HONNE

Los verdaderos sentimientos y deseos de una persona.

DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.

Capítulo 5. Se debe hacer lo necesario para que funcione.

La vida de Kakashi siempre había estado rodeada de estrictas reglas y procedimientos a los que, a pesar de ser el emperador, no tenía el poder de cambiar.

Aunque tampoco era como si tuviera tantos deseos de hacerlo.

Era un hombre demasiado despreocupado como para intentar cambiar asuntos que, francamente, sería más sencillo solo llevar a cabo, por más tediosas que resultaran cuando no se sentía de humor.

Al menos, desde que ascendió al poder, había conseguido sacar de funcionamiento varios rituales anticuados respecto a su cotidianidad y ahora gozaba de un poco más de libertad en ese sentido.

Gracias a ello tenía un solo sirviente a su servicio, podía asearse y vestirse él mismo, tener privacidad cada que lo solicitaba y disfrutar de comidas en cualquier lugar que no fuera el innecesariamente enorme que tenía a su disposición.

No obstante, aunque siempre creyó que sería capaz de enfrentarse a la mayoría de los deberes que su puesto le demandaba cumplir sin complicar demasiado su vida, había dos cuestiones de las que no podía pasar: el molesto papeleo y la presión de producir descendencia.

Siendo esto último algo que sus consejeros estuvieron repitiéndole incesantemente desde los quince años, como si de pequeños mosquitos atacando sus oídos se tratara.

Kakashi era consciente de la importancia que preservar la línea de sangre real tenía, pero siempre había preferido ignorarlo y concentrarse en otras cosas un poco más tolerables.

Casarse y tener hijos nunca había sido ni por asomo una de sus preocupaciones u objetivos en la vida, aunque, tampoco era como si tuviera alguno en realidad.

Era un hombre que vivía al día, cumpliendo su deber tanto como le correspondía y fingiendo (sin éxito) que su estilo de vida no le parecía demasiado inadecuado para alguien con su forma de ser.

Iruka, su mano derecha, lo había reñido por años debido a su incapacidad para mostrarse como una figura de absoluta autoridad igual a sus antepasados. Mirándolo con silenciosa reprimenda cada que Kakashi se distraía en juntas importantes o no le ponía la suficiente atención a aquellos asuntos que considerara vanos o aburridos.

Si no fuera porque, a pesar de sus defectos, era un hombre muy inteligente y visionario a la hora de hacer reformas en su gobierno probablemente sus consejeros ya habrían buscado la manera de destituirlo.

Y era precisamente por ese grupo de personas que estaba metido en ese molesto e innecesario embrollo.

Por más que pospuso el tratar el tema del matrimonio o hizo oídos sordos cuando le era mencionado, aquellos molestos viejos fueron tan insistentes que al final Kakashi tuvo que aceptar al menos tomar una concubina.

Eso sí, poniendo como condición que tendría total libertad de elegirla y rechazar a todas las candidatas que se le presentaran si ninguna era de su agrado.

"Te crees muy listo amigo mío, pero eventualmente llegara una a la que no podrás resistirte en aceptar" Iruka le había dicho, captando que su plan era retrasar de esa manera el momento de tomar una amante oficial.

Algo en lo que tuvo razón el día que, tras la segunda ronda de llamados a las solteras del país, conoció a una que definitivamente capturó su atención.

Una criatura tan peculiar que, al instante en que sus ojos se posaron en ella, se sintió agradecido con el concejal que se encargó de hacer las invitaciones por haberla puesto en su radar.

Aunque no fue su exótico cabello, su delicada figura o la gracia de su rostro lo que la destacó de entre las demás y consiguió que no dejara de pensar en ella una vez que la dejó marchar. Sino la apabullante tristeza en su expresión y el velo de ausencia en sus grandes ojos verdes.

Un rasgo tan inadecuado para hacer alarde en su posición como invitada al palacio y que reconoció que tenían en común, cuando sus miradas se encontraron aún a través de la persiana de bambú que los separaba.

Nunca se había sentido tan perturbado por la simple existencia de una dama y los días siguientes intentó olvidarse de ella tanto como le fuera posible, reafirmándose a sí mismo que no podía ceder a los planes de sus consejeros.

Prueba de ello era la tercera ronda de solteras que convocó al poco tiempo y la cuarta que la sucedió días después.

Ambas fracasando como él deseaba que lo hicieran y a su vez recordándole que aquella preciosa joven de cabello rosado, cuyo nombre no había querido averiguar por pura lealtad a sus ideales, seguía siendo la única que despertaba su interés.

—Mi señor, la señorita Haruno ya está aquí...

Al final, pese a su renuencia antes mencionada, terminó cediendo a su curiosidad y la mandó llamar.

Mientras caminaba al salón donde ella ya lo esperaba no pudo evitar sentirse ligeramente emocionado, tenía la sensación de que una vez que hablara con ella, su mente estaría liberada de su hechizo y se le permitiría regresar a su vida justo como había sido antes de que conocerla.

Se sentía animado con la perspectiva de que detrás de esa belleza tan peculiar y su máscara de misterio se encontrara una dama mimada, presumida y fastidiosa como todas las que había conocido a lo largo de su vida y, de ser así, no tendría reparo alguno en enviarla de regreso a su hogar.

No obstante, cuando hizo aparición frente a ella, aquel par de ojos verdes que antes lo habían intrigado por su melancolía ahora estaban derramando preocupación y un miedo que fueron demasiado evidentes los primeros dos escasos segundos en los que hicieron contacto visual.

Tratándose de la figura de más autoridad en el país, apenas cayó en cuenta de quien era el hombre de cabellos plateados, Sakura se inclinó en una profunda reverencia.

—Levántese por favor, señorita Haruno — le pidió al tiempo que se sentaba frente a ella y, al escuchar la orden, la pequeña dama obedeció de inmediato sólo que mantuvo la mirada fija en su regazo, temerosa. Kakashi le hizo una señal a Iruka y su guardia personal para que esperaran afuera y en cuanto se quedaron a solas decidió abordar el motivo de su reunión de inmediato —. ¿Tiene una idea de porqué está aquí?

A pesar de que la voz del emperador era suave y relajada, la chica estaba tan nerviosa que tembló al ser cuestionada y apenas tuvo valor para negar lentamente con la cabeza.

Kakashi no se consideraba una persona aterradora en lo absoluto, todo lo contrario, sus allegados solían decirle que era muy sencillo y afable. No obstante, a la criatura frente a él no le parecía así y era un hecho que preferiría estar en cualquier otro lugar mientras no fuera en esa pequeña habitación con él.

—Míreme a la cara señorita, le prometo que no se convertirá en piedra si lo hace — aun cuando era una orden directa, Sakura dudo antes de atender, pero cuando lo hizo tuvo que enfrentarse a la visión que el rostro de su soberano significaba.

Kakashi Hatake, el noveno regente en su línea de sangre era innegablemente apuesto y se veía joven a pesar de estar rondando los treinta años.

Ahora sin ninguna barrera visual que le impidiera apreciarlo a detalle, podía notar que su piel tenía la palidez natural de un hombre que no tenía necesidad de exponerse al sol, poseía un rostro anguloso con rasgos masculinos muy marcados, labios delgados bajo los cuales poseía un pequeño lunar y en sus afilados ojos negros era fácil detectar un deje de aburrimiento, aunque también de calma y amabilidad.

Pero, sin lugar a dudas, lo que más destacaba de él era una larga cicatriz vertical que le cruzaba el ojo izquierdo, pero que a pesar de su peculiaridad no conseguía opacar el resto de su apuesta apariencia.

"Aunque Sasuke-kun sigue siendo mucho más guapo" la joven pensó rápidamente.

—Antes de que hablemos y pueda compartir con usted la razón por la que está aquí... ¿Hay algo que pueda hacer para que deje de sentirse asustada? — a Kakashi le producía bastante incomodidad y pesar el estarla intimidando y necesitaba que ambos estuvieran cómodos y relajados para tener una charla apropiada.

Más considerando lo que estaba por decirle.

Sakura apretó los labios pensando en lo que podría responder, aunque al final se dio cuenta de que era ridículo intentar hacerle un pedido a su emperador siendo ella una simple plebeya, por más importante que se le considerara a su apellido.

—L-lo siento... — esas primeras palabras que la escuchó decir a Kakashi le supieron a cerezas y miel por la dulzura de su voz, algo que le produjo una electrizante descarga en la columna y que pasó a erizarle la piel cuando la dama continuó hablando —. No quise ser grosera señor.

—Lo sé, pero es evidente que estas preocupada — a esa afirmación la chica asintió lentamente y no pudo evitar volver a mirar su regazo tratando de controlar sus emociones —. Entonces tal vez lo mejor sea ir directo al punto y dejarnos de rodeos, así que... Pequeña señorita Sakura Haruno, te presentaste en la segunda ronda de concubinato hace poco más de tres semanas.

—S-sí.

—Bueno, pues ya debes imaginarte que la razón por la que estás aquí es debido a que te escogí a ti para ser mi primera concubina — como si se hubiera temido escuchar esa noticia, la pelirrosa se encogió ligeramente e incluso su labio inferior tembló como si tuviera deseos de llorar. No pudiendo articular palabra por la conmoción, ella prefirió guardar silencio y éste se prolongó por varios segundos, sumiendo la habitación en aún más incomodidad —. Por esta reacción tuya me imagino que no te complace la idea.

—L-lo siento señor... — nuevamente la chica solo consiguió que de su boca salieran disculpas. Palabras que rara vez podían considerarse incorrectas cuando se le decía a una figura de poder y que eran la mejor opción cuando de agachar la cabeza se trataba.

No obstante, a Kakashi nunca había sido fanático de recibirlas y menos en esas circunstancias.

—No tiene por qué sentirlo y desde luego tengo que repetirle que no debe sentir miedo de mi — aun cuando la escuchó murmurar un casi inaudible "gracias" que seguía denotando aflicción, el emperador no se detuvo en su intento de abordar el tema o tratar de darle un enfoque más amable —. Sin embargo, señorita, me pregunto por qué la he hecho sentir así con mi decisión ¿No debería ser motivo de alegría para cualquier señorita el ser llamada a mi corte?

Sopesando su pregunta, Sakura necesitó de un pequeño lapso de tiempo para reflexionar lo que estaba por decir.

Su soberano parecía ser un hombre paciente y gentil solo que aun así no podía confiarse en contarle lo que le pasaba, pues nada le aseguraba que éste no lo tomaría como una ofensa.

Sin embargo, cuando levantó la mirada buscando en sus ojos alguna señal de censura o advertencia, todo lo que encontró fue una positiva apertura a escucharla.

Así que decidió arriesgarse.

—E-es que yo... Señor y-yo... Ya me he comprometido con alguien.

La señorita Haruno le había confesado aquello con un tono de voz tan bajo que de no ser porque el cuarto estaba sumido en el absoluto silencio no hubiera podido escucharla.

Aunque su mente le pedía a gritos que la hiciera repetir sus palabras para asegurarse de que la había entendido bien.

—¿Ya está prometida a alguien más? — trató de no sonar tan sorprendido y perturbado como se sentía —. Pero... ¿Cuándo?

—Señor... ¿P-puedo ser totalmente honesta con usted? — como si eso fuera lo más obvio, Kakashi asintió rápidamente e incluso se acercó un poco más a ella para que viera lo interesado que estaba en lo que tenía que decir —. Sé que las explicaciones de una plebeya y la historia de su vida no son algo que deba interesarle a nuestro emperador...

—Soy un hombre un poco chismoso señorita Haruno, si no me cuenta todo no podré dormir esta noche — él la interrumpió con una broma, aunque estaba hablando absolutamente en serio.

—Yo he amado a una persona desde que tengo memoria y tengo la fortuna de que él me corresponde e incluso me pidió matrimonio recientemente, siendo más precisos, justo el día en que usted mandó buscarme a mi hogar — "como una aterradora coincidencia o una mala jugada del destino" pensó el peliplata, haciéndole un pequeño ademan para que continuara —. Cuando vine aquí ese compromiso aun no existía, yo pensé que ya había sido rechazada por usted y de verdad me disculpo desde el fondo de mi corazón por estarlo haciendo perder su tiempo o si considera mi actuar como una ofensa... Pero yo...

—Ya tienes un camino trazado — pensándolo bien, no era descabellado que ella se comprometiera a tres semanas de haber acudido a su llamado y menos si ya estaba enamorada de alguien más, ahora podía imaginarse que el motivo por el que ese día lucia tan triste era porque había temido por su futuro con esa persona de la que le estaba hablando —. Entiendo eso señorita Haruno, descuide, no me siento ofendido en lo absoluto. Aunque sí hay algo que me causa curiosidad...

—¿Eh?

De repente, el hombre con el rango más alto en el país se acercó a ella hasta quedar a una corta distancia de separación y la analizó completamente sin guardar reservas en su mirada. Consiguiendo hacer sonrojar a la joven cuando incluso tomó uno de los rosados mechones que le caían sobre el hombro y lo acarició con deliberada lentitud.

Conforme más la veía, Kakashi encontraba en ella pequeños detalles que le gustaría guardar en su memoria para el resto de sus días.

Nunca había tenido el gusto de conocer a una persona con ese peculiar color de cabello, un par de brillantes esmeraldas por ojos y un aura tan angelical que le provocaba querer tenerla cerca siempre para contagiarse de sus cualidades.

Una chica así...

—¿Qué es lo que consigue enamorar a una señorita como tú, a tal punto de ser capaz de rechazar un prospecto como el emperador?

A Sakura la sorprendió la pregunta, no sólo porque parecía demasiado entrometida al cuestionar directamente las motivaciones de su afecto, sino porque ni siquiera el mismo Sasuke se lo había preguntado.

Pese a ello, motivada por la apertura de su soberano a escucharla y el hecho de que preferiría morir antes que negar sus sentimientos por el Uchiha, ella se atrevió a responder.

—El interés y el mero acto de estar presente... — a pesar de que el peliplata seguía estando a una incómoda y casi inexistente distancia, la Haruno consiguió ignorarlo para explicarse —. Él y yo hemos estado juntos toda la vida, siempre pendientes del otro y siendo nuestro mutuo sostén emocional. Eventualmente ese compañerismo evolucionó a amor cuando me di cuenta de lo fácil que era confiarle mi corazón, pues siempre me sentí querida e importante a su lado y recién ahora él me ha hecho saber que también se siente así y que desea que estemos juntos para toda la vida.

Siendo una explicación relativamente corta que podía tener más historia o fundamentos detrás, Kakashi se tragó sus comentarios respecto a la posibilidad de que eso no fuera amor, sino dependencia y comodidad.

Así mismo era mucho más interesante concentrarse en el brillo amoroso y cálido que invadió el rostro de la pelirrosa mientras le hablaba del hombre que amaba, así como en la tierna sonrisa que esbozó inconscientemente.

Un cambio en su expresión que le causó aún más intriga al emperador y lo hizo desear conseguir ver más facetas interesantes de ella en el futuro.

Algo que a pesar de saber que ella ya tenía a algún más, pensaba conseguir.

—Entiendo señorita, gracias por ser sincera y compartirme esto — Sakura lo miró con algo parecido a simpatía, tal vez comenzando a verlo con una perspectiva diferente, lo que lo motivó a no dar marcha atrás en lo que tenía planeado —. Supongo que dada la situación en la que estamos me veré en la obligación de hacerle unas cuantas modificaciones al trato que quería proponerle desde el principio, pero no se preocupe, ambos saldremos beneficiados al final.

—¿Trato? — al ahora ver como se manifestaba una emoción como la sorpresa en su adorable rostro, él sonrió abiertamente.

—Usted ya ha tenido su oportunidad de exponer su panorama personal, ahora me toca a mí.

Porque no necesitaba algo como ser dueño de su amor en su búsqueda de comprender por qué esa pequeña criatura le interesaba tanto.


Nuevamente inconsciente de lo que estaba sucediendo en la vida de su prometida debido a la distancia y con la creencia de que todo con ella estaba en orden, Sasuke había podido concentrarse mejor en su labor como oficial.

Ahora tenía una positiva actitud que se había reflejado tanto en su rictus como en su trabajo, lo que incluso consiguió llamar la atención de su superior.

Hashirama Senju era el director del departamento de policía de Kioto y la persona a la que el Uchiha tenía la tarea de custodiar, sin perderlo de vista, a cada lugar al que iba.

Así que, estando juntos tanto tiempo, para el perspicaz hombre fue evidente como aquel manto de melancolía y amargura que el Uchiha tenía consigo a cada minuto del día desde que lo conoció, se había esfumado misteriosamente luego de aquel día libre que tuvo hace poco.

Dejando a un aura más suave y relajada abrirse paso alrededor del joven muchacho.

Quizá si el fuera como su hermano Tobirama opinaría que ese cambio era un inconveniente, pues como parte de su guardia personal la antes intimidante y fría actitud de Sasuke resultaba más funcional a la hora de cumplir con su trabajo.

Era algo impresionante como a cualquier lugar donde el chico lo acompañara cuando estaba de turno, la gente se encogía bajo su mirada y ni siquiera se atrevían a acercársele por miedo a lo que ese alto e imponente chico podría hacerles. Muchos de los colegas de Hashirama incluso habían manifestado admiración por lo bien que se le daban sus deberes como guardaespaldas, así como su curiosidad por saber qué tan hábil podría ser manejando la espada que llevaba a todas partes consigo.

Pero a pesar de eso, él ciertamente prefería verlo libre de esa amargura tan inapropiada para alguien de su edad y con todo un futuro por delante.

—Dime, mi buen Sasuke ¿A qué se debe este agradable cambio en tu humor? — el jefe le preguntó a su subordinado mientras eran llevados en carruaje a una diligencia en el ayuntamiento.

Suigetsu Hozuki, el otro guardia encargado de servir como su sombra, no pudo evitar emocionarse al escuchar la pregunta. Siendo que eran sus empleados, el Uchiha no tenia de otra más que responder y lo cierto que era que también tenía mucha curiosidad por saber a qué se debía ese aire nuevo en su antes malhumorado compañero.

Tal y como aquel oficial de cabellos blancos y ojos púrpura decía, Sasuke no pudo negarse a compartir con su superior lo que le pasaba.

No solo porque en ese campo laboral el responder los cuestionamientos, por más personales que fueran, se consideraba una orden directa, sino también porque tenía muchos deseos de decirlo en voz alta.

—Me he comprometido, señor — algo parecido a un brillo de felicidad pasó por sus oscuros ojos, lo fue notado de inmediato por su superior y lo hizo sonreír abiertamente por la noticia.

De modo que el último varón que quedaba de la familia Uchiha planeaba continuar con su línea de sangre y además aprovecharía su juventud para ello, sin intenciones de perder el tiempo. ¡Era magnífico escuchar eso!

Por su lado, Suigetsu, debido a que tenía que mantener siempre un digno porte como el oficial que era, tuvo que apretar los labios fuertemente para contener una exclamación de incredulidad.

—Ya veo, ahora todo tiene sentido, para empezar, no sabía que tenías novia, muchacho — teniendo al pelinegro en el asiento de enfrente, Hashirama se estiró para darle una afectuosa palmada en el brazo.

—Fue algo repentino.

—Como todo en esta incierta vida ¿Y piensan casarse pronto? — si el Senju tenía un rasgo particular en su personalidad era que una vez que se ponía a la tarea de averiguar (o más bien entrometerse en) la vida de una persona no podía parar de buscar más información —. Porque necesito ponerme de acuerdo con Mito respecto a qué regalo de bodas podemos hacerte.

—Aún no lo hemos decidido señor, pero le agradezco su consideración — de pronto se sintió más que incomodo por la perspectiva de recibir un presente de su parte por más que el hombre le agradara.

—Lo mejor será que te des prisa Sasuke, cuando uno está enamorado la espera se hace demasiado lenta y tal vez a tu prometida eso la disguste — el Senju opinó para después mirar a su otro subordinado —. ¿No lo crees Suigetsu?

"Yo que voy a saber, ni siquiera he tenido novia en toda mi vida" éste pensó envidioso por la fortuna del pelinegro, aunque a modo de respuesta simplemente asintió con energía.

Su superior estaba por continuar hablándoles sobre la importancia de sentar cabeza y establecerse cuando se era joven, cuando el conductor del carruaje les anunció que ya habían llegado a su destino.

No obstante, una vez que bajaron del vehículo y antes de que se adentraran al recinto donde lo estaban esperando, Hashirama le dio un último reconocimiento al joven Uchiha.

—De cualquier forma, felicidades Sasuke, ahora que serás un esposo tengo aún más motivos para postularte para recibir una promoción. Eso si sigues haciendo tu trabajo tan bien como hasta ahora — sorprendido y al mismo tiempo agradecido, el mencionado se inclinó en una profunda reverencia, agradeciendo su amabilidad con voz firme y tal vez ¿complacida?

Quien sabe, ese niño seguía siendo un misterio para él en muchos aspectos, tal y cómo todos los Uchiha eran al final de cuentas.

Por algo lo había contratado y pedido como guardia personal.

Caminando a una distancia considerable de su superior para que no los escuchara, Suigetsu se inclinó ligeramente hacia su compañero, disimulando su molestia.

—Sasuke, maldito bastardo, pensé que nos estábamos haciendo amigos y ahora resulta que me has estado ocultando que te vas a casar — mirando hacia el frente mientras escaneaba el área en busca de posibles peligros, el pelinegro permaneció en silencio —. ¿Al menos pensabas invitarme a tu boda o presentarme a tu prometida?

—Con esa boca suelta tuya en lo absoluto me siento deseoso de hacer ninguna de las dos. Mucho menos la segunda.

Ya que Hashirama se había detenido a mitad de la enorme oficina a conversar con un desconocido y confiando en que Sasuke estaba concentrado en su alrededor, Suigetsu se permitió reflexionar acerca de lo raro que resultaba que un tipo como el pelinegro a su lado estuviera comprometido.

Para empezar hasta hacía un rato había albergado serias dudas de que siquiera tuviera un corazón capaz de latir por alguien.

Al principio pensó que quizá podría tratarse de un matrimonio arreglado como muchos otros que conocía, sin embargo, el Uchiha estaba genuinamente feliz por convertirse en el esposo de alguien, su orgullo al comunicar la noticia y la nueva actitud con la que iba por la vida lo demostraban.

Lo que lo llevaba a preguntarse con qué clase de mujer estaría por casarse, qué tipo de dama sería capaz de capturar su atención y su corazón y lo más importante: quién estaría dispuesta a pasarse toda la vida descifrando lo que pasaba dentro de su misteriosa y cerrada mente.

Tal vez más tarde, cuando su turno terminara, unos cuantos tragos de sake le sacarían a su colega toda esa información.

—¡Claro que estoy contento! ¡Uno de mis subordinados va a casarse! Y tú sabes cuanto me gustan las bodas — Hashirama exclamó cuando su acompañante lo cuestionó sobre su brillante ánimo, sacando a Hozuki de sus cavilaciones mentales para observar cómo Sasuke trataba de no mostrarse afligido al ser señalado por el Senju.

—Más bien te fascina beber en ellas — aquel funcionario con el que se había detenido a hablar miró al Uchiha con algo parecido a compasión —. Hazte un favor a ti y a tu prometida hijo y no invites a este señor si no quieres ver como arma un espectáculo en tu celebración.

—¡Eres muy cruel Onoki! ¡Ya me disculpé mil veces con tu hija por lo que pasó!

—Y ella sigue resentida, así que... — "no olvides mi consejo" le comunicó telepáticamente al chico de cabellos negros, quien, para sus adentros, comenzó a preocuparse de lo que su superior era capaz de hacer cuando tenía alcohol en su sistema —. Por cierto ¿Sabes quién más ha conseguido pareja estos días? ¡Nada más y nada menos que nuestro emperador!

—¡Vaya! ¡Hasta que se decidió a elegir una chica! — habiendo escuchado eso fuerte y claro, Sasuke se sintió ligeramente aliviado de que el soberano en efecto hubiera seleccionado a otra persona por encima de su pelirrosa.

Estaba tan agradecido por ello, que ni siquiera quería señalar el error que ese hombre había cometido al creer que existía una doncella mejor que su prometida.

Después de todo, gracias a su decisión todos estaban felices y tenían lo que querían, sobre todo él y su adorada Sakura.

Ahora al parecer lo único respecto a su unión con ella de lo que debía preocuparse era de la presencia de su jefe en su ceremonia de bodas.

Todo por fin estaba yendo como debía.


En otro lado, mientras el par de chicos hacía lo posible por proteger su futuro, otra persona se mantenía a la espera de seguir moviendo sus fichas en pro de iluminar el suyo.

—¿De manera que Kakashi está muy entusiasmado con la niña? — aquel hombre preguntó a uno de sus más leales siervos, mientras observaba como la luna llena se cernía sobre el palacio, brindándole luz natural a cada rincón del lugar.

—En efecto, incluso la ha invitado a quedarse los próximos días y solicitó que se le mantenga lo más cómoda posible.

—Resulta extraño tanto interés en ella luego de lo mucho que opuso a la idea de conseguir una amante — el de mayor rango en esa habitación en las alturas contempló con indisimulado interés a la criatura que caminaba cerca del estanque de peces koi —. Aunque al final sigue siendo hombre y es difícil resistirse a una doncella así.

—Es por eso que usted mismo la trajo aquí en primer lugar ¿No señor? — a esa certera afirmación el misterioso hombre esbozó una abierta sonrisa.

—En efecto, bueno... ¿Y qué hay de tu otro encargo? ¿Has podido verlo?

—Por supuesto señor y debo decir que resulta un poco hilarante como va tan tranquilo tras los pasos de Hashirama Senju, inconsciente de que otro hombre está por meterse entre las piernas de su "prometida".

—De modo que nadie le ha dicho ni ha llegado a sus oídos que ella está aquí... Eso es extraño — frunció el ceño considerando la razón detrás de ello.

—Yo también lo había pensado, en este nido de víboras las noticias corren de boca en boca a la velocidad de un rayo.

—A menos que Kakashi dé la orden de que no sea así — el tipo hizo una pausa y le dio un lento sorbo al té que estaba bebiendo —. Por lo que seguramente algo está tramando y tiene que ver con su nuevo juguete.

Su acompañante sopesó la posibilidad en silencio, por más que su amo estuviera planificando cuidadosamente cada paso de su elaborado curso de acción, no podían olvidar que el emperador tenía tanto inteligencia como poder, siendo ésta ultima la que los ponía en desventaja respecto a él.

Aunque las ambiciones del tipo al que servía tampoco requerían de un enorme esfuerzo o una ridículamente metódica confabulación, pues sus objetivos tampoco eran tan grandes.

Lo único que necesitaban era mantener separados al par de mocosos y listo.

—Bueno, solo nos queda confiar en que el soberano terminara tan encaprichado con su amante que es posible que jamás la deje irse — finalmente comentó.

—No, querido amigo... Si hay algo de lo un hombre débil de mente como él debe cuidarse es de las muñequitas mimadas como ella — desde su lugar, el oscuro hombre con aún más turbias ambiciones admiró como la niña de cabellos rosados miraba al cielo con una expresión de súplica y anhelo —. Al primer batido de pestañas él le dará lo que ella quiera.

—Entonces el emperador tiene suerte de tenerlo a su lado, señor — el igual de tétrico subordinado sonrió confiadamente —. Porque usted no lo permitirá...

Tal vez no fuera parte de los más allegados al emperador, pero definitivamente gozaba de una posición que le permitía tener voz y voto en ese tipo de situaciones, misma que iba a usar para mover los hilos del trío de personas antes mencionadas como el experimentado manipulador que era.

Cual titiritero con sus marionetas.

—Voy a apretarle las tuercas a ese pequeño ángel hasta que no tenga más opción que traicionar a su amado Uchiha — como si lo hubiera escuchado, la dama en tierra firme se giró en su dirección y, por un pequeño instante, él olvidó que desde las alturas era imposible que ella lo viera y mucho menos que captara sus intenciones a través de su ambiciosa mirada —. O hasta que me canse de ser amable y los elimine a ambos.

...

NOTAS FINALES:

Creo que me tarde bastante más de lo esperado porque he andado un poco ocupada con otras cosas en mi vida fuera la escritura, me disculpo.

Aunque también admito que me ha pegado un poco el síndrome del hijo favorito y como "The Lord And The Lady Of The Building" es más sencillo de llevar y ha tenido mucho más apoyo, pues la mayoría de mis ganas de escribir se van allá.

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De cualquier manera, quiero agradecerles millones por estar aquí y brindarme motivación, en serio lo aprecio muchísimo, porfa sigan aquí hasta el final.

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No se olviden de comentar que les pareció el capítulo de hoy y de continuar al pendiente para lo que viene porque...

Es todo lo que puedo decir por ahora, así que nos vemos en la siguiente actualización bye!