- ¿Estás segura de esto cariño?

- Si Lynn, ya ha pasado mucho tiempo, necesito… visitarlo.

- Preferiría acompañarte, creo que sería bueno que este a tu lado.

- No cariño, lo agradezco, pero quiero tener un momento a solas con él.

- Entiendo, cualquier cosa te esperare aquí.

- No sé cuánto tiempo me lleve, puedes ir a casa a descansar.

- Tengo todo el día para esperar, - Lynn se acerco a su esposa y le dio un beso. - Ve tranquila.

- Gracias.

Inhalando todo el aire que pudo, exhalo sin la misma energía, mirando con algo de tristeza y nerviosismo por igual el pequeño ramillete de flores que sostenía con sus manos, pues se sentía culpable por todo el tiempo que había pasado sin ser capaz de ir a visitar a su padre a aquel incomodo lugar.

Desde que su padre había fallecido esta se había negado en visitar su tumba, la primera y única vez que la había visto fue aquel horrible día donde vio como enterraban el ataúd, incluso algunos de sus hijos como Lisa o Lincoln habían ido a visitarlo por su cuenta según se había enterado por su esposo, pero ella no podía, la idea de que no estaba por ahí le había afectado por mucho tiempo e imaginar que simplemente estaba de vacaciones sirvió durante un tiempo, pero incluso ella sabía que debería aceptarlo algún día, y ese era aquel día.

No sabía si era por los gustos de Lucy o por la preparación mental que había hecho previamente, pero al internarse en el lugar no estaba considerándolo tan tétrico como esperaba, observando como algunos sectores estaban considerablemente más cuidados que otros, se rio para si misma, pensando sobre el estado en que estaría la tumba a la que se dirigía, totalmente descuidada, pensar en la de su madre era algo peor para ella, ambas totalmente descuidadas desde hace tanto, se sentía una mala hija por ni siquiera honrarles manteniendo su recuerdo en condiciones decentes, pero para su sorpresa al momento de llegar pudo notar que ambas estaban en buenas condiciones, como si no fuese hace mucho desde la última vez que alguien hubiese venido y les hubiese dado el debido cuidado.

- Quizás sea el servicio del lugar, jeje, incluso para eso tuviste suerte papá, es una lástima que tu propia hija no fuese así de considerada.

Leer el epitafio con el nombre de su difunto padre hizo que su animo decayese un poco, había llorado lo suficiente en el pasado y ahora era solo un amargo recuerdo, creyó que su propia fortaleza decaería cuando observarse el nombre pero cerrar sus ojos por un momento y respirar fue suficiente para calmarse, no ayudaba a la culpa, pero al menos no lloraría.

- Lo siento papá, y también a ti mamá, ha pasado… bastante tiempo desde la última vez que los vine a ver.

Limpiando un poco con su mano la poca tierra que ensuciaba los nombres termino repartiendo las flores entre ambas tumbas, sentándose en el suelo entre las dos, como si intentase convivir con ambos al mismo tiempo mientras comenzaba a hablar de lo que le había ocurrido, a ella, a sus nietos, a medida que hablaba se sentía un poco mejor, pero el dolor y la vergüenza seguían allí, no era suficiente para que aquel sentimiento de ser una hija horrible se espantase.

- …y así fue como Luna termino siendo perseguida toda la noche, me gustaría que no hiciera cosas tan extravagantes pero esta buscando su lugar en el mundo y ya es una adulta, es algo solitario, pero creo que ustedes pasaron por lo mismo, ¿No? Incluso… mucho más tiempo que yo. Sigh, yo… realmente lo siento mucho, se… que debería haber venido antes, ha pasado tanto tiempo y ocurrido tantas cosas, pero cuando pensaba en ti papá… dios, estuviste a mi lado cuando mamá se fue, me apoye tanto en ti, ni siquiera pensé como debiste de sentirte y cuando tu te fuiste… aun con todo el apoyo de los demás… apenas me atrevo a visitarte…

- ¿Rita?

Escuchar su nombre en ese momento le sorprendió un poco, pero pudo reconocerla fácilmente, la compañera de su padre en el último segmento de su vida: Myrtle.

- Hola Myrtle, tanto tiempo.

- Demasiado querida, demasiado.

La anciana mujer se acercó rápidamente a Rita quien se incorporó torpemente, abrazándola mientras está seguía aletargada.

- No te veía desde… - Una discreta mirada de Rita indico una de las tumbas, Myrtle entendió perfectamente el mensaje.

- Ese fue un día doloroso cariño, no te preocupes.

- Lo sé, ¿Y qué haces aquí por cierto?

- Bueno, usualmente vengo a ver a tu padre y cuido de su tumba, lo mismo hago con la de tu madre, su última petición fue que fuesen enterrado juntos después de todo.

- (Incomoda) ¿Y no te molesta?

- Para nada cariño, Albert y yo fuimos felices lo poco que estuvimos juntos, pero sabía que tu madre tenía un lugar especial en su corazón, él me quería, pero de una forma diferente a ella, y eso es algo que siempre respete. - Su mirada se enfoco en la tumba de Albert. - Así es como lo quería después de todo.

- Entonces tu fuiste quien mantuvo su lugar en buen estado, incluso el de mamá, muchas gracias.

- No agradezcas cariño, yo también lo quería.

- Pero pudiste haberme dicho antes, podría haberte… ayudado o… acompañado.

- Rita, lo agradezco, pero no tenemos un lazo tan directo, no… quería incomodarlos sabiendo que no somos familia.

La expresión de la mujer decayó un poco, Rita conocía ella no pudo tener familia propia, las pocas veces que pensó en ella creía que había seguido su vida, pero verla devota a su padre provoco una ligera sonrisa en ella.

- Papá te quería Myrtle, y puedo ver que tú lo querías, quizás no seas mi madre, pero creo que si formas parte de la familia.

- Cariño… yo…

- Creo que nos distanciamos un poco, ¿Te gustaría cenar con nosotros hoy? Me gustaría… conversar contigo, quizás nos sirva para ponernos al día y… - Nuevamente miro la tumba. - Soportar esto juntas.

Myrtle se sorprendió al oírlo, cubriendo su boca por un momento mientras limpiaba una lágrima que escapo antes de darle una tranquila sonrisa a Rita.

- A mi… me encantaría cariño.

Al final de ese día, no solo Rita había encontrado algo de paz en su corazón, sino que su familia había crecido un poco más.