HONNE

Los verdaderos sentimientos y deseos de una persona.

DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.

Capítulo 10. Sola y perdida.

Si bien Sakura había aceptado ser presentada ante el consejo y asumió con responsabilidad las consecuencias que eso le traería, no esperó que el momento de reunirse con ellos a solas fuera ser casi inmediatamente después de conocerlos.

Uno a uno comenzó a invitarla a tomar el té, compartir una comida o jugar algún juego de mesa, sin darle oportunidad de negarse o posponer dichas reuniones. Así pues, terminó pasando tiempo con varios desconocidos junto a los que no podía evitar sentirse incomoda, esto a pesar de que la mayoría eran amables y no la cuestionaron demasiado sobre su relación en Kakashi.

Lo cierto era que su desconfianza hacia esas personas de alto estatus no solo venía de las advertencias de su madre y prometido acerca de las dobles intenciones con las que éstos estaban acostumbrados a actuar, sino también venía de su propio instinto de supervivencia llenándola de alarmas y aflicción cuando estaba con ellos.

Aunque ciertamente prefería reunirse cien veces con el más complicado y antipático de los miembros del consejo que con la que persona que esa noche la había invitado a tomar el té.

Para su buena suerte no estaban solos en aquella habitación, sino que el hombre habría mandado traer una hermosa y amable geisha para acompañarlos.

—Recuerdo que solían gustarte mucho cuando eras niña, así que considera a Anko como un regalo temporal — Madara señaló con una simpática sonrisa, aunque a Sakura le desagradó la manera en la que se refirió a la dama presente, como si fuera un juguete o un simple objeto de valor.

—Muchas gracias por acompañarnos señorita — la pelirrosa se dirigió a la mujer con gentileza.

—Yo soy quien le agradece por conocerla señorita Haruno — la geisha de cabellos púrpura y ojos marrones le sirvió el té con la maestría propia de su oficio al tiempo que le daba una mirada llena de admiración —. Madara-sama me dejó fascinada cuando me describió su belleza y debo decir que ningún relato podría hacerle justicia.

—Sakura siempre ha sido una criatura encantadora, la conozco desde el día que nació y nunca dude que sería una mujer hermosa cuando creciera — Madara tomó la palabra antes de que la pelirrosa pudiera agradecer el cumplido de Anko —. Solía molestar a mi sobrino mencionándole la larga fila de pretendientes que tendría en el futuro. Eso siempre conseguía que hacerlo refunfuñar y ponerlo de mal humor el resto del día.

—¿Tiene un sobrino Madara-sama?

—Sí, su nombre es Sasuke y también es el amigo de toda la vida de nuestra Sakura — al escucharlo mencionar a su prometido, un intenso escalofrió recorrió la columna de la doncella de ojos verdes —. En realidad, Anko, ellos dos estaban destinados a estar juntos. Nacieron el mismo día con apenas unas pocas horas de diferencia y su unión es tan fuerte y cósmica que el infortunio se ciñe sobre los que los conocemos cuando tienen conflictos o descontentos.

—¡Vaya! ¿En serio, Haruno-san? — con los labios apretados en una mueca, la mencionada asintió trémulamente —. Eso suena a una historia salida de un libro de cuentos.

—Pero es totalmente real Anko, de hecho, es por eso que me sorprende que estés aquí y no con él, Sakura — el hombre la miró con cautela e intriga, lo que hizo que la pelirrosa tragara saliva sintiéndose de repente acorralada —. Sé que fuiste convocada pequeña, pero... ¿Él te dejó venir, así como así?

La Haruno se tomó un par de segundos para reflexionar sus palabras antes de responder. Por lo visto Madara pensaba fingir que no había sido él quien la había mandado llamar al palacio en primer lugar, así como el no saber nada de lo que pasaba entre ella y su sobrino. Ella tendría que seguirle el juego si quería ver qué tan lejos pensaba llegar el hombre en sus mentiras.

Después de todo se encontraban en presencia de una tercera persona que podía serles de ayuda para evitar que cualquiera de los dos revelara sus verdaderas intenciones.

—Sí señor, él no es alguien que se imponga en los demás... Usted ya lo conoce.

—Cierto, aunque bueno, yo conocía al pequeño Sasuke, no tengo idea de si ha cambiado ahora que ya es un hombre — Madara tomó un sorbo de su té luciendo impasible, aunque luego volvió a dirigirle una extraña mirada a la chica frente a él. Una que quería comunicar pesar y arrepentimiento, pero que no logró hacer que Sakura se la creyera ni un poco —. No puedo negar que dejarlo atrás es una de las cosas de las que más me arrepiento en la vida.

—Oh Madara-sama ¿Tuvo que separarse de su querido sobrino por la fuerza? — Anko lo cuestionó con un falso tono de voz triste.

—Más o menos sí, es una historia compleja que nunca he podido compartir con él. Pero quizá, teniendo aquí a una parte importante suya debería aprovechar para contarla — muy en su papel de hombre sufrido, Madara se dirigió a la joven con voz insegura —. Sé que les debo explicaciones a ambos asi que... ¿Podrías escucharme, por favor?

La Haruno no pudo evitar fruncir el ceño, ligeramente confundida ¿En serio iban hablar de eso con tanta libertad enfrente de esa desconocida? Al principio se sintió renuente a aceptarlo, aunque luego, cuando recordó que Madara solo iba a decir una mentira tras otra para intentar justificar sus actos, reconoció que ese detalle no tenía ninguna importancia y asintió con seguridad.

—Adelante señor...

—Ese día Sakura, el día que perdí todo y me vi obligado a desaparecer por mi bien y el de los que me rodeaban, todavía permanece vivido en mi memoria y no dejaré de recordarlo jamás. Fugaku y yo habíamos sido invitados a una reunión con un importante socio que también era amigo cercano de los dos. Itachi decidió acompañarnos y como no era la primera vez que lo hacía no le vi ningún problema — el hombre soltó un pesado suspiro y frunció el ceño —. Pero ojalá le hubiera pedido quedarse con su madre y hermano... Se suponía que debíamos regresar a Tokio esa misma noche, sin embargo, ya era muy tarde por lo que nos pidieron quedarnos y no tuvimos de otra que aceptar; solo que... Cuando estábamos descansando fui despertado por una serie de gritos que inmediatamente reconocí a quienes pertenecían.

Escuchándolo con mucha atención, Sakura lo miró a los ojos intentando leer sus emociones a través de sus mentiras, pero, aunque era sencillo para ella ver que Madara no se sentía en lo absoluto afligido por recordar aquella situación, su actuación era lo suficientemente conveniente para que Anko se la creyera.

—Eran su hermano y su sobrino — la geisha adivinó cubriéndose la boca con elegancia en un gesto de conmoción.

—Sí, la casa completa en la que nos hospedábamos estaba incendiándose y para cuando logre llegar a donde mi hermano e Itachi dormían ya era demasiado tarde. Estaban consumiéndose en el fuego todavía recostados sobre sus futones... — Sakura nunca había sabido los detalles detrás de aquella tragedia y sintiendo que eso último podría ser la única verdad dicha por Madara, su cuerpo se estremeció por completo y tuvo que luchar por serenarse y no llorar. Siempre consideraría a Fugaku e Itachi como su familia y saber que murieron así era sumamente doloroso —. Intenté salvarlos aun cuando sabía que ya no había cómo, pero luego fui arrastrado lejos por un grupo de hombres a quienes nunca pude verles las caras y me llevaron afuera de la casa rápidamente. Pensé que intentaban ayudarme, pero luego comenzaron a darme una paliza sin ninguna explicación.

Nuevamente el hombre hizo una pausa para analizar qué expresión tenía la pequeña joven de cabellos rosados. Seguía siendo la misma niña sensible y crédula que una vez conoció y la forma en que sus labios estaban apretados, así como el temblor de manos sobre su regazo, indicaban que estaba tragándose toda su mentira.

—¿Después que pasó? — Sakura lo cuestionó con un hilo de voz.

—Cuando terminaron de golpearme me dejaron tirado esperando que las llamas me consumieran a mí también. Pero conseguí escapar y alejarme lo suficiente hasta que las autoridades llegaran... Sin embargo, cuando lo hicieron me sorprendí de haberlos visito sacar tres cadáveres calcinados y aun a la distancia los escuche llamar por mi nombre a uno de ellos — poco a poco el tono con el que Madara hablaba comenzó a oscurecerse igual que su mirada en una teatral rabia falsa —. No cuestionaron a nadie sobre quién era yo, ni mi hermano, ni Itachi. Los vi simplemente tomar al azar los cuerpos y nombrarlos sin darle mucha importancia al asunto. Eso me llenó de impotencia y resolví que no podía confiar en la policía.

—¿Entonces qué fue lo que hizo Madara-sama? — Anko no podía contener su curiosidad con la misma efectividad que Sakura.

—Escape a donde vivía un amigo de confianza y le conté todo. Él me ayudó a planear lo que debía hacer en adelante y ambos concluimos que lo mejor era dejarlos darme por muerto mientras yo intentaba resolver el crimen por mi cuenta. Es por eso que estoy aquí Sakura... — la mencionada se puso firme en anticipación y guardó silencio para contener sus ganas de gritarle a la cara que era un terrible mentiroso —. Sé que aquí encontraré las respuestas que busco y conseguiré dar con los culpables. Solo que... En cinco años que llevo aquí...

—No ha logrado encontrar nada — la pelirrosa concluyó por él.

—No y comienzo a tener miedo de nunca hacerlo. Hay ocasiones en las que la culpa y el dolor son más fuertes que mi resiliencia y me torturo con cosas como el qué hubiera pasado si también Mikoto y Sasuke nos hubieran acompañado o si yo también hubiera muerto y no quedaran testigos de lo que sucedió — en ese momento, fingiendo que sorbia por la nariz y tomándose el cabello con desesperación, Madara había llegado a un nuevo nivel en su actuación que incluso se ganó una palmada en la espalda de parte de Anko. Aunque la Haruno se mantuvo quieta e impasible —. No sabía si mi cuñada y mi sobrino estaban en peligro así que los he estado cuidando desde las sombras para no ser un problema y en serio estoy muy agradecido con tu familia por haber cuidado de ellos todos estos años. En especial con tu padre.

No supo exactamente por qué, pero la mención de su progenitor encendió una indignación aún más intensa en Sakura que seguro pudo haber sido vista en sus enrojecidos ojos por un par de segundos. Lo había pensado por horas, días y todas las noches antes de dormir. Si la familia de Sasuke había sido asesinada en circunstancias que de alguna manera apuntaban a Madara como el culpable, era posible que también tuviera algo que ver con la muerte de su padre.

Su amado e inocente padre.

En su regazo sus manos se apretaron contra la tela de su kimono, arrugándolo en el proceso y para el espectador casual eso no habría sido más que una expresión de dolor por el relato de su interlocutor. Aunque en realidad lo que la pelirrosa estaba haciendo era tratar de contener su rabia.

—Entiendo señor, lo lamento mucho... — pudo fingir muy bien un tono de voz triste. Tal vez porque sí sentía así, a pesar de también estar enojada.

—Sé que mi sobrino debió sentirse especialmente solo y confundido todo este tiempo y créeme que si pudiera habría ido con él a contarle todo, pero... No quería ponerlo en peligro y sabía que con ustedes estaría a salvo — por supuesto, la perdición de su prometido hubiera sido tener la tutela de ese insano hombre en circunstancias diferentes —. Además de que tú y él nunca pueden estar separados mucho tiempo.

—No... — ella sabía por dónde iba y no le gustó la forma en que el hombre comenzó a sonreír con diversión mezclada con curiosidad.

—Por eso no pensé que fueras a terminar aquí Sakura, en cambio, siempre creí que estarías con él. Que te casarías con él y que para este tiempo incluso ya hasta tendrían unos cuantos hijos — a pesar de que intentaba bromear, ese fue el momento en que la doncella más tuvo que aparentar que no quería atravesarle una flecha en el cráneo por todo lo el daño que había hecho —. Siempre pensé que estarían juntos hasta que la muerte los separara...

Esa noche después de esa reunión, Sakura no fue a dormir a su hora usual, en cambio se quedó a entrenar hasta entrada la madrugada, para canalizar su profundo odio y llorar libremente a solas.


Tras contarle lo ocurrido aquella noche a Kakashi, el hombre accedió a permitirle pasar un par de días en su casa de Tokio. Eso sí, dejándole muy en claro que tendría gente vigilándola de cerca y que esperaba un compromiso total de su parte respecto a no meterse en problemas.

Así entonces la pelirrosa había aprovechado su visita para tres cosas: intentar acceder a información sobre Madara a través de Mikoto, llenarse de la presencia de su madre para tomar fuerzas y seguir adelante con su vida en el palacio y visitar a Ino, quien recientemente había dado a luz a su primer hijo.

Un hermoso niño idéntico a su madre y que en ese momento dormitaba en los brazos de su tía de cabellos rosados tranquilamente.

—Nunca había visto un bebé tan lindo en toda mi vida Ino — Sakura comentó mientras acariciaba la mejilla del infante.

—Lo sé, todavía no puedo creer que sea mío, que haya salido de mí y que este aquí con nosotros — la joven madre respondió abrazando a su amiga por la espalda al tiempo que juntas contemplaban al nuevo integrante de la familia Yamanaka —. Muchas gracias por tomarte el tiempo de venir a vernos, debes estar muy ocupada en el palacio.

Su tono de voz era evidentemente juguetón, dándole un doble sentido a sus palabras que hizo enrojecer a la pelirrosa. Ino era de las pocas personas que tenían conocimiento del hecho de que ahora era la concubina del emperador, pero no tenía idea de otras cosas más esenciales como que en realidad Sakura estaba decidida a casarse con Sasuke y que no estaba teniendo ni tendría intimidad con el emperador.

Esa no era la primera broma que hacía aludiendo a eso desde que apareció en su hogar y con cada mención que hizo respecto a su recientemente "estrenada" vida sexual, la Haruno comenzó a llenarse poco a poco de una incertidumbre que la hizo sentirse necesitada de aclarar que seguía siendo virgen.

—Ino, para con eso. No tienes idea de lo que estás hablando.

—¡Claro que sí! Tengo un hijo ¿Ves? — señaló con una expresión de obviedad.

—No me refiero a eso, es que... E-es que yo... — su voz comenzó a temblar y sintió que no podía continuar con su confesión. Para su buena suerte Ino rápidamente captó lo que quería decir.

—Tu no lo has hecho aún ¿Verdad? No te has acostado con el emperador — ella misma se cubrió la boca conmocionada al ver que su conjetura era la correcta —. ¿Pero por qué? ¿A él no le gustan las mujeres? ¿O ya está enamorado de alguien más? Porque dudo que sea porque es incapaz de sentirse atraído por ti.

—Eso no importa Ino, el punto es que no lo he hecho y por eso quiero que dejes de hacerme cuestionamientos o malas bromas — Sakura reclamó firmemente mientras regresaba al pequeño a su cuna para que pudiera dormir lejos de las discusiones del par de mujeres.

—Vale, lo siento. No lo volveré a hacer — la Yamanaka levantó ambos brazos en señal de rendición, aunque luego los envolvió en la cintura de su amiga y la arrastró hasta el porche para poder conversar —. Pero a cambio te pido que me dejes hacer una cosa.

—¿Y eso es?

—Darte consejos para cuando el momento llegue — apenada por la idea de tener esa conversación con su pervertida amiga, Sakura intentó levantarse para irse, sin embargo, Ino no se lo permitió —. Vamos, hay muchas cosas que tienes que saber y cuando te aconseje ir a la corte del emperador y me entere que habías sido seleccionada me sentí realmente mal por no haberte ayudado a prepararte para tener sexo e informarte sobre lo que todo eso conlleva.

—No te preocupes, estaré bien.

—¿Vas a decirme que no tienes dudas que te atormentan cuando estás sola pero que te da demasiada vergüenza pedir a alguien que te aclare? — la rubia consiguió medio convencerla de quedarse con ese argumento y antes de que Sakura pudiera intentar negarse con más firmeza a recibir información útil, Ino se apresuró a hablar —. Voy a hacer esto lo más fácil para ti posible porque te conozco y sé cómo funciona tu mente y corazón mucho más de lo que sabes tú. Así que imaginemos que no es con el emperador con quien vas a tener tu primera vez... Sino con Sasuke.

—¿Con Sasuke-kun? — preguntó en un hilo de voz más que nada para asegurarse de que había escuchado bien.

—Siempre lo has amado y sé que esperabas que fuera él con quien finalmente llegaras a estar... Dime Sakura ¿Tú y él nunca han...? — la rubia vio interesada como su amiga se mordió el labio inferior meditando su respuesta, pero se contuvo en emocionarse para que se animara a hablar.

—Nos hemos besado varias veces y yo... Y-yo lo he dejado tocarme — eso era más información de la que Ino se esperó recibir y por el furioso sonrojo de la chica no tuvo dudas de que decía la verdad.

¿En qué momento había sucedido aquello? Hasta donde ella se había quedado, esos dos seguían negándose a confesar sus sentimientos y trataban de mantener solo una relación de amistad a pesar de la distancia.

—De acuerdo ¿Dónde te tocó? — nuevamente tuvo que contener una exclamación cuando Sakura le explicó que había sido en todas partes menos en su zona intima —. ¿Y cómo te sentiste?

—Demasiado bien, quería que continuara, pero al mismo tiempo tenía demasiado miedo de hacerlo — admitió bajando la mirada a su regazo.

—Es normal, estoy segura de que, en otras circunstancias, dígase por ejemplo su noche de bodas, hubieras podido entregarte a él completamente ¿No? — sin dudar, Sakura asintió con la cabeza —. Pero estas atrapada con otro hombre que espera algo de ti que tú solo quieres darle a Sasuke. Esa excitación que él te hace sentir también está plagada de sentimientos y por eso es tan fuerte.

—En ese momento más que nada eran mis instintos queriendo dejarse llevar. Nunca había sentido algo así y a través de la mirada de Sasuke-kun vi que su deseo por mi cuerpo era más imperioso que el de tener mi amor.

—La pasión entre ambos siempre fue desenfrenada y evidente hasta en las cosas más sencillas, así que es de esperarse que su química sexual sea igual — Ino se cruzó de brazos y cerró los ojos en una pose sabionda —. Hay otras formas en las que puedes estar con él sin necesariamente dejarlo penetrarte ¿Sabías? ¿Por qué no la próxima vez que se vean hacen eso?

—¿Con eso t-te refieres a...? — su amiga asintió completamente decidida.

—Déjalo desnudarte y tocarte en todas partes, con su boca y sus manos, sin ninguna restricción y tú haz lo mismo con él.

Internamente Sakura sintió ese extraño fuego en su vientre al imaginar hacer eso con el hombre que amaba como un preámbulo a lo que finalmente podrían hacer cuando estuvieran casados... Aunque, si bien Ino exponía esa sugerencia ignorante del hecho de que en realidad estaban comprometidos, nada le impedía no llevar el acto sexual con Sasuke hasta el final.

Si ella quería y él también, podían entregarse el uno al otro antes de su boda, dejando de lado los preceptos tradicionales respecto a la unión entre un hombre y una mujer. Eso era algo que la misma Ino y su esposo Sai habían hecho antes de contraer matrimonio y seguramente había muchas parejas en el mundo que también lo habían hecho. Claro que tenía cierta ilusión sobre llegar a perder su virginidad una vez que fuera su esposa tal y como su antes mentalidad infantil tanto se imaginó, pero ahora que había probado lo carnal del acto sexual y lo esperaba con tanta desesperación ya no quería darle tanta importancia a eso.

—Sasuke siempre te ha amado más de lo que tú lo quieres a él y es bien sabido que haría lo que sea por ti, así que si le pides que este contigo no dudará en hacerlo — Yamanaka continuó elaborando su sugerencia —. Te aseguro que ni siquiera tendrás que seducirlo para conseguir que te haga el amor.

—¿Y si en realidad sí tengo que hacerlo? — Sakura cuestionó con una palpable inseguridad en su voz y su rostro, aunque para su buena suerte tenía alguien completamente dispuesto a ayudarla e instruirla.

—Pues entonces pondrás en práctica un par de trucos que sí o sí te van a funcionar.

Fácilmente estuvieron hablando de esos temas por un par de horas más y para cuando Sakura salió de la residencia Yamanaka, se encontraba tan apenada por haber tenido que recurrir a buscar ayuda para afrontar su vida sexual, como segura de que al menos ya no era tan ignorante como antes.

Se sintió tan motivada y segura de sí misma que ahora tenía el valor suficiente para hacer la última cosa que le faltaba por cumplir en su lista de deberes en Tokio: hablar con Mikoto Uchiha.

Desde que se fue a vivir al palacio, la señora de cabellos oscuros había estado viviendo con Mebuki en casa de los Haruno, así que Sakura pidió a su madre que las dejara a solas para intentar razonar con ella con todo el tacto y concentración posibles.

—Mikoto-san...

—¿Si, mi pequeña princesa?

Ese era un mal inicio, cuando la llamaba así significaba que la estaba visualizando como la niña de ocho años que alguna vez fue. Aunque rápidamente a la pelirrosa se le ocurrió que podría tratar de aprovecharse de eso.

—Mikoto-san, me gustaría saber cómo conoció a la familia de su esposo — frente a ella la mujer de mirada siempre perdida reflexionó un momento.

—El mío fue un matrimonio arreglado... — esa sola frase tan reveladora puso alerta a Sakura inmediatamente. No tenía idea de eso y hasta donde sabía su prometido tampoco —. Recuerdo que mis padres me llevaron a ver a los Uchiha y me presentaron a los dos hijos de la familia: Madara y Fugaku.

En los siguientes minutos, Mikoto comenzó a relatarle como, contrario a lo que se acostumbraba, a ella sus padres le permitieron escoger con cuál de los dos quería casarse y cómo no dudo en elegir al menor de los hermanos debido a lo inquieta que siempre la había hecho sentir el mayor.

Ella lo explicó como algo parecido a inseguridad y cautela y mencionó que nunca pudo compartirlo con nadie pues su esposo era muy unido a su hermano y no quería molestarlo haciendo algún comentario que pudiera tomarse como ofensivo hacia él.

—Siempre he preferido guardar distancia. Madara es un buen hermano y un tío cariñoso, pero sé que tal vez me guarda rencor por no haberlo elegido como mi esposo — aun cuando esa era la conversación más fluida e interesante que había tenido en años, Mikoto conservaba su semblante lejano y sus palabras no venían cargadas de ninguna emoción.

—¿Pero no confía en él? — Sakura presionó un poco.

—Es inofensivo creo, pero, aun así... — aunque no completo su oración era obvio que, en efecto, no se fiaba de su cuñado.

—¿Y si le dijera que él es capaz de herir a su esposo y a Itachi-niisan?

La pelirrosa estaba segura de que Mikoto la había escuchado, no daba señales claras de ello, pero su prolongado silencio y la quietud de su cuerpo como si estuviera en transe parecían ser evidencia suficiente. Antes de volver a cuestionarla, la Haruno decidió esperar un momento más, comenzando a temer que la mujer ya se hubiera perdido en su realidad lejana a la de ella.

Algo que comprobó cuando la señora se levantó para irse.

—Sakura-chan, pequeña princesa... ¿Por qué no vas a buscar a Sasuke y les preparo algo muy rico de comer?

—Espere Mikoto-san — la doncella de ojos verdes fue hasta ella y la tomó de la mano tratando de disimular su creciente desesperación —. Por favor dígame, ¿Cree que Madara-san sería capaz de herir a los demás?

—Ve a hacer lo que te pedí, mi niña.

—P-pero... — antes de que pudiera seguir replicando, la mujer de cabello oscuro se soltó con fuerza de su agarre y le dio la espalda.

—Mebuki-san y yo ya te hemos dicho muchas veces que es de mala educación desobedecer a los mayores, Sakura-chan — sus frías palabras mientras se marchaba de la habitación dejaron muda a la joven e imposibilitada para seguirla —. Lo mejor es que te quedes aquí a reflexionar sobre tu comportamiento mientras te preparo de comer.

Y con eso dicho, la pérdida mujer cerró la puerta tras de ella, dejando en completo silencio y conmoción a la Haruno.

En medio de la habitación y aprovechado que estaba sola, Sakura se permitió mascullar e insultar, enojada consigo misma por no haber conseguido más información de parte de la señora Uchiha. Creyó que finalmente podría estar yendo hacia alguna parte en su investigación e incluso se imaginó que podría estar a punto de despertar a Mikoto del trance en el que llevaba sumida los últimos diez años, sin embargo, se había equivocado.

La madre de Sasuke seguía siendo todavía demasiado inaccesible como para solicitar su ayuda.

Aunque bueno, pensándolo bien no lo era completamente.

Después de todo había sido lo suficientemente cooperadora como para revelarle un dato que quizá podría explicar las motivaciones detrás del cruel asesinato cometido por Madara.

Cada vez estaba más convencida de que ese hombre era el criminal al que ella y su prometido habían maldecido desde que eran muy pequeños y fuera mucho o poco lo que lograra conseguir, ella seguiría luchando por ayudar a Sasuke a hundirlo.

No solo por su amor por él y el cariño que aún guardaba por Fugaku e Itachi, sino porque ahora reconocía como suyo ese intenso deseo de obtener justicia por la muerte de alguien demasiado cercano a ella.

Por su padre, Kizashi Haruno y toda la felicidad que le había sido arrebatada iba a llegar hasta las últimas consecuencias. Aunque eso implicara ir de frente contra Madara por su propia cuenta.


El viaje de regreso al palacio del emperador se le hizo tan largo a la pelirrosa que para cuando finalmente terminó, sintió que había envejecido un año entero en la espera.

Se suponía que había ido a visitar su hogar con el propósito de calmar su mente y tomar ánimos, pero le había ocurrido todo lo contrario, sintiéndose en cambio bastante desmotivada y preocupada por su realidad.

Estaba muy insegura respecto al camino que estaba tomando y el hecho de que eso no solo la afectaba a ella, sino que también podía traer consecuencias para los demás la hacía sentir mucho más miserable.

Todo lo que quería era darse un largo baño, comer, aunque fuera un poco e irse a la cama para dormir hasta la tarde del día siguiente, sin embargo, esos planes se vieron rápidamente hechos añicos cuando fue avisada de que tenía que reunirse con el emperador inmediatamente.

Con los labios apretados y los ojos a punto de lagrimear por su creciente estrés aumentando cada vez más, Sakura obedeció esa orden y se dirigió a ver a Kakashi para atender lo que fuera que el hombre quisiera decirle o tratar con ella. Con la suerte que estaba teniendo los últimos días probablemente serían malas noticias, pero no era como si negarse a escucharlas fuera a desaparecerlas, así que lo mejor era hacer su último esfuerzo por permanecer cuerda y firme al afrontarlas.

Ni siquiera le avisaron al emperador que la chica estaba afuera del salón donde se reunirían y simplemente le pidieron entrar. Aquel cuarto estaba sumido en la oscuridad, apenas siendo iluminado por una pequeña vela situada frente al peliplata que tomaba el té mientras la esperaba.

—Sakura, bienvenida de regreso ¿Qué tal ha ido tu viaje? — el hombre le sonrió con suavidad.

—El viaje ha ido bien, la visita no tanto... — ella fue sincera y se mantuvo de pie frente a la puerta temerosa de que si se acercaba a la luz su acompañante pudiera ver la expresión de su rostro.

—¿Hiciste todo lo que necesitabas hacer? — como respuesta la escuchó pronunciar una débil afirmación —. Pero aun así las cosas no salieron como esperabas ¿Verdad?

—No señor, últimamente a mi nada me sale bien — la voz de la pelirrosa apenas y fue un débil susurro, aunque al menos luego la hizo más audible —. Los últimos meses, todo ha estado mal conmigo y mi vida.

—Oh Sakura, no llores cariño, me rompe el corazón que lo hagas, ven aquí — Kakashi se puso de pie y extendió una mano en dirección a la doncella, sin embargo, ésta se mantuvo quieta en su lugar sin dar señales de querer obedecer —. Tienes razón en eso Sakura, tu vida está poniéndose bastante difícil y no te lo mereces. Lo siento...

—No tiene que disculparse, usted no me ha hecho nada — inconscientemente la chica se abrazó a sí misma luciendo todavía más triste y desvalida que antes —. Es solo que me siento demasiado abrumada y tengo miedo de quebrarme antes de poder salir de todo esto.

—Lo entiendo, pero aun así me disculpo por no poder prevenir que te pasara eso — por un par de segundos, algo parecido a la inquietud se hizo presente en los ojos oscuros del emperador como un reflejo de sus ocultos sentimientos... Realmente no quería hacerlo, pero ya no tenía otra opción —. Pero al menos he decidido hacer algo para remediarlo, aunque sea un poco.

—¿Eh? — confundida, la Haruno lo vio tomar la pequeña vela en el suelo e iluminar el fondo de la habitación.

Mostrándole así que había una tercera persona con ellos.

—Este es un pequeño regalo que te hago con la esperanza de que pierdas tu sonrisa...

—¿Sa-Sasuke-kun? — en primera instancia ella apenas y pudo nombrarlo, conmocionada e incrédula de que realmente estuviera ahí. Sin embargo, cuando lo vio dar dos pasos en dirección a ella no pudo contener un llamado a su nombre mucho más intenso y acorde a sus emociones —. ¡Sasuke!

En cuestión de segundos la dulce joven se encontró abrazando a su prometido mientras las pesadas lágrimas que había estado aguantándose por días caían de sus preciosos ojos. El Uchiha la sostuvo con fuerza contra su pecho y besó su frente al tiempo que le susurraba al oído unas cuantas cosas que Kakashi no pudo escuchar.

Para ellos el emperador se había vuelto invisible, causándole asi un enorme dolor que gracias a la oscuridad nunca sabrían que se había apoderado de su normalmente aburrido rostro.

Para ellos él no existía y no podía entrar en ese pequeño momento de reencuentro que tanto habían esperado debido al gran amor que se tenían.

Para ellos él no era importante y nunca lo sería, porque ya tenían todo lo que necesitaban estando uno junto al otro.

Necesitado de dejar de martirizarse siendo testigo de la unión de ese par de enamorados, el soberano salió en silencio de la habitación y antes de cerrar la puerta cometió el error de girarse una última vez para ver a Sakura.

Recibiendo así el golpe final con sus dulces labios siendo sellados contra los del hombre que tanto amaba y quien en ese momento abrió los ojos para mirarlo a él con algo que fácilmente pudo identificar como arrogancia y triunfo.

No era la primera vez que deseaba con todo su corazón ser otra persona, pero sí el momento en que más se sintió miserable por no poder ser Sasuke Uchiha.

...

NOTAS FINALES:

Sentí que nunca iba a terminar este capítulo! Últimamente he andado muy ocupada y el poco tiempo que tengo disponible se lo he dedicado a lo que me es más fácil escribir, que es "The Lord And The Lady Of The Building" pero no podía dejar esta semana sin, aunque fuera un capítulo, así que aquí estamos. Ganando como siempre jajajaja.

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Igual que siempre mil gracias por sus reviews y por estar disfrutando conmigo de esta historia. Últimamente he visto como el apoyo ha estado bajando bastante pero aun así les agradezco a los que siguen mostrándome su presencia con sus reviews, sus favs y demás. De cualquier manera, les pido que si les está gustando la historia me lo hagan saber de alguna manera (sobre todo dándole follows y favs a la historia, pues si me gustaría seguir creciendo) no les toma mucho tiempo y a mí me ayuda a seguir actualizando con esta constancia.

Nuevamente muchas gracias y nos leemos luego. BYE!