31.
Aquél último show cerca de finalizar el mes de agosto estuvo cargado por todo tipo de sensaciones para mí.
Luego de pasarme toda la tarde encerrado en mi habitación, salí en compañía de Akira hacia la puerta principal del hotel en el que me hospedaba, donde nos aguardaba una camioneta que nos llevaría al auditorio donde cerraría mi gira japonesa.
La misma entrada que había atravesado aquella madrugada cuando salí a hacer ejercicio, estaba ahora abarrotada de gente. Salí rodeado de mi equipo, Jen y Akira a cada lado, y el resto de los músicos cercanos a mí.
Agradecí que Liv no estuviera ahí, no quería tenerla ante mi vista.
Llegamos al auditorio, el equipo de técnicos ya había estado armando parte de la escenografía con dificultad y se disponía a colocar los equipos. Todos guardaron silencio cuando pasé entre ellos, subiendo al escenario y observando las miles de butacas que allí había.
Estuve unos minutos en completo silencio, abrumado por tantos sucesos en un mismo día.
Cuando le pregunté a Akira si sabía algo del manejo de la prensa, él me respondió con la simple verdad, él me conocía lo suficiente como para entender que yo necesitaba la información sin anestesia, sin dosificar.
-Hay un gran revuelo, sin dudas.
-Espero que al menos todo el morbo alrededor de esta mierda me haga vender más entradas. -mencioné con amargura, me giré para mirar a mi amigo de tantos años y sonreírle de medio lado.
Akira apoyó una mano en mi hombro y esbozó una sonrisa.
-Has agotado las localidades para esta noche.
-¿Es cierto? – me sentí un poco más animado.
-Y pensar que hace años, cuando recién comenzábamos en Knife Of Day, intentaron echar abajo todo nuestro trabajo antes de que se publicara la música, ¿Recuerdas?
-¿Cómo olvidar a Fuji? -sentí un pinchazo de nostalgia y amargura.
Había sido un ataque directo, queriendo desmoralizarnos después de tantos esfuerzos.
Akira sonrió y se cruzó de brazos, mirando hacia el auditorio completo.
-Si no pudieron con un chiquillo de dieciséis años que aún luchaba con su depresión, ¿Crees que podrán tumbar a un hombre que no ha hecho más que superarse a sí mismo disco tras disco?
-Ahora es cuando veo tu espíritu de líder innato – dije sonriendo sinceramente – no sé qué hubiera sido de ese chiquillo inseguro sin un amigo y colega como tú. Siempre me motivaste a seguir superándome, incluso cuando dejé la banda hace años, lamenté tanto haberte decepcionado.
-Nunca me decepcionaste, Yamato. No has hecho más que enorgullecerme.
Sentí sus palmaditas en mi hombro. Le escuché alejarse y no pude decirle nada, porque en ese momento me sentía el tipo más afortunado del mundo. Se me hizo un nudo en la garganta y contuve la emoción. Porque teniendo a personas así a mi lado, ninguna oscuridad iba a lograr asfixiarme.
Recordé a Fuji, un chico tan arruinado por sus ambiciones y excesos, por no poder cumplir con los roles que le imponía su nefasta familia.
Fue la primera vez que pude verlo con esos ojos.
En mis lejanos recuerdos, él siempre fue un tipo duro si escrúpulos, pero ahora logré ver a un chiquillo, tan indefenso y vulnerable como yo, con la mala suerte de haber crecido en una familia donde el valor de las personas se apreciaba por su éxito y ganancias. Si recurrió en su momento a ese ataque, fue por lo inseguro que se sentía respecto a que Akira y yo nos atreviéramos a desafiarles y a crecer aunque nos hubieran llenado de obstáculos.
Este asunto con Liv, no era más que el mismo drama repetido de nuevo, a mayor escala.
Deseaba de todo corazón poder sobreponerme a eso y poder reírme más delante de este ridículo asunto. No tenía idea de lo que había impulsado a esa chica a querer perjudicarme así, pero lo descubriría, me sentía aliviado de no haberla visto en todo el día.
Jen dijo que se encargaría del asunto.
Pensar en mi representante me hizo salir de mis profundas reflexiones y girarme para observar el escenario.
Contemplé la disposición de los equipos y la escenografía que aún estaban intentando colocar allí.
Me acerqué al encargado del escenario.
-Hiro.
-Ishida -se inclinó respetuosamente.
-Les veo luchar con la escenografía desde que llegué. ¿Podría hacer el show de esta noche sin ella? Quiero un escenario limpio y desnudo.
El hombre se sorprendió, vi que se debatía entre seguir mis indicaciones y actuar como le indicaba el protocolo.
-Yo, no puedo hacer eso. Es mi responsabilidad.
-Pues que esta recaiga en mí. Por favor, quiten esa escenografía, ya sabemos que la causante de todo el problema de hoy es quien trabajó y diseñó eso, así que necesito que hoy el show sea diferente. Si alguien te dice algo, envíalo a hablar conmigo o con Jen. Y sino, tienes a todos estos amables técnicos como testigos. Por favor.
El hombre se inclinó y asintió.
-Como usted indique.
-Muchas gracias, Hiro.
Me dirigí a la zona de los camerinos en silencio, y al ingresar vi a mis músicos comiendo y bromeando entre ellos, en un ambiente completamente ameno.
Hicieron silencio cuando llegué.
-Continúen con lo suyo, colegas, hoy más que nunca necesitamos el poder de las risas.
Ellos tímidamente retomaron sus conversaciones y bromas y pronto me sentí uno más.
Akira estaba ubicado en un sillón con una latita de cerveza y brindó desde la distancia conmigo.
Le sonreí y comencé a comer algo, ya que apenas había probado bocado desde la mañana.
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Consulté mi celular. Lo encendí y poco después de que actualizara los mensajes, vi decenas de llamadas perdidas desde números desconocidos. En cuanto pude, activé el modo avión para no recibir llamadas.
No había noticias de Sora.
Eso no me tranquilizaba. Aunque sabía que Taichi estaría con ella, era muy raro no haber recibido respuesta alguna.
Y los mensajes figuraban como leídos.
Era extraño que no contestara.
Bueno, quizás estuviera molesta, en su lugar lo estaría también.
Había sido un año lleno de altibajos.
Algo deprimido suspiré, sintiéndome inmensamente solo.
Entonces escuché la discusión que llegó a mis oídos desde el pasillo del auditorio que conectaba al escenario con la zona de los camerinos.
-Fuiste muy lejos, no tienes permitido pasar por aquí. -la voz de Jen resonó en la estancia donde estábamos los músicos. Y de inmediato, la tímida voz de Liv, que logró que se me revolviera el estómago.
-Pero necesito hablar con él. Yo no fui quien filtró las fotos.
-No me digas - Jen sonó irónica, estaba furiosa – Deja ya de mentir, tengo informantes que me indicaron que fuiste tú quien hizo llegar la información ¿Y qué es lo que tanto necesitas hablar? Lo que tengas para decirle, me lo puedes hacer saber a mí, que soy su representante. Él no quiere verte.
-Jen -la voz de Liv dejó de parecer afectada y cambió a un tono más serio – De mujer a mujer, ¿No podrías hacer que él venga? Quiero hablar con él para explicarle.
Me levanté, sintiéndome profundamente avergonzado por el escándalo.
Caminé molesto hacia la puerta y Akira me aferró el hombro con fuerza, cuestionándome con la mirada sobre mi accionar.
-Debo hacerlo -dije en voz baja.
Me dejó ir, no sin antes bufar dejándome ver su fastidio por obedecerme.
-¿Qué quieres, Liv? – aparecí detrás de Jen, quien se volteó con brusquedad y sorpresa.
-¿Yamato? ¿Por qué? – susurró la joven hacia mí, visiblemente molesta con la situación.
-Lo que sea que quieras decirme, dímelo aquí, con mi representante de testigo, que no confío en tus excusas. – ignoré a Jen y le dije con frialdad a Liv, sentí que la fulminaba con la mirada.
La chica solo hizo una reverencia.
-Perdóname Yamato. Solo perdí el control, mi última revisión médica dejó en evidencia lo peor y…
-Lo que hiciste fue muy grave -la interrumpí muy enojado - no solo inventaste varias mentiras, sino que filtraste información de mi vida privada, exponiendo a mi prometida ante cualquier fanático obsesivo y enfermo como tú.
Pese a la gravedad de la situación, ella no parecía realmente arrepentida. Más bien estaba preocupada por el hecho de que yo no la escuchara.
-Esto tendrá consecuencias legales para ti. – seguí hablando por encima de sus torpes balbuceos - Y laborales. Estás despedida de la gira. No vuelvas a acercarte a mí ni a mi equipo.
-¡¡Estaba desesperada, Yamato, no seas imbécil!! – me gritó, transformándose ante mí en otra persona mucho más agresiva y desesperada - ¡¡Porque estoy muriendo!! Y todo es tu culpa, me dejé llevar por las señales que me diste…
-¡¿De qué señales hablas, idiota?! – exploté de inmediato, realmente molesto.
-¡¡Te preocupabas por mí y eras demasiado atento!!
-¡¿Dé qué hablas?! ¡¿Estás loca?! – mi desprecio salió con fuerza entre esas palabras.
-¡¿Pero es que no recuerdas el día en que anunciaron el regreso de Knife Of Day?! – ella se quebró, fuera de sí, gritando y dejando atrás todo rastro de cordura - ¡¡Ese día me dieron la noticia de que estaba muriendo de cáncer!! - la chica se quiso acercar a mí, intentando pasar junto a Jen, quien la detuvo con brusquedad. Pese a esto, Liv continuaba mirándome con ojos llorosos y en un estado completamente ausente a nuestro entorno - ¡¡Tú me viste llorando y me diste ánimos!! Me sentí conmovida por tu cariño…
-¡¿Cariño?! ¡Solo fui amable! Nunca fue una señal. Y has malinterpretado todo. ¡¿Sabes que tu estúpida fantasía está arruinando mi vida?! ¡¿Sabías todo el dolor que puede causar tu mentira?!
-¡¡Claro que lo sabía!! -gritó fuera de sí - ¡¡Todos sabían que tu novia no puede darte hijos!! ¡¡Es un desperdicio que estés con alguien como ella!! ¡Es una pena que no sea la mujer que te mereces!
Fue demasiado. Hice un enorme esfuerzo por contenerme.
Pero la bofetada resonó por todo el pasillo.
Confundido, tuve que abrir y cerrar varias veces los ojos porque no podía creer la imagen que tenía ante mí.
Jen estaba entre yo y Liv, quien estaba encogida en el suelo, frotando su mejilla y lagrimeando.
Mi representante estaba furiosa, y tardé en percatarme que quien había actuado no era ella, sino Sora.
Nunca la vi aparecer, pero de pronto estaba en el pasillo, enfrentada a Liv, temblando y pálida, con una expresión completamente desencajada de ira.
Habiendo escuchado esas palabras tan hirientes de la chica, se había abalanzado sobre ella, mientras Jen había actuado con rapidez, interponiéndose entre Liv y yo.
-Levántate, pedazo de idiota – la frialdad en la voz de mi hermosa Sora me hizo dudar de que se tratara realmente de ella.
Liv la observó sorprendida, aún sin creerse todo lo que había sucedido.
Taichi estaba detrás de mi prometida, también asombrado y sin dar crédito a la soberana bofetada que Sora le había propinado a la rubia. Me miró tan impresionado y asustado como yo.
-No vuelvas a decir una estupidez como la de antes, no tienes idea de todo lo que vivimos estos años – le dijo con seriedad, aún pálida como un expectro – Y definitivamente, ninguno de tus delirios de cuentos de hadas tiene sentido, deja ya de fantasear y utiliza tus fuerzas para recuperarte de la enfermedad que tienes. Ningún dolor, por muy profundo que sea, puede justificar un accionar tan irresponsable y malintencionado de tu parte.
- Estoy muriendo – balbuceó Liv, se tambaleó mientras se levantaba y se dirigió a Sora, llena de dolor por las duras palabras de aquella.
La diseñadora se echó hacia atrás, asqueada.
-Pues otras deberían haber sido tus prioridades – sus palabras fueron duras y carentes de emoción, parecía completamente ajena al sufrimiento de Liv. Por primera vez en todo este tiempo, Sora estaba hablando de su pasado abiertamente, exponiendo su dolor y defendiendo con orgullo todo lo que había logrado, no iba a permitir que nadie se interpusiera entre su estabilidad y ella, sin dejarse manipular o intimidar por palabras que apelaran a su empatía - deberías enfocarte en estar bien acompañada, y dejar todo en orden. Aunque respeto tu dolor y lo lamento, esa no es excusa para el daño que quisiste hacerle a Yamato – hizo una breve pausa - Ahora retírate, por favor. Y busca verdadero apoyo.
Liv nos miró a todos avergonzada.
-Lamento mucho los problemas que causé – se inclinó con respeto hacia todos los que estábamos allí y se retiró con rapidez.
Se alejó por el pasillo a paso veloz, siendo seguida de cerca por Jen, quien quería cerciorarse de que la chica se marchara.
Pero yo solo tenía ojos para Sora, quien se había girado en dirección a la chica que se alejaba. El gesto de sus hombros me hizo percibir un suspiro que no llegó a mis oídos. Se volvió con lentitud hacia mí para mirarme y sonreírme.
-Me desconozco – dijo cuando estuve a su lado - pero creo que no perdí mi toque -observó su mano y bajó la mirada muy avergonzada -lo siento. Lamento mucho haber respondido así.
La abracé con fuerzas, atrayendo su cuerpo aun tembloroso hacia el mío.
Estaba muy agradecido de su reacción y las palabras que había utilizado para persuadir a Liv. La besé con suavidad en la frente, no quería hacer escenas románticas luego de todo el escándalo ante mi equipo.
-No sabía que ya venías a Japón. -le susurré al oído, a lo lejos vi a Taichi sonreírme y hacerme una señal indicando que se iría hacia la zona del escenario para no molestarnos.
-En realidad lo habíamos planificado hace meses con Taichi. Quería estar para la última fecha de tu gira, escuchar en vivo el disco que grababas cuando nos estábamos reencontrando. – sus brazos rodearon mi cintura y suspiró otra vez, ahora de manera temblorosa, su agitado corazón evidenciaba el nerviosismo que aun sentía. - Y gracias a esta ridícula muchachita apenas pude conocer a Akihiro porque Rin nos trajo de inmediato al auditorio desde el aeropuerto.
-Te prometo que pasaremos todos los días de las vacaciones con nuestro ahijado si así lo quieres. Gracias por venir a rescatarme.
-Fue hermoso defender nuestro honor, Yamato.
-Te amo. – la estreché con fuerza.
Ese era mi hogar. Con ella.
Ahora todo parecía volver a su rumbo. Nos quedamos unos cuantos minutos así, en medio del pasillo.
Jen apareció y no dijo nada, pasó por nuestro lado en silencio, dándonos un tiempo juntos que tanto habíamos añorado.
Al cabo de unos minutos, ella se separó de mí y me observó sonriente.
-Te amo. Espero que tu show sea tan maravilloso como seguro lo fue la gira. – me hizo una rápida mueca de desagrado - Sin contar este detalle de tu fan loca, creo que es una experiencia que aún no habías tenido que soportar.
-Ya me he quedado más tranquilo, tengo una prometida maravillosa que podría dedicarse a ser mi guardaespaldas.
-Sabes que es cierto. -bromeó ella.
-Sí, lo digo muy en serio. Hasta yo mismo te tuve miedo. – agregué riendo.
Ella lanzó una carcajada, luego volvió a acercarse a mí para aferrarse a mi cuello y besarme de manera bastante elocuente.
-Pues esta noche se te quitará todo ese miedo. Te amo – dijo al separarse de mí. Se marchó por el pasillo rápidamente.
El show.
Casi lo había olvidado.
Me sentí afortunado. Vi su elegante silueta alejándose y sonreí como hipnotizado.
Hora de hacer el último de la gira.
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