Cuando los caminos se cruzan los lazos se hacen más y más fuertes, los corazones de esos entrenadores se fortalecen y sus espíritus evolucionan...

Neil

Era de día en la ruta 30, era muy temprano, el amanecer había sido hace poco y una pareja de entrenadores y un ponyta estaban caminando aunque el único que de ellos que estaba más despierto era God con su ánimo optimista mientras que Naomi trataba de mantenerse despierta, aunque el que estaba montando era el más dormido de todos, Hadson estaba más dormido que un tronco, aunque a Nitro no le molestaba llevarlo pero si la saliva que se le salía, sentía asco.

— God ¿Porque estas tan animado tan temprano? Parece que no te cansas nunca. — Dijo Naomi muy adormilada mientras intentaba abrir un ojo.

— Vamos Nao. Apenas son las 6 de la mañana, hace una hora que salió el sol y no podemos desperdiciar ni un segundo más. — dijo God acelerando un poco más el paso.

— ¿Cómo puedes estar tan alegre en una mañana así? Y ¿Porque llevamos a Hadson? ¿Acaso te puso de niñera en tiempo completo? — dijo Naomi tratando de bromear.

— Jajaja muy graciosa. Pues la verdad es que le debo una, aunque no lo creas el me salvo de alguna forma en el edificio abandonado. No me preguntes como porque ni yo lo sé pero es así— dijo God mientras cruzaba sus brazos y reflexionaba sobre lo que había visto en esa visión tan extraña. —

— (Este chico es muy extraño, pero hay algo en el que me da paz y tranquilidad. Es muy extraño pero hay una calidez en el...) — pensó Naomi antes de mostrar una sonrisa que noto el de ojos carmesíes.

— Eres algo rara. Nunca he conocido a alguien con el cabello y ojos morados. —

— Lo dice el que tienes ojos rojos, con una placa en la cabeza y medio brazo de metal. —dijo Naomi mientras abría el libro que leía.

— Hey, en primera mis ojos son carmesíes no rojos, en segundo no me malinterpretes, me gusta mucho tus ojos y tu cabello, me parecen hermosos. — dijo God mostrando su sonrisa típica cerrando sus ojos, Naomi se sorprendió por esas palabras tan repentinas, se había sonrojado y como un acto involuntario voltio a ver a God, este vio que estaba roja.

— Nao ¿Estas bien? ¿Tienes fiebre? — dijo God al ver a la chica así. Este solo volteo rápidamente intentando no ponerse más roja por la mirada de esos ojos carmesíes.

— Que bonita pareja hacen ustedes dos. — dijo el recién despertado de ojos azules detrás de unos lentes con marco rojo. Esto hizo poner a Naomi mucho más roja que antes mientras que God se imaginaba una cosa, lo que noto Naomi.

— (¡¿Y lo está pensando?!) — pensó Naomi aun sonrojada.

— ¿De qué hablas Hadson? Nao y yo nunca hemos peleado en combates dúo aunque sería genial. — dijo God, Naomi cayo para atrás por esta respuesta, él no había entendido nada.

— Hey pero una cosa, mi cabello no es morado sino que es un azul que se asemeja. —

Habían pasado dos horas y todo estaba calmado aunque había una tensión en el de ojos carmesíes, sentía algo raro, hasta que paro en seco.

— Ahh, mi cabeza, otra vez no. — God se agarró la cabeza, el dolor había vuelto y unas imagines aparecieron en su cabeza. Un montón de spearows volando alrededor, un pequeño necesitando ayuda y un último y terrible final. God grito al ver ese trágico final, Naomi y Hadson quedaron sorprendidos y a la vez preocupados por lo que había pasado, de un momento a otro God cayo de rodillas y le costaba bastante respirar, al calmarse la situación God se había tranquilizado pero estaba serio.

— No, ¡NO LO PERMITIRE! — Entonces tras salírsele una lagrima salió corriendo disparado hacia más adelante de la ruta dejando a sus compañeros atrás exceptuando a Rayo que lo duplicaba la velocidad debido a su tamaño y a su entrenamiento especial. Naomi y Hadson quedaron sorprendidos al ver la velocidad a la que iba, y a donde se dirigían aunque ambos sabían que algo iba mal para que God se pusiera tan serio, entonces lo siguieron.

God corría a la velocidad del rayo sin mirar atrás, solo tenía una cosa en su mente, salvarlo. Había llegado a una parte frondosa, un montón de árboles estaban impidiendo el paso y solo se podía pasar dando la vuelta por el oeste, pero algo que escucho God cambio todo el plan, oía aleteos y unas explosiones del otro lado del bosque, lo que quería evitar ya estaba pasando y lo único que le estorbaba era un árbol menos denso que los demás pero aun así no podía hacer nada sin la MT Corte.

God solo callo de rodillas y la presión le hacía efecto, las lágrimas se le salían.

— Maldita sea... No puedo hacer nada... Aun siendo el más rápido no llegare a tiempo — grito God desesperado mientras se le corrían por el rostro las lágrimas de aquel de ojos carmesíes. — Si pudiera atravesar ese árbol podría salvarlo. DESEARIA PODER PASAR PARA SALVARLO—

Pumpum... pumpum...

Pumpump... pumpump

Se oía el latir de un corazón, uno que jamás había podido escuchar.

El de ojos carmesíes sintió una breve energía recorrer su cuerpo y en su cabeza apareció el mismo que de la otra vez, solamente sonrió con seguridad y dijo:

— Deseo aceptado... – dijo una voz algo oscura y sombría al mismo tiempo que se oía un chasquido.

Entonces de God un energía emergió rodeando su cuerpo, una aura negra que empezó a absorberlo aunque fue breve este al tocar el árbol se empezó a marchitar casi por completo convirtiéndose en polvo, mientras esto pasaba God estaba sufriendo, sus heridas le dolían y parecía vivir una agonía hasta que el árbol desapareció, se había hecho ceniza gris. Como vino el aura se fue y solo quedo God respirando con mucha dificultad cayendo de rodillas, Rayo al ver a su entrenador así fue de inmediato a ayudarlo aunque no podía ser de mucha ayuda.

— Rayo... — dijo God mientras ponía su mano en la cabeza de su pequeño, este recordaba lo que significaba.

— "¿God? ¿Estas...?"— Entonces God le sonrió levemente mientras se levantaba sin quitarle la mano de la cabeza.

— No te preocupes amigo. Continuemos, no queda mucho tiempo. — Entonces God prácticamente voló hacia donde se oyó la explosión.

Una bandada de Spearows rodeaba a un pequeño pokemon mientras que unos lo atacaban con placajes y picotazos al ya debilitado tipo bicho. Uno se disponía a dar el golpe de gracia, pero...

— 100 voltios. — dijo God de una forma bastante oscura medio torcido. Un motón de rayos eléctricos empezaron a descargarse sobre la bandada de spearows dejándolos tostados exceptuando a los que estaban cerca del tipo bicho, los alados quedaron sorprendidos por ese ataque que acabo con cada uno de ellos. Al ver bien vieron al entrenador y al ratón eléctrico desafiándolos.

— Oigan pajarracos, creí que las gallinas no podían volar aunque parece que si son tan cobardes como para atacar en grupo. Me dan asco. — dijo God con una mirada asesina y fría. — No los perdonare, malditos tramposos. Lárguense mientras puedan antes que saque al arma pesada. —

Los spearows vieron asombrados y a la vez asustados de aquel chico, no era el mismo God de siempre, su mirada era más siniestra y sus ojos habían perdido el brillo de pasión y su sonrisa simpática había cambiado, ahora era una sonrisa macabra, su actitud era lo que más había cambiado ya no era el mismo alegre chico sino que ahora parecía como se veía en su apariencia, un demonio.

— Les daré 3 segundos para largarse antes de que prepare pechugas de spearows a la canasta. —

— 3… — dijo contando con su mano levantándola, algunos spearows solo empezaron a reírse y burlarse de él. Rayo era el más sorprendido por el cambio tan repentino de su entrenador.

— "La cuenta regresiva". — pensó el ratón eléctrico antes de que sus mejillas chispearan.

— 2... — dijo God. De un momento el cielo azul había desaparecido y en cambio nubes negras aparecían lanzando rayos por aquellas rutas. —1…—

Las descargas fueron incrementando más y más, los spearows ya habían empezado estar asustado por aquellas rafagas que sentían la estática, algunos ya habían empezado a montar el vuelo tratando de evitar ser dañados pero no tenían escape, los truenos que impactaban con el suelo lo evitaba.

— Maniobra especial. — dijo el ''demonio'' mientras sonreía y chasqueaba sus dedos. — Mil voltios. —

Mientras tanto...

En ciudad malva, en el tejado del centro pokemon había una joven de cabellos miel tomando te con un pequeño cuadrúpedo ardiente. Ahí se veía al horizonte un montón de nubes negras donde los rayos iluminaban el cielo oscuro y se oían los truenos retumbar.

— Eso es extraño, estaba azul hace un momento ¿Tu qué crees Natsu? — dijo la chica de pelo de color miel.

Graw grow

No, no creo que sea el que te conté, para atraer tanta electricidad debería tener una carga aun mayor de un polo diferente y aunque hayan pasado años no creo que tenga tan poca carga. — Dijo la chica color miel.

— ¿Grow? —

No digas eso, él es bueno, aunque... — intento decir la chica pero a lo lejos se vio la enorme descarga eléctrica, era inmensa la cantidad de voltios que ascendieron a los cielos negros. La chica miel y Natsu quedaron sorprendidos por lo que había visto, esa gran rayo de luz había durado casi un minuto hasta que todo volvió a la normalidad, la gran onda que había causado el viento había hecho despejarse el cielo.

— Natsu, no puedo creerlo... Ese rayo era naranja... si es él. —

La chica color miel estaba asombrada por lo que había ocurrido, estaba quebrada, sentía un revoltillo de emociones contradiciéndose, alegría y tristeza, emoción y preocupación, solo se pudo ver como una lagrima se le salía de sus bellos ojos miel brillantes.

Mientras tanto...

— Rápido Hadson, ya estamos cerca. Vamos, no está lejos. — dijo Naomi mientras montaba a su ponyta. — Vamos, no te quedes atrás—

Para... ti... es... fácil... hablar... Tú vas montada sobre Nitro. — dijo en medio de una respiración forzada. — No estoy acostumbrado a correr, extraño mi bici.

— ¿Olvidaste por qué corremos? Le debes una a él y por eso vamos. — dijo Naomi con una actitud algo seria, pero ella notaba que el solo revisaba en su bolso lo cual hizo enojar un poco a la de ojos amatistas.

— Oye, no me igno... — intento decir Naomi pero se sorprendió de algo.

— ¿Qué esperas Naomi? Te quedaste atrás. — dijo Hadson sacándole la lengua y haciéndole gestos, él estaba en una longboard y su nidoran estaba usando Pin Misil en el suelo dando un impulso continuo.

— (Es idea mía o esta región está llena de gente rara. Primero ese chico que corre a la velocidad del rayo y ahora un crio que compensa su falta de fuerza con ingenio) — pensó Naomi bastante sorprendida mientras sonreía— Adoro esta región…. Vamos, Nitro— dijo Naomi mientras montaba a ponyta.

A dos minutos Hadson había llegado a una zona chamuscada, donde aún se sentía la estática en el aire y mientras más avanzaba en la ruta más se veía los daños que habían causado. En el centro de lo más chamuscado estaba Rayo noqueado en el suelo mientras que cerca de él estaba God tirado en el suelo sujetando algo en sus brazos.

— God ¿Estas bien?— Apenas oyó esa voz, los ojos color carmesí empezaron a abrirse poco a poco hasta que logro ver el dueño de esa voz.

— Hey Hadson ¿Qué pasa?— dijo God sonriendo de su forma normal aunque algo cansado. Hadson solo reacciono con una sonrisa de alivio.

— No sé si eres valiente o tan solo un tonto. — dijo Hadson sonriendo.

— Yo no soy ninguno de esos sujetos. Soy God, soy un hope de pueblo esperanza. — dijo mientras sonreía típicamente.

— ¿Para qué viniste corriendo? —

— Lo hice por él. — dijo God con un tono esperanzador en su voz. Al levantarse poco a poco abrió sus brazos y entonces lo vio, un pequeño gusanito marrón con un pico, el pequeño weedle, estaba bastante herido pero parecía estar bien, estaba noqueado pero seguía estable. Hadson no podía creer lo que veía.

— God, tu... lo salvaste… — dijo Hadson asombrado mientras mostraba una sonrisa.

Al pasar un rato, Naomi había llegado a la zona donde había ocurrido eso, entonces los que estaban ahí se dirigieron rápidamente a un centro pokemon cercano, para su suerte estaban cerca de la ciudad de que God tenía tantas ansias de ir, Ciudad Malva.

Era medio día y el clima estaba tan claro como antes. En el centro pokemon, en la sala de espera estaban los de ojos carmesíes amatistas y zafiros, habían pasado varias horas desde que el tipo bicho había sido entregado de las manos del carmesí a la doctora. La doctora había salido con una cara algo seria, literalmente el de ojos carmesíes salto del asiento disparo a justamente al frente de ella asustándola un poco.

— Disculpe doctora ¿Cómo esta weedle? —

— Pues sus heridas eran algo serias pero ya está bien. Solo necesita descansar un poco más. —

— Que alivio. Me alegra que este bien. — dijo God mientras sonreía y se sentaba.

— Disculpa God, pero ¿es tu pokemon? —

— Que. No, no es mío. Es un pokemon salvaje que nos encontramos en el camino, lo atacaban unos spearows y si no fuera por el pikachu barrigón que esta haya durmiendo ese weedle estaría... — Dijo God mientras miraba para abajo con mucha seriedad.

— Entiendo. Pues me alegra que todos estén bien y no haya bajas... esta vez. — dijo la doctora con una mirada triste.

— ¿Esta bien? Parece algo triste. — dijo Hadson al ver a una persona tan alegre así de deprimida. — ¿A pasado algo? —

— Un montón de cosas, a decir verdad ustedes son los del mejor caso que he visto hoy, muchos no han tenido la suficiente suerte como weedle. —

— ¿A qué se refiere doctora? Por favor siéntense y cuéntenos— dijo Nao mientras serbia una taza de té y le decía para sentarse.

— Este bien, hoy es un día tranquilo. Solo una entrenadora ha venido a descansar y se fue corriendo a la ruta 31. —

— ¿Y... eso porque?— dijo Hadson algo nervioso mientras miraba así a God que también estaba así de nervioso.

— Según dicen han habido un par de explosiones y al parecer hubo una gran tormenta repentina en esa ruta. Según dijo ella si veía a alguien con un Raichu pues le diera un mensaje. — dijo la doctora algo sorprendida por ese cambio climático tan extraño. —

— Es una larga historia pero por ahora continúe con lo que ha pasado. — dijo God bastante preocupado mientras se inclinaba en una de las paredes cercanas mientras cruzaba sus brazos después de quitarse la gorra.

— Pues desde hace un par de años la región ha caído en un punto profundo de caos y destrucción, Johto parece haber empezado a deteriorarse; robos, muertes y más cosas terribles han pasado por las ciudades y pueblos. Aunque las ciudades donde los entrenadores aun defienden su hogar, aún hay esperanza. — dijo la doctora con un tono algo triste pero aun intentaba seguir adelante.

— ¿Y cuándo empezó esto? — pregunto Naomi bastante intrigada por lo que acababa de decir.

— Creo que desde la última vez que vimos a Gold, hace unos años, aunque hubo tiempo de oscuridad hubo un rayo de esperanza, el prodigio de ese pueblo oculto, el conocido como el Destello prodigio. —

— Neil Forcehold, también conocido como Corona Negra. — dijo el de ojos carmesíes con la cabeza abajo, apenas se le podía ver la rostro y sus ojos eran tapados por la sombra de su cabello oscuro, los únicos que habían notado era un recién despertado tipo eléctrico y el chico de ojos zafiros.

— Muchas gracias por contarnos lo ocurrido, ahora con su permiso me retiro, iré a la Cueva Oscura. — dijo mientras salía del lugar aun con una actitud algo calmada pero triste ya que una lagrima se le salía y caía en el suelo.

— God, espera ¿No te llevaras a tu weedle? — dijo Naomi algo intrigada por el cambio de actitud del chico, este al oírla paro en seco y sin darse vuelta le respondió con un tono frio.

— No es mi pokemon, es solo un pokemon marginado por su raza, nada más— dicho esto salió del centro pokemon seguido del ratón eléctrico y el chico de ojos zafiros. —

God estaba a punto de arrancar la carrera hacia la cueva oscura y sin darse cuenta una cuerda se amarro a su brazo. Una idea buena y horrible a la vez.

Mientras tanto...

En la ruta 31 se sentía un aroma a miel, esa fragancia era muy dulce para el que estuviera cerca.

Natsu, mira como esta, pobre naturaleza, como pudieron hacerle esto. — dijo una dulce voz en aquella zona hablándole a ese pokemon de color extraño, este solo olía el suelo hasta que de un momento a otro olio algo asqueroso tanto que se había tapado la nariz con las patas.

— ¿Qué ocurre? ¿Oliste algo? — pregunta la chica de pelo color miel, el tipo fuego le respondió ladrando a lo que ella entendió.

Espera ¿Oliste cenizas? ¿Podrías seguir el rastro? — Le pregunto alegremente al pokemon y este asintió firmemente.

Natsu iba oliendo el suelo rastreando ese olor a cenizas, iba yendo por un camino de donde habían llegado de ciudad malva aunque este estaba distraído olfateando el suelo y seguía el camino sin darse cuenta hasta que lo oyó, se vio una ráfaga de polvo que iba a donde él estaba. Desde pequeño siempre han querido atraparlo y él pensaba que era otro cazador así que se preparó y al acercarse más se embistió así mismo en una rueda de fuego colosal.

Mientras Tanto...

A un par de minutos de llegar God seguía corriendo a esa gran velocidad sin darse cuenta de a quien llevaba consigo.

— ¡Rayo! ¿Estás seguro que God es humano? ¡Ya se dé dónde sacaron la frase; ''Corre como el Diablo''! — dijo el chico de ojos zafiros en su board intentando mantener el equilibrio.

En la cabeza de God pasaban un montón de cosas, todo lo que le había pasado y en lo que dijo la doctora.

— (¿Hermano... a dónde fuiste?) — El de ojos rojos se había metido profundo en sus pensamientos y sin darse cuenta enfrente del había una inmensa ola llameante. A unos sentimientos de chocar con ella God se dio cuenta y salto a un lado rompiendo la cuerda haciendo la orden de Hadson a la parrilla, aunque Rayo al igual que God había saltado a tiempo.

— Que poder, es increíble esa cantidad de llamas. — dijo God sorprendido pero a la vez se empezó a emocionar. — Rayo, que comienza el combate— Rayo al oírlo asintió y se puso en guardia.

— Muy bien, apaguemos las llamas primero, 1500 voltios— De las mejillas de Rayo empezaron a salir chispa y levantaba su cola donde la electricidad se acumulaba como los rayos en las tormentas.

Mientras...

Enfrente de esa ruta que ella creía que era pacifica estaba ella, la chica de ojos miel que buscaba dentro de su bolso y sacaba una objeto esférico con huecos, parecía una clase de instrumento como una clase de flauta, a dos segundos de tocarla escucho y vio algo sorprendente para ella. A unos metros de ella hubo una explosión, en ella logro ver rayos y brazas cayendo alrededor.

— No puede ser. Son brasas y rayos naranjas. — dijo la chica de color miel algo sorprendida y con la voz algo rota. — Natsu, lo encontraste... — dijo ella mientras se tapaba la boca con sus manos y en sus ojos empezaban a verse algunas lágrimas.

— Crim… —

De vuelta a la acción...

Los rayos eléctricos y las llamas colosales colapsaron entre si haciendo una gran explosión, Rayo y Natsu estaban en la misma posición de guardia, al verse a los ojos se pudo sentir la presión que había entre ellos dos, God era el más sorprendido por la gran explosión pero aún más sorprendido por ver a Natsu dorado.

— Un Growlithe brillante con ese gran poder, me decían que encontrar un variocolor era casi imposible. — dijo God demasiado sorprendido hasta que de un grito despertó.

— (GOD DESPIERTA. No puedo pelear solo, te necesito compañero. — dijo Rayo sin dejar de fijar la mirada en el Growlithe que lo confrontaba, God había vuelto en sí y recordó que no estaba solo, tenía a Rayo.

— Bien, si tiene llamas pues apaguémoslas, hora de Surfear. —

De la humedad del aire se juntó una enorme ola que iba a aplastar al tipo fuego aunque Natsu no iba a quedarse quieto y recibir el ataque, no era tonto. Del hocico de Natsu salieron unas llamas naranjas que impactaron el ataque húmedo, lo único que quedo de aquellos ataques era una cortina de vapor envuelto en el aire alrededor del growlithe variocolor, el pequeño tipo fuego miraba a todas direcciones tratando de encontrar al pikachu medio naranja.

Al fijar la mirada vio una figura humana que reconoció, era el de ojos rojos aunque con esa mirada desafiante mientras sonreía con confianza.

— Ahora Rayo, el platillo pesado. — dijo God mientras sonreía y apuntaba al cielo lo que el growlithe no entendió pero si el ratón eléctrico.

Natsu estaba algo raro ya que presentía algo pero no le dio suficiente tiempo para reaccionar al ataque, encima del había caído pikachu con su cola platino, este ataque era inmensamente poderoso pero bastante lento ya que era el doble de pesada que la cola férrea pero mucho más poderosa, tanto al punto de que el growlithe no pudo levantarse más del suelo, a God le impresionaba que este intentaba levantarse y seguir peleando, estaba vencido en cuerpo pero no en alma y eso lo respetaba. Rayo había hecho dos volteretas hacia atrás alejándose de donde había impactado la cola platino, estaba dándole la espalda al cachorro herido, este solo lo miraba con bastante decisión mientras intentaba levantarse sin fruto alguno.

— (Aun te falta madurar mucho para lograr hacerme frente)— dijo Rayo de forma seria en su lenguaje mientras cerraba los ojos, el tipo fuego estaba rojo de furia, parecía que no solo no le gustaba perder sino que no le agradaba que su oponente le diera consejos.

— (¡¿Y a ti quien te pregunto?! NO NECESITO CONSEJOS DE UNA ESTUPIDA RATA AMARILLA COMO TU. ¡Solo tuviste suerte, eso es todo! — dijo Natsu con furia y sin oír ni una palabra de Rayo— Y si combatiéramos otra vez te tragarías mi... —

— ¿TU QUE? ¿Tu lanzallamas o acaso tu rueda fuego? Aunque tengas esos ataques nunca podrás liberar su poder, ni siquiera es la sombra de las Ascuas de Wolf. — dijo Rayo bastante enojado por la actitud tan infantil de ese cachorro— Escucha estas palabras porque son la inmensa diferencia que tenemos tú y yo. Tienes un poder impresionante para tu edad, tener un ataque como el lanzallamas me parece que es una gran ventaja pero aunque tenga los mejores ataques del mundo nunca serás fuerte sino tienes alguien a proteger. — Dijo Rayo subiendo el tono de voz y volteando a ver el cachorro seriamente, este al ver la mirada de ese pequeño ratón eléctrico supo que tenía razón pero lo más que hizo el growlithe fue fijar la vista a otro lado resignado, aunque en un par de segundos se dé que estaba acorralado y no podía escapar ni defenderse, estaba prácticamente en sus manos.

El vio en un momento que el entrenador de ese chico se estaba acercando a él y este no podía huir, perdería todo lo que tenía si era capturado y nunca cumpliría su promesa, cuando God estaba a unos pasos del growlithe empezó a buscar en su bolso algo y pensando que era una pokeball cerró los ojos lleno de terror y lo único que paso en su cabeza era su entrenadora y unas palabras que se le decía.

— Lo siento… —

Sin que se dieran cuenta había llegado la chica miel y al ver aquella escena no podía creer lo que pasaba, el chico que había estado buscando, estaba a punto de atrapar a su amigo, sus lágrimas ya no eran de felicidad sino que parecía que estaba triste.

— El... no... No puede ser. ¿Crim? — dijo mientras se acercaba para ver más cerca tratando de imaginar que era otra cosa.

Natsu por el miedo cerro los ojos y espero el impacto de lo que iba a pasar, pero algo paso, no sintió el golpe de una pokeball sino que sintió algo más suave y cálido, al abrir los ojos vio que el había puesto su mano en su cabeza y solamente le sonrió.

— Eres bastante testarudo. Espero volver a verte. — dijo mientras se daba vuelta y se iba. Lo único que sentida era desprecio así aquel chico, lo dejaría malherido y haría como si nada hubiera pasado o eso creía el, ya de un momento a otro God lanzo una bolsa y a Natsu le sorprendió ver unas bayas aranja y un cristal amarillo en ella.

— Con eso y un descanso será suficiente para que estés bien, será mejor que te vayas para que no preocupes a tu entrenador. — dijo el de ojos carmesíes mientras se daba vuelta y le sonreía por última vez mientras se iba. — Nos vemos luego. — Tras decir esas palabras emprendió carrera hacia su objetivo original junto a su pokemon.

Natsu se sentía frustrado pero a la vez sentía, le habían pateado el trasero pero también le dieron otra oportunidad, aunque lo que más se preguntaba era como podía existir alguien como ese pikachu y ese entrenador. Solo pensaba en una cosa, en esas palabras que detesta pero tienen la razón; ''Nunca serás fuerte sino tienes alguien a quien proteger''.

— Esos ojos carmesís, esa forma de actuar. — dijo esa chica miel de dulce voz mientras sonreía de una forma alegre y dulce. — Crim, por fin te encontré. — dijo esto mientras se limpiaba las lágrimas.

Al pasar unos minutos después de la interrupción del growlithe variocolor, God había llegado a la entrada de la cueva oscura para encontrarse a alguien quien no esperaba, chamuscado pero aún seguía bien sus ropas, no como el de ojos carmesíes.

— ¿Hadson? Hola ¿Qué haces aquí y porque estas lleno de hollín? —

— Aquí, disfrutando el suelo que esta tan como que me remolque en él. — dijo Hadson de forma sarcástica mientras se limpiaba lo que podía.

— No tengo comentarios. Ven, te ayudo. — De una forma sonriente le extendió la mano para ayudarlo, Hadson vio que aunque le hablo mal él no le respondió mal sino que le ayudo, algo difícil de ver.

— Gracias, supongo. — dijo Hadson algo desconcertado. — Muy bien, ahora por favor dime: ¿¡QUE COSA FUE ESO?! —

— Tranquilo Hadson. Era solo un pokemon salvaje que buscaba pelea, ya lo resolví. —

— ¿De verdad? Asombroso aunque no pienso que eso haya sido un pokemon. Parecía como un... —

— ¿Un monstruo? — dijo el de ojos carmesíes bastante serios, era raro pero cuando se trataban de cosas como esa God cambia su extrovertida actitud por una más seria

— Iba a decir como un diferente… nada más. —

— Como quieras. Me voy a la cueva, si me buscan no estoy. — Entonces el de ojos carmesíes de una forma bastante siniestra empezó a caminar hacia la cueva pero de un momento a otro paro en seco— Hadson ¿Cuántos años tienes? — dijo God de una forma siniestra, tanto que había asustado un poco.

— 7 años ¿Por qué? —

— No, por nada. Solo que pareces de 10 y piensas como un idiota más. — dijo God de forma agresiva. — Recuerda que no puedes juzgar a alguien solo por su apariencia. —

— Lo... siento, no debí haber dicho eso. — dijo Hadson arrepentido mientras se disculpaba.

— Mejor, ahora vamos a la cueva, necesito prepararme para mañana. —

— ¿Que habrá mañana? —

— Mañana... — dijo God con la mirada emocionada — Mañana desterrare al rey del cielo. — dijo lleno de emoción y pasaron mientras veía hacia el recién despejado cielo azul mostrando algunos nubes blancas mostrando los dorados rayos de la luz del sol encendiendo el espíritu de God y aumentando el ardor en su voluntad.

A la lejanía los veía aquel sujeto que había mandado a una cama de hospital al de ojos color carmesí, mientras encima de un pino lejano veía el progreso que había hecho hasta ahora y antes de desaparecer con la ráfaga de viento se le escucho decir como un susurro casi inaudible para el oído humano o pokemon, decía así: "Solo tú puedes liberarnos, todos confiamos en ti, señor".

Pasadas las horas la noche llego y con ella vino la fría oscuridad, solo la tenue luz de la luna déjame ver a través de toda penumbra. En el techo de aquel edificio rojo se podía ver una silueta delgada sentada mientras susurraba algo y antes de poder ver más se escuchó una dulce melodía que afloro la tranquilidad en el ambiente, la calma era algo que muy pocas noches se podía ver debido al aumento de delincuencia que había hoy en día, solo algunos quienes tenían un gran fuerza podían mantenerse a esas horas en las calles, pero aun así la dulce melodía flotaba por el aire tranquilizando las almas del miedo, cualquiera que escuchara la melodía por un rato lograría calmarse, literalmente la paz de la autora de aquella melodía se esparcía a quien la escuchara siendo capaz de arreglar los dolores que cargaban, bueno, al menos por un rato.

Al final de un rato la melodía paro mientras que la que la cantaba calmaba en ella su frustración pero a la vez dejaba salir sus sentimientos más puros mientras en su cabeza aparecía aquel niño que la había marcado tanto mentalmente y un sonrojo se logró ver en sus mejillas, solo con recordarlo podía sentirse así de bien, ese sentimiento de felicidad que le recorría por todo el pecho, aquel que era capaz de hacerla sentir feliz, pero ahora no solo era ese simple recuerdo, sino que había estado a tan solo unos metros de él, apenas pudo aguantar las lágrimas, con la alegría que mantenía en ese momento, pero ahora tenía una gran oportunidad y no debía rendirse.

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- Crim... Voy por ti... -

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