Acabo de recibir una de las mejores noticias; AnimationNut me ha dado permiso para utilizar a su personaje Sunset de su maravillosa saga de " 2 inadaptados y un Furia Nocturna" (recomiendo encarecidamente que lean esos fics). Algún día haré mi adaptación de las aventuras de Sunset y Hipo más allá del archipiélago en carrera al borde, pero lamentablemente tendrá que esperar (Siendo sincera creía que jamás me dejarían adaptarla, pero estoy agradecida por el privilegio)
Ahora mismo me concentraré en Seren y sus aventuras ya que me doy cuenta que sería muy difícil hacer ambas, las 2 son muy diferentes y se me confunden las ideas.
Pero mientras tanto, dejaré escapar algunos detalles de Sunset en Seren, no todos, y luego les diré cuáles son. El detalle que sale en este capítulo es que a Seren le gustarán los animales, y tiene un poco de talento con ellos.
Ahora dejaré de molestar su lectura. Gracias por su atención.
Capítulo 4
"Al resguardo de la noche"
Se despertaron aproximadamente unas 2 horas después, ambos sintiendo un dolor de cabeza horrible, aún tirados en el suelo, uno al lado de otro, al menos ya no sentían que sus corazones huirían de sus cuerpos.
– ¿Estás bien? – preguntó Seren.
– Si, sólo me duele la cabeza. ¿Cómo te sientes?
– Igual. – asintió.
Se sentaron lentamente, procesando lo que les pasó, cada uno metido en sus pensamientos. Hipo miró hacia su amiga, la culpa carcomía su estómago.
– Seren, lo siento tanto, nunca debimos venir aquí.
– Hipo, no. No te disculpes por esto. – ella negó con vehemencia - No me obligaste a venir.
– Pero aún así…
– ¿Recuerdas nuestra promesa, no? – ella mantuvo el contacto visual –
– …si.
– Ahí tienes - ella sonrió – necesitarás mucho más que esto para librarte de mi. Soy un percebe. – ella se aferró al brazo de Hipo como broma, y él no pudo evitar reírse un poco.
– Creó que estoy listo para volver. ¿Y tu?
– Totalmente.
Se pusieron de pie juntos, aún un poco mareados y con un pequeño zumbido en sus oídos.
Se tomaron de las manos para ayudarse a mantener el equilibrio, aprovechando que no había nadie.
– Iré a los graneros, ¿Te gustaría venir? – ofreció sabiendo que Hipo no querría volver aún a su casa.
– Si, eso estaría bien. – aceptó sin mucha vacilación.
- Okey.
No hablaron mucho durante el camino de regreso, gastaron otra hora caminando a ritmo lento. Cuando finalmente llegaron al pueblo tuvieron que renunciar al consuelo físico e ignorar cualquier mirada de reojo o susurros malintencionados y fueron con los animales, quienes los saludaron con cariño, a Seren le enseñaron desde muy pequeña como tratar con animales, ella tiene un pequeño talento, Hipo la ha acompañado desde hacía años, los animales lo reconocen como un amigo. Así como Hipo le enseño el arte de la herrería y el dibujo, Seren le devolvió el favor enseñándole todas las cosas que ella iba aprendiendo.
Hipo tiene un encanto con los más pequeños, como los pollos o las crías, ella creía que los animales no le temen porque su mirada es siempre amable y él siempre es cuidadoso con todos.
Mientras ambos cuidaban a unos corderos, los últimos de la temporada, Seren no pudo evitar pensar en lo que Hipo dijo hace unas horas.
" …Veo un dragón y tengo que matarlo"
"voy a…arrancarte el corazón…"
Había sido sobre dragones de lo que estaba hablando, no merecían compasión, pero…
Algo en el fondo de su corazón se sentía muy mal al escuchar a Hipo hablar así, claro que tiene derecho a enojarse, de querer matar a esos reptiles, ¡Hipo perdió a su madre por culpa de ellos!
Es un sentimiento muy contradictorio, escuchar a alguien tan amable como Hipo hablar así, ese mismo chico quien tiene un cordero en su regazo ahora.
Ella sentía que debían hablar sobre el yak en la habitación metafórica.
– ¿Cómo te sientes? – fue su intento un poco torpe de sacar el tema.
Hipo no respondió de inmediato, sabiendo exactamente de lo que ella se refería.
– Realmente…no quiero hablar sobre ello. – esquivo la mirada.
– Bueno…no tienes que sentirte tan mal, siempre hay otros dragones, aún podemos intentar el Gronkol y conseguirte una novia -ella movió las cejas y le dio unos codazos, eso logro sacarle una sonrisa.
– No vas a dejar ir eso ¿Verdad? – él le devolvió el empujón, un poco de mejor humor
– Nop, ¿Cómo se te ocurre intentar quitarme mi lugar legítimo como la favorita? – habló con un exagerado tono ofendido, se cruzó de brazos, aunque dejó escapar un grito cuando Hipo le picó el estómago con sus dedos y le hizo cosquillas. – no hagas eso – dijo, aunque tiene una sonrisa en su cara mientras intenta alejar la mano agresora.
– ¿Hacer que? – el fingió inocencia, antes de volver a hacerle cosquillas, esta vez ella no pudo evitar la risa y tomo venganza atacando a Hipo también.
Ambos estuvieron bromeando así durante unos minutos, simplemente agradeciendo a los dioses que aún tenían la oportunidad se seguir con vida y reírse así con su persona favorita.
Al ver la alegría de Hipo ella decidió dejar el tema de lado por ahora y descartar sus pensamientos como un evento único.
Cuando los animales fueron devueltos a sus graneros Seren le ofreció a Hipo entrenar un poco, el chico Haddock no lucia muy convencido, pero con la promesa de que irían luego a la fragua aceptó.
Seren volvió corriendo a su casa y recupero 2 arcos y 2 espadas.
– ¿Qué quieres hacer primero?
– Bueno, no quiero que me humillen tan pronto, así que la espada.
Puso los ojos en blanco pero aún así cumplió, le entregó la espada a Hipo y ella sujeto la suya.
Ambos aún no tenían la fuerza para blandirla en una batalla larga y real, por eso practicaban como sostenerlas y todas las formas y estocadas conocidas de Berk y algunas más del resto del Archipiélago, al menos así ganan más fuerza en los brazos.
Cuando ambos se cansaron de eso pasaron a la parte favorita de Seren, el tiro con arco.
Un detalle sobre la familia de Seren es que su tío Brand, como insinúa su nombre, era un arquero, él mejor, y un cazador que ayudaba al pueblo y ella desde pequeña quería ser como él, y su tío le cumplió su deseo de enseñarle.
Ella ha entrenado rigurosamente cada día para ser la mejor arquero posible. Y su entrenamiento si que dio frutos.
Y tal vez porque es algo a lo que le tiene mucho cariño que quiere siempre que pueda entrenar con Hipo.
E Hipo debe saberlo, ya que jamás se niega a entrenar con ella incluso si el arco no es su arma predilecta
Seren jamás se rindió con él, incluso cuando al principio era incapaz de hacer volar la flecha o perdió el objetivo por pies de distancia.
Ella le contaba todas las anécdotas de ella y su tío cuando entrenaban las primeras veces, ella le contó cómo era incapaz de siquiera sujetar bien el arco.
Gracias a todo el esfuerzo juntos Hipo tiene buena puntería, lo que le ayudo aunque sea un poco cuando derribo al-
–" No pienses en eso Hipo" – se dijo a si mismo.
Estuvieron practicando hasta después del mediodía, Hipo realmente había mejorado, actualmente ya es capaz de dar en el blanco y casi no fallar cuando apunta bien.
Pero él siempre queda más impresionado por la habilidad de Seren, quien parece mejorar a pasos enormes. Ya eran escasa y distantes entre si las veces que ella falla un tiro.
Continuaron practicando hasta pasado el mediodía, y tal como acordaron fueron juntos a la fragua.
Seren se quedó practicando su dibujo mientras Hipo se quedo acomodando sus papeles y trozos sueltos de metal.
Hipo miró hacia la pared de su taller, donde estaban clavados los planos de su último invento, extendió una mano para arrancarlos pero se detuvo, y pensó que debería dejarlos, como un recordatorio de cómo debe tener más cuidado, no puede repetir lo que ocurrió hoy, casi mueren.
El tenia que ser más listo, ya que no puede ser el más fuerte.
Giró la cabeza y miró de reojo a Seren.
- ¿Quieres armas más flechas? – le ofreció, Seren levantó la vista de su diario, un regalo de Hipo, y sonrió
- Claro.
El tiempo parecía volar cuando sólo eran ellos, armaron 2 docenas de flechas nuevas, se entretuvieron hablando y riéndose, Hipo también aprovecho para cuestionar a Seren sobre cómo iba su progreso en la herrería, en resumen, sólo estaba perdiendo un poco de tiempo juntos.
Y no hay nada que les guste más.
Pero no pueden estar ahí para siempre, cuando el sol estaba a mitad de camino para ocultarse los chicos sabían que debían volver a sus casas. Fueron a paso lento, queriendo alargar la espera tanto como pudieran.
Llegaron a la casa del jefe, ambos se detuvieron enfrente de los escalones de entrada.
- Te veré mañana. – murmuró una despedida, dio 3 pasos al frente antes de que lo detuvieran de la muñeca, Seren lo jalo y giro, entonces le dio un fuerte y cálido abrazo, Hipo se quedó un momento congelado, ella se separó y le dedicó una sonrisa.
- Te veré mañana – respondió ella, entonces se dio la vuelta y siguió el camino a su casa.
Cuando llegó fue recibida con la vista de su tía Brenda sentada en la mesa.
- Tía. – saludó.
- Seren, hola, siéntate niña tenemos que hablar.
Seren no discutió y se sentó frente a ella. Su tía apartó unas papeles que Seren vio eran unos mapas, ella tuvo una terrible idea de lo que le iba decir.
- ¿Otra búsqueda? – su voz tembló un poco.
- Si, una más antes de las heladas.
- Pero él último no cambio nada ¿Qué hará está? – su tono sonó cortante.
- ¿Estás cuestionando las decisiones del Jefe? – Brenda tenía un tono de advertencia en la voz.
Ella no quería iniciar una discusión, entonces sólo negó con la cabeza.
Brenda soltó un suspiro por la nariz, se pasó la mano por su cabello negro.
- Eso no es todo, ya tienes la edad suficiente para empezar a entrenar.
- ¿Qué? – los ojos verdes se abrieron de la sorpresa.
- Si, no te preocupes, tu amigo estará allí.- se encogió de hombros, creyó que la noticia la calmaría, está equivocada.
- ¿¡Que?! – está vez Seren se levantó de la silla y casi la empuja hacías atrás. Brenda entrecerró los ojos.
- No es mi decisión, si el jefe Estoico cree que su enano esta listo, entonces entrenará.
- No le llames enano. – Seren murmuró entre dientes, enojada.
- No voy a tener esta conversación otra vez. – cortó Brenda.
Ambas volvieron a acomodarse, Seren tomo una bocanada de aire y trató de calmarse.
- Partiremos mañana al amanecer, al día siguiente el entrenamiento comienza, debes ir a la arena.
- Está bien. – ella se cruzó de brazos, resignada a que ella y Hipo tendrán que hacer esto.
No es que ella no quiera entrenar, ella si lo desea, pero…
- No necesitas ser la primera en el entrenamiento. – empezó su tía con tono mesurado – no necesitas enfrentarte a… Esa bestia.
¿Cuál sería "esa" bestia te preguntaras?
Pues es una Pesadilla Monstruosa, y lo que la vuelve especial, pues… es el hecho de que era uno de los miembros de la manada que arrasó con el hogar y la familia de Seren hacía años.
Era un dragón juvenil, lo mantuvieron vivo el tiempo suficiente para que alcance toda su madurez adulta antes de usarlo en el entrenamiento.
Está sería la generación de reclutas que tendría el honor de poder enfrentarse a tal bestia si logran pasar el entrenamiento con honores.
La joven pelirroja apretó sus manos en puños, frustrada.
Ella quería enfrentar a la criatura, pero tiene… miedo. No cree que está lista para eso.
- ¿Entiendes eso, no? – insistió la mujer.
- Si…si lo hago. – Brenda asintió.
- Bien. Hoy se cenará temprano.
- ¿Puedo ayudarte a empacar? – Seren preguntó remilgadamente
El rostro severo de su tía se suavizó levemente, asintió aceptado la ayuda.
No hubo nada llamativo después de su charla. Cenaron juntas, empacaron todo lo que Brenda necesitaría y podía llevar y fueron a acostarse.
Pero Seren no fue a dormir.
Luego de asegurarse que su tía yacía dormida se subió con cuidado a una ventana y salió lo más sigilosamente que pudo, estaba nublado y la luna apenas alumbraba.
Perfecto para escabullirse.
Aunque mientras iba por el camino, con cuidado de evitar a los vigías, no pudo evitar mirar hacia la casa de Hipo. Tentada a buscarlo y salir juntos, aunque decidió dejarlo descansar. Si recibió la mismas noticias que ella, él necesitaría su momento a solas. Vendrá cuando así lo quiera.
Cerca de las orillas sur de la isla se había construido un pequeño templo para adorar a los dioses.
Cuando Seren llegó no había encendido ningún fuego, sólo había pequeñas ascuas en una de las chimeneas.
No le dio mucha importancia mientras se arrodillaba y empezaba su plegaria, que Odín, padre de todo proteja a los guerreros que mañana partirían.
Y rogaba con mayor fervor para que su tía y el jefe Estoico vuelvan a salvo, rogaba para que ella no se quedará sola o que Hipo no pierda a su padre.
Porque ella lo vio, tan escasamente, pero vio que Estoico amaba a su hijo, era una pena que conforme los años pasaban ambos se distanciaban más y más hasta no ser más que desconocidos que vivían en la misma casa.
Se sentó en uno de los banquillos mientras dejaba que pasará el tiempo, había estado tan perdida que dio un salto cuando escucho a alguien entrar al templo.
Se relajó cuando vio que solo era Hipo, que venía cubierto con una capa y capucha, pero entonces la curiosidad la invadió luego de ver su lenjuage corporal.
Hipo no dijo nada, sólo le dio una pequeña sonrisa, aunque claramente forzada, y se sentó al lado de ella.
No compartieron palabras, Seren no los necesitaba, al ver la mirada en los ojos tuvo un momento de claridad.
A Hipo no le han perturbado tan visiblemente las expediciones desde hacía 4 inviernos.
La única otra opción es el entrenamiento, y si se basaba en todo lo ocurrido este día, más todo lo que podría venir, sólo tuvo una idea …
- Tu no quieres ¿Verdad? –con los ojos abiertos en sorpresa cuando llegó a una conclusión le pregunto en un susurró a su amigo, como si compartieran un oscuro secreto, cosa que podría ser en un pueblo como el de ellos.
Hipo no le respondió verbalmente, pero el estremecimiento en sus hombros habló por él.
Seren al principio no supo que responder, o que pensar, en realidad.
Hipo, que había pasado años estudiando dragones y construyendo o planeando maneras de derrumbarlos ¿No quería el entrenamiento?
¿Qué cambio? ¿Fue el Furia Nocturna?
Ella había pasado suficiente tiempo en silencio para que Hipo quiera rogarle que diga algo, cualquier cosa. Quería poder terminar con esto.
Su padre no podía aceptar que él no quisiera combatir contra dragones. ¿Qué diría su mejor amiga? ¿La chica que ha entrenado para ser una futura asesina de dragones?
¿Perderá a su mejor amiga?
Una mano en su hombro lo hizo detener sus pensamientos, al principio se tenso como una cuerda y temia levantar la vista, pero la mano solo atrajo suavemente su cabeza hacia el hombro de Seren.
Donde ella envolvió sus brazos sobró los hombros de Hipo y le dio un suave apretón.
-No te preocupes. – ella le dijo al oído.
E Hipo quería fervientemente creerle. Pero no pudo. Tenia muchas preguntas en su cabeza, ¿porque no estaba enojada? ¿porque aún con esto insistia en ser amiga de alguien como él? Y muchas más, pero se decidió por una de sus dudas principales.
-Pero él entrenamiento…
-Lo solucionaremos juntos, siempre lo hemos hecho ¿No? – ella dijo con un tono más optimista, como si el problema no fuera mayor a una grieta en una hoja de espada.
Hipo intentaría negar que su garganta se apretó y sus ojos se humedecieron un poco, pero aún así abrazo a Seren, aferrándose a ella como lo ha hecho desde que eran niños.
Tal vez realmente serían capaces de sobrellevar esto.
Si se mantenían unidos, ellos eran un gran equipo.
¿Que podría cambiar eso?
