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-Bueno, entiendo que hayan decidido no andar diciéndolo por todos lados. Y me parece acertado -comentó Rin mientras tomaba el vaso que yo le alcanzaba.

-Sí. Aunque nos llevamos muy bien y todo parece marchar bien, preferimos no andar hablando mucho, de hecho solo mi padre lo sabe, y Sora prefirió no decírselo a sus padres. Todo fue bastante doloroso antes como para ilusionarnos tanto. Aun hay cosas para conversar -le dije, viéndola asentir.

Estábamos en la terraza del departamento de Sora, Rin había querido salir a tomar aire mientras Sora y Taichi conversaban animadamente sobre algunos viajes que ella había hecho en los últimos años.

-Imagino que te refieres a la posibilidad de que ella se vaya. - dijo Rin, jugando distraídamente con su largo cabello oscuro mientras observaba mi rostro en busca de cualquier reacción mínima. Siempre era muy aguda para captar a las personas.

-Así es. Aun nada es definitivo, y por eso es preferible aguardar a que llegue el momento.

La vi fruncir los labios.

-Es que creo que es lo mejor. No tiene porqué ser tan terrible. Incluso ella me comentó que tú pensabas viajar y quedarte en Italia algún tiempo al finalizar tu gira.

-Sí. Aunque no sé qué tanto tiempo tendré libre, con un lanzamiento así, luego de tantos años, puede que surjan giras de varios meses, y allí realmente será difícil. Y hablo más allá de la posibilidad de que Sora gane ese concurso.

-Y es muy cierto. Será difícil para ambos. No sé como hacen algunos músicos para estar en pareja con giras tan prolongadas.

-Algunos viajan con sus familias -murmuré -pero eso es precisamente algo que no quisiera hacer con Sora, y que ella jamás aceptaría. Tiene su empresa, sus proyectos, sus clientes, sus responsabilidades.

-Sería casi como cortarle las alas – asintió Rin.

-Exacto. Y además esa fue una de las razones que tanto nos desgastaron hace años.

-Lo tienes difícil, Yamato. Lo admito. – apoyó los codos sobre la barandilla, desviando su vista hacia el ruidoso tránsito de la calle.

-Mientras podamos intentarlo, me quedaré tranquilo. Al menos habremos hecho todo lo posible. – mencioné, dejando caer mi peso sobre la misma barandilla, dándole la espalda a la ciudad.

-Y quién sabe, podrías sorprenderte – respondió ella con una enorme sonrisa.

-Admito que es muy fácil proyectarse a futuro con escenarios completamente inciertos, es fácil caer en idealizaciones inútiles o posibilidades catastróficas. Lo que nos queda, es vivir todo esto paso a paso. Y evaluar todo llegado el momento.

-Me gusta esa visión.

Taichi y Sora salieron a la terraza y se nos unieron, aun riéndose de algo que habrían estado hablado en el interior del departamento.

-¿Y por qué llevan esas caras ustedes? – preguntó el recién llegado Yagami, acercándose a su esposa desde atrás y rodeándola amorosamente con uno de sus brazos mientras besaba su coronilla.

-Hablando de la vida -murmuró ella sonriéndonos a Sora y a mí con dulzura.

-Pues para mantenerme con vida, quisiera poder entrar y cenar – dijo Taichi burlonamente -no puedo creer que no tuvieras la cena pronta, Yamato.

-¿Quieres competir con la comida? Has mejorado pero aun no llegas a mi nivel. Mi cena se hace esperar porque es buena – dije fingiendo un tono desafiante.

-Ya lo veremos, Ishida. Espero que los aportes nutricionales sean buenos.

-¿Desde cuando te interesan tales cosas a ti?

-Oye, no solo cocino increíblemente delicioso, sino que soy un padre sumamente responsable y quiero que mi hijo crezca sano y bien alimentado.

-Puedes quedarte tranquilo, Yagami. He considerado a Aki para que la alimentación le ayude.

Rin y Sora se rieron y entraron a la sala, ignorando por completo nuestra pequeña guerra de egos con la cocina.

Mi amigo me detuvo, viendo a nuestras compañeras conversar alegremente dentro del departamento, una poniendo la mesa y la otra aun sosteniendo el vaso con agua que yo le había alcanzado recientemente.

-¿Qué pasa?

-Quiero saber cómo estás tú con esto.

-¿Bien? – sonreí burlonamente – había olvidado lo mucho que te gusta cuidar a tus amigos.

-Eso es. Sí, y me siento orgulloso de ello.

-Pues claro. – suspiré y llevé las manos a los bolsillos, encogiéndome de hombros mientras lo observaba – estoy bien. Aún digiriendo todo esto y tratando de no abrumarme con el futuro. De eso hablaba con Rin.

-Lo imagino – le vi llevarse una mano hacia el cabello – si necesitas algo, estaré.

-Por lo pronto, no decírselo a nadie. Hasta que la situación futura de Sora no se decida, no quiero estar soportando preguntas con respuestas inciertas e incómodas. Ni siquiera he querido ilusionar a Takeru. Puedes imaginártelo.

-Por supuesto – se me acercó y palmeó con suavidad mi hombro, justo antes de adelantarse -vamos, que la comida huele delicioso. Deberás decirme cómo logras esa textura en el pescado.

-Así que viniste a sonsacarme mis secretos culinarios, ¿Eh?

-Claro. Y tengo con qué sobornarte.

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Sora cerró la puerta detrás de sí y se descalzó con placer, apagando las luces del techo y tumbándose en el sofá a mi lado. Taichi y Rin acababan de marcharse hacia su hogar luego de una deliciosa y divertida cena. Era imposible no encontrarse con tantos tintes y sabores del pasado a disposición para rememorar todo lo que no había llegado a ser. Todo el sabor de los recuerdos agridulces de tantos años atrás se entretejía y confundía con el incierto presente.

Las luces de la calle se colaban con facilidad al departamento, que ahora se encontraba a oscuras. El señor Jin estaba enrollado sobre una silla y dormía profundamente.

-Qué bonita noche – dije finalmente, pasando mi brazo alrededor de los hombros de Sora. Ella se estrechó contra mí y asintió.

-No podría pedir nada más – suspiró.

Giré mi rostro hacia ella y besé su frente.

-¿Qué planeas hacer mañana? – preguntó curiosa.

-Mañana: Sesión de fotos. Probablemente ensayo. Y no sé si algo más. ¿Y tú?

-Visitar a mis padres.

-Encantador momento - dije sonriendo de medio lado – no me lo perdería por nada del mundo.

-Estoy segura de que no. Es una pena que justo ahora seas un secreto.

-Es una pena, sí.

La escuché chasquear la lengua y de inmediato lanzó una risita. Se abrazó con fuerza a mi cintura y descansó su cabeza sobre mi pecho.

Me agradaba verla así, compartir esos momentos que durante tantos años había añorado profundamente.

-¿Sabes? Quisiera poder irme de vacaciones contigo -dejé escapar con un dejo nostálgico.

-¿Cuándo podría ser? – me miró curiosa.

-No tengo ni la menor idea.

-Son épocas difíciles para hacernos un tiempo – suspiró. Se levantó lentamente y se giró en mi dirección, extendiendo su brazo hacia mí.

Me incorporé un poco mejor en mi lugar y sin dudarlo, me levanté con su ayuda, viendo en su rostro la manera en la que su bella sonrisa se acentuaba.

-Dejemos de centrarnos en lo incierto. -la escuché susurrar.

Tomé su rostro entre mis manos y apoyé mi frente sobre la suya, sosteniendo la profunda mirada de deseo que emanaba de sus ojos castaños.

-Te quiero – la besé con suavidad, cerrando mis ojos y concentrándome en la manera en la que sus labios se dejaban acariciar por los míos, para finalmente entreabrirse y así intensificar nuestro contacto. Sentí sus brazos alrededor de mi cuerpo y la manera en la que su exquisita figura se estrechaba contra mí.

-Te quiero -abrí los ojos para encontrarme nuevamente con su cálida mirada. Ella era completamente sincera y lo sabía.

Ahora levanté su cuerpo con facilidad y sus piernas se aferraron ágilmente para rodear mi cintura. La besé con todo el deseo contenido desde hacía unas horas atrás, cuando la había visto aparecer ante mí con su bonito vestido verde oliva justo unos minutos antes de que llegaran Taichi y Rin a cenar.

Ella se dejó ir cuando comencé a recorrer su perfumada piel con besos en la zona del cuello, siempre le había generado cosquillas aquello, y comprobé unos segundos después que aquel seguía siendo su punto débil. Se retorció ligeramente soltando unas risitas nerviosas, mientras yo luchaba con mis ganas de reír y el deseo.

Finalmente me acerqué a la pared y allí di rienda suelta a mis manos, para que recorrieran con total libertad su cuerpo mientras ella iniciaba un beso intenso y se aferraba a mí con la espalda apoyada en la pared. Aquello se parecía más a nuestros mejores tiempos.

Notaba cómo nuestros cuerpos comenzaban a reaccionar ante las caricias que intercambiábamos. Ya era un hecho.

Unos instantes después, aún sosteniéndola en el aire, con sus piernas cayendo a cada lado de mi cuerpo, me dirigí hacia su habitación y la dejé con suavidad sobre la cama.

Necesitaba tomar aire. De inmediato recordé que el señor Jin estaba durmiendo en una silla, al otro lado del piso en el comedor.

No necesitaba interrupciones de ese estilo. De ningún tipo a decir verdad. Cerré la puerta y me giré hacia la escena que realmente me interesaba.

Sora estaba sentada en el centro de la cama, con su vestido ajustado y sonriéndome con las mejillas coloreadas. Me acerqué con suavidad y me incliné hacia adelante, buscando sus labios una vez más. Avancé con seguridad apoyándome sobre las rodillas y una de mis manos, mientras la otra simplemente tomaba con delicadeza aquel rostro que tantas veces me había quitado el sueño.

-Eres preciosa -dije sin poder contenerme.

-Me haces sonrojar -murmuró ella, no bromeaba, realmente sus ojos se habían tornado algo esquivos.

Me abalancé sobre ella decidido y nos centramos en besarnos.

Al cabo de unos minutos de más exploración, ella me dio un suave empujón y se colocó sobre mí, comenzando a desabrochar mi camisa y dejar besos esparcidos sobre mi piel, trazando un camino directo hacia la parte baja de mi abdomen.

Aquello no hacía más que mejorar.

Ella se encargó de que realmente pudiera relajarme y dejarme llevar, ansiaba poder hacer algo por su placer, pero ella simplemente no me dejaba hacer, casi sentía que iba a explotar de placer.

Logré incorporarme para atraerla hacia mí y volver a besarla. Ella se había deshecho de la mayor parte de mi ropa, y me gustaba comprobar que ahora había llegado mi turno de desvestirla. Apoyé mis manos sobre su pequeña cintura y la atraje hacia mí, haciendo que se tumbara sobre mi cuerpo a la vez que con rapidez encontré la cremallera en la espalda.

El cierre se abrió con delicadeza. Ahora ella cerraba sus ojos y apoyaba sus labios sobre los míos.

Con cuidado descubrí su cuerpo y centré la atención en su cuello, sus hombros y sus pechos, que besé del modo que a ella más la encendía. Fue fácil despertar el anhelo entre nuestros cuerpos.

Me giré cuidadosamente para tener un acceso libre a su pelvis con mi mano. Me encantaba verla disfrutar abiertamente ante mi estimulación. Recordaba que muchos años atrás le era difícil dejarse llevar a pleno, avergonzada ante la educación un poco anticuada que había recibido.

Escaló varias veces a su punto de placer máximo, incluso volviendo a ocuparse de mi placer, me gustaba mucho la manera en la que nos centrábamos el uno en el otro. Era un nuevo tipo de conexión que no habíamos experimentado antes.

Comenzábamos a escribir una nueva historia.

Finalmente me ubiqué sobre Sora, la besé con pasión y ella arqueó la espalda con excitación cuando nuestros cuerpos se unieron.

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El despertador interrumpió un increíble sueño que estaba teniendo y reaccioné rápidamente para apagarlo. Volví a echarme en la cama apesadumbrado ante la perspectiva de tener que levantarme, mientras movía una de mis piernas y me encontraba con un enorme bulto sobre las cobijas que interrumpió el recorrido, seguido de inmediato por un maullido de protesta y un leve mordisco de advertencia.

-¿Ahora duermes a mis pies? – me quejé en voz baja, procurando no despertar a Sora mientras percibía la mirada fulminante del ojo amarillo del señor Jin en la semioscuridad.

Me levanté silenciosamente y me vestí lo más rápido que pude, deseando poder quedarme un poco más allí.

En el baño lavé mi cara y me reí ante el espejo, viendo una pequeña marca morada cerca de uno de mis hombros que no había detectado antes.

Habíamos vuelto en serio con Sora, y eso quedaba reflejado en la manera pasional en la que todo se desenvolvía. Había olvidado lo que era aquello cuando permitía que los sentimientos participaran del momento.

Me dirigí hacia la cocina y desayuné brevemente, comenzando a reaccionar un poco más y situándome en la realidad.

Aquel día tendría una prolongada sesión de fotos para lo que sería el nuevo disco de Knife Of Day y las promociones de las giras. Podía imaginarme estando horas allí, soportando maquillaje y numerosos cambios de vestuario. Más tarde, nos aguardaría un largo ensayo, y se suponía que Jen nos haría un anuncio importante.

Ya hacía unos tres días que no había estado en mi departamento más que para ir a buscar ropa o llevarme mis instrumentos. Y aquella tarde sería larga en el estudio, finalizando de una vez por todas las versiones acústicas de algunas de nuestras canciones más reconocidas. Finalmente se acercaba el momento en el que terminaría de grabar, aun restaban un par de canciones nuevas en las que habíamos trabajado incansablemente con Akira.

Una vez preparado para mi partida, me dirigí a la habitación de Sora para despedirme. Ingresé para no despertarla con brusquedad y vi que el señor Jin se había acercado a ella y dormía a su lado.

Ella dormía profundamente, el cabello pelirrojo y revuelto estaba esparcido en cualquier dirección sobre la almohada. Sus brazos desnudos se asomaban por encima de la sábana y cobijas y respiraba regularmente.

No la habría despertado de no ser por la orden que ella me había dado la noche anterior para hacerlo. La contemplé unos instantes, admirando el espectáculo de su boca entreabierta, procurando aguantarme la risa, y me aventuré a dejar un beso inicial en su mejilla, que se multiplicó en varios más de inmediato sobre su rostro hasta que abrió los ojos.

Le llevó un tiempo asentarse en la realidad y parpadeó varias veces, antes de que sus ojos lograran enfocarse en mí para sonreír.

-¿Ya te vas? – se incorporó con lentitud hasta sentarse. La sábana que la cubría cayó dejando su cuerpo desnudo a la vista.

-Si intentas retenerme, lo siento. No puedo tardarme más, de todos modos, estaré ansioso por volver.

-Tonto - se echó a reír, cubriéndose de inmediato -no lo hice adrede.

-No lo sé. Estos últimos meses creo que me has demostrado que me convences con facilidad y no has tenido problema en volver a seducir a tu ex novio.

-Creo que mi ex simplemente es fácil de conquistar. – bromeó para mirarme de inmediato con ternura - Que te vaya muy bien. - me abrazó con fuerza y la estreché, para de inmediato besarla.

-Pues gracias, guapa. Y ya me avisarás si es que hoy publicarán la fecha del desfile final, que no querría perdérmelo por nada del mundo.

-Te lo informaré. – me observó, fingiendo un tono formal burlonamente mientras me ponía de pie. Tomó mi mano - Nos vemos.

-Adiós.

De inmediato me marché.

El verano ya se acercaba a su fin y hacía bastante calor, probablemente llovería más tarde. Me dirigí hacia mi nuevo coche, que estaba aparcado en el estacionamiento del edificio de Sora, y puse el motor en marcha.

Había llegado el día anterior y apenas había podido disfrutarlo, pero en teoría nos iríamos durante el fin de semana a recorrer alguna zona rural con Sora, de modo que ya le sacaría provecho al vehículo.

Después de hacer un recorrido de cuarenta minutos, llegué al edificio de la discográfica y luego de solicitar el ingreso a los garajes del subsuelo, me bajé del coche en silencio, caminando a través del recinto, escuchando el resonar de mis pisadas hasta alcanzar el ascensor.

Llegué al estudio de fotografía al cabo de unos pocos minutos. Allí estaba el siempre puntual Hayato, acompañado de Jen y todo el equipo de maquilladores, vestuaristas y el fotógrafo.

-Yamato – dijo nuestra representante, acercándose a mí rápidamente y señalando un punto a mis espaldas – ve al sector de vestuario y que luego te maquillen, Akane está llegando y Akira está a pocas calles de aquí - la vi sosteniendo el celular en su mano mientras lo agitaba apoyando con gestos sus palabras – estamos un poco atrasados, así que comenzaremos con las tomas individuales, ¿De acuerdo?

Asentí y le obedecí rápidamente, si había algo que no quería, era llevar al límite de su paciencia a Jen, quien era bastante estricta cuando algo se salía de su cuidadosa planificación.

Me acerqué a la zona de los vestuaristas y allí me aguardaban un chico de no más de veinte años y una mujer.

-Señor Ishida - dijo el joven mientras hacía una leve reverencia – Lo que encontrará en esa fila – señaló hacia un lado donde había un perchero lleno de ropa oscura - le corresponde a usted.

-De acuerdo.

Tomé una chaqueta particularmente original, con apliques que la hacían parecer de la época victoriana. Aquello me hacía reír, era tan cliché que las bandas de rock vistieran así. Pero de todos modos me dirigí hacia un pequeño vestidor y allí me cambié en silencio, mientras escuchaba la voz de Kazehaya al otro lado de la cortina que ocultaba mi presencia.

Salí, ya preparado y la vi sonreírme alzando una ceja, mientras señalaba un lugar cercano a mi cuello.

-A alguien le gustan mucho tus clavículas – dijo burlonamente.

Me eché a reír, había olvidado por completo la marca que me había dejado Sora allí.

-Ya me lo contarás.

-Si quiero -murmuré riendo.

-Mmmm ¿Ahora no haces gala de parejas oficiales?

-Luego hablamos – le dije con voz sugerente, dándole un leve empujón con mi hombro al pasar por su lado, escuchándola girarse hacia mí y detenerse para meterse finalmente en el probador a cambiarse.

Me dirigí rápidamente hacia el sector de maquillaje y tomé asiento frente a un enorme espejo rodeado de luces que lograron despertarme aun más.

-Hola -vi aparecer a mi lado a una chica muy bonita, a la vez que ella me tendía la mano con una alegre sonrisa -es un placer para mí conocerte, Yamato Ishida. Siempre he sido tu fan –

-Hola, un gusto – estreché brevemente su mano y sonreí. Era muy rubia y tenía enormes ojos castaños y expresivos. Llevaba el largo cabello recogido en una trenza. Me llamó la atención su delgadez, casi me daba miedo quebrar sus huesos si daba un apretón muy fuerte. - dime tu nombre - dije respetuosamente, considerando que trabajaría un buen rato con mi rostro y probablemente estaría durante toda la sesión atenta a los retoques que necesitáramos.

-Soy Liv. Simplemente llámame así. Cuando me dijeron que trabajaría con Knife Of Day no lo podía creer, así que traje mis discos para que me los firmes, si es que tienes tiempo -dijo levemente avergonzada mientras colocaba una vincha alrededor de mi cuero cabelludo y aplicaba un limpiador de piel con rapidez y delicadeza.

-Claro que sí, Liv. Te los firmaré en cuanto pueda -la vi acentuar su sonrisa y esta se tornó agradecida -oh, por cierto, tengo una marca cerca del cuello -dije en voz baja, ahora quien estaba avergonzado era yo.

Ella se rio discretamente.

-Me encargaré en seguida de ella.

Durante varios minutos ella trabajó sobre mi rostro en silencio, afortunadamente mi maquillaje siempre era sencillo, con correcciones y base. A Kazehaya le llevaría más tiempo.

Liv terminó conmigo y le sonreí y agradecí antes de alejarme hacia la zona de las fotos, donde Hayato ya estaba finalizando su parte, habiendo alternado con cuatro cambios de ropa.

Esperé unos breves minutos al costado, apoyando mi espalda en la pared despreocupadamente a la vez que escuchaba la voz de Akane conversando alegremente con Liv y viendo de reojo como Akira se probaba su primer combinación de ropa e intercambiaba algunas palabras con el joven vestuarista.

Tan solo unos meses atrás, esto habría parecido completamente imposible, me habría sonado como una locura. Pero allí estábamos. Como si durante cinco años el tiempo simplemente hubiera estado detenido, otra vez Knife Of Day, otra vez Sora.

Otro disco, otra sesión fotográfica.

Y todo por Fuji.

Me situé ante la cámara unos minutos después, preparado como nunca para este gran paso en mi vida.

Otra vez.

Todo volvía a ser como antes.

Pero aunque había similitudes, nada era lo mismo.

La realidad era que todo estaba destinado a cambiar.

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annavi21: De momento todo es tan raro para estos tortolitos que un embarazo sería apresurarse mucho! Este mes estuve particularmente complicada con mi trabajo, pero no quería que se terminara sin regalarles otro capítulo! Espero que este no decepcione! Corto pero intenso! Espero poder actualizar más seguido en estos días. Beso y gracias una vez más por estar siempre aportando con tu review!Natesgo: Una pequeña decepción si, pero quizás sea preferible que quede en un susto cuando aun no saben donde están realmente situados este par de enamorados! Estuvo difícil mi trabajo este mes, así que pido disculpas por la demora, realmente no tuve ni tiempo de escribir como quería! Beso enorme y espero que estés muy bien! Gracias por tu amoroso review! De verdad, valoro mucho que te tomes el tiempo de leer y comentar!