.17.
-Tranquila, Sora.
La señora Takenouchi observaba a su hija ir de un lado para otro en la ordenada sala del departamento en el que ambas vivían, con un estado nervioso exasperante.
-No encuentro mi chaqueta. ¿Se habrá mezclado entre las fundas con mi colección? ¿Estarán todas las prendas? Revisaré otra vez todo para asegurarme de no dejarme nada.
Ahora quien se encargó de Sora fui yo. Me acerqué y tomé su mano, deteniéndola en medio de su camino hasta la habitación en la que los últimos meses había montado su propio e improvisado taller.
-Sora. Ya no podemos tardarnos. Todo está bien, lo empacaste anoche cuidadosamente y revisamos cuatro veces la lista.
-¿Cuatro veces? -abrió los ojos impresionada y giró hacia mí en un instante -¿Y mi chaqueta?
-La dejaste en tu bolso, porque imaginaste que con los nervios de hoy perderías hasta la cabeza.
-Y ya la perdí -suspiró. Se detuvo unos segundos y procuró tomar asiento y respirar con calma, procurando tranquilizarse.
Temblaba.
-Todo saldrá perfecto, Sora -le aseguré.
Al menos había desayunado, ya era un avance luego de tantos días salteándose comidas a causa del enorme estrés que tenía.
Para ella no había sido nada fácil. Al principio del último año en la escuela de diseño, su proyecto final comenzaba a esbozarse. Durante los años anteriores se había esforzado responsablemente y era una de las alumnas más destacadas de su generación. Pero había tenido serios problemas con el equipo al que fue asignada para el desfile final.
Se suponía que en los años transcurridos en la universidad habían aprendido a iniciar una marca comercial desde cero, habían adquirido conocimientos de publicidad y marketing, además de crear prendas desde un papel hasta la tienda de ropa. Y Sora, quien llevaba ya más de cuatro años trabajando en la editorial de moda en compañía de alguien tan brillante como ella misma, había logrado extraer muchos conocimientos de Miyako, quien era su amiga y también una maestra extraordinaria para ella. Realmente se habían nutrido mutuamente intercambiando conocimientos.
Podría decirse que Sora estaba en ventaja con respecto a muchos de sus compañeros, pero se debía a su trabajo y su talento.
A mediados del año, cuando el concepto de la colección ya estaba decidido y trabajaban en los primeros diseños y patrones, incluso teniendo alguna telas ya compradas y cortadas, su grupo la dejó fuera del proyecto. Todo iniciado por una discusión tonta por unos patrones mal hechos.
Sora se enojó con sus compañeros, protestó y denunció lo ocurrido ante los profesores, pero no había forma de remendar la situación.
Ningún otro grupo estaba dispuesto a acogerla en sus filas. Y la final decidió que lo haría ella misma. Como siempre había sido, se había fijado una ambiciosa meta y dejó fluir lo mejor de ella en el proceso.
Tuvo que empezar desde cero. Algunos profesores le dijeron que la entrega debía hacerse en equipo, de otro modo la descalificarían. Ella se negó, no iba a atrasarse un año cuando la maniobra malintencionadas no había partido desde ella. Al final, los profesores se apiadaron de su situación y le permitieron seguir adelante.
Y aquel día, llegaba a su fin una etapa marcada por mucho estrés, llantos a medianoche, insomnio e irritabilidad. Lo había logrado. Ahora solo le quedaba llegar a la universidad, presentar la colección ante los profesores, defender el proyecto y hablar sobre las partes del proceso involucradas.
Luego, el desfile ante el público, en el que todos estaríamos acompañando presencialmente, y más tarde podría dormir ininterrumpidamente tanto como quisiera, porque se había ganado unas buenas vacaciones lejos de todo, aunque ella no lo sabía. Miyako se había encargado de gestionarle en la editorial unos cuantos días libres que llevaba acumulados para irnos a alguna casa en la playa.
De camino a la universidad, en el coche de su padre, procuraba respirar hondo pero no podía detener el temblor de sus manos.
-Espero no vivir todos mis desfiles de esta forma, sino mi profesión acabará con mi salud -bromeó.
Me reí a su lado y palmee con suavidad su rodilla, observándola mientras continuaba con sus intentos para tranquilizarse.
-Descuida. Estoy seguro de que esto se debe a todo lo que atravesaste este año.
-Lo que me atravesó, Yamato -precisó con un cierto dejo de amargura en su expresión -prácticamente siento como si un camión me hubiera pasado por encima, y que ahora estoy debatiéndome entre la cordura y la locura.
-Y eso debería tener más mérito. Lo has montado todo sola, contra todos los pronósticos y jugadas sucias de otros. Yo me sentiría orgulloso de mí mismo.
-Gracias -mis palabras la conmovieron, porque vi la manera en la que la tensión de sus hombros se relajó y una sonrisa genuina reemplazó la expresión sombría de su rostro.
Sus padres viajaban en los asientos delanteros en silencio, nos acercábamos al bonito edificio con lentitud. Había varios coches intentando ingresar al predio, los desfiles de graduación siempre eran bastante concurridos , tanto por familiares de quienes exponían como de personas ajenas que querían presenciar un buen show de moda, y a veces de reconocidos modistos que reclutaban a jóvenes promesas para trabajar con ellos.
Sora descendió del coche con su chaqueta y un pequeño bolso a juego. Me apresuré a acompañarla junto a Toshiko, con quien cargamos cuidadosamente las fundas que contenían las prendas del proyecto final.
En la puerta principal, una de sus profesoras la aguardaba con un perchero de generosas proporciones y algunas hojas que le extendió a Sora.
-Takenouchi -saludó la mujer con amabilidad -necesito que completes los datos de tu proyecto y dejes todas las fundas aquí. Serás la tercera en exponer ante el tribunal.
-De acuerdo -asintió con la voz mucho más firme y segura, se giró hacia nosotros - Yamato, mamá. -nos dijo sonriendo con nerviosismo mientras nos observaba terminar de arreglar las perchas con las fundas que contenían las prendas de su colección.
-Éxitos, cariño -dijo Toshiko mientras la abrazaba.
Contemplé la escena en silencio, aliviado de haber llegado y confiando en que lograría excelentes calificaciones.
Luego llegó mi turno, nos abrazamos con fuerza.
-Demuéstrales todo lo que has hecho con la cabeza en alto. -le susurré -lo has hecho genial.
Ella se separó de mi sonriendo.
-Gracias. Nos vemos en el desfile.
Asentí y la vi girarse y marcharse tras la profesora, quien la guio hacia el lugar donde esperaría a que la llamaran.
Salí hacia el estacionamiento con Toshiko y buscamos con la mirada el coche del señor Takenouchi.
-Será una tarde larga -auguró la madre de Sora con preocupación -pero lo hará bien. Vamos, aguardemos a que lleguen los chicos.
La seguí sin agregar más.
Cuando encontramos el vehículo que buscábamos, divisamos a Miyako, Taichi y Hikari hablando con el señor Takenouchi.
Poco después de unirnos al grupo, llegó Mimi con Jyou y Koushiro. Y más tarde se sumó Takeru, con grandes ojeras y el rostro cansado.
-Alguien tuvo una gran noche -dijo maliciosamente Mimi.
-Por supuesto -dijo mi hermano de mal humor.
Hacía ya casi un año de que Hikari y él se habían separado y era evidente que mi hermano aun se sentía incómodo cuando tenía que verla, y se le hacía más difícil cuando alguien hacía referencia a sus salidas nocturnas.
-¿Alguien más tiene hambre? -interrumpió atinadamente Taichi, quien para mi sorpresa, se había apiadado de mi hermano.
Nos dirigimos hacia un restaurante cercano.
-¿Y Sora comerá algo? -preguntó Miyako con preocupación -con el estado de nervios, seguro no será capaz de probar nada.
-Yamato le cocinó anoche para que trajera algo y pudiera almorzar luego de la exposición ante el tribunal y antes del desfile -comentó Toshiko sonriendo.
-Yamato, cuando quieres eres un verdadero encanto -dijo Taichi con una estúpida sonrisa mientras apoyaba su rostro sobre las manos y lanzaba un prologado suspiro fingiendo enamoramiento.
-Realmente lo es -dijo Mimi, sonriendo aprobatoriamente.
-Podrías prepararnos una cena a todos alguna vez -aventuró Takeru esperanzado.
-Para cenas grandiosas tenemos a Mimi -dije esquivando el tema.
-Ahora que te has mudado solo, podrías invitarnos con una cena hecha por ti para celebrarlo -dijo Mimi con picardía, haciendo que tanto Taichi como Takeru asintieran encantados. -¡Prometo hacerme cargo de los postres! -agregó rápidamente al ver mi expresión dudosa.
-Podríamos celebrar que Sora haya terminado la carrera también -agregó Hikari sonriente.
-Ciertamente -me gustaba más esa idea. Como fuera, quería que se sintiera recompensada y rodeada de sus afectos tras pasar un año que se había asemejado a una pesadilla para ella.
-¿Y la pulsera ? -preguntó Jyou de pronto, abriendo la boca por primera vez en la tarde.
-Anillo -dijeron Miyako y Mimi a la vez.
-¿Eh? -todo el grupo quedó desconcertado.
-No encontramos una que nos convenciera, así que nos decidimos por un anillo, que será más probable que use todos los días -dijo la chica de cabello violeta mientras Tachikawa asentía.
-Además le encontramos uno bellísimo, de oro con rubíes.
Extrajo rápidamente la joya, que estaba dentro de un bonito empaque de color rojo.
El anillo dorado tenía varias pequeñas piedritas rojas alineadas en dos filas que recorrían el contorno en paralelo. La luz se reflejaba en agradables y cálidos destellos rojizos.
-Es precioso -dijo Hikari admirando la joya con aprobación.
-Absolutamente -dijo Jyou -excelente elección, chicas.
Las encargadas del regalo sonrieron orgullosas.
-Supongo que el precio habrá sido más alto -mencionó Koushiro.
-Sólo un poco -admitió Mimi -pero si alguien no alcanzara a pagar su parte, estoy dispuesta a ayudarle. Sora ha tenido un año muy difícil, queremos que se sienta afortunada de contar con gente que la adora tanto.
-Pues gracias, de seguro eso ya le quedará claro con solo verlos en el desfile -dijo el señor Takenouchi, agradecido por el gesto del grupo.
-¿Qué es ese pequeño grabado en el interior? -preguntó Takeru, quien en esos momentos tenía la joya en su mano y la admiraba de cerca.
-La fecha de hoy -precisó Miyako -y sus iniciales.
-De verdad, las dos hacen un equipo increíble -dijo Takeru sonriéndoles -Sora va a quedar encantada.
El celular de Toshiko comenzó a sonar.
-Es Sora -dijo, tensando los hombros involuntariamente antes de contestar -¿Hija…?
Aguardamos en silencio, completamente concentrados en las expresiones del rostro serio de la mujer, que asentía y escuchaba en silencio.
Finalmente sonrió.
-¡Bien hecho! -y colgó.
-¿Qué pasó? -su esposo habló por todos, aun congelados en nuestros sitios. La mujer acentuó la sonrisa y nos observó.
-Recién salió de su defensa. ¡Se graduó con puntaje máximo y con honores!
Todos celebramos poniéndonos de pie bruscamente, algunos riendo a viva voz como Taichi y Mimi, otros lanzando exclamaciones como el padre de Sora, Takeru, Miyako y yo y los demás aplaudiendo emocionados, llamando la atención del resto de los comensales y del personal del restaurante.
Lo había logrado. Sabía que sería excepcional, pero comprobar mi teoría con los hechos se sentía completamente emocionante.
-Yamato -Toshiko se me acercó entre la agitación del momento -ve hasta allí, alguien debe acompañarla y le dijeron que solo sería una persona, pero me dijo que fueras tú o yo.
-¿Yo?
-Las apoyado muchísimo. Ve, que nosotros nos encargamos de la cuenta.
-Yo… gracias- balbucee ante todos.
-Vete de una vez antes de que se arrepienta, no todos los días una suegra se comporta así -dijo Taichi, logrando que incluso los señores Takenouchi de echaran a reír.
-Idiota -le dije, colocándome la chaqueta sobre los hombros y apresurándome para dejar el lugar.
Avancé con pasos rápidos hacia el recinto de la universidad, a pocas calles de donde habíamos ido a almorzar hasta lograr ingresar por la puerta principal.
Allí me aguardaba Sora, quien con una deslumbrante sonrisa se me acercó a toda velocidad para abalanzarse sobre mí y fundirnos en un abrazo.
-¡Enhorabuena! ¡Te lo dije! ¡Sabía que lo ibas a lograr con los mejores resultados!
Ella temblaba, pero estaba feliz.
-Yamato. Gracias. Y me alegra que hayas sido tú quien vino -se separó con lentitud de mí, con el rostro cargado de emociones -no quería que mamá se sintiera mal si le insistía en que vinieras tú.
-Fue ella quien me pidió que fuera yo.
-Te amo -me besó con rapidez, sonriendo -vámonos, ahora debo encargarme de vestir a las modelos para el desfile y hacer que las maquillen y peinen.
-¿Me dejarán pasar?
-Claro. Descuida, ellas no van a estar cambiándose frente a ti. Solo necesito tu apoyo moral. Porque aun falta el desfile.
Asentí. Comencé a seguirla por los pasillos internos del edificio.
Justo antes de ingresar al salón donde se preparaba la muestra, se detuvo ante la puerta durante un segundo y se volteó a mirarme, aun sonriendo.
-Gracias por todo.
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Desperté al sentir los labios de Sora sobre mi frente. Fue una agradable visión al abrir los ojos encontrarme con su figura envuelta en la delicada bata de satén rojo oscuro.
Hice un pequeño esfuerzo y logré mi objetivo de levantar los brazos y apoyar mis manos en su cintura, de modo que le elevé unos segundos por el aire y con un rápido giro la dejé tendida a mi lado sobre la cama. Escuché sus carcajadas y la vi observarme con intensidad.
-¿Cómo es que te has levantado antes que yo?
-Porque estoy nerviosa por el desfile de hoy, porque eres vocalista y tienes que descansar mucho para que tu voz esté bien cuando cantes, y porque ha sido hermoso poder despertarte yo. -Levantó uno a uno los dedos mientras enumeraba sus razones.
-Pues tendré que agradecértelo.
-Te estás tardando -susurró ella sonriendo. Era una frase que utilizaba siempre. Me incliné un poco más sobre su cuerpo y besé su cuello mientras ella acariciaba mi cabello y mis manos recorrían sus muslos hacia las caderas.
-Te quiero -le dije al oído.
-Y yo -dijo a la vez que se abrazaba a mí.
-¿Y dime, a qué hora debes irte? -pregunté curioso.
-A las tres de la tarde, ¿Y tú? -la vi incorporarse con lentitud a mi lado e hice lo mismo.
-A las seis -murmuré -y la conferencia comienza a las ocho. No creo que pueda llegar al desfile.
-Recuerda que seremos diez exponentes en el evento, y que comienza a las seis. Necesitaremos por lo menos unas tres horas para preparar a las modelos -aventuró Sora -quizás exista la probabilidad de que llegues a tiempo.
-Prefiero no ilusionarte y no tener falsas esperanzas -repliqué con cierta amargura.
-Descuida, sea como sea, estaré esperándote.
-¿Y si ganas?
-Eso se va a saber más tarde.
-De acuerdo. Nos iremos comunicando y ya veremos qué hacer.
-¿Cómo te sientes hoy? -dijo de pronto ella.
-¿Hoy? ¿Con respecto a todo esto? -la vi asentir en silencio y con actitud expectante.
-Lo cierto es que no lo sé. Contento por Knife Of Day, contento por la perspectiva de que vayas a ganar, nervioso también -admití -pero ya estamos aquí. Haremos lo mejor que podamos.
Ella se abrazó a mí.
-Sea lo que sea, haremos lo mejor para ambos.
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Llegué a la discográfica antes de lo pactado.
La ansiedad me superaba. Habíamos almorzado temprano con Sora, antes de que ella se marchara en compañía de Taichi con toda su colección.
Por mi parte, había estado calentando la voz y haciendo ejercicios para que los dedos estuvieran en forma. Había cantado un poco y el señor Jin se había encargado de tranquilizarme con sus ronroneos y mirada penetrante, descansando sobre mis rodillas y logrando distraerme.
Descendí de mi coche en silencio, tomando la funda que contenía mi bajo acústico y mi chaqueta. El otoño ya estaba muy presente en la ciudad, llenando todo de calidez con sus colores anaranjados y amarronados.
Tomé asiento en una banca cercana a la puerta principal y contemplé el paisaje que se divisaba desde allí.
Ahora, estando solo con mis pensamientos, comenzaba a entender que desde que Jen nos había explicado la dinámica de los trece meses de gira, me sentía un poco deprimido. No lograba disfrutar por completo lo que estaba viviendo.
No sabía que pasaría con Sora.
Un año era demasiado tiempo.
Y ella había mencionado que no iba a soportar tanto tiempo, y no podía culparla, tampoco lo creía probable para mí.
Aunque habíamos madurado, teníamos derecho a hacer nuestras vidas. Ya habíamos comprendido muy bien que teníamos que hablar sobre estas cosas con sinceridad.
Y no sabía que tan dispuesto podría estar a no ver un año entero a la persona con la que definitivamente quería estar.
Sentí a alguien tomar asiento a mi lado.
-¿Liv?
La chica rubia me sonrió.
-Hola Yamato. No quise molestarte. Pero realmente estoy cansada – me sonrió.
-¿Trabajando en otra sesión?
La joven asintió. Percibí algo en su rostro.
-¿Estás bien? -pregunté sin poder contenerme.
Vi unas lágrimas asomar en sus ojos y se esforzó por esconderlas, haciendo un breve gesto de negación. Aquello me dejó alerta.
-No es nada. -se excusó, y de inmediato se puso de pie -lo siento -se inclinó con una breve reverencia.
Me puse de pie como ella.
-¿Estás segura de que estás bien?
-Sí. Son… Temas personales que en este momento no puedo solucionar -sonrió tristemente, restándole importancia al asunto.
-Si necesitas algo -me daba pena dejarla ir sola.
-Estaré bien. Gracias. -sonrió sinceramente -solo quería agradecerte por firmar mis discos la otra vez.
-Con mucho gusto.
Asintió otra vez y se giró para ingresar al edificio.
No sabía qué le ocurría, pero me quedé un poco más tranquilo. Volví a tomar asiento en la banca y consulté la hora en mi móvil, buscando de reojo algún mensaje que me hubiera llegado. Pero no había nada.
Suspiré y cerré los ojos mientras los nervios crecían en mi estómago.
Hacía tanto tiempo que no tocaba. Era una sensación maravillosa que jamás se iba, y era una muestra de que la música era lo que me mantenía vivo.
Al volver a abrir los ojos vi aparecer a Jenn ante mi vista, con su bolso lleno de cremalleras plateadas y púas.
Me sonrió al ver que estaba en la banca y de inmediato consultó la pantalla de su móvil para cerciorarse de la hora.
-Me has superado en puntualidad, Yamato -dijo incrédula al acercarse y de buen talante -¿Más de media hora más temprano?
-Estaba impaciente -me excusé.
-Y seguro no tuviste con quién pasar la noche -bromeó ella.
-Te sorprenderías, querida. -me puse de pie para recibirla.
Se echó a reír y me saludó con un sentido abrazo.
-¿Cómo estás? -preguntó muy atenta.
-Impaciente a decir verdad, hace meses que no hago nada de música ante público.
-Es un día muy importante. Nadie imagina el anuncio que haremos con respecto a Knife Of Day hoy. Toda la prensa convocada ha respondido con preguntas sobre la naturaleza de la conferencia, nadie ha sido capaz de adivinarlo.
-Y eso es genial.
-Completamente. No se imaginan ni siquiera que tenga relación contigo.
-Un alivio.
-Vamos, entremos. Que el señor Ishikawa estará encantado de conversar contigo.
La seguí hacia el interior de la edificación y luego de pasar por la recepción, nos dirigimos hacia los ascensores que quedaban al fondo de la sala, aguardando a que alguno llegara.
-Se supone que en media hora debería llegar el resto de la banda -dijo Jenn consultando nuevamente la hora en su móvil.
Ingresamos al cubículo del ascensor en silencio hasta llegar al penúltimo piso, el del presidente de la compañía discográfica.
La secretaria del señor Ishikawa nos recibió amablemente y nos hizo pasar al despacho, un lugar increíblemente acogedor y amplio, bañado en luz natural y con vistas hacia Odaiba.
-Yamato, Jennifer -el hombre se levantó de la silla que ocupaba ante su escritorio y se dirigió hacia nosotros, que hicimos una leve inclinación que él repitió.
-¿Cómo está, señor Ishikawa? -pregunté.
-Complacido por el anuncio de hoy, a decir verdad. -nos ofreció un lugar en la mesa se reuniones y algo de té con suma amabilidad, aceptamos de inmediato.
El hombre era de baja estatura, pero su personalidad fuerte y su buen carácter hacían de él un líder generoso y muy respetado. Llevaba un traje azul oscuro impecable y sus brillantes y pulcros zapatos negros se destacaban.
-También nosotros. Gracias por su confianza y por querer apostar a este proyecto -dije volviendo a ponerme de pie y agradecerle con otra reverencia, ante la que asintió.
-Debería agradecértelo a ti, Yamato. Tú has traído a tu mítica banda a nuestras oficinas y auguro buenos resultados para el equipo que hemos montado alrededor de Knife Of Day. Y si a eso le sumamos a la mejor representante de la industria -señaló a Jenn, quien permanecía en silencio bebiendo del té y sonrió ante las palabras del señor Ishikawa -seremos imparables.
El teléfono de la oficina sonó y el hombre de negocios se apresuró a contestar la llamada, en la que mantuvo un breve diálogo. Con Jenn bebimos casi todo el té. Siempre éramos bien recibidos allí.
Colgó.
-Comienza a llegar la prensa, debo prepararme para abrir la conferencia en una hora. Presentaremos un material audiovisual con fotos de la banda y un 'medley' de varias canciones. Al finalizar la proyección, ingresará Knife Of Day. Pueden ir a prepararse ahora -dijo con calma.
Asentimos y nos pusimos de pie, para marcharnos luego de una breve inclinación a modo de despedida.
Nos retiramos hacia uno de los pisos intermedios donde estaban los estudios de fotografía y vestuarios para poder encontrarnos al resto de la banda.
Allí estaban todos, aguardando por nosotros.
-¿Donde se habían metido? -preguntó curiosa Akane.
-Hablábamos con el señor Ishikawa, vendrá por aquí antes de la conferencia a saludar -dijo Jenn.
-De acuerdo -dijo Hayato, mientras se probaba una chaqueta azul que había llevado en la sesión de fotos.
Me apresuré a cambiarme de ropa en uno de los probadores del lugar mientras los escuchaba a todos parlotear alegremente a través de la cortina.
-Apresúrate Yamato, nos han traído comida -dijo Akira en voz alta. Al parecer tendríamos tiempo de sobra para pasárnoslo bien.
Salí unos segundos más tarde, topándome con una escena de completa distensión entre los chicos de la banda y Jenn, que comían todo tipo de deliciosos bocadillos brindados por la discográfica para nosotros.
-¿No vaf a comef nafa? -balbuceó Hayato viendo que pasaba junto a la mesa y tomaba asiento en un sillón alejado, observándolos en silencio.
-Ya almorcé más temprano además siento que si comienzo con algo no podré detenerme, y eso no es lo más adecuado para cantar.
-Ahhh -él finalmente logró tragar lo que masticaba antes -había olvidado lo que es trabajar con un verdadero profesional. Ni alcohol ni comida chatarra para Ishida durante la gira, ¿Queda claro Jenn?
Ella se echó a reír.
-Él siempre se comporta en las giras -dijo mi representante sonriendo -es muy responsable, por eso me encanta trabajar con Yamato.
Estuve durante unos momentos en silencio, vagando en un torrente de pensamientos cargados de ansiedad mientras ellos masticaban ruidosamente o balbuceaban idioteces. Pese a todo, era divertido escucharlos.
Finalmente alguien golpeó la puerta discretamente y en seguida ingresó el señor Ishikawa, sonriendo con su impecable traje.
Nos pusimos de pie y con un breve saludo, los chicos dejaron de comer.
-¿Qué tal la comida?
-Deliciosa. Muchas gracias presidente Ishikawa -dijo Hayato sonriendo.
-Lo mejor para los mejores artistas del sello -dijo el hombre de negocios mientras sonreía ampliamente y nos observaba a todos antes de continuar hablando -Siéntanse a gusto, en veinte minutos comenzará la conferencia y ya les avisaremos cuando deban ingresar a la sala. ¿Ya tienen todo listo para la gira? Necesitaremos firmar un contrato para eso, pero ya le haremos llegar a cada uno una copia para revisarlo. Y en poco más de dos meses, estarán partiendo hacia su primer destino.
Asentimos.
El hombre se despidió y se alejó en dirección a los ascensores y le vimos desaparecer.
De acuerdo, ahora comenzaban a accionar los nervios.
Akira nos hizo una señal para que nos acercáramos.
Los cuatro músicos y la representante hicimos un círculo y juntamos nuestras cabezas en el centro, nuestros brazos llegaban a tocar las espaldas de quienes nos rodeaban.
Como en los viejos tiempos.
-Es hora, chicos. -tomó la palabra el mítico guitarrista de Knife Of Day.
-Y chicas -agregó Hayato, podía imaginar su rostro sonriente. Siempre repetían ese diálogo. Aunque en este caso eran dos mujeres y no solo Kazehaya como años atrás.
-Chicos y chicas. -asintió Akira nuevamente -nos espera una nueva gran etapa, resurgidos desde las cenizas, listos para retomar nuestro camino. Gracias por permitir esto y decidir seguir siendo parte de este proyecto. Es hora.
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Llovía torrencialmente.
Había finalizado la conferencia de prensa, las preguntas habían sido increíblemente intensas, había sido maravilloso ver la variada gama de expresiones en los rostros de los periodistas al vernos ingresar allí, algunos fotógrafos estaban tan sorprendidos que les había llevado un tiempo reaccionar y comenzar con una catarata sobrecogedora de luces y sonidos provenientes de sus cámaras.
Se había hecho muy largo. Tres horas, para ser más precisos, en las que había bebido la suficiente cantidad de agua como para mantener a mis cuerdas vocales hidratadas y en forma mientras contestaba una tras otra a las miles de preguntas.
También se reprodujeron las canciones del nuevo álbum para la crítica especializada que se había hecho presente allí.
Finalmente el show.
Corto, conciso, afinado y relajado.
Otra vez, Knife Of Day tocando, conectando, sonando, latiendo en cada compás.
Ahora, ya saliendo del recinto de la discográfica, escuchaba los audios que Sora me había enviado más temprano mientras dirigía mi coche hacia la zona en la que se llevaba a cabo el concurso.
Los mensajes databan de un par de horas antes, y desde ese entonces, nada más.
Ella iba a esperar a que fuera a buscarla. Había sido nuestro acuerdo.
Solo Taichi, Rin, Miyako y sus padres asistirían al evento.
Tardé menos de veinte minutos en llegar y vi al lugar siendo cerrado por sus funcionarios. Llovía demasiado.
Me asaltó la duda sobre Sora.
¿Se habría marchado sin avisarme? No parecía haber nadie en los alrededores. ¿Acaso a causa del inestable clima no me habría llegado la totalidad de sus mensajes?
La llamé.
Nada.
Entonces distinguí algún movimiento bajo un techo cercano.
Vi un par de siluetas.
Bajé del coche, empapándome sin preocuparme por ello, porque ante mí había aparecido un rostro conocido que corría hacia mí.
Antes de llegar a ella, su sonrisa respondió la pregunta que mis labios no llegaron a formular.
Sora saltó hacia mis brazos y nunca me sentí mejor por nuestro encuentro. Se aferró a mi cuello riendo como una chiquilla, feliz, mojada, radiante. Yo la abrazaba y estrechaba con fuerza, sintiendo su cuerpo esbelto pegado al mío.
-Primer puesto, Yamato. Primer puesto. -repetía encantada.
Nos separamos.
La besé, no me importaba lo que la gente que estuviera con ella pensara. Estaba sumamente orgulloso de ella, de sus luchas, de sus victorias, de verla tan segura de sí misma.
Ella se aferró a mi rostro. La lluvia continuaba pero no alcanzaba para empañar el momento.
-Enhorabuena, querida -le susurré.
-¿Y a ti cómo te fue? -se alejó un poco, expectante. Parecimos notar la lluvia en ese instante y nos echamos a reír como un par de niños en medio de una travesura.
Caminamos hacia la saliente que brindaba protección y allí estaba Taichi, cruzado de brazos y mirándonos con una sonrisa inmensa.
-Se me estaban empapando y ni les importaba, tortolitos -dijo de buena gana.
-Míranos, estamos hechos un desastre -dijo Sora sonriéndole, sin soltar mi mano.
-Es lo mínimo que espero para los dos esta noche -respondió nuestro mejor amigo.
-¿Hace mucho que terminó esto? -pregunté observando en todas direcciones a nuestro alrededor.
-Sí. Pero la señorita ganadora quería esperarte. Así que Rin se fue con Miyako y los señores Takenouchi también, en el coche de Sora y con el trofeo a cuestas.
-Y una explicación para darles que quedó pendiente -agregó Sora sonriendo.
-Bien -murmuré, sin lograr discernir la intención detrás de aquellas palabras.
-Llevemos a Taichi a su casa, Yamato.
-De acuerdo.
-¿Cómo te fue, rockstar?
-Muy bien. Creo que mañana se hablará bastante de todo esto -dije sacudiendo un poco mi cabello y empapando a nuestro mejor amigo, que se echó hacia atrás maldiciendo con una sonrisa.
-Entonces todo ha ido de maravilla -afirmó Sora feliz. Devolví el gesto y comencé a alejarme, pensando en ir en busca de mi coche, abandonado a su suerte en medio del predio de la sala de convenciones donde se había llevado a cabo el desfile.
-Ya vuelvo. -mencioné. La lluvia comenzaba a aplacarse y ya no me molestaba sentir el agua correr bajo mi camisa. Me sentía muy bien.
Una vez en el interior del vehículo, lo encendí y me acerqué despacio al lugar donde Taichi y Sora me aguardaban. Ella tiritaba levemente, pero su rostro brillaba de felicidad, y para mí eso no tenía comparación.
Fue como ver a la misma chica de años atrás, culpándose y torturándose al límite por no creerse suficiente, por no encontrar su propio valor. Y ahora aquella Sora tan lejana finalmente de desvanecía ante su esperanzador presente, dando lugar a una joven poderosa, consciente de sus dolores y habiendo aprendido de ellos, habiendo transformado toda esa frustración en puro talento y fortaleza. Nada podría haberme hecho sentir mejor por ella.
Los últimos meses habían sido algún tipo de milagro que nos había encontrado con otra madurez, con otro crecimiento y con ganas de dejar ir ese pasado que tanto nos había atormentado.
El futuro, fuera como fuera, ya no era algo que me generara miedo.
Estaba confiado. Lo que fuera a suceder, solo nos haría más fuertes. Podía confiar en que nuestros caminos, unidos o separados, nos llevarían a buen puerto.
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Annavi21: Si! Nuestros tortolitos cada vez más cerca de una separación física, una gran prueba. ¿lo soportarán? xD beso! gracias por tu review!
