MENTIRAS A MEDIAS

VII

Disclaimer: ni SS, ni Saga y Mu son de mi propiedad, yo solo me entretengo con ellos.


La mañana de Shaka estaba siendo demasiado estresante, todos los invitados que faltaban han llegado unos detrás de otros, no ha tenido tiempo para hablar con la encargada de la boda por el ensayo del día de mañana, debía estar al pendiente de la decoración por algunas luces que aún no llegaban y también debía acordarse de pedirle las argollas a Mu para la boda. Tenía unas ojeras oscuras bajo los ojos por el cansancio, ha dormido poco y ha trabajado como nunca en su vida, ya solo le quedaba recibir a los últimos invitados para poder continuar con el resto de sus actividades y si tenía algo de suerte descansar un poco antes de la fiesta de despedida de soltero, además de que no ha podido ver a Aioria desde que se levantó en la mañana, apenas si pudo despedirse de él con un beso en la mejilla antes de salir, ya que seguía durmiendo cómodamente en su lado de la cama, el beso fue muy sutil, un roce, no quiso despertarlo pues suponía que debía estar trasnochado y lo necesitaba con todas las energías recargadas para que le ayudara a atender a los invitados durante la noche. Faltaban dos días para la boda y requería todo su apoyo para eso, solo porque no creía poder soportar tanta presión él solo.

El teléfono en su bolsillo vibró y una música predeterminada sonó casi inmediato.

—Hola… ¿están tomando el taxi? —preguntó mientras miraba el reloj de pulsera, eran cerca de las once de la mañana— Los estaré esperando en la entrada del hotel, nos vemos. —Los dos últimos compañeros de la universidad que faltaban estaban en camino y eran también los últimos invitados por llegar, no demorarían no cinco minutos, suspiró cansado, si todo salía bien podría tener algo de descanso en la hora de almuerzo, quizás hasta podría comer junto a Aioria.

Tomó su celular y le envió un mensaje de texto a su futuro esposo, para quedar juntos a comer después de recibir a sus amigos. Apenas unos minutos más tarde su celular sonó indicando una nueva notificación, la vio a través de la pantalla, un solitario Ok se mostraba como respuesta de su prometido. Una sensación de alerta nació después de eso que fue opacado por el ruido de un vehículo que llegaba a la entrada del hotel. Shaka guardó su teléfono, descartando cualquier idea negativa, no era momento de pensamientos intrusivos que arruinaran el día.

Bajando del automóvil venían dos hombres, uno pulcramente vestido, el cabello perfectamente acomodado arrastrando una maleta con ruedas. Afrodita había mantenido siempre esa lozanía que se caracterizaba desde joven, esa frescura elegante y jovial fueron uno de los motivos por lo que se había vuelto bastante popular en la universidad. A su lado venía otro hombre con el aspecto más relajado, los primeros botones de la camisa azul oscuro abierta por el calor de la temporada luciendo una sonrisa divertida de autosuficiencia.

Ambos compañeros formaban parte del circulo de amistad que tenían, aquellos que pertenecían a una generación diferente a la de él y Aioria, formando parte del club de los alumnos extranjeros del campus. Tanto Afrodita como Ángelo, fueron estudiantes de medicina, quienes después de graduarse tomaron ramas diferentes, pero por azares del destino terminaron trabajando en un pseudo compañerismo. Afrodita se especializó en farmacología, trabajando en una de las grandes cadenas de laboratorios farmacológicos, para posteriormente crear su propia empresa de laboratorio; Ángelo, sin embargo, se enlistó en el cuerpo policial especializándose como médico forense, por lo que de vez en cuando requiere de la ayuda de Afrodita para verificar ciertas sustancias en los cadáveres.

Ambos saludaron y felicitaron a Shaka por su compromiso, no habían tenido tiempo de hacerlo anteriormente, ya que el trabajo que ambos tenían consumía gran parte de su tiempo. Shaka lo sabe y valora el tiempo que sus amigos han tomado para venir hasta aquí.

—¿Dónde está Aioria? —preguntó Afrodita, acomodándose los pliegues de su ropa— pensé que podría ver su cara de ansiedad, —siguió, bromeando— sabes tengo unos medicamentos muy buenos por si necesitas calmarlo en algún momento. —Afrodita le guiño el ojo y Shaka solo pudo sonreír.

—No es necesario, —se rio, imaginándose a él mismo drogando a su esposo para que bajara las revoluciones, Aioria era particularmente más inquieto cuando está nervioso— en este momento está en el hotel, llegó tarde anoche, se quedó con Shura en el casino hasta tarde. —las miradas que intercambiaron ambos invitados pasó desapercibido por Shaka.

—¿Ese bastardo ya está aquí? —se burló Ángelo rascándose el mentón— Ese maldito no desaprovecha ningún momento… —un codazo lo hizo callar de inmediato, Afrodita le hizo un gesto para que cerrara la boca, en ese momento Shaka estaba viendo su celular, le acaba de llegar un mensaje de Mu, pero no pasó por alto aquel comentario burlesco.

—Bueno Shaka, si no necesitas mantener tranquilo a tu león bien podría recomendarte cierta pastilla para tu noche de bodas. —sonrió mostrando una blanca y perfecta dentadura. Negó nuevamente el ofrecimiento, la verdad es que con Aioria, jamás ha tenido un problema en el sexo— Bueno, si necesitas algo, sabes dónde encontrarme.

Luego de la charla que tuvieron Shaka les dio a ambos la tarjeta de su habitación, guiándolo hasta el lobby del hotel donde se encontraba el ascensor. Al ver que ambos se fueron tomó su celular y marcó el número de teléfono.

—¿Qué ocurre? —la voz de la otra persona era suave, pero con hablaba rápidamente— Podríamos reunirnos en el restorán del hotel, tengo dos horas libres antes de la reunión que tengo con los ejecutivos de eventos del hotel y la organizadora de bodas, podríamos almorzar… claro, de acuerdo… muy bien, no olvides llevar las argollas, gracias Mu. —cortó la llamada, había algo extraño en el tono de voz de su amigo, miró el reloj, la primera mitad del día ya se había ido.

Caminó en dirección al restorán esperando la llegada de su amigo, mientras texteaba un mensaje a Aioria que lo esperaba para almorzar a la una de la tarde, quizás logre tener un tiempo con su novio, aunque sea una hora.

oOo

Aioria había amanecido con un dolor de cabeza horrible, tanto por el whisky que había bebido la noche anterior, como por los pensamientos que ha tenido revoloteándole la cabeza desde que Shura le ha confesado tal desagradable noticia. Se metió a la ducha para darse un buen baño de agua fría, las venas de las sienes palpitaban fuertemente y eso lo hacía desesperarse aún más. Una parte de él decía que todo lo que había dicho su amigo de la infancia era una mentira, que quizás había confundido las cosas debido a la ruptura que había tenido con Mu, pero, por otro lado, la parte más insegura de sí mismo le decía que podía ser cierto, que Shaka y Mu podían estar manteniendo un romance platónico desde hace años.

En tiempos de universitarios Shaka siempre había mantenido un contacto más estrecho con el pelilila que con el resto, incluso, todo el mundo pensaba que ellos serían en un futuro una potencial pareja, pero eso no había impedido que él no se la jugara por conquistar al joven hindú, fue perseverante y decidido hasta que logró que Shaka aceptara una cita con él, desde ahí todo se había ido en línea recta, Mu formalizó su relación con Shura y simplemente la relación entre su ahora prometido y su amigo habían quedado en una fuerte amistad que había perdurado con los años.

Nunca más tuvo dudas, jamás, hasta el día de hoy, a vísperas de un matrimonio que él deseaba y anhelaba que fuera feliz, próspero y duradero hasta la vejez. Sin embargo, aquella seguridad de aquel futuro prometedor al lado del rubio se estaba desmoronando cual glaciar en verano. Dejó que el agua de la ducha callera por unos buenos minutos sobre su cabeza, intentando recobrar el sentido y tranquilidad de los días anteriores, pero por más que lo intentara su mente traía consigo un par de imágenes de su novio con otro hombre, a ellos juntos por el campus, juntos en las salidas de descanso, juntos en la fiesta de graduación, se talló la cara con las manos, frustrado por no poder mantener la calma de sus sentimientos, recordó también un par de veces en las que Shaka estaba muy al pendiente de las llamadas de Mu, especialmente cuando este había terminado de forma desastrosa su relación de años, que incluso se extendió por unos cuantos meses más.

Y es que Shaka significaba tanto como significaba su hermano para él, el hindú había logrado hacer que la tristeza por la muerte de su hermano fuera más llevadera, le enseñó a entender el dolor de una pérdida y la aceptación de la misma, le mostró que no estaba solo, que siempre podía contar con él para afrontar los problemas que la vida le colocara en el camino y ahora, en medio de esta turbulenta experiencia, todo eso que sentía se transformaba en dudas y en miedo a perderlo.

Salió de la ducha envuelto en una toalla blanca, sacó del velador una caja de analgésicos y se echó dos píldoras en la boca y las tragó con un gran sorbo de agua. Revisó el celular, el mensaje de su prometido resaltaba entre las notificaciones que tenía donde le invitaba a almorzar después de recibir a los últimos invitados. Apenas si pudo responder con un Ok, su mente no estaba todavía lo suficientemente despejada para poder responder algo más extenso, pensó en que quizás esto le ayudaría a tener un momento para hablar a solas sobre esta acusación, pero significaría contarle a Shaka como es que se enteró de este rumor en primer lugar y temía que al contarle este pudiera terminar odiando a su mejor amigo.

Era un gran lío. La cabeza de Aioria era un gran lío.

El cenizo se tomó su tiempo para vestirse y se recostó en la cama para pensar de manera positiva, pensando que hablar sobre esto sería lo mejor, resolver el problema antes de que las dudas lo pudran por dentro, sin embargo, la sola idea de fallarle a Shura se repite una y otra vez en su mente.

oOo

Cuando Shaka llega al restorán del hotel Mu ya se encontraba sentado en una mesa para cuatro personas, pero le llamó la atención encontrarlo solo, su novio no parecía estar por ahí cerca. Se sentó con cuidado para no pillar desprevenido a su amigo quien estaba concentrado con la vista puesta sobre el celular, apoyando la mejilla perezosamente sobre su mano manteniéndose firme con el codo sobre la mesa, mientras que la otra mano sostiene el teléfono deslizando el pulgar con desgano por la pantalla, se veía triste, no era la misma persona de hace unos días.

—Buenas tardes, Mu. —saluda Shaka frente a Mu, la voz varonil lo sacó de su trance y se enderezó sonriendo, devolviendo el saludo y dejando su celular sobre la mesa ocultando la pantalla— ¿Cómo has estado?, siento que no hemos tenido tiempo para hablar de ninguna cosa a pesar de que estamos bajo el mismo hotel. —le dice con entusiasmo, esperando poder conversar tranquilamente dentro de los minutos que le quedan.

—Es cierto, la verdad no he querido meterme en tus ocupaciones, sé que llevas la mayoría de la organización y debe ser realmente tedioso tener que tener a gente encima cuando se está tan ocupado. —le responde tan cordial como ha sido siempre, a Shaka le agrada eso.

—Tú no eres una molestia Mu, aunque tienes razón, no he tenido mucho tiempo entre todo este alboroto de la boda, pero siempre podemos hacer un espacio para los amigos. —Mu se siente mal, ha estado todo este tiempo tratando con Saga que había olvidado cual era el verdadero motivo de este viaje.

—Espero no haberte quitado tiempo importante, pero… no quiero volver a mi habitación. —le dijo, Shaka frunció ligeramente el ceño.

Mu se había levantado muy temprano el día de hoy, había tomado sus cosas personales junto a su cámara fotográfica y salido de la habitación para dar un largo paseo por la playa. Necesitaba tiempo a solas, lo ocurrido el día anterior lo había dejado con una sensación rara en el pecho, desagradable, y no quería ver a Saga, no quería terminar preguntándole donde había ido, sentía que no tenía el derecho a hacerlo, pues no son nada y también porque no quería saber la respuesta, con solo pensar que Saga le diría que había salido con alguien más hacía que ese malestar en su pecho se volviera más intenso.

Nunca debió dejarse llevar, no debió besarlo, ni esperar algo más de su parte, fue un completo idiota.

—¿Han discutido? —pregunta Shaka y Mu siente que la pregunta le aprieta su corazón. El rubio ve la minúscula expresión de tristeza antes de formar una sonrisa negando lentamente con la cabeza y entiende que está mintiendo, siempre fue un mal mentiroso— Es normal tener discusiones con tu pareja —responde entendiendo que Mu se sienta mal—, pero no puedes evitarlo para siempre, solo harás que empeore, deberías hablarlo con Saga. —dice con sabiduría y es que en su larga relación con Aioria han sido muchas las veces que ambos han discutido, la actitud impulsiva de Aioria y su propia obsesión por tener todo bajo control los han llevado a muchas rupturas, largos silencios y sobre todo mucho dolor. Con el tiempo habían aprendido que esas rupturas no eran más que dependencias no sanadas, una separación que no pasaban del día y que los tortuosos silencios no eran más que la carencia de expresión.

Nadie en este mundo es perfecto y eso está bien.

—Lo sé, es solo que Saga tiene sus secretos. —piensa Mu en voz alta y Shaka ve otra vez esa bandera roja.

—¿Qué secretos? —pregunta realmente curioso, preocupado también, Mu se pone rígido y le evita la mirada, Shaka siente que algo no anda bien ahí. Mu sabe que ha hablado de más, su error, sin embargo, no dice nada, porque dentro de poco él y Saga se separaran por caminos diferentes y debe aceptarlo. Shaka por su lado comprende que su amigo no quiere ahondar en el tema y aunque se sienta desplazado como amigo entiende que no puede interferir en la vida de él y en sus decisiones, por lo que espera que cuando Mu se sienta listo pueda llegar a él. El rubio relaja los hombros y le regala una sonrisa conciliadora— Entiendo que quieras ser más reservado esta vez en tu relación, —comienza tan calmado que Mu se siente mal por dentro por no contarle la verdad, pero una parte de él tiene mucho miedo y vergüenza— no te presionaré a que me cuentes, pero si sientes que no es una buena persona o que no es honesto contigo o no te da la seguridad que necesitas sería mejor que replantees si seguir en esa relación, por tu tranquilidad. –termina Shaka agarrando suavemente de la muñeca de Mu que tiene descansando aun lado de su celular.

Mu mira la sinceridad y el apoyo de su amigo en los ojos celestes que lo miran como quien mira a un hermano y siente de alguna manera que Shaka cree que Saga está siendo abusivo con él y no quiere que él piense eso de Saga, no sería justo.

—No, no creas que Saga es malo de alguna forma conmigo, es solo que… —Mu no sabe cómo decirlo sin exponerse aún más, traga saliva, se encuentra nervioso y el corazón se le acelera como el día anterior al recordar como Saga lo ha tratado todo este tiempo, no es una mala persona, él si lo es— no soy tan bueno, ni valiente para hablar sobre lo nuestro. —dice finalmente, una respuesta vaga, sin contexto, pero él sabe que su mentira es el contexto perfecto.

Shaka no puede evitar sentir que Mu ha perdido parte de sí mismo y que aún no está listo para una relación, porque aún no está listo para amarse correctamente a sí mismo. Quiere darle unas palabras de aliento, pero una voz firme lo detiene.

—¿Interrumpo algo? —pregunta Aioria de una manera tosca a un lado de la mesa, ambos se sorprenden porque no lo han oído llegar, han estado tan concentrados en su conversación que les ha tomado por sorpresa.

oOo

Vio su propia figura en el reflejo del espejo por última vez antes de salir de la habitación, se puso una camisa blanca que se ajustaba perfectamente a su pecho, con el botón cuello y el segundo sin abotonar y las mangas remangadas de forma cuidadosa para que no queden arrugas visibles, el jeans azul y las zapatillas perfectamente blancas le daban un aspecto relajado, pero elegante. Miró la pantalla de su reloj, quedaban unos tres minutos para la una de la tarde, el dolor de cabeza se había disipado y se encontraba un poco mejor anímicamente. Aioria cree que pasar tiempo con su novio le haría bien, han tenido poco tiempo para estar a solas más que en las noches, y hablar con su prometido hará que su mente despeje esas nubes de dudas que rondan dentro de su cabeza.

Bajó por el ascensor en medio junto con otros huéspedes del hotel, se pasó las manos por los rizos rubio ceniza despreocupadamente mientras sonreía amigablemente a las personas que se encontraban ahí adentro. Apoya su espalda en una de las paredes de metal llevando su cabeza hacia atrás, su mente sigue siendo un tormento y no puede evitar sentirse mal por tener que poner sobre la balanza a Shura y Shaka, la verdad es que no quiere tener que tomar esta decisión a vísperas de su matrimonio, de hecho, él jamás se imaginó tener que pasar por este tipo de cosas antes de su matrimonio, la sonrisa que ha instalado en su boca poco a poco comienza a desvanecerse y el viaje de descenso se vuelve caóticamente lento.

Salió del ascensor con el corazón latiéndole a mil por hora y caminó de forma acelerada por el hotel hasta llegar al restorán donde lo está esperando Shaka, pero algo dentro de él se detuvo por algunos milisegundos antes de entrar, sintiendo como poco a poco su cuerpo empezaba a enfriarse de una forma escalofriantemente espantosa. A lo lejos podía ver a su novio en una mesa al lado de un ventanal con nada más ni nada menos que Mu, sintió como perdía la capacidad de respirar cuando ve como Shaka toma la mano de su amigo sobre la mesa. Entonces poco a poco las palabras de Shura comienzan a hacer sentido dentro de su cabeza, una punzada en el pecho le hace recordar que debe respirar y ese calor que había perdido se comienza a recuperar de forma acelerada en su cuerpo hasta el punto que frunce el ceño. La imagen frente de él le molesta y se irrita al pensar que pueden tener algo más.

Aioria se acerca a paso firme, se siente tan molesto que cree que podría gritar, pero una parte de él le obliga a mantener la compostura, una minúscula parte de él cree que hay una explicación para esto.

—¿Interrumpo algo? —intentó sonar normal, pero entiende que no funcionó. Los ha sorprendido y eso no ayuda.

—No, solo hablábamos con Mu. —responde Shaka con su habitual calma, desconcertado por el tono que su novio ha usado, suelta la muñeca de su amigo y se endereza palmeando el lugar que está al lado de él indicándole que se siente. Aioria no espera más y se sienta a un lado de su novio.

—¿De qué hablaban? —pregunta hostil, el resto lo nota en su mirada que se pasea una y otra vez entre Mu y Shaka e inmediatamente comienzan a sentir como el ambiente se tensa. Aioria pasa la mirada a Mu, luego a Shaka, nuevamente antes de soltar un quejido no tan sutil como él espera.

—Es personal. —responde Shaka bajo, pero firme, no le ha gustado para nada la forma en la que ha llegado y mucho menos entiende el motivo, pero sabe que el almuerzo puede terminar muy mal si no se le pone un fin rápido al comportamiento hostil de Aioria. Shaka se queda serio sosteniéndole la mirada a su novio.

Mu se siente horriblemente mal e incómodo, la forma de actuar de Aioria lo hace sentir extraño, lo ve molesto y no puede evitar pensar que es porque está él aquí, sintiéndose un muy mal tercio.

Pasaron apenas unos cuatro segundos de absoluto silencio mientras Aioria asiente lentamente como advirtiendo una situación confidencial de la que él no es bienvenido y eso le hace sentir aún más enojado.

—Así que… ¿almorzaremos con Mu? —pregunta con acidez nuevamente el novio y si Mu antes pensaba que el malestar de su amigo se debía a él, ahora ha terminado de convencerse que sí, dolido por la forma de actuar de Aioria decide que no puede seguir más ahí y que lo mejor es mantener la situación en paz y no importunar aún más a los novios.

—No se preocupen yo solo estaba de pasada. —dice tomando su celular de la mesa para guardarlo en su bolsillo antes de levantarse de ahí e ir de regreso a la playa por otro largo, largo paseo.

—Mu no es necesario que… —

—No, déjalo Shaka, de seguro ya debe irse donde su novio ¿verdad que sí, Mu? —la mirada de reprobación de Shaka no pasó por alto por nadie. La actitud de Aioria no estaba siendo para nada amable por el irritante tono de voz, nunca antes su novio le había hablado de esa forma a Mu, ni a ninguno de sus amigos, por lo que además de molesto estaba realmente curioso de saber el por qué.

—Nos vemos después. —dice Mu levantándose de su asiento tragándose las ganas que tiene de ponerlo en su lugar, pero recuerda que Shaka no ha trabajado duro toda esta semana por nada, por lo que deja reposando sobre la mesa la cajita dorada frente a ambos novios— Adiós. —simple, corto y rápido para salir de ahí lo antes posible. Él tenía sus propios problemas y no quería provocar otros más.

—Hoy es la noche de soltero. —dijo Shaka antes de que Mu se fuera por completo de la mesa, este sonrió y asintió antes de dejar solos a la pareja. La silueta de Mu se fue encogiendo a medida que avanzaba hasta la salida, donde no hubo ni un solo ruido.

—¿Qué fue eso? —preguntó Shaka cuando vio a Mu salir del restorán.

—¿De qué hablas? —respondió fingiendo no saber.

—Esto, ¿Qué clase de actitud es esa?, ¿Estás molesto con Mu por algo que deba saber? —pregunta, al cenizo le cuesta trabajo soportar la mirada de su novio.

—Solo quiero pasar tiempo contigo, ¿eso es muy malo? —respondió Aioria ofendido, Shaka no cambia su postura en ni un solo minuto, nunca había recibido ni una sola vez ese semblante de su pareja y al notar que era por Mu le enfada más.

—¿Y por eso tienes que tratar así a Mu? —responde, había sido un momento súper incomodo, incluso no tuvo tiempo de agradecer a Mu por las argollas que él mismo había mandado hacer— ¿Cuál es tu problema?, ¿Por qué de repente estás tan irritado? —le cuestionó, su semblante había cambiado por ese momento a uno que Aioria hubiera preferido no ver, decepción.

—¿Acaso no estas feliz de que estemos juntos? —la pregunta le sentó muy mal a Shaka, porque ambos sabían que era muy probable que ellos no pudieran pasar tanto tiempo juntos esta semana, tenían una boda que organizar, no eran unas vacaciones.

—Aioria, —lo toma de la cara— tu y yo estaremos juntos para toda la vida, ambos sabíamos que estaríamos muy ocupados los días previos a la boda, —Shaka parecía haberse calmado, ya no tenía el ceño fruncido, pero seguía con una mirada seria— lo que te ocurre ahora es algo muy irracional, te desconozco y quiero creer que tienes una buena razón para que actúes de esta manera —las manos que sostenían la cara del cenizo se deslizan, lo ve acomodarse en la silla y continua— , así que si la tienes, por favor dímela. —

Aioria no sabe qué decir, se siente tan en deuda con Shura que cree que si le cuenta a Shaka ya no podría volver a llamarse su amigo nunca más. Pero por otro lado la situación le abruma porque lo que ha escuchado y visto enciende en él un sentimiento muy extraño y doloroso. Una ira que aumenta al sospechar que la persona a quien más ha amado en el mundo está enamorado de alguien más, desde hace mucho tiempo y el sentimiento aumenta al saberse utilizado y ridiculizado.

Cuando él conoció a Shaka en el instituto existía un rumor de un romance entre ambos y como no, si ambos habían congeniado a la perfección desde la primera vez que se conocieron buscando las habitaciones que la universidad había preparado para los alumnos extranjeros. La similitud de sus creencias, la cercanía de sus tierras y el intercambio de pláticas filosóficas fueron lo que lograron que esa complicidad que tenían tan fuerte se confundiera con un romance, pasó mucho tiempo para que Aioria se enterara de que nunca hubo una relación entre ambos, que solo eran amigos muy cercanos, pero las personas de alrededor no paraban de hablar que ellos eran mucho más que eso, hasta que Shura le confiesa que está teniendo citas con Mu que es cuando Aioria decide aferrarse a ojos cerrados a conquistar a ese hermoso extranjero de cabello rubio. Ahora Aioria piensa ¿Y si Shaka siempre estuvo enamorado de Mu y solo lo escondió por que no era correspondido?

Siente que el dolor de cabeza vuelve y la tensión empieza a aumentar, no quiere creer que Shaka ha estado enamorado de su amigo desde hace tantos años, le duele pensar que su relación se ha construido en base a una mentira, pero ¿sería capaz de hacer algo al respecto?

Aioria solo quiere estar seguro de Shaka no ama a nadie más que él, que los besos y caricias que le da son reales, que cuando están juntos en la cama esos gemidos son de verdad. El cenizo se acerca para besarlo, necesita comprobarlo para estar seguro, pero Shaka desvía la cara y el beso choca a un lado de su boca. Puede sentir como los ojos le escocen y aprieta la mandíbula con fuerza, eso le ha dolido más de lo que se pudiera imaginar.

Shaka se endereza y lo mira, sabe que su novio tiene ganas de llorar, pero él no puede aguantar este tipo de actos, están previos a casarse, la confianza para ese momento no debería flaquear y presiente que a Aioria le han dicho algo y sospecha de alguien en específico.

—¿Fue Shura verdad? —pregunta al no tener respuesta a ninguna de sus preguntas anteriores. Ve como el otro se queda plasmado y le confirma sus suposiciones, pero quiere escucharlo de su boca, quiere saber qué es lo que ha dicho que ha puesto a Aioria en ese estado y a su vez quiere repararlo— dime, Aioria, ¿Fue Shura quien ha hecho que estés así? —A Shaka le duele ese silencio que existe en ese momento que se ha mantenido por unos cuantos minutos, pero no puede ayudar a quien no quiere ayuda, se levanta en silencio y se dispone a marcharse, hay mucho que hacer aún.

Cuando Aioria esté listo él lo escuchará.

—Shaka. —lo llama poniéndose de pie cuando está apenas dos pasos lejos de él, el rubio se gira y lo observa sin ira, sin ninguna clase de sentimientos negativos.

—No puede haber comunicación si solo uno de nosotros está dispuesto a hablar. —Se aleja dejando atrás a su novio, no sin antes llevarse la cajita dorada, aquella que guardó celosamente antes de caminar apresurado hacia afuera del restorán.

Aioria se había quedado ahí de pie con muchas cosas que decir atoradas en la garganta, enojado, apenado y triste, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Con un mal presentimiento en el pecho no hacía nada más crecer.

oOo

Después del tenso encuentro con los novios Mu había decidido volver a la playa y se sentó en la arena viendo como aquella agua turquesa se mecía hacia adelante y atrás dejando un rastro oscuro en la arena. Había estado lejos de su habitación desde temprano, apenas amaneció se metió en la ducha y salió del cuarto cuando Saga se metió a bañar, por primera vez en estas tres noches no había abrazado a Saga, había dormido tan tenso en su sitio que ahora los músculos le dolían, pero el malestar que sentía en el pecho era mucho peor. Escasamente le dio un "buenos días" a su compañero cuando despertó, se metió a la ducha rápidamente y salió diciendo atropelladamente que iría a dar un paseo solo, sin oportunidad de que Saga pudiera ofrecerse ir con él, no ha desayunado y tampoco ha comido nada.

No ha hablado con Saga y cree que no tiene el derecho de reprocharle nada, no puede simplemente pararse delante de él y preguntarle donde había ido anoche y por qué había demorado tanto. Él, como lo había dicho el peliazul, era su cliente, uno entre tantos que tiene, un valor con muchos ceros en su cuenta corriente y él no era más que un estúpido quien había empezado a sentir cosas por ese hombre desconocido. Suspiró cansado, hoy celebran la noche de soltero, mañana será el ensayo de la boda y ya por fin al día siguiente se acabaría su martirio, después de eso Mu ya no tendría que seguir fingiendo ser el novio de nadie.

Otro suspiro cansado, se escapó de su boca.

Era irónico como todo lo que había planeado, todo lo que creía haber sentido se había ido al demonio solo por Saga. Shura parecía no tener espacio en su mente, la idea de hacerlo sentir celoso y volver juntos a Grecia había quedado como una teoría absurda del pasado, pero ahora el destino le amenazaba con poner a alguien más como protagonista de su sufrimiento y tenía que parar esto ya, ahora que podía quitar a Saga de su vida antes que sea demasiado tarde. Mu repasa su vida en cortos flashes, la idealización de un amor no correspondido y el sufrimiento de haber sido excluido por su familia aún pesa sobre sus hombros, una discusión que ya no podría arreglar jamás, el posterior abandono, las mentiras que lo envuelven a él y a Saga con ese ligero sabor a bienestar lo abrumaban, era simplemente una persona carente de afecto que se queda con cualquier persona que le muestre el más mínimo interés.

Las horas se pasan y vuelve a su habitación cuando el cielo se vuelve naranja, si no lo hace no tendrá tiempo para alistarse, el hambre una vez más se ha ido, sentir el ruido de las olas lo han calmado por ahora, por lo menos el ruido de su mente ha bajado un poco y puede pensar con más claridad, comprende que no puede retener a nadie a su lado y está bien, él puede hacerlo solo.

Entra y sale del ascensor caminando lánguidamente, enredado en sus propios pensamientos y cuando abre la puerta de su habitación una voz familiar lo recibe.

—Mu… —escucha, cree oír un dejo de preocupación en la voz, pero no va a ilusionarse otra vez— ¿Estás bien? —la pregunta hace que Mu eleve la cabeza como si le pesara, Saga se encuentra unos pasos alejados de él, de verdad parece preocupado.

—Claro. —responde con una sonrisa forzada, Saga no le cree y Mu olvida que no sabe mentir, que es un libro abierto para su compañero— Yo… necesitaba salir a pensar. —dijo tratando de mantenerse tranquilo y razonablemente calmado. Saga simplemente asintió con la cabeza, se acerca, quiere continuar lo que ha dejado inconcluso el día anterior, pero Mu se escurre yéndose hacia el armario para guardar su cámara fotográfica.

—Hoy celebrarán la despedida de soltero de los novios, —comienza a hablar como si nada para evadir la situación que a toda costa desea evitar— Lo harán en la terraza que da a la playa, la fiesta comenzará a las diez, así que hay que estar puntuales para que…— Mu estaba por cerrar el armario cuando una mano se cierra sobre la de él, sintiendo continuamente la calidez del cuerpo de Saga detrás de él. No puede evitar ponerse nervioso, sintiendo como le recorre una electricidad que le eriza la piel y le estremece de los pies a la cabeza.

—O podemos quedarnos aquí, —el aliento de la voz grave de Saga choca con la piel sensible de su cuello y traga saliva, sintiendo como las piernas empiezan a ceder y el corazón comienza a acelerarse más y más, Mu se sorprende como con tan poco logra hacerlo dudar, la mano libre de Saga se mete dentro de la blusa deslizándose con la palma abierta por el abdomen subiendo muy, muy lento— no pasará nada si no vamos, —Mu cierra los ojos y suspira escuchando la voz grave detrás de su oído y la mano que juega debajo de su blusa ha subido hasta su pecho— podemos terminar lo que empezamos ayer. —finaliza mordiendo suavemente el cuello, pero el cuerpo de Mu se congela ante esas palabras y recuerda como lo ha dejado solo sobre la cama la noche anterior y reacciona de una manera en la que Saga no esperó.

—No —dice a secas. En su mente la última palabra se repetía como un eco. Quita la mano atrapada en la otra ligeramente más grande y se voltea para mirarlo directamente a los ojos, dentro de él siente como el enojo empieza a acumularse, pero no quiere discutir con él, no es correcto.

Ambos se miran, la mirada de Mu es firme, como la de esa vez en el ferry, ve el carácter fuerte de él decidido.

—¿Qué? —esa pregunta salió débil de los labios de Saga y lo hace sentir extraño, algo dentro de él se ha visto afectado con la respuesta y teme que sea la ilusión que se ha creado en su mente. No se quita de su lugar, el lenguaje corporal de Mu le dice que no está molesto, pero a pesar de la cercanía de sus cuerpos lo siente a kilómetros de distancia.

—No, Saga… —repite con su voz calmada, las palmas de Mu se posan en su pecho y la presión que ejercen en él, si bien no es brusca, la siente dolorosa. La distancia que forma Mu con sus manos se siente fría, y le deja una sensación horrible en el pecho, Saga quiere preguntar ¿Por qué?, pero de su boca no sale nada— Lo mejor es adecuarse al plan. —vuelve a hablar dejando aún más descolocado a su compañero.

Saga da un paso atrás, luego otro y otro sin saber qué es lo que está pasando. "Adecuarse al plan" se repite en su mente y piensa en el plan de Mu de provocarle celos a Shura e inevitablemente es él quien empieza a sentir celos, pero está bien, piensa apretando los dientes, si es lo que el cliente quiere, está bien, de todas formas, él es solo un personaje más en este circo.

—Creo que "el cliente siempre tiene la razón" aplica perfectamente para este momento. —una sonrisa sarcástica adorna sus labios antes de caminar hasta su lado de la cama.

—Puedes tomarlo como quieras, al fin y al cabo, esto entre los dos no es más que un teatro. —contestó y Mu reanudó su objetivo de buscar ropa para ir al evento, no puede faltar, son sus amigos y necesita despejarse un momento.

—Entonces, procura actuar bien. —escucha y el corazón de Mu parece haberse quedado quieto unos cuantos minutos, silenciosamente aprieta los labios para evitar soltar algún sonido que delate su intento de dejar esto en paz. Saca la toalla rápidamente para caminar directo al baño, cierra la puerta y se apoya detrás de esta para sostenerse y poder botar el aire que tenía guardado en sus pulmones, se lleva una mano a la boca ahogando las ganas horribles que tiene de llorar.

Ambos han retrocedido al primer día que se conocieron, formándose entre ellos una pared tensa, invisible y dolorosa.

Por su lado Saga se agarra el cabello con ambas manos mientras camina hacia el balcón de la habitación, visiblemente afectado, agitado y enojado, por un momento, por un breve momento pensó que entre él y Mu podía llegar a haber algo más, había sido especial desde el principio y todo se había ido a la mierda y ni siquiera sabía por qué. Ayer todo estaba bien, muy bien, estuvieron todo el día juntos, se besaron, estaba seguro de que ambos querían llegar a algo más, pero ¿Qué era este cambio?

Recuerda rápidamente las palabras al volver "necesitaba salir a pensar", ¿Qué fue lo que pensó que lo había hecho reaccionar así?, luego algo más lo hace reaccionara él "Lo mejor es adecuarse al plan" y empieza a atar cabos sueltos, él no era suficiente para reemplazar a Shura, su estúpido ex novio aún seguía en el corazón de Mu, quizás se sintió culpable después de que salió a atender la llamada, quizás algún tipo de fidelidad extraña sigue estando presente en Mu y no supo ver bien las señales.

Soltó una pequeña risa sarcástica mientras se apoyaba en el borde del balcón. Después de todo, Mu si sabía mentir muy bien.

oOo

El sonido de una música alegre resonaba por toda la terraza, las luces se movían y parpadeaban animosamente cambiando de colores en el transcurso. Las mesas del lugar fueron adornadas con luces y algunas flores, también fueron colmadas de comida, vasos y vino, y colocadas específicamente para que tuvieran abasto todos los invitados. Muchas personas reían, la mayoría eran personas jóvenes quienes compartían amenamente de la celebración, aunque era inevitable que se formaran grupos; los familiares de ambos novios y los amigos estaban esparcidos estratégicamente como si alguien los hubiera planeado. Sin embargo, entre toda la afinidad que podía entregar el lugar, había un sitio donde la tensión se podía sentir algo incómoda, muy ligero, pero no imperceptible.

Shaka no había podido descansar después de su hora del almuerzo fallido y dentro de todo el ajetreo que tenía intentaba apaciguar el ambiente lo más que podía, manteniéndose tranquilo, feliz y sereno entre la multitud que parecía estar más animada que nunca. Se masajeó el músculo tenso que va desde el cuello al hombro, han pasado tantas cosas en estas últimas horas que siente que no puede más del cansancio mental que tiene, pero sigue ahí afrontándolo todo, convencido de que este mal día terminará pronto.

Saga y Mu se encuentran conversando con Milo y Camus, pero la distancia entre ellos es notoria a pesar de que están hombro a hombro, casi no se miran, apenas si intercambian un par de palabras. Mu no ha tocado su bebida y Saga ya se ha bebido su segundo vaso de whisky. La otra pareja los ve incomodos, Milo ha intentado de muchas formas amenizar el ambiente y apenas funciona unos minutos y vuelve a formarse esa incomodidad que te nace querer arrancar.

Por otro lado, en un sector que da la vista al mar, los invitados más recientes conversan animadamente, es un grupo de cuatro, Ángelo y Afrodita están encantados con el hotel y se lamentan por no haber llegado antes para disfrutar un poco del lugar, Aldebarán les pregunta curioso el motivo por su retraso y ambos le contestan que el trabajo es tedioso y absorbente, mientras que Shura lleva su cuarto vaso de un licor que ni siquiera sabe cuál es. Está serio y callado mirando la silueta de una persona en concreto, Ángelo intenta subirle el ánimo, pero este lo aleja con un codazo, mientras vuelve a mirar como Aioria anda de aquí y allá, siempre a la sombra de Shaka, como vigilando que este no se quede mucho tiempo a solas.

Verlo así le molesta, solo quiere estar con él para hablar un momento, le ha mandado mensajes a su celular y lo ha llamado mínimo unas siete veces durante el día, pero no han tenido comunicación desde anoche. La clavada en el pecho resultó ser bastante dolorosa con tan solo pensar que está evitándolo a propósito y él desconociendo lo que sus palabras causaron en el cenizo cree que es por órdenes de Shaka.

En un momento de la noche Aldebarán se marcha para platicar con sus otros amigos. Ángelo y Afrodita preocupados por el mal humor de Shura que no se dieron cuenta de la ausencia de su enorme amigo hasta mucho tiempo después. La cara de Shura es como una bomba de tiempo, tensa hasta el punto de que cualquier cosa podría hacerlo hacer alguna estupidez, lo conocen y es por eso que deciden arrastrarlo a su conversación, Ángelo quien está al tanto de la situación sentimental de su ex compañero y amigo pasa un brazo por detrás de los hombros en señal de apoyo y contención.

—Vamos, no estés así… —dice después de un trago de su bebida color rojo— Sabías que esto pasaría en algún momento. —termina dándole unas palmadas de aliento. Shura lo mira con desagrado, ¿qué clase de consuelo era ese?

—No estás ayudando Ángelo —reprocha Afrodita acomodando el puño de su camisa con bastante elegancia—, Shura no le habrás dicho a Aioria que… —Afrodita se queda en silencio, pero su silencio no es por cobardía, sino más bien discreción, a él no le gusta inmiscuirse en los problemas de sus amigos y eso consistía también ser reservado en comentarios mientras él no se vea involucrado en los asuntos privados de estos.

—¿Qué? —dice molesto, el cuello de la camisa estaba abierto hasta el segundo botón de una forma despreocupada, pero que no le quitaba la formalidad para la ocasión, sin embargo, su rostro mostraba ahora una expresión perpetua entre tristeza y malestar— ¿Qué podría decirle?, si apenas Shaka lo deja acercarse. —gruñe llenos de celos.

—¿De qué estás hablando? —pregunta Ángelo en son de burla— nunca había visto a Shaka tan ocupado como ahora, durante estas dos horas apenas se han encontrado tres veces para hablar unos segundos. —Shura miró su trago que ya iba a la mitad, sabía que su amigo tenía razón, pero no sabía que otro motivo podría tener Aioria para ignorarlo durante todo el día, que no tenía otra excusa que culpar al futuro esposo.

Shaka había sido un dolor de cabeza desde el momento que Aioria le confesó que estaba enamorado de él. Al principio creyó que eran celos de amigos, pero con el tiempo, lenta y dolorosamente se fue dando cuenta que ese sentimiento era mucho más grande a media que los sentimientos que tenía con Mu iban disminuyendo. Aioros se había ido y había dejado a su cargo a Aioria antes de morir y cumplió, lo cuidó como cuidó a Aioros y lo terminó amando como amó a Aioros, solo que se demoró bastantes años en descubrir esos sentimientos dañando a terceros en el proceso. Si tan solo hubiera descifrado sus sentimientos mucho antes sería él quien caminara hacia el altar con Aioria y no otro.

—Necesito hablar con Aioria. —dice totalmente decidido. Está bebido y despechado, una combinación horrible, pero en su mente le recorre una y otra vez la idea de que si se confiesa tendría una oportunidad de recuperarlo. Sus amigos se espantan e intentan retenerlo a su lado.

—¡Espera! ¿Qué intentas hacer? —pregunta Afrodita preocupado de que pueda hacer una locura. Lo ve moviéndose ligeramente mientras se quedaba absorto en sus pensamientos, no estaba en sus cinco sentidos, eso estaba clarísimo y cualquier cosa que pudiera decir podría terminar en un problema grave.

—Le diré todo. —responde intentando alejar las manos del sueco que insiste en retenerlo— Aioria debe saber que lo amo. —Afrodita se espanta imaginándose la tragedia que eso podría arrastrar.

—¡Maldición Shura! Eso debiste hacerlo hace años, no sacarás nada haciéndolo ahora —le reprende Ángelo, forzándolo a que se sostenga de la barandilla.

—¡¿Qué les pasa a ustedes?! —gritó mientras se zafaba de ambos arreglándose la ropa mientras se movía inconscientemente— ¿No eran ustedes los que siempre me decían que debía confesarle mis sentimientos? —estaba visiblemente molesto, la gente alrededor comenzaba a mirar y a poner atención sobre ellos a medida que murmuraban cosas.

—Sí, pero hace diez años. —bajó la voz el italiano, intentando desviar un poco la atención de los demás invitados— No a vísperas de su matrimonio. —le regaña bajito, su amigo era terco.

—No es momento para que hagas una escena, piensa en Aioria, él jamás te lo perdonará. —le dijo Afrodita a un lado de su oído y fue lo necesario para que las revoluciones de Shura disminuyeran. Suspiró resignado y se giró cabizbajo hacia el barandal, apoyando ambos antebrazos sobre la barra derrotado, visiblemente desanimado e internamente destruido.

Los otros dos se miraron con tristeza, apenas podían dimensionar lo que su amigo podía estar sintiendo. Se quedaron en silencio cada uno a un lado de él viendo como temblaba mientras su cuerpo encorvado evitaba que los demás vieran caer aquellas lágrimas que dolían como nunca esperó que lo hicieran.

oOo

Shaka estaba cansado, ahora entendía porque las personas se casaban una vez, jamás se esperó que organizar una boda fuera tan malditamente desgastante, sin contar con los acontecimientos del día de hoy que han sumado un peso a sus hombros que no tenía previsto y eso le desestabiliza mentalmente. Se ha escapado un momento a un lugar alejado de los invitados, necesitaba pensar, pensar con claridad, respirar sin sentirse que todo se le viene encima, sabe que todo esto que lo tiene abrumado no es nada más que producto del estrés, que todo volverá a la normalidad cuando la ceremonia se haya terminado.

A la normalidad.

Cierta parte de él le dice que así será que tiene que tener fe, paciencia y calma para poder ver el fruto de sus esfuerzos, pero por otro lado siente y teme que quizás las cosas no sean tan buenas, no porque dude de los sentimientos de Aioria, sino por lo que le está pasando, por lo que cree que está pensando, teme que Aioria piense que sus sentimientos por él no sean reales, que esa confianza que han estado construyendo con los años se derrumbe.

Suspira con pesar al darse da cuenta de que tiene miedo de que Aioria sienta desconfianza hacia él y que eso lleve a un inminente quiebre en su relación. Se presiona el puente de la nariz con dos dedos, pensando en qué momento las cosas se habían salido de control. Apoya su espalda en la fría pared lisa y se lleva sus manos a la cabeza arrastrando todo su flequillo hacia atrás, quiere y desea que las cosas estén bien, retroceder el tiempo hacia ese día para poder evitar que Aioria hable con Shura y así poder llevar todo esto juntos en paz, toda la carga emocional como siempre lo han hecho, juntos.

—¿Shaka? ¿Estás por aquí? —el rubio suelta sus cabellos y se restriega la cara con las manos antes de salir hacia donde Mu lo estaba buscando— ¡Oh aquí estás!, la organizadora dice que… —no tuvo tiempo para decir algo cuando Mu había llegado directo hacia el lugar donde estaba— ¿Estás bien? —pregunta genuinamente preocupado, la mirada de Shaka se ve cansada y… ¿decaído?

—Sí, Mu, estoy bien, —miente, todo en él miente y Mu no es ciego, se acerca un poco más para colocar una mano sobre sus hombros visiblemente caídos y lo observa con una mirada conciliadora y es capaz de ver como el temple de Shaka se rompe y se acerca para abrazarlo, el rubio esconde sus ojos en el hombro de su amigo y no aguanta las ganas que tiene de llorar.

Mu se sorprende por el fuerte abrazo, correspondiendo el abrazo y así como están lo siente temblar, le acaricia la espalda a su amigo corriendo un poco su cabello rubio, tan sedoso, aromático y brillante, su mano sube y baja por la espalda mientras con la otra lo abraza con fuerza, quedándose tranquilo, conteniendo con suma calma las lágrimas de su amigo. Shaka se abraza de su cuello, está avergonzado, pero ese sentimiento es abrumador, el estrés y la ansiedad que siente es mucho más grande. Quiere no estar afligido por esto, quiere mantenerse firme, pero no puede, no puede con todo, todo el tiempo.

Mu sigue en su trabajo de calmar a su amigo y le reza un par de palabras de consuelo y anima a que llore todo lo que tiene dentro para que pueda sentirse bien.

—¿Te sientes mejor? —pregunta Mu cuando deja de sentir el temblor de su cuerpo producto de las lágrimas, Shaka asiente aún sobre su hombro, le da cierta pena que Mu lo vea tan vulnerable. Mu sonríe, no lo llenara con preguntas innecesarias, no lo agobiaría con un interrogatorio que lo único que provocará es que vuelva a colapsar, mientras esté mejor, él estará bien.

Shaka está por dar la cara a Mu y disculparse por su debilidad cuando oye un grito a pocos pasos de ahí.

—¡¿Qué mierda significa esto?! —la voz potente de Aioria se escuchó a sus espaldas haciendo pegar un brinco a ambos, separándose de inmediato. Mu volteó rápidamente para explicarle la situación a Aioria, está por decir una palabra cuando un puño se azota con fuerza en su mejilla haciéndolo chocar con la pared.

—¡Aioria detente estas malinterpretando las cosas! —grita Shaka interponiéndose entre su novio y Mu quien se encuentra en el suelo algo aturdido por el golpe apoyándose de la blanca pared— ¡Por favor, solo escúchame! —grita colocando sus manos hacia el frente para intentar frenar los arranques impulsivos de su prometido.

El grito de Aioria se escuchó por todas partes, alertando a los que se encontraban más cerca del lugar. Rápidamente llegan Milo, Camus y Saga, el último, al ver como Mu intenta levantarse con una mano en la mejilla y la otra mano apoyada contra la pared se acerca para asegurarse que se encuentre bien.

—¡¿Qué quieres que escuche?! —preguntó Aioria quien estaba siendo agarrado fuertemente por Camus y Milo mientras Shaka se encontraba aún en medio— ¡¿De cómo mierda te has estado revolcando con este imbécil a mis espaldas?! ¡¿Quieres seguir viéndome la cara de estúpido?! —nunca antes había visto a Aioria tan furioso, Shaka estaba impresionado, confundido y preocupado, no pudo evitar que los ojos se le llenaran de lágrimas una vez más, pero intentando por todos sus medios de evitar que cayeran en ese momento delante de todos.

—Aioria, por favor esto no es lo que crees, entre Shaka y yo no… —Mu se levantó con ayuda de Saga e intentó intervenir para detener este conflicto.

—¡Tu cállate! —gritó apuntándolo con su dedo mientras se zafaba de sus otros amigos con toda la intención de moler a golpes a Mu, Saga y Shaka se interponen, mientras los otros dos volvían a tomar a Aioria jalándolo lejos de ellos— ¡¿Crees que puedes convencer a todos con esa cara de inocente?! —Mu no sabía porque le estaba diciendo esas cosas, pero definitivamente le dolían— ¡¿Estás contento?!, ¡¿estás feliz por lo que conseguiste?, ¡Y pensar que sentí pena por ti, Shura tenía razón! —Las palabras de Aioria llegaron como un golpe directo en el pecho, no sabía que estaba pasando, esto parecía una pesadilla, sin embargo, lo peor de todo era que todo lo que Aioria creía fue por parte de Shura, se sintió mal que él fuera el responsable de este mal entendido.

—Aioria cálmate, hablemos, por favor. —Shaka intentaba por todos los medios sacar a su novio de ese lugar, si seguían discutiendo ahí volvería a golpear a Mu o alguien más. Debía aclarar ese mal entendido antes de que todo se fuera a la mierda.

—No quiero hablar contigo, —respondió el cenizo conteniendo con todas sus fuerzas las ganas que tenía por moler a golpes a Mu, herido por las mentiras de ambos— no quiero hablar con nadie. —Shaka lo ve irse negando con su cabeza y pudo notar un par de lágrimas caer. Aquel miedo que tenía se había vuelto realidad y el sentimiento que deja era aún más horrible.

Milo y Camus se alejaron un poco, dándole espacio a Shaka para que decidiera que hacer. La música durante todo este tiempo no había parado, pero tampoco había impedido que el resto de los invitados no se hayan enterado de la tremenda pelea que había ocurrido. Se giró para ver a Mu devastado y vio como un lado de su cara comenzaba a cambiar de color a un rojo más oscuro y comenzaba a inflamarse, se aclaró la garganta aun en shock por todo lo que acababa de pasar.

—Mu, vamos a la cocina, tienes que ponerte algo de hielo en la mejilla. —dice con la voz queda, Mu mira la conmoción de Shaka y no puede permitir que se quede con él.

—Estoy bien, —dice con el mejor tono de voz que pudo soltar— ve a hablar con él. —le dice animándolo a resolver el problema, confiando que este problema pueda tener solución— No dejes que se quede con ideas equivocadas. —Shaka lo miró por unos segundos, Mu le dio un movimiento de cabeza para que fuera, Shaka asintió y se marchó de ahí con el corazón adolorido.

El bullicio se comienza a disipar Camus y Milo ya no están cerca y Mu deja caer los hombros cansado, es en ese momento cuando siente como alguien a su lado lo toma de la mano y lo jala lejos de ahí, Saga lo ha llevado rápidamente hacia la cocina y ha pedido una bolsa de hielo para el hematoma que se le ha formado en la mejilla. Mu no sabe cuántos minutos han pasado, no ha sido consciente del transcurso del tiempo hasta que siente el frío escociendo a un lado de su cara y es cuando se da cuenta que está en la habitación del hotel, sentado sobre la cama mientras Saga intenta presionar delicadamente la bolsa de gel congelada que le han prestado.

—Lo siento —dice Saga al sentir el quejido de la boca de su cliente—, pero debes quedarte con esto unos buenos minutos para que baje la inflamación. —Mu asiente con la bolsa pegada a su mejilla mientras ve como Saga le acerca un vaso con agua y un par de pastillas, las mira con desconfianza y Saga suspira— Es un analgésico y un antiinflamatorio. —responde, Mu los agarra y se las hecha a la boca para darle un gran trago de agua.

—Gracias. —responde en voz baja, se siente extraño, horrible, culpable en cierto punto, sin embargo, había un sentimiento que sobresalía y era tristeza. Shaka y Aioria están discutiendo seguramente en estos momentos, Aioria cree que él es el culpable porque Shura ha hablado mal de él y de pronto un dolor intenso le atraviesa el estómago, los ojos se le llenan de lágrimas y no puede hacer nada para evitar llorar por la frustración, la ira y la tristeza que le provoca todo esto.

Saga lo ve llorar luego de dejar el vaso en la mesa de noche y se acerca para quitar esas lágrimas con el pulgar de una forma tan suave que Mu queda embelesado por unos momentos.

—Esto no puede estar pasando. —dice con tanta tristeza que Saga no supo que responder, la verdad era algo que nadie esperó venir.

—Tranquilo, nadie estaba preparado para que algo así sucediera. —le responde a medida que quita otras lágrimas de su cara.

¿Cómo es que las cosas sucedieron así?, hasta ayer todo estaba bien, sin embargo, Aioria comenzó a actuar así con él desde el mediodía, recordó las palabras de hace unos momentos, Shura le había dicho algo y quizás sea eso lo que había provocado que su amigo actuara de esa manera, pero ¿Qué?

—Tengo que hablar con Shura. —Mu no podía simplemente imaginar que fue lo que pudo haber dicho para que Aioria lo tratara de esa manera. Se intentó levantar para irse, no ha pasado mucho tiempo, de seguro todavía podía encontrarlo en la terraza del hotel. Sin embargo, Saga lo detuvo sosteniéndolo de una mano— ¿Qué haces?, déjame ir Saga. —se estaba desesperando, debía arreglar esto ya, quedaban dos días para la boda y no podía simplemente terminar así todo esto.

Saga por su lado se negaba que Mu fuera donde el imbécil ese, no lo necesitaba.

—Quédate aquí, Shaka solucionará todo. —le decía mientras intentaba hacer que Mu volviera a la cama, pero este simplemente se negaba a quedarse sentado sin hacer nada. Se había quedado aturdido después del golpe y la escena, pero ahora estaba seguro de que tenía que ayudar a aclarar la situación.

—No, no quiero. —reprocha, haciéndose a un lado, tirando la bolsa de gel sobre la cama, caminando decidido hacia la puerta.

Saga no tuvo ningún problema al comienzo en seguir el juego de Mu en darle celos al imbécil de su ex novio, creía fervientemente que Mu solo lo había solicitado como parte de la fachada para que sus amigos dejaran de lapidarlo con el recuerdo de una relación que no tenía ni pie ni cabeza y al ver que Mu todavía guardaba algo de esos sentimientos decidió ayudarlo, aceptando ser él el eslabón que suponía sería la unión de una nueva relación entre ellos dos o empujarlo con la venganza para tuviera la satisfacción de restregarle algún atisbo de felicidad en la cara. Pero pronto descubrió, de una muy extraña manera, que todo esto no terminó siendo como él esperaba, pues no había anticipado que en apenas unos días él estaría sintiendo cosas por su cliente y se sentía inútil, porque ahora se negaba a ser el juguete que Mu desecharía por una persona que no valía la pena.

—¿En serio?, ¿Después de todo lo que ha pasado aun así irás detrás de tu estúpido ex novio?, ¿Qué esperas que pase después?, ¿Qué vuelva corriendo de vuelta a tus brazos?, si no lo hizo en año y medio ¿qué te hace pensar que lo hará ahora? –Mu no entendía bien que estaba pasando y estaba harto de escuchar estupideces de los demás, pero dentro de toda esta situación del que menos pensó recibir sermones era de parte de Saga, se sentía aún más idiota al pensar que al menos él podría entender su situación, pero estaba equivocado.

Saga no puede evitar que los celos florezcan, sabe que Mu es mucho para alguien como Shura, por su lado Mu no tiene cabeza para analizar que ambos no están en la misma sintonía y se enfada.

—¿D-disculpa?, ¡¿Podrías decirme en qué parte de nuestro contrato dice que puedes cuestionar mis decisiones?! —gritó furioso, con una mezcla de ira y tristeza por partes iguales, estaba harto de todo esto, quería despertar ya de esta horrible pesadilla, estaba cansado, cansado de que todos dijeran que era lo mejor para él, cansado de que intenten cuidarlo todo el tiempo como si hablar con Sura lo fuera a devastar una vez más, estaba cansado de que lo sobreprotegieran— Todos… todos ustedes creen que tienen el derecho de cuestionarme, de decir qué es lo que debería hacer o decir, pero ¡no!, todos opinan, pero nadie escucha y… y pensé que al menos tu serías diferente, pero al final terminaste siendo igual o peor que todos… —apretó con rabia los labios, temblándole ligeramente el mentón, intentando no volver a llorar frente a él— al final no eres más que un personaje que se salió de su guion. —dijo para luego salir de ahí corriendo de la habitación, dejando atrás a un peliazul confundido y desilusionado.


Pido disculpas por la demora, pero es que estaba tan vacía de ideas, o sea... la idea estaba, pero faltaba conectar todo y por un momento la creatividad conflictiva me abandonó.

Este ha sido el capítulo más largo hasta el momento, espero que el próximo no sea tan extenso.

Quiero agradecerles a todos por sus comentarios, me hacen muy feliz saber que les gusta y especialmente que me digan sus partes favoritas de la historia, la verdad es que me hacen muy, muy feliz. Espero leerlos otra vez en este capítulo *les entrega pañuelos*

Gracias a todos y nos leemos pronto :D (espero)