Sinopsis:
Ella busca información acerca de la verdadera naturaleza del que parece ser el amor de su vida. Él está dispuesto a todo por salvar a la mujer que cree amar. Ambos creen tenerlo todo aunque en realidad no tienen nada. Saben que sus vidas son malas, pero desconocen que juntos podrían ser muy buenos.
(Basada principalmente en la canción "So good" de Halsey)
La historia sucede en el viaje de Bella y sus amigas a Port Angeles, y durante la 2da temporada de The Vampire Diaries.
La línea temporal será de cuando se estrenaron las películas y la serie, es decir en 2004/2006, pero, voy a combinar elementos del año real en que se empezó a publicar la historia en 2022. (Solo es por si describo algunos hechos o cosas que en esos años aun no existían o aun no pasaban pero en la actualidad sí)
Disclaimer: Los libros de Twilight es propiedad de Stephanie Meyer. Los libros de The Vampire Diaries es L. J. Smith. También la historia puede contener partes de las películas y la serie de los respectivos libros. O alguna frase de alguna canción porque me inspiré en ella.
!Pequeña nota de la autora antes de empezar!
Este capítulo lleva algo de Soundtrack. En realidad no estaba planeado que sucediera esto, al menos no en este momento de la historia, pero, a veces los personajes me usan de médium para escribir sus propias historias, así que… aquí estamos.
Como siempre, la canción de "So good" es la que lleva la historia, en realidad fue la que me inspiró a crearla y sin ella no estaría aquí, 25 capítulos después. Pero en fin, les dejo mi recomendación de las canciones, también el orden por si quieren escucharlas, adelante, si no pues, procedan a leer.
1 "So good" by Halsey
2 "Afterglow" by Taylor Swift
3 "Dancing with our hands tied" by Taylor Swift
(Isabella POV)
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¿Por qué permito que mis arranques emocionales me controlen? ¿Quién demonios me manda a salirme de la calidez de la casa Cullen?
Sí, calidez. Aun rodeada de "Frios" tengo más calor a mí alrededor que justo ahora.
Suelto un profundo suspiro.
Mis pies se arrastran sobre la hierba húmeda mientras mi cuerpo se sacude por los espasmos del frio congelador que siento en mi cuerpo. Ya perdí la cuenta de cuánto tiempo he estado caminando entre los árboles, me la he pasado rodeando y saltando las ramas y las rocas que estorban en mi camino. Mi celular se quedó sin batería hace más de una hora, así que lo único que puedo hacer es seguir con mi caminata en la espera de llegar a algún lado, o en la espera que alguien me rescate. Se supone que si quiero sobrevivir, hay más posibilidades de que me encuentren si me quedo en un solo lugar, pero se me congela el trasero.
Hay una niebla que lleva rato rodeándome, al inicio creí que se trataba de Angela, pero rápidamente deseché la idea. Cuando se trata de un poder de Angela, sientes una carga energética y mágica en lo que sea que hace, al menos así se sintió en la escuela. En cambio, la neblina que me rodea, sigue pareciendo normal, como si fuera parte del bosque, a excepción que no lo es. La neblina de color gris se ha mantenido a mi lado, si yo me muevo, ella se mueve, si yo me detengo, ella se detiene. Es extraño, pero me hace sentir protegida.
Extiendo mi mano para intentar tocarla, pero el ligero manto se desaparece en el aire, es como si intentara tocar vapor. En cambio, parece que ella si me toca a mí, hay una constante caricia en mi cuerpo y sé que es gracias a la neblina.
Muevo mi cabeza de nuevo, con la esperanza de encontrar algo más que árboles.
Para mi suerte, justo frente a mis ojos aparece un nuevo paisaje.
Los arboles forman a unos metros de mí una línea divisora, como una marca de que ahí termina el bosque. Entre la espesura de la oscuridad de los árboles, se asoma la luz que poco a poco se hace más clara. A mis oídos llega el sonido del océano, el agua chocando contra las rocas.
Apresuro mis pasos para llegar al lugar. Ahora me siento con una nueva motivación para caminar.
La briza de la lluvia trae a mi nariz el aroma del mar y del bosque. La hierba debajo de mis pies desaparece hasta quedar en pequeños claros entre el suelo de roca.
Hay un par de piedras grandes, una a cada costado del claro. Como si alguien las hubiera colocado ahí de cierta manera que permitiría hacer una fogata en el medio, pero el color de la roca y la perfección de la hierba y los troncos de los árboles que hay alrededor me hacen creer que nadie ha visto este lugar antes.
Sigo caminando hasta el borde. Mi cuello se estira para ayudar a mi cabeza a levantarse buscando ver qué es lo que hay al fondo.
Tal como me imaginé, estoy en un acantilado. Varios metros hacia abajo se pueden ver el mar acariciando la roca gigante sobre la que estoy parada, las olas chocan contra la piedra haciendo un sonido. Del lado izquierdo puedo ver en el fondo el resto del océano, esta es solo una parte del contorno de la costa. En lado derecho, hay una playa, en el fondo del acantilado puedo ver la arena y el oleaje tranquilo que forma el mar.
¿Habrá alguna manera de llegar allí?
Frente a mí, tengo una vista perfecta del sol rozando el borde del océano. Eso me da una pista de la hora, era la hora del almuerzo cuando pasó todo lo del instituto, algunas horas hasta que Elijah apareció y yo pasé cerca de una hora deambulando por el bosque. Ya casi empieza el atardecer.
Un crujido se escucha a mis espaldas, me sobresalto por lo inesperado del sonido. Al inicio la tentación de girarme me embarga, pero tomo un par de respiraciones para mantenerme tranquila. Necesito mantenerme tranquila.
Las ramas siguen crujiendo a mis espaldas, luego, esos crujidos se transforman en sonidos de pisadas sobre las rocas que están por el lugar, esas mismas que yo pisé cuando llegue.
Alguien me ha seguido, no voy a morir congelada.
—¿Qué haces aquí? —pregunto sin girarme a ver a la persona que ha tenido el atrevimiento de seguirme.
—Era venir a molestarte o seguir encerrado en esa casa que huele a hielo —se queja. —No tenía muchas opciones.
Muevo mi cabeza arriba y luego abajo, pero no me giro, no quiero que mis ojos dejen de ver el paisaje.
—¿Qué haces aquí? —le pregunto de nuevo. Quiero saber la verdad, quiero saber que lo impulsó a venir.
Aun escucho sus pisadas viniendo a mí.
—¿No estas feliz de verme? —dice ofendido. Me cruzo de brazos para evitar girarme y abofetearlo. —Creí que mi presencia te alegraría.
—¿Qué esperabas? —ruedo los ojos y tuerzo los labios en una mueca. — ¿Qué corriera a tus brazos gritando a los cuatro vientos "te extrañe"?
—Eso hubiera sido muy bueno —suelta una carcajada. —¿Quieres hacerlo? Podemos volver a la casa. Fingiré que no te he visto.
—Eres un idiota —gimoteo. No tengo ánimos para tratar con su humor extraño.
—Soy un idiota al que extrañaste —dice con orgullo. Ahora está de pie a mí lado, puedo ver su silueta por el rabillo de mi ojo, pero me sigo negando a enfrentarlo.
—Aun quiero golpearte —siseo entre dientes.
—¿No te bastó lanzarme hace rato? —pregunta molesto.
—No —es mi turno de sonreír. —Eso te lo merecías.
—¿Sabes lo sexy que te veías ahorcándome? —pregunta, su voz baja de tono haciendo que sus palabras suenen electrizantes.
—¿Te cumplí uno de tus fetiches? —me hago la sorprendida. Me encojo de hombros, —de nada.
—O quizás yo cumplí uno de tus fetiches —dice el tono en su voz es todo lo que se necesita para caer en la tentación que el cabrón representa.
—Asno —digo sacudiendo mi cabeza. Niego divertida.
—No, un asno no—chasquea la lengua. —Un cuervo en realidad.
Sus palabras suenan llenas de orgullo. ¿Tanto aprecio le tiene a su animal?
—Vaya truco —acepto. Aunque aun no entiendo cómo puede transformarse, debo admitir que es muy útil, nadie se imaginaría que un animal tan lindo como un cuervo, puede ser alguien tan cabrón como él.
—Tengo otros ¿quieres verlos?
Resopló mientras mi cuerpo se inclina hacia un lado, mi hombro choca contra su cuerpo, empujándolo amistosamente.
—Ouch —se queja. Ese sonido activa mis alarmas, no es normal que alguien como él se queje.
Mi cabeza se gira, junto a mi está Damon vestido como siempre de color negro, sus manos están en los bolsillos de sus pantalones, su cuerpo se tambalea de atrás hacia adelante sobre sus talones. Su rostro está mirando hacia al frente, sus ojos van de un lado a otro mirando el paisaje frente a él. Hasta ahí, está todo bien.
El problema es que su cuerpo se sacude en pequeños temblores, por su frente y su cuello baja gotas de sudor. Y su cuerpo lucha por respirar.
—¿Qué pasa? —pregunto asustada. —¿Damon, que pasa? —él solo me mira. —¡Damon!
Mis manos se colocan en su abdomen y lo lanzó hacia atrás. Su rostro hace una mueca, pero deja que su cuerpo obedezca a mis esfuerzos de hacerlo retroceder, finalmente me ayuda a llevarlo hasta una de las enormes rocas que están en el limité del bosque.
—Eso pasa cuando atacan a un inocente como yo —murmura en voz baja mientras deja caer su cuerpo sobre la roca, sus labios se tuercen de nuevo en una mueca. Mi cuerpo se acomoda a su lado.
—¿Qué? —le grito asustada. Mis manos tocan su frente sudorosa, está muy frio y los espasmos aún no se controlan. —¿Quién te atacó? ¿Por qué te atacaron? ¿Qué demonios está pasando?
—Tranquila, no es tu culpa —hace un esfuerzo por sonreír. —Esto es culpa de Elijah.
—¡¿Qué te hizo?! —chillo asustada.
—Sabes que no podemos desobedecer la orden de un original —explica, yo asiento. —Me obligó a quedarme transformado hasta que la verbena pase, solo así podía traerme volando, literalmente.
—¿Verbena?
—Me inyecto una cantidad grotesca de verbena —me mira —sedantes y otras cosas.
—Pero este acostumbrado a la verbena —le digo confundida.
—Sí, pero no a ahogarme en ella —gruñe.
—Idiota —suspiro.
—¿Y ahora yo porque? —se queja.
—¡No, tú no! —le digo con rapidez. —Elijah
Miro furiosa al bosque como si el original me estuviera escuchando. Al menos, sé que estará consiente de que en cualquier momento me voy a desquitar con él. ¿Por qué obligar a Damon a transformarse en cuervo? ¡Pudo obligarlo solo a que lo acompañara!
—No era mentira que te subió casi muerto al avión —digo entre dientes.
Damon asiente dándome la razón.
—Estás helado —le digo colocando su rostro en mis manos, tratando de darle calor. —¿Por qué estas temblando?
Veo que traga con pesadez. Me mira dudoso, pero al final se rinde.
—Me dolió muchísimo poder transformarme de nuevo en mí forma "humana"—hace una mueca de dolor. —Además la verbena está haciendo su trabajo en mi sistema.
—Necesitas sangre —le digo pensando en cómo ayudarle.
—Estaré bien —dice seco. Su rostro se gira en la dirección contraria a mí.
Suelto un suspiro. Es preocupante el estado en que se encuentra, pero puedo dejar el tema de lado, por ahora.
—Reviviste a Elijah —no es una pregunta, estoy afirmando lo que ambos sabemos.
—Cuando colgaste la llamada ya le había sacado la daga del pecho.
—¿Por qué?
—Elijah era el único en Mystic que podía decirme que carajos estaba sucediendo. —se encoje de hombros. —Quiero creer que desde que ustedes dejaron el pueblo, Klaus ya andaba merodeando por ahí, es solo que ninguno de nosotros fue tan inteligente como para darse cuenta.
—Sí, mencionó algo sobre eso —respondo haciendo memoria a lo que sucedió en el instituto.
—¿Dijo que le mandaba mensajes a Elena? —levanta una ceja, hago una mueca de confusión. No estaba enterada de eso. —Estuvo hipnotizando a personas, se apuñalaron frente a ella, le daban animales muertos, su ropa amanecía quemada. Algunos solo llegaban y le decían mensajes que él quería.
—¿Por qué no nos dijeron nada? —le pregunto.
—Porque todo eso solo llegaba a nombre de Klaus, nunca lo vimos o tuvimos alguna pista —suspira con frustración. —Ya entendí porque siempre iba un paso antes de nosotros.
—¡¿Cómo no vas a notar que Alaric estaba hablando como británico?! —chillo molesta. —¡Hasta Charlie que lleva años sin verlo lo notó!
—Pues no, no lo noté —su voz se eleva. Me mira y parece luchar consigo mismo para calmarse. —Mi cabeza ha estado en otro lado.
Claro, ya sé a lo que se refiere. Muerdo mi labio inferior con fuerza, necesito evitar que salga una idiotez de mi boca.
—¿Cómo está Elena? —giro mi cabeza hacia el acantilado, quiero saber, pero no quiero ver su rostro cuando hable de ella.
—Histérica —escucho que dice. —Al igual que todos.
—Sí, me lo imagino.
Se queda en silencio, como si estuviera esperando que le haga otra pregunta, pero yo no quiero, no quiero meterme en ese tema, no quiero hacer una pregunta equivocada porque sé que la respuesta no me va a gustar. No soy tan valiente como para soportar que él diga algo relacionado con la última conversación que escuché. Me quedo yo también en silencio.
El sonido de la naturaleza comienza a ser nuestro único compañero. La lluvia cae sobre nosotros, leve, pero es un golpeteo constante. En mis oídos aparece un eco al golpeteo, pero casi puedo apostar a que es el golpeteo de mi propio corazón.
—¿Qué fue lo que pasó con Alaric? —pregunta sacándome de mi cabeza. —¿Qué pasó después de que me colgaras?
Suelto un suspiro profundo antes de explicarle con varios detalles lo que ha pasado estas últimas dos semanas aquí, al menos hasta antes de que lo llamará. Él solo asiente o hace una mueca de vez en cuando.
—Angela insistió en que necesitábamos refuerzos, por eso te llamé —le explico. —Klaus trajo a otros vampiros como lacayos y los Cullen trataron de detenerlos, pero tuvieron problemas para enfrentarlos y además cuidar de nosotras.
Asiente, su mirada esta fija en un punto frente a él.
—Angela y yo estábamos algo lastimadas, pero tratamos de escondernos para ganar un poco de tiempo, al menos mientras se nos ocurría un plan.
—Fue cuando me colgaste —conecta los puntos en su cabeza. —¿Cómo lo detuvieron?
—Charlie le disparó —digo de golpe, —tiene balas con verbena.
—¿Cómo sabían que eso funcionaría?
—No lo sabíamos —me pongo de pie alejándome un poco de él. —Fue la única opción que se nos ocurrió. Queríamos detenerlo, varios estudiantes ya habían sido lastimados, los Cullen estaban lastimados, Angela y yo estábamos lastimadas. Era eso o nada.
—¿Y ahora donde está Klaus? —inclina su cabeza, puedo ver que está pensando en todas las opciones que tenemos.
—No lo sé —digo honesta. —Quizás volvió a su cuerpo, o a mendingar por ahí, pero necesitará otro brujo si es que quiere volver a meterse al cuerpo de alguien. Angela no le será de ayuda —digo pensativa. —Quizás deban vigilar a Bonnie.
—Bonnie puede detenerlo —dice seguro. —Encontramos el lugar, Bonnie absorbió la magia, dice que puede detenerlo.
Le doy una mirada, quiero contarle lo que Angela y yo hicimos en ese lugar, pero no debo. Si se lo cuento, pueden lastimarlo para sacarle información.
—¿Cuál es el costo? —pregunto.
—Bonnie lo sabe, está muy consciente de eso —se aclara la garganta. —Pero, Elena no lo sabe.
Bonnie puede tener la magia de sus antepasadas y la poca que Angela dejó, pero ambas saben que la magia tiene un costo. Bonnie sabe que puede morir si la usa, pero lo que no sabe, lo que nadie sabe, es que vamos a hacer todo lo posible porque no use esa magia. Al menos no contra Klaus.
—Se va a enojar cuando se entere —le digo.
—No importa —se encoje de hombros. —De un coraje no se va a morir, si se entre a Klaus sí.
—No vamos a dejar que le pase nada —digo, aun no estoy segura si para reconfortarlo o para asegurarme que yo también lo crea.
—No, nada va a pasar —suspira ausente.
Mis puños se aprietan con fuerza. Sé que ninguno de los dos cree en esas palabras. Ambos queremos que se vuelvan realidad y solo podemos esperar a que de verdad nada pase.
—Tarde o temprano llegará el momento.
—Eso me temo —murmura en voz baja.
De nuevo nos sumimos en el silencio, el único sonido que hay es la melodía de la naturaleza haciendo lo suyo. En algún momento mientras he estado aquí, la lluvia se ha detenido, ahora me permite disfrutar del ambiente húmedo y el aroma que queda en el bosque a mis espaldas. En la escena frente a mí, el atardecer ya se puede apreciar sobre el borde de la roca, el cielo se ha tornado en una obra de arte de tonalidades de naranjas y amarillos.
La escena frente a mí me atrae como una polilla a la luz. Mi cuerpo actúa por decisión propia, mis piernas se mueven caminando en dirección al borde del acantilado, mi mano se estira como si quisiera tocar el cielo y sus colores.
La vista es tan jodidamente hipnótica. De repente hay un deseo en mi interior, de pasar el resto de mi vida admirando esta escena.
¿De verdad es real?
¿Un mundo tan jodido puede ofrecer tanta belleza?
Mi cabeza se gira hacia Damon, quiero asegurarme que la escena frente a mi es real y que él también puede verlo.
Pero lo encuentro sentado sobre esa enorme roca, sus codos están descansando sobre sus rodillas, su cabeza está agachada y escondida entre sus manos, sus hombros están caídos, toda su postura grita que está cansado, o derrotado de por una batalla en la que no parece tener final.
Mi corazón se rompe.
Algo en mi interior me dice que soy yo la causante de su estado de ánimo. Es mi culpa que estemos ambos aquí, lastimados físicamente, heridos emocionalmente y atados de manos como para hacer algo para cambiar la situación.
Por mi cabeza pasan todos los recuerdos de la pelea que tuvimos esa mañana en su casa en Mystic Falls. Una oleada de molestia recorre mi cuerpo, me siento tan estúpida por la manera en la que pasaron las cosas ese día.
Soy una maldita egoísta que solo quería descargar todos sus sentimientos con alguien sin importar si se lo merecía o no. Soy una idiota.
Cuando desperté de esa muerte de pesadilla me sentí dolida por su reacción hacia mí, sabía que no era la persona favorita de Damon, pero por mi cabeza pasó la idea de que él se alegraba de haberme visto morir y que estaba encabronado conmigo por ser de nuevo una molestia. Ahora necesito que entienda que esa mañana exploté porque me sentía amenazada, me sentía tan vulnerable frente a todos ellos y que el explotara en mi contra diciendo todo lo que pensaba de mí, fue lo que necesité para prepararme para una guerra, creí que tenía las razones necesarias para atacarlo, para usar todas mis armas en su contra y que así no me ganará la pelea.
Pero no. Estaba equivocada.
Ahora me siento como si estuviera en una guerra sin una armadura. Siento que estoy golpeando la pared como si fuera un saco de box, pero no hay guantes en mis manos para protegerme. Duele, sí, pero el dolor que hay en mi pecho no es suficientemente fuerte comparado con la culpa y el arrepentimiento que recorren mi cuerpo.
Mis ojos se ponen de nuevo sobre su cuerpo. Él se ha mantenido en la misma posición, su cuerpo sigue sacudiéndose por los espasmos de dolor, pero parece no importarle.
¿Se está culpando por haber terminado aquí conmigo? Por supuesto que sí.
Si Angela y yo no hubiéramos realizado esa llamada, ninguno estaría aquí en este momento. Elijah seguiría muerto y en el sótano de la casa Salvatore, Damon estaría en Mystic asegurándose de que nadie ni nada esté lastimando a Elena. Y yo, yo no sé dónde estaría.
Soy una egoísta, pero yo me siento agradecida de que Elijah esté aquí y me siento aliviada de que Damon este aquí, a mi lado. ¿Pero vale la pena si es a este costo?
Desde que volvimos de Mystic Falls, no puedo pasar ninguna noche sin imaginarme como sería ser yo la que está en el lugar de Elena. De todas maneras ya hay quien quiere mi sangre, ¿Cuál sería la diferencia si es Klaus o Edward? Pero lo que me vuelve una mala persona, es que paso las noches imaginando como seria ser yo la que tiene a Damon a su lado.
Un nudo se forma en su garganta. ¿De verdad puedo, en esta situación, permitir esos pensamientos?
Damon está ahí, detrás de mí, pero está torturándose por algo que no le corresponde. Quiero gritarle que soy yo el problema, soy yo quien tiene la culpa de que todo se complicara. Soy yo quien metió sus narices en la vida que ellos ya llevaban sin mí; Elena ya tenía problemas con su propia familia y la muerte de los que creía que eran sus padres, luego el tener que lidiar con los vampiros, la presciencia de Katherine y con Nicklaus siguiéndola en busca de su sangre. Esos eran suficientes problemas.
Pero ahora estoy yo, una familia a la que Elena no quiere ni mencionar, una idiota que atrajo a Klaus a un lugar que no tiene la culpa de lo que puede llegar a pasar. Es mi culpa que Elijah se acercara a Angela y que ahora ella tenga que sufrir las consecuencias de haber absorbido la magia negra de las brujas del siglo pasado. Es mi culpa que ahora los Cullen también se vean involucrados en una situación que no tiene nada que ver con ellos.
Mi cabeza me grita que debo disculparme con Edward, debo aclararle que todo es mi culpa, que soy yo quien está mal de la cabeza. Debo disculparme por estarlo lastimando, ni él ni yo nos merecemos estar en una relación donde ambos nos estamos lastimando.
Cada pedazo de mí ya roto corazón, se rompe de nuevo en miles de pedacitos.
¿Cómo puedes ir con tu novio y confesarle todos tus errores? ¿Cómo puedo estar haciéndole eso? Tratándolo como la persona más despreciable del mundo solo por algunos errores que ha cometido por mí culpa, por su desesperación por proteger algo que es preciado para él. Y yo solo lo he puesto en una cárcel por algo que no ha hecho, incluso lo hice en la vida real dejando que mi padre lo encerrara solo para vengarse de él.
En mi mente aparecen todas las veces que me han dicho que Edward no me quiere, que todas esas veces que me ha dedicado esas palabras románticas de antaño y todos esos "te amo" han sido falsos. Pero nadie puede quitarme la idea de que, en el fondo, me aprecia o me estima.
¿Cómo puedo quitarle una ilusión de la que yo solo me he aprovechado?
Las lágrimas inundan mis ojos. Ahora me siento aun peor.
Sé que todos van a decirme que no es verdad, que yo no soy la culpable de nada, que así las cosas se dieron y que solo puedo tratar de repararlas para que sigan el curso que yo deseo, pero no siento que sea así. Damon es el único que puede decirme la verdad sin matices.
Damon es el único que puede decirme que soy la única que tiene la culpa de todo esto. Quiero decirle que acepto toda la culpa. Que me grite de nuevo que soy solo una niña que no sabe lo que quiere y que se enfrenta a un mundo del que no sabe nada. Está bien si vuelve a gritarme eso, esta vez lo voy a aceptar.
Mi corazón me grita que le ruegue para que me perdone por el daño que estoy haciendo. A él, a Elena, Angela, los Cullen, Charlie, y a mi madre. A ella es a la que más he dañado, ocultándole por años una parte de su vida, ocultando la verdad que me ahoga por salir.
Mis ojos se colocan de nuevo en mi acompañante.
No puedo soportar verlo así de decaído y derrotado. Desdé que lo conocí, Damon siempre me ha representado la idea de alguien fuerte, de alguien que es capaz de soportar todo lo que se ponga enfrente, de alguien que va por la vida sin sobre pensar las cosas que le ocurren. De entre todas las personas en las que puedo pensar, Damon es el único al que jamás imaginé que vería de esa manera.
Un anhelo crece en mi interior, quiero acercarme a él. Necesito acercarme a él, sentarme a su lado y decirle que todo va a estar bien. Quiero decirle que no debe preocuparse, que nadie va a lastimar a Elena, al menos no sí podemos evitarlo.
Quiero contarle todos los planes que hemos hecho con Elijah, quiero contarle todas esas estrategias que Jasper y Charlie han propuesto, quiero contarle que Alice está vigilando contantemente todos nuestros futuros para que nada nos tome por sorpresa, quiero contarle de todo lo que Angela y yo hemos hecho, todo lo que he aprendido y todo lo que ahora puedo hacer.
Quiero decirle que en estos días me he vuelto alguien diferente. Quiero decirle todo lo que está pasando por mi cabeza en este momento, pero mi cuerpo está congelado.
Solo me quedo ahí, de pie, mirándolo como la cobarde que soy.
Necesito que levante su cabeza y me diga que está bien. Necesito que levante su cabeza y me diga eso que tiene atorado en su pecho desde hace años. Necesito que hable conmigo, necesito escuchar tantas cosas de él.
Haría cualquier cosa porque hablara conmigo, que me dijera que es lo que está sintiendo en este momento, que es lo que lo atormenta tratando. Quiero que me diga cómo puedo calmar el dolor que hay en su corazón y que por tanto tiempo ha tratado de ocultar. Quiero gritarle que yo si me di cuenta, me di cuenta de cuando desea que alguien lo sostenga cuando se derrumba.
Maldición, quiero gritarle que no está solo.
Comienzo a caminar, tratando de que mi cerebro comience a funcionar de manera correcta de nuevo. El aire frio roza mi rostro secando las lágrimas rebeldes que se han deslizado por mi rostro, pero, así como se secan, son remplazadas por nuevas gotas que se deslizan con rapidez por mis mejillas.
El deseo en mi interior permanece, ese deseo de que los ojos azules de Damon me miren con ese con ese brillo pícaro y travieso que lo caracteriza, quiero que sus ojos me atrapen con esa energía electrizante que me atrae como la fuerza de un magneto. Quiero que en sus labios aparezca esa sonrisa socarrona que lleva semanas torturándome en sueños.
Quiero que me diga que estaremos bien incluso aunque ambos perdamos la cabeza y explotemos como la última vez que nos vimos. Quiero que me diga que seguiremos siendo esos dos extraños que se conocieron por casualidad, pero que en poco tiempo aprendieron a complementarse, esas dos personas que son tan malas a solas, pero tan buenas cuando estamos juntos.
Pero sé que Damon no es de eso que usan los sentimentalismos para hacer que la vida vuelva a su cauce, él actúa y luego piensa, él ataca y luego piensa si va a doler. Damon siempre usa cualquier situación o persona para sacar algo que lo beneficie, y tengo muy claro que yo no soy la excepción.
Pero, mi corazón me sigue suplicándome. Me suplica que le ruega, que le pida que me diga lo que quiero escuchar. Quiero que me diga que hoy está aquí por mí, que usó a Elijah como excusa para estar aquí conmigo hoy. Quiero que me diga que esa desesperación que escuché a través de esa llamada es por mí.
Quiero que me diga que está de mi lado.
¡Mierda!
Como deseo que en este momento me diga que todos sus sentimientos por Elena han desaparecido, que todo se ha terminado con ella. Deseo que me diga que, ese día que los escuché tener esa conversación, le dijo a Elena que todo se acabó, que él no la elije. Deseo que le haya dicho que yo soy lo que quiere, que, aunque me comporto como una niña haciendo berrinches, me quiere a mí. Deseo que, aunque puedo romper su corazón un ay otra vez, me elija a mí.
¡No me jodas!
Quiero que me escoja a mí. Que me diga que yo soy lo soy todo.
Por un carajo, quiero que Damon Salvatore me elija a mí, me quiera a mí, me ame a mí.
En el medio del silencio de la naturaleza, puedo escuchar claramente el sonido de mi corazón rompiéndose en mil pedazos.
Se rompe porque sabe que eso no va a suceder. Sé que ese deseo va a quedar solo en eso, un deseo mío de que algo imposible suceda. ¿Cómo pude llegar a pensar que puedo tenerlo? Elena lo conoce desde hace más tiempo atrás, ella ha estado con él más tiempo, es con ella con quien ha pasado por más cosas. Yo solo soy una más del montón.
Las lágrimas bajan de mis ojos sin control.
Elena tenía razón, solo soy otra estúpida del montón que ha caído por Damon Salvatore. ¿Lo peor de todo? Él lo sabe, estoy segura. Y eso solo hace que me sienta encabronada conmigo misma, estuve cavando mi propia tumba con la idea de que yo podía detener esta situación cuando yo quisiera, pero solo estuve mintiéndome. Me mentí tratando de convencerme que Damon no significaba nada.
Angela lo sabía, ella lo notó. No deja pasar ningún día sin repetir la frase "Te gusta Damon". Y yo solamente me negaba a verlo.
Las lágrimas siguen cayendo descontroladamente por mis mejillas, mi visión es borrosa por la cantidad de agua en mis ojos y estoy a nada de tirarme al suelo a llorar como magdalena. Muerdo mi labio con demasiada fuerza en un intento de que mis sollozos se ahoguen en el fondo de mi pecho, pero solo libero mi labio cuando mis pulmones necesitan jalar aire, pues mi nariz ya no parece ser suficiente.
—Deja de caminar —ruge a mis espaldas. Mis piernas se frenan en seco. —¡Mierda! Me estas poniendo nervioso.
Mis movimientos desesperados y mi caminata parecida a un león enjaulado se detienen, pero me aseguro de que mi cuerpo quede dándole la espalda. No quiero que me vea en este estado, no quiero darle otra razón para utilizarme. Cierro mis ojos para concentrarme y hacer que mis emociones se dispersen. Me esfuerzo tomando respiraciones profundas para obligar a calmarme.
Con las palmas de mis manos seco mis mejillas. Me siento agradecida que hoy no fuera de esos días en los que Alice me obligaba a pasar dos horas sentada en una silla mientras ella embarraba maquillaje por todo el rostro. Al menos en este momento puedo tratar de disimular las gotas de mi rostro.
Cuando abro los ojos, me recibe de nuevo la vista del resplandor del atardecer que ya ha pintado por completo el cielo y el mar frente a mí. En el cielo, las nubes parecen algodones de azúcar de esos que venden en las ferias, el resto del cielo se ha pintado completamente de distintos tonos de colores, naranja, rosa, azul, morado. El mar, el agua es el reflejo de la escena en el cielo, pero, el oleaje del agua se ha tranquilizado, ya no hace ese sonido estruendoso y terrorífico, ahora solo se escucha como el agua acaricia la roca del acantilado y empuja con suavidad las rocas de la playa que está debajo.
Siento que una ola de calma envuelve mi cuerpo. Ver que el cielo gris se había convertido en un cielo lleno de colores tan hermosos, me dio una esperanza.
Es como si el cielo me gritara que todo va a estar bien, que solo soy yo haciéndome ideas en la cabeza. Esos colores tan brillantes que el cielo ha puesto frente a mis ojos, me estuvieran gritando para que reaccione.
¿Valdrá la pena intentar algo?
¿Valdrá la pena arriesgar todo lo que tengo, solo por un capricho de mi corazón? Si me arriesgo y el destino juega a mi favor, puedo dejar de sentir esta opresión en el pecho y tenerlo todo de la manera que quiero. Pero, si no es así, puedo perderlo todo, la amistad de los Cullen, la lealtad de Angela, el aprecio de Elijah, los buenos recuerdos de mi niñez junto a Elena. Puedo perder a Edward, eso sería seguro, pero incluso puedo arriesgarme a que termine muerta en sus brazos. Puedo perder a Damon.
¿Estoy preparada para ser responsable de las consecuencias de mis actos? Si me vuelvo valiente y le grito a Damon, en este momento, todo lo que estoy sintiendo respecto a él, a mí, a nosotros, ¿Puedo afrontar su reacción sin importar la que sea?
Miro al cielo buscando una respuesta.
Esa respuesta me llega como un rayo de luz.
Sí, vale la pena luchar por lo que yo quiero. Vale la pena arriesgarme por tenerte todo lo que deseo. El cielo me está gritando que vale la pena luchar por lo que sea que hay entre Damon y yo.
Estoy dispuesta a perderlo todo, pero me niego a perderlo a él.
—No te vayas a caer —su voz me advierte. Me giro para enfrentarlo, sigue ahí sentado, lo único que ha cambiado es que ahora su cabeza está arriba y sus ojos azules me están mirando. —No quiero tener que saltar detrás de ti.
—¿Saltarías detrás de mí? —le pregunto inclinando mi cabeza. Todo lo que me diga a partir de este momento va a llevarme a tomar una decisión.
—Mejor no hay que averiguarlo.
Muevo mis pies con cuidado, asegurándome de dar dos pasos hacia atrás para acercarme más al borde. Su espalda se endereza ahora son sus manos las que están sobre sus rodillas, listo para levantar su cuerpo con un impulso de sus piernas.
—¿Saltarías detrás de mí? —pregunto de nuevo. Sus ojos se entrecierran, su mirada azul ahora se vuelve dura y fría.
—¿Tienes idea de cuantas ganas tengo de ser yo mismo quien te empuje? —me gruñe.
En mis labios se forma una sonrisa.
—Estoy tan encabronado contigo que, —gruñe, su voz es de un tono muy bajo, amenazante y peligroso, —que puedo tomare del cuello y soltarte, mirarte mientras caes al vacío.
Mis brazos se levantan, se extienden a dirección de mis hombros. Puedo sentir el viento rodeando mi cuerpo y tirando de mí hacia atrás, obligando a mi cuerpo a tratar de alcanzar el mar que me espera abajo.
—Hazlo —digo. Mi frente está en alto, mi barbilla está paralela al piso. Estoy retándolo y Damon lo sabe.
—¿Crees que no me atrevo? —pregunta con voz contenida. —¿Crees que no te puedo matar cuando se me antoje?
—Por supuesto que eres capaz de hacerlo —acepto con voz tranquila. —Pero no lo harás.
—¿Qué te hace pensar eso? —me preguntó asombrado.
—Porque ya tuviste varias oportunidades para hacerlo —le digo aun con mi voz tranquila. —Y aquí estoy.
—Espera, espera un momento —me mira como si tuviera tres cabezas. —Si no tomé la oportunidad antes, fue porque... —desvía su cabeza hacia un costado, —porque en esos momentos te necesitaba viva.
—Todavía me necesitas, Damon —afirmo sintiéndome muy segura.
—Claro que no —resopla. Su rostro se niega a girarse de nuevo en mi dirección. Se pone de pie y ahora es él quien se mueve dando pasos, moviendo su cuerpo en círculos.
Suelto un suspiro. Bajo mis brazos y los cruzo sobre mi torso.
—¿Por qué evitaste que esos hombres me violaran y me asesinaran en Port Angeles? —pregunto. Su cabeza se gira en mi dirección, como si tuviera un resorte en el cuello.
—¿Por qué crees que yo tuve algo que ver?
—Los Cullen fueron esa noche a Port Angeles —le explico, —pero al llegar se encontraron con una escena de un crimen muy sangriento. Jasper mencionó que había una esencia en el aire, una que no pertenecía a ninguno de los involucrados.
Se aclara la garganta.
—Después, gracias a la conversación que tuviste con él —hago unos círculos con mis manos, —Jasper se dio cuenta que era tu esencia.
—Sí, yo los asesiné —se encoje de hombros. —Pero eso no prueba que actúe por ti.
—¿Por qué no me mordiste esa noche al salir de la librería? —ataco con otra pregunta.
—Ahora mismo me estoy haciendo esa pregunta —se queja con un gruñido.
—¿Por qué te tomaste la molestia de dejar en mi ventana todos los libros? —pregunto de nuevo —¿Por qué dejaste que tuviera el Damnatus en mis manos por unas horas?
—Por idiota —responde entre dientes.
—¿Por qué el día que tuviste que matar a tu amiga, viniste a Forks, buscándome?
—No te estaba buscando —me grita con indignación. Ruedo los ojos.
—El día de la cena en tu casa, en la biblioteca cuando te impedí apuñalar a Elijah —hago memoria para que ambos recordemos el momento. —¿Por qué no me apuñalaste?
—Porque fue mi manera de agradecerte por salvar mi trasero —sonríe. —En eso si estamos a mano.
—¿Por qué aceptaste ir a la fiesta conmigo?
—Porque tu vida aquí es amargada —hace una mueca. —Quería que al menos tuvieras un poco de diversión y eso significaba bebidas gratis para mí.
—¿Por qué intercambiaste sangre conmigo? —ahora mi voz se vuelve dura.
Quiero que me diga la verdad, que me explique porque en un momento parece tan unido a mí, y al siguiente soy su peor enemiga.
—Porque solo un maldito imbécil dejaría pasar la oportunidad de beber tu sangre —sisea.
—Esa noche —digo rompiéndome un segundo. Damon aprieta los puños a los costados de su cuerpo. —¿Por qué incluso si ya estaba muerta, tratabas de que bebiera tu sangre? ¿Por qué pasaste toda esa noche a mi lado? ¿Por qué no te fuiste?
Se gira de nuevo, me da la espalda.
—No te necesito —dice tratando de sonar muy seguro de sus palabras. Aprieto mis labios.
¡Maldito cabrón testarudo y cobarde! Es un idiota envuelto en un muro de piedra impenetrable
—Mátame entonces —subo mis brazos de nuevo, abriéndolos, poniendo mi cuerpo como un tiro al blanco, vulnerable.
Su cuerpo se gira de nuevo. De nuevo está molesto.
—No te voy a ayudar a complementar tus tendencias suicidas —dice con la mandíbula apretada. —No vine a matarte.
—¿A qué viniste, entonces? —inclino mi cabeza, curiosa por saber en que se va a escudar ahora.
Su boca se abre y se cierra un par de veces, su mandíbula se aprieta. Sus cejas oscuras y gruesas se juntan formando arrugas en su frente. Sus ojos azules me miran, pero, no es capaz de responderme.
—Aún me necesitas Damon —le digo con ternura. —Aunque sea para hacer de tu vida un desastre, pero me necesitas.
Sus pobladas cejas se relajan, pero ahora se levantan como un niño que le han hecho una pregunta muy complicada. Su rostro me dice que ahora se está cuestionando a sí mismo la verdadera razón por la que está aquí.
—Estas aquí porque —tomo una respiración, —porque te preocupas por mí, Damon.
Él niega, su cabeza se sacude de un lado a otro.
Damon no pude aceptar otra versión que no es la que lleva años conociendo. No acepta que hay un lado de él que es muy diferente al que está en su cabeza. Por su personalidad siempre lo han puesto como el chico malo, ese que se la pasa matando a diestra y siniestra, ese que solo vive para lastimar a los demás. Pero yo estoy segura de que hay otro lado de él que está harto de ser eso que los demás ven.
No digo que Damon tenga que cambiar. No quiero que se pierda a sí mismo, solo quiero que acepte que hay más en el que solo cosas malas.
Miro sobre mi hombro, el mar sigue calmado y el crepúsculo está alcanzando su punto más alto anunciando que pronto será de noche, pronto nos veremos envueltos en la noche y aunque salga el sol mañana por la mañana, nosotros seguiremos en un tira y afloja en la oscuridad.
Doy otro par de pasos hacia atrás, puedo sentir el borde de la rocha en mis talones. Un movimiento en falso y mi cuerpo caerá libremente por el acantilado hasta encontrarse con el mar del fondo, quizás también me encuentre con rocas gigantes y afiladas escondidas en el agua.
—¡Te vas a caer Bambina! —grita en mi dirección. Aún se mantiene cerca de la roca donde había estado sentado no sé cuánto tiempo
—¿Saltarías detrás de mí? —pregunto tercamente.
—No me pruebes —me apunta con su dedo.
Inclino mi espalda hacia atrás lo suficiente para que se noten mis intenciones. Damon aparece de la nada frente a mí, en segundos su rostro aparece a centímetros del mío, sus manos están colocadas fuertemente a cada lado de mis caderas, apretándome contra él.
—¿Por qué aprecias tan poco tu vida? —ahora me da una mirada torturada, en su rostro es evidente que está sufriendo. —Tienes toda una oportunidad para tener una vida de la que te sientas orgullosa, y la desperdicias así.
—Aprecio mi vida bastante —digo segura. —Y aún hay muchas cosas que quiero vivir. Quiero tener una pijamada con mis amigas, quiero escaparme de mi casa para irme a una fiesta y ponerme muy borracha. Quiero conocer todos los lugares que pueda, maldición, quiero ir a las vegas a que Elvis me case.
Una sonrisa burlona aparece en sus labios.
—Me da miedo la idea de volver a morir —me confiero. —Tengo miedo morir.
—No te vas a morir —dice con voz ronca.
—Voy a morir, Damon —sonrió. —Quizás hoy, mañana, en veinte años, voy a morir.
Damon aprieta más su agarre en mi cuerpo, sus ojos azules me miran con un brillo de tristeza y dolor que ya he visto antes, sobre todo cuando está luchando contra sus sentimientos, su garganta traga pesadamente.
—Sé que tengo un ejército de personas que harán hasta lo inhumano por evitar que muera —me encojo de hombros. —Todos van a cuidar mi vida, e incluso puedo confiarle a cualquiera de ellos mi vida.
Una parte de mi quiere gritarle que me quite el anillo y me deje caer al precipicio. Esa va a ser la única manera en la que voy a poder estar en paz conmigo misma, para que abandone la estúpida esperanza de que pueda tener todo lo que quiero. Quiero gritarle que esta es su oportunidad de deshacerse de mí, olvidarse de mi existencia y volver de nuevo a Mystic Falls, de volver a Elena.
Quiero gritarle que tiene mi vida en sus manos. Metafórica o literalmente, tiene mi vida en sus manos.
—Pero resulta, Damon… —suelto un profundo suspiro, mi brazo se dobla para acariciar su mejilla. —Resulta eres la única persona a la que le confiaría mi vida y también mi muerte.
No dice nada, tampoco se mueve. Pero sus ojos azules pasan de ser como el hielo frio, o un cálido mar azul. ¿Acaso hay una posibilidad de que mis deseos se hagan realidad? ¿Hay una posibilidad que Damon sienta algo por mí?
—Puedo vivir sola, puedo pasar el resto de mis días sola —las lágrimas de nuevo bajan de mis ojos. —Pero, me aterra pensar que puedo morir sin que estés a mi lado. Esa es la peor muerte que me puedo imaginar.
Me analiza con su mirada, busca con desesperación algo en mi rostro y en mis ojos. ¿Qué tan probable es que Damon sea el que en verdad necesita escuchar las palabras que muero porque salgan de sus labios? ¿Qué tan retorcido es el destino? ¿Desde la primera vez que nos vimos, sentimos esto?
Una de sus manos acuna mi mejilla, es el gesto más tierno que lo he visto hacer desde que lo conozco. Cierro los ojos e inclino mi rostro hacia el calor de su tacto.
Si, desde la primera vez que no vi fue como si su rostro se hubiera grabado con fuego en mi mente. Día y noche su nombre en mi cabeza, cada maldito día, cada maldito segundo solo podía pensar en él.
¿Cómo demonios iba saber que eso sería así?
Su otra mano se desliza por mi cadera, siento que se esconde en uno de los bolsillos trasero de mis jeans, como si buscara una sensación de calor. Su cuerpo aun tiembla, aunque es menos a comparación de cuando llegamos. Mis brazos suben a sus hombros mientras mis ojos se abren.
Puedo pasar toda mi vida, no, toda la eternidad así, en esta posición, teniéndolo así de cercano a mí.
El ambiente a nuestro alrededor es el característico de Forks. Hace frio, la humedad está en el aire y ninguno de nosotros lleva la ropa adecuada para mantener nuestros cuerpos calientes, pero la posición que tenemos, hace que ambos compartamos el calor de nuestros cuerpos. Puedo sentir la vibración de los espasmos que lo atormentan, aún tiene dolor por la verbena.
—Si hacemos esto —murmura en voz baja, —es probable que ninguno de los dos pueda salir.
Ahora son mis ojos los que buscan los suyos. Un nudo se forma en mi estómago, como un mal presentimiento que me embarga.
No se refiere a la posible caída del acantilado en el que nos tambaleamos. Bueno, quizás sí lo dice por eso. Pero sus ojos me gritan otra cosa.
—¿Sabes lo que vas a arriesgar? —pregunta, su mano aun sostiene mi rostro, y el suyo se rompe en una mueca de desesperación.
De un lado está Mystic Falls, y del otro lado está Forks, dos lugares muy lejos uno del otro, pero que tienen todo para asegurarnos una vida donde nos van a tener con las manos atadas a la espalda. También, de un lado está Klaus y su extraña manía por querer sacar su lado oscuro a relucir y de querer cortarle la cabeza a todo aquel que se ponga en su camino, y del otro lado están los Cullen, una familia de fríos que solo nos añaden más problemas a la ecuación. Ambos nos pintan un escenario en donde todo parece estar en contra nuestra.
¿Podemos seguir a través de la avalancha? ¿Podría alguien renunciar a un camino seguro solo por un "quizás"? Estoy segura que no habría nadie que pudiera soportarlo.
Pero nada en esta situación es como debería.
De un lado está Stefan, Katherine, Rick y los demás de Mystic Falls que les conviene la situación, y del otro lado a Jasper y Alice, también a Charlie, Elijah y Angela que son los únicos que nos ayudarían sin esperar nada a cambio de nosotros.
Y por supuesto que estoy consciente que están Elena y Edward. Esas dos personas que pueden salir más lastimadas que nosotros mismos. Ellos son los que en realidad nos tienen atados de manos, ellos son los que pueden llevarnos por un camino donde el dolor sea lo único que veamos. Elena y Edward son las dos personas a las que vamos a sacrificar si hacemos esto, si decidimos lanzarnos por un precipicio a una situación que no tiene retorno.
¿Me importa? No. No voy a renunciar a Damon.
Los ojos azules de Damon me miran expectantes, en espera de alguna señal de mi parte. Mis manos se deslizan desde sus hombros sobre la camisa de manga larga que usa, tomo la tela entre mis dedos y la sostengo fuerte en un puño. Tiro de su cuerpo contra él mío.
La gravedad hace lo suyo. Mi espalda se inclina sobre el vacío que hay a mis espaldas, el cuerpo de él se inclina sobre el mío, manteniéndose cerca de mí.
—Bambina —su voz suena a advertencia. —Si caemos, nada en este mundo va a poder detenerlo.
A mi mente aparecen flashes de todas las veces que he visto a Damon. Desde esa primer noche en la librería cuando me sentía tan frustrada por todo, hasta este momento donde me sostiene entre sus brazos haciendo un esfuerzo por no lanzarnos a ambos al precipicio.
—Ya no podemos detenerlo —le digo.
Sus ojos azules brillan. Su cuerpo se inclina más hacia el frente, el viento comienza a rodear mi cuerpo que está pendiendo sobre el acantilado.
—¿Segura? —pregunta. Su cuerpo se inclina aún más, mi cuerpo se inclina de espaldas. Sus brazos ahora rodean mi cintura, las puntas de mis botas son las únicas que tocan el borde de la roca del acantilado. El viento rodea mi cuerpo dando tirones, buscando que caiga al vació.
¿Estoy segura de querer arriesgarlo todo? ¿Estoy dispuesta a renunciar a una vida que aún no tengo, solo por una posibilidad de algo? ¿Quiero arriesgarlo todo, por Damon?
Sí.
Una sonrisa aparece en mis labios. Mis ojos se enlazan con los suyos. Mis dos manos se levantan y se colocan detrás de su cuello, tiro de él con toda la fuerza que puedo.
Siento cuando nuestros cuerpos se relajan, siento cuando mis pies abandonan el suelo firme, siento en mi abdomen la sensación de vacío que aparece en el momento en el que la gravedad hace su trabajo. Pero todas esas sensaciones no me interesan en lo más mínimo, no me interesa lo que nos espera abajo, no me interesa lo que nos espera si es que volvemos a resurgir. Lo único que me interesa es la sensación de sus labios sobre los míos.
Yo solo tengo una cosa que decir. De verdad este capitulo fue desde el fondo del corazón de Isabella, ella lo escribió, yo solo fui el medio para que ella se expresara. Les juro que yo tenia otro capitulo muy diferente planeado, o al menos que esto se diera de otra manera o al menos más adelante en la historia temporal. En fin, ambas esperamos que les haya gustado.
Por cierto, el siguiente cap esta narrado por Damon, y les juro que si usaré traductor para que no hable en cuervoñol.
¡Nos leemos en el siguiente!
