentado el clima.

-¿Eh? – volvió a quedarse en silencio, sin poder procesar completamente lo que le había dicho.

Acto seguido, se levantó con brusquedad y se acercó a mí para palmear mi espalda.

-¿Estás bien? – me preocupaba especialmente su semblante sonriente y ausente, como si estuviera en otro mundo.

-¿Y así es como me lo vienes a decir? ¿Así? ¿Sabiendo que llevo AÑOS deseando esto?

-No es para tanto.

Pero sí que lo era. Me dio unos golpes más en el hombro y finalmente se sentó ante mí con una inmensa sonrisa.

-¿Cuándo vas a pedírselo?

-En algún momento.

-Idiota.

-No estás invitado, si es lo que quieres saber.

-¿Cómo se te ocurre que me vayas a invitar? Imagino que será algo privado y…

-Taichi sí irá. – interrumpí con brusquedad. Prefería que lo supiera con antelación, no quería reproches luego.

-¿Qué? ¿Y me lo dices sin problema? ¿Por qué él?

-Es parte del plan. Además tranquilo, siempre existe la posibilidad de que Sora no quiera casarse y créeme que eso será peor que no haber sido invitado. Quería hablarte de eso y que no te lo tomes personal.

-¿Personal? Bueno, no me deja feliz que hayas decidido dejarme afuera. Si ella te rechaza te lo mereces – se rio – pero hablando en serio, no hay forma de que eso suceda. Enhorabuena, Yamato. Mamá estará encantada. ¿Quién más lo sabe?

-Taichi, Miyako, los chicos de la banda y tú. Se lo diré a papá esta noche.

-Sabes que estará encantado.

-Si.

-Imagino que llevas a Taichi para que ella no pueda negarse.

-Más o menos – concedí.

El resto de la tarde transcurrió apaciblemente mientras le explicaba su parte en el plan.

-Tienes un trabajo importantísimo, si es que no es el más importante. Tienes que encargarte de que ni Hikari ni Mimi le respondan afirmativamente.

Takeru tragó saliva.

-¿M… Mimi?

-Claro.

-¿Cómo se supone que voy a decirle a ella "mira, no me preguntes porqué, pero no aceptes por nada del mundo la invitación que te hará Sora para un exclusivo evento de moda"? Me matará. Va a destriparme para sonsacarme información y lo sabes.

-Vamos, tú eres muy creativo a la hora de inventar situaciones, ¿no?

-Repíteme porqué tengo que encargarme yo de esto.

-Porque ella se pondrá insoportable. Porque de algún modo querrá meterse en el evento y no va a entender eso de que no la necesito ahí. Y porque no la quiero rondándome en estos días en los que mi mal humor será peor que nunca. Ah, y porque estaba seguro de que harías lo que sea por nosotros.

-Jah. Haré lo que sea por Sora, no te confundas – dijo cruzando los brazos sobre su pecho y sonriéndome burlonamente.

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-¿Estás mejor?

Sora asintió algo turbada, aun temblaba.

-Lamento haber interrumpido tus actividades, pero realmente no quería preocupar a Mimi en su estado, sabiendo que Koushiro está con un proyecto importante estos días y debería finalizarlo antes del nacimiento de Kyo. Y definitivamente no iba a alterar a Taichi ni hacerlo conducir desde Tokio hasta aquí, con lo largo que es el viaje.

-No hay problema, de veras. Me alegra haber estado cerca.

Ella asintió.

-Que suerte que el tipo se asustó y huyó.

Horas antes, Sora había llegado de hacer unos recados en la otra punta de la ciudad y había encontrado un intruso en la vivienda que pertenecía a su padre. Estaba muy asustada y el hombre se había marchado.

Me llamó disculpándose, no quería quedarse sola en la casa sabiendo que alguien podría colarse allí nuevamente, y tampoco había querido irse a dormir a otro lugar.

La acompañé a hacer la denuncia en una estación policial de Kioto, también me quedé a cenar, y la intención era quedarme a dormir al menos esa noche, no me parecía para nada una mala idea, ella se sentiría más segura y al otro día nos encargaríamos de ir en busca de un servicio de vigilancia y alarma para que la propiedad no fuera invadida nuevamente. Más temprano habíamos cambiado la cerradura que había sido forzada.

-Me alegra que no te hayan hecho daño.

-Ni siquiera lo vi. Y tampoco él a mí. Cuando vi la cerradura forzada entré a la casa fingiendo que había alguien conmigo, hablando sola. Huyó despavorido.

-Muy inteligente de tu parte.

-Sí. Pero muerta de miedo. Gracias por venir, Yamato.

Ella se dispuso a lavar los platos de la cena y yo me dirigí al baño para cepillar mis dientes y cambiarme para dormir. Era extraño estar allí luego de tantos años. Dormiría en la habitación de huéspedes, la misma en la que habíamos dormido juntos antes, cuando íbamos de visita por Kioto a ver a su padre.

Alejé los pensamientos de mi mente y salí en dirección al pasillo. Pasé ante la puerta que conectaba a la cocina y eché un vistazo.

Ella calentaba agua, probablemente para tomar té. Aún no se había cambiado, y su cabello, que ahora estaba largo y caía suavemente por su espalda, estaba ligeramente despeinado. Había sido un día difícil para Sora. Con los brazos cruzados sobre el pecho, parecía sumamente inquieta.

Se volteó al sentir mi presencia tras ella, me le acerqué un poco más y rodee sus hombros con mis brazos, atrayéndola con suavidad hacia mi pecho y sintiendo como ese simple gesto lograba tranquilizarla y relajarla. Dejó caer los brazos a ambos lados y apoyó su frente sobre mi hombro, sin mirarme.

-Creo que tomaré un baño -dijo al cabo de unos segundos -¿Podrías preparar el té?

Levantó la vista hacia mí y se alejó con suavidad al mismo tiempo que yo asentía. La solté y la dejé ir, sonriendo de verla un poco más calmada.

Me limité a preparar la infusión mientras canturreaba una de las nuevas melodías que había compuesto para el nuevo disco, sin pensar mucho en la situación en la que estaba.

Quería pasar la noche con ella.

Pero de otra forma. Porque ahora me daba cuenta de lo solo que me había sentido durante los últimos meses, y no podía negar que todo el asunto de Knife Of Day me revolvía la memoria, trayendo recuerdos amargos.

Al cabo de varios minutos, Sora apareció en mi campo visual y se ocupó de buscar unas tazas.

La observé de reojo.

Su cabello goteaba un poco mientras se secaba y llevaba una bonita blusa celeste y pantalones de color azul. Se la veía más relajada. Mis ojos se perdieron en su esbelta figura y apreciaron el suave contorno de sus caderas, continuaron en su cintura y se detuvieron en la curva de su pecho que se adivinaba con facilidad bajo la blusa.

Ella se dirigió a la sala principal y me indicó que la siguiera hasta allí con la jarra que contenía el té. Eso hice, y me ubiqué justo frente a ella. Aquello comenzaba a tornarse un poco difícil.

Sirvió el líquido en ambas tazas y se acomodó en el suelo frente a la suya, pendiente de que se enfriara.

-¿Así que es posible que vuelvas con Knife Of Day?

-Muy posible.

-Ya veo. Parece increíble, ¿Cómo te sientes al respecto?

-Creo que comienzo a asimilar el shock, y Jen, mi representante, está pensando en un buen acuerdo con la discográfica. Se nos ocurrió la posibilidad de grabar mi disco nuevo e irnos de gira antes de su lanzamiento, al regresar, este nuevo álbum, que tantos dolores de cabeza me está trayendo, se publicará. Creo que esa idea me motivó más de lo que hubiera esperado. Con lo llamativa que sería esa gira de reunión con Knife Of Day, creo que será muy difícil que tengamos problemas.

-Serán publicidad y ventas aseguradas. ¿Y Akira ya se comunicó con Akane y Hayato?

-En los próximos días tendrá su reunión con Akane. Al parecer ella está viajando por el mundo dando clases especiales a alumnos de piano, su instituto de música es muy reconocido y fue difícil dar con su paradero actual. Supongo que si la convence a ella, Hayato no se va a negar.

-Espero que así sea, nada me gustaría más que volver a verlos en acción.

Era sincera, lo sabía. Y siempre se había llevado muy bien con los chicos de la banda, llegando a ser muy comprensiva y hasta los había aconsejado cuando algo les preocupaba.

-Así lo espero.

-¿Ya estas grabando definitivamente las canciones?

-Aun estoy decidiendo cuales se quedarán en el disco, pero finalicé las maquetas iniciales -confirmé gustoso.

-Qué bueno.

-¿Y tus diseños?

Ella sonrió.

-Hoy envié el proyecto del desfile final, así que estaré varios días más por aquí disfrutando de mi merecido descanso. Y si me va bien en el concurso, obtendré una plaza para presentar mi colección en un desfile parisino. Así que estoy bastante nerviosa y aguardando resultados. Además pienso estar en Kioto para cuando nazca Kyo.

-Y falta muy poco.

-Sí. Menos de dos meses. -hizo una breve pausa y creí vislumbrar un leve dejo emotivo en sus siguientes palabras - seré su madrina. Me lo adelantó Mimi en el cumpleaños de Koushiro. Creo que por eso estaba tan emocionada esa noche.

-Es una gran noticia, y seguramente esa es la razón por la cual me atropellaste en el pasillo, ¿Verdad? – concedí sonriendo mientras ella se reía con ganas - Brindemos por ello. – agregué, acercando mi taza a la suya y haciendo que chocaran suavemente.

Ella tomó su taza y agradeció las felicitaciones. Bebió un pequeño sorbo y su mirada se perdió en algún lugar de la habitación, sonriendo de manera ausente.

-Estoy emocionada, realmente.

-Lo puedo imaginar.

Bebí de mi taza en silencio, pensando en lo mucho que esto significaba para Sora, luego de haber sufrido tanto…

Me quedé un poco pensativo hasta que percibí que ella se levantaba.

La seguí con la mirada y vi que solo había ido a buscar su toalla para tenderla en el respaldo de una silla cercana.

-No me atrevo a dejarla fuera.

-Por supuesto.

-Al menos no se llevó la ropa que había en la cuerda- dijo con una leve mueca.

Las tazas ya estaban vacías. Me ocupé de recogerlas y las llevé a la cocina, pasando por su lado sin volver a mirarla. No sabía porqué, pero de pronto el ambiente se había vuelto incómodo para mí.

Quizás fuera el hecho de que comenzaba a afectarme pensar en lo del otro día y saber que esa noche la pasaría allí.

-Yamato. Déjame lavar las tazas. Vete a la cama.

Me reí.

-Ahora eres mi madre.

Ella se rio.

-Bueno, haz lo que se te antoje, pero ya bastante me has ayudado por hoy.

-Eres una exagerada.

Lavé las tazas riéndome y al finalizar, sacudí mis manos frente a ella para mojarla.

-Idiota -dijo sonriendo.

-Vete tú a dormir, que ya pasaste por muchas emociones fuertes hoy.

-Los dos las hemos pasado, tonto.

-Dos agravios en menos de dos minutos, ¿Qué es esto?

Me retiré en silencio hacia la habitación de huéspedes y allí comencé a cambiarme en silencio. Había mucha tensión sexual en el ambiente, y aquello no era lo mejor para mí.

No quería ni intentar involucrarme con ella, no después de todo lo que había pasado. Me había jurado a mí mismo respetar y atesorar nuestra amistad sobre todas las cosas, había sido muy difícil volver a acercarnos y tener la complicidad que manejábamos ahora luego de lo mal que había terminado todo.

Aunque había fantaseado con la idea de acercarnos de nuevo algunas veces, mi parte más racional afirmaba que no éramos dos amigos sin ninguna interacción previa, habíamos estado a punto de casarnos, a punto de formar una familia. Aquello me revolvía todo lo que estaba en mi cabeza desde la muerte de Fuji. Mejor dejarlo todo así.

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Annavi21: Muchas gracias por tu review tan sincero! Me ha costado un poco cambiar el chip hacia un Yamato un poco más mayor, pero llevo bastante escrito y en principio quiero terminar de explicar el pasado, así que digamos que algunos capítulos más ya los tengo redactados. :) espero que te guste la actualización! puede ser que a veces demore en subir y actualizar, pero por regla general, me gusta terminar todas las historias que empiezo. Un abrazo!