La mujer estaba parada junto a una silla de madera mirando el verde oscuro del bosque a través del gran ventanal de su casa.
El cielo estaba gris y la tormenta anunciaba su ineludible presencia con un trueno.
Ella se encogió de hombros.
Su rostro estaba tranquilo pero sus ojos mostraban una extraña mezcla de acero azul profundo y dolor.
-Nunca pensé que te volvería a ver. -dijo en voz baja pero luchaba por no llorar. Como hablando consigo ía prometido hace años no volver a llorar por nada y ¡por el amor de Dios! Nunca volver a llorar por su culpa. –Todos estos años fueron realmente duros. Viniste una noche, con esa mirada extraña en tus ojos…-tragó saliva-…dijiste que lo sentías. Dijiste que era a mí a quien querías. Y ya no ttemías afrontarlo. Me prometiste que nunca más me dejarías sola, que nunca más me cambiarías por nadie. - respiró fuerte y se detuvo sólo para ver el reflejo del hombre alto vestido con un traje negro en el cristal de la ventana.
Él estaba detrás de ella en silencio.
-No lo recuerdas. ¿No es así? Porque él no eras tú. Incluso cuando era tu cuerpo, algo andaba mal con tu alma. Con la mirada en tus ojos. No estabas allí o tal vez sí, pero sólo era una especie de flash de tí mismo. Si tengo que ponerle un nombre a esa locura.
¡Estaba tan jodidamente confundida! Me recordaste al papá de Laura solo por esa mirada en tus ojos y de repente eras otra vez tú. - Cooper no dijo una palabra. Sabía que él no estaba allí para ser quien hablara. Quería, necesitaba saber qué había pasado todos esos años.
-Ahora- comenzó de nuevo ella su monólogo - apareciste de quién sabe dónde con una esposa y un hijo… ¿Cómo me tengo que sentir al respecto? El jefe Hawk me llamó y me dijo que no has existido realmente los últimos 25 años. ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo puedo sentirme al respecto? ¿Tengo que sentir lástima o pena o volverme loca? Todos estos años, Agente Especial, todos estos años estuve esperando que cumplieras tu promesa de nunca dejarme, pero ¿qué hiciste? Me dejaste a la mañana siguiente de una noche loca. ¿Sabes? Incluso cuando sabía que algo andaba mal contigo, me atrevía a abandonarme en tí sólo por unas pocas horas de sexo salvaje y, sin embargo, también los momentos más tiernos que viví jamás con el único hombre en la Tierra con el que quería estar.
-Audrey…-dijo en un susurro-Lo siento…yo…
-¡No me importa que lo sientas, Agente Especial Cooper! -Casi gritó volteándose hacia él. -¡Esto es una estupidez! ¿Por qué no te quedaste en Las Vegas con tu familia perfecta? ¿Por qué tueviste que volver? ¿No lo ves? ¿O no te lo dijeron? No hace falta que vengas a mi casa y te muestres como un fantasma de lo que fuiste en el pasado. Sé que cambiaste. ¡También he cambiado y sé que ahora no hay nada que puedas hacer al respecto, como siempre!
Los ojos de Dale Cooper estaban brillantes por las lágrimas. Audrey estaba siendo muy injusta.
Sólo diez horas antes había despertado del sueño más tonto que jamás haya tenido. Pensó "El sueño más tonto". Pero todo era verdad. Estuvo atrapado en Black Lodge durante 25 años con el espíritu de Laura Palmer y el Hombre de un sólo Brazo, entre otros personajes extraños que pensó que fueron creados por su propia imaginación.
25 años en los que él, pero no él, hizo las cosas más malvadas y estúpidas. 25 años de su vida fueron robados por el espíritu de BOB.
La realidad le llegó como una bofetada, hace menos de una hora cuando caminaba por la Comisaría buscando respuestas para "estos años de Locura" había encontrado a Audrey Horne llenando unos papeles en compañía de un hombre que luego lsabría que era su abogado.
Ella lucía perfecta como siempre. Eternos zapatos rojos y jersey de angora rojo, tan Audrey.
Luego, vino la realidad del Absoluto jugando con su vida.
Audrey salió corriendo sin decir una palabra cuando lo vio y él debió rogarles a Hawk y Andy que lo ayudasen a encontrarla. Sin prestar atención a Janey E gritando a sus espaldas.
- "¡Douggie, qué crees que estás haciendo! ¡Douggie, ven aquí ahora mismo!
¡¿Quién diablos era Douggie de todos modos?!- se preguntó.
De camino a casa de Audrey, un siempre serio Hawk le contó, evitando los detalles y ante su insistencia en ello, qué era lo estaba haciendo Audrey en la comisaría con un abogado: intentar hacer algo por su problemático hijo. Descubrió que ella tenía un hijo y su percepción de la vida y su historia cambiaron profunda e inmediatamente junto a un reflejo visceral.
-Audrey… debes saber que cualquier cosa que hice, no fui yo. Bueno, puedo ver que sabes incluso más que yo sobre mi propia vida en algunos aspectos durante los últimos 25 años. Hay una gran conversación que dedemos tener porque lo merecemos. Eres una de las personas más importantes de mi vida. No estaba aquí como dijiste, no era el Dale Cooper que solías conocer. Tienes razón. ¡Dios sabe cuánto desearía haber podido estar aquí entonces y hacer las cosas correctas! Por todos nosotros. Por ti.
-Bueno, Agente Cooper, tengo noticias para ti y si es esto lo que quieres. Si quieres arreglar un montón de cosas. -se cruzó de brazos sobre el pecho y miró hacia un lado. El dolor en el pecho de Cooper disminuyó al comprender que ella había dejado de luchar. Por un minuto pudo ver cómo los años marcados suavemente en su rostro se desvanecían y él mismo estaba de repente, nuevamente, frente a la joven y visceral señorita Horne.
Ella se giró para mirarlo, sintiendo una verdadera y profunda pena y preocupación al saber que todo lo que él decía era verdad. Perdió 25 años de su vida de una manera tan injusta. Tenía unas ganas locas de llorar. Quería cruzar la distancia que los separaba y abrazarlo tan fuerte para no dejarlo ir nunca más, pero había, como ella dijo, un montón de cosas que arreglar antes de que pudiera pasar algo, lo que fuera, entre ellos.
-Deja de llamarme así, por favor, Audrey. -pidió con una suave sonrisa acercándose unos pasos.
Ella respiró profundamente mirándolo con el rabillo del ojo y manteniendo los brazos cruzados como un escudo. Su expresión se suavizó un poco pero seguía hablando en serio.
De pie allí, con los ojos fijos en los de él, sintiendo calor y mariposas nuevamente dentro de ella, pero ahora con más dolor que nunca.
"Él estaba allí con ella, no visitando a Annie en el psiquiátrico, eso debía significar algo". -Pensó Audrey con corazón adolescente, pero había perdido toda esperanza hace mucho tiempo en el mismo momento en que se dio cuenta de que Dale Cooper no estaba a su lado en su cama en una mañana nublada de hace 22 años, después de que se había entregado a él en cuerpo y alma. Si tenía que ser fiel a su antigua "amistad", tenía que contarle el resto de su historia sin él.
-No creo que pueda. Tuve la oportunidad de llamarte Dale pero se fue contigo o "tú no tú" hace 22 años; estaba nerviosa y asustada como cada vez quele tocaba re visitar el recuerdo o el tema.
Dale cruzó la brecha entre ellos y tomó las suaves y frías manos de Audrey entre las suyas, cálidas y familiares, pero no sin antes encontrar una pequeña y extraña resistencia por parte de ella.
-Lo que haya sido. Por favor dímelo. Tú sabes todo ese "montón de cosas" que tengo que arreglar y sé que puedes ayudarme en el camino, Audrey.
-No puedo creer que esto esté pasando realmente. -Dijo como si no hubiese escuchado una sola palabra deñl Agente, mirando sus manos protegidas por las de él. Pero si lo hizo, escuchó y volvió a fallar, sus ojos azules se nublaron por las lágrimas debido a sus profundos sentimientos por el agente del FBI.
-Yo… estaba tan feliz y tan asustada al mismo tiempo. -comenzó y él sabía muy bien de lo que estaba hablando- No me importaba lo que dijeran mis padres. Yo… realmente quería… realmente lo quería. Pero algo andaba muy mal. -su mirada era tan intensa que Audrey tuvo que mirar hacia abajo para seguir hablando. Dale Cooper empezó a sentirse mareado. Su corazón latía con fuerza al recibir un aviso de lo que vendría después. Su sexto sentido estaba completamente despierto.
-Era tan pequeño. Tan hermoso. -sus palabras se convirtieron en un susurro y las lágrimas comenzaron a caer libremente de sus ojos. –Durante años pensé que era tuyo, pero no lo es. No lo es. Se volvió un monstruo sin que poudiera hacer nada por evitarlo y yo soy la peor madre del mundo porque no puedo soportarlo y contra mi propia voluntad lo dejé. Yo… salí del pueblo y traté de empezar de nuevo, de conocer los misterios de la vida y la muerte. Intenté aprender sobre magia y maldiciones, abrazando cualquier religión que encontrara para poder pedir un milagro o aceptar la verdad de nuestras vidas. Le di a Richard a mi mamá. Ella no pudo cuidar de él de todos modos porque, como siempre, tiene que lidiar con Johnny. Papá ya la había dejado hace algunos años. Cuando Richard tenía cinco años,- "Richard" pesnó Dale Cooper, así se llamaba su hijo- un día cualquiera lo miré directamente a los ojos y solo encontré odio e ira en ellos. No había nada más. No pude ni puedo lidiar con eso. Sabía que él era parte de mí pero no era tuyo por más que quisiera. No era el hijo de mi agente especial... y ahora lo perdí para siempre de la misma manera que te perdí a ti. -hizo una pausa para respirar, para dejar de llorar, para darse la fuerza de llamarlo por su nombre -Dale…Richard es un asesino…¡Pero es mi hijo, no el tuyo!
- Audrey- suspiró mientras la apretaba contra su pecho, como si con eso pudiera aliviar en parte ese dolor, ese dolor de ambos. Le besó la coronilla y murmuró en voz baja:
- Ambos sabemos cómo fue concebido, Audrey. – La mujer cerró los ojos y se abandonó al hecho de poder sentir como el verdadero Dale Cooper estaba ahí nuevamente para ella- Él es tu hijo como dices pero también es mío. Y no hay nada que puedas hacer para cambiar eso.
