Convenio de Noviazgo.
Intentando huir de sus realidades, quedaron atrapados en un romance mediante un acuerdo.
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Convenio de Noviazgo.
Sinopsis.
La empresa familiar Kinomoto está a nada de caer en quiebra, y para salvarla, Sakura, hija menor del dueño de la compañía, decide hacer un préstamo a la empresa de la familia Li, cuya sucursal está en Japón, dirigida por el hijo menor de los Li. No obstante, el joven presidente de la compañía, le hace una propuesta a Sakura a cambio de salvar la empresa. Sintiendo que no tiene otra opción, Sakura acepta y firma un convenio de noviazgo con Shaoran Li, sólo para no perder su casa ni la empresa de su familia. El trato es estrictamente de negocios, pero con el avance del tiempo, ambos se verán envueltos en un romance que no esperaron vivir.
P.N: Los personajes de Card Captor Sakura no me pertenecen. Sólo los he añadido para protagonizar esta historia que es de mi invención. Sus derechos están reservados por sus respectivos creadores: el grupo CLAMP.
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Convenio de Noviazgo.
01. La desesperanza y un acuerdo.
¿Cómo había llegado a esa situación? No tenía idea. Lo que sí le constaba, era que todo se debía a su desesperación y poca paciencia. Soltó un profundo suspiro, tratando de apaciguar la ansiedad que estaba sufriendo, mientras esperaba en ese pasillo, ser recibida por el presidente de aquella prestigiosa compañía. Revisó el reloj, viendo que aún faltaban unos minutos para la llegada de aquel personaje. Se preguntaba qué tanto se demoraba, ¿o era ella quien tenía prisa? Ni ella lo sabía.
Y a todo esto, ¿quién era ella? Pues bien, se trataba de una joven de melena castaña, la cual le llegaba a la mitad de su espalda. Sus ojos verdes, eran comparables a dos preciosas piedras esmeraldas; su tez pálida, y su singular belleza, daban la impresión de que se trataba de una modelo, y más luciendo aquel sencillo vestido que resaltaba sus curvas, y dejaba al descubierto desde las rodillas para abajo, sus torneadas piernas. Su edad real no se notaba a simple vista, pero lo cierto era que se veía más joven de lo que sus generosos veinticuatro años demostraban. Si no fuera por el asunto que la había llevado a ese lugar, sin duda se la podría ver sonriendo amable y despreocupada, cumpliendo con su rol en la empresa de sus padres. Volvió a soltar un largo suspiro. Todo se debía a una conversación que escuchó sin querer, la mañana anterior.
~Flashback~
Se dirigía sin apuro, a la oficina de gerencia, llevando en sus manos algunos documentos para que su padre los firmara. Estuvo a punto de dar unos golpecitos con sus nudillos, para anunciarse, cuando oyó los sollozos de su madre y la voz angustiada de su padre tratando de consolarla. Una sensación de desespero se formó en la boca de su estómago, y sin poder evitarlo, se quedó escuchando la conversación preocupada de ambos esposos.
—Todo es culpa mía —dijo la mujer que se hallaba en la oficina
—No digas eso, Nadeshiko, no es así
—¡Claro que sí! —exclamó con desconsuelo —Si yo no hubiese enfermado, no hubieras contraído esas deudas, y entonces no estaríamos a punto de perder la empresa y nuestra casa —al oír esto, la joven cubrió su boca para ahogar un grito de desconcierto
—No es tu culpa la baja que hubo en los negocios en estos últimos meses —aseguró el hombre —Tampoco que hayas enfermado
—¿Cómo no, Fujitaka? —volvió a exclamar desesperada —Esas deuda las adquiriste por pagar gastos del hospital
—Hubiéramos recuperado todo, de no haber bajas en el mercado, ya te lo dije y te lo repito: no es tu culpa —el hombre calló por un momento —Tal vez es mía por no saber cómo dirigir este negocio... de no ser por nuestro hijo Tôya que es un buen administrador, hace tiempo habríamos perdido la empresa
—Fujitaka... —el nombrado le dio una sonrisa comprensiva, y la mujer se sintió peor —Lo siento —dijo al final, bajando la mirada —Tampoco pude conseguir la ayuda de mi abuelo. Sonomi habló con él, y no logró nada, por eso fui a verlo, pero se negó; aún sigue molesto por haberme casado contigo
—Lo entiendo perfectamente —aceptó, con pesar —No le agradó que un donadie como yo, se llevara a su hija... en ese tiempo, sólo fui un profesor novato
—Él no comprende que soy feliz a tu lado, y junto a nuestros hijos
—Lo sé —la abrazó, soltando un suspiro
—¿Qué haremos Fujitaka? —cuestionó Nadeshiko
—Sinceramente, no lo sé —negó con resignación
—¿Crees que la empresa de los Li nos pueda respaldar por un tiempo?
—Lo dudo —respondió tras pensarlo unos momentos —Sin un convenio o sin haber comprado de nuestras acciones, el presidente descartará una petición nuestra —Nadeshiko se apartó para mirarlo
—Eso significa...
—Sí —asintió con pesar —Vamos a perderlo todo
—No...
La mujer se echó a llorar en brazos de su esposo, mientras fuera de la oficina, al otro lado de la puerta, la joven castaña contenía las lágrimas. Se regresó a su oficina, con la conversación presente en sus pensamientos. Se sintió desfallecer al imaginar que pronto ella y su familia quedarían en la calle. Pensó en las posibilidades de que alguna de las grandes empresas de la ciudad de Tomoeda o de los alrededores de Tokio, le hicieran un préstamo, aunque quizás fuese imposible. Soltó un profundo suspiro, bajando la mirada. Se fijó en una noticia, el cual se asomaba en el periódico que descansaba sobre su escritorio. Sostuvo con curiosidad el periódico, leyendo lo que decía. El mismo relataba el éxito que había obtenido en Japón la Compañía Tecnológica Li de Hong Kong, China, la cual abrió una sucursal en la ciudad de Tomoeda. Parpadeó varias veces, antes de leer que estaban dando oportunidades a pequeñas y medianas empresas. Fijó su atención en el número telefónico, y sin dudarlo, decidió marcarlo, pidiendo una reunión con el presidente de dicha compañía, la cual se daría al día siguiente. Sonrió un poco, aunque todavía sentía una gran angustia respecto al destino de la empresa y su familia, tenía la esperanza de cambiar ese futuro.
~Fin del Flashback~
Lo cierto era que estaba más nerviosa de lo que había pensado estar alguna vez en su vida. Temía fracasar en ese intento, pero si no se arriesgaba, todo se vendría abajo. Volvió a soltar un nuevo suspiro, mirando el reloj de la pared una vez más. Finalmente, la hora llegó.
—Señorita Kinomoto —llamó un joven de cabello oscuro, la joven castaña se puso de pie —El licenciado Li acaba de llegar, y la está esperando, por favor, acompáñeme, la guiaré a su oficina
—Claro —asintió, siguiendo al muchacho.
Caminaron por el pasillo, hasta llegar frente a una puerta, que tenía un cartel con la inscripción "Gerente General". Respiró profundo, mientras el joven llamaba a la puerta, la que abrió luego de unos segundos. En cuanto miró al interior de aquella oficina, pudo ver a un hombre, con cabellos castaños, alborotados, pero bien recortados, sentado frente a un escritorio, leyendo unos documentos.
—Licenciado Li, aquí está la señorita Sakura Kinomoto, quien ayer solicitó una reunión con usted para hoy —informó el joven que anteriormente la acompañó hasta allí
—Gracias, Yamazaki, puedes retirarte —dijo el hombre sin levantar la vista hacia la puerta
—Entendido —asintió —Pase, señorita —indicó, haciéndose a un lado para darle paso, luego hizo una reverencia
—Gracias —contestó Sakura al entrar, hizo una reverencia al muchacho, quien se retiró, cerrando la puerta tras de sí.
—Por favor, tome asiento —pidió, sin levantar la mirada hacia Sakura, la castaña respiró profundo, y se acercó, obedeciendo al pedido —Dígame, ¿en qué puedo ayudarla, señorita? —preguntó
—Leí en el periódico las oportunidades que brinda en su compañía para las pequeñas y medianas empresas —comentó Sakura —La empresa de mi padre...
—Espere —interrumpió aquel hombre, levantando la mirada hacia Sakura, sorprendiéndose al verla —digo... continúe —pidió, tras haber soltado la respiración que había contenido inconscientemente al mirarla
—Le decía que estoy buscando apoyo para la empresa de mi padre —Sakura bajó la mirada entristecida —Él no sabe que estoy aquí... —mencionó —No estoy demasiado informada, pero leí en algunos informes que están a punto de embargar la empresa, y mi casa está hipotecada, por eso, busqué alguna solución —le dirigió la mirada al presidente que la observaba con detenimiento —Por favor, ayúdeme... tenemos cinco días para pagar las deudas contraídas por mi padre hace algunos meses atrás, y no sé a quién recurrir para un préstamo —rogó —Le prometo que yo misma le devolveré todo en cuanto obtenga ganancias de las ventas
—¿Por qué recurrió a mí y no a otra corporación? —cuestionó el hombre, después de analizar las palabras de la joven
—No tengo a nadie más a quien acudir, y si no hago algo, mis padres lo perderán todo —respondió Sakura con suma tristeza —y nos quedaremos en la calle... sólo le pido eso y tiempo para devolverle todo, pero por favor, ayúdeme, señor Li, usted es mi última esperanza para salvar mi casa y la empresa de mi familia.
Un silencio que a Sakura le pareció eterno, se apoderó de aquella oficina, mientras que el licenciado Li meditaba acerca de aquel pedido. Sabía lo riesgoso que era dar un préstamo a una empresa que estaba al borde de la quiebra. Ya por alguna razón no se recuperaba de las pérdidas que conllevaron a esa situación. No obstante, la joven delante de él estaba dispuesta a hacer lo necesario para evitar que su familia cayera en tal desgracia. Lo pensó detenidamente, analizando todo con cautela. Podía sacar ventaja de la situación, y librarse de un problema propio que venía acechándolo desde su tierra natal. Quizás la joven frente a él se negara a su propuesta, pero no había otras alternativas.
—¿Tiene usted los documentos que dan constancia de la hipoteca de su casa y la quiebra de la empresa? —preguntó tras un largo rato de silencio
—Tengo copias —Sakura bajó la mirada al pequeño portafolio que traía en sus manos —Los documentos originales están en posesión de mi padre, pero me aseguré de hacer copias de cada uno en cuanto él se retiró de su oficina, ayer —alzó la vista al licenciado y le extendió el portafolio —Aquí tiene.
El joven licenciado observó el portafolio con cautela por unos segundos antes de levantar la mirada hacia la muchacha y sostenerlo. Desvió la vista, aunque con un esfuerzo enorme, al dichoso contenedor de documentos, y lo abrió, para examinarlos todos. Si bien el monto de la deuda no era tan elevado, era suficiente como para que embargaran tanto la casa, como la empresa. La única solución que halló para ello, fue un acuerdo, en el que se volvería accionista mayoritario. Además, se quedaría con la casa hasta finalizar la devolución del préstamo. Miró de reojo a la joven castaña, quien miraba distraídamente el escritorio, moviendo nerviosamente sus manos, esperando ansiosa una respuesta de su parte. Sin duda, le parecía la más bella mujer que había visto en su vida, y él ya había conocido a muchas mujeres bonitas, pero nunca como ella. Después de pensarlo bien, decidió utilizar esa belleza a su conveniencia, a cambio de salvar las posesiones de sus padres. Ella sería un escudo perfecto para el problema que lo venía persiguiéndolo desde Hong Kong.
—Analicé cada documento —dijo el licenciado, dirigiéndole la mirada, a lo cual, Sakura levantó la vista hacia él, prestándole toda su atención —Podré ayudar con esto, pero a cambio, tengo una propuesta para usted
—Dígame de qué se trata —pidió con apuro —Haré lo que sea necesario para salvar la empresa y la casa de mis padres
—Justo como lo supuse —pensó el licenciado Li —Pagaré la hipoteca de la casa y cancelaré todas las deudas contraídas por el señor Kinomoto, quedando yo, como único acreedor —le informó —Las condiciones son las siguientes: Me volveré accionista mayoritario al adquirir el setenta y cinco por ciento de las acciones, así como el cincuenta por ciento de las ganancias; la casa pasará a ser de mi propiedad, pero no se preocupe, no los voy a echar, más bien, cuando acaben de devolver todo el préstamo, lo volveré a traspasar a nombre del señor Kinomoto —Sakura estaba atónita al oír aquellas condiciones que le parecieron terribles, pero no objetó nada, sino que siguió escuchando en silencio —Por último, para consolidar este acuerdo, usted firmará un convenio donde se convertirá en mi novia, el mismo tendrá validez de un máximo de dos años, que culminará con la devolución total del préstamo —concluyó el licenciado.
Esto último, fue algo así como la gota que llenó el vaso de agua. Sakura no se esperaba tal propuesta. Una cosa era negociar la casa y la empresa de sus padres, pero otra muy diferente, era ser prácticamente obligada a ser la novia de alguien. Estaba completamente impactada, que no pudo articular ni una sola palabra después de oír aquella locura, por así decirlo. Respiró profundo, intentando recuperar la cordura, y miró fijamente al hombre que se hallaba frente a ella.
—Disculpe, creo... creo que no entendí bien —dijo cuando logró encontrar la voz que se le fue por la sorpresa —¿Qué fue lo que dijo?
—Sé que lo entendió muy bien, Sakura —respondió seriamente, mirándola con intensidad, ella se estremeció al oír su nombre —Le aconsejo que no lo rechace, pero si lo hace, sabe usted lo que ocurrirá al final
—¿Es algún tipo de amenaza? —inquirió frunciendo el ceño
—En absoluto —negó el joven, tranquilamente —Pero a juzgar por estos documentos —elevó frente a ambos las hojas que sostenía —tienen cuatro días para pagar la deuda, y yo le estoy ofreciendo un convenio que nos beneficiará a los dos
—No sé qué beneficio hallaré al ser novia de alguien por la fuerza —rebatió ella, con desconcierto
—Sólo piénselo, Sakura —dijo el licenciado, volviendo a causar otro estremecimiento en ella —Si acepta este acuerdo, al ser mi novia, las probabilidades de que la empresa de su padre desarrolle popularidad, son elevadas —sentenció —Que el presidente de la Corporación Tecnológica Li de Hong Kong respalde la empresa Kinomoto es una influencia muy beneficiosa, ninguno de nosotros perderá, se lo aseguro.
Sakura no dijo nada al respecto, sólo se quedó en silencio, reflexionando sobre aquel argumento. En efecto, ser novia de Li tendría sus beneficios, y aceptar ese acuerdo, salvaría la empresa de sus padres. Esa idea le resultó tentadora, no así la última parte de la propuesta. Si bien el licenciado Li era un hombre muy atractivo, no quería ser novia de alguien sin algún sentimiento de por medio. Soltó un suspiro, sintiéndose entre la espada y la pared. Era frustrante saber que iba a conseguir la salida con una firma, no obstante, su orgullo le impedía aceptar que lo encontró. El licenciado la esperó pacientemente, tratando de analizar su silencio. Él comprendía lo difícil que podría ser aceptar una propuesta como la que acababa de hacerle, pero no iba dar su brazo a torcer, viendo los beneficios que obtendría. En un futuro le explicaría a ella sus razones, por lo pronto, sólo quería que aceptara por el bien de ambos.
—Le daré dos días para que lo piense con calma —dijo el licenciado repentinamente, Sakura le dirigió la mirada —Cuando haya decidido, me avisa —le extendió una tarjetita —aquí tiene mi tarjeta, llámeme en cuanto tenga una respuesta, dependiendo de eso, prepararé los documentos para firmarlos
—¿De verdad me dará tiempo para pensarlo? —preguntó Sakura ligeramente asombrada
—No la obligaré, si no quiere —asintió el licenciado —pero le doy una salida y la opción de aceptarla, si le parece.
Ante tal declaración, Sakura percibió que en el fondo, aquel hombre de negocios, era una buena persona que realmente quería ayudarla. Tal vez le hizo aquella propuesta para elevar la situación de la empresa de sus padres a un prestigio distinto al que poseía en la actualidad. Internamente, se conmovió y dejó de verlo como un adinerado pretensioso.
—Le agradezco el tiempo que se tomó, licenciado Li —dijo Sakura dándole una sonrisa sincera, consiguiendo deslumbrar al muchacho inconscientemente —Voy a pensarlo bien, y le daré mi respuesta en cuanto me haya decidido
—No tiene nada que agradecer —alegó, recuperándose de la impresión que le causó verla sonreír, y devolviéndole el gesto —Esperaré su respuesta.
Sakura hizo una reverencia, retirándose de la oficina, dejando al joven licenciado completamente paralizado. Él le había propuesto que sea su novia, sin imaginarse que tal vez eso tendría consecuencias inesperadas. Observó la copia de los documentos que la castaña le dejó, y sin pensarlo, agarró el teléfono, llamando a varios números. No importaba lo que fuera, daría todo por ver de nuevo a esa mujer, así tuviera que mover cielo, tierra y mar.
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Un nuevo día llegó, con un sinfín de ocupaciones por realizar y asuntos para resolver. Sakura avanzaba, como cada mañana, por los pasillos de la empresa, con varios documentos en mano, dirigiéndose a la oficina de gerencia, para que su padre los revisara y consiguientemente, firmara. Se hallaba sumida en sus pensamientos, analizando la propuesta del presidente de la Corporación Li. Aceptaba el hecho de que con el acuerdo sugerido, se convertiría prácticamente en el dueño de la casa y de la empresa Kinomoto, hasta que pagaran todo el préstamo. La oferta era razonable, y no veía nada malo en ello. No obstante, el que la incluyera a ella en el acuerdo, era otro asunto diferente. Por más vueltas que le daba, no lograba entender lo que tendría que ver ella con la empresa. Si bien era hija del dueño totalitario, además de la secretaria, no tenía mayor relación que esa. No asimilaba el hecho de que un hombre tan atractivo como el licenciado Li, la quisiera como novia mediante un acuerdo. Soltó un suspiro antes de llamar a la puerta, pero no pudo hacerlo debido a la conversación que oyó.
—Las empresas Clow son muy prestigiosas —comentó Fujitaka Kinomoto —Pedirle un préstamo a ellos me parece buena idea, y estoy seguro que el joven Hiragizawa no se negará a ello
—Pero, querido... Sakura... —dijo Nadeshiko
—Lo sé, sin embargo, no tenemos otra opción —respondió —si no hacemos algo, lo perderemos todo y nos quedaremos en la calle —sentenció Fujitaka —prefiero llegar a un acuerdo con Hiragizawa, que ver a mi familia sufriendo necesidad, aunque sé que eso no le gustará a nuestra hija
—Ni a Tôya
—Ciertamente, pero ellos deberán entenderlo, tarde o temprano, y sé que lo harán —concluyó Fujitaka, con pesar en su voz y en su mirada.
Sakura se cubrió la boca con su mano derecha, mientras con la izquierda sostenía los documentos, presionándolos contra sí. Retrocedió, volviéndose sobre sus pasos, retirándose a su oficina de inmediato. Se recargó en la puerta que cerró en cuanto ingresó, pensando en lo que oyó. No podía permitir que su padre cometiera una locura como esa, no iba a dejar que eso sucediera. Prefería mil veces dejar la empresa a manos de un extraño, a encontrarse con el presidente de las Corporaciones Clow. Fijó su mirada en su escritorio, dirigiéndose rápidamente a esta, dejando a un lado los documentos que tenía en la mano, y sacó su tarjetero, buscando una tarjeta en específico. En cuanto la halló, agarró su celular y marcó el número que contenía, llamando.
—¿Licenciado Li? Habla Sakura Kinomoto —dijo en cuanto contestaron su llamada —Usted me dijo que llamara cuando tuviera una respuesta a su propuesta —esperó un momento —pues ya la tengo: Acepto el acuerdo, y si es posible, me gustaría que lo preparara cuanto antes, dígame la hora, y pasaré hoy mismo a firmarlo —esperó nuevamente —¿Las once? —se quedó pensando unos segundos, viendo la hora del reloj de pared —Sí, está bien, estaré allí a las once. Hasta luego.
Cortó la llamada, quedándose con la mirada perdida en la pantalla de su celular. Hizo su elección y no había vuelta atrás. No permitiría por nada del mundo que Eriol Hiragizawa volviera a aparecer para involucrarse en la empresa de su padre, en conjunto con la Corporación Clow, y estar en su radar de nuevo. Si el camino para seguir lejos de aquel hombre era ese, planeaba seguirlo sin dar lugar a las quejas.
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Corporación Tecnológica Li.
Minutos antes de la llamada de Sakura...
La oficina de gerencia, estaba siendo ocupado por dos hombres jóvenes, que se habían reunido para tratar asuntos de negocios, ya desde muy temprano. Uno de ellos, de cabellos castaños y ojos café claros, como el ámbar, mientras el otro de cabellos negros azulados, y ojos zafiro. Ambos debatían el contenido de algunos documentos. El castaño dejó de leer el archivo que tenía en la mano, y decidió cambiar un poco su perspectiva con un cambio de conversación. Habían estado cerca de dos horas y media sobre aquellos documentos, lo que agobiaba bastante a su mente.
—Descansemos un poco —sugirió el castaño, el de ojos azules le dirigió la vista —Estos documentos asfixian mis pensamientos, Eriol
—Sí, claro —soltó un profundo suspiro, dejando de lado su trabajo —Siempre es lo mismo contigo, Shaoran
—No molestes —murmuró el castaño, reclinándose en su silla —¿Sabes? Ayer, vino a mi oficina una chica bastante linda —comentó, el ojiazul lo miró con una ceja alzada —Se veía desesperada porque la ayudara con la empresa de su familia, y decidí aprovechar eso para librarme de Meiling
—¿Cómo que decidiste aprovechar eso? —cuestionó sin entender
—Le propuse salvar su casa y la empresa con la condición de que seré el dueño de la casa, además del accionista mayoritario del negocio, y me quedaría con la mitad de las ganancias —rió un poco —todo eso, y que aceptara ser mi novia por dos años
—Debes estar loco para haberle hecho tal propuesta
—No veía otra manera de ayudarla y escapar de la idea de mi madre y de Meiling al mismo tiempo, más que teniendo una linda novia, hija de un empresario —expresó —sé que me pasé un poco, pero ya está hecho: salvé su casa y su empresa esta mañana, sólo falta que me llame para confirmar el acuerdo
—¿Ella aceptó de plano? —inquirió al oír que su amigo ya había pagado las deudas que la mencionada joven pedía solventar
—No, para nada —negó el castaño —pero la oferta es tentadora, así que estoy seguro que lo aceptará hoy, o mañana —se encogió de hombros —Si no acepta, da igual, con tal de haberla ayudado —dijo al final
—A pesar de todo, tienes un gran corazón, Shaoran, y estoy seguro, esa chica, no lo olvidará —mencionó Eriol, en el momento justo en que el celular del castaño comenzó a sonar —Deberías contestar —sugirió.
Shaoran revisó el dispositivo, descubriendo con asombro, un número desconocido en la pantalla. Miró con cierta confusión a Eriol, sin imaginar quién podría ser el remitente, luego, decidió contestar.
—¿Hola? —habló con duda, esperando la respuesta del llamante
—"¿Licenciado Li? Habla Sakura Kinomoto" —oyó del otro lado de la línea.
La sola mención del nombre, hizo que Shaoran se quedara algo aturdido, y hasta impactado, dejando confuso a su amigo que lo veía con gesto interrogatorio. El castaño parpadeó al ver el semblante de Eriol, y decidió hablar. Después de todo, se trataba de la joven en la que había depositado cierto interés, que hasta ahora, seguía siendo desconocido para él.
—Sí, habla el licenciado Shaoran Li, ¿en qué puedo ayudarle? —preguntó, intentando sonar casual
—"Usted me dijo que llamara cuando tuviera una respuesta a su propuesta" —oyó al otro lado de la línea
—Sí, así fue —afirmó Shaoran, mientras en su interior se desataba un remolino de emociones, deseando la respuesta fuera favorable
—"Pues ya la tengo" —la voz de la muchacha sonó firme —"Acepto el acuerdo, y si es posible, me gustaría que preparara los documentos cuanto antes, dígame la hora, y pasaré hoy mismo a firmar" —esto último, sorprendió a Shaoran, pero no mostró vacilación, aunque estaba impactado por la prisa de la joven en cerrar ese trato
—Ahora estoy en una reunión importante, pero si le parece bien, puede venir a las once —mencionó
—"¿Las once? —un corto silencio siguió a esa duda —Sí, está bien, estaré allí a las once. Hasta luego".
La comunicación se cortó, dejando a Shaoran por demás, anonadado. No comprendía porqué de pronto, sentía en su interior una enorme felicidad al saber la respuesta de aquella bella joven castaña. Una sonrisa triunfal se formó en su rostro, en lo que seguía mirando su celular. De no ser por su amigo que carraspeó un poco, seguiría sumido en sus pensamientos, soñando despierto.
—Algo me dice que lograste alguno de tus objetivos —sentenció Eriol, Shaoran le dirigió la vista, sonriendo ampliamente
—Siento que me liberé de un gran peso que me aplastaba hasta hace unas horas, Eriol —respondió —¿Recuerdas lo que hablamos de la chica que ayer vino a pedir mi ayuda?
—Sí, y me sigue dando vueltas en la cabeza tu loca idea, ¿sabes?
—Pues bien, fue ella quien llamó, con la respuesta a lo que le propuse
—¿Y qué te dijo? ¿Se negó? —cuestionó con asombro, viendo al castaño negar
—Todo lo contrario —respondió Shaoran —aceptó el acuerdo, y quiere firmarlo de inmediato
—No me parece buena idea que juegues con ella, Shaoran —dijo Eriol, viéndolo con duda y acusación
—No estoy jugando —respondió con seriedad —Le hice esa propuesta sólo por librarme de mi madre y de Meiling, que por cierto, no tardará en que se le ocurra venir a Japón —señaló —Si puedo, y si ella lo acepta, quiero que sea mi amiga, así podremos hablar de lo que haremos frente a los demás públicamente
—Yo pensé que te querías acostar con ella —mencionó con una sonrisa de burla —como dijiste que era bonita...
—No seas idiota —dijo Shaoran con molestia —No es por eso que le propuse que sea mi novia, para eso hay otras mujeres, pero no viene al caso —soltó un suspiro —Me faltan aliados en este lugar, y ella apareció como un ángel que podría ayudarme con esto —declaró, sorprendiendo a Eriol —Pienso explicarle los motivos por el que le propuse este acuerdo, y estoy seguro que va a entenderlo
—Comprendo —asintió el ojiazul —Sin embargo, te doy un consejo —el castaño lo vio con una ceja alzada —Ten cuidado, porque este juego puede ser peligroso, y podría involucrar el corazón, aunque no lo desees
—Nada de eso sucederá —aseguró con una sonrisa pacífica —No tengo mayor interés que el de convertirla en una amiga y aliada por mi situación, de otro modo, no la volvería a ver
—Sólo es un decir —se encogió de hombros —Bueno, en vista de que te reunirás con ella en unas horas, lo mejor es terminar nuestro trabajo, y así retirarme —dijo, retomando los documentos —Quiero ver a Tomoyo en cuanto esto acabe
—Sí, no lo dudo —murmuró Shaoran, negando suavemente con una leve sonrisa, mientras volvía a sus ocupaciones.
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Sakura avanzaba a paso acelerado por los pasillos de la Corporación Li. Esa era la segunda vez que iba a ese lugar, sólo que en esta ocasión, tenía un objetivo distinto. Estaba más nerviosa que la primera vez que estuvo allí para pedir ayuda, aunque no era para menos. En cuanto firmara el acuerdo con el licenciado Li, se convertiría, por convenio, en su novia, y estaba segura de que la actuación debía ser realista frente a muchas personas. Soltó un suspiro, llegando a la recepción, viendo al secretario del gerente, sentado en su escritorio, escribiendo alguna cosa en su computadora.
—Buenos días —saludó, intentando sonar lo más casual posible, el muchacho le dirigió la atención
—Oh, buenos días, señorita Kinomoto —saludó con una sonrisa amable —El licenciado Li dio aviso de que se reuniría con él a las once —informó —Él la está esperando en su oficina
—Muchas gracias —Sakura hizo una leve reverencia
—Al contrario, tenga usted un buen día —dijo el secretario.
Sakura asintió, para luego encaminarse a la oficina del gerente, sumida en sus pensamientos. Estaba hecha un manojo de nervios que no podía controlar, por más que respiraba profundamente, repetidas veces. Llegó a la oficina del gerente, volviendo a respirar profundo, antes de llamar a la puerta. No oyó que le daban permiso para entrar, en lugar de eso, la puerta fue abierta por el propio Shaoran Li. Parpadeó varias veces para asegurarse de que no estaba soñando, pero la voz profunda del joven licenciado la devolvió a la realidad.
—Buenos días, señorita Sakura —saludó el joven con la más amable sonrisa que Sakura le pudo haber visto hasta ese momento
—Buenos días... licenciado —respondió con vacilación, sintiéndose un poco ida ante la situación
—Por favor, pase —Shaoran se hizo a un lado de la puerta —ya tengo listos los documentos, pero antes, quiero que los verifique si están en buen término
—Gracias —Sakura ingresó a la oficina, sintiendo un poco de aprehensión.
Por alguna razón, presentía que iba a visitar frecuente ese sitio, y que sería como una prisionera. No obstante, algo muy en el fondo, le decía que no le desagradaba del todo la idea. Observó al licenciado Li, quien se acercó a la silla y la sostuvo, esperando que ocupara asiento. Se perdió en ese gesto caballeroso, con el que consiguió borrar las ideas de millonario superficial con el que lo había descrito la mañana anterior, cuando le dijo el último de los términos del acuerdo. Se preguntaba si en verdad había aceptado para impedir que su padre buscara al presidente de las corporaciones Clow, o existían otras razones que la incitaron a realizar tal acción. Simplemente, la respuesta le era desconocida. Parpadeó, saliendo de sus cavilaciones al darse cuenta que se había demorado demasiado pensando, y con rapidez, se sentó, viendo al castaño hacer lo mismo, del otro lado del escritorio.
—Estos son los documentos que constan los términos de nuestro acuerdo —dijo Shaoran, extendiéndole los archivos correspondientes —En primer término, al cubrir la hipoteca de la vivienda de los Kinomoto, me convertiré en el dueño; en los siguientes, al pagar las deudas contraídas en nombre de la empresa Kinomoto, adquiriré la mayor parte de las acciones, así mismo, la mitad de las ganancias pasarán a ser mías, como uno de los dueños totalitarios de la compañía —explicó, mientras Sakura leía a detalle cada hoja de los documentos —El siguiente término, el cual es adjunto, pero en términos distintos, aceptas ser mi novia por los siguientes dos años, siempre que cumplan con el pago del préstamo que les haré
—No importa —mencionó Sakura, para sorpresa del joven, mientras sostenía un bolígrafo —Sólo voy a aclarar una cosa antes de firmar —lo vio fijamente —No pienso acostarme con usted, licenciado, y espero respete esa condición, fuera de eso, actuaré como la novia ideal que un empresario necesita —desvió la mirada, antes de murmurar algo más —Me estoy reservando para el día en que vuelva a amar —Shaoran no entendió a lo que se refería, pero decidió ignorarlo
—No pensaba pedirte eso —respondió seriamente, Sakura volvió a mirarlo —No estoy obligándote a firmarlo, si no quieres
—Lo haré, para que mi padre no cometa una tontería más grande que esta, señor Li —alegó
—Shaoran —dijo de pronto, causándole una gran confusión —Si actuaremos como novios, es justo llamarnos por nuestros nombres, y dejarnos de formalismos, Sakura
—Eh... sí... es cierto... —sonrió Sakura nerviosamente —Sería lo normal, si lo que queremos es dar esa impresión
—Debemos convencer a todos que somos novios porque así lo queremos, para que nadie se entere de nuestro acuerdo —asintió —Esa es la razón por la que no te exijo que firmes ese documento
—No importa —dijo decidida —Haré lo necesario con tal de ayudar a mi padre y evitar un problema mayor —sostuvo el bolígrafo, plasmando su firma con rapidez en los documentos, dejando a Shaoran por demás atónito —Listo. Ya lo hice —anunció, a lo que el joven parpadeó —Ahora, dígame lo que debo hacer —Shaoran frunció el ceño al oírla tratarlo formal
—En primer lugar, deberías aprender a dejar de tratarme de usted —dijo con seriedad, Sakura se ruborizó al darse cuenta de ello
—Lo... ¡lo siento mucho! —exclamó, avergonzada, a lo que Shaoran soltó un largo suspiro de frustración.
No tenía idea en qué líos se había metido al firmar ese convenio con ella, pero ya era tarde para retractarse. El acuerdo estaba firmado y no había vuelta atrás, así que debían esforzarse si querían dar credibilidad a su relación.
—Está bien, mientras sea aquí, entre nosotros —mencionó —En fin... —revisó los documentos, acomodándolos en ficheros —Mañana en la noche, pienso reunirme con uno de los accionistas mayoritarios de la corporación Li, será una cena en la que irá acompañado por su pareja, y me gustaría llevarte
—¿A mí? —Sakura parpadeó asombrada, no creyendo lo que oyó
—No olvides lo que firmaste —le mostró la carpeta que contenía el dichoso documento —pero no te preocupes, él es un amigo al que aprecio mucho, y su novia es de confianza, así que no importará si ellos saben de nuestro acuerdo
—Si es así, ¿por qué debo ir? —inquirió sin comprender del todo aquello
—Antes de reunirnos con ellos, necesitamos aclarar ciertos asuntos con respecto al convenio que hicimos
—Creí que eso quedó claro —rebatió
—Hay cosas que no están escritas en el acuerdo, debemos hablarlo, para evitar problemas futuros, además —se detuvo a pensar unos segundos, mientras la observaba cuidadosamente —Hay otros aspectos que requieren de privacidad, y la oficina no es lugar para eso, sobretodo si trabajas para una de las compañías donde soy accionista mayoritario
—No me diga que quiere... —iba reprochar, atónita, al oír aquella declaración
—No te hagas ideas —la miró fijamente, luego esbozó una media sonrisa —a menos que quieras, yo no pienso pasar de sujetar tus manos, abrazarte y besarte, a algo más íntimo —la castaña se sonrojó aún más al oírlo
—¡No! ¡Ni pensarlo! —exclamó alarmada
—Bien —Shaoran volvió a su expresión seria —de todas formas, hay cosas que debes hacer, antes de salir conmigo mañana, y tienes que resolverlo hoy mismo
—¿Qué es? —preguntó sin comprender
—Debes buscar reemplazo y renunciar a tu puesto en la empresa Kinomoto —Sakura iba a protestar, pero él no se lo permitió —No puedes trabajar en una empresa donde soy prácticamente el dueño, así que, mejor haz lo que te digo, o estarás rompiendo las cláusulas de nuestro contrato, y dudo que quieras problemas con algo tan insignificante, menos después de que ya firmaste
—¿Es una broma?
—¿No leíste todo? —inquirió, tras negar, Sakura chasqueó la lengua.
Por haberse apresurado, como siempre, se metía en situaciones sin salida como esa. Soltó un largo suspiro, sin poder objetar nada. Debería aprender a controlar sus impulsos y a mejorar su actitud acelerada, o terminaría en una situación más seria. Aunque, si bien lo analizaba, ya estaba en una situación así.
—Está bien —respondió con desdén, ya bastante agobiada —Todo sea por el bien de mi familia —mencionó —Por cierto, ¿qué hay de la hipoteca de la casa? ¿Hay posibilidad de pagarla hoy mismo?
—Ya está todo arreglado —informó, a lo que ella lo miró con sorpresa y confusión
—No entiendo —dijo ella —Acabo de firmar, y pues, las deudas
—El único acreedor, soy yo, y ya soy dueño de tu casa desde ayer —explicó, ella aún lo veía, confusa —No pienses que suponía ibas a aceptar —desvió la mirada a otro sitio —en dado caso, no importaba si aceptabas mi oferta, sino el hecho de que estabas dispuesta a todo por salvar lo que es de tu familia, y por eso, me tenté a pagar la deuda, aún sabiendo que tal vez no me pagarían, pero así lo hice —Sakura estaba sorprendida por aquella revelación, y ante ello, sonrió —No te iba a obligar a firmar nada, sólo esperaba haber hecho lo correcto, así que, da igual
—Gracias, Shaoran —dijo ella, haciendo que él le dirigiera la mirada —Salvaste lo que es de mi familia, y siempre te estaré agradecida, y si para eso debo cumplir con ese convenio de noviazgo, me esforzaré —le sonrió aún más, dejándolo anonadado —Haré todo lo que pueda por pagar lo que te debo por ese favor que me has hecho
—¿Estás segura? —preguntó dudoso
—Completamente —asintió sin dejar de sonreír —Empezaré por lo de mi reemplazo en la empresa, ya pensé en alguien, que estará feliz de trabajar en mi lugar —se puso de pie, dispuesta a irse —Por ahora me retiro —hizo una reverencia —Nos vemos.
Sakura se dirigió a la puerta, pero antes de llegar, sintió una mano que la detuvo de continuar. Se dio vuelta, viendo al licenciado Li, sujetando su mano. La verdad, Shaoran había tardado varios segundos en reaccionar y correr tras ella para detener su ida. Ella lo vio sin comprender.
—Espera —fue lo que consiguió decir él, con dificultad —Mañana saldrás conmigo, así que, quiero que uses ropa adecuada —revisó su bolsillo sacando su billetera, mientras soltaba su mano, y de la misma, extrajo una tarjeta de crédito, la que se la dio sin vacilar —Ten, ve a la tienda "Moda Mágica", y la dueña te dará la ropa indicada si le dices el tipo de ocasión
—¿Debo mencionar que saldré a una primera cena importante con mi novio? —cuestionó, incrédula, sin aceptar la tarjeta
—Podrías hacerlo, así te vestirá para la ocasión —sostuvo su mano, depositando la tarjeta en su palma, al ver que no la aceptaba —Me la devolverás cuando nos veamos, así que, cómprate lo que quieras
—Ya es demasiado lo que hiciste por mi familia, y por mí, y esto va...
—Sólo házlo, y ya —insistió, interrumpiendo su reclamo —luego hablaremos de ello
—Bien —aceptó al final —Hasta luego.
Sakura guardó la tarjeta en su bolso y se marchó, sin esperar a que respondiera o dijera algo más. Esa situación se había vuelto por demás extraña, así que, no quería involucrarse más de lo debido, aunque irónicamente, ya lo estaba, pero no iba a aceptarlo tan fácil. Shaoran, por su parte, se quedó allí, pasmado. La sonrisa de aquella castaña, le dio una sensación de vértigo, como si fuera algo totalmente sobrenatural. Sonrió con una extraña alegría e ilusión. Tal parecía que se estaba metiendo en una ruta peligrosa, y lo peor era que le gustaba la idea de ir por allí.
—Creo que estoy en problemas —se dijo, volviendo a su escritorio.
Sostuvo el teléfono, y marcó un número, haciendo una llamada. Aún tenía asuntos que resolver, a la mañana siguiente, aunque realmente, haría de todo por volver a encontrar a Sakura lo más pronto posible.
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He aquí el capítulo completo de Convenio de Noviazgo.
Finalmente pude publicarlo.
Espero lo disfruten.
Saludos :)
