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Durante unos tres meses nos movilizamos en ese autobús, que resultaba práctico para recorrer distancias cortas, pero que intensificaba significativamente los roces en la convivencia.

La gira europea llegaba a su fin.

De vez en cuando estallaba algún conflicto sobre la limpieza, el orden y la cocina, pero usualmente quienes no estaban involucrados en el problema mediaban para hallar una solución.

Igualmente aquello nos desgastaba.

La idea de hacer alguna pausa durante la gira comenzó a tomar fuerza.

Cada uno sentía que se deterioraban las relaciones entre los integrantes, todos sentíamos cierta susceptibilidad en el ambiente que era excesiva.

No nos había ocurrido jamás en los años previos como banda.

Jen tomó la determinación de plantear una pausa a la discográfica y estudiar la posibilidad de volver a agendar para más adelante los shows que aún no estaban hechos.

Me sentía exhausto.

No estaba acostumbrado al ritmo vertiginoso con el que nos movíamos, aunque disfrutaba de cada show, mi cuerpo ya no era el mismo, y la tolerancia a la frustración estaba demasiado baja como para resistir otra discusión fuerte.

Finalmente se anunció la cancelación de los shows previstos para Norteamérica y Latinoamérica.

Amaba mi trabajo, y volver a hacer un tour con mis queridos compañeros de banda había sido increíble.

Ahora mismo, otras eran mis prioridades.

Quería ir a casa, tener el tiempo para ver crecer a mis sobrinos.

Dejamos el tour cerca del comienzo del verano, con la tranquilidad de haber cumplido con más de la mitad de las fechas programadas.

Deberíamos completarlo en algún momento más adelante.

Me encontré llegando a Japón durante el verano, cercano a las vacaciones.

Para compensar el cambio de planes, me comprometí a lanzar mi disco solista, que ya había grabado tantos meses atrás.

Toda mi familia y entorno apoyaron con gusto la decisión.

Me sentía a gusto de poder manejar los tiempos a mi antojo.

Y por supuesto, aquello me permitiría visitar a Sora.

Afortunadamente solo restarían cinco meses de gira más adelante, y podríamos fraccionarla en períodos mas cortos.

Finalmente conocí a los pequeños mellizos de Takeru, quienes ya eran bebés de cerca de cinco meses de edad.

Katsu y Raiden.

Cada uno tenía rasgos similares a sus respectivos padrinos.

Raiden era un pequeño de cabello muy rubio -me recordaba al Takeru siendo bebé – y aparentaba que sus ojos podrían volverse celestes como los de su padre. Tenía carácter tranquilo y era el que menos se quejaba.

Katsu era una copia muy exacta de su tío Taichi.

Los ojos eran verdes - como al resto de los bebés, llevaría un tiempo para que quedaran con el color definitivo - Su cabello era castaño, igual que el de su madre, y si bien era un poco más pequeño que su mellizo, me explicaron que esto se debía a que recién comenzaba a ganar más peso luego de su internación. Parecía ser más intrépido que su hermano, más curioso y más alborotado.

-También es el que no nos deja dormir -dijo Hikari con una dulce sonrisa y sus ojeras visibles – pero para mí es un alivio, los primeros días casi no reaccionaba. Sus controles han ido mejorando y gana peso.

-Un Yagami en toda regla -agregó Taichi riendo mientras Akihiro se revolvía sobre sus piernas.

Habíamos ido con mi madre a visitar a mi hermano y su familia y Taichi y Rin nos habían acompañado gustosos.

Los pequeños se observaban entre sí, Aki era dos meses mayor que los mellizos y eso se evidenciaba en su gran tamaño, ya había cumplido los siete meses y prestaba atención a otros estímulos.

Sus rasgos eran muy similares a los de Taichi, ojos castaños y cabello del mismo color que comenzaba a crecer con rebeldía.

-¿Quieres sostenerlos, Yamato? -Takeru estaba encantado de tenerme allí con sus pequeños, aunque habíamos estado en estrecho contacto desde el nacimiento de los pequeños y durante la enfermedad de Katsu, el hecho de tenerme presente de manera física hacía que el momento tuviera otro significado.

Gustoso tomé en mis brazos al pequeño Raiden, que me observó con la vista fija y aferró uno de mis dedos con fuerza mientras yo le hablaba. Tardó unos minutos en procesar que ya no estaba en brazos de sus padres y finalmente me obsequió una sonrisa.

-Oh, se los ve tan bonitos -mi madre estaba babeando con la escena, encantada de presenciarla -déjame enviarle una foto a Hiroaki.

Sonreí a la cámara.

Luego llegó el turno de sostener a Katsu, quien era más liviano y más inquieto que su mellizo.

-Definitivamente son un encanto -mi madre tomó otra instantánea del momento, muy conmovida.

-Ahora una con Aki, que sino se pondrá celoso -dijo Taichi burlonamente.

-Ya me tomas el pelo -me quejé -pero lo haré gustoso.

Taichi tomó una fotografía.

-Que bueno que seas tan fotogénico, Yamato, hace que con una solo foto ya quede un lindo recuerdo. -se volvió hacia mi madre - Natsuko, ¿Podrías enviarme las fotos de él y los mellizos a mí? Son para una amiga…

Nos echamos a reír.

-¿Cómo está Sora? – preguntó Hikari -me dijo que pudieron encontrarse en los días que visitaste Roma con la banda.

-La vi muy bien, y además ahora está particularmente feliz, porque vendrá en las vacaciones de verano a conocer a su ahijado y sus sobrinos.

-¿Sobrinos? -dijo Taichi sonriendo burlonamente – Me gusta que ya sea oficial.

Me reí.

-Se han vuelto a comprometer, ¿es así? La implicada me lo informó hace unos días -dijo él con una sonrisa enigmática.

-¿Es en serio? -Takeru estaba gratamemte sorprendido - ¿Y cómo es que no sabía nada?

-Es que no se lo he dicho a nadie.

-Y entiendo tus razones -dijo Hikari con indulgencia -tampoco es que tengamos que saberlo todo o meternos en sus asuntos.

Takeru se rio nerviosamente y Taichi no se dio por aludido.

Les agradecí con una sonrisa cuando reaccionaron a esas noticias y se acercaron a darme el enhorabuena.

Estuvimos toda la tarde allí hasta que comenzó a oscurecer.

Volvimos en el coche de Natsuko, quien iba tarareando la melodía que sonaba en la radio. La notaba algo rara, no sabría como explicarlo, quizás por el hecho de que era mi madre y la conocía bastante bien.

-Madre.

-¿Mmm? -no desvió la vista del camino, simplemente me escuchaba.

-¿Estás molesta por algo relativo a mi relación con Sora?

Pareció impasible, sin embargo vi que llevaba ambas manos al volante y afirmaba sus dedos alrededor de la circunferencia de cuero que envolvía la dirección del coche.

-¿De dónde sacas esa idea, Matt?

-No hiciste ni un solo comentario cuando Taichi mencionó el compromiso, ni siquiera me has dado el enhorabuena de cortesía -dije con calma -no es que sienta que es injusto, puedo entender razones, pero simplemente llama mi atención.

Natsuko ni siquiera parpadeó, hizo una mueca de incomodidad y se limitó a aparcar el coche a un lado de la calle poco transitada por la que avanzábamos.

Hizo una breve pausa para dirigir su rostro hacia mí, sincerándose.

-Mira, yo no tengo ningún problema con Sora.

-¿Ah no? Permíteme sentir que al menos hay algo correcto en lo que percibo.

La escuché suspirar.

-Sé que el amor entre los dos resurgió, y no puedo decir que no me haga sumamente feliz haberte visto recuperar tu brillo, también el de ella, es evidente que se hacen un bien estando juntos. Y no tengo derecho a opinar, y tampoco tengo la obligación de explicarte nada.

-Si pudiera guiarme estrictamente por tus palabras, al menos podrías fingir mejor. Pero es algo que no puedo obviar. Me casaré con Sora, y quiero que puedas estar tranquila con mi decisión, que confíes en mí.

-Yo solo recuerdo lo mal que estuviste luego de esa ruptura, y tiemblo ante la sola posibilidad de que se repita.

-Es un riesgo que ambos asumimos.

-Y como madre debo respetarlo. -ella desvió la vista hacia adelante y bajó el volumen - Hiroaki me dijo muchas veces que no debo meterme en tu vida como siempre me entrometí en la de Takeru.

-Sé que te preocupas, y es algo razonable, pero ni siquiera te has acercado a hablar con ella, no han tenido la oportunidad de conversar luego de esos cinco años, y ella es una persona completamente distinta.

-Me disculpo si es que te hice sentir mal, ignórame, no es mi problema.

-Acepto que quieras cuidarme y te lo agradezco, durante muchos años siendo niño sentí que no te importaba, así que esto me recuerda que siempre querrás lo mejor para todos.

-Te he visto muy feliz los últimos meses, Matt. Y quiero que sigas así. Lamento no haber podido expresarme mejor.

-No tenemos nada que lamentar ahora.

Mi madre asintió y sonrió.

-Hacía años que no te veía tan emocionado, así que, ¡Enhorabuena! Estaré atenta al regreso de Sora para hablar con ella y darnos esa oportunidad de un reencuentro.

Aquello me gustó más.

Nos dirigimos al piso de mi padre para cenar allí, más adelante, iría al piso de Sora con el Señor Jin, para aguardar su regreso.

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Comenzaba agosto.

Mi disco solista estaba próximo a salir y haría una serie de shows en Tokio y ciudades cercanas para presentarlo.

Debía reunirme con la discográfica para terminar de definir los detalles y la fechas, con Jen como intermediaria, que a su vez comenzaba a cumplir con compromisos de su propia banda de metal extremo.

Por esa razón la corporación me ofreció trabajar con una agente de prensa que seguiría las órdenes de mi experimentada representante.

Llegué a la reunión a la hora indicada acompañado de Jen, y grande fue mi sorpresa al ver entre los directivos a Liv, la joven que nos había maquillado para la sesión de fotos de la banda.

Aparentemente ella era sobrina de uno de los principales accionistas de la discográfica. Sería quien se haría cargo de promocionar los shows, manejar el arte conceptual de la pequeña gira y mi imagen, mientras Jen se dedicaría al trato directo con los productores y mi agenda.

Los análisis previos indicaban que la táctica de regresar a Knife Of Day previo a mi nuevo lanzamiento solista había dado los mejores resultados y las campañas de expectativas parecían ser favorables. Los tickets anticipados se agotaban con rapidez.

Eso significaba que mi carrera estaba dando un buen salto.

Me gustaba que el equipo se ampliara, en parte para apoyar las tareas de Jen, que comenzaba a repartirse entre sus trabajos y su banda y porque significaba que mi nombre resonaba con más fuerza en la industria. Lo agradecía mucho.

Liv estaba emocionada, así me lo hizo saber cuando se acercó a saludarnos una vez finalizada la reunión.

Apenas la recordaba.

El cabello largo y rubio y los ojos oscuros de mirada intensa.

Recordé brevemente las palabras de Akira, quien me había confesado haberla alentado a que me invitara a salir cuando él aun no sabía que yo estaba con Sora.

Me reí internamente. No creía que ella se atreviera avanzar.

Y qué equivocado estaba.

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Natesgo: Gracias también por este bonito review, hacía tanto que no actualizaba la historia -porque sinceramente tenía muy pensado el final pero me faltaba organizar todos los sucesos del medio - y pocas veces me había pasado de planificar una trama hacia una dirección y que los personajes tomen vida y de pronto el esbozo final deba ser cambiado porque no es coherente con la forma que tomaron las personalidades. Ha sido un desafío, así que agradezco que hayas sido tan paciente de esperar una actualización, ya había perdido la esperanza de algún review y eso me tenía un poco triste. Un saludo para ti, y gracias otra vez