Contenido: Yaoi, oneshot, intento de romance, humor, fluff, etc. Parte de la serie #Flufftober2023 propuesto por la página "Es de fanfics".
Pareja: AiYuu (Shibasaki Aizou x Someya Yuujirou)
Disclaimer:
Hikari: Y nuevamente caemos en la hermosura del AiYuu con algo un poco cursi. Ya saben lo de siempre, ni LIP×LIP, ni sus canciones o personajes me pertenecen, todo es propiedad de HoneyWorks. Espero que disfruten la lectura.
o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o
#Flufftober2023, 24 – Conociendo a sus padres
-Con permiso…- murmuró apenas separando los labios mientras dejaba lo más ordenado posible su par de zapatos en la entrada de la casa.
-Deja de hacer esa cara- se quejaba el otro joven, de cabello azul y ojos similares en color, poniendo su mano derecha sobre su cadera, viendo con cierto recelo la manera tan formal y educada en que su compañero rubio ingresaba a su casa- Ya te lo dije, no hay nadie hoy. Regresarán por la mañana, así que no hay motivos para ser demasiado formal. Me da repelús.
A pesar de que aquel comentario era para apaciguar los evidentes nervios de Aizou, no pudo evitar sentirse aún más presionado, percibiendo cómo su corazón aumentaba su ritmo cardiaco y sus manos comenzaban a sudar.
Mirándolo con cierta desconfianza, Shibasaki entró en la casa que a pesar de haber visitado varias veces, era la primera vez en la que se acomodaría dentro de ella.
Han pasado varios años desde que el dueto conocido como LIPxLIP se volvió una de las mejores unidades de idol del país. Con la graduación de preparatoria a la vuelta de la esquina, la popularidad de los chicos estaba lejos de caer, siendo en realidad cada vez más cotizados y famosos con el pasar de los años.
Es por ello que, aprovechando estar ahora en una de las más codiciadas cimas del espectáculo, ambos jóvenes se preparaban para una de sus más largas giras por todo el territorio japonés. Sin embargo, los extenuantes estudios, tareas y deberes eran cada vez más difíciles de equilibrar con su vida artística, teniendo que reducir en varias ocasiones tiempo de practica para suplirla por estudio para los exámenes.
Afortunadamente para ambos chicos, el último examen del periodo se había llevado a cabo ese día, por lo que sus planes iniciales involucraban dejarse la piel y el sudor ensayando las canciones para sus próximos conciertos… o al menos de eso trataba hasta que los adultos les dijeron que por cuestiones de remodelación y mantenimiento, no podrían utilizar las salas del edificio hasta nuevo aviso.
Aizou propuso practicar en el parque donde alguna vez Yuujirou lo ayudó a recuperar la voz. Era una zona tranquila y sin transeúntes donde seguramente no serían molestados… y efectivamente ese fue el motivo por el que tuvieron que desistir de aquella idea. Ya no eran unos niños cualesquiera, si alguien pasaba por ahí podrían llamar la atención de muchos y, en el peor de los casos, serían el blanco perfecto para desconocidos o personas peligrosas que quisieran hacerles daño.
Fue ante esa conclusión que Yuujirou ofreció una segunda alternativa.
- ¿Quieres venir a mi casa? Tenemos salas enormes donde Koiichiro suele practicar. Podemos tomar una de ellas sin ningún problema.
Era raro que el peliazul ofreciera esa clase de cosas. Un tanto confundido, Aizou terminó asintiendo antes de si quiera terminar de procesar la idea. Si, algunas veces Aizou se coló por los inmensos jardines de la mansión Someya para poder hablar con Yuujirou, pero jamás había sido formalmente invitado.
A pesar de que Yuujirou sí que había ido bastantes veces al departamento donde vivía aun con su hermano mayor.
Porque bueno, habían tenido que buscarse algún lugar cómodo para… hacer cosas entre ellos.
Y no. No hablamos de cosas de idols, ni tampoco de estudiantes.
Sino de intimidades que van más allá que realizan dos personas que no son simplemente compañeros. Diferentes a las que hacen los amigos.
Esos pequeños atisbos de adrenalina que hacen… los amantes.
Porque si, a pesar de mantenerlo en secreto de todo el mundo, siendo la presidente, su manager y Suzumi Hiyori las únicas en estar enteradas al respecto, efectivamente Aizou y Yuujirou tenían una relación romántica afectiva entre ellos. ¡Qué difícil fue poder confesarlo primero a sí mismos y después hacerlo llegar al otro! Pero al menos, después de tres años de ser compañeros de trabajo, ambos se permitieron comenzar con aquello, por supuesto, sabiendo todos los riesgos que conllevaba eso.
Aizou creía que, para estas alturas, muy probablemente su hermano Ken podría estar sospechando algo, pero jamás habían tocado el tema directamente.
Pero… ¿lo sabía la familia de Yuujirou? Para empezar, nunca en todos esos años se había presentado ante sus padres o hermano menor. Sabía de sus existencias gracias al peliazul, pero nunca hubo necesidad de tener que presentarlos frente a frente.
-Aquí es donde ensayaremos- la voz de Someya hizo que la mente de Aizou al fin se despejara de toda aquella maraña de pensamientos, percatándose que inconscientemente había sido guiado hasta aquel enorme salón. Siendo el suelo de tatami, podría fácilmente ser hasta más grande que la sala de entrenamiento de la agencia- Ni pienses en que podremos descansar. Tendremos que ensayar hasta el amanecer para recuperar todo el tiempo perdido. Espero que estés listo para ello.
- ¿Por quién me tomas? - Aizou, alzó un brazo de manera arrogante, como signo de fortaleza- En marcha.
A pesar de que los nervios y la ansiedad lo ahogaron desde que puso su primer pie en la casa, la música, los pasos y el baile hicieron que su mente se despejara por completo, dejando únicamente como prioridad lo que estaba haciendo. Aizou no podría negar que llegó a pensar que podrían hacer algo más luego de que Yuujirou le informara que estarían solos en casa, pero luego de comenzar con la práctica el simple deseo de hacerlo parecía haberse esfumado de su cabeza.
Los ruidos de la noche, como algunos pequeños insectos o la brisa moviendo las hojas de algún árbol cercano, era lo único que llenaba el lugar cuando las pistas se acababan. Cuando necesitaban un momento para recargar energías, tomar un trago de agua o hacer alguna corrección en cuanto a sus movimientos.
O eso era hasta que unos inusuales pasos quedos, haciendo un leve eco en el pasillo de madera, comenzaron a hacerse cada vez más ruidosos con el pasar de los segundos.
- ¿Pero, qué…? - Yuujirou no alcanzó a terminar su frase mientras Aizou se secaba el sudor de su rostro, justo al momento en que una de las puertas corredizas se abrió con cierta agresividad, dejando al descubierto a un chico, un poco menor que ellos, viéndolos con el ceño fruncido y una expresión de pocos amigos.
-Estaba en lo correcto, estás en casa- fue el no tan amigable saludo del más bajo, quien, a pesar de haberle dedicado una fuerte mirada al rubio, solo se estaba dirigiendo a Someya.
-Koiichiro, ¿qué estás haciendo aquí? - preguntó con cierto tono de alteración, mientras se encargaba de ponerle pausa a las bocinas del fondo antes de acercarse a su hermano- ¿No fuiste con mamá y papá de viaje? Se supone que regresarían hasta mañana.
-Regresamos antes- desvió la mirada, como si le molestara el tener que dar alguna explicación, pero a pesar de ello continuó hablando- Las noticias dijeron que se espera un tornado, así que decidimos que sería menos peligroso regresar ahora.
-Ya…- sin poder decir más, Yuujirou dio un paso hacia atrás, permitiendo que Koiichiro pudiese apreciar de mejor manera a su compañero rubio- Él es mi compañero, Shibasaki Aizou- señaló con su mano extendida mientras Aizou hacia una leve reverencia.
Pretendía decir algo simple "mucho gusto" ya que era lo mejor, de no haber sido por el hostil gesto de Koiichiro de voltearse y tronar los dientes.
El mismo gesto que muchas veces había visto en Yuujirou. Y que, por cierto, tuvo que aprender a aguantar en el peliazul… pero ciertamente le molestó recibirlo de alguien más.
-En fin, asegúrate de ir a saludar a nuestro padre y madre. Te estaban buscando en tu habitación hasta que oímos la música de las bocinas- Aizou notó el ligero temblor que tuvieron aquellas palabras en Yuujirou, pero debido a la presencia del menor decidió no decir ningún comentario.
De hecho, comenzaba a caer en cuenta del giro de la situación. Ya no estaban solos (vale, no ninguno había hecho nada fuera del reglamento laboral solo por estar sin compañía) pero eso quería decir que…
"¿¡Voy a conocer a sus padres?!", sintiendo un leve mareo, Aizou tuvo las casi incontrolables intenciones de salir huyendo, bien podría salir de la casa escalando la pared de piedra que rodeaba la mansión, como algunas veces hizo, pero la presencia de Yuujirou acercándose a él paró por completo el tren de sus pensamientos y cualquier plan de huida que pudiese tener.
-Perdona, esto no estaba dentro de los planes- okey, el hecho de que Yuujirou se estuviese disculpando no hizo otra cosa más que alterarlo aún más- ¿Está bien si tomamos un receso? Probablemente mamá se ponga insistente para hacernos algún tipo de cena o aperitivo.
-S-Si, sin problema- no quería mostrarse como alguien al borde de un colapso mental, por lo que se tapó la mitad de la cara con la toalla que aun rodeaba su cuello. Yuujirou soltó un suspiro resignado y poco después ambos salieron hacia el pasillo.
o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o
"Mierda. Mierda. Mierda. Mierda…", se repetía mentalmente Aizou sin tener el atrevimiento de alzar la mirada, no cuando sabía que de hacerlo lo primero que vería serian esos ojos exigentes del padre de Yuujirou. Un señor alto y de grandes extremidades, que no parecía querer detenerse en cuanto a inspeccionarlo con su mirada de pies a cabeza.
Se presentó. Dijo su nombre y bajó levemente la cabeza en señal de respeto, pero ese semblante arrogante que parecía querer asesinarlo impedía que pudiese volver a erguir la espalda. Es más, poco podía hacer para prestar atención en las palabras de su compañero, quien parecía estar explicando las razones por la que Aizou se encontraba ahí, en primer lugar.
-Tranquilo. Yuujirou me pidió permiso antes de que nosotros saliéramos de viaje- trataba de apaciguar el pesado ambiente la madre, una señora de cabello largo y de facciones amables, pero tal vez de aspecto demasiado sumiso que resaltaba aún más estando sentada a un lado del mastodonte de su esposo- Le dije que no había problema alguno. Lo siento hijo, olvidé avisarte cuando veníamos de regreso.
-No te preocupes, fue un evento inesperado- Yuujirou trataba de mantener la compostura, aunque el modo en que cerraba sus puños sobre sus rodillas era clara señal de que le estaba costando bastante trabajo.
-Si soy una molestia, no tengo problema en…- su voz salió más baja de lo que pretendía, pero ya no podía hacer nada para solucionarlo. De haber querido, hubiese querido tomar aquella vía de escape, pero el ademán de garganta que hizo el Someya mayor lo detuvo ocasionándole un escalofrío en toda su espina dorsal.
-Shibasaki-kun- su voz gruesa lo hizo hasta palidecer- He escuchado mucho de ti. Espero que mi hijo no te haya ocasionado demasiados problemas o entorpecer el camino que has escogido para el futuro.
-N-No, no. Soy yo el que ha ocasionado problemas- alzó sus manos para tratar de ablandar el comentario, aun así, fue notoria la manera en que Yuujirou se estaba mordiendo el labio inferior debido a las duras palabras que escuchó- Constantemente me he vuelto una carga para Yuujirou… kun. Somos un equipo, pero él se esfuerza mucho para…
Y su voz quedó atorada al notar como aquel ceño fruncido que ya parecía intimidante, se pronunciaba cada vez más.
-Está claro que mi hijo no es perfecto. Pero si lo que dices es cierto y eres tú el que podría entorpecer sus carreras, tal vez deberías reconsiderar el sueño de ser idol, Shibasaki-kun.
- ¡Cariño! No es eso lo que él trato de decir, no deberías…- la madre tratando de tomar un rol activo, tomó con sus delgadas manos el brazo de su esposo, pero su semblante frio fue suficiente para enmudecer a la mujer.
Por supuesto, nadie más tuvo el valor de pronunciar palabras. Aizou tal vez demasiado impactado por el rumbo que estaba tomando la conversación. Yuujirou quizás demasiado domado para interferir con cualquier comentario. Koiichiro solamente escuchando en el sillón más alejado de la mesa.
Pasaron casi 60 segundos para que alguien pudiese moverse de su lugar, en este caso Yuujirou que tomó con su mano el brazo izquierdo del rubio para también obligarlo a levantarse.
-Estaremos practicando. Agradecería mucho que no nos molestaran. Él se quedará aquí esta noche y ambos nos iremos a la agencia por la mañana- Sin mayor tipo de explicaciones, dirigió entre tropezones a Aizou por el camino de regreso.
Aizou por lo general hubiese querido detener a Yuujirou para aclarar la situación. Pocas veces la opinión de un adulto podría ser lo suficientemente importante para que Shibasaki lo tomara en cuenta, especialmente habiendo sido criado por alguien tan irresponsable como solía ser su madre.
Sin embargo, esos ojos rasgados y fríos eran demasiado impenetrables para poder llevarles la contraria.
Sabía que Someya Tamagoro era un hombre impenetrable, por lo poco que Yuujirou le había contado, pero resultó ser peor de lo que imaginaba.
"Comparado con esto, la situación de mi familia parece un juego de niños… dios, seguro me he escuchado infantil las veces que me he quejado de mi madre y hermano con Yuujirou".
"Si ellos se enteraran de lo nuestro… diablos, no me imagino en lo que podría acabar.
o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o
El reloj marcaba cerca de las 3 am, aun así, a pesar de tener las pistas de música repitiéndose una y otra vez, difícilmente Aizou podría notar algún progreso en la práctica. Definitivamente la causa principal era el estado emocional de Yuujirou luego de aquella incomoda plática con sus padres.
Pero dada la situación, ni siquiera el rubio se sentía con ánimos para reprenderlo por lo mismo.
"No es como si yo hubiese tratado hacer algo para remediarlo. Maldita sea, me quedé sin palabras ante sus estúpidas quejas. Soy un imbécil."
-Hermano…- una voz externa hizo que ambos interrumpieran su baile para encontrar al menor de los Someya asomando su cabeza por el pequeño espacio de la puerta corrediza- Mamá te está llamando. Creo que les preparó algún tipo de bocadillo o algo así.
-De acuerdo- contestó seco. Aizou tomó el control remoto para pausar la música- En seguida regreso.
Con prisas, Yuujirou salió del salón y giró hacia la derecha, donde Aizou supuso sería el camino hacia la cocina.
Pretendía verificar su teléfono mientras esperaba, sin embargo, se dio cuenta que no se encontraba solo. El pequeño hermano menor aún seguía presente y, de hecho, se tomó la libertad de terminar de entrar al lugar, mirándolo fijamente con una expresión que a Aizou le hizo recordar a Tamagoro cuando lo inspeccionaba en silencio.
-Koiichiro, ¿verdad? - trató de entablar una conversación con tal de no quedar como un desconsiderado- Yuujirou a veces me ha hablado de ti.
Claro, algo que ni siquiera podría imaginarse en el padre sería la manera tan inocente en que Koiichiro se sonrojo ante lo último.
- ¿Ah, ¿sí? No es que hablemos mucho, así que no sé qué podría haberte dicho de mi…- desvió la mirada, fingiendo serenidad cuando estaba claro que se había puesto algo entusiasmado al respecto- Pero no vine para hablar de eso- tosió con su puño cerca de su boca, como señal de querer redirigir el tema de conversación- No quise decir nada porque estaban mis padres presentes, pero… ustedes no son solamente compañeros de trabajo, ¿cierto?
Aizou se maldijo a si mismo internamente por no tener la suficiente capacidad de controlar sus gestos y sorpresa, porque quedó evidente su paranoia cuando la palidez se adhirió a su rostro ante aquellas sencillas palabras.
"Yuujirou se lo ha dicho? No, de haberlo hecho, no me lo estaría preguntando."
"Entonces, ¿este chiquillo lo descubrió por sí solo? Mencionó que no dijo nada hace rato por sus padres…".
"Espera… ¿¡acaso hice algo demasiado obvio hace rato como para hacerle creer que...?!".
-Me lo imaginaba- su silencio fue suficiente para ser considerado como una respuesta afirmativa- No te preocupes, dudo que alguno de mis padres se diera cuenta. Simplemente uní las piezas que ya tenía recabadas con lo que vi hace rato.
- ¿Qué quieres decir con eso? - negarlo a este punto ya era algo innecesario. Koiichiro se hundió de hombros.
-De haber sido cualquier otra persona, mi hermano hubiese dicho que le mostraría la puerta para que se fuera… pero contigo, aunque tardó en reaccionar, dejó en claro que estarías aquí hasta el amanecer- el chico ocultó sus manos dentro de las enormes mangas de su kimono, tratando de verse apacible, aunque no tenía el valor de encarar al rubio que dejó abrir su boca por aquella noticia.
-Solo quiero que sepas que él va bastante en serio con lo que sea que tengan. No solamente hablando del trabajo- comenzó a girarse para así salir por la puerta por donde había llegado- Y más te vale corresponderle. Si me entero que sus esfuerzos se fueron a la basura por tu culpa, justo como dijiste hace rato, más te vale estar preparado- Aizou tragó duro ante la fuerte amenaza- Esas palabras fueron lo peor que pudiste haber dicho ante mi padre, más aún cuando mi hermano estaba tratando de defenderte.
Sin esperar algún tipo de respuesta, Koiichiro al fin desapareció después de deslizar nuevamente la puerta. Aizou quedó pensativo y en silencio, recapacitando cada una de las palabras dichas por el joven y nuevamente, arrepintiéndose por su patética actitud de hace unos momentos.
- ¿Qué rayos estás haciendo? - preguntó Yuujirou con su tono molesto de costumbre, cuando regresó nuevamente. En su brazo llevaba una bandeja con dos tazas humeantes de té y algunos sándwiches rellenos de crema y frutas dulces- Cuando estés en mi casa no pongas esa cara de idiota retrasado.
Aizou sintió un tic sobre el parpado ante el insulto.
-Justo cuando creía que tenías un lado lindo- murmuró. Yuujirou lo vio confundido, pero Shibasaki no parecía dispuesto a decir más que solo eso. Ambos se sentaron en el suelo a tomar la comida, tal vez demasiados ensimismados en sus propios pensamientos para tratar de hablar sobre cualquier cosa.
Aun así, cuando la taza de Aizou se vio vacía y el ultimo mordisco de sándwich pasó por su garganta, el rubio decidió que sería él quien debía dejar las cosas en claro.
-Creo que estuvo mal cómo me expresé enfrente de tus padres- no era común escuchar una disculpa sincera de sus labios, así que trató de decirlo de la manera más casual posible- Tu padre realmente es un mastodonte que mataría solo con la mirada.
Yuujirou esbozó una sonrisa ante el corto chiste.
-Supongo que si- él también dio su ultimo sorbo de té- No te preocupes, tú no les debes ninguna aclaración o explicación.
-Se las debo si pretendo seguir con esto- Aizou no definió a lo que se refería con "esto" pero si Yuujirou lo interpretaba como su camino de ser idol o como su relación amorosa… en ambos casos estaba en lo correcto- Pretendo llevarnos muy lejos, y seguir a tu lado avanzando. Así que simplemente no dejes que crean que eres una carga y, a cambio, no admitiré ser una para ti.
Aizou bajó la mirada, como si sus dedos pudiesen tener el más entretenido de los secretos, sin embargo, cuando no obtuvo ningún tipo de respuesta, se aventuró para mirar los ojos azules de su novio… sorprendiéndose acerca de lo que vio.
Efectivamente, ahí estaban sus ojos azules, más brillantes que nunca, pero que estaban completamente abiertos denotando su sorpresa, además de haber podido colorar con sus palabras las mejillas de Someya de un rojizo que abarcaba desde, al menos, la base de su cuello hasta lo alto de sus orejas. Sus manos temblorosas pronto trataron de esconder su cara, pero estaba claro que ni siquiera Yuujirou se esperaba esa clase de confesión por parte de Shibasaki.
Una confesión que claramente no combinaba para nada con el siempre fastidioso de Aizou.
"Mierda, prácticamente acabo de pedirle que nos quedemos juntos para siempre", pensó abochornado Aizou, levemente contagiado por la vergüenza del otro.
Aun así, aprovechando estar diciendo cosas que tal vez no eran tan comunes en él, quiso terminar con broche de oro. Gateó hasta estar a un lado de Someya, quien aún parecía renuente en esconderse. Luchó para que bajara las manos, sinceramente fue difícil pero la evidente ventaja de fuerza estaba a favor del rubio, y antes de quedar perplejo por la locura que estaba a punto de hacer, Aizou se atrevió a atrapar sus labios con los propios.
El contacto tal vez fue demasiado brusco, ya que sintieron el choque de sus dientes, pero ni con eso Aizou decidió separarse. Frunció el ceño y cerró los ojos, queriendo contentarse en las sensaciones de su boca.
Era curioso cómo, a pesar de ya haber llegado a niveles más elevados que un sencillo beso, el simple acto de sorprenderlo con uno era simplemente vergonzoso, lo suficientemente catalogado como cursi para que los besos entre ellos se vieran como algo limitado de hacer.
Queriendo no solo imaginar su reacción, Aizou entre abrió ambos ojos solo para espantarse con que la mirada sorprendida de Yuujirou aún seguía abierta de par en par, cosa que, por supuesto cortó de raíz el supuesto momento romántico y el rubio terminó separándose precipitadamente, hasta haciendo su cuerpo hacia atrás para crear la suficiente distancia.
- ¡Maldita sea! ¿¡Que no sabes leer entre líneas?! ¿¡Por qué me estabas mirando de esa manera!?- se quejó Shibasaki, aun tratando de hacer retroceder su cuerpo en el áspero tatami.
Yuujirou tardó algunos segundos en volver a reaccionar.
- ¡¿Yo?! ¡Tú eres el maldito pervertido que me atacó! ¿¡Que mierdas querías lograr?!- Yuujirou se cubrió los labios con el lado interno del brazo, también retrocediendo similar a como estaba Aizou.
- ¡Tú no sabes leer la puta atmosfera! ¡Vete a la mierda Someya Yuujirou! - sintiendo demasiado calor, entre algunos tropezones Aizou se puso de pie- ¡No volveré a preocuparme por ti o por tu familia jamás!
- ¡Pues yo nunca te lo pedí, en primer lugar! - se quejaba aun desde su lugar en el suelo Yuujirou- ¿¡Que hacemos si alguien viene cuando estas en tus momentos calientes?! ¡Nadie de mi familia lo sabe!
"Tu hermano sí que está enterado", estuvo a punto de afirmar, pero se mordió la lengua para callarse. Tal vez esa noticia aún era demasiado impactante para solamente soltarla en un momento de pánico.
-Yo tratando de verme valeroso y tú lo arruinas por completo- rascándose la nuca, Aizou al fin se dirigió a la puerta y salió de ella rápidamente sin haber dicho algo más. La brisa fría que chocó contra su piel erizó los vellos de su piel, haciéndole notar lo caliente que ahora se encontraba su rostro.
-Realmente es un idiota…- murmuró para si Yuujirou mientras dejaba caer su cuerpo y se cubría nuevamente la cara, recordando las vergonzosas palabras de Aizou… que lograron enternecer su áspero corazón. No solamente por mostrarse un poco más valiente de lo que podía ser (aunque siendo sinceros, Yuujirou sabía perfectamente que Aizou era más cobarde de lo que quisiera admitir), sino también por la seriedad en su ridícula confesión.
En el brillo que adquirieron sus ojos cuando le dijo tan firmemente que se encargaría de no ser una carga para él… en la confianza ciega que tuvo para asegurar que Yuujirou no se convertiría en una para el rubio.
Algo tan simple y sencillo, algo que ya debería ser sobrentendido para ambos después de tantos años trabajando juntos… algo tan evidente pero que hizo que su corazón se regocijara de alegría.
-A este paso no podremos avanzar con la práctica- pronunció algo desanimado antes de soltar una breve risita. Tendría que controlar sus gestos cuando Aizou se dignara a regresar, pero por lo mientras, en aquella confortante soledad, decidió que podía hundirse un poco más en las bonitas palabras que su persona especial le había dedicado.
o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o*~o
Hikari: Estoy cayendo en pánico, porque al momento en que estoy escribiendo esto ya casi se acaba el flufftober pero yo aun tengo pendiente un fanfic, lo peor es que la bajifuyu week empieza en nada y yo sigo con hojas en blanco. ¡Deséenme suerte! ¡Bye bye-perowna!
