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"El futuro ciertamente es un misterio, nunca sabremos que nos espera el día de mañana. Solo podemos saber qué es lo que haremos ahora y seguir adelante sin titubear ante el temor de intentarlo."

Neil.

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Entre unas penumbras frías y tenebrosas, donde la luz carecía de su resplandor, se podía observar lo que se podía decir que era una batalla de titanes. En aquel oscuro y siniestro sitio, un imponente Charizard de alas envueltas en flameantes llamas de fuego que iluminaban un poco dicho lugar hacia su presencia soltando un gran y fuerte rugido de guerra.

Una gran considerable cantidad de llamas tan ardientes como el fuego salvaje sobresalían de los lados de la boca y cola del gran reptil alado, ciertamente el pokemon mostraba una gran diferencia ante los de su especie teniendo un piel más oscura con leves tonos verdes, cuernos sobresaliendo de su cuerpos por ciertas zonas e inclusive el color de sus llamas eran de un tono azul profundo. En pocas palabras parecía que dicho pokemon había evolucionado otra vez.

Mientras que en el otro lado de aquel siniestro sitio, una extraña figura humanoide rodeada de una cierta energía grisácea levitaba a varios metros del suelo, de este ser no se podía decir mucho debido a que para la perspectiva del entrenador este solo podía contemplar la silueta de aquel ser, que con solo estar cerca de él podía sentir una fuerte presión en todo su cuerpo.

Simplemente el entrenador sabía que la mirada llena de furia y odio de aquellos ojos estaba fijada en él desde el primer momento que había llegado al fin a ese lugar. Al ver que no había más alternativa alguna para salir de ese lugar que pelear, el entrenador ya decidido mando al Charizard a atacarlo.

— Garra Aérea x5. – Grito con decisión el entrenador.

Acatando la orden de quien se podía suponer era su entrenador, se vio como el Charizard empezó a volar hasta dar media vuelta en el para luego caer en picada rodeado de sus llamas azules. Como si fuera un cometa azul y brillando unas de sus garras de una espectral de color verde esmeralda el Charizard se dirigió en picada apara acabar de una vez con aquel imponente ser.

Era sorprendente ver todo ese poder ya que no era nada normal ese ataque, sin embargo el resultado de aquel gran ataque en picada no fue lo que el entrenador esperaba. Esto era debido porque justamente a centímetros del humanoide, lo había parado con un ataque psíquico dejándolo inmóvil en el aire. El humanoide lo había detenido con el simple movimiento de uno de sus dedos que tocaba la frente del charizard de tonos verdes, como con tanta facilidad había detenido aquel poderoso golpe hizo tanto al entrenador como al pokemon sentir un escalofrío por su espalda.

Esto ya era malo porque estaba expuesto a cualquier ataque y estando tan cerca, era muy obvio que acertaría pudiendo dejar al gran reptil muy mal herido, o incluso pudiendo llegar al borde de la muerte. Si la cosa iba mal pues iba a ponerse peor, el chico vio como el humanoide, con su otra mano cargaba en ella un poderoso rayo de luz de los colores inversos al arcoíris. El entrenador reconoció rápidamente aquel destacable luz como el movimiento más fue de distancia del tipo normal, ese humanoide cargaba un poderoso Hiperrayo y al paso que iba incrementando más y más aquel oscuro destello de luz que consumía poco a poco las llamas ardientes del Charizard, podía deducir fácilmente que dicho ataque de tipo normal podría ser incluso diez veces más poderoso que el devastador ataque, o incluso pudiéndose ser mucho más. Era obvio que planeaba dicho ser con ese ataque a tan poca distancia, atacaría con el deseo de borrar de este mundo al ser alado.

Cuando el Hiperrayo ya completamente cargado, dicho ser humanoide fijo una vez su vista en el entrenador que con miedo ya intuía que era lo que planeaba, la mira de ese potente movimiento no era para el Charizard, sino para el chico y solo había aprovechado el momento para quitar del camino al fastidioso reptil alado y poder acabar fácilmente con el entrenador. Al ver esto el Charizard usaba toda su fuerza para tratar de liberarse de aquel control momentáneo del humanoide que le impedía moverse, pero era imposible para el combatir contra aquella inmensa energía, o por lo menos no podía hacerlo solo, no sin su entrenador. Aun con todo en contra, el testarudo Charizard utilizo toda su fuerza para contrarrestar la mitad de la barrera que lo apresaba para así abrir una pequeña brecha aunque fuera por unos segundos para escapar. Al haberlo logrado y utilizando sus alas como propulsión extra voló poniéndose en frente del entrenador interponiéndose entre el chico y el devastador ataque de luz. Fue muy tarde para el entrenador reaccionar ante todo y solo pudo escuchar y sentir como el cuerpo del gran lagarto alado recibía de lleno aquel ataque, solo el grito desgarrador de su compañero se pudo escuchar a lo que dicha luz tenia contacto con su gruesa piel.

El Charizard había logrado su cometido, había salvado a su entrenador por muy poco. Recibió el golpe devastador, pero la potencia fue tanta que movió todo su cuerpo junto con el de su entrenador lanzándolos a un par de metros de donde estaban y rodando un poco por el frio suelo del tétrico lugar. Los daños que había recibido el entrenador eran mínimos y con un par de horas de descanso se podía recuperar completamente, pero el Charizard era un caso completamente diferente. A un par de metros más lejos se encontraba el cuerpo de la gran salamandra por lo que el entrenador fue directo a verlo aun con tener un dolor en sus piernas donde recibió más daño.

Temblando con un horrible pensamiento en su cabeza, el entrenador se acercaba al tieso cuerpo de la gran salamandra rezando porque el daño en su compañero no fuera tan grave aun sabiendo que era casi imposible sobrevivir a dicho ataque, al final el leve movimiento del cuerpo del Charizard le dio esperanza al entrenador al ver que este aún se encontraba con vida y respiraba con mucha dificultad, pero claro que eso fue antes de ver la cruda realidad.

Con deseos de vomitar y estando en una clase shock paralizante, el entrenador pudo observar el estado en que se encontraba su compañero y estaba casi completamente destrozado en su lado derecho. Todo su cuerpo parecía haber sido quemado y parecía tener la mayor parte de sus órganos destrozados por la fuerza de aquel Hiperrayo e inclusive dos de los cuernos del Charizard se habían partido y su rostro estaba un tanto deforme sin ellos, pero eso no fue la peor parte de todo.

El lado derecho de su pecho había sido completamente perforado pudiendo ver como el pokemon se desangraba en el suelo y un charco de sangre se empezaba a esparcirse a su alrededor. El entrenador aun en shock sintió una extraña sensación de un líquido escurrirse por su mano derecha, temblando y muy lentamente vio su mano notando con dolor el que aquel liquido era la sangre del Charizard, la sangre de su compañero estaba en sus manos.

Soltando un grito de horror a los cuatros vientos cardinales, el entrenador perdía el control al ver aquel liquido rojo seguir saliendo del cuerpo de la salamandra y ya no pudiendo aguantar más las lágrimas, lleno de desesperación intento con todo ayudar a su compañero para parar el sangrado, pero todos sus esfuerzos fueron en vano. Usando su chaqueta, el entrenador trataba de tapar la herida y evitar que muriera desangrado mientras que le decía al aun consciente pokemon.

Todo, todo estará bien, amigo. Resiste…— Decía sollozo el entrenador mientras intentaba aguantar las lágrimas y mostrarle la sonrisa que llenaba de confianza a sus pokemon incluso en los momentos horribles para hacer que este siguiera peleando por su vida. — Todo estará… —

El entrenador no pudo reaccionar al ver como su charizard intentaba levantarse en vano, este apenas podía medio abrir su ojo izquierdo mientras que una lagrima empezaba a brotar, ya las palabras sobraban al ver aquel ojo cristalino soltar una lagrima al ver como detrás de su entrenador podía observar al humanoide flotando a varios metros lejos, aun estando lastimado quería proteger a su entrenador. Lo peor de todo para el entrenador era ver como el Charizard intentaba abrir sus alas para así poder levantarse y seguir peleando, pero era imposible que pasara esto ya que el ala derecha de la salamandra alada había sido completamente evaporada por el ataque y su ala izquierda había quedado destrozada imposible que esta por si misma pudiera levantar el cuerpo del dragón.

Las grandes alas del pokemon, las cuales representaban la única luz y esperanza en aquel lugar, habían sido destrozadas. Y la flama de su cola empezaba a extinguirse a lo que el entrenador desesperado le rogaba a su pokemon que se quedara con él, pero fue inútil. La última mirada del gran e imponente Charizard, llena de dolor y tristeza, hablaba por el lagarto por completo y mientras una última lágrima caía al suelo el entrenador entendió las últimas palabras de su compañero.

— "Lo… Siento… No… lo cumplí…"

Así el Charizard por fin termino por cerrar su ojos… y el chico callo en llanto sin poder hacer nada para salvarlo, solo ver con el corazón destrozado como sus llamas se iban apagando igual que la de su cola, el dolor de perder a su pokemon no lo dejaba tranquilo ya que se repetía así mismo en su cabeza las mismas palabras:

— ¡¿Por qué no fui yo?! – Grito el entrenador con lágrimas en sus ojos a lo que golpeó con su puño derecho en el suelo, una y otra y otra vez solo pudiendo escuchar el sonido del chapoteo de la sangre en el suelo. Con tanta fuerza y continuando con su ataque de ira el entrenador se rompió su nudillo y el color oscuro de su sangre negra se empezó a mezclar con el rojo de su pokemon. Ahí su última esperanza se extinguió junto a la cola de su pokemon.

El mismo ser oscuro, quien se había quedado quieto simplemente observando el sufrimiento de su entrenador, ahora empezaba a reír maniáticamente cada vez más fuerte burlándose de esos sentimientos de empatía, del dolor que estaba sufriendo el chico y de esa unión irrompible que tanto se decía que era la fuerza más grande de todas.

— "Al Final de todo, el destino de ambos es estar juntos tanto en la vida como en la muerte". – Una tétrica voz empezaba a resonar en aquel lugar como si de un perturbante eco se incrustara en la cabeza del entrenador.

— "Esta es otra razón por la que al hacer amistades te vuelves blando, los humanos son solo la escoria y una plaga que erradicare ahora mismo de mi Mundo perfecto". — Después de decir eso el humanoide levantando su mano derecha hacia lo que se suponía era el cielo de aquel lugar, empezó a crecer una diminuta Bola Sombra hasta llegar a una escala incomparable ante cualquier cosa, el entrenador no podía ver el final de aquella gran esfera de poder caótico que desprendía rayos negros y en su centro una luz blanca brillaba. — "Cada Comienzo tiene un Fin y Tu Fin dará Comienzo a mi Mundo… Adiós, escoria humana…"

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— AAAH! — El grito lleno de miedo fue lo primero que pudo hacer God al despertar y empezar a respirar el aire de vuelta en la realidad. Agitadamente el chico apenas jadeaba pudiendo respirar muy poco aire mientras lagrimas empezaban a caer por sus mejillas, su cuerpo no paraba de temblar y el sudor empezaba a mojar por completo la pijama que llevaba puesta en el momento.

Había sido una pesadilla, una de las más reales que cualquier persona pudo haber sentido. Aunque solo haya sido una pesadilla, el entrenador aun sentía lo mismo que aquel entrenador podía sentir. Como su cuerpo reaccionaba con el sudor, los nervios al máximo de su posibilidad y las lágrimas no paraban de salir de sus ojos, mostraba como si todo lo que había soñado hubiera sido tan real como si lo hubiera vivido el en carne propia, pero eso obviamente era imposible aunque para su mente se había sentido casi real.

God continuaba asustado y le costaba respirar sin fruto alguno en poder calmar sus nervios, pero con el paso de los minutos el entrenador se quedó viendo a una esquina de esa solitaria habitación hasta calmarse un poco, no podía estar así todo el rato y no era para nada su forma positiva de tomar las cosas además de que había despertado bruscamente a sus compañeros brillantes y no quería que lo vieran así. El ratón eléctrico se quedó viendo a su entrenado un tanto preocupado al ver cómo había saltado de repente, mientras que el charmander dorado simplemente abría los ojos aun quitándose las lagañas de sus ojos y soltaba un pequeño y tierno bostezo mientras se estiraba.

— Perdón por despertarlos chicos, solo fue un mal sueño. — Les dijo God mientras se rascaba la cabeza mientras forzaba una sonrisa, no quería preocuparlos y quería hacer que ambos se pudieran levantar con el pie derecho de la cama. Aunque habían veces que era muy malo mintiendo, el entrenador intentaba calmar su propio corazón y forzar una actitud positiva que lo representaba, pero esto hizo que sus pokemon sintieran algo raro o fuera del azabache aunque había una diferencia entre esos pokemon y era que uno de ellos había pasado toda su vida con él y era Pikachu, mientras que el charmander solo sentía que algo andaba mal.

"¿Otra vez el mismo sueño?" — preguntó medio dormido la rata eléctrica mientras se acercaba al chico quien ahora fijaba su vista por la ventana del lugar. — "Es la tercera vez esta semana que lo tienes." –

— Temo que sí. Lo he estado teniendo muy seguido, y no sé porque lo tengo o que me quieren decir, es horrible pero sé que debe ser algo como estrés o culpa, o algo. – dijo el chico realmente preocupado por esa tan repetida pesadilla que lo atormentaba noche tras noche. Con ver la luz del sol pasar por la ventana e iluminar la habitación le recordó por unos segundos aquella pesadilla por un momento, antes de que lo peor pasara pudo ver que las llamas de las alas de aquel Charizard, y claro que no ardo mucho en voltear al aún medio dormido charmander preguntándose si era casualidad que de esos sueños empezaran desde el día en que recibió al charmander el día de su cumpleaños... pero al notar la hora en el reloj en forma de Poliwhirl abrió por completo los ojos y dio un potente grito que termino por despertar a los dos pokemon presentes.

— ¡Mierda nos quedamos dormidos! — Al decir esto God y Rayo literalmente saltaron saliendo de la cama apurados dejando al intrigado Charmander cubierto por las sabanas, era una suerte que la llama de su cola estuviera puesta dentro de una esfera térmica para que el charmander pudiera dormir en cama y no provocar un incendio accidentalmente como había pasado hace dos días..

God y Rayo iban de un lado a otro de la casa haciendo múltiples cosas a la vez, mientras Discharger bajaba las escaleras y no podía expresar lo sorprendido que estaba por la velocidad a la que iban sus ''compañeros'', casi e irónicamente como si de un rayo se tratase ambos se movían a una velocidad casi increíble, mucho más imposible para un humano el moverse así. Era bastante impresionante para Discharger ver cómo se cambiaron, se arreglaron e hicieron comidas rápidas para los tres.

— Tranquilo, Disc. Lograras este ritmo si entrenas conmigo, solo es dedicación y esfuerzo en su máximo plenitud. — Dijo el rápido entrenador mientras se ponía su ropa de viaje lo cual asusto al pequeño Charmander dorado pensando que cosa lo hará ser tan veloz como Rayo. Al terminar de comer, el entrenador tomo su bolso y se lo puso mostrando como aun le faltaba un poco más para crecer al ver que aún le quedaba grande. Al guardar al charmander en su pokeball para así salir e ir corriendo a donde debía ir fuera más fácil para ellos estuvo a punto de salir de aquella casa vacía que solamente el usaba con más frecuencia.

Al estar en la perilla de la puerta extendió su mano para abrir la puerta pero el mismo sentimiento de que un líquido se escurriera entre sus dedos le hizo ver su mano y no pudo hacer más nada que abrir los ojos como si de platos se tratasen estando en shock al ver como su mano estaba machada de sangre tan roja como el color de sus ojos y al voltear lentamente ver que sangre negra brotaba de su nudillo. Su mano empezó a temblar sin entender que era lo que había pasado, pero con una sacudida del ratón eléctrico, quien reposaba en su hombro, lo hizo reaccionar y ver la cara de preocupación que tenía en su rostro.

Esto… — El entrenador volvió a voltear a ver su mano para verificar y fue su sorpresa al ver que lo que había visto había sido solo una ilusión de cabeza. — Creo que sigo un poco… dormido. –

"God…"—

El entrenador dudo un momento antes de volver a tocar la perilla de la puerta, fijó su vista en el resto de su brazo derecho viendo con más atención las venas grisáceas que levemente aparecían al tensar el músculo de su brazo derecho y una expresión llena de tristeza fue lo único que pudo reflejar sus ojos rojos al ver que aún no se habría acostumbrado de todo. Aun así, tras haber inhalado una gran cantidad de aire y soltarlo, el entrenador sonrió de forma más normal y positiva.

Tranquilo, ya desperté y tienes razón. Como dice tía; "Correr dormido es como conducir borracho, da mal la vuelta y quedaras en el muro pegado" – Decía el entrenador recuperando su actitud activa y positiva mientras abría la puerta, la cerraba con llave poniendo está debajo de una maseta y poniéndose en posición para correr. — ¿Listo? ¡Hoy será un buen día! –

Dichas aquellas palabras e dirigieron a máxima velocidad hacia el puente que conectaba Pueblo Esperanza con Pueblo Primavera, en ese lugar estaban en la hierba alta esperando Liv, Daisy y el enigmático Tony. Al llegar y saludar a sus amigos se disculpó por la tardanza y lo que le espero no fue más que un golpe en la cabeza de parte de Daisy.

— Nos hiciste esperar, idiota. Llevamos esperándote aquí durante una hora. — le dijo molesta Daisy mientras él se frotaba donde lo habían golpeado. — Si eres el más rápido de todo el pueblo entonces porque llegas tarde, esta es la quinta vez en esta semana y hoy es viernes. —

— Perdón, e quede dormido. — Dijo God con su sonrisa típica.

— Olvídalo, Daisy, God no cambiara ni volviendo a nacer. — dijo Tony con su tono frio e indiferente.

— Ya dejemos de perder el tiempo en peleas absurdas, tenemos cosas más importantes que hacer. — Tras decir estas palabras los otros dos dejaron el conflicto para después ya que Tony tenía la razón como siempre, no tenían tiempo que perder debido a que debían ir con el profesor Boreal a su Laboratorio. Entonces los tres se acercaron a Liv quien estaba callada escuchando y esperando a que se calmaran. — Bueno ahora la misión, el profesor Boreal les pide que vayan a Pueblo Primavera para recibir las Pokedex y para saber sobre ustedes. –

Habían pasado media hora cuando llegaron al fin al otro lado del puente que conectaba con Pueblo Primavera, un pueblo pequeño donde habían salido grandes entrenadores y la ruta directa hacia la Liga Añil pasando las Cataratas Tohjo. También el lugar donde se daba la última prueba para la Liga, La Calle Victoria, pero para ellos solo significaba una cosa, el lugar donde se crio su maestro.

— ¿Este lugar es Pueblo Primavera? — dijo God un tanto emocionado con un tono de asombro en su voz al verlo. Rápidamente al sentir una corriente de aire tomo con fuerza su gorra tricolor antes de que se la llevara el viento. — Este lugar… Se siente como el maestro. —

— Así es. Este es Pueblo Primavera, el pueblo donde se crio el hiperactivo pervertido de ojos de oro, el campeón antiguo y el más poderoso de la región. — dijo la chica de cabello negro con mechas rojas.

— Es una copia de Pueblo Esperanza, solo que tiene más molinos. — Dijo Tony indiferente mientras observaba a su alrededor, a decir verdad de los tres entrenadores él era el más malhumorado y no aceptaba muchos los cambios.

— No, la copia es Pueblo Esperanza. Veras, Gold quiso recrear su pueblo natal con la esperanza de que hayan nuevas promesas de entrenadores para convertirse en legendas, eso es lo que me dijo al menos mi papa. — dijo la de las mechas rojas explicando un poco del tema con un tono un poco más amable, esto era debido a que sentía un cierto rechazo de parte de dos de los tres entrenadores siendo God el único que se llevaba ciertamente bien. Claro que la única respuesta del castaño con ojos verdes con la chaqueta de cuero no fue más que un ruido con la lengua al ver que solo lo contradijeron, era bastante orgulloso para saber que se equivocaba aunque fuera dando su opinión.

— Vaya, así que aquí comenzó el señor Gold. — dijo el de la gorra con el Pikachu variocolor en su hombro, dando un paso adelante el entrenador pudo sentir el fresco viento que provenía de dicho pueblo mientras recordaba la mirada de un par de ojos dorados con mucha nostalgia y admiración.

— Parece que les tienes bastante respeto… — dijo mechas rojas no con su forma habitual sino con una forma un poco más tranquila y serena.— Me habían dicho que ustedes tenían cierta conexión con el Viejo Campeón, pero no imagine que algo así pudiera callar a God. —

— God fue su aprendiz más cercano, de hecho fue uno de los primeros. Además de ello, son muy parecidos en cómo se comportan, aunque al menos este baboso no tiene tanto interés en las mujeres. — dijo Daisy refiriéndose al chico de ojos rojos. — Me sorprendería que no supiera un par de trucos del ahora segundo más fuerte. —

— Ya lo entiendo un poco mejor. Si eso significa que ustedes tres fueron entrenados por el entonces ¿También lo fue tu hermano, God? — preguntó Liv un tanto curiosa acerca de la historia del antiguo campeón, pero el entrenador con el pikachu variocolor en su hombro no le prestaba atención alguna.

— ¡Oye! Escúchame. – Dijo Liv con fuerza para ver si el entrenador respondía, pero él estaba algo serio por lo que le dio a extraña, porque con lo poco que sabía del chico más que su personalidad tan impulsiva y simpática, era algo extraño verlo así.

— God ¿Estás bien? ¿Qué ocurre? — preguntó Liv algo preocupada por el chico.

Al darse vuelta God le dice lo que en verdad sentía al ver aquel lugar. — Es que ya me dio hambre. — dijo inocentemente mientras sonreía como de costumbre lo cual hizo que Liv se callera para atrás y así empezó a regañarlo mientras que Tony y Daisy conversaban.

— Aun no creo que él te allá derrotado e incluso usando a Wolf. — dijo Daisy en tono bajo al castaño con el mismo color de ojos pero de diferente tono que solo veía de brazos cruzados como God era regañado.— Me parece raro que aun con ventaja de tipo y en uno en que te especializas tanto puedas terminar derrotado tan fácilmente, incluso aunque sea God quien lo hiciera. —

— Ya sabes cómo es God, parece un torpe cabeza hueca pero es impredecible. – Dijo Tony tratando de excusarse con eso, más la joven de cabello rizado sabia a la perfección que había pasado y el motivo del chico castaño y ponía un tanto nervioso a Tony que le viera de esa forma. — ¿Ahora qué? – Eres muy tierno, quisiste que el ganara y darle confianza en su cumpleaños. – Dijo Daisy con un tono juguetón a lo que una expresión aún más seria vino del castaño, le habían descubierto. — Lo sabía, siempre tengo razón. Aunque te hagas todo eso del solitario, si tienes un corazoncito. —

— Solo lo hice porque no perdía nada haciéndolo. Eso es todo. – dijo secamente el entrenador apartando la mirada, ya era tonto tratar de ocultarlo, mucho más si era la chismosa y analítica Daisy de quien se hablara, pero aun así lo último que dijo le trajo más dudas que respuestas a la chica de cabello rizado, por lo que el castaño solo soltó un suspiro molesto al tener que explicarle mejor.— Admito que en nuestro combate le ordene a Wolf que no usara la otra mitad de su fuerza, que el aun así haya ganado es su mérito inclusive para un perdedor como él. –

— Oh… bueno, que cosa…. — Daisy ante estas palabras se quedó muda al ver la profundidad de la decisión del castaño. — Y yo pensando mal de ti creyendo que solo te dejaste vencer porque te dio un pokemon muy raro. –

— Esa fue la otra razón. – Dijo secamente el entrenador haciendo casi perder el equilibrio a la joven con la que hablaba. — No soy un desagradecido pero tampoco es que vaya a darle las gracias. Así es mejor para los dos y jamás se repetirá. –

— Ya veo, entonces ¿De verdad crees que esa es la única razón por la que te dejaste vencer? – Le preguntaba Daisy con una mirada juguetona al castaño que poco a poco iba aflojando su voz. — ¿No hay nada más oculto, verdad? –

— Cuando God combate, no apuesta una suma de dinero como es costumbre y tampoco lo hace por fama. El solo combate para hacerse más fuerte y superarse así mismo, eso es lo que lo caracteriza, es un soñador pero aun así…— De repente el entrenador se le quebrajo por un segundo la voz al voltear a ver el rostro del chico de ojos rojos quien sonreía aun estando bajo el constante bombardeo de Liv y sus regaños. — Desde lo que paso, God no ha sido el mismo y no importa que tanto lo intente, no puede ocultarlo de nosotros. No puedo decirte que lo superara con el tiempo pues ya han pasado cuatro años desde entonces, pero por lo menos con esa victoria recupero un poco de confianza y obtuvo motivación. Me siento satisfecho en saldar mi deuda por el pokemon de esta manera, así él puede volver a confiar en sí mismo y yo puedo tener un mejor desafío ¿Acaso no es eso lo importante? —

— De verdad eres tú a tú manera. — dijo Daisy dándole un pequeño golpe en el brazo a su compañero.

— Claro que soy yo ¿Quién más seria? – termino la conversación de forma fría y cortante

Ya para cuando Liv acabo de decir todo lo que tenía dentro, si es que dejando a God con los tímpanos completamente lastimados no se le podía decir de otra manera, se acercó a los otros dos entrenadores.

— Siento la demora, ya si no hay más complicaciones creo que podemos seguir. —

— Como quieras, chica ruidosa. – dijo el castaño pasando por a lado dirigiéndose a donde God estaba sentado en el suelo aun zumbándole sus oídos, ahí el castaño aprovecho y le dio una fuerte patada al chicos de ojos rojos por la espalda. —Arriba, ya nos vamos. –

— Entiendo que tengas prisa, pero no tienes que patearme. – El chico de ojos carmesíes se levantó de un salto hacia adelante y puso su hombro para que el pikachu de un salto se sentara en su hombro. — Para ser tan tranquilo eres muy agresivo conmigo. –

— Eso fue porque bajaste la guardia. Jamás dejes puntos abiertos. – dijo Tony metiendo sus manos en los bolsillo de su chaqueta mientras seguía caminando aun sin saber a dónde ir, solo quería dejar la imagen de chico duro.

— Creo que deberíamos irnos al Laboratorio. — Dijo Daisy algo nostálgica y eso lo detestaba, no le gustaba pensar en el pasado, lo aborrecía. — Cuando ambos se ponen a pelear de esa forma, es mejor dejarlos. —

Si, mejor vamos… — dijo God señalando el camino hacia adelante, claro que luego Liv se acercó repunto el dedo del azabache hacia el verdadero lugar.

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