.25.

La reunión en casa de Mimi había tenido todo tipo de condimentos. Desde mi feliz reencuentro con todo el grupo hasta el momento en el que Sora y Taichi habían discutido.

No era que me hiciera preocupar demasiado, podía entender que mi mejor amigo hubiera estado sobrepasado por querer cuidarla durante los meses de mi primer gira asiática con la banda, y ella no había hecho más que recluirse en el trabajo y en su carrera universitaria.

Llegamos al departamento de mi padre y la dejé ingresar antes que yo.

Encendimos la luz de la sala y en el sofá nos encontramos a mi padre descansando. Se había quedado dormido ante el televisor, en la mesita que había frente a él se veía una pequeña bandeja con restos de comida.

Afortunadamente no roncaba.

Sora me sonrió sin saber mucho qué hacer.

Me dirigí hacia mi habitación y le indiqué que me siguiera. Allí le pedí que me esperara, me apresuré a tomar una manta y la llevé hacia la sala para arropar a mi padre, que ni siquiera pareció notarlo. Le di un suave empujón para que se tendiera en el sillón, pues lo conocía tan bien que estaba seguro que se quejaría durante horas al otro día por las contracturas que tendría por haberse dormido sentado.

Otra vez en mi habitación le sonreí a Sora y le indiqué que me siguiera, no sin antes alcanzarle un enorme jersey oscuro de los que yo solía usar.

-¿Y este disfraz? -bromeó ella en voz baja mientras reaccionaba reprimiendo una risa ante mi insistencia de que se lo pusiera encima.

-Vamos a la azotea -dije de manera tajante mientras revolvía entre los bolsillos de la maleta que aun no había terminado de desarmar

-¡¿Qué?! -lanzó la exclamación desde las profundidades del jersey mientras se apresuraba a pasar la cabeza por el cuello de la prenda para observarme sorprendida -¿Qué bicho te ha picado?

Me reí viendo su esfuerzo para no parecer tan curiosa a la vez que se arreglaba el cabello desordenado.

-Bueno, en realidad iba a decirte que te quedaras a dormir en casa, pero antes quería darte un regalo especial y no contaba con la presencia de mi padre tan temprano por aquí, así que quiero algo de privacidad para dar rienda suelta a mi cursilería.

Me observó completamente perpleja ante mis palabras.

-¿Acabas de sonrojarte? -preguntó sorprendida.

-¿Yo? Un poco -admití de inmediato mientras hacía un gran esfuerzo por no morirme de la vergüenza.

-Eres increíblemente adorable cuando te pones en plan tímido, ¿Lo sabías? -se acercó con breves pasos y se colgó de mi cuello mientras plantaba un beso en mi mejilla.

Ahora sentí el calor encendiendo mi rostro, aquel era el tipo de espectáculos que detestaba dar, pero Sora, lejos de burlarse con crueldad se limitó a abrazarse a mi cintura y descansar su frente en mi hombro.

-Te eché mucho de menos, Yamato.

Logré salir de mi trance y rodee sus hombros con uno de mis brazos para estrecharla y besar su cabello.

-Yo también. Créeme que yo también -logré murmurar disfrutando de aquel contacto afectuoso.

-Mencionaste algo de un regalo…

Me reí.

-Sí. Vámonos. -tomé su mano con seguridad y la llevé rápidamente a través del pasillo del departamento, desembocando precisamente detrás del sofá en el que yacía mi padre. Me apresuré a abrir la puerta sigilosamente y luego de hacerme a un lado para que Sora pasara, me fui detrás de ella, no sin antes asegurar la puerta principal.

Subimos las escaleras del edificio hasta el final y allí abrí la pequeña puerta que llevaba hacia la azotea.

Salimos al recinto exterior y el viento nos sacudió con intensidad. Encendí la luz que había allí y ante mí pude apreciar los cabellos de Sora revoloteando a su alrededor, aún así, ella parecía inmersa en el cielo despejado y estrellado que se extendía sobre nosotros.

-Nunca hubiera imaginado una vista tan hermosa desde aquí -me dijo sonriendo.

Recorrimos el lugar en silencio, contemplando todo a nuestro alrededor.

La azotea contaba con altísimas barreras de metal para proteger a los inquilinos de accidentes o evitar intentos de suicidio, algo con lo que lamentablemente se había lidiado muchos años atrás. Había una construcción en el centro del lugar en el que se guardaban algunos elementos de limpieza o herramientas. Vi que Sora se acercó a una de las enormes vallas y contempló el panorama embelesada.

Me acerqué con lentitud a ella y me coloqué detrás de su cuerpo, rodeando sus hombros con uno de mis brazos. Ella apoyó la nuca sobre mí, con los ojos cerrados mientras disfrutaba de la brisa refrescante en el rostro.

-Te dije que tenía otro obsequio.

Ella sonrió y permaneció con los párpados cerrados.

-¿Ah sí? ¿Y a qué se debe tantas atenciones?

-En realidad iba a ser un obsequio para nuestro primer aniversario.

Ella abrió los ojos con lentitud y me observó con una bonita media sonrisa desde su cómoda posición, nuestras miradas se encontraron cuando inclinamos nuestras cabezas en dirección al otro.

-¿Ya piensas en nuestro aniversario? -preguntó curiosa.

-En realidad fue mi idea inicial -confesé sonriendo -pero debo decir que esta noche de reencuentros bruscos con los demás me hizo ver lo mal que tú lo pasaste estos meses, y para qué negarlo, también yo te extrañé horrores.

Ella se incorporó con suavidad y se volvió hacia mí, dándole la espalda a la luminosa ciudad para centrar sus ojos castaños en los míos.

-De veras fue duro para los dos -me sonrió.

-Es la primera vez que siento esto por alguien, me refiero a esta intensidad -le dije -nunca me había sentido tan a gusto en una relación, creo que mi concepto de pareja anterior era más bien opresivo, y en parte no quería arriesgarme a hablar contigo sobre mis sentimientos porque no quería arruinar todo entre nosotros.

-Ahora entiendo que quisieras decirme esto sin testigos como Taichi o tu padre -dijo Sora con dulzura, a la vez que extendía la mano hacia mi mejilla -me hace mucho bien escuchar esas palabras, Yamato. También tuve miedo muchas veces de perder nuestra bonita amistad si entraban en juego otros sentimientos.

-Sigo pensando que todo ha sido perfecto -dije.

Nos besamos.

Aquello podría extenderse mucho si nos dejábamos llevar, de modo que me separé brevemente de su abrazo para mirarla a los ojos otra vez.

-No debo decir "feliz aniversario" -extendí un pequeño paquete de color negro hacia sus manos y lo deposité en ellas -considéralo un obsequio por lo que somos hoy y todo lo que hemos crecido juntos hasta el momento.

La vi contemplar el objeto y elevar la vista hacia mí.

-Tonto, que me vas a hacer llorar -sonrió tímidamente ella, sonrojada y con los ojos brillantes.

Me reí en voz baja y aguardé expectante a que tirara de la pequeña cinta que abriría al obsequio. Ella así lo hizo y pronto levantó la pequeña tapa que ocultaba la joya.

Vi sus ojos abiertos como platos por la sorpresa y de inmediato me miró incrédula.

-Yamato… esto es, mucho… ¡Me encanta! -se abalanzó hacia mí y la atrapé en el aire para estrecharnos en un sentido abrazo.

Pasada la conmoción inicial, Sora volvió a situarse ante mí y tomó con sumo cuidado la cadenita plateada que sostenía aquel soberbio dije con forma de una delicada ave de plata, con incontables zafiros incrustados que destellaban un azul intenso.

-Esto es una preciosidad, Yamato. Ni siquiera sé si tendré una ocasión para llevar algo tan hermoso.

Se volvió a abrazarme.

-Esto cuenta como regalo por el aniversario y mi cumpleaños por adelantado, ¿Sabes? -me sonreía completamente hipnotizada -No sé si merezco algo así, debe de haber costado una fortuna.

-Y no es asunto tuyo -le dije riendo, recordando que aquel obsequio lo había comprado con el dinero que obtuve de mi primer show internacional de Knife Of Day. -venga, déjame colocártelo.

Ella se giró dócilmente y se recogió el cabello hacia un lado mientras mis manos rodeaban su cuello para abrochar el colgante.

Se volteó hacia mí cuando terminé y lo contempló fascinada unos instantes antes de mirarme con una sonrisa seductora.

-Y dime, ¿Qué tal me queda?

-Estás preciosa, y sin dudas que ese dije no puede competir con tu propia belleza.

Ella se rio nerviosa.

-Ibas muy en serio cuando dijiste que ibas a sacar a relucir tu lado más cursi.

-Por supuesto -afirmé -aunque espero que pronto puedas lucirlo con algo más acorde, mi jersey parece arruinar todo.

-¿Por qué no bajamos y así me lo quito?

-¿Al dije?

-Tonto -se rio de manera traviesa y se mordió el labio inferior -puedo hacerlo lucir mejor sin nada.

Me sentí escandalizado ante sus palabras provocativas.

-Mi padre está en casa, ¿recuerdas?

-¿Y quien estaba hablando del piso de tu padre? Yo también puedo adelantar mi regalo de aniversario. Vayámonos a un bonito hotel a pasar la noche.

La seguí escaleras abajo, sonriendo tontamente.

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-Entonces volviste con Sora -repitió Hayato de inmediato, como si toda la frase cobrara aun mayor sentido para él.

-Sí -afirmé asintiendo con mi cabeza.

-¿Antes de reunirte con Knife Of Day? -Akane parecía sumamente interesada en aquel detalle.

-Podríamos decir que sí.

-Solo espero que si hay algún nuevo problema entre ustedes, no sea la banda la que salga más perjudicada otra vez -dijo Akira pensativo.

-Eso es muy descortés de tu parte -protestó Hayato mirando con reproche al guitarrista.

-Pero tiene razón -dije seriamente, de inmediato dirigí la mirada hacia Akira -y descuida. Estoy seguro de que he aprendido a manejar mejor mis emociones desde aquel entonces.

-Ya lo creo que sí. De todos modos, deseo que salgan airosos de esta prueba y que sigan juntos, no se me ocurre una mejor candidata para ser tu compañera, Ishida. Eres un tipo complicado -el guitarrista sonrió y curioseó con la mirada hacia la recepción del hotel.

Habíamos llegado hacía un rato a Taipei, la vistosa capital de Taiwán y Jen se encontraba hablando con los productores de nuestro show en aquella ciudad, la primera de la gira, como había sido tantos años atrás en nuestro primer tour por Asia siendo unos mocosos.

Estábamos aguardando en los sillones del hall del hotel para poder hospedarnos allí. Estaríamos tres días en ese sitio antes de partir hacia China continental.

Todo parecía marchar muy bien en principio, sin contratiempos, y Akira no había tenido mejor idea que comenzar a hablar de aquel asunto delicado.

No temía sus opiniones al respecto, sabía que siempre habían apreciado mucho a Sora, pero podía comprender que hubiera reproches hacia mi conducta de tantos años atrás y me parecía adecuado tratar el tema con madurez en algún momento.

Hayato se echó hacia atrás en el sillón en el que se encontraba y emitió un potente bostezo.

-Estoy exhausto, quiero una cama ya mismo -dijo en un tono quejumbroso.

-Yo tengo hambre -mencionó Akira.

-Cuando nos asignen habitaciones podríamos ir en busca de algo -comenté esperanzado, lo cierto era que no había comido nada en el avión por encontrarme dormido en aquel corto vuelo, y mi estómago rugía salvajemente en esos momentos.

-Les tengo las habitaciones asignadas -interrumpió Jen apareciendo en mi campo visual como si se tratara de una maravillosa alucinación mientras contemplaba los papeles y tarjetas magnéticas que llevaba en sus manos -les he asignado habitaciones individuales. Podremos salir a almorzar juntos en media hora y luego tendrán la tarde libre.

-¿Qué hay del día de mañana? -preguntó Akane ignorando un nuevo bostezo de Hayato.

-Mañana… -Jen revisó el itinerario de la gira y leyó en voz alta lo que estaba agendado -a primera hora habrá una entrevista televisiva a la que asistirá Akira, por supuesto pueden ir si así lo prefieren, pero en principio él irá conmigo y en la tarde estará la prueba de sonido, para el show de la noche -levantó la vista luego de repasar en voz alta la agenda grupal, satisfecha.

-De acuerdo -Akane se levantó primero y estiró sus brazos hacia arriba -no sé ustedes, colegas, pero yo muero de ganas de instalarme en la habitación para ir a comer de inmediato.

Nos pusimos de pie imitando su descontracturado ejemplo y tomamos nuestras pertenencias para enfilar hacia los ascensores.

Subí aparte con Akira, ambos estábamos destinados a quedarnos en otro piso.

-¿Una entrevista para ti solo? -pregunté maliciosamente.

-Nadie quiso ir cuando fue propuesta.

-Y creo entender el motivo por el cual la aceptaste de inmediato -agregué rápidamente mientras él sonreía.

-Sacas conclusiones apresuradas, amigo. Te aseguro que no intentaré nada raro.

-No sé que tanto pueda fiarme de ti.

-No digas eso -fingió sentirse herido por mis palabras.

-Apuesto a que si se tratara de Takato, no irías con esas ganas.

-No me malinterpretes. -se encogió de hombros -pero dudo que ella me permita dar un paso en falso, solo accederé a acercarme si lo permite.

-Has madurado, me parece bien -comenté.

Descendimos en el piso que nos correspondía y nos apresuramos a buscar nuestras respectivas habitaciones caminando por los pasillos con los equipajes a cuestas.

-Te veo en media hora en el hall -dije sonriéndole.

Ingresé en la pequeña habitación que me había sido asignada y curiosee el lugar distraídamente.

Busqué entre mis pertenencias el móvil.

Vi una serie de mensajes de mis padres y Takeru y los leí algo apresurado, avisé que había llegado bien y que me ausentaría de las redes durante la tarde para dedicarme a descansar.

Por otro lado encontré varios mensajes de Sora.

Había sido seleccionada entre los alumnos destacados y tendría la posibilidad de participar con algunas prendas en un desfile oficial de la escuela en la que se estaba perfeccionando.

Aquella mujer no hacía más que enorgullecerme.

"Pues no debería sorprenderte estar entre los mejores, quizás realmente seas tan talentosa como siempre dijeron tus profesores y colegas. Por mi parte siento que tú misma acabarás sorprendiéndote de tus logros, y cuando veas tu potencial, nadie podrá contigo."

Para mi sorpresa contestó de inmediato con una fotografía del atelier en el que estaba trabajando.

Se veían maniquíes con prendas en construcción y muchas telas coloridas.

"Me haces ruborizar a miles de kilómetros, ¿Cómo es eso posible?"

"Soy tu novio, debería saber hacerlo bien" contesté con una sonrisa.

"¿Has llegado bien? ¿Cómo te sentó el viaje? ¿Podrás descansar hoy?"

Me gustaba que me acribillara con el tipo de preguntas que amaba contestarle.

"Estamos bien. Y ahora es oficial para ellos nuestra relación. No se lo imaginaban, imagínate las caras que se le quedaron, todos te recuerdan con cariño"

Se tardó en contestar. Sabía que a ella le preocupaba mucho lo que pudieran pensar mis compañeros de banda, podía decirse que mi separación con el grupo años atrás había sido a causa de nuestra ruptura.

"Me tranquiliza saber eso. Créeme. Y diles que les echo de menos, y que espero verlos en alguna ocasión"

"Ya habrá oportunidad. Ahora debo irme, iremos a almorzar por ahí, pero antes te enviaré una muestra del incómodo vuelo que tuve."

Le envié una foto de mi rostro en la que mis ojeras resaltaban particularmente y hacían juego con mi cabello despeinado.

"Pobrecito. Te ves hermoso de todos modos, si pudiera te cubriría de besos. Descansa, y pásatela en grande con ellos. Te quiero."

"Te quiero"

Como respuesta final recibí un autorretrato suyo en el cual se la veía tan cansada como yo.

"Creo que lo que más necesitaríamos en este momento es dormir"

"Una bonita siesta juntos, sin dudas"

Se despidió.

Me sentía más animado. Con mi estómago rugiendo me dediqué a cambiarme los zapatos y salí en dirección al hall del hotel para el tan ansiado almuerzo.

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annavi21: siempre es muy lindo recibir tus reviews, que sepas que son como un regalo! me tardo en actualizar pero continúo escribiendo! beso enorme!!