Kiri Namikase, ugh, feliz año nuevo super atrasado .
Vani309, para nada, pero eso es lo diverdito, no?
Shiho-Akemi, lo sabras cuando regresen a casa :3 Lo que te puedo decir es que no fue casualidad :P
Fnix de Plata, esta metido en lios, muchos lios .
Nada de Katekyo Hitman Reborn o Harry Potter me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparecerán más adelante en la historia.
Magic's Games
Capítulo 3
- ¡Tsuna-sama!, ¡aquí está todo lo que hace falta para el pequeño demonio grosero que tiene de mascota! – Gokudera exclamó sonriendo de oreja a oreja, enseñándole varias bolsas con los artículos escolares de la lista de Hogwarts, muy contento por haber logrado su cometido y muy claramente ignorando el desastre que había provocado.
Era un grandioso, pero terrible, desastre el que había provocado. Tsuna, en particular, no sabía si estar orgulloso o decepcionado por todo lo que estaba viendo, todo causado por nada más y nada menos que Gokudera. Columnas de humo por doquier, fuego en muchos edificios, gente corriendo, gritando, llorando, y una buena parte tratando de apagar el gran desastre, y un montón de niños asustados y escondiéndose en refugios improvisados… Alguien se había pasado con la dosis de dinamita el día de hoy.
- ¿Y tenías que volar media ciudad? – La verdad, estaba exagerando, pero aun así Gokudera se había más que pasado.
- Me amenazaron con palos extraños, tengo derecho a defenderme. – Gokudera se encogió de hombros, como si no hubiera hecho nada malo.
Ante esta respuesta, el único que no sudo frio o trato de esconderse detrás de algo fue el mismo Tsuna, quien tenía una cara de póker al ver todo el desastre.
- Bueno, vamos al banco, Harry necesita ser capaz de acceder a sus bienes por sí mismo. – No, no se iba a poner a solucionar todo el problema que había causado Gokudera. Además, nadie se metía con sus mascotas, así que se lo merecían. – Ni siquiera tengo idea de qué clase de vejestorio mal intencionado tiene el pobre Harry de guardián mágico que ni un buen hogar le pudo dar el muy desgraciado…
En otro lugar, Dumbledore estornudo y sintió un escalofrió subirle por la columna. El fénix chillo al ver esto, sintiendo algo de magia neutra proveniente de su dueño, preocupado.
- Tranquilo Fawkes, fue solo un estornudo. – Trato de tranquilizar el Director al ave sin mucho éxito.
- Tal vez alguien esté hablando mal de usted profesor. – Comento la profesora McGonagall, tomando otra taza de té. - ¿Alguna noticia sobre Harry, Albus?
Ninguno había podido relajarse totalmente desde que sabían que Harry estaba en manos de un psicópata desquiciado, y no ayudaba que todas las investigaciones y acciones tomadas para al menos saber cómo estaba el pobre chico no estaban dando resultados.
- Me temo que nada, Minerva… - Un suspiro profundo. – Este aparato es lo único que funciona, y no estoy seguro si deberíamos de creer que lo que nos dice es cierto o no en este punto… - Señalo un pequeño aparato que tenía un pequeño espejo atado a él en su escritorio. El aparato decía que Harry estaba más que bien, lo cual nadie creía.
Todos los demás intentos terminaban sin respuesta y en derivados de esto, incluso a veces decían que lo que buscaban no quería ser encontrado. Esto último era una estupidez, ¿pues qué chico no querría ser encontrado si estaba en manos de un psicópata demente?
En Gringotts, todos menos Tsuna se llevaron una sorpresa y un pequeño susto al ver tantas criaturas enanitas y con orejas largas, por no hablar de las malas caras que cargaban todos, como si fuera un muy mal día para ellos. Un gran grupo de ellos corría de un lado a otro, apagando fuego y sacando humo. Gokudera solo se disculpó levemente con Tsuna cuando recibió una mirada que decía: "¿Aquí también?". No era su culpa que uno de ellos saliera a regañarlo y lo asustara de sobre manera, provocando que múltiples bombas cayeran dentro del edificio.
-… Cualquiera pensaría que con tantas precauciones tomadas para un banco de oro habría al menos algo para apagar el fuego y algo para repeler las bombas. – Tsuna estaba muy irritado, falta de sueño, y solo quería llegar a una cama a dormir por un mes, pero aun así no podía evitar señalar la estupidez que veía.
¿Acaso el mundo mágico nunca había tenido que lidiar con dinamita antes o ni siquiera sabían de su existencia?, cada vez estaba más convencido que el mundo mágico de los humanos vivía en la edad prehistórica, si alguno de sus amigos o conocidos no humanos vieran esto estarían rodando en el suelo de la risa, o peor aún: ya lo hubiera más que pisoteado debido a la vergüenza que era ver esto. Y eso era algo que decir tomando en cuenta que las criaturas que estaba viendo en frente de él ni siquiera eran magos humanos.
"A Nii-chan le daría un paro al corazón si viera esto, y luego se reiría antes de pisotear alguien/algo en furia", pensó Tsuna ignorando olímpicamente las miradas de rabia que estaba recibiendo de los duendes, en especial de aquellos quienes ya habían visto a Gokudera. Gokudera, por su parte, observaba todo con curiosidad, al igual que los otros, solo que no le estaba parando a la rabia de los duendes-
- ¡TU! – Se acercó a paso rápido un furioso duende, magia lista para lanzar en una de sus manos.
Al ver esto, Tsuna sabía que si no hacía algo más cosas estúpidas y ridículas pasarían, pero la verdad prefería que pasaran. Las cosas eran mucho más divertidas de ese modo.
- Ma Ma, tranquilo-
- ¡¿TRANQUILO?!, ¡COMO TE ATREVES A-
- Creo que ha habido un malentendido aquí, señor duende. – La voz fue amable, política.
En este punto, Draco no pudo más y finalmente se desmayó en los brazos de Yamamoto quien lo había estado cargando desde que el chico entro en un estado de trauma al ver todo el fuego y el humo. Tenía que hablar con Tsuna para meter a el chico en tratamiento y con Gokudera para que no volara todo tan rápido, ya había traumado a un chico hasta el punto de hacerlo ver como un perro con rabia (había botado espuma por la boca en algún punto del todo el trayecto). Al menos Harry estaba maravillado y asustado al mismo tiempo, más la primera al ver lo calmado que estaba Tsuna (mayormente irritado).
- ¡MALENTENDIO! – Tal vez esa no fue la mejor manera de calmar al duende. - ¡COMO TE ATREVES A MOSTRAR TU ROSTRO DESPUES DE LO QUE HAS HECHO!, ¡Y USTED QUE DEMONIOS PRETENTE AL APARECERSE AQUÍ!
Por supuesto, Gokudera ni pendiente, estaba mucho más interesado en las formas esculpidas en las paredes, en los cimientos, y todos los objetos de apariencia extraña del lugar. Yamamoto solo rezaba internamente para que nada terminará muy mal, y eso incluía que el lugar pasara a mejor vida y/o que Tsuna se molestara de sobremanera… eso, y que no tuvieran un duende tan feo de mascota también. Harry solo se escondía detrás de Tsuna, tomándolo de un brazo, un tanto asustado ante el estallido del duende. Giotto, por su parte, solo estaba sudando frio, y temiendo que esto no terminaría para nada bien…
- Me temo que ustedes tienen en parte culpa por ni siquiera tener protección en contra bombas o el fuego. ¿Acaso están tan seguros de que esto nunca pudiera ser remotamente posible para tomar al menos una precaución?, esto es un banco, ¿no? – Sip, Tsuna estaba comenzando a molestarse. Eso era malo, muy malo. – Aparte, no sé porque están tan molestos, no paso casi nada, solo tienen que apagar todo el fuego, reparar algunas partes, limpiar, y volver a lo que hacían. Para haber tenido bombas aquí me temo que más bien casi ni les hizo nada, señor duende.
Quizás las plegarias no fueron lo suficientemente fuertes, porque Yamamoto estaba viendo el edificio en el otro mundo muy pronto. Solo habían venido a comprar los útiles escolares de los chicos, pero ahora habían secuestrado a uno, volado al menos la mitad de la zona, y ahora habían enfurecido a duendes de muy mal aspecto…
- ¡MOCOSO!, ¡ME-
- ¡Ni se te ocurra idiota! – Adiós lo civil del fantasma.
Con un suspiro y una cara aún más irritada que antes, Tsuna miro a Harry.
- Quédate aquí, vuelvo en un minuto. – Menos de la mitad de eso, pero detalles. – Yamamoto, quédate también y ponte cómodo. – El beisbolista llevaba a la otra mascota, y la maleta con todas las compras, lo cual era una bolsita alíen de bolsillo extra. – Y vigila que Fuuta no se vaya a tragar esos libros, ¿quieres?
Yamamoto pestañeo varias veces mientras que Tsuna se metía en la pelea que se había formado entre duendes y un fantasma. Honestamente se había olvidado de Fuuta, y viendo en donde se había metido al chico solo lo hacia reír: el chico estaba de lo más feliz leyendo unos libros que seguramente un duende había olvidado guardar en su debido sitio. Al menos Fuuta no estaba asustado o preocupado como ellos, al igual que Gokudera, quien ya se le había unido. Si tan solo hubiera algo parecido al béisbol en todo esto, estaría encantado de unírseles a esos dos…
-… Esto será interesante… - Murmuro Tsuna para si con mala cara al ver el circulo de invocación que se había creado, algo que los peleadores no se habían dado cuenta que había creado.
La pelea se detuvo mucho más rápido de lo que empezó: Tsuna estaba más que irritado en este punto y solo los congelo en el sitio, solo dejándoles la parte de la boca para arriba sin hielo, para que respiraran, lo oyeran, y lo vieran. No quería discutir con nadie, por eso les congelo la boca también. Sin darse cuenta, el resto de la población de duendes se asustó tanto ante lo que vieron que dejaron de estar molestos y cualquier intención de reclamar o pelear se evaporo, lo que hicieron fue llamar-intentar llamar a los Aurores… y quedo en intentar porque por alguna razón no quería funcionar el hechizo. En pocas palabras, estaban atrapados con un grupo de locos por solo Dios sabe cuánto tiempo…
- La verdad, me importa un carrizo lo que los tenga molestos. Ustedes debieron tomar las precauciones necesarias para el fuego las bombas, así de simple. Tarde o temprano esto hubiera pasado, de hecho, no sé cómo les ha pasado antes. – Un suspiro profundo. – Segundo, atacar a un cliente es una muy mala idea, ¿saben?, no sé en que estaban pensando, o quizás sean unos idiotas de primera, cielos.
Quizás era una buena cosa que no pudieran hablar y estuvieran tan atemorizados, aunque Tsuna no se había dado cuenta de lo último. Tsuna solo quería que el día terminara, tenía sueño.
- Tercero, es una muy mala idea mezclar magia con poderes fantasmales. – Tsuna señalo con el dedo el circulo de invocación justo detrás de el sin mirar, el circulo había crecido 5 veces su tamaño original.
Para cualquier criatura no experimentada con magia de las criaturas mágicas, es decir: no magos humanos, valga la redundancia, ese círculo mágico de invocación se veía exactamente como un circulo satánico o cualquier clase de rito demoniaco gracias a las luces, los efectos, y el sonido siniestro con el que venía incluido. La verdad, si fuera demoniaco seria muchísimo peor, los efectos serían tan tenebrosos que podrían hacer desmayar a cualquier persona si no se tenía cuidado. Así que, en pocas palabras, para todos los que estaban viendo el circulo de invocación menos los duendes más viejos, creían que estaban invocando al mismísimo diablo y ahora sí que tenían miedo por sus vidas, almas y solo Dios sabe que más.
- Cuarto, ¿en qué demonios estaban pesando en acercarse a un humano sin magia?, ¿un humano que no sabe nada de esto?, ¿lo que ustedes llaman muggle? – Tsuna suspiro profundamente otra vez, como si estuviera hablando con estúpidos. – Mas bien no pasó nada grave, solo les arrojo unas pocas bombas. – Una pausa, como si debatiera en sí debería o no decirles: - No sé si lo saben o no, pero ustedes meten miedo, son feos.
En cualquier otra situación, los duendes estarían muy molestos y ofendidos, pero en ese momento pues… estaban más asustados que otra cosa.
- Y, por último: la próxima vez que venga espero que actúen como verdaderos banqueros, porque esto es más que ridículo. – Otro suspiro. – La razón por la que vinimos aquí es porque quiero que le den acceso a Harry Potter a su legitima cuenta, no tengo llave ni nada, ni soy su guardián, y no quiero tener nada que ver con la cuenta a menos que Harry me lo permita. Sin embargo, quiero que él sea el único con acceso a la cuenta y que sepa todo lo que ha ocurrido con ella desde hace 11 años. Y por favor, no empiecen con otra estupidez, Harry ni sabía que tenía una cuenta bancara aquí con ustedes hasta el día de hoy, así que tampoco me empiecen a preguntar porque no sé qué decrepito vejestorio ha sido el que ha manipulado las cosas de Harry hasta el día de hoy, y si lo supiera seguramente lo estaría estrangulando en este momento.
En la oficina de Dumbledore…
- Parase que hoy no es muy querido por alguien, profesor. – Comento Hagrid, viendo como tosía el anciano mago. – O tal vez se ha refriado, ¿ha tomado algo para eso?
- N-No, estoy bien. – Camino por la habitación, buscando un libro. - ¿Conseguiste lo que te pedí?
- Si profesor, he traído las semillas, el abono, y los ingredientes de pociones que solicito señor.
- Gracias Hagrid, ¿qué tal Aragog? – Aun no conseguía el libro… ¿en dónde lo había guardado?
Devuelta al banco mágico…
- Aquí tiene su llave joven Harry… - El duende era uno nuevo, uno joven, y que no estaba tan asustado o intimidado como los otros debido a que: Tsuna tenía razón, sin importar lo que dijeran los otros. ¡El había dicho que había que poner medidas contra el fuego aquí arriba también!, ¿pero lo escucharon?, no. – Guárdela bien y no la pierda, ¿está bien?
- Muchas gracias señor duende… - Harry tomo la llave, y la guardo junto con un poco de oro que había tomado.
- ¿Señor? – Esta vez, el duende se dirigió a Tsuna, quien tenía una cara de pocos amigos, parecía que quería matar a alguien. - ¿Algo más en que lo podamos ayudar?
- Si pueden quitarle todo derecho de acceso a este viejo bueno para nada a la cuenta de Harry, de hecho, a cualquier cosa de Harry la verdad, y devolverle a Harry las cosas que le robaron, estaría más que encantado. – Esto lo dijo sin levantar la vista de los papeles que contenían todos los movimientos que se habían realizado los últimos 11 años.
- Podemos hacer lo primero sin falta señor, la segunda no tanto, pero podemos intentarlo. – Ofreció el joven duende amablemente. – Si se me permite preguntar, ¿cuál es su nombre señor?
- Tsunayoshi, pero puedes decirme solo Tsuna. – Suspiro y finalmente le tendió las hojas a Harry. – En un rato los descongelo, no te preocupes. – Se refería a la gente aun congelada y sin poder hacer nada de nada, incluyendo a un fantasma.
- ¿Tsunayoshi?, por causalidad… ¿Tsunayoshi Velden? – El duende ignoro como los demás lo miraron, tratando de decirle que se callara.
-… Velden era el apellido de Nii-chan… - Tsuna lo miro con cara de pocos amigos, pero realmente no estaba molesto. – Yo no tengo apellido, me temo, señor duende.
- Venga conmigo, señor. – Comenzó a caminar hacia una oficina cercana. – Usted también puede venir, joven Harry.
- ¿Segu-
- No veo porque no mascota. – Tsuna se encogió de hombros de buena manera.
