Videojuegos
TOTAL DRAMA © TOM MCGILLIS
Sinopsis: Trent no era un gran fanático de los videojuegos, pero debido al favor que le debía a Cody, decidió darle una oportunidad. Sorprendentemente, no lo encontró tan malo.
Videojuegos
Trent debió sospechar, desde el momento en que su amigo Cody irrumpió con entusiasmo en su habitación una tarde después de clases, que algo no iba a ser bueno.
—¡Vamos, Trent! —le insistió su amigo—. ¡Dale una oportunidad!
El aludido levantó la vista de su guitarra y frunció el ceño, sabiendo exactamente a qué se refería.
—Lo siento, Cody —contestó, dejando su guitarra en el soporte. Cualquier intento de ensayar estaba descartado—. No soy muy de videojuegos.
Cody, sin embargo, no se dejó desanimar. Su voz subió de tono, casi ensordeciendo a Trent.
—¡Este no es un simple videojuego, es el mejor! —sus palabras brotaban con una pasión contagiosa, como si estuviera intentando convencer a su amigo.
—¡Baja tu voz! —rezongó Trent, perdiendo la paciencia—. Ya te dije que no. Es mi última palabra.
En otras ocasiones, Cody se hubiera quedado callado, pero, en cambio, su expresión adquirió un toque de astucia.
—Me debes un favor, ¿recuerdas? —dijo con una sonrisa pícara—. Te ayudé a librarte de Katie y Sadie.
Trent no pudo evitar soltar un respiro profundo, recordando cómo Cody lo había sacado de un apuro en una ocasión anterior. La propuesta estaba lejos de ser solo sobre videojuegos; era una invitación maliciosa.
—De acuerdo, vas a instalar ese juego en mi laptop —exclamó Trent con derrota—. ¡Pero nadie debe enterarse de esto!
—¡Así me gusta! —gritó Cody entusiasmado.
No todos los juegos eran considerados obras de arte, pero había uno que era una maravilla y que había llegado a las alturas al mostrar nuevas formas de expresión. Ese "arte" era un videojuego multijugador masivo en línea llamado World of Warcraft.
Sin embargo, a Trent no le llamaba la atención.
Evitaba pasar tanto tiempo pegado a la pantalla a diferencia de otros adolescentes. Usaba las redes para seguir a sus artistas favoritos y mantenerse al tanto de sus temas de interés, pero eso era todo. Le daba más importancia a sacar buenas calificaciones, coquetear con chicas y, sobre todo, a la música, que superaba con creces a las otras dos cosas.
Las calificaciones no eran un problema para alguien como él, y en cuanto a las chicas, no le interesaban las relaciones pasajeras. Trent anhelaba enamorarse en profundidad, pero había llegado a aceptar que en su escuela nadie llamaba su atención a tal punto. Por suerte, la música llenaba ese vacío, y no los videojuegos.
Reconocía que el videojuego que Cody mencionaba era bastante conocido, pero Trent no veía la belleza en pasar horas matando criaturas virtuales y charlando con desconocidos. Le resultaba extraño y por eso había rechazado la invitación de su amigo hasta ese momento.
«Descuida, Trent. Solo jugarás un mes porque le debes un favor a tu amigo», pensó para sí. «Luego todo volverá a la normalidad».
En ese instante, una voz irrumpió en sus pensamientos.
—¡Vamos, toma la bandera! —el grito resonó por toda la habitación de Trent, inyectando de entusiasmo el ambiente.
—¡Sí, quiero ver a ese de la Alianza acabado! —dijo Trent, también lleno de frenesí, dejándose llevar por la emoción del momento—. Vamos, paladín, no seas cobarde. Quita ese escudo de protección.
Trent se precipitó hacia el paladín enemigo con rapidez, reduciendo su barra de vida en un instante. Incluso tuvo tiempo de detener al druida y asustar a otro jugador que se encontraba presente.
Debido a su audaz acción, la voz al otro lado preguntó con preocupación.
—¿Estás bien? —Trent percibió un ligero corte en la conexión—. ¿Tuviste un mal día? No es usual que te enloquezcas tanto en el PVP.
Un suspiro se escapó de los labios de Trent, seguido de una sonrisa. Se tomó un momento antes de responder, permitiendo que la sensación de camaradería los envolviera.
—Digamos que sí —admitió, soltando una risa suave—. Pero tú eres la última persona a la que le echaría mi enfado.
—Oh, esto es tan dulce, Ninenine —respondió su amiga con cariño.
Trent sonrió al escuchar su nombre de jugador y confesó con afecto.
—Lo que sea por ti, Darkblue.
La complicidad entre los dos resonó a través de sus voces en el mundo virtual del juego. Compartieron una risa y continuaron jugando. Sin embargo, Trent no pudo evitar pensar con gran cariño en la chica que estaba del otro lado del micrófono, la misma que se había convertido en su perdición durante los últimos meses.
Había empezado como un simple pasatiempo, una deuda con su amigo Cody, pero se había convertido en mucho más que eso.
Trent encontró un videojuego fascinante.
Pero más allá de eso, era la chica quien había captado su atención desde los primeros días en línea. Ella lo había ayudado en su aprendizaje, ya que Cody tenía asuntos de alto nivel que atender y no siempre podía estar con él.
Dentro del juego, él era conocido como Ninenine, y ella respondía al nombre de Darkblue. Ambos eran soldados de la Horda, comprometidos en la defensa de su facción contra la Alianza. Su dupla se destacaba y era reconocida dentro de la hermandad donde estaban, "Total Drama".
Antes, Trent no hubiera esperado nada de World of Warcraft, pero el panorama había cambiado. Al ingresar, se sumergía en un mundo donde podía ser valiente y recibir reconocimiento, pero al cerrar la sesión, todo eso desaparecía.
Su vacilación en la realidad era tanta que aún no se sentía lo suficientemente fuerte para confesar sus sentimientos a Darkblue, y eso lo atormentaba.
No había planeado encontrar el amor, pero allí estaba mirando el usuario de la chica en la aplicación del juego. Estaba enamorado de alguien detrás de una pantalla y a quién sabe cuántos kilómetros de distancia.
Era un amor a distancia y en secreto, y eso era lo más triste.
Darkblue: A veces te quedas en silencio, como si estuvieras perdido en tus pensamientos.
Ninenine: Sí, es normal cuando juegas este tipo de juegos.
Darkblue: No, Ninenine. Esto es diferente.
Ninenine: ¿Diferente en qué sentido?
Darkblue: Es como si quisieras decir algo.
Trent no pudo evitar mirar ese último mensaje mientras esperaba el autobús, sintiéndose incómodo. Después de la charla, había cerrado sesión de manera abrupta y ya llevaba tres días sin jugar.
La vergüenza lo carcomía. Si Darkblue decidiera no volver a hablarle después de eso, lo comprendería. No había hecho nada para reparar su acto de cobardía.
«En verdad, soy un estúpido» se regañó a sí mismo.
Sosteniendo el estuche de su guitarra y su mochila, subió al autobús que lo llevaría a la escuela. El festival de talentos se acercaba y necesitaba practicar la melodía de un cobarde que nunca había expresado su amor, y para una chica de la que solo conocía la voz.
Trent se acomodó en los asientos traseros, colocó su guitarra a un lado y sacó su teléfono para revisar si habían publicado las calificaciones de los exámenes recientes. Sin embargo, por descuido o costumbre de los últimos días, abrió la aplicación de World of Warcraft, esperando encontrar algún mensaje.
—No seas fantasioso. Tú mismo te metiste en esto, y quizás ahora ella te ignore para siempre —se dijo mientras miraba el logo del videojuego que Cody le había recomendado y que era la principal causa de su corazón acelerado.
Justo cuando estaba a punto de cerrar la aplicación, le pareció escuchar un sonido familiar. Aunque creyó que estaba volviéndose loco por un segundo, había estado jugando lo suficiente como para reconocer el característico ruido de las subastas.
—¿Podría ser…? —se preguntó a sí mismo, mirando a su alrededor en el autobús.
Buscó con prisa a quien más podría estar usando la aplicación, hasta que finalmente la encontró: una chica vestida de azul oscuro que descendía del autobús mientras parecía escribir un mensaje en su dispositivo.
El teléfono de Trent sonó, confirmando sus sospechas.
En los juegos, tarde o temprano, algunos jugadores terminarían o se rendirían. Pero Trent, como un valiente soldado de la Horda, sabía que en la vida real no siempre habría segundas oportunidades.
—¡Oye, chica de azul! —gritó cuando la vio a punto de abandonar el vehículo—. ¡Espera, chica!
Ella frenó, permitiendo que Trent recogiera sus cosas y descendiera en la misma parada. La escuela podía esperar ese día.
Cuando él se acercó, la chica lo miró de arriba abajo, evaluándolo con evidente desconfianza.
—Esto no es normal para mí —le dijo ella con cierto descontento—. Así que, si no tienes una buena explicación, te patearé.
Trent se carcajeó ante su amenaza. No solo era impresionante a la vista, sino que también demostraba ser igual de astuta con sus comentarios.
—Lo siento, pero no te diré nada —le respondió. La chica frunció el ceño y Trent levantó su teléfono con la aplicación de World of Warcraft abierta, el videojuego que no le había parecido tan malo—. Solo te mostraré esto, Darkblue.
Nota de la autora: Total Drama fue un fandom donde pasé poquito tiempo cuando volví a revisar la serie, pero pude escribir algunas cosas como esta.
Como datos adicionales: World of Warcraft es mi videojuego online favorito, el nombre de los personajes de Trent y Gwen, Ninenine y Darkblue, son guiños a cosas de ellos y no necesitan gran explicación. Ambos son de la Horda porque es mi facción actual y la aplicación mencionada existe.
Ciao.
