Título: Sorpresa

Fandom: DxD

Rated: K

Sorpresa

El grupo Gremory y el grupo Sitri se habían reunido para Dios sabe qué, alguna de esas extrañas actividades que tenían y nadie más, fuera del círculo demoníaco, obviamente, sabía. Actividades del club y del mafioso consejo estudiantil, quizás. Pero a lo importante, ambos grupos reunidos, en la misma sala, haciendo Dios sabe… Como que me estoy repitiendo. En fin, ya está el escenario. Ahora viene lo supuestamente divertido, no sé. En fin X2, cada uno estaba a su cosa o varios reunidos tratando sobre algún tema, a saber. La cuestión es que, de un momento a otro, Azazel se presentó junto a Rossweisse. La ex valquiria observaba al ángel caído con cierto temor, pues éste tenía la típica sonrisa que ponía cuando tenía un nuevo invento. ¿El problema? Que esos inventos nunca acababan bien para los jóvenes estudiantes. Para NINGUNO.

-Hola, mis queridos estudiantes.

-¿Qué demonios has hecho ahora, profesor? –preguntó Issei con desconfianza palpable.

-Oh, nada en particular. Es solo para informaros de que he conseguido un nuevo súper invento.

-¿Y eso en qué nos afecta? –preguntó Sona con más recelo que nadie.

-En que seréis mis conejillos de Indias, obviamente –aclaró mientras chasqueaba los dedos, creando una barrera que envolvió toda la sala, aterrando aún más a los estudiantes.

-¿Qué clase de invento es ese? –se atrevió a preguntar Momo.

-Ni idea. Cogí mi viejo invento que cambia el género y lo retoqué un poco. ¡No tengo ni la menor idea de qué hace!

-¡Será una broma! –gritó Saji temblando-. ¡No, ni en broma!

-No tienes opción. Además, es totalmente inofensi…

Pero en un intento de que no usase el nuevo invento, Ross golpeó la mano de Azazel. El nuevo invento cayó al suelo y empezó a disparar en todas direcciones. Por algún motivo que nadie conocía, el rayo solo golpeó a las mujeres. Para cuando el aparato decidió acabar con su miserable existencia, el efecto ya había ocurrido. Saji e Issei gritaron de puro terror mientras el resto de hombres, a excepción de Azazel, temblaban por culpa del temor y el miedo más primarios que alguien podía experimentar.

-Ah, se me olvidaba –dijo Azazel llamando la atención del resto de varones-, tiene el efecto secundario del incremento desmesurado del líbido.

-¡¿Que qué?!

-Ufufufú.

-Ara ara.

Los jóvenes hombres observaron a sus compañeras e intentaron poner pies en polvorosa, pero la barrera de Azazel se lo impedía. Ver su inútil intento de escapada solo provocó que las jóvenes mujeres se rieran mientras observaban a sus compañeros con corazones en los ojos.

-Chicos, ¿y esas prisas?

-Eso, eso, ¿no os vais a quedar con nosotras?

-Venga, si lo vamos a pasar muy bien.

-Todos vamos a disfrutar, ya veréis.

-¡Y una mierda! –chilló Issei blanco como la leche.

El resto de chicos se encontraban como Issei. ¿El motivo? A sus compañeras les había salido cierta cosa ahí abajo, y no eran precisamente chiquitos. Para rematarlo, esas nuevas cosas querían entrar en agujeros, pero no cualquier agujero.

-Panda de cobardes –bufó Azazel decepcionado.

-¡Azazel, haz algo! –gritó Saji desesperado.

Para su sorpresa, el ángel caído comenzó a desnudarse ante la incrédula mirada de sus estudiantes.

-¿Qué? Soy un ángel caído. Soy más libertino que los demonios. Si hacéis lo que os digo en verdad descubriréis un nuevo mundo lleno de placer.

-¡NOOOOOOOOO!

-Ara ara, ¡a por ellos!

-Ufufú, traed vaselina, mucha vaselina.

¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Muchas horas después se podía ver, en aquella misma sala, a todas las adolescentes con la mirada gacha, avergonzadas por lo que habían hecho. Si bien habían sido presas de una locura lujuriosa provocada por Azazel, eso no les ayudaba en lo más mínimo… y ver a sus compañeros en aquella situación tampoco.

¿Situación? Pues todos de pie, con escayolas en la cintura y llenos de relajantes. Algunos con cara de póker, otros con cara de terror… y Azazel el único sonriente.

-¡Vaaaaaya nochecita!

Firma

El enamorado

Moraleja: Ciertas charlas no son sanas.