Nada de Katekyo Hitman Reborn me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparece más adelante en la historia.
Magic's Games
Capítulo 6
- Que aburrido, el mundo mágico no ha cambiado en más de un siglo… - Dijo una figura casi queriendo tirarle una piedra a alguien en la cara. – Bueno, los elefantes con dinamita son nuevos, pero no creo que sea por parte del mundo mágico en si… - Chasqueo los dedos. – Suficiente retraso, es hora de ver a mi lindo Tsu-chan~
En otro lugar…
- No me mires así, es tu culpa. – Tsuna sentencio sin emoción alguna, comiéndose una galleta mientras jugaba Mario Kart con los chicos.
La mirada de la otra persona se intensifico.
- No, no voy a liberarte hasta que cumplas los 10 días, es tu castigo abuelito. – Tsuna ni siquiera volteo a verlo.
Lo único que podía hacer el fantasma era dar miradas de muerte, de resto solo podía lucir lindo para todo el que pasara. Y por supuesto, como era de esperarse, en todo este tiempo había alguien que se sentía como si hubiera ganado la lotería y lo estaba disfrutando al máximo:
- Esta genéticamente comprobado que los rubios son idiotas~ - Canturrio cierto bebé demonio, tomando una taza de café bien cargado y leyendo el periódico. Por supuesto, lo que había dicho no era cierto, pero todo valía para hacerle la "vida" miserable a Primo. - ¿No era que eras un abuelito responsable y todo eso Primo?, ¿qué hacías entonces ensenándole a Tsu-chan como hacer invocaciones demoniacas?
En su prisión de hielo, Giotto ya había planificado la muerte misteriosa y "accidental" de al menos 3 personas. La primera era Reborn, sin duda alguna.
- Cometer un error así… - Reborn negó con la cabeza, divirtiéndose todo lo posible antes de tener que irse a hacer ciertos arreglos. – ay, ay, no parece algo propio de un jefe mafioso, en especial de Vongola, que vergüenza debe sentirse, es una lástima que los demás jefes no lo sepan, ¿no crees pequeño idiota~?
Sip, Reborn le había sacado y le seguía sacando todo el jugo posible al hecho de que por una vez Primo no podía hacer absolutamente nada, solo dar miradas de muerte y lucir lindo para el mundo. Finalmente podía devolvérselas todas~
- Me pregunto que pensara Nono si le cuento…
No solo era Reborn quien le estaba haciendo la vida de cuadritos al fantasma, pero era el que más lo estaba disfrutando sin duda alguna. Tsuna "olvido" mencionar que no era buena idea molestar de sobremanera a un fantasma, pero suponía que era algo obvio… se haría la guerra en cuanto medio soltara a su abuelito, eso estaba más que asegurado a estas alturas.
- El gran Primo Vongola, haciendo un error de principiante y siendo castigado por un niño… - Ah~, esto era vida~ - Para ser un jefe todo poderoso y sabio aun sigues siendo un niño~
Si las miradas mataran, Reborn estaría más que muerto desde el segundo día.
- ¿Qué vamos a hacer esta noche Tsu-nii? – Harry pregunto luego de llegar a la meta de segundo, no había podido ganarle a Tsu-nii esa ronda.
- Lo que hacemos todas las noches Pinky, a tratar de conquistar el mundo. – Dijo el vampiro seriamente, esperando a que llegara Fuuta… iba detrás de la ambulancia.
-… Eso no es lo que hacemos todas las noches Tsu-nii… - Aun así, fue bastante divertido.
- Yo iré a cazar, tengo hambre, y ustedes deberían aprovechar las vacaciones mientras puedan. – Eso le recordaba: - Mañana continuamos las lecciones sobre el no usar palos estúpidos, ¿de acuerdo?, les va a hacer mucha falta si todos esos idiotas usan palos.
En muchos lugares:
- ¡Achoooooo! – Eso fue seguido de un escalofrió y de unas ganas casi incontrolables de esconderse del mundo sin razón aparente.
De vuelta con Tsuna:
- Bueno, tengo que admitir que depender de una varita todo el tiempo es contraproducente… - Draco hizo una mueca, sus padres lo iban a matar. – Quiero decir, te la quitan, se rompe, la pierdes, que se yo, y estarás totalmente indefenso. – Y allí solo Dios sabría lo que pasaría contigo ante otro mago.
- Por no hablar de que parece incomodo… - Harry se encogió de hombros. - ¿Realmente es necesario tener una?, a la final no compramos eso…
Un minuto de silencio.
-… Sabía que se me había olvidado algo, se vienen conmigo ustedes dos. – Sipi, se le había olvidado los palos. – Tienen que tener un palo por si se ponen con más estupideces de lo normal, se me paso por completo.
Era un completo desperdicio, al menos en la opinión de Tsuna, depender de una varita. No era necesario, era solo una herramienta para facilitar las cosas… y los magos ahora las trataban como su único medio de hacer magia. Si no fuera porque temiera que fueran a hacer alguna estupidez solo porque dos de sus mascotas no tenían varita no pondría un pie de nuevo en el callejón Diagon, y mucho menos en un lugar lleno de palos inservibles…
-… Esto está yendo mucho más tranquilo de lo esperado. – Comento Harry feliz de la vida, tratando de ignorar como todos los presentes en el bus parecían querer estar en cualquier lado menos allí, incluyendo el conductor.
- Gao~ - Maulló lindamente Natsu desde la cabeza de su amo, actuando todo dulce y lindo.
Eso no engañaba a nadie, no después de haber conocido a ese mismo demonio mucho más grande que un verdadero león, en fuego, y cuya sola presencia era suficiente para incapacitar del miedo a cualquier persona normal. Verlo allí, era imposible no reconocer esas llamas ni ese maullido demasiado inocente para ser real, era como ver a la Parca. Tsuna no estaba ni pendiente, queriendo salir del problema cuanto antes, Harry admiraba las vistas, y Fuuta solo podía sudar frio y mentalmente pedirle a Dios que nadie fuera a provocar al vampiro o no saldrían bien parados… si es que salían vivos, en primer lugar.
Luego de al menos una hora, en donde hicieron huir a media población del lugar con solo su presencia y en donde los elefantes los acompañaron y les dieron una taza de café y unas galletas, se encontraron con el desastre que había quedado de la guerra en contra los zombis…
-… Tía Sakura… - Tsuna comenzó a sonreír de una forma que daba miedo. – Tía Sakura sigue aquí~
-… ¿Tía Sakura?
- Sip~ Tía Sakura~ - Esas eran buenas noticias, muy buenas noticias. – Ella es la única capaz de hacer algo así, se aburre fácilmente, tal y como yo. – Explico con una sonrisa de oreja a oreja. – Debe de estar buscándome, recibió el llamado~
-… Pero-
- Nuestra parada es allá, terminemos con esto de una buena vez para ir a casa. – Tsuna no iba a arruinarles la sorpresa. Sakura era especial, muy especial, y no lo perdonaría si revelaba más que su nombre.
Entraron a una tienda de aspecto muy antiguo… lleno de cajas y varitas. Solo ver el lugar le daba repulsión a Tsuna, porque sabía que los magos estaban usando una simple herramienta como su única forma de hacer magia, de resto no hubiera sentido nada más que irritación por estar en un lugar así. Fuuta y Harry estaban curioseando, sin duda alguna era un sitio muy extraño para ellos.
- ¿Señor?, ¿está por todo esto? – No hubo respuesta. Bueno, solo quedaba una cosa por hacer: – Natsu, por favor has los honores.
- Gao~ - El pequeño león tomo una respiración profunda, se preparó y… - ¡GGGRRRRRRRRRR!
¡Crash!, ¡smash!, ¡blam!, ¡crash!
-… Creo que acabamos de matar a alguien Tsu-nii. – Comento Harry luego de un momento de ver al viejo de la tienda en el suelo, un viejo que no se estaba moviendo y apenas respiraba.
- Sigue vivo. – Solo había se había caído de un sitio muy alto, estaría bien. Además, ¿quién demonios le manda a dormir a tal altura y teniendo la tienda abierta? – Oe, viejo, viejo… - Tomo un palo al azar sin mirar y comenzó a puyarlo. – Viejo, despierta viejo, no tenemos todo el día.
Fuuta se llevó las manos a la cara, en lo que parecía ser un acto que decía que no quería estar allí y/o sentía mucha vergüenza por lo que sucedía y no quería presenciarlo. La verdad… la verdad era que se tapó el resto para tratar de no reírse del pobre anciano, quien si no reaccionaba pronto terminaría con muchos moretones y quien sabe qué otra cosa. Tsuna no lo iba a matar, pero eso no quería decir que saldría completamente ileso…
-… Gao. – Maulló el cachorro de león, pensando en que podía hacer para ayudar.
Harry, por su parte, estaba tratando de hacer reaccionar al anciano moviendo su hombro, al mismo tiempo que trataba de no reírse del infortunio del pobre anciano. Cualquiera lo llamaría insensible al quererse reír por todo esto, ¿pero no se supone que era un mago?, debería de estar preparado para este tipo de cosas… en especial si era el vendedor.
- ¡AAAAAAHHHHHHHHHHHHH!
Los tres chicos hicieron una mueca mientras que Natsu solo camino hacia ellos de forma muy satisfecha, sonriendo de oreja a oreja, ignorando el grito y como el anciano socorría su trasero. Había solucionado el problema él solito, merecía un premio~
-… Bien hecho Natsu. – Felicito el vampiro, haciendo al cachorro ronronear. – Pero para la próxima vez, te aconsejo no morder el trasero de nadie, podría tirarse un gas o peor y realmente no creo que sea un buen lugar para poner tu boca, ¿no crees?
Adiós sonrisa, adiós satisfacción…
-… ¿Estará bien? – Harry en verdad no entendía que había pasado, el cachorro había salido disparado a limpiar su boca con la chaqueta de Fuuta como si su vida dependiera de ello.
- Si, cuando se le pase el trauma. – Tsuna se encogió de hombros, ignorando por completo como lo estaban mirando los chicos. – Oe viejo, venimos por dos palos.
Nada de: ¿se encuentra bien?, ¿necesita ayuda?, no, nada de eso. Estaba vivo, eso era lo importante, si no fuera así se vería obligado a tomar medidas drásticas para obtener lo que necesitaba.
- ¡¿Palos?! – Farfullo el anciano aun sobándose el trasero adolorido y moviendo un poco sus viejos huesos. Se sentía como si un centauro le hubiera pasado por encima varias veces. – Perdone, pero aquí no se venden palos… - ¿Quién rayos vendería palos?, eso era algo que cualquiera podía quitarle a un pobre árbol…
- Usted vende palos. – El niño que tenía en frente le respondió sin titubeo, luciendo más allá de aburrido. – Esto es una tienda de palos. – Señalo a un conjunto de varitas. – Esos palos.
-… Son varitas pequeño. – Corrigió suavemente el anciano. – Aun eres muy joven para una, ¿o quizás tus padres quieran ini-
- No es para mí, es para ellos. – Corrigió el chico como si nada, aun con esa cara de aburrimiento total y que decía que prefería estar en cualquier otro sitio menos allí.
El anciano paso su vista a dos chicos mucho más grande que el que le había estado hablando hasta ahora. Uno tenía el pelo marrón claro y tenía un gran libro en la espalda, tan grande que el anciano no estaba seguro de como podía cargarlo como si no pasara nada. El otro tenía el pelo negro, un tanto salvaje, y usaba gafas. Ambos chicos eran de piel clara, y estaban usando ropa muy extraña…
- Hola señor. – Saludo con una pequeña sonrisa el chico del libro gigante. – Hemos venido por nuestras varitas… - Pauso, inseguro. - ¿Se encuentra bien?, esa fue una gran caída, y Natsu tuvo que revivirle… - Acaricio al cachorro en sus brazos como si tratara de consolarlo.
- Gao… - El cachorro de león le enseño los dientes al anciano, amenazando con morderlo otra vez.
-… Que criatura mágica tan interesante… - Y peligrosa, muy peligrosa, pensó con algo de miedo. Seria minúscula, pero sus nalgas sentirían esa mordida por días.
- Es un demonio. – Corrigió el chico más pequeño, luciendo igual de interesado que antes.
- Pero que cosas dices niño, los demonios no existen. – El anciano ignoro, o trato, el repentino terror sin explicación que lo invadió. – Muy bien, muy bien… - Se acercó a un conjunto de varitas antes de tomar una y ofrecérsela a Fuuta. – ¿Con que mano coges la varita? – Fuuta alzo la derecha. – Muy bien. Nervios de corazón de dragón, hecho con la preciosa madera de un árbol de sauce, flexible, 24 centímetros. – Aprecio el anciano. Al ver que el chico no hizo nada luego de tomarla educadamente, agrego: - Solo agítala.
Fuuta arqueo una ceja, mirando a Tsuna de reojo. Tsuna solo le asintió levemente, mirando lo que sucedía con aburrimiento. Cuando Fuuta agito la varita, varias cosas estallaron y un extraño pez paso volando por la habitación hasta estrellarse en un montón de cajas.
- No, definitivamente no. – Miro entre otras varitas hasta tenderle otra al chico. – Caoba, pluma de fénix, 25 centímetros, robusta. Una varita buena para combates mágicos. – El anciano asintió para si al ver unas cuantas cajas salir disparadas hacia el otro lado de la habitación. – No, definitivamente esa tampoco. – Dicho esto, paso a buscar entre las cajas de los estantes en la parte de atrás.
Luego de muchos intentos…
- Interesante, interesante… - Tsuna realmente quería ponerle un tirro en la boca al anciano. – Caoba, 25 centímetros. Flexible. Núcleo de pelo de unicornio. Excelente para transformaciones… - Esa fue la que había elegido a Fuuta.
- Ahora a él. – Antes de que comenzara otra vez con lo de "interesante". – Fuuta, apártate ahora, y por todo lo bueno, espero que sea rápido Harry…
- ¿Harry? – El anciano se detuvo completamente. - ¿Harry Potter? – Tsuna se palmeo la frente, ¿era en serio?
- ¿Si señor?, ¿hay algún problema? – Esperaba que ninguno… - ¿Señor?
- La última vez que te vi fue con tus padres cuando solo tenias 2. – El anciano aparto las manos de la frente de Harry, una vez que vio la cicatriz.
- ¿Usted conocía a mis padre-
- ¿Quién no conoce este viejo Harry? – Interrumpió cierto vampiro rodando los ojos. - ¿No viste el letrero de antes?, este anciano ha vivido demasiado tiempo y de seguro le ha vendido varitas a medio mundo. – No, no quería oír mas, de verdad no quería hacerlo.
-… Si, conocí a tus padres Harry Potter… - Miro de reojo al vampiro al decir esto. - ¿Puedo preguntar quién eres tu niño?
- Tsunayoshi, pero puede llamarme Tsuna. – Rodo los ojos de nuevo. – Mire, no quiero estar aquí más tiempo del necesario, así que se ahorra la charla a un mínimo si valora la vida que lleva, ¿entendido?
-… Eres un niño muy interesante, harás cosas grandiosas, pero de aquí a saber si serán terribles o-
- Solo termine con su trabajo viejo. - ¿Por qué? – Harry quiere conocer más de su pasado, así que si va hablar al menos que sea algo productivo.
Si no fuera porque el chico termino mostrándole los largos dientes que tenía y flexionando sus garras como quien no quiere la cosa, Ollivander lo habría sacado del lugar, luego de darle una reprimenda. Pero el anciano no era estúpido, podía ver bien las señales: ese niño era un vampiro, estaba acompañado de dos magos (niños, pero aun así magos) y de una criatura mágica de gran calibre a pesar de su diminuto tamaño. Y él era solo un anciano a estas alturas… no iba a ganar si se desataba una pelea. Debido a esto, accedió a las demandas.
-… Me pregunto si… - Luego de tantos rechazos, tal vez… - Esta es una combinación poco usual, acebo y pluma de fénix, veintiocho centímetros, bonita y flexible. – Le tendió la varita al decir esto.
Cuando Harry la toco, paso lo mismo que le paso a Fuuta: una corriente de chispas rojas y doradas estallaron en la punta, las cuales parecían bailar por donde pasaban.
- Oh, sí, oh, muy bien. Bien, bien, bien... Qué curioso... Realmente qué curioso... – Fuuta y Harry se miraron, sin saber que pensar del repentino "curioso"…
- Perdone, ¿pero qué es tan curioso? – Harry le gano a Tsuna de preguntar.
- Recuerdo cada varita que he vendido, Harry Potter. – Tomo ambas varitas y las coloco en sus respectivas cajas. – Todas y cada una de ellas. – Se detuvo, contemplativo. - Resulta que la cola de fénix de donde salió la pluma que está en tu varita dio otra pluma, sólo una más.
A Tsuna no le gustaba a donde estaba yendo esto, en nada. De hecho, le arrebato la varita de Harry al anciano casi de inmediato.
- Y realmente es muy curioso que estuvieras destinado a esa varita, cuando fue su hermana la que te hizo esa cicatriz. – El anciano tenía la vista en Tsuna, sin entender que había pasado.
- Destinado mi trasero. – Siseo el vampiro antes de básicamente romper el corazón del anciano: saco la varita de su caja y la partió en dos, luego tres… y finalmente la incendio, sin dejar rastro de nada. – Ahora, busque otra que no tenga ninguna relación con otra varita, en lo absoluto, mucho menos con un psicópata asesino dictador que quiere matar a Harry solo por capricho. – Y para rematar: - Debería darle vergüenza, darle una varita así a un niño a sabiendas de que la hermana de dicha varita le pertenece a ese psicópata, a sabiendas de que algún día ambos se encontraran y ambas varitas resonaran entre sí, produciendo quien sabe que, incapaz de sobreponerse a la otra. – Lo regaño con un dedo. – Tirar a un niño a los lobos de esa manera, sin siquiera advertirle… - Tsuna se cruzó de brazos. – Ahora, otra varita, y vea que si sale algo como esto de nuevo no dudare en sacarle las tripas por la garganta.
Una hora más tarde…
- Otra de fénix, pero debo decir que la mía es más bonita Harry. – La nueva varita de Harry era un poco más larga que la de Fuuta, pero de la misma madera.
- Concuerdo, pero me gusta la que tengo. – Miro a su hermano mayor ahora. - ¿No crees que te pasaste un poqui-
- Mi prioridad es tu seguridad, al igual que el resto. – Tsuna bufo. – Si crees que sentiré compasión de un anciano te equivocas, y créeme que si algo hubiera llegado a pasarte por culpa de esa varita… no existiría esa tienda nunca jamás. – Amenazo, aun de mal humor.
Un minuto de silencio.
- Ne, Tsuna-nii… - Comenzó Fuuta cuidadosamente. - ¿Realmente es buena idea no decirle nada del zombi que está ejercitándose en su tienda?
- Tarde o temprano lo volverá a encontrar. – El vampiro se encogió de hombros. No se preocupaba mucho, en primera porque no era su problema, y en segundo lugar porque el anciano terminaría subiendo los estantes otra vez.
