I. Tranquilidad Repentina.

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El entrenador viendo al vacío mientras tarareaba una canción esperaba algo impaciente a que las dos jóvenes a unos pasos detrás de él le dejarán poder voltearse sin recibir otro ataque de Naomi, puesto esta estaba ayudando a la joven de color miel a cambiarse la ropa mojada nuevamente y ponerse la ropa que había dejado antes en la cueva.

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Para evitar que se lastimara la joven la había ayudado en todo momento tanto en buscarla como en ayudarle a ponerse su ropa con mucho cuidado de no hacer más grave la torcedura, aunque esto solo hizo a Amber sentirse un poco rara al estar en un contacto así con otra mujer.

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– Ya está, ahora creo que si no te mueves mucho el torniquete durará lo suficiente para salir de aquí. – dijo Naomi terminando los últimos detalles, con la vieja camisa del entrenador Naomi había logrado mejorar el torniquete para cuidar el tobillo de su compañera de viaje. – Trata de no esforzarlo mucho y mañana posiblemente este mucho mejor. –

Muchas gracias, Naomi-san... – dijo suavemente la joven ya con cuidado levantándose pero casi cayendo sino fuera por el apoyo de Naomi. – Gracias... –

– Debes tener cuidado, Amber. Ha sido un día largo, es mejor terminarlo sin más sorpresa. – La joven le ayudó a levantarse y sentarse en una de las rocas. – Bien, ya están todos a salvo. Ahora que todos están curados estamos bien por el momento. –

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– ¿Puedo voltear ya? –

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El entrenador algo fastidiado veía a al vacío intentando mantener la calma y tratando de pensar un poco en aquella silueta de hace rato en la flama de fuego y que por un segundo pudo ver una mirada un par de ojos que lo llenaron de miedo al verlos, estos eran los mismo que él podía ver cada mañana al levantarse, sus ojos carmesíes como su propia marca personal los pudo observar y se preguntaba a sí mismo.

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¿Qué había pasado?

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Al final, esos pensamientos tuvieran que ser para después al ver al cazador acercarse mientras escurría de su ropa mojada y se abrazaba así mismo para intentar darse calor por la baja temperatura que había aún en ese lugar.

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– Miren quien volvió, el capitán regresó al Navío. –

– ¡C-a-cállate! se kadabra me teletransportó a unos metros encima del lago y desapareció como todo cobarde. – decía el cazador temblando levemente mientras se acercaba abrazando una almohada que parecía tener una función térmica dentro que desprendía y le daba calor, el kadabra solo cruzó sus brazos viendo con desprecio al cazador al aparecer. – Supongo que significa que la tregua acabo, espero que te prepares porque la próxima vez que ataques no me contendré. –

– Vamos vamos, tranquilos ambos. No tenemos mucho tiempo antes que oscurezca y el camino es largo por lo que es mejor concentrarnos en lo que hay que hacer. –

– ¿De qué carajos hablas? –

– En pocas palabras God quiere hacer que ese geodude se vuelva el Alfa. – dijo Naomi mientras ayudaba a la joven color miel a moverse hacia donde estaban estos dos hablando. El cazador estupefacto miró al geodude que ahora estaba curado con una cicatriz en forma de estrella en su frente quien parecía estar igual de desconcertado que este cazador.

– ¿Tiene que ser broma? – dijo el cazador golpeándose la frente con menos fuerza ya recuperado un poco más del frío. – No puedes simplemente elegir que un pokemon cualquiera pueda ser el Alfa, solo los de la zona pueden decidir quién será el Alfa. –

– Pierdes el tiempo Têtu, llevó un rato diciéndolo pero no quiere escuchar. Los Alfas son algo que los humanos no podemos entrometernos. –

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En la mente de Naomi un leve recuerdo de como una figura de una pokemon femenina envuelta en una luz viéndose aquellos bellos jardines desprendieran una belleza mayor de todos los colores se ponía ante ella trayendo a la entrenadora ese sentimiento de miedo y preocupación al sentir la presión de dicha pokemon. Aquel recuerdo afirmaba lo peligroso que era estar cerca de un Alfa, y solo le bastaba ver a su bolso donde se encontraba la pokeball de su pokemon rebelde.

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– Los Alfas son seres que aún desconocemos. De alguna manera obtiene una fuerza mucho mayor a la que podría un pokemon común imaginar a tener. –

– Si si si, creo que todos aparte del mocoso este saben eso. Bla bla fuerte Bla bla meternos con los elegidos por la naturaleza está mal bla bla bla. – dijo el cazador con un tono lleno de molestia ante lo que iba a decir Naomi. – Es el mismo cuento en todos lados. Si sabemos que estos son posiblemente Jefes de mazmorras, ganas su respecto y te dan una recompensa si demuestras tu valor. Es más incoherente que nos premien al casi matarlos como que son solo elegidos por la misma cueva. –

– Pero si tú eres el que ha visto a una en acción. – El entrenador recordó ese dato antes dicho. – En fin ¿Cuál es tu punto? –

– Mi punto es que se cómo es un Alfa, y ese geodude no tiene nada. Te lo mostraré en un momento, Samip. –

– Analizado y listo Señor Zeke. Siempre un paso de adelante... –

– Sí sí sí, recuérdame cuando tenga tiempo de modificar tu límite de confianza. – el cazador no aguantaba más la impertinencia de esa voz casi humana. – De verdad tengo que revisarle su configuración. Cada día se vuelve más rebelde. –

– También lo quiero, señor. –

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Con un rayo de luz salido del proyector de su visor mostró una pantalla parecida a un menú de videojuego donde demostraba los datos del geodude ahí presente. Incluso el entrenador mostró una expresión de asombro por la tecnología y una un poco de confusión al no entender varios de los datos numéricos que había en esta pantalla holográfica. La joven de color miel no entendía muchas cosas pero se daba una idea siendo Naomi la única aparte del cazador en ver aquellos datos.

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Estos no mostraban nada raro en el pokemon. Su nivel era un poco bajo, pero podía ser más fuerte que los demás del lugar tal vez por haber intervenido en el combate, y ganado experiencia de sus aliados. Sus estadísticas no eran tampoco algo tan sorprendente y sus ataques no eran mucho más que los normales de su especie.

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El cazador tenía razón en que el pokemon no mostraba ninguna cualidad que lo destacara de los otros. God solo sonrió notando la naturaleza de este pokemon ya haciéndose una idea de cómo pensaba el geodude decidiéndose aún más con su idea.

– ¿Ya lo ves? No tiene nada que lo destaque. Apenas tiene unos niveles un poco más arriba de los otros, no tiene madera para nosotros. –

– No juzgue a un libro por su portada ¿recuerdas? – dijo God acercándose al geodude.

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Este tuvo una leve duda acerca de las intenciones del entrenador, pero este no mostraba algún signo de querer atacarlo por lo que le dio el beneficio de la duda.

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Acariciando al geodude en la cicatriz, provocada por aquello que recibió protegiendo a Amber. El entrenador trataba de ver con más cuidado en sus ojos y notaba lo que quería ver.

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– ¿Podría preguntar cómo es que actúa un Alfa? – Amber estaba dudosa de lo que pasaba, así que se acercó al tipo que los había ayudado.

– Según tengo entendido son como los Jefes del Sitio, se encarga de proteger a los pokemon y a la zona donde viven. – God explicaba según lo que entendía. – Si los entrenadores se meten con la zona ellos intervienen, pero jamás había visto que los Alfas quisieran asesinarnos como medida. Ese golem no se venía con cuentos, quería eliminarnos a cualquier medio posible. –

– Ese no era un Alfa, solo es un pokemon resentido con las personas que buscaba romper todo lazo con estos. – dijo Zeke viendo a su alrededor observando a su alrededor todo aun congelado y viendo que el hielo aún no mostraba signos que se empezará a derretir trayéndole curiosidad haciendo un escaneo de esta capa sólida de hielo. – ¿Qué, no era obvio? Los golem así no aprenden movimientos tan raros como el puño trueno. –

– Si, entiendo eso pero ¿Por qué motivo actuaría así? Obligar a todos de la cueva a seguirle ¿Por qué? – preguntó Naomi no entendiendo muy bien ese detalle. – ¿Por qué motivo tendría tanto odio como para tratar de aniquilarnos si no nos conoces? –

Tal vez... Lo abandonaron... – susurró el joven color miel viendo al suelo imaginándose como se sentiría.

– Eso tendría sentido, un resentido queriendo tomar venganza con sus agresores. Por qué me suena a una ridícula trama de adolescentes. – decía sarcástico el cazador viendo más o menos los datos mientras los escuchaba hablar. – Aparte, los golem evolucionan por medio de la recreación de su cuerpo físico tras un traslado en forma de luz. –

– En español, Capitán. –

– Evolucionan por un intercambio. – le respondió la joven de ojos amatista aclarándole la duda algo molesto por ser interrumpido. –

– Y deja de decirme así, no pondrás una moda. –

Disculpen... – la atención de los tres se fijó en la dueña de aquella suave palabra, más con la atención de los tres la joven por poco casi suelta al cachorro de fuego que estaba en sus brazos noqueado. – Bueno... Cuando vivía con mi abuelita... muchos pobres pokemon venían lastimados y yo me encargaba de cuidarlos hasta que estuvieran bien, pero... –

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El tono de voz de la joven decía más de cómo se sentía mostrando la tristeza en cada palabra que decía.

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– Es algo común hoy en día, son las crías fallidas del competitivo. – dijo el cazador que con una tableta empezó a escribir datos nuevos y atrayendo la atención de los tres entrenadores. – Hay grupos de entrenadores que utilizando diferente pokemon usan recursos especiales la crianza para crear pokemon más poderosos con movimientos especiales. –

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Zeke hablaba de manera lógica, pero esto molestaba a Naomi mientras que God estaba serio.

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- Es simple lógica de comerciante deshacerse de los que no sirven. – Zeke analizaba la situación con los datos que había obtenido. – Mucho menos los podrían vender pues sería un daño más que otros los recibieran y crearan sus propias mercancías defectuosas. Es un error que acabaría un negocio fácilmente. –

– ¡¿Cuál es tu problema, como puedes estar hablando así?! ¡Son seres vivos de los que hablas con frialdad! – le gritaba Naomi molesta ante la actitud del cazador, pero el cazador solo se levantaba y la veía a los ojos sin interés alguno. – Antes tenía mis ideas y me mantenía con la mente abierta, pero parece que todos son iguales. –

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Si las miradas pudieran matar, Zeke tendría un hueco en la frente. Sentía la molesta hostilidad de Naomi hacia a él, y no entendía el motivo. Solo había dicho la verdad.

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– Mira rata de biblioteca, yo solo estoy diciendo lo que es verdad. Así que mejor guárdate tus argumentos que yo jamás me he metido en un negocio tan bajo y sucio. – Zeke estaba molesto de ello. – No tengo para nada planeado en meterme con pokemon así. Yo no caería tan bajo. –

– ¿Y ser un cazador es claro uno mejor cierto? Tú eres un Cazador, atrapas pokemon y los vendes al mejor postor sin importarte nada más. – Naomi estaba dispuesta a ir a la ofensiva, y su mano parecía deslizarse hacia su bolso. – ¿Que te hace mejor que un traficante? Según yo, los veos en el mismo nivel, son peor que escoria. –

– Si tienes algún problema con mis decisiones pues intenta detenerme, pero cuando estés indefensa te daré tu lugar como mujer. –

– ¡¿Qué dijiste?! – la joven amatista apuntó de lanzar a su croconaw a combatir ante aquellas palabras fue detenida por el entrenador que le negaba con la cabeza que no hiciera algo así ahora, no era el momento.

Muchos... – los leves susurros de la joven color miel llamaron la atención del entrenador viendo una lágrima caer por su mejilla algo roja en el momento. – Muchos... han sido pequeños y jóvenes que he encontrado, pero hay muchos que... No he podido salvar. –

– Amber... –

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La joven ya no podía decir más al punto de casi romper en llanto recordando como a veces podía ver pokemon fallecidos en su camino y no poder hacer nada más que imaginarse que tanto habían sufrido, pero que a su sorpresa el abrazo de God, que tomó la iniciativa viendo que la joven empezaba a necesitarlo y recordando que ella le había hecho el mismo favor, quiso darle el mismo calor que ella le había dado para tranquilizarse.

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– Tranquila, no digas más. –

Es... Está bien... –

– ¡Ejem! – La joven amatista se molestó ante tal cambio de tema y parándose con firmeza enfrente de los dos. Seria por el cansancio, o por el hecho de que se pusieron enfrente. – ¡¿Podríamos continuar con lo del Alfa?! –

– Si, lo siento. – preguntó el entrenador rascándose la cabeza mientras la joven abrazaba con un poco más de fuerza al cachorro ocultando la parte superior de su rostro con su cabello. – ¿Dónde nos quedamos? –

– En que nos decías que este Geodude podía ser el Alfa. – dijo Naomi ya algo cansada de tantas vueltas en la discusión. – ¿Qué es lo que puede tener como para que tu estés seguro de que puede tomar ese papel tan importante? –

– Simple, lo muestra en su mirada. – el entrenador volvió a acercarse al geodude y lo acarició mientras lo veía a los ojos. –

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Zeke se golpeó la frente con la palma al oírlo.

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– Oh genial, muy bien. Esta vez me quedaré callado y oiré al profesor dar la clase. – el cazador sarcástico se sentó en la cabeza de un graveler poniendo una expresión alegre esperando a que God hablara. – Adelante, espero para tomar notas, profesor. –

– Idiota. – susurró la joven color amatista. – Continua, God. –

– Ustedes dos conocen como son los Alfas ¿verdad? Líderes de las zonas donde viven y protegen a los demás. – decía God sonriéndole al geodude. – No sé cómo piensen ustedes pero yo sé cómo debe ser un líder. –

– Aja ¿Y cómo es? –

– Simple, un líder es quien cuando los problemas aparecen se pone enfrente a los demás, quien da la cara por el bien de sus compañeros y no se permite así mismo que los demás salgan heridos. –Dijo God contando con sus manos. –Tal vez no conozco nada de los Alfas en sí, supongo que jamás me había interesado en eso cuando exploraba, pero mi madre me decía que para ser un líder se debía tener un sentido sensato de la justicia y ser capaz de seguirse a sus decisiones. –

Entiendo... Pero ¿Cómo sabes que este geodude tiene lo que tú crees? – la pregunta de Naomi tenía sentido atrayendo la atención de todos incluyendo al geodude que también quería entender mejor la razón de las palabras del azabache.

– Cuando me alejaron de Amber estuve muy preocupado de no llegar a tiempo cuando la iban a atacar, pero este cabeza dura se opuso a continuar con esto, aun sabiendo lo que le esperaba siguió sus ideales y protegió a Amber. Eso me basta para saber cómo es que piensa. –

– Disculpe, Profesor. – dijo el cazador levantando la mano alegremente siguiendo el juego. – ¿Esto irá para el examen? –

– Silencio… Têtu. – le regaño la joven color amatista cansada de los comentarios humorísticos sin sentido del cazador, este solo sonrió complacido al verla enojada. – Aun no entiendo como lo soportas, por mí si Nitro estuviera bien lo atacaría con una Rueda Fuego. –

– Es el mismo caso que de este pequeñín, Nao. – El entrenador se levantó y coloco su mano en el hombro de su compañera viendo al cazador. – Al final no podemos juzgar a un libro por su portada, como lo han mostrado en el fondo de estos tienen corazón, solo se hace el rudo. –

– Si sí, sigue diciendo eso hasta que te lo puedas creer. Zeke poco a poco se fue alejando unos pasos dejando confuso a los entrenadores. – Voy a ver algo mientras se ponen de acuerdo, cuando vuelva espero que estén preparados para salir de aquí. –

Vaya pedazo de... –

– ¿¡Naomi-san!? – la joven se sorprendió tapándose la boca al saber lo que iba a decir su compañera.

– ¿Qué pasó con los modales? Señorita Estudiante Estrella. – dijo God en broma a la joven.

– De verdad no soporto a la gente como él. – dijo Naomi viendo alejarse al cazador.

– El sentimiento es mutuo, princesita. – Grito el cazador a la distancia dejando a la joven amatista sorprendida de que pudiera escucharla.

– Su visor puede recibir ondas de sonido de muy lejos, es una ventaja de tener los mejores equipamientos para entrenadores. –

– Por Celestia ¿Por qué los idiotas tienen las mejores cosas? –

– Te caerá mejor cuando lo conozcas, tal vez. – termino diciendo God yendo a donde estaba la joven con los dos pokemon y el geodude. – ¿Cómo están ellos, es muy grave? –

No... Discharger y Natsu están bien, solo están cansados... Dormir en sus pokeball les ayudará... – dijo suavemente la joven mientras acariciaba las cabezas de los dos pokemon que estaban acostados encima de una manta.

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Amber veía descansar a los pokemon quienes le habían cuidado todo ese tiempo protegiéndola y llegando a ese estado, la joven quería agradecerles de verdad por todo lo que habían hecho por ella pero el momento no era adecuado. El azabache se acercó a su compañero y colocó su cabeza pegándola a la del ratón variocolor cerrando los ojos.

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– Compañero, de verdad siento pedirte esto pero necesito que nos ayudes un poco más. – El entrenador sentía la leve respiración del ratón agitarse sabiendo que estaba despertando. – Necesito que te dejes ganar en un combate. –

– ¿De qué hablas? –

– Este pequeño contribuyó en el combate y parte de la experiencia pasó a él, el problema es que no es suficiente para que evolucione, por eso necesito que Rayo "combata" con geodude y obtenga mucha mayor experiencia que solo combatiendo con algún otro salvaje. –

¿Eh? Pero... – iba a decir la joven pero no le lograba salir las palabras.

Es un buen punto pero los pokemon salvajes no reciben tanta experiencia en combate como los pokemon de los entren... Espera, si estás pensando en que... –

– Sip, lo voy a capturar. – Esto sorprendió al geodude tanto que casi atacaba al entrenador poniéndose en guardia. – Tranquilo, solo te capturare para que la experiencia de mucho más y tengas el nivel para proteger a tus camaradas. –

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El geodude veía algo dudoso ante las nuevas palabras del entrenador, pero por todas las acciones que había tomado terminó aceptando un tanto preocupado el plan debido a la falta de otras opciones.

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La siguiente hora los entrenadores tuvieron bastante que hacer siguiendo el plan de los ojos carmesíes. En un resumen de todo lo acontecido, el entrenador atrapó con la superball al geodude para luego intercambiarlo por Spike temporalmente con Naomi, así no solo recibiría el bono de experiencia de un entrenador sino también el bono por ser un pokemon atrapado por otro haciéndolo crecer aún más rápido.

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Aunque el geodude ciertamente no quería obedecer a Naomi le basto con darle un simple toque para que el ratón, por decisión propia, se "debilitara" cayendo al suelo. Sinceramente para la joven amatistas le costó no destacar las grandes fallas que tenía su plan, pero empezó a dudar de todos sus conocimientos cuando vio que una luz empezó a rodear al geodude. Poco después esta cambió de forma evolucionando a un fuerte graveler.

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Luego solo fue cuestión de volver a intercambiar para que God recibiera al Graveler y Naomi recuperara a su pokemon. Cuando ambos intercambiaron de nuevo sus pokemon, God ya decidido oprimió el centro de la greatball por unos 10 segundos y cuando escuchó el click dejo salir un rayo de luz azul apareciendo por segunda vez aquella silueta empezar a aparecer en el haz de luz.

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Y ahora... – El entrenador sonreía cruzando los brazos viendo aquella luz desaparecer de un potente rugido que sacudió el lugar y que el pokemon megatón apareciera de nuevo en escena bajo una nueva cara. – Ya tenemos un Golem, un paso menos. –

Pika... –

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El pikachu descansaba ahora en el hombro del entrenador que lo acariciaba la cabeza agradeciéndole por todo su esfuerzo. El Golem ahora se veía a si mismo reflejado en una superficie congelada notando el gran cambio tan repentino de todo su cuerpo, por un leve desbalanceo perdió el equilibrio y casi cae al suelo siendo sujetado por God.

– Tranquilo, tómalo con calma. Tardarás un poco a acostumbrarte a tu nueva forma pero cuando lo notes verás que significa haber evolucionado. –

– Hablas como si lo hubieras hecho tú también, – dijo Naomi viendo algunos datos en su Pokedex. – Es demasiado improbable pero viendo cómo eres y ver que ese plan funcionó me empiezo a replantear toda la lógica de este mundo. –

Bueno... No es como una evolución así de rápida, a mí me costó un par de años en mejorar pero luego te cuento eso. Por ahora probemos el terratemblor y libéralos cuando te de la señal ¿de acuerdo? – El golem atento a God observaba con mucho más cuidado los cambios que había tenido en tan solo unos minutos.

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