I. Consecuencias del Cabeza Hueca.

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/CUEVA UNION/SUBSUELO 2/

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Abriendo los ojos con algo de esfuerzo la joven color miel intentaba levantarse pero le era imposible por el golpe que había recibido, solo podía sentir un frio constante tocando su piel aunque esto logro notar que habían tres masas de calor que pudo descifrar que eran los dos pokemon que cayeron con ella y el avispón que los salvo. Sintiendo en su cuerpo el movimiento parecido al de estar navegando en el agua, dos sentidos apenas respondía a los factores que le rodeaban mostrando el cansancio físico y metal que había recibido dejando antes de caer inconsciente que la joven color miel pudiera ver la silueta de lo que parecía un dragón.

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/MIENTRAS/RUTA 32/CENTRO POKEMON/

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En aquel sitio la maquina sanadora instantánea era lo único que se escuchaba trayendo más tensión al ambiente, ambos entrenadores que se encontraban ahí estaban en sus mismas mentes recordando lo que había pasado hasta hace menos de una hora siendo que aquel conflicto que hubo en la Cueva Unión provoco la desaparición y tal vez padecimiento de su compañera de viaje, pero God no paraba de aparecer en su cabeza la imagen de Amber diciendo su nombre antes de que el suelo colapsara apretando la cuerda que en su mano derecha tenía la apretaba con todas sus fuerzas llegando a que brotara sangre su propia mano, pero para más su frustración se incrementó drásticamente debido a que luego de salir de ahí gracias a la cuerda que logro tomar a los últimos segundos del suelo supo de parte de Naomi quien lo mantuvo "regañando" diciéndole la razón por la que ella se había arriesgado su seguridad y su vida en intentar protegerlo para que él no saliera herido. Claro que lo había logrado pero a costa de tal vez su propia vida.

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Luego de haberle explicado más o menos lo ocurrido en la cueva les contó que este tipo de accidentes podían pasar dándoles el ejemplo de que entrenadores de alto rango al pelear en ciertas zonas no tan aptas para batallas podían destrozar zonas, por tal la misma Liga se encarga de las reparaciones de las rutas para facilitar el paso a los entrenadores para mantener el sistema económico mismo. Era algo mágico y difícil de explicar, pero cada cierto tiempo las rutas eran reparadas con el tiempo. La naturaleza volvía a un estatus quo luego de un cierto tiempo, pero los pokemon y los objetos en ella eran otro tema distinto.

Aunque aun sabiendo esto la doctora debía hacer un reporte, le tomaría un par de días en discutir acerca tomar acción, pedir permiso a las asociaciones que mantenían el ambiente como "protectores del Ecosistema", preparar los materiales, contratar a los albañiles y constructores, poner una fecha y realizarlo lo que sería un trabajo de semanas por la falta de presupuesto, e incluso en caso de necesidad de rescates de estos accidentes la región de Johto escaseaba de rangers que se encargaran siendo llamados de regiones como Floresta, Almia y Aura. Podían tardar un par de días en llegar, y el tiempo era un factor que no tenían.

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El sonido de la máquina restauradora del centro trajo en si a los dos entrenadores viniéndole la doctora con las cinco pokeballs.

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— Espero vuelvan pronto. — terminó diciendo con una sonrisa tratando de aliviarles un poco la presión, la de ojos amatistas le respondió la sonrisa pero el de ojos rojos solo agradeció y se retiró tomando la única pokeball con cuatro marcas de las cinco que habían sanado, Naomi veía algo preocupada al de ojos carmesíes quién parecía decaído ante aquel suceso cargando con toda la culpa.

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Era otro caso de entrenadores perdidos en una ruta. Un caso común y corriente en una región donde miles de entrenadores se aventuran por gloria. Siempre habían casos así, donde entrenadores con anhelos de grandeza se aventuraban más de lo necesario en las cuevas o rutas. Como resultado, terminaría como un número de entrenadores perdidos. Por tales casos, entrenadores especiales como guardianes o rangers se encargaban de aceptar misiones de rescate para estos. Así era como Naomi conocía de acuerdo a la información del Centro Pokemon, pero el problema era que en Johto era una región con recursos bastantes escaso. Gremios de equipos de rescate tendrían que venir de zonas como lo era las grandes ciudades en el este o la inmensa metrópolis que era Ciudad Trigal.

Más allá de lo acordado por la protección de La Liga, los pokemon salvaje podían variar en fuerza y habilidad. Obtener un pokemon más poderoso es una buena carnada para atraer a cualquier entrenador. Así muchos iban en su búsqueda, y pocos regresaban con nada más que lamentos y remordimiento. Claro que hubo casos con afortunados. Habían entrenadores que había encontrado pokemon raros, e inclusivo hubo alguna vez un entrenador con dos pokemon legendarios apareció en las puertas de las campeonatos. Aun así, era poco probable sobrevivir antes de que un equipo de rescate llegue.

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Saliendo del centro God empezó a ver al cielo anaranjado recordándole un poco a los cabellos de la joven de color miel, la imagen en su cabeza de la mirada de Amber antes de que su mirada se perdiese en el miedo y frustración. Esa mirada era su culpa, ahora viendo en la cuerda huida pintada del rojo de su mano. Contenía su ira y con el mismo preguntándose cómo pudo haber sido tan idiota otra vez. Por dentro se despreciaba así mismo al haberse acostumbrado a ser tan atrevido ante el peligro. Visto desde afuera, fue muy intrépido entrando a la boca del Mightyena sin dudar un segundo. Para él era simple, ya que desde hace tiempo no había tenido tanta libertad. Las oportunidades parecían llegar a él, y por él no estaba dispuesto a desperdiciarlas. Se había enfrentado a su amigo más cercano y tener su primera victoria, lidiar con un ser enmascarado con un pokemon demasiado poderoso que le mostro hasta donde podría llegar, encontrado con personas increíbles, combatido en la cima de un edificio abandonado hasta su derrumbe, y obtenido gente con quien viajar. Eso apenas era la mitad. Había enfrentado a un Líder de Gimnasio, descubrió un secreto que termino incrustado en un aro en su muñeca, enfrentado y capturado un pokemon legendario como su abuelo solía hacer, y había obtenido su primera medalla, y despedido de un compañero de viaje con un combate junto a una nueva promesa.

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Siempre hacia adelante, esa era su forma de pensar. Simplemente se acostumbró a poder lograrlo todo. Ese era su forma de actuar, y cumplir lo que siempre quiso durante años cuando estaba encerrado entre paredes blancas y frías maquinas. Quería vivir una aventura. Hacer una buena historia. Una donde obtenga grandes experiencias que compartir con su abuelo y su hermano la próxima vez que los volvieran a ver. No quería perder ninguna oportunidad, y se había dejado llevar como hoja en el viento. Se había dejado llevar por la idea de ser libre. Estaba embriagado por esa emoción, y había visto todo lo que tenía que perder muy tarde. Había olvidado ese sentimiento de perder algo importante, y el temor que daba al pensar en los peores casos.

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Pensaba que podía con todo luego de haber entrenado con su abuelo durante la mitad de su vida. Ahora, por su orgullo alguien más pudo morir y no saber si estaría bien o no era lo que le llenaba de frustración. No sabía que hacer, aunque sabía que no servía de nada lamentarse no sacaba de su cabeza la imagen de su compañera de su sonrisa y la última expresión antes de perderla de vista.

Oye... — Tomándolo del hombro Naomi tomo por sorpresa al de ojos carmesíes quien se alejó mostrando una sonrisa.

— Tranquila estoy bien, solo estaba pensando. — dijo God dando un paso atrás ocultando su mano herida. Naomi lo veía con tristeza ante su respuesta. Era malo ocultando cosas, y más cuando en su rostro podía saber todo lo qe

— Ven déjame curarte. — Naomi sacaba un botiquín que llevaba consigo. — De nada servirá herirte a ti mismo, ven dame la mano. —

— No te preocupes, yo sano rápido. — dijo God mostrando la mano con ya la cicatriz. Naomi rápido tomo su mano. – Oye, pero yo… —

— Que sanes rápido no significa que no puedas sufrir alguna enfermedad si no se limpia antes la herida. — decía mientras tomaba mano para sanarla. Un trabajo rápido y simple rozando en básico. — Ya está, ahora si puedes sanar como quieras. —

Bien... — Ya preparado vio su mano vendada aun con dudas en su cabeza. – Gracias. –

— Bueno, ya que estas bien ahora debemos planear algo porque no podemos dejar a Amber allá, puede estar lastimada o peor. — decía Naomi caminando de un lado a otro pensando en un plan. — Ya oíste a la doctora. Tardarían posiblemente un mes para que venga aunque sea una emergencia, así que no podríamos contar con eso. Sinceramente no es buena opción ir nosotros, no sabemos cómo movernos por estructuras así, dentro de esa cueva no funciona bien los rastreadores ni el buscamapa y no sabemos cómo orientarnos en esa cueva, aparte de que el tiempo tampoco está a nuestro favor. –

Naomi analizaba en voz alta los puntos en cuenta en esto. God veía estoy se preguntaba así mismo si hubiera podido evitar esto si fuera más como Naomi que planeaba antes de actuar.

— El tiempo es algo prioritario, pero la experiencia es algo ni tu ni yo tenemos del lugar. Por lo tanto una excursión de nosotros dos solos no creo que baste para poder ir allá. Lo mejor que podemos hacer es tratar de buscar a un entrenador más experimentado en la exploración subterránea, alguien con buena resistencia que pueda ayudarnos a sobrevivir allá abajo, alguien como... —

— Zeke. — terminó diciendo God manteniendo la vista en alguien en específico.

— Si alguien así../ espera que? —

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Naomi volteo a ver y noto que empezaba a caminar hasta llegar a unos dos pasos del cazador antes mencionado quien se encontraba recostado de la pared del centro pokemon, al estar tan cerca Naomi pudo notar una pequeña diferencia de tamaño puesto el otro media más o menos 30 centímetro más que el de ojos carmesíes, y aunque fuera por un momento Naomi noto que alrededor de ellos dos parecían desprender presión.

— ¿Qué quieres, enano? ¿Buscas pelea? — dijo Zeke arrogante pero el azabache ni se inmutó ante aquella reacción.

—… Es una lástima que no hemos podido terminar nuestro combate, la verdad de tanto combatir y que nos hayan interrumpido en el clímax donde estábamos dándolo todo me frustra bastante. — decía God mostrando una sonrisa y viendo el puño vendado hace poco. — Se siente como que quema por dentro cada vez que pienso en ello y me molesta cada vez más. Es peor que la picadura de un beedrill. —

— (¡¿Que estáis haciendo?! ¡No es momento de hacer esas cosas!) — pensó Naomi creyendo que God lo retaría a un combate.

— Me gustaría de verdad combatir de nuevo para decidir quién de los dos es más fuerte. — dijo God levantando el puño poniendo al castaño en guardia ante cualquier otro movimiento. — Pero... —

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Zeke tenía la mano en su cintura mientras lentamente se acercaba al bolsillo de su polera buscando algo para defenderse.

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— Una de mis compañeras ha caído en el subsuelo en nuestra pelea, ella es muy importante para mí así que no puedo hacer nada más antes de ir a buscarla. — God no apartaba la vista de Zeke, el cual sentía bastante presión viniendo del chico.

... — Aquel par de ojos sangrientos no combinaban con la actitud tan amable y a la vez infantil del chico. Sentía peligro venir de él, y a la vez una especie de sensación de calma. – (¿Habla en serio? Ja. ¿Tan desesperado esta por ayuda? Patético. Trate de robarte y ahora vienes con la cola entre las patas?) –

— Antes que nada están los que me importan incluso antes que yo. Así que necesito alguien que nos guie en ir hacia allá. — termino de decir God abriendo su mano la extendió hacia el castaño sorprendiéndolo por su actitud. — ¿Así que cuento contigo? —

La mano extendida de God se mantuvo ahí durante largos segundos que le parecieron una eternidad. God sentía mucho nerviosismo al estar pidiendo esto, pero no tenía la confianza en que el solo podría hacerlo por su cuenta. No era como Tony que parecía estar siempre dos escalas por encima de él, o Daisy que era quien más fácil tenía el agruparse con otros. Había agachado la cabeza a alguien que le había amenazado más de una vez, pero al mismo tiempo le había ayudado antes. Era una apuesta que necesitaba tomar. Una oportunidad que debía obtener, incluso si tenía que besarle los pies. Todo con tal de remendar su error, y salvar a su compañera.

Zeke por su parte pensaba en los distintos caminos que esto atraería a futuro. Trataba de leer a God y las intenciones detrás de ello. Dudaba de sí mismo al ver y no ver nada más que alguien desesperado por ayuda. ¿Acaso no entendía con qué clase de persona lidiaba, o es que acaso no le interesaba? Parecía solo verlo como una herramienta para cumplir su misión. Era la única forma en que entendería porque le pediría ayuda sin importar el precio. La simple idea de ayudarle de forma gratuita le daba ganas de vomitar. No era un idiota vistiendo una armadura de caballero blanco. Si podía conseguir algo bueno a cambio entonces no le molestaría ser usado mientras él también lo utilice para obtener un beneficio que le había estado molestando en el fondo de la Cueva Unión. Un ojo por ojo bien merecido.

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— Tchh. — Golpeando la mano de God de mala gana echándole a un lado sorprendiendo un poco a God. — Solo será ésta vez, así que prepárense, partiremos en 15 minutos, si llegas tarde les cobrare 5000 créditos por cada minuto perdido. —

— Si, muchas gracias. — decía God mostrando una sonrisa sin mover su mano de donde había quedado, ante esto solo Zeke se alejó hacia la entrada de la cueva.

— ¿Estás bien? El zut tête creuse te golpeó en tu herida. — dijo Naomi acercándose a su compañero quien veía su mano vendada.

— No, no lo hizo. — dijo God con una sonrisa mostrándole la venda notando que no la había golpeado. — El vio que estaba herido y aunque se haga el fuerte quiso evitar empeorar la herida. —

— ¿Crees que lo hizo a propósito? — pregunto Naomi volteando a ver al castaño alejándose.

— Ah, eso apuesto. —

II. Riesgos en las Profundidades.

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/MIENTRAS/CUEVA UNION/?/

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Abriendo los ojos lentamente empezó a recuperar el conocimiento la joven de color miel sin saber que pasaba y donde se encontraba, más el ladrido de alguien cercano logro llamarle su atención, siendo el cachorro de fuego quien se encontraba a lado de ella saltando a su pecho esperando un abrazo y empezando a lamerle la mejilla.

— ¡N-Natsu! — dijo sorprendida la joven viendo al cachorro mientras movía su cola alegremente, la joven observaba todo su alrededor viendo que se encontraba en una clase de cueva cerca de un gran y hermoso lago donde a la lejanía no se podía observar más nada que niebla. — ¿Que paso? ¿Dónde estamos? —

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El pequeño cachorro soltando se de los brazos de su entrenadora con un ladrido empezó a correr hacia una dirección, la joven viendo que donde estaba acostada habían puesto la manta de picnic del otro día y su bolso como almohada, recogiendo el improvisado campamento Amber empezaba a seguir a ritmo no tan rápido a su pokemon.

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— Natsu ¿A dónde vamos? — decía jadeando la entrenadora al no estar acostumbrada al trabajo físico, cada vez que se acercaba más a donde la querían guiar oyó un fuertes golpes, al llegar más cerca del sitio noto que habían llegado a la zona de derrumbe donde los escombros cubrían por completo la mayor parte del lugar dejando por hecho que no podrían pasar por esa zona en ningún momento.

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El ratón no cedía ante eso, mostrando una gran fuerza utilizando su cola platino el ratón eléctrico trataba de abrir camino entre las rocas más toda su fuerza no era suficiente para remover los escombros aun tras varios intentos dejando al pokemon con respiración algo forzada cayendo sentado en el frio suelo, y sin esperárselo recibiendo una caricia en su cabeza.

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— ¿Te estás esforzando mucho, Rayo? De verdad te lo agradezco de corazon. — dijo suavemente Amber mientras acariciaba al ratón quien no podía resistirse ante aquel trato soltando un largo gruñido y a la vez llenando de enojo y celos al cachorro de fuego. — ¿Pero dime que ha estado pasando? y ¿Dónde estamos? —

Y así el ratón utilizando gestos y expresiones empezó a contarle todo lo que había pasado, y así tardo un rato pero al final más o menos logro entender la mayor parte de lo narrado en las crónicas del anaranjado pikachu.

— Entonces ustedes tres han preparado un plan en el que consistía que cada uno se encargaría de una tarea, Natsu se encargaba de cuidarme en su campamento y darme calor, Bee se encargaba de inspeccionar toda la cueva en búsqueda de alguna otra salida, y tu intentarías abrir paso por aquí ¿Cierto? — termino diciendo Amber mientras se imaginaba como dibujos todo lo que le explico, el ratón variocolor solo asintió una vez. — ¿Y tú lo has planeado todo? —

—Pi. — dijo el ratón asintió otra vez, tras esto la joven volvió a rascarle ahora en el mentón. — Pikaaaaaaaa. —

— Eres muy listo Rayo, se nota que complementas a God. — decía Amber con alegría y tranquilidad en sus palabras, al final esto último hizo estallar al cachorro. – ¡Por favor no le digas que te dije eso! –

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Amber entro en pánico al saber lo que se le había escapado de la boca. Estaba en calma en una situación donde debería estar llorando, y solo se preocupaba por lo que dijeran de ella. Rayo tenia sentimientos contradictorios por dentro.

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— Rrrroooaaaaar. — rugió con fuerza a lo que se abalanzó contra el ratón, y ahí cometió un gran error. Tantas veces que lo habían sorprendido en toda su vida God había logrado mejorar los reflejos del ratón a tal punto que podía prevenir cualquier ataque incluso a centímetros de distancia, una tortura para un pequeño pichu había terminado en un beneficio para el debido a la confianza extrema de su entrenador lo obligaba a ser su alarma aunque fuera gratificante electrificar a su terco entrenador. Usando su cola platino como escudo el cachorro chocó contra ella lastimándose la nariz.

— Natsu, no es momento de jugar. — decía Amber tomando al cachorro en brazos, su única manera de calmarlo. — Aquí no veo que podamos salir por aquí, supongo que hay que esperar hasta que llegue Bee. —

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Amber se acercaba a donde había caído el derrumbe mirando el sitio de donde descendió y recordando la mirada de la preocupación de esos ojos color carmesí antes de que ella misma se pusiera así.

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— Espero que ellos estén bien. —

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/MIENTRAS/CUEVA UNION/ENTRADA/

— Al fin llegan, si ya están listos vamos a terminar con esto. — dijo Zeke cortante dándose vuelta comenzando a caminar.

— Si, por favor guía el camino. — dijo asintiendo apunto de seguirlo pero fue detenido por la mano en su hombro.

— God, sé que costó mucho hacer al Têtu que nos ayudará, pero ¿Estás seguro que podemos confiar en él? Hasta hace poco te habría querido aplastar al primer intento. — decía Naomi a su lado en voz baja seria sin quitarle la vista al castaño. — Lo que estamos haciendo no tiene tanta posibilidad de que salga bien, menos si ese es nuestro guía. Creo que sería mejor pensar con más detalle lo que debemos hacer y... —

— No te preocupes, Todo saldrá bien. — dijo God poniendo su mano en su hombro.

— ¿Porque cada vez que dices eso luego pasan cosas malas? — decía Naomi dándole una fría brisa cubriéndose. — La última vez fue con esa dichosa expansión que nos dejó en casi quiebra. —

— Vamos, solo fue una vez, no he vuelto a ser algo así. — se justificó God subiendo un poco la voz.

— ¿Sabes que llevamos apenas una semana que creamos el grupo cierto? — termino diciendo llena de risa la joven hasta tratar de volver en si a su serena forma de ser. — Volviendo al tema, aun no estoy convencida de lo que planeas hacer sea lo correcto. —

— Entonces hagamos algo. — dijo God tomando la mano de la entrenadora sorprendiéndola. — Apostemos. —

— ¿Eh? ¿Para qué? —

— Así me sentiré más motivado allá adentro. — dijo God tratando de levantarle el ánimo de nuevo— Si salimos de esto bien entonces me darás la campana concha que encontraste y otro favor que pediré después. —

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God apuntando al bolso de la joven amatista.

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— Hipotéticamente si esto tuviera sentido ¿Que ganaría yo? —

— Tendrías libre control sobre mi voto en el grupo, mi superball y podrás decirme todas las veces que quieras " Te lo dije". — Con aquellas palabras God vio que su compañera había picado el anzuelo pensando en la gran oferta teniendo en mente esa probabilidad. — Entonces ¿es un Sí? —

— De acuerdo, pero luego no te eches para atrás. — dijo Naomi tomando la mano del otro entrenador. – Por mi nombre, Lo juro. –

— No te preocupes, nunca volveré a romper una promesa. — dijo God con un tono más serio sonriendo estrechando bien sus manos a lo que Naomi le respondió la sonrisa.

— Oigan parejita, muévanse. – Grito Zeke asqueado al ver esa clase de situación. – no es momento de estar tomándose de las manos, luego se dan sus cariñitos. —

— Si, lo siento, vamos en seguida. — dijo God sin darle mucha importancia a las palabras del castaño, sin notarlo Naomi se había puesto roja antes esas palabras pero no sabía que decir. — Vamos Nao. —

— ¡No somos pareja! — gritó Naomi con fuerza con mucha vergüenza, Zeke solo se rascaba la cabeza sin saber porque había aceptado ayudarlos.

— Tcch ¿En qué demonios me metí? —

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III. Orgullo y Humildad.

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En la costa del gran lago que se encontraba ahí Amber junto a los dos pokemon esperaban la llegada del avispón venenoso. La entrenadora se mantenía observando el gran lago donde el agua cristalina parecía hasta llegar a la espesa neblina que se podía ver más allá de la mitad de aquel hermoso lago. Mientras el cachorro castigado tenía que llevar un cono de papel donde tenía inscrito la palabra "Malo" no paraba de gemir en tristeza viendo a su entrenadora, Rayo se limpiaba con un pañito el polvo que le había caído esquivando varios ataques del cachorro viendo con un poco de lastima al cachorro consentido. No obstante, no era tan bueno como para ayudar a alguien que le había atacado por una rabieta.

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— No me mires así Natsu, hiciste mucho alboroto allí. — dijo tranquila la joven ante los lamentos de su pokemon, respuesta que solo aumentó los gemidos de su pokemon.

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Aunque el ratón simplemente vio la zona donde el cachorro tuvo su rabieta aunque claro con ella pudo saber que era imposible pasar por esa zona, aun tras casi fundir el mismo suelo de piedra en ese lugar no pudo más que fundir el concreto haciéndolo más difícil de partir con su cola platino descartando esa opción, razón por la que era mejor que el pokemon tipo fuego se calmará en la "reprimenda".

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Poco después de un rato la entrenadora empezaba con unos ingredientes a hacer una comida rápida pero nutritiva, teniendo en cuenta el tipo de comida para recuperar sus energías y que sus cuerpos vuelvan en si el flujo de minerales y vitaminas en su cuerpo que les permitía vivir sanos, utilizando su conocimiento en la nutrición de esos tipos de seres podía así crear una cantidad aproximada de comida para el mejor rendimiento de los pokemon para una vida cotidiana, ahí se mantuvo ocupada un rato hasta que un leve zumbido llamó su atención.

— ¿Bee? — Amber levantándose de la roca donde se encontraba fue a ver más de cerca al observar que el avispón venía a rápida velocidad en su dirección, al verlo venir la joven soltó una gran sonrisa. — Que bueno ya volvió. —

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El ratón subiendo por la espalda a la joven llegó a su hombro empezó a gritar con fuerza para llamar la atención del pokemon, pero al ver más de cerca pudieron ver que el pokemon un par de veces caía al agua pero trataba con todo llegar a donde estaban, pero al llegar a unos metros el pokemon cedió el vuelo cayendo al agua.

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— Oh por los Cielos, Bee. — Amber quedo atónita al ver que había pasado, el ratón variocolor reaccionó y fue al rescate del tipo veneno, usando su misma electricidad formó una tabla eléctrica a lo que monto el agua y tomando de uno de los brazos del beedrill lo pudo sacar del agua llevándolo a donde estaba la otra aunque el avispón le midiera el doble de su tamaño. — Dale vuelta, déjame verlo. —

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Viendo sus heridas noto que había sido herido por objetos solidos que pudieron abrir heridas, tomando un pequeño botiquín y abriéndolo Amber notaba que en algunos productos escaseaba le costaría hacer esto, al menos que usará recursos naturales.

— Natsu. — El cachorro de fuego al ser llamado fue hacia su entrenadora con una mirada algo sorprendida. — Por favor, usa esa olla de metal, llénala de agua y por favor usa un pequeño Lanzallamas para calentarla. — El pokemon acato y siguió la orden.

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— Rayo, por favor tráeme de mi bolso un estuche marrón, necesito las hierbas que están ahí. — decía Amber mientras usaba un algodón y tomaba un poco de agua calentada por el growlithe. —Bien, desinfectar, curar y tapar. — Usando una de las hierbas triturada en pomada empezó a sanar al avispón tipo veneno para luego vendarlo. — Con eso será suficiente, naturalmente sanará en poco tiempo. — Los pokemon se sorprendieron ante aquel acto tan tranquilo de la joven siendo que la mayor parte del tiempo actuaba de una forma bastante más tímida, aunque parecía estar cómoda con ellos, el beedrill intento moverse pero su cuerpo no le permitió retorciéndose.

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— Por favor Bee, necesitas descansar, las células pokemon son fuertes pero no hacen milagros. — dijo la joven recostando al pokemon en la manta. — Dime que te paso por favor. —

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Entonces ahí Rayo entendiendo al tipo veneno le empezó a explicar así lo sucedido.

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— Entonces te emboscaron unos tipo roca cuando pasabas por la zona, intentaste defenderte pero ellos no caían por estar peleando en grupo, ahí usaste la neblina para escapar herido ¿Eso es lo que dijo? — preguntó Amber recreando la animación en su cabeza en forma de dibujos.

— Pi. — asintió el ratón siendo el traductor del avispón. — Bueno, al menos estas a salvo y eso es lo que importa. —

— Pikapikachu. — refuto el ratón pensando en otra cosa preguntándose un par de cosas en lo que había traducido, principalmente por la forma en que esos pokemon habían atacado al pokemon de sorpresa si solo exploraba la zona, podía ser que hayan entrado a su hipotético territorio o tal vez en búsqueda de alimento siendo la menos posible debido a que en simple vista un avispón de más de medio metro no se veía en pocas palabras "sabroso", pero de todos modos no podía hacer nada más que suponer.

— Solo dedícate a descansar, no quiero que te pase nada malo. — dijo Amber mostrando una sonrisa calmada y unas palabras llenas de calidez en su voz, de verdad parecía ser otra joven la que actuaba, la tímida joven mostraba esa actitud más abierta y más tranquila con los pokemon. — Pero dinos ¿Pudiste encontrar otra salida? —

— B-buzz. — decía el avispon asintiendo con pocas fuerzas.

— Entonces si hay otra salida entonces hay forma de salir de aquí. — dijo Amber alegrándose volteando a ver a los otros pokemon que estaban ahí. — Muy bien, cuando Bee se recuperé iremos a buscar esa salida. —

/MIENTRAS/CUEVA UNION/PLANTA BAJA/

Mientras el grupo se adentraban cada paso más a esa oscura cueva, el castaño observaba hacia el frente mientras veía en su visor salir un circulo holográfico pudo notar un mapa especializado de la cueva mostrando también un radar de los pokemon. God seguía sin mostrar expresión alguna en su rostro solo manteniendo la mirada en el castaño mientras que Naomi seguía cerca de God aunque aún temía de las acciones del castaño que podría estar guiándolo hasta el fondo de esa cueva para así eliminarlos con más facilidad, pero como su compañero mantenía la calma la relajaba cada vez que ponía su mano en su hombro sonriéndole diciendo la misma frase "Todo saldrá bien".

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Así tardaron un rato hasta llegar a una zona oscura y más estrecha donde el castaño por una alarma en el círculo holográfico creado por el visor hizo que parara en seco.

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— ¿Pasa algo? — pregunto God viendo hacia el frente donde estaba el castaño quien se mantenía solo leyendo la lectura en su visor, al estarse estático y no responder Naomi pensaba en lo peor y lentamente tomaba la pokeball de su ponyta para lanzarla en cualquier momento. — Oye... —

— Guarda Silencio. — dijo de forma seca viendo hacia su rastreador.

Oye, pero dime que... —

— Que te calles. — dijo con un tono más seco y serio dejando a God un poco sorprendido, hasta que pudo escuchar en el vacío de la pared el eco de mil aleteos sorprendiéndose.

— Abajo y tápense los oídos. — dijo God haciendo lo dicho junto con su compañera. A lo siguiente empezaron a oír aquellos aletos sabiendo que eran un grupo de zubats se acercaban ferozmente, pero el castaño ni se inmutaba ante aquel ruido aun sabiendo que venía. — Oye, cuidado. —

— Tchh, novatos. — El castaño solo sonrió retadoramente. — Reproducir. —

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Los visores tomando esa palabra como interruptor empezaron a emitir ondas casi inaudibles para ellas que no se hubieran dado cuenta de ello si no fuera porque aquellas ondas eran como chillidos a máxima potencia en los oídos de este haciéndolo retorcerse en el suelo pidiéndole que parara.

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Naomi pudo ver esto además de que logró ver la razón de aquel sonido notando que cuando llegaba el grupo de zubats estos también sufrían viendo que empezaban a chocar y volar de manera aleatoria siendo que algunos chocaban con las paredes de la cueva o con otros de su especie, no paraban de sufrir hasta tener que retirarse de esa zona dejando a varios heridos si tener que luchar, la de ojos amatistas veía esto un poco asombrada antes de levantarse viendo a su compañero aun en el suelo.

— God ¿Estás bien? — le ayudo a levantarse al otro mientras el con sus dedos índices se limpiaba un poco los oídos ahora Naomi poniendo su expresión de asco. — Iiiuuuuh dégoûtant. —

— Sí, estoy bien descuiden. — dijo levantándose de un salto antes de decirse hacia el cazador en búsqueda de una justificación. — Oye ¿Puedes decirme que fue eso que paso? —

— Una grabación de las ondas sónicas de antes modificadas para una baja frecuencia, solo debe afectar a los pokemon con un oído casi único. –

— ¿Y por qué demonios no puedes avisarme antes de hacer eso? — gritó God fastidiado. — Pudimos haberlos combatido de todos modos, no había que hacerles hecho eso. —

— Hubiera sido un desperdicio de energía tratar de hacerlo, incluso podríamos destruir la estructura de la pared en cualquier movimiento en falso. — dijo sin inmutarse viendo aun su rastreador. — Muévanse, habrá más hordas como esas si oscurece, debemos que ir por otra zona. —

— No tenemos tiempo de ir por otro camino, hay que ir al subsuelo lo más rápido posible. —

— Mira enano, recuerda quien es el que dirige aquí. — dijo el castaño arto del azabache volteándolo a ver enojado.

— Enano tu miembro, cuatro ojos de mierda. — dijo God levantando las mangas de su chaqueta.

— Oigan ustedes ya basta. — trato de detenerlos Naomi pero parecía que no escuchaban nada más que sus propias voces.

— Arreglemos esto de una vez. — dijo acercándose Zeke con ira hacia el azabache.

Adelan... — decía God subiendo su manga izquierda antes de ver el símbolo que se encontraba en su pecho, el símbolo de la media luna junto a la estrella, la marca de su compañera. — Olvídalo... —

— ¿Eh? — El castaño extrañado vio cómo el azabache paso de el para ver el fondo de la cueva. — ¿Acaso te acorvadas ahora? —

— No, solo cumpliré mi promesa con Amber. — dijo God volteando decidido. —Luego resolveremos esto de una vez por todas. —

— Si quieres ser comida de pokemon salvajes bien, pero no me culpes luego. — terminó diciendo el castaño sacando de nuevo su mapa holográfico volviendo a caminar hacia lo oscuro pasando a un lado del azabache quien mantenía la mirada hacia el frente.

— Gracias. — le susurró el de ojos rojos llenándole al castaño de más enojo al ver esa actitud más "madura".

Bien, pensaste antes de hacer una locura, me impresio... — iba a terminar de decir Naomi de cerca de God antes de ver que el con su mano vendada agarraba el símbolo en su pecho sabiendo lo que pensabas.

— Vamos Nao, aún falta camino que recorrer. — dijo God mostrándole una sonrisa un poco forzada siguiendo al castaño, mientras se alejaba Naomi ahora en su cabeza unía todo lo que había notado y pudo sacar una deducción.

God, sé que te estás tragando tu orgullo, pero no puedes cargar con toda la culpa. — dijo Naomi viendo al azabache caminar mientras apretaba los puños.

— Oye ¿vas a venir? — termino gritando God ya un poco más calmado.

—Voy. —

/MIENTRAS/CUEVA UNION/SUBSUELO 2/

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Pasado las horas del día la temperatura de la cueva iba bajando considerablemente tomando a los que se encontraba ahí por sorpresa, pero con un par de ramas de árboles que pudo encontrar, junto a la volátil azúcar envuelta en papel que poseía la joven como ingredientes para sus comidas y un poco de fuego del cachorro lograron encender así una fogata con la que podía mantener el calor. El gran avispón ya se encontraba en buen estado mientras revoloteaba un poco más lejos de las llamas por temor debido a su debilidad de tipo, mientras los dos otros pokemon se encontraban cerca de las llamas calentándose y la entrenadora con una manta que tenía más el grueso suéter verde que siempre llevaba puesto veía el movimiento abrazante de las llamas recordándole antiguos recuerdos ocultando su rojo rostro entre sus largos cabellos del color de la miel.

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— Me pregunto cómo estarán Naomi-san y God-kun, de seguro estarán bien, aunque... — Su mente se llenaba de duda cuando veía aquella las llamas crecer. — Si logramos salir de la cueva por la salida que encontró Bee... entonces puede que no... Los vuelva a ver. —

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Al decir eso la joven noto que los tres pokemon habían oído esas palabras aunque fuera por accidente.

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N-no digo que no los volvamos a ver nunca más, sino que nos separaríamos temporalmente, y... no sé cómo los podríamos buscar... —terminó diciendo Amber mientras metía sus piernas dentro de su suéter y ocultaba la mayor parte de su cabeza dentro del cuello de tortuga de este, luego de haber podido pensar un poco más luego de haber podido "sobrevivir" todo esos acontecimientos como cualquier otro ser humano se puso a pensar en lo que debía hacer para su cuidado y protección.

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Ese instinto de supervivencia la hizo tomar una cucharada de realidad al ver las opciones que tenía, no podía quedarse a esperar un rescate viendo la cantidad de comida que tenía. Lo mejor era salir de ese lugar cuanto antes, pero el problema era que desconocía cualquier manera de llegar hasta ella, solo el avispón debería más o menos conocer la ruta en la que ir.

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Bueno... podemos ir hacia la salida que encontró Bee, y... luego de eso ir al centro pokemon, ahí podemos llamar al profesor Boreal y pedirle que se contacte con God—kun. — Con esas palabras los pokemon se alegraron al saber más del plan, aunque claro Amber no quería mostrar el temor que le había dado al pensar en las acciones que debía hacer.

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Ya pasado un rato los pokemon descansaban mientras que Amber miraba un poco preocupada el agua del gran lago en lo que se preguntaba así misma si sus compañeros de viaje se encontraban bien, si habían logrado salir a salvos, y claro, recordando que debía cuidar a los pokemon que habían quedado con ella y tomaría la responsabilidad de cuidarlos ante cualquier cosa, aunque en pensar en el gran daño que recibió el beedrill siendo incapaz de protegerlo, que podía ser más fácil que recorrer aquel camino de vuelta evitando pokemon salvajes, ahorrar comida y tratar de no ser víctima o comida de alguno de ellos, pero cuando su mente se llenaba de duda ella hacía lo que su abuela le aconsejo al estar en esos casos, tocar con el corazón.

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Sacando de su bolso que se encontraba cerca una ocarina circular color lavanda trayéndola cerca de su pecho.

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— Por favor, responde a mis sentimientos. — susurro Amber a la ocarina para luego tocar aquella suave melodía, las notas bailan al compás de la suave brisa que podía sentir en su rostro, la melodía de aquella flauta lograba calma el corazón y alma de quienes podían escuchar su aquel silbido que traía a la memoria a los pokemon sus mejores momentos, por así decirlo aunque fuera por unos segundos... los llevaba a su lugar feliz.

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Cuando tocaba la ocarina, Amber podía asentir aquel sentimiento recorriéndola, aquella sensación llena de felicidad y calma en sus recuerdos más jóvenes. Y sin notarlo junto aquella melodía de su instrumento una voz empezaba a cantar al mismo compás de lo que la joven con la ocarina tocaba, aquella unión de sonidos era tal que en esa creaban armonía al que la escuchaba.

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Aquella voz se originaba entre la espesa niebla donde una silueta en forma de dragón se aproximaba, junto a los grandes problemas que con este avecinaban.

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