Escribí esta pequeña viñeta en las semanas pasadas en las que estuve lidiando con una situación muy triste y dolorosa, pero que escapaba casi por completo de mi control y que, de hecho, todavía no se ha solucionado.

Al principio no me decidí a publicarla y es por ese motivo que no participé en el #Escrito_Activo_Semanal de "Escribir a partir de la escucha", pero después recordé que siempre digo que estos escritos son parte de mi alma y que, por lo tanto, no los debo dejar a un lado. Al fin y al cabo, el alma no siempre está feliz y uno de los mejores remedios para que esa situación cambie (al menos en mi caso), es la música.

Nota: Los personajes son de la grandiosa mangaka Rumiko Takahashi. La historia es un pedacito de mi inspiración que quise compartir con ustedes.

Me pregunto qué estará haciendo ahora.

Normalmente no me dejo llevar por la melancolía o por la añoranza. Últimamente dejé de llorar cada vez que lo recordaba. Pero, aun así, lo recuerdo.

¿Qué será lo que desencadenó mis lágrimas hoy?

¿Habrá sido la lluvia que me ha acompañado desde tempranas horas de la mañana, volviendo este un día gris?

¿Habrá sido el hecho de que estoy sola en la casa y no cuento con nadie que me ayude a ocultar mi desasosiego?

¿Tal vez el que no haya tenido que ir a la escuela hoy?

O quizás, ¿tendrá algo que ver con que hoy se cumplan exactamente tres años desde la última vez que lo vi? ¿Desde la última vez que me sostuvo protectoramente entre sus brazos y me ayudó a derrotar mis miedos?

No he dejado que la tristeza me venza cada día desde entonces, pero ha habido días en los que no he podido evitar rendirme al llanto mientras abrazo mi almohada y susurro su nombre como un llamado eterno, como un grito agónico en el silencio, como un bálsamo para mi alma.

Inuyasha…

Y en cada uno de esos días, cuando me quedo dormida por el agotamiento propio de la pena, exhausta tras tanto llorar, siempre tengo el mismo sueño. Me encuentro sentada en un prado lleno de flores, rodeada por la más maravillosa música existente: risas.

Lo veo a él, con su característica túnica roja, riendo mientras una niña y un niño, con túnicas muy parecidas a la suya lo persiguen y luego caen en una maraña mientras tratan de hacerle cosquillas mientras le gritan "Te vencimos, papá". Y en ese momento yo siento algo parecido a una patadita en mi abdomen y lo veo abultado con una nueva vida.

Y es cuando veo su mano frente a mí para ayudarme a levantarme que despierto.

En esta ocasión la lluvia continúa cayendo, pero veo a través del cristal de mi ventana, unos rayos de sol colándose entre las nubes y creando un hermoso arcoíris que me recuerda sonreír a pesar de mis lágrimas y que me trae un mensaje que sé, que siento, que es suyo.

Solo naciste para conocerme, y yo nací para ti. Te esperaré.

"Kiss the Rain" es una de mis canciones favoritas de Yiruma, pero no porque sea de sus temas más conocidos, sino porque me transmite una sensación muy vívida, como si me encontrara frente al cristal de una ventana o una puerta viendo la lluvia caer, una de esas lluvias cálidas y suaves que también te invitan a meditar, porque no hacen ruido, sino que su caída crea una melodía relajante. En momentos complicados me gusta escucharla porque me transmite que voy a poder ver ese arcoíris tras la lluvia o durante ella, así como lo hice en mi mente la primera vez que la escuché. Espero que les haya gustado.