¡Hola de nuevo! Menuda sorpresa, ¿no? No esperaba ni yo misma que hubiera escrito el capítulo tan rápido, pero estaba muy inspirada y bueno, ha salido todo demasiado rápido. ¿Qué os pareció el anterior?


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FBI: Criminal Investigative Division

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Capítulo 30: "Dolor y esperanza"

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Oía murmullos a su alrededor, aunque sonaban demasiado lejos, como si estuvieran en otro lado o por lo menos, no en el mismo sitio que ella estaba, lo cual le hizo abrir los ojos lentamente, ¿dónde estaba? Vio un techo blanco y unas paredes del mismo color e instantáneamente supo que se encontraba en el hospital. Miró hacia la izquierda, topándose con un gotero con suero y una máquina que iba conectada a sus pulsaciones, antes de girar su rostro en la otra dirección y encontrarse a un hombre dormido en una de las sillas.

Al verlo ahí, Sakura recordó todo claramente: su secuestro, el disparo de Sai, el trato con Akatsuki, sangre, la mirada de locura de Sasori y el acto impensable que había cometido sobre ella hasta que Sasuke la rescató. Quería llorar, quería gritar, pero su cuerpo estaba cansado y no quería concederle ese placer.

Volvió a centrarse en el hombre que estaba a su lado y soltó un suspiró a la vez que estiraba su mano con el deseo de tocarlo, de poder disfrutar una vez más de él, y seguramente él sintió sus movimientos porque al instante, sus hermosos ojos se abrieron y se posaron algo confundidos sobre ella.

- Estás despierta – susurró con algo de duda antes de que su mente consiguiera centrarse. – Gracias a los dioses… - se levantó del asiento y abrazó a la chica de manera delicada, quien se aferró a su cuerpo soltando un leve sollozo. – Estás bien.

- Sa-Sasuke – llamó ella, pero nada más parecía querer salir de su boca, sólo llantos y sonidos lastimeros que llegaban directamente al corazón del chico. – Sasuke…

- Estás bien – dijo más para él que para la chica. – Ya está, ya pasó todos. Estás conmigo y estás a salvo – notó como sus labios besaban la cabeza de la chica e inhalaban su olor, calmando aquel estado nervioso en el que se encontraba desde que la había encontrado hace horas y ella se había desvanecido en sus brazos.

- ¿Cuánto tiempo llevo aquí? – cuestionó una vez se separó del chico, aunque sólo lo suficiente para mirarle a los ojos.

- Un par de horas – sus manos acariciaron el rostro de la joven de manera delicada. – Te desmayaste porque habías perdido bastante sangre.

- ¿Y Sasori?

- Detenido junto Kakuzu y Kisame y otros hombres que había en esa nave – su rostro se volvió serio y algo sombrío y ambos sabían por qué. – Se le acusará de asesinato a un agente policial, de secuestro de dos agentes policiales y de… - tragó duro, - de violación hacia uno de esos agentes

Sakura soltó un suspiro apartando la mirada de aquellos pozos negros, como si temiera que él la fuera a juzgar o que aquello supusiera el fin de su futuro, mas el Uchiha lo interceptó rápidamente sus pensamientos y sostuvo su mentón con fuerza.

- No fue culpa tuya – ella abrió la boca. – No, escúchame. No fue culpa tuya y no debes avergonzarte por haber sobrevivido – su mano acarició su mejilla, retirando el rastro de sus lágrimas. – Nadie te juzgará por eso, Sakura.

- Gracias – mostró una pequeña sonrisa cansada. – Por rescatarme y por todo, Sasuke.

- Haría cualquier cosa por ti – dijo con tal pasión que abrumó a la chica. Quería besarle y gritarle que ella era la mujer de su vida, pero no era el momento y menos cuando el resto del equipo esperaba pacientemente fuera. – Será mejor que avise al resto. Naruto está de los nervios y está provocando mucha desestabilidad en el resto de los pacientes.

- No tardes, por favor – pidió en un pequeño susurro a lo que Sasuke asintió.

Siendo fiel a sus palabras, Sasuke tardó menos de cinco minutos en volver a la habitación acompañado de Naruto, quien según la vio, saltó a sus brazos en un grito y un llanto cual bebé, de Shikamaru y de su jefe.

- ¡Sakura-chan!

- Naruto…

- Idiota que está aún débil – bramó el Uchiha dando un golpe en la cabeza a su mejor amigo para que se separara.

- Ay, teme – se quejó con ojos llorosos. – Ni un minuto me dejas ser sensible, 'ttebayoo.

- Me alegro de que estés bien, Saku – Shikamaru aprovechó que el rubio se había separado para dar un abrazo que sorprendió mucho a la joven, aunque lo aceptó encantada. – Eres toda una guerrera.

- Soy difícil de acabar – dijo mostrando una sonrisa antes de centrarse en su jefe, quien tenía una expresión bastante difícil de leer. – Kakashi.

- No sabes lo mucho que me alegra verte aquí, Sakura – soltó un suspiro antes de darle un rápido apretón en la mano a la chica para luego revolverle el pelo de manera cariñosa. – No vuelvas a darme estos sustos, ¿vale?

- Lo intentaré – sonrió antes de abrazar al hombre quien, sin vacilar, le devolvió el gesto de manera tierna. Sabía que ellos conocían lo que había ocurrido y, aun así, ahí estaban, a su lado apoyándola y dándole cariño. No obstante, faltaba un hombre en esa sala y eso le hizo fruncir el ceño. - ¿Y Sai? – sus ojos se clavaron en su jefe, quien apartó la mirada. - ¿Dónde está? ¿Está bien?

- Sakura-chan, tienes que descansar…

- ¿Dónde está Sai? – preguntó en un tono desesperado mirando uno a uno a sus compañeros hasta que clavó su mirada de nuevo en Kakashi porque sabía que él no sería capaz de mentirle. – Kakashi, dime, por favor…

- Sai había perdido mucha sangre cuando lo encontramos, pero estaba algo estable – explicó en un tono seguro. – Tuvieron que operarle por la herida de bala y le han hecho una transfusión lo más rápido que han podido, pero… - la chica percibió como su mirada empezaba a pesar y a ser algo abrumadora. – Sai está en coma.

No sabía cómo reaccionar ante esas palabras, no sabía si quería estar contenta porque su amigo había sobrevivido o llorar porque aún no era un final feliz. Sai, su compañero, el novio de Ino, el gran amigo, se estaba debatiendo entre la vida y la muerte. Sintió una mano apretar la suya y no tuvo que mirar para saber que era Sasuke.

- Lo siento, Kakashi – dijo ella antes de soltar un par de lágrimas. – Lo siento, chicos.

- ¿Qué lo sientes? Sakura… - Shikamaru soltó un suspiro. – Sai está estable gracias a ti y tú estás viva gracias a él. No sois culpables de las desgracias del otro, eso recae en los hombros de los que hemos capturado y, gracias a vosotros, tenemos a unos miembros de Akatsuki.

- Y gracias a eso, has podido vengar a tu padre, Sakura-chan – añadió el rubio apretando de manera cariñosa su pierna izquierda. – Has encontrado y capturado al culpable.

- Hemos avisado a tu madre y está de camino, aunque tardará un par de horas – explicó Shikamaru. – Al parecer, estaba de viaje con unos familiares.

- Sí, se había ido el fin de semana – resopló recordando que había decido marcharse a visitar a su prima junto con otros primos. – Seguro que está histérica.

- Sasuke le calmó después de que Naruto hablara con ella.

Sus ojos se centraron sorprendidos en el moreno, quien aún sostenía su mano, y se encontró con una mirada decidida y comprensible, por lo que la chica sólo pudo apretar su mano en señal de cariño y agradecimiento por todo lo que estaba haciendo. De pronto, aquella magia se cortó cuando unos golpes en la puerta llamaron la atención de los presentes, aunque la sorpresa fue mucho más grande cuando por ella entró nada más ni nada menos que Hyuga Neji vestido de médico y con una actitud profesional, quien se tensó un poco al percibir ciertas manos entrelazadas.

- ¡Neji! – saludó Naruto cortando el ambiente que estaba empezando a ser cargante.

- Chicos, Sakura – dijo clavando su vista en la joven. La última vez que se habían visto había sido hace un día y medio para acabar con la relación, es decir, ella le había roto el corazón y ahora se encontraba en una habitación siendo su paciente y de la mano del hombre que más odiaba. – Veo que has despertado. ¿Cómo te encuentras?

- Cansada – la chica soltó un suspiro. - ¿Sabes cómo está Sai, Neji-kun?

- Sin cambios, lo siento – su mirada se mostró apenada, como si realmente sintiera que un ser querido para ella estuviera en esa situación y, en el fondo, así lo creyó. – Me gustaría hablar contigo de una cuestión médica en privado si puede ser – dijo en un tono profesional, pero mirando específicamente a Sasuke, quien se tensó sin apartar la vista del doctor.

- Venga, vamos. Será mejor que os dejemos solos – dijo Kakashi dedicando una última sonrisa a la chica. – Me alegro de que estés bien, Sakura.

- Luego nos vemos, Saku – Shikamaru apretó el antebrazo de la chica.

- Iré a avisar a Karin. Había ido a casa a descansar un poco, pero seguro que viene corriendo en cuanto sepa que estás bien – explicó Naruto para luego abrazar rápidamente a la chica. – No vuelvas a hacerme esto, Sakura-chan.

- Prometido – mostró una pequeña sonrisa. Sus ojos se clavaron en el moreno de ojos, quien la miraba dudoso, como si esperara a que ella le diera una señal o una orden para moverse. – Si no es molestia, quiero que Sasuke-kun se quede, Neji-kun.

El joven cirujano no dijo nada mientras esperaba a que la habitación se vaciara hasta que se quedaron los tres solos: Sasuke agarrando de nuevo la mano de la chica, la Haruno clavando sus ojos fijamente en Neji y esperando con nervios sus palabras y el doctor cambiando su mirada de uno a otro.

- Supongo que te han informado que ingresaste inconsciente debido a la falta de sangre – la joven asintió. – Bien, focalizamos la hemorragia en tu útero porque creíamos que se debía a la agresión sexual – aquellas palabras pesaron en su boca, tanto que incluso Sasuke se había dado cuenta de cómo el Hyuga tragaba duro. – No obstante, comprobamos que no sólo se debía a eso.

- ¿Qué ocurre, Neji-kun? – cuestionó preocupada la chica al notar como la actitud del médico había cambiado.

- Lo siento mucho, Sakura. Has sufrido un aborto.

Nunca en su vida unas palabras le habían dolido tanto, ni si quiera cuando su padre había muerto. Notó como Sasuke clavaba su mirada en ella y cómo las lágrimas empezaron a derramarse por su rostro sin control ninguno.

- ¿Estaba embarazada? – preguntó en un tono bajo y lastimero, sintiendo como cada sílaba dolía más y más que la anterior. - ¿Qué…?

- De un mes – dijo Neji con mirada triste. – Los golpes que has sufrido en el vientre y la violencia de la agresión han causado que perdieras el embrión – Sakura soltó un sollozo que se clavó en el alma de los dos chicos. – Si necesitas hablar con alguien, puedo llamar a alguno de nuestros psicólogos.

- Ne-necesito estar sola – puso su mano en su rostro notando como las lágrimas salían de manera descontrolada.

-Lo siento muchísimo, Sakura-chan.

- Gracias, Neji-kun – sus ojos se clavaron en el médico. - ¿Podrías explicárselo al equipo y a mi madre cuando venga? No creo que tenga fuerzas de ver a nadie en este momento.

- Daré la orden de no visitas hasta nuevo aviso – su mirada triste se clavó en la pareja. – Lo siento mucho de veras.

Sin decir nada más, Neji salió de aquella habitación donde la mujer que quería sollozaba la muerte de su hijo nonato con el hombre al que ella adoraba. Nunca había vivido una escena tan dolorosa y le daba mucha rabia que aquella situación le estuviera pasando a alguien tan puro como Sakura. La vida era muy injusta.

Por su parte, Sakura sollozaba con dolor la muerte de aquel bebé cuyo único pecado había sido elegir el momento erróneo. Tan destrozada y absorta en el dolor estaba que se olvidó de que no estaba sola hasta que sintió unos brazos envolverla en un fuerte abrazo y aquello le hizo darse cuenta de que no había sido la única que había perdido a su hijo ese día.

- Era mío, ¿no? – preguntó él en un tono triste aunque por las cuentas sabía perfectamente que la respuesta iba a ser afirmativa.

- Lo-lo siento – sollozó ella más fuerte agarrando la empapada camiseta del chico. – Siento no haber podido…

- No lo digas ni en broma – besó su cabeza. – No es tu culpa, Sakura. Es algo que ninguno de los dos podría controlar, aunque si hubiera sabido que estabas embarazada, yo… - sus ojos empezaron a derramar un par de lágrimas porque el destino había querido jugar a que ella estuviera allí a cambio de la vida de su hijo. – No os habría fallado.

Sakura se separó para poder observar el rostro del chico y, con una sonrisa triste, limpió sus lágrimas a la vez que él imitaba su acción. El destino había sido cruel con ellos, pero aún se tenían el uno al otro.

- Bésame – pidió.

Y, sin dudarlo, el Uchiha posó sus labios sobre los de ella en un beso agridulce, pero sincero que indicaba un nuevo comienzo gracias a ese dolor y sufrimiento que ambos compartían.

- Lo siento tanto, cariño – aseguró con aquel tono apenado y sincero. Sus manos se posaron en las mejillas de la chica y dio un suspiro lamentoso antes de poder hablar – Siento haber sido un idiota y lamento no haberte dicho antes lo mucho que te quiero porque, si lo hubiera hecho, a lo mejor no os habría perdido.

- ¿Qué… qué has dicho? – cuestionó la analista sorprendida sin apartar la vista de aquellos pozos negros.

- Te quiero, Sakura – repitió en un tono seguro. – Estoy irracionalmente enamorado de ti y este no es el sitio en el que yo había planeado confesar mis sentimientos, pero si pasara algo, siempre me habría arrepentido de no habértelo dicho.

- Yo también te quiero, Sasuke-kun – confesó Sakura antes de darle un casto beso. – Es lo que iba a decirte al acabar la misión, pero…

- No importa ahora – una de sus manos acarició su cabello hasta posarse en su mejilla. – Saldremos adelante. Te lo prometo.

- ¿Puedes abrazarme?

- Lo que necesites – el chico se acomodó en la cama de tal forma que Sakura se pudiera tumbar en su pecho para escuchar su travieso corazón retumbar con fuerza mientras sus manos se entrelazaban en el vientre de ella, donde su difunto hijo una vez yacía. Era una escena amarga, donde dos almas se volvían a encontrar tras la pérdida de un ser querido. – Descansa, cariño.

- ¿Estarás aquí cuando me despierte?

- Estaré a tu lado hasta lo que desees.

*././.*

Y tal y como le había prometido, Sasuke estaba a su lado cuando despertó dos horas más tarde porque una de las enfermeras había entrado en la sala para traerle algo de cena y para informales de que había una tal Uzumaki Karin muy insistente amenazando con entrar.

- ¡Saku! – chilló con lágrimas en los ojos a la vez que abrazaba a su amiga. - ¡Idiota! ¿¡Cómo se te ocurre darme un susto así!? ¡Me han salido hasta canas del estrés! – dijo enfadada para segundos después volver a lanzarse entre sollozos sobre la chica, quien intercambió una mirada divertida con Sasuke. - ¡No vuelvas a hacerme esto o te traeré del lado de los muertos! ¿¡Entendido, Haruno!?

- Lo siento, Karin – se disculpó con una sonrisa apenada.

- ¿Cómo te encuentras, querida?

- Cansada, triste, enfadada, abrumada – contestó emitiendo un soplido. – No está siendo mi mejor día.

- Mi hermano me ha contado que… - clavó su mirada durante unos segundos en su mejor amigo y no hizo falta ni una palabra más. – Lo lamento mucho.

- Gracias – dijo Sasuke dando un leve estrujón en el hombro de la Uzumaki. – Os dejaré un rato solas para que podáis hablar en lo que yo me tomo un café – dio un beso en la frente de su chica. – Volveré.

Y tras dirigir una última mirada a esas dos mujeres que eran vitales en su vida, el moreno desapareció por la puerta.

- Veo que habéis hablado las cosas, aunque no estoy contenta por las circunstancias – Karin mostró una sonrisa triste.

- No ha sido el momento ideal, pero sí el más necesario – apretó la mano de su amiga. - ¿Tienes alguna novedad sobre Sai?

- Nada. Ino no se ha despegado de él desde que recibió la llamada.

- Lo siento mucho por ella – Sakura mordió su labio inferior. – Intenté salvarlo, ¿sabes? Me ofrecí como trato para que él fuera libre, pero Sai les provocó para que yo no cediera ante ellos y acabaron haciéndole daño.

- Creo que si no lo hubiera hecho, tú estarías en peores condiciones y él muerto.

- Lo sé, Karin – soltó un suspiro antes de sentir como las lágrimas empezaban a llenarse en los ojos. – Lo que más me duele es que Akatsuki se ha vuelto a llevar a un ser vivo, mi… - un sollozo le impidió hablar durante unos segundos, - mi bebé. Nuestro bebé, Karin. Lo he perdido – lloró con intensidad. – Lo he perdido por culpa de Sasori al igual que perdí a mi padre.

Karin miró con tristeza como su amiga se derrumbaba delante de sus ojos sin poder hacer nada. No podía imaginar el dolor que ella y Sasuke estaban sufriendo en ese momento. Después de ese mes de locura, mentiras, tensión y remordimiento, ese triste y catastrófico suceso había destruido lo que le quedaba de alma a la pobre Haruno.

- ¿Qué necesitas, Saku? – preguntó en su tono más sincero agarrando las manos de su amiga.

- Necesito que se haga justicia, Karin – sus hermosos y brillantes ojos se clavaron en aquellos rojos. – Por mi padre, por mi familia, por las víctimas, por Sai, por Sasuke y por mi bebé.

- Te prometo que así será, querida.

Estuvieron abrazadas un rato más hasta que pasados quince minutos Sasuke entró por la puerta y Karin sintió la necesidad de dejar a la pareja sola con su dolor y su amor. A fin de cuentas, era un momento personal e íntimo.

- Sasuke, ¿tienes un minuto antes de que me vaya? – preguntó la chica mirando a su mejor amigo, quién asintió y la siguió hasta el pasillo de aquel frío hospital. Cuando ambos se miraron cara a cara, Karin sólo pudo hacer una cosa más que abrazarlo poque él también había perdido a su hijo. – ¿Cómo estás tú?

- Creo que ahora esa cuestión no importa.

- Sí, importa, idiota – Karin apretó más fuerte el abrazo. – Tú también has perdido a tu hijo y… - un suspiro cortó aquella conversación. - No sabes cuanto lo siento, querido.

- Lo sé – dijo en un tono afligido. – Pero ahora tengo que estar para ella.

- Si necesitáis cualquier cosa, no dudéis en avisarme, ¿vale? – miró con una pequeña sonrisa al chico. – Mañana estaré aquí lo más pronto posible.

- Gracias por todo.

- Para eso están las mejores amigas, ¿no? – su mano apretó rápidamente el antebrazo del chico. – Hasta mañana, querido.

Ambos sabían que el Uchiha estaba bastante dolido con los acontecimientos de aquel día, pero tal y como él había apuntado, Sakura necesitaba más el apoyo que él. Por eso, estuvo a su lado en todo momento, incluso cuando la madre de Sakura, Mebuki, apareció en la habitación pasadas ya las diez de la noche y fue informada de todo lo que había sucedido a su hija, aunque se dejara de lado, por su seguridad, el nombre de quién había causado semejante dolor. También se mantuvo a su lado cuando su madre se marchó obligada por Sakura para que pudiera descansar y cuando su chica, cansada y angustiada por aquel día, cayera rendida ante los brazos de Morfeo. Sólo en ese momento, se permitió quitarse aquella máscara de valentía para poder llorar en silencio la muerte de aquel bebé que nunca llegaría a conocer.

*././.*

Habían pasado un par de horas desde que había amanecido y Neji había entrado con aquella sonrisa triste para revisarle y darle unas pastillas para los dolores. Le hubiera gustado poder hablar más con él, pero su corazón estaba luchando otra guerra que era más importante que un desamor y, al parecer, él lo comprendía.

Sasuke había ido a casa a ducharse y cambiarse por su orden y exigencia y, conociéndolo, sabría que no tendría ni una hora de soledad hasta que él o alguno de sus amigos, apareciera por la puerta, pero tenía que aprovechar ese momento para hacer lo que realmente llevaba tiempo queriendo hacer.

Se levantó de la cama sintiendo un ligero dolor en las piernas y uno más punzante en su útero, aunque aquello no le impidió el avanzar hasta la puerta con el gotero en la mano y una expresión decidida.

- ¡Señorita Haruno! – gritó una de las enfermeras al verla en el pasillo nada más pasar el umbral de la habitación. - ¡Debería descansar!

- Quiero visitar a un amigo, por favor.

- El Dr. Hyuga ha dicho que debe quedarse en la cama hasta nueva orden – la señora de apenas cuarenta años le agarro de su brazo de manera delicada. – Ya tendrá tiempo de ver a su amigo.

- Pero quiero ver…

- Por favor, vuelva a su habitación.

- No – frunció el ceño totalmente enfadada por esa intrusión. – Necesito verlo ahora.

- ¿Qué ocurre, Tamiko?

No tuvo que girar la cabeza para saber que Neji estaba a su lado con actitud seria y pose profesional a la vez que sus ojos juzgaban aquella situación.

- Lo lamento, Dr. Hyuga, pero la Señorita Haruno no quiere regresar a su habitación.

- Quiero ver a Sai – dijo en un tono decidido mirando sus zapatillas blancas de paciente.

Hubo un pequeño silencio en el que sólo oía su propia respiración hasta que el ruido de papeles le hizo clavar su mirada en el joven doctor.

- Por favor, lleva esto a recepción, Tamiko – mostró una sonrisa agradable. – Yo me encargaré de la Señorita Haruno – sus ojos perla se clavaron en los de la chica sin ninguna emoción visible. Una vez la enfermera los dejó solos, Sakura abrió la boca para insistirle en su petición, pero sus acciones le frenaron las palabras. – Sígueme.

Aceptando el brazo que el Hyuga le ofrecía y con un paso lento, ambos se encaminaron hacia la habitación de Sai en un silencio absoluto que era bastante cómodo y que Sakura agradeció internamente. Para su suerte, la habitación no quedaba muy lejos de la suya.

- Tienes cinco minutos. Es lo máximo que deberías estar de pie para no forzar tus heridas – dijo en aquel tono profesional. – Volveré a buscarte en cuanto pasen esos cinco minutos.

- Neji-kun – llamó viendo como el chico se daba la vuelta. – Gracias por todo – se mordió el labio inferior antes de mostrar una pequeña sonrisa.

Viéndola en esa situación tan vulnerable, Neji se dio cuenta de que no podía estar molesto ni resentido con Sakura por haber elegido seguir su corazón. Al contrario, se sentía muy orgulloso de que se hubiera dado cuenta de lo que necesitaba a pesar de que eso le había marcado una tragedia en su vida. Por eso, apretó su mano a forma de apoyo y mostró un leve asentimiento antes de dejar a la chica enfrentarse a la realidad.

La habitación no era distinta de la suya: mismas paredes, mismo color, misma cama. Sin embargo, la estancia o, más bien, la imagen que se mostraba era mucho más triste que lo que ella hubiera imaginado. Entubado en esa cama y con la piel mucho más pálida que de costumbre, se encontraba su fiel amigo y compañero dormido en un sueño que no sabían muy bien si iba a ser capaz de despertar.

Trago duro y soltó un gran resoplido para poder controlar sus emociones y, con todo el valor que sus padres le habían enseñado, entró en la habitación hasta poder sentarse en la silla de al lado de la cama.

- Sai… - susurró bajito porque aquel momento parecía requerirlo. – Soy yo, Sakura. Sólo quería verte para recordarte nuestra promesa – acarició la mano de su amigo. – Tienes que despertar, ¿sabes? No puedo… no puedo perderte a ti también – una lágrima se deslizó por su mejilla de manera involuntaria. – Ya he perdido a mi hijo. No puedo dejar que Akatsuki se cobre otra vida más - sus ojos se fijaron en el rostro pálido del chico, como si esperara alguna reacción por su parte, mas no encontró nada más que un silencio. – Siento mucho que estés aquí. Yo… - la voz pareció fallarle en ese momento. – Yo siento que todo haya sido mi culpa.

- No ha sido así – una voz dulce intervino en su pequeño monologo, causando que la chica se girara. Ahí parada con una ramo de flores, se encontraba Ino, con una cara demacrada por la falta de sueño, el horror y la ansiedad, pero que aún así mostraba una pequeña sonrisa mientras miraba a la chica. – Hola, Saku.

- I-Ino – la rubia se acercó hasta estar a escaso medio metro. - ¿Cómo estás?

- No tengo palabras para expresarlo, ¿sabes? – depositó las flores en la mesilla. – Estoy cansada de tanto llorar – sus hermosos ojos azules que en ese momento se mostraban apenados se clavaron en los de la otra chica. – Te he dejado un ramo en tu habitación. Perdón por no haber ido antes.

- No me tienes que pedir disculpas. Yo…

- Tú a mí tampoco, Sakura – la rubia agarro la mano de la Haruno mientras se mordía el labio. – Shika me informo de… - sus ojos vagaron hacia el vientre de la otra chica. – Lo siento muchísimo, de veras.

- Gracias, Ino – unos brazos delicados le envolvieron en un tierno abrazo. – Quería hablar contigo – dijo cuando se separaron tras unos minutos. – Sai…

- ¿Es algo que dijo? – Sakura asintió. – Entonces, esperaré a que él me lo diga cuando despierte – su manos mandaron un apretón a los de la otra mujer, como si quisiera transmitirle fuerzas, como si aún tuviera alguna. – Esperaré, Saku.

- De acuerdo.

Pese a su cansancio mental, Sakura comprendió perfectamente aquellas palabras que la joven Yamanaka quería decir y aquello le hizo ver todo de otra manera. Mientras que para la Haruno ya no había nada más que hacer, Ino se aferraba a un único sentimiento que estaba siendo abrumador: la esperanza. Y eso, cambiaba completamente la perspectiva con la que mirar las cosas.

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¿Qué os pareció? ¡Dejadme vuestras impresiones!

Un saludo,

SheNdy.